lunes, 19 de marzo de 2018

Oración dominical



Hola amigos: Hoy os propongo
las siguientes lecturas:

. Médiums Sanadores
-Momento de Reflexión: Precipitación
- Alma y Teoría Celular
-Oración dominical



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                   Médiums Sanadores 

Entre las bendecidas facultades medianímicas puestas a servicio de la fraternidad humana y del bien, la de naturaleza curadora se recubre de recursos preciosos para, en nombre del Terapeuta Divino, ayudar a las criaturas carentes de salud y bajo varios tormentos. Habiendo una predisposición orgánica especial en determinados individuos, se irradian las beneficiosas energías de forma consciente o no, con o sin la manipulación de buenos espíritus. Generalmente programados para la acción de la caridad, estos médiums se reencarnan bajo la asistencia de abnegados mentores, que los conducen a la práctica de la terapia de amor, canalizándoles las fuerzas de modo que puedan alcanzar la finalidad para la que fueron elaboradas. 

Como el hombre nunca está solo, viviendo siempre acompañado por entidades que le corresponden a los climas mental y moral, en el caso de los médiums curadores, los espíritus interesados en el progreso y en la felicidad de los hombres les trabajan la personalidad y buscan orientarlos con cariño, con el fin de que su ministerio logre éxito. El resultado de la actividad dependerá de la forma como el médium se comporte, con elevación y ductilidad o con irresponsabilidad y pasión que pervierte. Como nada le cuesta, bajo ningún pretexto la mediumnidad curadora debe ser comercializada, sin que ocurra la incidencia en la ofensa de la simonía, que enreda al espíritu en un terrible berenjenal de aflicciones para su propio futuro. 

No se hace necesario fórmulas sacramentales, gestos cabalísticos, ceremonias, indumentarias especiales, ningún objeto de naturaleza material visando a alcanzar los resultados favorables en la acción curativa. Se irradia de una forma saludable la bioenergía del médium, siendo aún más beneficiosa cuando es comandada por espíritus nobles, que conocen las necesidades del paciente, atendiendo los núcleos orgánicos deficientes o revitalizando los centros vitales generadores de la armonía celular y psíquica. A la medida que el intermediario desarrolla la capacidad de amar y de servir, distribuyendo el magnetismo curativo, se siente más revitalizado, porque, “se da más a aquel que más da”, según las recomendaciones de Jesús. 

La conducta sana, que es consecuencia de una vida moral equilibrada, proporciona un poderoso intercambio de energías propiciadoras de salud. A su vez, el médium que ora se enriquece de valores espirituales y también desarrolla una aptitud innata, ampliando su campo vibratorio, aumentado la fuerza de la energía que canaliza para la salud, volviéndose una dínamo valioso para el bien en general. Basta una mirada, un toque, su presencia, para que los núcleos potencializados transmitan las fuerzas curativas, favoreciendo a las personas carentes y renovarlas. En Hechos de los Apóstoles, narran que las personas traían sus enfermos y los colocaban al borde de los caminos por donde pasarían Pedro y Juan, con el fin de que su sombra, caiga sobre ellos y los sanara… 

El mal uso envenena las facultades, que pasan a un campo perjudicial explotado por las entidades viciadas y perversas. La aplicación digna de los recursos, hace propicia la paz interior y desarrolla los sentimientos de amor, ampliando los horizontes de fraternidad humana. Esta mediumnidad curadora, de la cual tanto usó el Maestro para poder curar a las multitudes, de las que se compadecía, está al alcance de todos aquellos que entrenando la aplicación de pases, desarrollarán las posibilidades bioenergéticas para un saludable intercambio de fuerzas entre los hombres, favoreciendo a los que sufren con la esperanza, la salud y la paz.

Vianna de Carvalho 

Médium Divaldo Pereira Franco 
Extraído del libro "Médiums Y Mediumnidades


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         *MOMENTO DE REFLEXIÓN"

              *PRECIPITACIÓN* 


La precipitación responde por muchos males que afligen al hombre.

Un comportamiento ansioso lleva a estados de perturbación, generadores de sufrimientos perfectamente evitables. 

Bajo el estigma de la ansiedad las actitudes son incorrectas, fomentando resultados inadecuados a la edificación interior. 

