sábado, 22 de febrero de 2014

Sin perder nunca la esperanza



No debemos perder la esperanza, ella es la antorcha inflamable  que podemos encender, aumentando la llama de la fe.
Sin  la Fe y sin el Amor, no podrá haber victoria  o solución para nada.  Es bueno que nos centremos  en nuestros deberes, y el mayor placer debe ser el encuentro urgente con el trabajo en la Tierra.  Se tiene mucho tiempo si   al final de nuestra jornada, sabemos competir con las sombras.   Todos partimos del plano espiritual hacia el lugar donde debíamos reencarnar, sin desperdiciar tiempo ni alimentar ideas  de volver antes de tiempo programado. Cada uno tiene suficiente habilidad para mantener firme en su posición por el bien de la humanidad. Es justo tener sensibilidad, alimentar  esperanzas personales, y que la nostalgia  no pase desapercibida    en nuestro corazón, pues Cristo está para todos, por encima de todo.
La luz no puede temer a las tinieblas, solo necesita de esta para identificase. La Verdad es el programa del Creador que, necesitando de la ayuda humana, se impone  por naturaleza divina e inspira a las más nobles  creaciones. La sublime citación ninguna oveja se perderá nos motiva con gran interés  a la renovación interior, y a la esperanza de que todos nos salvaremos de la ignorancia. El amor es el Sol, hoy, mañana y eternamente… El amor es, por excelencia, la  única fuerza de toda la creación, que Dios utiliza para mantenernos en los esplendores de la vida.
Todos debemos familiarizarnos con el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, porque él es la síntesis más perfecta de todas las leyes cósmicas  universales. Dentro de ese pergamino de Luz  existe todo lo que por ventura  puede necesitar la humanidad. Sin embargo es necesario que comprendamos el sentido de las palabras de Jesús: el buscad y hallareis, es el esfuerzo propio de cada corazón en busca de la Verdad; es igualmente  el esfuerzo colectivo de un hogar o país, de un mundo o constelación, en el objetivo de la armonía universal. El llamad y se os abrirá  es la continuación de la búsqueda, sin desanimo, es la persistencia en los ideales del Amor y de la Caridad, en la liberación de los sentimientos superiores. Es la firmeza del Bien, que se divide en millones de caminos, para que aprendamos  a amar sin exigencias, a vivir sin maldad. Y el pedid y se os dará  nos sugiere pedir comprensión con humildad, pedir a la Inteligencia Divina que nos inspire en los momentos en que buscamos  y llamamos a las puertas  de la Verdad. Es pedir a los otros el perdón, cuando los ofendemo; es pedir a quien sabe más que nosotros  que nos instruya  acerca de las cosas sagradas y es pedir  en oración por la humanidad entera. Esto es el principio de la apertura en la escalada al infinito.
Cuando el alma se inicia  en esos entendimientos, otros prismas  de luz darán una visión más amplia, de lo que puede ser el , pedir, llamar, buscar. ¿Si ese versículo nos trae tanta sabiduría que no diremos de el resto del Evangelio?un tribuno Evangelizado podría hablar mil años, sin parar,  de los preceptos de Cristo, y aun tendría tiempo  para un tiempo indeterminado. El Evangelio es el pan que descendió del Cielo, es el agua pura que vino a la Tierra, es la luz que ilumina a la Humanidad ¡Apeguémonos  a él, y seremos salvos para siempre!
Todos los hombres forman parte de una sola familia y de un solo rebaño en este mundo que nos sirve de morada, en el cual solo existe un pastor, que es Nuestro Divino Maestro; Su dirección es el testamento que nos legó. Quien quiera encontrarlo  ha de esforzarse por entender  lo que dice. Tengamos firmes los pies en la construcción del Bien,  y seremos llamados para la felicidad, y quien trabaja sin reclamar, en la difusión del Amor, será siempre ayudado por la luz de Dios, en inspiraciones constantes.
Nadie puede amar sin perdonar, nadie puede perdonar sin entender, nadie puede entender sin analizar y nadie puede analizar  con buen sentido sin sentir en el corazón la Fraternidad, que se transforma para los otros, en diferentes modalidades del Bien. La luz se define porque existen las sombras. Busquemos la Sabiduría, porque estamos  aun envueltos  en la ignorancia. Reconocemos al Sol  como agente benefactor,  por causa de las sombras de la noche. Creemos que el aire es una bendición de Dios, cuando ese fluido divino comienza a faltarnos.  La nostalgia  nos asevera de que, al caminar junto a las personas que amamos, debemos dispensar más cariño. El arrepentimiento nace de los contrastes de la conciencia, que abren nuestros sentidos para otro tipo de vida, y,  los caminos de la felicidad, solamente los encontramos  después de una larga tormenta en las sendas del error.
Dichos el que esté despierto para Cristo eso es muy grande  en la vida del alma  en particular.  Y la alegría mayor es que no existe regresión de los valores conquistados que, por así decir, nos fueron entregados por misericordia de Dios, nuestro Padre Celestial. Debemos  comprender  que no existen distancias  para quien ama, y, si quien ama es amado en la misma dimensión por el alma afín, aunque estén separados por distancias inmensurables, de mundos a mundos, de constelaciones a constelaciones, de galaxias a galaxias, en la extensión infinita del universo, se sienten  como si fuese uno solo  en la unidad,  por la forma del Amor. No es solamente sentir, sino poder dialogar como si estuviesen presentes en la explosión de las facultades oriundas de ese Amor, que es la vida universal, que es Dios sustentando toda Su creación.
Amigos os deseo un feliz inicio de la semana, con mucho amor y mucho cariño, que el Señor extienda sus manos generosas, para socorrer al alma afligida, al espíritu ignorante, que todos los pequeñitos encarnados y desencarnados sintamos su misericordia fortaleciendo nuestro atribulado espíritu.                                  
 Merchita.- Extraído del libro Francisco de Asís.
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LA Eutanasia  


