viernes, 13 de julio de 2018

La Ciencia y el Espíritu


Sumario de temas para hoy:

 -Amuletos, Medallas y Talismanes
 -Creacionismo vs Evolucionismo
 - ¿La Verdad es relativa ?
 - La Ciencia y el Espíritu






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                     AMULETOS, MEDALLAS Y TALISMANES
                                                       
Ciertos objetos, como medallas y talismanes, ¿poseen la propiedad de atraer o de rechazar a los Espíritus, según pretenden algunas personas? 

“Esta pregunta no tiene sentido, porque bien sabéis que la materia no ejerce ninguna acción sobre los Espíritus.- Tened la convicción de que un Espíritu bueno jamás aconsejará semejantes absurdos.. La virtud de los talismanes, sea cual fuere su naturaleza, nunca existió, salvo en la imaginación de las personas crédulas.” 
EL LIBRO DE LOS MEDIUMS 
ALLAN KARDEC 


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  CREACIONISMO VS. EVOLUCIONISMO
Camilo Flammarión
Zoom 75%

La cuestión del origen del hombre, es sin duda alguna, la más interesante, la de mayor importancia, de todas cuantas cautivan nuestra atención.
El hombre fue creado por la  voluntad directa de un dios, en virtud de un milagro; o el hombre desciende de los animales que la han precedido, en la evolución de la naturaleza.
Estas son las únicas hipótesis posibles, no puede haber una tercera.
La primera implica el milagro y el origen sobrenatural, no sólo del hombre, sino también de todos los animales, de todas las plantas y todos los minerales. Todos los seres vivos debieron nacer adultos y ya en condiciones convenientes para poderse nutrir y reproducirse.
La segunda es el producto de la deducción científica. Todas las especies se han formado de un modo natural, derivando unas de otras.
¿Cuál es el medio para conocer la verdad?
1º) Tener el espíritu libre
2º) Observar lo que sucede en la naturaleza.

Examinemos, pues al hombre con la más completa independencia e imparcialidad.
Empecemos por su vida embrionaria. En el comienzo de su vida embrionaria, el hombre es una simple célula. El ovario humano es esencialmente parecido al de los demás mamíferos.
Es imposible reconocer en el primer estado distinción alguna entre el embrión del hombre y algunos mamíferos, pájaros o reptiles. En las primeras semanas de su vida embrionaria, el hombre pasa sucesivamente, por las principales especies animales, que existen hoy en día.
El embrión  de un niño en la cuarta semana, y los de un perro en la misma edad, de una tortuga de igual fecha o de un polluelo de cuatro días, se parecen hasta el punto de poderlos confundir.
La misma naturaleza responde la pregunta, con nuestra embriogenia actual. Pero cuando ya estamos enteramente formados, aún nos restan órganos rudimentarios o atrofiados que nos son totalmente inútiles y que no pueden ser sino un legado de nuestros antecesores.
En lo anterior se encuentran el vello que cubre nuestro cuerpo, los músculos de la oreja, con los cuales no logramos mover nada, mientras los animales si lo hacen. En el ángulo interno de nuestro ojo, hay un repliegue semilunar, que es el último vestigio del tercer párpado interno de algunos animales, como los pájaros, los reptiles, etc.
La cola de los monos la conservamos, aún durante dos meses, al principio de la vida embrionaria.
Todos estos órganos, son otras tantas pruebas, que establecen la verdad de la teoría de la descendencia, o transformació n natural.
Si el hombre o cualquier otro ser hubiese sido hecho  desde el principio, con un objeto determinado, si hubiesen sido llamados a la vida por un creador, la existencia de esos órganos no tendría ninguna razón de ser.
La teoría de la descendencia por el contrario, da  con mucha sencillez la explicación, y nos enseña que los órganos rudimentarios, son partes del cuerpo que, con el transcurso de los siglos, han quedado fuera de servicio.
Y a pesar de que nuevas adaptaciones los han hecho inútiles,  no por eso han dejado de trasmitirse, de generación en generación.
Todas las conclusiones confirmadas por la Geología y Paleontología, confirman que hay una progresión continua, de los organismos más sencillos a los más complicados.
Entre los diversos tipos de animales fósiles, se observa gradación sucesiva, como si alguna fuerza de organización se hubiera ingeniado para añadir, modificar y complicar incesantemente, llevando al infinito el número y variedad de las especies. Pero queda la huella del movimiento, y ¿no hereda acaso el niño, la facultad esencial del mono?
Hay algunos hombres que prefieren ser descendientes de un Adán perfecto, que haberse elevado desde el simio progenitor. Es cuestión de gusto…

Extractado de su obra:
“Noches de Luna”


Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta

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         ¿ La Verdad es relativa?

