lunes, 11 de enero de 2016

¡¡ VADE RETRO, SATANÁS !!






  Viviendo el Evangelio según El Espiritismo
   
                Lo que de gracia  recibisteis, dadlo  de gracia


En nuestra vida cotidiana, estamos acostumbrados a atribuir valor a las cosas materiales. Hablamos del precio de la vivienda, del coste de vida, de la inflación, del recorte de los sueldos, etc. Aunque no todos tengamos los mismos recursos económicos, el sentido de palabras como “caro” o “barato” es de fácil comprensión para la mayoría de nosotros. Caro es todo aquello que no nos podemos permitir habitualmente,barato son las cosas que podemos adquirir sin gran esfuerzo. Ambos conceptos forman
parte de nuestro día a día y es normal que así sea. Sin embargo,el hombre es un espíritu viviendo
como un ser encarnado. Su atención no bebe estar limitada a las cuestiones de la materia, sino que debe ampliarse al ámbito espiritual.
Quienes somos principiantes en el aprendizaje de las leyes universales solemos equivocarnos, porque
la escala de valores que usamos habitualmente en nuestra vida cotidiana, es totalmente inútil para los valores de la vida y el desarrollo espiritual. Quien desee ser el más grande, deberá practicar la sencillez extrema; al mal se debe retribuir con buenas acciones; siempre hay que dar sin esperar nada a cambio; y el que sufre será bienaventurado porque tiene en el sufrimiento la oportunidad de reparar el mal que hizo. ¿Por qué nos cuesta tanto comprender estos conceptos? ¿Por qué nos resultan tan contradictorios? Y lo más importante, ¿Por qué incluso cuando comprendemos estas leyes naturales, nos cuesta tanto vivir de forma coherente con lo aprendido?
En muchos casos, somos como los mercaderes que Jesús expulsó del templo, tratando las leyes espirituales como si se les pudiéramos poner precio. Los espíritus nos explican en el capítulo XXVI de El Evangelio Según el Espiritismo que Jesús condenó comerciar con las cosas santas en cualquier forma que fuere.
Lo primero que nos viene a la mente cuando leemos este pasaje,son los médiums que cobran por sus servicios o aceptan “regalos”.
La mediumnidad no es monopolio del espiritismo, pero los espiritistas sabemos que el comercio y la
mediumnidad son una mezcla que solo puede acarrear rescates dolorosos. La mediumnidad es una facultad que debe ser puesta al servicio del bien de forma gratuita y totalmente desinteresada.
Por las leyes de sintonía, el médium que pone precio a su facultad se une a espíritus desencarnados inferiores, caracterizados por intereses mezquinos.
En tal compañía, no sorprende que cueste entender que el que quiera ser el más grande, debe ser el más sencillo…
El trapicheo con la mediumnidad es una forma de mercadeo de las leyes espirituales que el Evangelio nos indica clara y explícitamente que no se debe hacer, pero hay otras formas de comercio que a muchos nos pasan desapercibidas y para las que debemos prestar atención. La vanidad, por ejemplo, nos tiende trampas constantemente. A ningún conferenciante espírita, monitor de clase o divulgador de cualquier humilde revista espírita se le ocurriría cobrar por su trabajo, pero podría estar esperando el aplauso, el halago o la devoción de los compañeros. Seguramente ningún trabajador de un centro espírita, bien sea en tareas de ejecución, coordinación o dirección, pensaría cobrar por sus servicios; pero podría esperar que la vida le resultara más fácil por colaborar con el bien, como si su recompensa fuera que se desvanecieran los obstáculos en su camino. Ningún espiritista aceptaría dinero por orar por los demás o por sus desafectos,pero ¿cuántos nos ilusionamos esperando la recompensa en forma de bonus hora en el futuro?
Jesús hechó del templo a todos los mercaderes de los temas espirituales.
La oportunidad de servicio debe ser aceptada en sí misma con gratitud porque nos redime, nos ofrece la ocasión para el rescate de nuestras deudas, que no son pocas ni insignificantes, solo hay que observar las penas a las que nos enfrentamos para darnos cuenta de ello. Hay que superar la impresión basada en que haciendo el bien ganaremos al cielo, cuando la verdad es que el trabajo humilde y desinteresado, allí donde se nos ofrece la oportunidad de servir, nos permitirá redimir el pasado.
La próxima vez que Jesús entre en el templo y nos encuentre allí, que sea buscando a Dios de todo
corazón y no traficando con los talentos que Él nos confió para nuestro progreso moral.