Tema de frecuente discusión, por unos defendida, por otros censurada, la eutanasia, o "sistema que procura dar muerte sin sufrimiento a un doliente incurable", regresa a los debates académicos, frente a su aplicación sistemática por eminentes autoridades medicas, en criaturas incapaces físicas o mentales desde el nacimiento, internadas en Hospitales Pediátricos, sin esperanzas científicas de recuperación o sobrevivencia...
Practica nefasta que testimonia la predominancia del concepto materialista sobre la vida, que apenas ve la materia y sus implicaciones inmediatas, en detrimento de las realidades espirituales, refleja, también, la soberanía del primitivismo animal en la constitución emocional del hombre.
En la Grecia antigua, la hegemonía espartana, siempre armada para la guerra y la destrucción, insirió en su Estatuto el empleo legal de la eutanasia eugenésica en relación a los enfermos, mutilados, psicópatas considerados inútiles, que eran arrojados al Eurotas por pesar negativamente en la economía del Estado. Guiados por superlativo egoísmo y prepotencia, a pesar de los conflictos arbitrarios del exagerado orgullo nacional, se hicieron víctimas de la impulsividad belicosa que cultivaban...
Otros pueblos, desde la más remota antigüedad, se permitían practicar ese "homicidio ejercido por compasión"...
En circunstancia alguna, o bajo ningún motivo, cabe al hombre derecho de escoger y deliberar sobre la vida o la muerte en relación a su prójimo.
Los criminales más empedernidos, homicidas o genocidas entre los más hediondos, no deben tener cortadas sus vidas, sino antes ser aislados de la convivencia social, en celdas, o en trabajos rectificadores, en los cuales expurguen bajo la acción del tiempo y de la reflexión, que tarda más alcanza al infractor, haciéndolo expiar los delitos perpetrados. Aun cuando se trate de réprobos anatematizados por desconcierto mental, no faltan Nosocomios judiciales donde pueden recibir conveniente asistencia a la que tienen derecho, sin que sean considerados inocentes por los crímenes perpetrados... Recuperando la salud, eventualidad excepcional que puede suceder, cercados, por el peligro de probable reincidencia psicopática, podrán de alguna forma, retribuir de manera positiva a la Sociedad, los daños que hayan causado.
En lo que tañe a los enfermos considerados irrecuperables, conviene considerar que dolencias, ayer  detestables como incurables, son hoy capitulo superado por el triunfo de hombres-sacerdotes de la Ciencia Médica, que la ennoblecen por la contribución que sus vidas ofrecen en beneficio de la Humanidad. Siempre hay, pues, posibilidad de mañana conseguir la victoria sobre la enfermedad irreversible de hoy. Diariamente, para ese desiderata, se sumergen en la carne Espíritus Misioneros que se aprestan a aligerar e impulsar el progreso, realizando descubrimientos y conquistas superiores para la vida, fuente poderosa de esperanza y conforto para los que sufren, en nombre del Supremo Padre.
Ante las expresiones teratológicas, al revés de la precipitación de la falsa piedad en aliviar a los pacientes de los sufrimientos, se ha de pensar en la terapéutica divina, que se sirve del presidio orgánico y de las jaulas mentales para ajusticiar a los infractores de variados matices que pasaron por la 'Tierra impunes, inadvertidos, mas que no pudieron huir a las sanciones de la conciencia en falta ni a la Legislación Superior, a la cual rogaron enseñanza de recomienzo, recuperación y sublimación porque anhelaban la edificación de la paz intima.
Suicidas, - esos pobres rebelados contra la Divinidad - que despedazaron el cráneo, en embestidas de odio contra la existencia, reencarnan perturbados por la idiotez, sordo-mudez, conforme a la parte del cerebro afectada, o por hidrocefalias, mongolismos; los que tentaron ahorcarse, reaparecen con los procesos de la paraplejia infantil; los ahogados, padecen enfisema pulmonar; los que descerrajaron tiros al corazón, retornan bajo el yugo de cardiopatías congénitas irreversibles, dolorosas; los que se utilizaron de tóxicos y venenos, vuelven bajo el tormento de las deformaciones congénitas, de la asfixia respiratoria, o estertorosos por úlceras gástricas, duodenales y canceres devoradores; los que despedazaron el cuerpo en fugas espectaculares, recomienzan victimados por atrofias, deformaciones, limitaciones punzantes, en que aprenden a valorizar la grandeza de la vida.. .
Agresores, exploradores, amantes de la rapiña, de las arbitrariedades, de los abusos de cualquier naturaleza vuelven a los escenarios en que se empecinaron, o corrompieron, o se hicieron infelices, alcanzados por la impronta de las soberanas leyes del orden y del equilibrio, rehaciendo el camino antes recorrido criminalmente y atesorando los sagrados valores de la paciencia, la comprensión, el respeto a si mismos y al prójimo, la humildad, la resignación, armándose de bendiciones para futuros cometidos dichosos.
¿Quien se podrá atribuir el derecho de interrumpirles la santificadora existencia preciosa?
Las personas que se les vinculan en la condición de padres, cónyuges, hermanos, amigos, también les son participes de los dramas y tragedias del pasado, responsables directos o inconscientes, que ahora se rehabilitan, debiendo extenderles manos generosas, auxilio fraterno, por lo menos migajas de amor.
Nadie se deberá permitir la interferencia destructiva o liberativa por medio de la eutanasia en tales procesos redentores. Personas que se dicen penalizadas por los sufrimientos de familiares y que desean que les sean luego cesados, casi siempre actúan por egoísmo, presurosos de liberarse del compromiso y de la responsabilidad de ayudarlos, sustentarlos, amarlos más.
No faltan terapéuticas médicas y quirúrgicas que pueden amainar el dolor, perfectamente compatibles con la caridad y la piedad cristianas.
A nadie es dado precisar el tiempo de vida o sobrevida de un paciente. Son tan escasos de exactitud los pronósticos humanos en este sector del conocimiento, cuanto no sucederá en otros!
¿Cuántos enfermos, rudamente vencidos, desesperados recobran la salud sin aparente razón o lógica?
¿Cuántos otros hombres en excelente forma, portadores de sanidad y robustez, son victimados por sorpresas orgánicas y sucumben imprevisiblemente?
El conocimiento de la reencarnación proyecta luz en los más intrincados problemas de la vida, dirimiendo los equívocos y dudas en torno a la salud como a la enfermedad, a la desdicha como a la felicidad y contribuyendo eficazmente para la perfecta asimilación de los postulados renovadores de los que Jesús Cristo se hizo abanderado por excelencia y el Espiritismo, el Consolador encargado de demostrarlo en los tormentosos días de la actualidad.
Argumentan, en tanto, los utilitaristas que las importancias prodigadas con los pacientes irrecuperables podrían ser utilizadas para pesquisas valiosas o para impedir que hombres sabios enfermasen, o para asistir convenientemente a los que, dolientes, pueden ser salvados ... Y desvarían, utopistas, insensatos sin considerar las fortunas que son tiradas en espectáculos ruidosos y funestos de exaltación de la sensualidad, del Fausto exagerado, de las disipaciones, sin que se les ocurra la necesidad de la aplicación correcta de tales patrimonios en medidas preventivas saludables o socorro a las multitudes famélicas y desnudas que pululan en todas partes, pereciendo, a modo de migaja de pan, revolviéndose en la desesperación por la ausencia de una gota de luz o una insignificante contribución de misericordia.
Cada minuto en cualquier vida es, por tanto, precioso para el Espíritu en rescate bendito. ¿Cuántas resoluciones nobles, decisiones felices o actitudes desdichadas ocurren en un relámpago, imprevistamente?
Penetrándose el hombre de responsabilidad y caridad, iluminado por la fe religiosa, fundada en hechos de la inmortalidad, de la comunicabilidad y de la reencarnación, abominara en definitivo la eutanasia intentando todo para cooperar con su hermano en los justos resarcimientos que la Divina Justicia le otorga para la conquista de la paz interior y de la evolución.