                        


Un cuestionamiento común al estudioso del Espiritismo, es en cuanto a la verdad y su posible relatividad. Oímos sobre el asunto y las opiniones son diversas, algunos creyendo que sí y otros opinando que no. Al final, ¿la verdad es relativa?.
La respuesta no es dificil, pero tampoco es tan simple cuando tiene que ser presentada. Cuando indaguemos en fuentes seguras que nos puedan aclarar este interesante asunto y aprovechemos el precioso recurso de la reflexión, encontraremos la comprensión más acertada  para este tema.
La verdad ha sido motivo de discusión desde que el hombre se entendió como ser racional en busca de respuestas para comprender la vida y sus  manifestaciones. Filósofos, pensadores, educadores, científicos, religiosos y humanistas, han procurado descubrir el real sentido del vocablo verdad en la senda intrincada del descubrimiento del conocimiento universal.
El filósofo Rene Descartes, en su clásico Discurso del Método1, llegó a elaborar una metodología para la busca del conocimiento verdadero. En ese documento, el conocido filósofo acuñó la célebre frase: "Pienso, luego existo".
La razón de la existencia humana es encontrar la verdad. Pero, por cautela, los amigos espirituales recomendaron en la principal obra espírita:
Importa conocer que cada cosa viene a su tiempo. La verdad es como la luz: el hombre precisa habituarse a ella, poco a poco; de lo contrario, queda deslumbrado 2. (...)
Al desarrollar con criterio el contenido acerca del carácter de la revelación espírita, Kardec expuso: "La característica esencial de cualquier revelación tiene que ser verdad. Revelar un secreto es hacer conocido un hecho; si es falso, ya no es un hecho y, en consecuencia, no existen revelación 3. (...)"
Más adelante, el Codificador prosigue profundizando en la cuestión:
Lo que de nuevo enseñan los hombres, ya sea en orden físico, ya sea en orden filosófico, son revelaciones. Si Dios suscita reveladores para las verdades científicas, puede, con más razón, suscitarlos para las verdades morales, que constituyen elementos esenciales del progreso. Tales son los filósofos cuyas ideas atraviesan los siglos 4.
Pastorino, en su reconocida sabiduría como filósofo del Evangelio, ya en el Plano Espiritual, nos enseña que,
El conocimiento de la Verdad libera al ser human de las ilusiones y lo impulsa al crecimiento espiritual, multiplicándole las motivaciones en favor de la auto-iluminación, gracias a la cual se hace más fácil la ascensión a los planos celestiales 5.
El conocimiento de la verdad, entonces, es el destino de toda criatura que la ansía por el entendimiento sobre las principales cuestiones de la vida, que vienen preocupando al hombre durante el transcurso del proceso de su evolución antropomórfica: ¿ De dónde vengo?; o ¿Qué estoy haciendo en la  Tierra?; y ¿Para donde iré después de partir de aquí?. Son preguntas que las religiones, las ciencias y las filosofías, al intentar resolverlas, todavía no alcanzaron el éxito. Y para las cuales el Espiritismo tiene las elucidaciones precisas y satisfactorias para el espíritu científico y racional que  abunda en nuestra época.
Para acceder a estas informaciones, es imprescindible conocer los fundamentos básicos del Espiritismo, por la lectura y estudio de las obras que componen la Codificación Espírita. Luces de esclarecimiento y bálsamos de concuelo, son ofrecidos en esos preciosos libros y en otros complementarios, procedentes de la psicografía de Zilda Gama, Yvonne Pereira, Chico Xavier, Divaldo Franco, entre tantos otros colaboradores de Cristo en la evangelización de la Humanidad terrena.
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En respuesta al cuestionamiento formulado al inicio de este texto, aclaramos que la verdad es absoluta. Gradual es la revelación de la verdad que es relativa para nuestra capacidad de comprenderla.
Así, es natural que, al centrarnos en  nuestra evolución moral e intelectual, presentaremos también mejores condiciones de entender y  aceptar la verdad, integrándonos en definitiva, a los propósitos divinos que las palabras de Jesús traducen con propiedad: "Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres"6
Referencias:
1 DESCARTES, René. Discurso del método. 
2 KARDEC, Allan. El libro de los Espíritus. 
3 La Génesis: Los milagros y las predicciones según el Espiritismo. Cap. 1: Carácter de la revelación espírita, it. 3
5 FRANCO, Divaldo P. Impermanencia e inmortalidad. Por el Espíritu Carlos Torres Pastorino. 
6  Evangelio de Juan, 8: 32.