El ejercicio de la calma, por eso mismo, se hace imprescindible para una jornada armónica de cara a las perplejidades que la vida moderna impone.

La calma en seña a esperar por los resultados de cualquier realización, que no pueden ser anticipados.

El ritmo del tiempo es inalterable, razón por la que los acontecimientos suceden naturalmente dentro de espacios que no pueden ser modificados. 

A  instancia de la precipitación, el hombre oye y ve mediante una óptica deformada, que más lo perturba, desde que  turbándole el discernimiento, lo precipita en despeñaderos de infortunios.

Hace tiempo de sembrar, siendo por tanto comprensible, que llegará el tiempo de segar. 

Inutilmente se pretenderá con éxito, precipitar los fenómenos de la vida, entre la germinación y la madurez del grano.

En el campo moral el mecanismo es equivalente.

Cada fase tiene un periodo propio; cada ocurrencia su instante oportuno. 

Reúne tus fuerzas morales en la disciplina del equilibrio, no precipitando sucesos que deben de seguir con su curso normal.

Consciente de que solamente te ocurrirá lo que esté en tu programación kármica, no sufras con antelación, propiciando estados de ansiedad y de amargura, que podrían ser evitados, 

Cuando suceda que el sufrimiento se colapse sobre ti,  enfréntalo con nobleza, sabiendo que el mismo se te hace necesario, como forma de crecimiento para la vida y de recuperación personal, en la contabilidad de los valores espirituales. 

Dice Jesús: "Solamente caen las hojas de los árboles por voluntad de Dios", demostrando que toda ocurrencia está subordinada a leyes que comandan todos los fenómenos del Cosmos.

De la misma forma, suceden en tu universo personal, acontecimientos que hacen justo lo que necesitas.

Ten, por tanto, paciencia y no te precipites nunca.

Arrepiente-té por la decisión precipitada, ansiosa, pero nunca te arrepientas por aquella que nace de la reflexión y de la calma.

Si te parece imposible soportar en paz los problemas que te angustian, recurre a la oración y déjate tranquilizar por la blandura del intercambio entre tí, que ruegas a la Divinidad que te responda, tranquilizándote y ahorrándote la precipitación.

Joanna de Ângelis/Divaldo Franco.