Trabajo realizado por Merchita
Extraído del libro “Después de la Tempestad” de Divaldo Pereira Franco

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Es importante no perder la serenidad!

Cuando te enfadas y te irritas, tu salud se resiente.Los órganos se perturban y sufrimos terriblemente.
Si un amigo te traicionó, si alguien te calumnió, y sobre todo si a aquél a quien ayudaste, cuando nadie más podia hacerlo, te trató injustamente, te calumnió...Te trató con ingratitud, olvidando todo el bien que le hiciste...PERDONA!
Son personas enfermas. Ten pena de ellas.Pero no pierdas tu serenidad.Que no respondas a la agresión no significa que ellas lleven razón....Demustras así tu superioridad moral y ejerces la Ley de Caridad

    Aportación de  :
    Mamen Pelayo Delgado
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    ECLARACIONES DE UN SUICIDA EN EL MÁS ALLÁ.

                   Querido hermano que tronchaste el árbol de tu aliento: aunque te halles preso de la confusión, te pido encarecidamente que escuches lo que voy a decirte durante unos instantes; luego, usando tu libertad, la cual pienso respetar, haz lo que tu voluntad te dicte. Yo sé que arrastrabas problemas graves, muy serios, y por lo que te conocí pensaste que con tu acción te librarías para siempre de los mismos. Ahora, por desgracia, compruebas que siguen ahí, a tu vista y que lejos de arreglarse se complicaron. ¿No ves que nada cuadra en toda esta coyuntura? Quiero que hagas un esfuerzo y que reflexiones, aunque soy consciente de que trabajo te va a costar, pero no lo hagas por quien te lo expresa sino tan solo por mis argumentos, pues se ha demostrado la razón  instrumento válido para resolver cuestiones dificultosas.