                     
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        UTILIDAD DE CIERTAS EVOCACIONES PARTICULARES

Las comunicaciones que se obtienen de los Espíritus muy superiores o de los que han animado los grandes personajes de la Antigüedad son preciosas por la alta enseñanza que encierran. Esos Espíritus han adquirido un grado de perfección que les permite abarcar una esfera más amplia de ideas, penetrar misterios que superan el alcance vulgar de la Humanidad y, por consecuencia, iniciarnos mejor que otros en ciertas cosas. De allí no resulta que las comunicaciones de los Espíritus de un orden menos elevado no tengan utilidad; lejos de esto: el observador extrae de ellas más de una instrucción. Para conocer las costumbres de un pueblo es necesario estudiarlo en todos los grados de la escala. Cualquiera que lo hubiese visto bajo un solo aspecto lo conocería mal. La historia de un pueblo no es la de sus reyes ni la de sus eminencias sociales; para juzgarlo es preciso verlo en su vida íntima, en sus hábitos privados. Ahora bien, los Espíritus superiores son las eminencias del mundo espírita; su propia elevación los coloca tan por encima nuestro que nos quedamos asombrados de la distancia que nos separa. Espíritus más burgueses (permítasenos esta expresión) nos vuelven más palpables las circunstancias de su nueva existencia. Entre ellos, el lazo entre la vida corporal y la vida espírita es más íntimo; la comprendemos mejor porque nos toca más de cerca. Al aprender con ellos mismos lo que han llegado a ser, lo que piensan, lo que sienten los hombres de todas las condiciones y de todos los caracteres –tanto los hombres de bien como los viciosos, los grandes y los pequeños, los felices y los desdichados del siglo, en una palabra, los hombres que han vivido entre nosotros, que hemos visto y conocido, de los cuales conocemos sus vidas reales, sus virtudes y defectos–, comprendemos sus alegrías y sus sufrimientos, nos asociamos y extraemos de los mismos una enseñanza moral tanto más provechosa cuanto más íntimas son las relaciones entre ellos y nosotros. Nos ponemos más fácilmente en el lugar del que ha sido nuestro igual que en el del que no vemos sino a través del espejismo de una gloria celestial. Los Espíritus vulgares nos muestran la aplicación práctica de las grandes y sublimes verdades, de las que los Espíritus superiores nos enseñan la teoría. Además, en el estudio de una ciencia nada es inútil: Newton encontró la ley de las fuerzas del Universo en el fenómeno más simple.
Esas comunicaciones tienen otra ventaja: la de constatar la identidad de los Espíritus de una manera más precisa. Cuando un Espíritu nos dice haber sido Sócrates o Platón, somos obligados a creer bajo palabra, porque no trae consigo un certificado de autenticidad; podemos ver en sus discursos si desmiente o no el origen que se atribuye: nosotros lo juzgaremos un Espíritu elevado, eso es todo; que en realidad haya sido Sócrates o Platón, poco nos importa. Pero cuando nuestros parientes, nuestros amigos o los que hemos conocido se nos manifiestan en Espíritu, se presentan mil y una circunstancias de detalles íntimos donde la identidad no podría ser puesta en duda: se adquiere, de alguna manera, la prueba material. Por lo tanto, pensamos que se ha de apreciar el hecho de ofrecer de cuando en cuando algunas de esas evocaciones íntimas: es la novela de las costumbres de la vida espírita sin la ficción.
Revista Espírita 1858
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                           La Codificación 

Muchos espíritas dicen que no disponen de tiempo para estudiar los libros doctrinarios. Entienden que basta escuchar a los guías en las sesiones mediúmnicas para aprender y progresar espiritualmente. A veces, sin embargo, esos mismos guías no tienen conocimiento, son espíritus tan ignorantes como sus propios protegidos. Recordemos la enseñanza del Evangelio “si un ciego guía a otro ciego, ambos van a caer al barranco”. 