( Art. tomado de Verdad y Luz )

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                       LA CIENCIA Y EL ESPÍRITU





    La grandiosidad de los conceptos filosóficos que  se desprenden de la Reencarnación y del Espiritismo que la apoya y sostiene, está precisamente en  que  esta idea, aunque ignorada por las corrientes materialistas y ateas,  está respaldada por investigaciones de carácter científico, que las han confirmado alguna vez. 



    Asimismo  el desconocimiento de lo  trascendente  originado por las religiones dogmáticas occidentales que  han tenido durante la Historia  buen cuidado en ocultarla por mantener intereses mundanos que se apoyaban en sus postulados de carácter político o religioso y estos  chocaban frontalmente contra lo que nos muestra  esta idea  que acompañó a la Humanidad  desde sus orígenes, hacen que, en general, sea una realidad poco conocida y poco tomada en serio, como si de una superstición  o dogma  religioso  más se tratara



    Han sido muchos los investigadores y hombres de Ciencia que han enfocado sus estudios y esfuerzos al esclarecimiento de este asunto.

Durante décadas pasadas, la Parapsicología ha estudiado e investigado los fenómenos Psi-Theta, recurriendo al nombre de  la última letra griega, que es la inicial de Thanatos, y significa muerte, para englobar bajo este epígrafe las manifestaciones paranormales que sugieren una presunta intervención de un Ser humano después de  la muerte, o sea, de su Espíritu.



    Hay científicos que por desconocimiento de las leyes Cósmicas  no físicas, de las que estamos  afectados todos los humanos, se vuelven dogmáticos en sus conocimientos, acogiéndose ciegamente a los postulados  de la Ciencia oficial  que recibieron en la Universidad, no siendo capaces de salirse de ellos intentando llegar a un paso más allá de los mismos por temor a sufrir un desprestigio profesional, o incluso a ser  tildados de anticientíficos o de charlatanes.



    Los seres humanos, tantas veces engañados, nos hemos vuelto desconfiados y escépticos; de otra parte es de señalar que lo nuevo y desconocido asusta, pues suele  trastornar anteriores "verdades" adquiridas y fijadas como dogmas inamovibles, y los científicos nunca han sido una excepción, haciendo gala de un orgullo que les dificulta reconocer errores anteriores o admitir nuevas verdades que pongan en entredicho sus postulados científicos; además eso de la espiritualidad y lo paranormal, parece ser que en nuestra sociedad materialista y pragmática, ya no se lleva  y claro está, a casi nadie le apetece nadar contra corriente. Esto no es de ahora, puesto que no sucede por ningún principio científico, sino que es propio de los seres humanos de todas las épocas, solo basta que recordemos lo que sucedió con Galileo, Giordano Bruno, etc.

     Sin embargo cada vez más, van aumentando los que como los salmónidos en el río,  se atreven a nadar contra corriente, rompiendo si es necesario esas barreras dogmáticas, cuando  se atreven a investigar seriamente y por encima de todo, en busca de la verdad, ciertos cuadros clínicos o psiquiátricos y a veces ciertos fenómenos, cuyas causas  transcienden a la materia.