    Creías que la cuerda que anudaste en tu cuello serviría para silenciar tus lamentos, pues ninguna voz más atravesaría tu árida garganta, agostada por tantas y tantas quejas que de tu existencia emitías. Mírate, estoy a tu lado y veo el mismo panorama que tú divisas ahora. Si por imperiosa necesidad, producto de un errado examen, decidiste soltar el madero que te mantenía a flote y descender a la sima de los mares ¿cómo es posible que ambos contemplemos una y otra vez la escena por la que estamos ahora hablando? El cordel no resultó muy grueso pero tu intención sí que lo era, lo tenías pensado desde hacía tiempo, en tu mente pululaban las sombras del desánimo y finalmente, en violento y arrebatado impulso, te encerraste en aquella negra estancia, pusiste la silla justo debajo del ventanal, calculaste las medidas y ataste la soga debajo de tu mentón. Ya no querías escucharte más a ti mismo pues tus palabras te parecían un sinsentido y decidiste cortar la lengua a tus pensamientos. Pretendiste descansar para siempre y ahora, más extenuado que nunca, ya lo ves, la película de tu desenlace transcurre ante ti en sesión continua que no sabes cómo detener.

    Mas para entender, siento decirlo, es preciso que volvamos a la escena del crimen, aquel que perpetraste estrangulando tu hálito, el que te insufló Dios en la noche de los tiempos. Quiero que examines tu acción pero escuchando mis aclaraciones. Observa de nuevo la pantalla donde se exhibe la tragedia de tus días. Sujetaste en un extremo la cuerda al barrote del tragaluz, para asegurarte de que no se soltara y en macabro ritual, comenzaste a doblar tus rodillas cual forzada despedida, cada vez un poco más, y con tu gaznate ya morado, descendiste a losabismos, un poco más y un poco más. Ni siquiera tuviste necesidad de agarrar tu cuello con las manos para liberarte. Lo tenías todo tan planeado que preso de un dulce sueño, antesala letal, fuiste lenta pero inexorablemente, perdiendo la conciencia de la realidad hasta que vencido por el peso de tu cuerpo y de tu irresponsabilidad caíste sentado en tu siniestra poltrona, donde tu esqueleto fue a decir adiós, o mejor dicho, un hasta luego.

    ¿Creías de verdad, que tus conflictos quedarían resueltos en la espesura del olvido? ¿Piensas que tus apuros resultaron disipados por las brisas del azar? No te engañes amigo,nadie ventilará por ti las contrariedades de tu biografía, dejaste una familia destrozada, una esposa en soledad clausurada y unos hijos huérfanos de amparo. Sus problemas, lejos de disolverse, se agravaron. Y en cuanto a ti, si lo que pretendías era quebrar tu dolor, fallaste en tus previsiones, al convertirse este en el peor de los tormentos: una única sala de proyección, una sola película, la de tu final, con un único protagonista que hacía a la vez de espectador: tú. ¿Comprendes ahora que no puedes demolerlo indestructible porque es de naturaleza inmortal? ¿Desde cuándo creías que postergar la solución a tus contratiempos era el remedio ideal? Ahora, expías las faltas de tu ignorancia en lamentable y reiterado ceremonial, compelido por el efecto de tu propia acción.

    Querido hermano, llevas ya años reviviendo el mismo cuadro, ensimismado en un dolor moral insoportable, pues no puedes evitar escudriñar el repetitivo lienzo de tu estulticia, el que tú trazaste con la mano de tu obstinación, triste jornada de regresión en la que emborronaste tu senda evolutiva. Por eso estoy aquí, porque tu parálisis no puede resultar eterna, pues tampoco son perpetuos los sufrimientos ni la tortura derivados del incumplimiento de la ley natural. Ha sido en todo este tramo, donde no había alborada para ti y tan solo te rodeaba la más lúgubre de las penumbras, cuando has comprendido que el libre albedrío, aún en su grandeza, no debe intervenircontra los designios del CreadorDios de vivos, no lo olvides, mas alejado del que atenta contra lo más preciado del ser: su propia vida.
    Me preguntas por qué ahora y no ayer ni mañana. Te expondré la diferencia. Yo he permanecido junto a ti todo este tiempo, no me he separado de tu melancólica figura ni un instante pues ese constituye mi trabajo, el que fructifica en tarea por la que yo, al igual que todos, avanzo en mi camino dichoso, pues créeme hermano, que no contemplo en mí mayor gozo que el de cumplir con el encargo que los seres luminosos me encomiendan. ¡Qué honor! Mi misión es mi alegría. Mi labor, mi herramienta de prosperidad.

    Te conozco bien amigo, pues me mantuve testigo silencioso en tu prolongada ausencia del feudo del discernimiento; me convertí en tu invisible visitante pero no por ello, inhibido de tus amarguras. Te he analizado tanto que me he codeado con los rincones de tu historia, plena de altibajos y caídas pero también de insignes jornadas. He rezumado por los poros de tus recuerdos y ante tus persistentes negaciones, tan solo me permitía clavar mis retinas en la proyección de tus memorias, deseándote sinceramente, pronta iluminación a tus oscuridades. He respirado tu densa aflicción y compartido tus infinitas preguntas sin respuesta y en todos los casos, te he sonreído siempre, mas estabas sordo a mi influjo por tu pertinaz manía, pura obcecación que espantaba la luz regeneradora de las celestes dimensiones.