Sabemos que vivimos en un mundo en fase de transición evolutiva, en el que proliferan espíritus agitados por nuevas ideas, deseosos de transmitirnos sus “revelaciones personales”. Debemos tener sumo cuidado, pues la responsabilidad espiritual es el mayor compromiso que tenemos adquirido en la existencia terrenal. Todos somos conscientes de la gran obra que se encuentra a nuestra disposición, y que solo la espiritualidad es capaz de haber desarrollado: “La Codificación”. Tenemos aquí un manantial donde todos debemos beber una y otra vez, siempre que tengamos necesidad de saber. 

Nos dice el espíritu de Emmanuel en “DERROTERO”, obra psicografiada por Francisco C. Xavier: “Seguramente con el Libro de los Espíritus las conclusiones filosóficas han alterado tu visión del mundo. Ahora admites la inmortalidad del ser”. Efectivamente, nuestro despertar nos induce a hacerles llegar a aquellos que conviven con nosotros, que se encuentran a nuestro lado, el “descubrimiento”. Porque hemos encontrado explicación para tantas y tantas incógnitas que nuestra mente albergaba, esclareciendo así las sombras de nuestras preguntas sin respuestas. ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Para dónde vamos? y ¿Por qué estamos en la Tierra? Pasar por el “Libro de los Espíritus” sin analizarlo detalladamente sería desaprovechar el conocimiento filosófico que nos es necesario para nuestra formación. Debemos estudiarlo detenidamente para hallar en él una de las bases de nuestro progreso. Y progresando nosotros haremos progresar a nuestros seres queridos con el ejemplo. 

Las instituciones espíritas deben convertirse en casas de formación, aplicando cursos, además de las reuniones públicas evangélicas y doctrinarias. Nos dice el espíritu de Joana de Angelis que los Centros Espíritas son “células cristianas” que esparcidas sobre la Tierra sirven de Hospitales para el alma y donde se imparte conocimiento y saber. Es aquí precisamente donde la mediumnidad debe ser estudiada, analizada y desarrollada. 

“El Libro de los médiums”, la base científica del Espiritismo, nos hace comprender los problemas de la mediumnidad, sus consecuencias y sus soluciones. Debemos profundizar sobre esta materia de forma muy especial, pues todos sabemos de las necesidades que nuestros hermanos tienen del auxilio mediúmnico, por encontrarse muchos de ellos con problemas psicológicos que solo a través del tratamiento espiritual les rescatará de patologías psíquicas, que la medicina oficial no lograr reparar. Recordemos que los existencialistas franceses de los años 30/40 del siglo pasado lo llamaron “la angustia de vivir”. 

Una dedicación especial sobre este tema, nos dará una dimensión necesaria de entendimiento para comprender el animismo, la obsesión y la fascinación, circunstancias por las que se pueden caminar al encontrarnos inmersos en el Mundo Espiritual. Debemos cultivar nuestro huerto para alcanzar la cosecha del saber, pero de casi nada nos serviría sino supiésemos aplicarlos cristianamente. Los Espíritus en diferentes países y con la intervención de diferentes médiums, nos legaron a través de sus instrucciones, que son “las voces del cielo” “El Evangelio según el Espiritismo”, que viene a iluminarnos. Esta obra es para uso de todos; cada uno puede sacar de la misma los medios para imitar la moral de Cristo. Además encontraremos en ella las aplicaciones que nos conciernen más especialmente. 

Gracias a las comunicaciones establecidas, de una manera permanente entre los hombres y el mundo invisible, la ley evangélica, enseñada por los mismos espíritus, ya no será letra muerta, porque todos la comprenderemos y nos veremos inducidos incesantemente por los consejos de los guías espirituales a ponerlas en práctica. Se ha reunido en esta maravillosa obra, un código de moral universal sin distinción de culto. Muchos puntos del Evangelio, de la Biblia y de los autores sagrados en general, no son suficientemente claros de entender. En gran parte la razón consiste en la dificultad que presenta la lectura del Evangelio. La forma alegórica y el misticismo intencional del lenguaje, hacen que la mayor parte lo lean por conciencia y por deber, como leen las oraciones, sin comprenderlas, es decir, sin fruto. 