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ALMA Y TEORÍA CELULAR
 Todo el que sabe mirar la Naturaleza con ojos filosóficos descubre que ella es la gran educadora, donde reside toda la verdad, y observando ve los secretos que permanecen velados para los ignorantes. Nada aparece súbitamente  y en el estado perfecto, así lo dicen las leyes que rigen las múltiples evoluciones  de la materia física o viva.
 El sistema solar, nuestro planeta, los vegetales, los animales, el lenguaje, las artes, las ciencias, todo, lejos de haber brotado espontáneamente, es el resultado de una larga y gradual ascensión, desde las formas rudimentarias hasta las modalidades que en nuestros días conocemos.
 En el alma humana, sucede lo mismo, vemos en la Tierra que pasa por fases de diversas manifestaciones, desde el salvaje hasta el genio de las naciones civilizadas.
 El alma tanto en el ser humano como en el animal  es indivisible, dado que  los primeros fulgores   del instinto  son los signos reveladores  de su acción. A partir de los animales simples como los zoófitos, ha adquirido sucesivamente  el periespiritu, mediante transformaciones incesantes, sus propiedades funcionales.
 La envoltura del alma es el  “periespiritu” , tanto en los animales como en el hombre, individualiza al principio pensante por medio del fluido universal que lo constituye.
Este punto poco estudiado, ha sido corroborado y comprobado, con la intervención  de mediúms videntes, que el alma animal no se destruye con la muerte.
 Si el principio inteligente del animal sobrevive a la materia, si goza de individualidad, es posible aplicarle las mismas reglas que rigen al alma humana, explicándose así todo.
 Por medio del Espiritismo  se comprobó  experimentalmente  la necesidad de la reencarnación del alma humana; la ley de continuidad  en los seres vivos, permite  creer que el alma del animal está sometida a ese mismo proceso: de este modo el principio inteligente  animaría sucesivamente  organismos y más organismos cada vez más perfeccionados, a medida que  fuera adquiriendo capacidad  para dirigirlos.
 El Espiritismo, no inventa nada,  al proclamar la existencia del periespiritu, demuestra que tal órgano reproduce fluìdicamente la forma corporal de los animales, que es permanente  en medio del flujo perpetuo de las moléculas vivas y, consecuentemente  que en él es donde radican  los instintos  y las modificaciones de la herencia. Por ser inmutable, pese  a los incesantes  cambios de que  es testimonio el hombre contiene – digámoslo así -  los estatutos y las leyes  que dirigen la evolución del Ser; no se disgrega con la muerte, sino que se constituye  la individualidad  póstuma  del principio intelectivo; tomando en registro  todas las modificaciones que le proporciona  las numerosas y sucesivas existencias, acabando por hacerse apto, después de haber recorrido toda la serie, no solo para organizar y dirigir organismos  muy complicados, sino para hacerlo sin conocimiento del alma.
 Si no sabemos como  están constituidos los seres vivos, es difícil comprender  el papel de periespiritu y del sistema nervioso. Los médicos, los naturalistas  y los filósofos hablan constantemente  en sus escritos de las sustancias vivas, de moléculas orgánicas, de materia organizada, de tejidos, de órganos, etcétera; pero pocos dan una definición precisa de tales frases. En los animales superiores se advierte la carne, los huesos, los tendones, los nervios, los vasos, las membranas, etcétera.  Se ha adquirido la certeza  de que el organismo de un vegetal o animal cualquiera, proviene  de la reunión,  de la asociación  de un número inmenso de células, y las partes diferentes del cuerpo animal o vegetal  son debido a las modificaciones que las células sufren.  En química, por descomposiciones  sucesivas, los productos más complejos pueden siempre reducirse  a los elementos primordiales, a los cuerpos simples  de que están formados; en historia natural, la célula aparece  como el residuo último  de toda clase de residuos. La molécula orgánica, es el elemento  anatómico por excelencia de que están formados todos los seres vivos.
 La célula esta compuesta de tres partes: aunque varia en su forma, siempre  se compone de tres partes 1ª) un núcleo solidó que está en el interior 2ª) un liquido que baña al núcleo, y la 3ª) una membrana que lo envuelve todo.
 La parte esencial, la parte verdaderamente viva, es el líquido, al que se ha dado el nombre de protoplasma; de manera que este líquido gelatinoso es el que constituye realmente el fundamento de la vida orgánica. En tanto él vive en los millones de células que forman un cuerpo, el cuerpo vive también; cuando él muere en una parte cualquiera de las células que componen un miembro, el miembro muere; si se destruye, en fin, el protoplasma en la totalidad de las células, el cuerpo entero muere.
 Si la teoría de la evolución es exacta, la vida debió principiar en la Tierra por la formación del protoplasma. Este hecho se verifica en nuestros días. Las exploraciones de los grandes fondos submarinos han dado a conocer una sustancia gelatinosa que parece ser la primera manifestación vital". Los notabilísimos trabajos de Haeckel respecto a tales seres rudimentarios, confirman plenamente las deducciones de Darwin y dan al transformismo una base seria.
 El modo de reproducción de las células  es muy simple: cuando a alcanzado cierto volumen, se producen una o muchas divisiones en su masa, se fracciona en dos o más partes, y cada una de ellas, se hace independiente, se nutre y crece como la célula, madre, hasta que llega el momento que a su vez da nacimientos a otras células semejantes. Algunas veces las células originarias de la primera nos e separan, sino que forman una serie de células  asociadas, que dan nacimiento a su vez a otras y otras,  también unidas, según el grado de vitalidad que posean. Esto es lo que acontece a los animales, vegetales  y al hombre.