    Mas ¿por qué ahora me he mostrado ante ti? ¿Por qué he dejado de ser mudo e impalpable acompañante de tu desdicha? Has de saber que hoy gritaste como nunca, alzaste tu voz suplicando auxilio a las alturas, hoy pronunciaste la palabra “basta”, la cual cobró un eco tan resonante que alcanzó la fibra de los que me envían. Era la señal convenida, el signo distintivo por el que debía surgir ante tu perfil y aportar dictamen a tus dudas, fulgor ante la peor de las turbaciones, la suicida, aquella que procede de trastocar el plan divino para con sus hijos.

    Ahora ya sabes que no era tu momento, que la mudanza de plano no correspondía a tu alterada mano sino que ya estaba estipulada en otro soplo y en otras circunstancias que no respetaste. Y tú, cual antigua divinidad de un Olimpo vetusto, quisiste acortar los plazos a tus pruebas, las cuales no se desplegaron ante ti para hundirte en el lodo apresador sino para estimularte a la acción, adelantando así camino a tu amplio recorrido. Y sin embargo, estimado hermano, ni siquiera te paraste para recobrar fuerzas, simplemente decidiste por tu cuenta salir de la carrera, por lo que fuiste descalificado.

    Amigo, recobra la calma, purgaste tu transgresión con el peso de tu desconcierto, del que has permanecido reo durante largo período. Eleva tu pensamiento, regocíjate al igual que lo hago yo, pues vivías cautivo de tu pasado y las cadenas por las que te mantenías confinado han sido rotas por el cincel liberador. Ahora, con tu petición de auxilio, espontánea y que emancipa, ha amanecido para ti. El brillo del sol recuperará la calidez en tu piel, sensible ahora al deseo inmortal de superar la memoria de tus errores. El tiempo ha renacido en tu espíritu, tu reloj evolutivo se puso de nuevo en marcha, has sido readmitido en la pugna por la existencia y de aquí en adelante, has de retomarlos intervalos perdidos a través de nuevos desafíos que habrán de llegar. Deberás repetir parte del curso, pues nadie puede aprobar por ti las asignaturas pendientes de la vida, pero ahora alentado con energías esperanzadoras.

    Ven conmigo, te tiendo mis brazos para recogerte tiernamente, ya pasó lo peor, reposa ahora en buenas manos en la ciudad de la que provengo, pues aún conservas el alma herida, pero ahora, tu conciencia atisba la lucidez de antaño, aquella que te concede afrontar los retos de la existencia y separar la caridad del egoísmo, la que te permite perfeccionarte ante los ojos compasivos de los nobles espíritus. Aprende la lección y el dolor que el estancamiento conlleva, para sumergirte con toda libertad en los océanos del bien. Y recuerda, siempre, querido hermano rescatado de las garras del remordimiento, que el Padre siempre concede nuevas oportunidades a sus hijos abrumados, pues el amor y la misericordia moran eternamente en Él.



jueves, 20 de febrero de 2014

¿ENFERMEDAD O ENFERMOS?


¿ENFERMEDAD O ENFERMOS?
 Desde que el mundo es mundo, la Humanidad ha luchado contra las más variadas enfermedades.
Cuando consigue controlar una de ellas, otras surgen, más crueles y amenazadoras.
Se ha luchado con ardor por extirpar las enfermedades de la faz de la Tierra.
¿Más porque no se consigue, ya que la ciencia moderna tiene recursos fantásticos?
La respuesta es sencilla: han buscado curar los efectos y no las causas.
O sea, hemos efectuado esfuerzos para curar los cuerpos, olvidando que el enfermo  es el Espíritu inmortal y no el cuerpo que perece.
El cuerpo es como  un papel secante, que absorbe  y exterioriza las llagas que traemos en el alma.
La mente elabora los conflictos, los resentimientos, los odios que desarticulan las células de sus automatismos, degenerándolas y posibilitando el origen de tumores de varios tipos, especialmente cancerígenos, en razón de la carga mortífera de energía que las agrede.
La sed de venganza se vuelve contra el organismo físico y mental de aquel que la alienta,  facilitando la instalación de ulceras crueles y distonía emocionales perniciosas que  empujan  a ser a estados desoladores.
Las angustias cultivadas pueden ocasionar las crisi nerviosas, las migrañas, entre otros males.
La envidia, la cólera, la competición malsana  provocan indigestiones, hepatitis, diabetes, artritis, hipertensión, entre otros disturbios.
El desamor personal, el complejo de inferioridad, las amarguras, la auto piedad favorecen los canceres de mama, en la mujer, y de próstata, en el hombre, más allá de las disfunciones cardiacas, de los infartos brutales y otras dolencias.
 La impetuosidad, la violencia, las quejas sistemáticas, los deseos insaciables dan ocasión a los derrames cerebrales,  los estados neuróticos, psicosis de persecución, etc.
Como podemos percibir, la acción del pensamiento sobre el cuerpo es poderosa.
El pensamiento saludable es edificante fluye por la corriente sanguínea como tonificante  de las células,  pasando por todas ellas  y manteniéndolas en armonía.
 Lo contrario ocurre con el pensamiento desequilibrado.
 El hombre es lo que alimenta en su interior. Lo que surge en el cuerpo es la exteriorización de los males que cultiva en el alma.
No es otro el motivo por el cual Jesús alertaba a aquellos a quien curaba diciendo: Ve, y no vuelvas a pecar  para que un mal mayor no te acontezca.
Lo que quiere decir que la salud  está condicionada a la forma de vida de cada criatura.
Y que no hay dolencia, más si enfermos, que, en mayor o menor intensidad, somos todos nosotros.
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 Jesús, que fue ejemplo máximo de amor, jamás adoleció, porque era sano en Espíritu, lo que le proporcionaba la salud del cuerpo.
De esta forma, si queremos salud efectiva, mientras buscamos la cura del cuerpo tratemos también al verdadero enfermo, que es el Espíritu.
Redacción de Momento espirita
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                            EN FAMILIA

LA TIERRA ES NUESTRA CASA MILENARIA Y LA HUMANIDAD ES NUESTRA FAMILIA.