    No existen pruebas totalmente objetivas sobre la supervivencia del Ser después de la muerte porque el Espíritu no es nada material, tangible o maleable, que se pueda medir, pesar, o someter a pruebas de laboratorio como si fuese un elemento físico de cualquier clase.  El Ser espiritual es algo tan inmaterial como real, por lo que no es un elemento analizable en laboratorio humano alguno, y  encima, para aumentar aún más las dificultades y hacer dudar de sus intentos de comprobación   al investigador  que se atreva con ello, los que lo intentan saben que se enfrentan en este campo de investigación, a algo que además de ser inmaterial, demuestra una existencia real, de un ser vivo, aunque invisible e intangible, pero que muchas veces demuestra que  posee  inteligencia y una  voluntad propia.

    De todos modos,  en ocasiones se han obtenido por ciertos científicos-héroes, algunas evidencias de carácter científico, que  aunque se les pueda calificar como subjetivas, otorgan una completa seguridad a quien las experimenta, porque después del primer impacto de sorpresa que causa un fenómeno, hacen que la mente analítica se ponga a funcionar y despierte en nosotros una inquietud ante estas realidades extraordinarias  pero evidentes, que así se presentan. Los fenómenos paranormales constituyen pruebas innegables, aunque  se tilden de subjetivas, sobre la existencia y supervivencia del Espíritu humano y su reencarnación, y estas se pueden aceptar con el mismo derecho que se aceptan otra clase de pruebas, como las filosóficas, las históricas o las de jurisprudencia, que en cualquier caso, se podrán admitir o no, porque no ofrecen una posible comprobación experimental.

    Aunque se pueda considerar como subjetiva la demostración científica de la existencia del Alma o Cuerpo fluídico, este concepto y su inmortalidad dejan de ser una creencia apoyada en la fe, o en un simple dogma indemostrable, para confirmarse a través de la mediumnidad y de experiencias comprobadas y reconocidas por hombres y mujeres de Ciencia de diversos países.

- Jose Luis Martín-

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“La supuesta memoria de una vida anterior es viva,  entre los dos y tres años de edad del niño. Después va decayendo hasta desaparecer, excepto si se estimula con frecuencia”.
                                       - Dr. Benerjee -

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miércoles, 11 de julio de 2018

Actividad de los Espíritus


  Hoy vemos aquí:

-Aspectos mediúmnicos de la terapia de la desobsesión.
-Leyes de la comunicación espírita
-Historia de la idea de la reencarnación en occidente  y  en otras zonas de la Tierra
- Actividad de los Espíritus

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ASPECTOS MEDIÚMNICOS LA TERAPIA                    DE LA DESOBSESIÓN 

      “Entre los escollos con que tropieza la práctica del espiritismo hay que incluir, en primera línea, a la obsesión, vale decir, el dominio que algunos espíritus suelen ejercer sobre ciertas personas… Y si logran dominar a alguien, se identifican con el espíritu de esa persona, conduciéndola como si se tratara realmente de un niño.” (Libro de los médiums; Capítulo XXIII, 237)

     Cuando hablamos de la desobsesión, pensamos en los casos motivados por enemigos del pasado, en pesadas deudas kármicas; sin embargo, la obsesión es un problema que abarca diferentes grados y matices. Sin duda, todos estamos sometidos a influencias de todo tipo. Vivimos en una verdadera atmósfera psíquica, producto de la suma de todos los pensamientos que interactúan unos sobre otros; tanto de encarnados sobre encarnados como de espíritus desencarnados sobre quienes tenemos una materia física. Por ley de afinidad vamos atrayendo compañías espirituales sin darnos cuenta, en función a como pensamos  y actuamos, incentivando y potenciando esas mismas ideas bien positivas o negativas; generándonos paz y armonía o, en los otros casos, desequilibrio y confusión. Los más preocupantes son aquellos catalogados por Kardec como de fascinación, definiéndolo como “Una ilusión producida por la acción directa del espíritu sobre el pensamiento del médium, y que de algún modo paraliza su juicio…”.