 Aun en las asociaciones más complejas las células que constituyen un ser vivo no pierden por completo su independencia: cada una de ellas vive por su cuenta, y las diversas funciones fisiológicas del animal, no son otra cosa que la resultante de los actos cumplidos por un cierto grupo de células.
 El objeto de todo organismo es vivir, y cada parte concurre a la consecución de este resultado en la esfera que le es propia. Se puede comparar el cuerpo vivo a una manufactura, cada órgano a un conjunto de obreros y cada obrero a una célula. Cada obrero tiene que efectuar un trabajo especial, pero uniendo las piezas elaboradas de este modo, se obtiene el objeto manufacturado.
 "La comunidad, como el individuo, tiene su unidad abstracta y su existencia colectiva; es una reunión de individuos, frecuentemente en número inmenso, que no obstante puede ser considerada como un individuo solo, como un ser único, aunque compuesto. Y es así, no solamente para la abstracción más o menos racional, sino para la realidad, materialmente, lo mismo para nuestra inteligencia que para nuestros sentidos, porque está constituida como un ser organizado, de partes continuas y recíprocamente dependientes, todas ellas fragmentos de un mismo todo, aunque cada una por sí sea a su vez un todo más o menos bien circunscrito; todas ellas miembros de un mismo cuerpo, aunque cada una constituye un cuerpo organizado, un pequeño colectivo...
 "Como la familia y la sociedad, la comunidad puede estar muy diversamente constituida. La fusión anatómica, y, por consecuencia, la solidaridad fisiológica de los individuos así reunidos, puede estar limitada a unos pocos puntos y a unas pocas funciones vitales, o extenderse a la casi totalidad de los órganos y de las funciones. Todos los grados intermedios pueden presentarse también, y se pasa por gradaciones insensibles de seres organizados en quienes las vidas colectivas permanecen aún casi independientes y los individuos claramente diferenciados, a otras en que los individuos son de más en más dependientes y mixtos, y tras éstas a otras en que todas las vidas se confunden en una vida común y las individualidades propiamente dichas desaparecen más o menos completamente en la individualidad colectiva".
 Los animales superiores son estas individualidades colectivas, aunque sólo desde el punto de vista vital. Hemos visto ya que la fuerza vital es un principio y un efecto: un principio porque es necesario un ser vivo para comunicar la vida, y un efecto, porque una vez fecundado el germen, las leyes físicas y químicas se encargan del mantenimiento de la vida. Aquí no caben equívocos: la fuerza vital tiene existencia propia, puesto que cada ser puede reproducirse en un semejante suyo, y puesto que no se puede dar vida artificialmente a un compuesto inorgánico. Más todavía: suponiendo que se llegara, por ejemplo, a fabricar un músculo sensible de manera que produjese los mismo fenómenos que un músculo ordinario, el músculo fabricado no podría regenerarse, como acontece incesantemente en el organismo vivo. Luego, aunque el principio vital opere y se mantenga por medio de leyes naturales, no cabe ninguna duda de que es distinto de tales leyes. Aquel principio es una fuerza, una transformació n especial de la energía; no goza de existencia sobrenatural, pero sí es el producto necesario de la evolución ascendente, el primer grado, no de la organización, pero sí del mantenimiento, de la reparación de la materia viva. Pueden hallarse indicios de este principio reparador hasta en la materia bruta: un cristal está capacitado para cicatrizar sus heridas. Pasteur ha puesto este hecho en evidencia (véase Comptes rendus, del 16 de mayo de 1881).
 Si a un cristal roto en cualquiera de sus partes se le coloca en la disolución a que debe su origen, se observará que no solamente crece en todas sus caras, sino que se inicia un trabajo de reconstitución mucho más activo en la parte lesionada, hasta que el daño queda reparado; una vez conseguido esto, se reestablece la simetría. Si se colora el agua madre con una sustancia violeta, por ejemplo, se verá distintamente el trabajo suplementario que se realiza para la reconstitución de la parte destruida.
 El principio vital, por consiguiente, es una fuerza esencialmente organizadora y reparadora y, en los vegetales y los animales, él es quien repara las células destruidas por el uso, siguiendo un plan determinado. Podemos considerarle en cierto modo como el desenvolvimiento, el grado superior, la transformación exaltada de esa fuerza que en los cuerpos brutos conocemos por afinidad. Además, el fluido vital obra sobre las moléculas que produce el fantasma magnético. Si se niega la existencia de una fuerza vital, aunque invisible e imponderable, no es posible comprender cómo un cuerpo vivo conserva una forma fija, invariable, según la especie a que pertenezca, a pesar de la renovación incesante de las moléculas del cuerpo.
 En tanto la vida es difusa, como en los animales inferiores; en tanto todas las células pueden vivir individualmente sin necesitarse unas a otras, el principio inteligente no se revela en ellas de un modo claro, puesto que en estos seres rudimentarios no se observa sino la irritabilidad, es decir, la reacción a una influencia externa sin sensibilidad apreciable; pero desde el momento en que el sistema nervioso aparece, se concentran en él las funciones animales, la comunidad viviente se transforma en individuo, y el principio inteligente toma a su cargo el gobierno del cuerpo, manifestando su presencia por los primeros fulgores del instinto.
 Trabajo realizado por Merchita, extraído del libro Evolución Anímica de Gabriel Delanne