"Aprendan primero a ejercer piedad para con su propia familia y a recompensar a sus padres, porque esto es bueno y agradable ante Dios."
 – Pablo. (1 Timoteo, 5:4.)

La lucha en familia es problema fundamental de la redención del hombre en la Tierra. ¿Cómo seremos benefactores de cien o mil personas, si aún no aprendimos a servir cinco o diez criaturas? Esta es una indagación lógica que se extiende a todos los discípulos sinceros del Cristianismo.

Buen predicador y mal servidor son dos títulos que no se mezclan.

El apóstol aconseja el ejercicio de la piedad en el centro de las actividades domésticas, entretanto, no alude a la piedad que llora sin coraje ante los enigmas aflictivos, sino aquella que conoce las zonas neurálgicas de la casa y se es fuerza por eliminarlas, aguardando la decisión divina a su tiempo.

Conocemos numerosos hermanos que se sienten solitos, espiritualmente, entre los que se le agregaron al círculo personal, a través de los lazos consanguíneos, entregándose, por eso, a lamentable desánimo.

Es imprescindible, sin embargo, examinar la transitoriedad de las ligazones corporales, ponderando que no existen uniones casuales en el-hogar terreno. Mientras, preponderan ahí, las pruebas salvadoras o regeneradoras. Nadie desprecie, por tanto, ese campo sagrado de servicio por más que se sienta agobiado en la incomprensión. Constituiría falta grave olvidarle las infinitas posibilidades de trabajo iluminativo.

Es imposible auxiliar al mundo, cuando aún no conseguimos ser útiles ni siquiera a una casa pequeña – aquella en la que la Voluntad del Padre nos situó, a título precario.

Antes de la gran proyección personal en la obra colectiva, aprenda el discípulo a cooperar, en favor de los familiares, en el día de hoy, convencido de que semejante esfuerzo representa realización esencial.
Mensaje del Grupo Luz_Espiritual - Mari Carmen-España

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identificación de los Espíritus 

Un hecho que ha sido demostrado por la observación y confirmado por los Espíritus mismos es que los Espíritus inferiores adoptan con frecuencia nombres conocidos y reverenciados. En tal caso, pues, ¿quién puede asegurarse que los que dicen haber sido –por ejemplo- Sócrates o Julio César, Carlomagno o Fenelón, Napoleón o Washington, etcétera, hayan realmente animado a esos personajes? Tal duda existe entre algunos adeptos muy fervientes de la Doctrina Espírita. Éstos admiten la intervención y manifestación de los Espíritus, pero se preguntan qué control se puede tener en lo que respecta a su identidad. Y, en efecto, semejante control es bastante difícil de obtener. Pero si no puede lograrse de una manera tan auténtica como por medio de un acta de nacimientos, podemos al menos obtenerlo por presunción, conforme a ciertos indicios. 


Cuando se manifiesta el Espíritu de alguien que nos es personalmente conocido –un pariente o un amigo, por ejemplo-, sobre todo si ha muerto poco tiempo antes, sucede en general que su lenguaje está perfectamente relacionado con el carácter que le conocíamos en vida. Y este es ya un indicio de su identidad. Pero la duda deja casi de ser permitida cuando este Espíritu habla de cosas privadas, recuerda circunstancias de familia que sólo su interlocutor conoce. Un hijo no se equivocaría, seguramente, respecto al lenguaje de su padre o madre, ni los padres pueden engañarse acerca del de su hijo. En estos tipos de evocaciones íntimas suelen acontecer cosas conmovedoras, capaces de convencer al más incrédulo. El escéptico más endurecido queda muchas veces aterrado ante las revelaciones inesperadas que se le hacen. 



Otra circunstancia muy característica viene en apoyo de la identidad. Hemos dicho ya que la escritura del médium cambia, por lo general, según el Espíritu evocado, y que dicha escritura se produce con exacta igualdad cada vez que se hace presente el mismo Espíritu. En numerosas ocasiones se ha verificado que, sobre todo con personas fallecidas poco tiempo atrás, esa escritura tiene un parecido sorprendente con la de la persona en vida. Se han visto rúbricas de una exactitud perfecta. Pero, por otra parte, estamos lejos de dar este hecho como una regla y, sobre todo, una regla constante. Los consignamos simplemente como un detalle digno de nota.