       A veces, resulta complicado saber si nos encontramos ante un caso de obsesión; no obstante, existen indicios que nos pueden poner en alerta. Es bastante común, cuando se organizan conferencias, charlas, reuniones, e incluso cuando acuden al centro espirita personas para resolver dudas o problemas, el encontrarse algunas de ellas con una desorientación y desequilibrio bastante claros. Son aquellas que exponen sus conflictos o dudas y preguntan pero, en algunos casos, apenas dejan hablar porque interrumpen las respuestas; que creen saber porque han oído o leído algo, pero mezclan fantasía con medias verdades. Todo ello puede ser un síntoma de las “malas compañías espirituales” que poseen sin darse cuenta. Algunos de los síntomas que se pueden percibir al hablar con estas personas pueden ser los siguientes: Ideas erróneas. Fantasía, medias verdades, mezcla de ideas inconexas. Falta de atención. Dispersión mental. Fijaciones mentales. Bucle de ideas repetitivas. Autocompasión. Falta de confianza en uno mismo. Ideas negativas. Rebeldía. La culpa de los otros. Injusticias. Resentimiento. Otros directamente, cuando acuden buscando consejo y orientación, ya son conscientes de que algo no va bien, sienten la presencia y la influencia clara de seres invisibles que les inducen a transitar por caminos tortuosos, con entorpecimientos y dificultades en la vida que el afectado no considera normales. También con manifestaciones mediúmnicas espontáneas que dejan patente el problema sin ningún género de dudas.

      La mejor psicoterapia para estos casos consiste en atender a estas personas fraternalmente, con bondad, con paciencia, pero con firmeza, indicando que la principal premisa para comenzar a resolver su conflicto consiste, una vez ha expuesto su problema, en escuchar atentamente las aclaraciones que se le van a dar y poner los medios necesarios para resolver su conflicto. Hacerle ver que su problema no se soluciona con fórmulas mágicas, ni con pases, ni con trabajos especiales o milagrosos. La llave y la puerta de salida la tiene el paciente. Nosotros podremos orientar, pero el esfuerzo le compete exclusivamente a él, salvo en los casos más graves. Con las palabras del orientador inspiradas por los buenos espíritus, aclarando dudas y conceptos, ofreciéndole nuevas ideas que le den otra visión del problema, se busca modificar la estructura psíquica de la persona perturbada, siendo esto la mejor forma de iniciar su recuperación.

     La clave se encuentra en las palabras de Joanna de Ângelis: “Todo empieza en el pensamiento. Toda vez que un pensamiento fuera perturbador, sustitúyalo por otro que sea positivo”. Si son capaces de salir de esa espiral negativa, sustituyendo los pensamientos perniciosos por otros más saludables y optimistas, el proceso de autocura, de desobsesión, estará en marcha favorablemente. Pero para ello se requiere constancia; esto se traduce, por ejemplo, en acudir regularmente al centro espírita para escuchar y participar de las actividades, aunque sea como oyente. Durante su estancia, el mundo espiritual aprovecha para trabajar la parte psíquica y espiritual del obsesado, así como también a los obsesores. La oración juega un papel fundamental. Como reza el evangelio: “Pedid y se os dará”. De esta forma, se puede establecer un puente que rompa los lazos perniciosos con estas entidades malévolas, entrando en contacto con la fuente divina de amor a través de sus mensajeros; restableciendo poco a poco el equilibrio, adquiriendo fuerzas para rechazar sus embestidas, retomando el control sobre uno mismo amparado por la confianza absoluta en lo Alto.

     Son variadas las tareas que realizan las entidades positivas, o equipo espiritual, sobre el recinto de reunión que es el centro espírita. También en los lugares en que ocasionalmente se pudiera celebrar una actividad doctrinaria y de estudio, esto es, acudiendo previamente al recinto, para higienizar psíquicamente y magnéticamente el lugar donde se va a celebrar. Allí se crea un “cordón de seguridad” que las entidades negativas y obsesoras no pueden traspasar. Al quedarse fuera, tratarán de controlar a distancia, mentalmente, a su víctima; y si no les es posible, entonces aguardan su salida para retomar la influencia nociva.

