jueves, 20 de junio de 2013

Las penas futuras, según el Espiritismo/ Serenidad y sabiduría.



La doctrina espiritista, en lo que concierne a las penas futuras, no se funda en una teoría preconcebida. Como en sus otras partes, no es un sistema sustituido a otro sistema, sino que todos los hechos se apoyan en observaciones, y esto es lo que constituye su autoridad.
Ninguno ha imaginado que las almas, después de su muerte, vengan a encontrarse en tal o cual situación. Los mismos seres que han dejado la Tierra son los que vienen hoy a iniciarnos en los misterios de la vida futura, a describir su posición, feliz o desgraciada, sus impresiones y su transformación después de la muerte del cuerpo. En una palabra, a completar sobre este punto la enseñanza de Cristo.
No se trata aquí de la relación de un solo espíritu, que podría ver los acontecimientos desde su punto de vista, bajo un solo aspecto, o estar todavía dominado por las preocupaciones terrestres, ni de una revelación hecha a un solo individuo que podría dejarse engañar por las apariencias, ni de una visión extática, que se presta a las ilusiones y muchas veces no es más que resultado de una imaginación exaltada, sino de innumerables ejemplos suministrados por toda categoría de espíritus, desde lo más alto hasta lo más bajo de la escala, con ayuda de innumerables intermediarios diseminados sobre todos los puntos del globo, de tal modo que la revelación no es privilegio de nadie, sino que cada uno está en disposición de ver y de observar, y nadie está obligado a creer en la palabra de otro.
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SERENIDAD Y SABIDURÍA

Todo hombre sabio es sereno
La serenidad es conquista que se consigue con el esfuerzo personal, paso a paso.
Pequeños desafíos que son superados; irritaciones que conseguimos controlar; desajustes emocionales corregidos; voluntad bien direccionada; ambición  frenada,  son todas  experiencias para la adquisición de la serenidad.
Un Espíritu sereno es aquel que se encontró consigo mismo, sabiendo exactamente  lo que desea de la vida.
La  serenidad armoniza, exteriorizándose  de forma  agradable para los que están  a nuestro alrededor.  Inspira confianza, calma y propone afección.
El hombre   que consigue ser sereno ya venció gran parte de la lucha.
Siendo así, no permitamos que ninguna agresión exterior nos perturbe, causando irritación y desequilibrio.
Procuremos mantener la serenidad en todas las realizaciones.
Nuestra paz es moda arduamente conquistada, que no debemos hechar fuera por motivos irrelevantes.
Los reales tesoros,  de alto valor,  son aquellos de orden intimo,  que nadie toma,   jamás se pierden, y siempre siguen con la persona.
Cuando estamos ante alguien que engaña, traicionando nuestra confianza, nuestro ideal, procuremos mantenernos serenos.
El engañador es quien debe estar inquieto,  y no su víctima.
En nuestro círculo familiar o social, siempre vamos a enfrentarnos con personas perturbadas, confusas y agresivas.
Nonos disgustemos con ellas, competiendo en las fajas de desequilibrio  en que están. Ellas son una prueba para nuestra  paciencia  y serenidad.
Procuremos mantenernos siempre en contacto con lo Alto, a través  de la oración,  buscando continuamente comprender las situaciones que   la vida nos presenta, afrontándolas como oportunidades, y no como crisis.

Quien consigue mantener la serenidad ante las pequeñas dificultades que surgen, vence más fácilmente los grandes desafíos.
El hombre sereno consigue vivir más feliz, pues nada consigue afligirlo hasta el punto de hacerlo desistir de los sueños  que trazó para sí mismo.
El hombre sereno jamás busca resolver sus cuestiones a través de un comportamiento violento, y por eso  hay más  paz en su vida.
La serenidad que Jesús mantenía en Su corazón era algo sublime.
Pocos eran aquellos que no se emocionaban en Su presencia, pues esa virtud se exteriorizaba por la mirada tranquila y profunda; irradiaba por el semblante cariñoso  y pacifico; emanaba por las palabras dichas con tanto amor, que parecían besar y abrazar a aquellos que las oían.
 Pocos fueron aquellos  que no tuvieron sus ojos inundado por las lagrimas de la emoción, al estar en compañía del Espíritu más sereno que ha estado en la faz de la Tierra.
Experimentando las crueles  acusaciones sin una palabra de defensa, en  la más dura soledad, sin una sola exigencia, Jesús dio el testimonio más pesado a través de la agonía por el amor.
Sin cualquier constreñimiento, se mantuvo con serenidad admirable, para enseñar que la dinámica de la victoria sobre si mismo es resultante del autodescubrimiento y de la aplicación  de las propias fuerzas en el ejercicio del perdón incondicional y las situaciones,  personas y cosas  de la ruta evolutiva.
Redacción de Momento Espirita del libro de Floraciones Evangélicas, por el Espíritu Joanna de Angelis, psicografia de  Divaldo Pereira Franco.


NOTA: debido a la enfermedad que atravieso y a su tratamiento, algunos días no he podido publicaros nada, pero mi propósito es seguir haciéndolo cada dia, según vaya pudiendo.
Los lunes, miércoles y jueves a las 22,30 podéis participar en el chat de la Federación Espírita Española.

Los viernes en la misma sala de chat  a las 23,00 horas podéis asistir a una conferencia impartida por el grupo "Estudios espíritas sin fronteras", dirigido por Cárlos Campetti.
 Los domingos a las 21,30 horas comienzan las clases de estudio de la Doctrina Espírita, a las que estáis todos invitados.
Recomiendo ver  también: 
Inquietudes espíritas- inquietudesespiritas.blogspot.com.es
El espirita albaceteño.-  elespiritadealbacete.blogspot.com.es
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