martes, 18 de febrero de 2014

DINAMO-PSIQUISMO UNIVERSAL


DINAMO PSIQUISMO UNIVERSAL

David Grossvater

El hombre fósil de la prehistoria, fue el hombre viviente de ayer y el Homo Sapiens de hoy será el fósil de mañana.
Nadie puede asegurar lo que será el hombre del porvenir, pero siguiendo la trayectoria de su evolución ascendente, se puede prever, lo que llegará a ser dentro de algunos millones de años; y bien seguro que el hombre de entonces, al contemplar desde su elevación nuestro atraso y nuestra animalidad casi primitiva, quizás desdeñe nuestro parentesco, así como nosotros desdeñamos del que nos une al simio.
Pero más inteligente que nosotros y con un concepto dinámico genético, y una dialéctica superior, sabrá comprender mejor que nosotros, que todo en la vida se encadena en series y en ciclos, que a su vez se relacionan entre sí.
 Que todo cuanto existe, desde el átomo a la estrella, desde el protozoario al hombre y aún más allá de él, todo es concurrente y solidario.
Que todo vive, respira, siente, piensa y quiere, animado por la misma vida, por el mismo espíritu, por el mismo Dinamo Psiquismo Universal.
 Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta,
desde Venezuela
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                                    ACCIÓN DE LA  ORACIÓN.       
                              TRANSMISIÓN DEL PENSAMIENTO

9. La oración es una invocación; por ella un ser se pone en comunicación mental con otro ser al que se dirige. Puede tener por objeto  hacer un pedido, dar gracias o glorificar. Se puede orar para sí mismo, para otro, para los vivos y para los muertos. 
Las oraciones dirigidas a Dios son oídas por los Espíritus encargados de la ejecución de su voluntad, y las que se dirigen a los buenos Espíritus son transmitidas a Dios. Cuando se ora a otros seres y no a Dios, sólo es con el título de intermediarios, de intercesores, porque nada se puede hacer sin la voluntad de Dios.
10. El Espiritismo hace comprender la acción de la oración, explicando el modo de transmisión del pensamiento, ya sea cuando el ser a quien se ruega venga a nuestro llamamiento, o cuando nuestro pensamiento llega a él. Para formarse una idea de lo que sucede en esta circunstancia, es necesario imaginarse que todos los seres, encarnados y desencarnados, sumergidos en el fluido universal que ocupa el espacio, como aquí en este mundo lo estamos en la atmósfera. Ese fluido recibe el impulso de la voluntad; es el vehículo del pensamiento, como el aire lo es del sonido, con la diferencia de que las vibraciones del aire están circunscritas, mientras que las del fluido universal se extienden al infinito. Luego,cuando el pensamiento se dirige hacia un ser cualquiera que está en la Tierra o en el espacio, de
encarnado a desencarnado, o de desencarnado a encarnado, se establece una corriente fluídica entre los dos, la cual trasmite el pensamiento como el aire transmite el sonido.
La energía de la corriente está en razón del vigor del pensamiento y de la voluntad. Por eso, la oración es oída por los Espíritus, en cualquier lugar que se encuentren, como los Espíritus se comunican entre sí, como nos transmiten sus inspiraciones y como se establecen relaciones a distancia entre los encarnados.
Esta explicación, es sobre todo, para aquellos que no comprenden la utilidad de la oración puramente mística; no tiene como objetivo materializar la oración,sino con el fin de hacer comprensible su efecto,mostrando que puede tener una acción directa y efectiva. Por esto, no queda menos subordinada a la
voluntad de Dios, juez supremo de todas las cosas y el único que puede hacer su acción efectiva.
11. Por la oración, el hombre llama el concurso de los buenos Espíritus, que vienen a sostenerle en sus buenas resoluciones y a inspirarle buenos pensamientos; adquiere de esta forma, la fuerza moral necesaria para vencer las dificultades y volver a entrar en el camino recto si se apartó de él, así como también
puede desviar de sí los males que se atrae con sus propias faltas. Un hombre, por ejemplo, ve su salud deteriorada por los excesos que cometió, arrastrando hasta el fin de sus días una vida de sufrimientos; ¿tiene acaso, derecho a quejarse si no consigue la curación?
No, porque podría haber encontrado en la oración la fuerza necesaria para resistir las tentaciones.
12. Si se dividiesen los males de la vida en dos partes, una compuesta de aquellos que el hombre no puede evitar y la otra de las tribulaciones cuya primera causa es él mismo por su incuria y sus excesos (Capítulo V, número 4), se vería que ésta sobrepasa de mucho en número a la primera. Es, pues, evidente, que el hombre es el autor de la mayor parte de sus aflicciones, y que se las ahorraría si obrase siempre con sabiduría y prudencia.
No es menos cierto que estas miserias son el resultado de nuestras infracciones a las leyes de Dios,y que si observásemos puntualmente esas leyes, seríamos perfectamente felices. Si no traspasáramos el límite de lo necesario en la satisfacción de nuestras necesidades, no tendríamos las enfermedades que son
consecuencia de los excesos y las vicisitudes que esas enfermedades ocasionan. Si pusiéramos límite a nuestra
ambición, no temeríamos la ruina. Si no quisiéramos subir más alto de lo que podemos, no temeríamos caer.
Si fuésemos humildes, no sufriríamos las decepciones del orgullo humillado. Si practicáramos la ley de caridad,no maldeciríamos ni seríamos envidiosos, ni celosos, y evitaríamos las querellas y las disensiones. Si no hiciéramos mal a nadie, no temeríamos las venganzas,etc.
Admitamos que el hombre no pueda nada sobre los otros males; que toda oración sea superflua para preservarse de ellos; ¿no sería ya mucho el que pudiera evitar todos los que provienen de sí mismo? Pues aquí la acción de la oración se concibe fácilmente, porque tiene por objeto evocar la inspiración saludable de los buenos Espíritus, pidiéndoles fuerza para resistir a los malos pensamientos, cuya ejecución puede sernos
funesta. En este caso no es que nos apartan del mal, sino que nos desvían a nosotros mismos del pensamiento que puede causar ese mal; en nada entraban los decretos de Dios ni suspenden el curso de las leyes de la naturaleza; sólo nos impiden infringir estas leyes dirigiendo nuestro libre albedrío; pero lo hacen sin nuestro conocimiento, de manera oculta, para
no encadenar nuestra voluntad.  El hombre se  encuentra entonces, en la posición de aquél que solicita buenos consejos y los pone en práctica, pero que siempre es libre de seguirlos o no. Dios quiere que sea así para que tenga la responsabilidad de sus actos y le deja el mérito de la elección entre el bien y el mal. Esto es lo que el hombre siempre está seguro de obtener si lo pide con fervor y es a lo que sobre todo pueden aplicarse estas palabras: “Pedid y se os dará”.
La eficacia de la oración, incluso reducida a esta proporción, ¿acaso, no tendría un resultado inmenso?
Estaba reservado al Espiritismo el probarnos su acción por la revelación de los intercambios que existen entre el mundo corporal y el mundo espiritual. Pero no se limitan a esto sus efectos.
La oración es recomendada por todos los Espíritus; renunciar a la oración es desconocer la bondad de Dios; es renunciar para sí mismo a su asistencia, y para otros al bien que puede hacérseles.