Los preceptos morales confundidos en la masa de otras narraciones pasan inadvertidos, siendo entonces imposible atender al conjunto y haciendo de él una lectura y una meditación separadas. El Espiritismo arroja luz viva sobre los misterios del pasado. Estudiando “El cielo y el infierno”, vemos que Kardec reafirma el carácter científico del Espiritismo, como ciencia de observación. La doctrina enfrenta el problema de las penas y recompensas futuras a la luz de la Historia, estableciendo comparaciones entre las idealizaciones del cielo y el infierno en las religiones anteriores y en las religiones cristianas, revelando raíces históricas, antropológicas de esas idealizaciones y denunciando los absurdos dogmas cristianos. 

La comparación del infierno pagano con el infierno cristiano es uno de los más eficaces trabajos sobre mitología comparada que se conocen. La mitología cristiana se muestra más grosera y cruel que la pagana. Ello sería suficiente para justificar el Renacimiento. Por tanto vemos que “El cielo y el infierno” tiene mucho que enseñar, no solo a los espíritas, sino también, a las inteligencias que pierden su tiempo combatiendo al Espiritismo, como los griegos y romanos combatieron al Cristianismo. Las penas y recompensas después de la muerte emergen del ámbito oscuro de las supersticiones y del misticismo dogmático hacía la luz del análisis y de la investigación científica. Si los teólogos – que pretenden ser algo más que hombres, como afirmó Descartes – pudiesen tener la humildad suficiente para consultar “El cielo y el infierno”, encontrarían en sus páginas la solución a sus más angustiantes problemas. 

Alfred Russel Wallace, explorador, geógrafo, antropólogo y biólogo británico, que comenzó a estudiar el Espiritismo en el verano de 1865, después de revisar la literatura y de repetir los fenómenos qu presenció en varias sesiones, y a pesar de que su defensa daño su reputación, dijo: “El Espiritismo es una ciencia experimental que nos ofrece la única base de la verdadera filosofía y de una pura religión. El ha abolido los términos sobrenatural y milagroso, ampliando la esfera de las leyes y del dominio de la Naturaleza y, por tal motivo, descubre y explica lo que hay de real en las supersticiones y en los supuestos milagros de todas las edades”. 

Efectivamente, Kardec trata el problema de la Revelación Espírita, en “La Génesis”, señalando que no se trata de algo que tenga características misteriosas, sino de un proceso de investigación. Nadie puede revelar lo que no sabe o lo que no descubrió. Una revelación debe descubrir los secretos de un misterio para que este se convierta en un hecho. 

Si la revelación no coincidiera con lo real, no pasaría de una elaboración humana. Si fuera atribuida a Dios, quedaría probado que tal atribución es gratuita. Kardec nos propone la tesis de la revelación continua, permanente, recordando que todas las ciencias se ajustan a un proceso de revelación de los secretos de la Naturaleza. El Espiritismo está inserto en ese proceso y presta una contribución tanto más valiosa, puesto que su objeto no ha sido tratado anteriormente por ninguna otra ciencia. Todas las ciencias conocidas hasta entonces, se aplicaban a las investigaciones materiales. El problema espiritual había quedado a cargo de las religiones, las que fracasaron totalmente en este sentido, puesto que nada han aportado al conocimiento real. La ciencia espírita vino a suplir esa grave deficiencia cultural, mostrando la posibilidad de la investigación científica del campo espiritual. 

El Espiritismo dio origen a las hoy llamadas investigaciones de lo paranormal. La antigua Parapsicología alemana, la Ciencia Psíquica inglesa, la Metapsíquica de Richet en Francia y la parapsicología actual nacieron de las entrañas de la Ciencia Espírita y confirman, en nuestro siglo, su plena validez. Más a pesar de todo eso, el Espiritismo y particularmente la Ciencia Espírita, fueron considerados ilusorios. Pero transcurrido el tiempo, hoy las ciencias cuentan en sus programas con la investigación de lo paranormal, comprobando objetivamente la existencia real del Espíritu y de toda la grandiosa fenomenología espírita. 

Recordemos que la Doctrina Espírita es el resultado de la enseñanza concordante y colectiva de los Espíritus. 