     En lo que respecta sobre la terapia de desobsesión, se puede decir que existen dos procesos simultáneos muy importantes. Por un lado, el atendimiento fraterno, las palabras que se le puedan trasladar a la persona con problemas; y por otro, la gran labor por parte de las entidades benefactoras que estudian el caso, siendo ellos mismos generalmente los inductores de dicha visita para aportarle la solución adecuada. Toman nota de los perseguidores del paciente para que, cuando sea posible, recogerlos y llevarlos a trabajos específicos de desobsesión, sea en ese mismo centro o en otro que ellos consideren apto para dichas sesiones mediúmnicas.

      Para conseguir el éxito en esta empresa, es imprescindible la implicación de todos los trabajadores espíritas; esto se traduce en un trabajo diario, tanto a nivel personal, de reforma intima, de la adquisición de los conocimientos básicos, como también de un esfuerzo común para convertir el centro espírita en un remanso de paz y de fraternidad mutua. El trabajo especializado de las entidades superiores, si se encuentra dinamitada por pensamientos desequilibrados de los propios componentes del grupo, si existen rencillas, rencores, resentimientos, desconfianza o incluso cualquier modalidad de fanatismo, complica sobremanera el trabajo de las entidades benefactoras.

     Podemos tener grandes proyectos para ayudar en las tareas de auxilio espiritual; sin embargo, la principal premisa, la más ingrata y que menos gusta por el sacrificio que representa, es la renuncia a los egos, a los personalismos; el esfuerzo por conseguir la unión de todos, trabajando para que se puedan dar las condiciones adecuadas para poder ayudar con eficacia a nuestros semejantes.

     De esta manera, y sin apenas darse cuenta, los trabajadores espíritas pueden hacer una gran labor sin ningún tipo de protagonismo innecesario, puesto que al comprender la mecánica del trabajo que realiza el mundo espiritual con los problemas de obsesión, se despeja cualquier duda y traslada un mensaje de seguridad. Es decir, actuar con sencillez y deseos de ayudar al prójimo, además de una buena base de conocimientos, es más que suficiente para realizar un trabajo de desobsesión de calidad. La clave consiste en convertirse en instrumentos dóciles y sin afán de protagonismo, conscientes de que la verdadera labor, como ya hemos comentado en otras ocasiones, le pertenece a ellos, que son los que saben de la verdadera dimensión de los problemas actuales y pasados de las personas que acuden a nosotros pidiendo ayuda.

     En resumen, el bien siempre sobrepuja al mal, pero hay que buscar los medios para conseguirlo. Alimentando la razón con el conocimiento espiritual, la unión y el trabajo interior de cada uno, se estará contribuyendo a que la parte espiritual positiva encuentre el marco ideal donde poder atraer a todas aquellas almas perdidas, desorientadas, que necesitan de la luz del amor y del conocimiento clarificador. Esta es la tarea importante que nos atañe y ese es el compromiso que firmamos antes de encarnar.

 José Manuel Meseguer
-2017, Amor, Paz y Caridad

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LEYES DE LA COMUNICACIÓN ESPÍRITA