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                          Oración dominical

Como tal, se designa así la oración que el mismo Jesús enseñó a sus discípulos y que es mundialmente conocida como El Padre Nuestro.

    En el punto 2, Prefacio, Kardec nos avisa de la recomendación de los espíritus para que  utilizáramos la oración dominical también como símbolo de las demás oraciones, esto es, como ejemplo para dar salida del alma a todas las demás oraciones que nacen del corazón.
     La primera cosa que  llama la atención es el nombre que se le da a la oración que nos enseñó  y nos dejó Jesús, como ejemplo perfecto  para todas las demás oraciones. Así, al Padre Nuestro, se le denominó como “Oración Dominical”. Esto me lleva a pensar  con cierta sorpresa, que siendo una oración tan popular y de tanta trascendencia, pues había salido de los mismos labios de Nuestro Señor Jesús, los cristianos  parece  que tal vez solo la empleaban en el día de la semana que consagraron al Señor: el Domingo, . Los demás días, o no se acostumbraba a rezar nada, o  lo harían   con otras oraciones, reservando esta  solamente para la solemnidad del día consagrado a Dios.

   Por  el punto 3  solo me cabe afirmar, que esta oración, en su sencillez es al mismo tiempo tan profunda y tiene tantos matices,, que no basta con recitarla, sino que es preciso meditar en ella, pues encierra tan grandes enseñanzas morales y religiosas, en cuanto a nuestra relación con Dios como entre nosotros mismos, que  constituye una de las más valiosas herramientas espirituales que Jesús legó a la humanidad para poder seguir el camino recto hacia el Padre.
   Kardec nos habla  de que lo que importaba  entonces a los cristianos, no era profundizar en el gran mensaje espiritual, sino en la repetición cabalística  y hasta monótona de un numero determinado de veces, por lo que  si se pedía algo con la oración, cuanto más veces se repetía, más efecto  debería  tener, como si el Padre estuviese sordo y necesitase que le repitiesen muchas veces las cosas, de forma machacona y  repetitiva.  
    La palabra rezar, deriva de   “Recitar”, y a base de   más  y más repeticiones en este recital, podríamos creer  erroneamente que así es mas eficaz o mejor. 

    El Padre Nuestro no es solamente  una oración para recitar, lo cual se puede hacer simplemente, sino que sobre todo  lo es para Orar, palabra que significa hablar; hablar con Dios, y este no está sordo ni ignora nuestras inquietudes.
     
     Kardec, como buen pedagogo que era, sabía  del uso superficial que se daba a esta oración y de la necesidad de sacar de ella matices mas profundos para impulsar la espiritualidad del ser humano. Por ello, siguiendo el consejo y la asistencia de los buenos espíritus, a cada parte añadió un comentario  de meditación, que nos hace detenernos  y profundizar más  en ella, asimilando nuevos matices hasta entonces desapercibidos, y como ejemplo para que cada  cual  al penetrar en esta meditación, descubra para sí otros  matices nuevos o diferentes.

Por mi parte, expongo aquí la mía propia, salida del corazón antes que de la mente:


Oración. -

  Padre nuestro. Padre Creador de todo cuanto existe, incluyéndome a mí, por eso  hoy te doy las  gracias , por haberme creado y amado como tu hijo, porque  aun siendo un misterio desconocido,  yo se que así lo quiso  Tu Voluntad, Tu Amor y Tu Previsión desde toda la eternidad.
    