COLECCIÓN DE ORACIONES ESPÍRITAS (PRIMERA PARTE) ALLAN KARDEC.
Aportación de Juan Carlos Mariani
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          LA VERGÜENZA DE SER HONESTOS

Rui Barbosa


El brasileño Rui Barbosa, gran jurista y diplomático, notable escritor, además de un extraordinario orador, dejó un escrito que nos hace reflexionar sobre la actual situación de nuestra sociedad.
Él escribió: “de tanto ver triunfar las insignificancias, de tanto ver prosperar la deshonra, de tanto ver crecer la injusticia, de tanto ver agigantase los poderes en las manos de los malos, el hombre llega a desanimarse de la virtud, a reírse de la honra, a tener vergüenza de ser honesto…”
La indignación de Rui Barbosa, aunque haya sido hace mucho tiempo, tiene sentido y es digna de nuestras reflexiones.
Personas que se dejan llevar por la opinión de la mayoría, fácilmente se enredan en la falta de honestidad con la justificación de que “todo el mundo lo hace”.
Ese es un lamentable equívoco, fácil de percibir con algunas reflexiones.
Considere que usted es un espíritu libre e independiente, que sobrevive a la muerte del cuerpo físico, y que recibirá de las ideas de la vida, conforme sus obras.
Considere, aun, que usted llegó al mundo solo, y solo volverá, cuando llegue su hora.
Usted, es solamente usted, responderá por sus acciones, nadie más.
Incluso que “todo el mundo lo haga”, cada uno será responsable, individualmente, delante de la propia conciencia.
De esa forma, no permita que esa onda de falta de honestidad y corrupción, que asola gran parte de la población, arrastre con usted también para el lodazal.
Acuérdese de que delante de su conciencia usted estará siempre solo, sin testimonio de defensa, a no ser sus actos nobles.
No vale la pena abrir la mano del único patrimonio que realmente le pertenece, que es la honradez, por algún dinero o beneficio oscuro, que tendrá que dejar en la aduana del túmulo.
La dignidad es el patrimonio más valioso que alguien puede tener. No lo desperdicie con cosas efímeras que pertenecen a la tierra.
Y lo que es más interesante, es que hasta las personas deshonestas cuentan con personas dignas, en quien puedan confiar... ¡Extraña paradoja!
Por más que se diga que la falta de honestidad está en alza, hemos visto verdaderos imperios desmoronarse por causa de la falta de ética.
Hemos visto empresas e instituciones de prestigio, bancos sólidos, viniéndose abajo por forjar resultados, defraudar documentos, engañar, extorsionar...
Empresas que no trabajaban con la transparencia están perdiendo a sus inversores, que prefieren apostar en una relación de confianza.
Se puede percibir que en el medio económico la confianza aun es el capital que más atrae y multiplica el dinero.
Nadie, en sana conciencia, invierte en instituciones o empresas en las cuales no confía.
Y es importante recordar que las empresas son dirigidas por personas. Y son las personas las que dan fiabilidad o no a los negocios.
Por tanto, es siempre el individuo el portador de los valores morales capaces de generar confianza, la única base capaz de sustentar tanto los negocios como la amistad.
Sin duda esas reflexiones son oportunas y deben hacernos pensar al respecto.
Al final, si la falta de honestidad se vuelve regla general de conducta, ¿qué será de nuestra sociedad?
Por tanto, vergüenza de ser honestos: ¡jamás!
Piense en eso, y no contribuya para turbar el lago de la esperanza con el detrÍtus de la falta de honestidad.

 Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta

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