Juan Miguel Fernández Muñoz. 
Presidente de la Asoc. de Estudios Espíritas de Madrid 

Extraído de la revista “El Ángel del bien” 
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imagem não exibida      !VADE RETRO SATANÁS ¡
                                          
                                          ¿Realmente funcionará el rito del exorcismo ?


              
Algunos vehículos de comunicación  noticiaron sobre episódios “diabólicos” ocurridos en una casa localizada en la zona rural en el interior de Rio Grande do Sul. La hija mayor del matrimonio presentó un comportamiento extraño.  Su madre informó que alguna "cosa ruín" llevó a su hija a la parte superior de la casa y la tiró hacia abajo, destruyendo parte del tejado de la casa. Dijo también que "Satanás" diariamente arroja piedras sobre el tejado de la casa, arrastra los muebles, quiebra objetos, abre y cierra puertas y ventanas.
Convidado por la familia, Nelson Junior Paz, un vencedor de la región, aseguró haber "exorcizado" a la jóven. Explicó que Eel demonio" se apartaba de la pequeña cuando él llegaba, próximo a la casa, por eso tuvo que apartarse del local por unos instantes para que el diablo de nuevo tomase cuenta del cuerpo de la jóven y luego regresó para hacer el "exorcismo". Nelson preguntó a Satanás, por qué estaba atormentando a aquella niña, el "diablo" decía que quería la vida de ella o la propiedad de nuevo".
  El diario Correo Brasileño, publicó el 3 de juli de 2.014, que el Vaticano reconoció juridicamente a la Asociación Internacional de Exorcistas (AIE). La noticia fue transmitida por el periódico L'Observatore Romano, confirmando que la Congregación para el Clero aprobó los estatutos de asociaciones a través de un decreto. El ritual del "Exorcismo" fue restaurado por el papa Juan Pablo II "cuando la Iglesia Católica decidió, después de casi 400 años, revisar el texto anterior de 1.614, debido a los cambios realizados por el Concilio Vaticano II(1.962-1.965) y a los avances de la ciencia en el campo de la mente.
¿ Será que existen fundamentos coherentes con la práctica del exorcismo?. Consta que en el ritual de la Iglesia romana, tan solamente los obispos pueden autorizar a un sacerdote a hacer "exorcismos". Según relatos, en el conjuro, los "demonios" responden con mentiras a las indagaciones del "exorcista" sobre la identidad y/o los motivos de la subyugación. Amparados en el bramido benedictino "vade retro satanás", los exorcistas  ordenan a los espíritus satánicos a salir del cuerpo de los posesos, valiéndose igualmente de la invocación en nombre de Dios, de Cristo y de todos los ángeles.  Al final de las extenuantes algazaras e invocaciones, siempre bajo el ánimo del "rezo enojado", el resultado podrá aparecer de forma ligera, sin sustento duradero.
En los movimientos cristianos pentecostales y neopentecostal, así como los de renovación carismática, hay muchas descripciones de casos de "exorcismos". La fórmula utilizada en tales segmentos se basa en el empleo de la frase "en nombre de Jesús", además de la imposición de manos y la orden verbal del "exorcista" sobre el "perro" y en algún caso el "exorcizado" puede presentar relativos indicios de "consciencia".
Narran los evangelistas Marcos y Lucas lo siguiente: " un hombre que estaba en la sinagoga poseído por un espíritu maligno, gritó: "¿Qué tenemos nosotros contigo Jesús Nazareno?. ¡ Bien se quien eres, eres el Santo de Dios!. Jesús los reprendió diciendo: Silenciate y sal de ese hombre. El espíritu inmundo agitándolo violentamente y bramando a gritos salió de él. Las personas quedaron nuevamente espantadas y se preguntaban unas a otras: ¿Qué es esto? ¡ Una nueva doctrina con autoridad!. Él manda a los propios espíritus inmundos y ellos le obedecen!
 Tanto aquí como en otras narrativas correspondientes, constatamos que Jesús ante los obsesados, penetraba mentalmente en las causas de su inquietud y, usando de su autoridad moral, libertaba tanto a los obsesores como a los obsesados, permitiéndoles despertar para la vida animada rumbo a la recuperación y la pacificación de la propia consciencia. Entretanto, Jesús no liberaba a los obsesados sin imponerles la intrasferible necesidad de renovación íntima, ni expulsaba a los perseguidores inconscientes sin indicarles la dirección a Dios.
Los espíritas comprenden que los tales "demonios", "capetas", "cosa ruin", "lucifer","diablo", "satanás", "perro", "demonio", "bestia", etc, en el sentid común, no son seres designados por Dios para la práctica del mal, y sí seres humans desencarnados que se desequilibran en actitudes infelices durante la vida. "En la raíz del problema encontramos la necesidad de  considerar los llamados "espíritus de las tinieblas"(demonios) por hermanos verdaderos, necesitados de comprensión y auxilio, a fin de que se recuperen del desajuste para el reequilibrio en ellos mismos"
Arriesgan a decir algunos teólogos que los "demonios" son más conocidos como "Ángeles caidos del paraíso". El "angel caído" más famoso es el propio lucifer. Bien distante del sentido teológico que se le confiere al exorcismo, el espírita ofrece en los centros espíritas la asistencia espiritual a través de la desobsesión para tratamiento de los los dolientes "subyugados".