      Tu estás en los Cielos de todo el universo, y esto engloba todo el universo material y espiritual, todo cuanto existe desde el macrocosmos hasta el microcosmos, por eso yo, tu hijo, soy consciente de que estoy lejos de comprender tu grandeza, pero te amo y te siento siempre a mi lado y en mí, en todo momento y circunstancia.

      Por siempre seas santificado y alabado  por todos tus hijos, te den el nombre que te den, pues del modo que sea,  Tu no dejas de Ser Tu Mismo , como manantial de  Tus atribuciones y perfecciones infinitas, desde  siempre y para siempre.  

      Que tus hijos aprendamos a seguir Tu Luz sin deslumbrarnos con el fanatismo y el orgullo, y te sepamos agradecer en  nuestra pequeña medida humana, por Tu infinita grandeza y Perfección y por el gran Amor  que se plasma en toda Tu obra de la Naturaleza, de la cual formamos parte.

      Que al fin un día pronto veamos  llegar a  nosotros Tu Reino. Un reino en este planeta llamado a ser un día el paraíso que todos anhelamos y  en donde los hombres nos sintamos plenamente felices como hermanos  e hijos Tuyos, donde nos sintamos  todos, Uno contigo 

 Que pase  pronto este amargo cáliz del tránsito desde este mundo que nos es un valle de lágrimas, hasta verlo transformado en  un mundo de regeneración y que pronto veamos un nuevo amanecer espiritual en la Humanidad, dejando atrás y para siempre esta larga etapa  de   expiaciones en un planeta  que se convulsiona y estremece ante el cambio físico y espiritual del cambio de ciclo planetario en el que ya estamos inmersos, decretado por Tu Divina Voluntad, cual es la evolución general de los mundos y de los espíritus.

      Dame  cada día cuanto necesito espiritualmente para seguir creciendo fuerte en valor y  en virtudes, necesarios para seguir sintiéndome como hijo Tuyo. Ese es nuestro pan de cada día, y todo lo  demás yo se  que me lo darás  por añadidura, porque sabes de mis necesidades y soy  tu  hijo  a quien se que  amas  infinitamente más de lo que yo  mismo me amo.

      Perdona mis faltas, errores y fallos. Yo se que siempre cuento con tu perdón seguro, pero como eres infinitamente justo, sé que  Tu perdón y misericordia hacia mí, lo va a ser  en la misma medida en que yo sea  capaz de perdonar a los demás.

      No me dejes caer ante las tentaciones de la materia ni   por las seducciones de los planos espirituales inferiores.  Dame fuerza, valor, lucidez y voluntad para rechazar aquello que debo rechazar para mi bien, y que ante estas pruebas yo cuente siempre con  la buena inspiración y el apoyo de los hermanos espirituales que velan y se preocupan por mi.

      Líbrame del enorme mal que sería el alejarme de Ti y de tu Luz , arrastrado por las tentaciones materiales de la vida . Este sería el peor de todos los males que yo podría padecer.

      Por ello yo me acojo a los decretos de Tu Divina Voluntad  y confío plenamente en  Tu amoroso corazón de Padre.
      Que así sea por siempre

Es de subrayar  que si hubiésemos de escribir  o grabar cada vez que meditamos  orando al Padre con esta oración, nos sorprendería comprobar que  todas y cada una son diferentes entre sí, prueba de que no se ha recitado  sino que se ha orado. 

4.-Reuniones espiritistas
 
Kardec nos recuerda en este punto que Jesús prometió su presencia espiritiual entre nosotros cada vez que  varios unidos espiritualmente  en su nombre nos reuniésemos por cualquier motivo. 

En el nº 5. Prefacio, explica claramente que no basta con la unión material o aparente en su nombre, tal como vemos que sucede en muchos rituales religiosos, en los que a veces vemos a personas juntas fisicamente, participando de un mismo acto, pero frios y desconocidos entre sí  y  alejadas espiritualmente, por eso el número es lo de menos; lo es el estar en la misma disposición, fe y sintonía en nombre del Maestro Jesús.
Y aclara que  esto no significa que Él esté sordo a la voz de una sola persona, sino que es importante y exige ante todo el amor al prójimo y la caridad. 
Así, termina afirmando que este y no otro deberá ser el carácter de las reuniones espíritas.

. Jose Luis Martín-



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