Sabemos que todo vibra e irradia en el Universo porque todo es fuerza, luz y vida. Penetra a la Naturaleza, en sus menores átomos, una energía infinita – origen de todos los fenómenos. Idénticamente, cada Espíritu, libre o encarnado, posee, conforme a su nivel de adelantamiento y de pureza, una irradiación cada vez más rápida, intensa  luminosa.
La ley de las atracciones y correspondencias rige todas las cosas; las vibraciones, atrayendo vibraciones similares, aproximan y vinculan a las almas, los corazones, los pensamientos.
Nuestros malos deseos y concupiscencias crean en torno a nosotros una atmósfera fluídica impura, propicia a la acción de las influencias del mismo orden, al paso que las nobles aspiraciones atraen las saludables vibraciones, las irradiaciones de las esferas superiores.
Tal es el principio de la evolución; reside en la capacidad, que posee el indivíduo, de asimilar las fuerzas misteriosas de la Naturaleza, para elevarse, mediante  su auxílio, y ascender gradualmente hasta la causa de las causas, la Fuente inexorable de la que procede toda la vida.
La escala ascensional comporta planos sucesivos y superpuestos; en cada uno de ellos los seres son dotados del mismo estado vibratorio, de medios análogos de percepción que les permiten reconocerse mutuamente, al paso que se  conservan invisibles y muchas veces  hasta irreconocibles, los seres de los planos superiores, en consecuencia de su estado vibratorio más acelerado y de sus condiciones de vida más sutiles y más perfectas.
Es lo que a los Espíritus acontece,entre sí, según sus diferentes grados de purificación, y a nosotros mismos en relación a ellos. Por lo tanto, tal como se puede ampliar el campo de la visión humana con el auxilio de los instrumentos de la óptica, también se puede aumentar o reducir la suma de las vibraciones, de suerte que alcancen un estado intermedio en el que los modos de existencia de dos planos distintos, se combinen y entren en correspondencia.
Para comunicar con nosotros, deberá el Espíritu amortiguar la intensidad de sus vibraciones al mismo tiempo que activará las nuestras. En eso, el hombre puede ayudarle voluntariamente; el punto a alcanzar constituye para él el estado de mediumnidad.
Sabemos que la mediumnidad, en el mayor número de sus aplicaciones, es la propiedad que tienen algunos de entre nosotros, de exteriorizar en grados diversos, desprendiéndose del envoltorio carnal, imprimiendo más amplitud a sus vibraciones psíquicas. Por su parte, el Espíritu liberado por la muerte, se impregna de materia sutil y atenúa sus radiaciones propias, a fin de ponerse al unísono con el médium.
Aquí se hacen necesarios unos números explicativos. Admitamos, a ejemplo de algunos sabios, que sean de 1.000 por segundo las vibraciones normales del cerebro humano, En estado de "Trance", o de desprendimiento, la cubierta fluídica del médium vibra con mayor intensidad, y sus radiaciones alcanzan la cifra de 1.500 por segundo. Si el Espíritu, libre en el espacio, vibra en razón de 2.000 en el mismo lapso de tiempo, le sería posible, mediante una materialización parcial, bajar ese número a 1.500. Los dos organismos vibran entonces simpáticamente; pueden establecerse relaciones y el dictado del Espíritu será percibido y transmitido por el médium en trance sonambúlico.
Es esa armonización de las ondas vibratorias la que imprime a  veces al fenómeno de las incorporaciones, tamaña precisión y nitidez. En los otros estados de mediumnidad, el pensamiento del Espíritu se podrá comunicar  igualmente mediante las vibraciones correspondientes, puesto que menos intensas que las vibraciones iniciales, del mismo modo que una nota musical se repite, de octava en octava, desde la clave más alta a la más baja de la vibración armónica.
En el hombre, la inteligencia y el desarrollo del cerebro, se hallan en íntima correlación; la una no se puede manifestar sin el otro. A medida que el ser se eleva en la escala humana, del más salvaje al más civilizado, la frente se hace prominente, el cráneo se amplía, al mismo tiempo que se expande la inteligencia. Cuando el desarrollo exterior alcanzó el apogeo, el pensamiento aumentó la energía interna del cerebro, multiplicando las circunvoluciones y los surcos, diseñando estrías, formando protuberancias. Hace del cerebro un mundo maravilloso y complicado, hasta tal punto, que el examen de ese órgano, aun vibrante por las impresiones de la vida que acaba de escaparse, es uno de los más atrayentes espectáculos para el fisiologista.
Tenemos en eso, una prueba de que el pensamiento trabaja y perfecciona el cerebro, porque hay una íntima relación entre ellos. Uno es un admirable instrumento, el teclado, que el otro maneja, haciéndole desgranar todas las armonías de la inteligencia y del sentimiento. ¿ Como puede ejercer el pensamiento su acciòn sobre la materia cerebral?. Por el movimiento. El pensamiento imprime a las moléculas del cerebro movimientos vibratorios de variada intensidad.