Considerando la subyugación como los casos mas graves de obsesión, sabemos que las fórmulas de "exorcismo". ritualizado por los religiosos, no tienen ninguna eficcia sobre los espíritius malignos. Los Benefactores afirman que "los obsesores ríen  y se burlan cuando ven a alguien tomar eso en serio. En razón de eso, Allán Kardec asevera que "no hay palabras sacramentales ni formas cabalísticas, ni "exorcismos" que tengan la menor influencia; cuanto más malos son, más se ríen del terror que inspiran y de la importancia que se da a su presencia; se divierten en oirse llamar diablos y demoonios, por eso se dan seriamente los nombres de Asmodée, Astaroth, Lucifer y otras calificaciones infermanales aumentand las malicias, al paso que se retiran cuando ven que pierden su tiempo con personas que no son sus tontos y que se limitan a llamar sobre ellas, la misericordia divina.
Si el célbre "exorcismo" aplicado constantemente en los rituales de las iglesias, no funciona,¿como tratar el proceso de subyugación espiritual?. Como dije arriba, la mayoría de los Centros Espíritas dispone de trabajos de desobsesión. Aunque sabemos que la taréa de tratamiento espiritual no es simple, pues muchas veces obsesado y obsesor  comulgan en un mismo estado mental, dificultando la identificación de quien es  víctima de quien.
Hay trabajos de "desobsesión" , conforme garantizan  los incautos, que son más "fuertes" e "inmediatos", que infelizmente, en esos extrañísimos "tratamientos espirituales", son fijados como un imperativo urgente, el apartamiento rápido del obsesor. ¿ Será que ese instantáneo destierro espiritual es posible?. Pero, "¿ cómo reventar de un instante a otro, las ataduras mentales seculares, forjadas en los compromisos recíprocos de la vida en común?".
Por tanto, son enteramente inútiles las fórmulas y rituales exteriores para "exorcismos", lo que importa es la autoridad moral del adoctrinador. En ese sentido la técnica de la conversión (adoctrinamiento), con los perseguidores del más allá, establece una de las grandes contribuciones del Espiritismo para la mejora de las relaciones entre los encarnads y desencarnados. En base a esto, las reuniones de desobsesión bien orientadas, son de grandiosa fuerza revolucionaria, por diseminar en sus sesiones el convite memorable del Maestro sobre el amor y el perdón.
En los ambientes donde no haya trabajos específicos de desobsesión, podrá alguien por sí mismo "apartar" a los Espíritus perversos y liberarse de la dominación de ellos?. Obviamente que sí. "Siempre es posible, a quien quiera que sea, sustraerse a un juego ( subyugación), desde que con voluntad firme lo quiera". En ese caso a través de la oración como médio eficiente para la cura de la obsesión. Por tanto, no vale con que alguien murmure algunas palabras, para que obtenga lo que desea. Dios asiste a los que obran, no a los que se limitan a pedir. Es pues, indispensable que el obsesado haga, por su parte, llo que sea necesario para destruir en sí mismo la causa de  atracción de los malos Espíritus".

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