Vemos que todo en la Naturaleza se resume en vibraciones, perceptibles para nosotros en cuanto que estén en armonía con nuestro propio organismo, pero que se nos escapan cuando son muy rápidas o demasiado lentas. Nuestra capacidad de visión y de audición es limitadísima; pero, más allá del límite que nos acota, las fuerzas de la Naturaleza continúan vibrando con vertiginosa rapidez, sin que percibamos cosa alguna.
Pues bien: exactamente como los sonidos y la luz, los sentimientos y los pensamientos se producen por vibraciones que se propagan por el espacio con intensidades diferentes. Los pensamientos de cólera y de odio, las eternas súplicas de amor, el lamento del desgraciado, los gritos de pasión, los impulsos del entusiasmo, van,  por la inmensidad de lo externo, relatándonos a todos la historia de cada uno y la historia de la Humanidad. Las vibraciones de los cerebros pensantes, de hombres o de Espíritus, se cruzan y se entrecruzan hasta el infinito, sin confundirse jamás. En torno a nosotros, por todas partes, en la atmósfera. ruedan y pasan como torrentes incesantes, flujos de ideas, ondas de pensamientos, que impresionan a los sensitivos y son muchas veces causa de perturbación y error en las manifestaciones.
Decimos: hombres o Espíritus. En efecto, el cerebro humano emite bajo forma de vibraciones y el cerebro fluídico del Espíritu proyecta bajo forma de ondas más extensas, de radiaciones que vibran con un más  largo y poderoso ritmo, por eso es que las moléculas fluídicas, más flexibles, más maleables que los átomos del cerebro físico, obedecen mejor a la acción de la voluntad. 
Entretanto, esos cerebros humanos y espirituales, encierran las mismas energías. Al paso que, sin embargo, en nuestro cerebro mortal esas energías dormitan o vibran débilmente, en los Espíritus alcanzan el máximo de intensidad. Una comparación nos hará com`prender mejor este fenómeno.
Encuentra el profesor Ch. Drawbarn esa comparación en un bloque de hielo, en el que se hallan contenidas en estado latente todas las potencialidades que mantienen unidos a los cristales de que se compone. Sometiendo ese bloque a la acción del calor, se desprenden fuerzas que irán creciendo, hasta que transformado el hielo en estado de vapor, haya readquirido y manifestado todas las energías que encierra. Se podría comparar nuestro cerebro a ese bloque de hielo, debilmente vibratorio, bajo la acción estricta del calor, al paso que el del Espíritu será el vapor vuelto invisible, porque vibra e irradia con demasiada rapidez para que pueda ser percibido por nuestros sentidos.
La diferencia de los estados se complica con la variedad de las impresiones. Bajo la influencia de los sentimientos que los animan, desde la calma del estudio a las tempestades de la pasión, las almas y los cerebros vibran en grados diversos, obedeciendo a velocidades diferentes; la armonía no se puede establecer entre ellas sino cuando se igualan sus ondas vibratorias, como acontece con los diapasones idénticos o con las placas telefónicas. Un cerebro de lentas y débiles excitaciones no se puede armonizar con otros cuyos átomos son animados por un movimiento vertiginoso.
En las comunicaciones espíritas la dificultad, por tanto, consiste en armonizar vibraciones y pensamientos diferentes. Y en la combinación de las fuerzas psíquicas y de los pensamientos entre los médiums y los experimentadores, de un lado, y entre estos y los Espíritus de otro, es donde reside enteramente la ley de las manifestaciones.
Son favorables las condiciones de experimentación cuando el médium y los asistentes constituyen un grupo armónico, esto es, cuando p iensan y vibran al unísono. En caso contrario, los pensamientos emitidos y las fuerzas exteriorizadas se entorpecen y anulan recíprocamente. El médium, en medio de esas corrientes contrarias, experimenta una opresión, un mal estar indefinible;  incluso a veces se siente como paralizado, derrotado. Será necesaria una poderosa intervención oculta para  producir el más mínimo fenómeno.
Incluso cuando es completa la armonía entre las fuerzas emanadas de los asistentes, y los pensamientos convergen hacia un objetivo único, una u otra forma de dificultad se presenta. Esa unión de fuerzas y de voluntades puede ser suficiente para provocar tanto efectos físicos  como fenómenos intelectuales, que después son atribuidos a la intervención de personalidades invisibles. Es prudente y de buen sentido, admitir, por consiguiente, esa intervención, cuando queda establecida por hechos rigurosos.
Muchas personas se admiran y  y vacilan ante las primeras dificultades que encuentran en sus intentos de comunicación con los Espíritus.  Y preguntan por qué es tan rara, tan poco concluyente la intervención de estos y por qué no está la Humanidad entera familiarizada con un hecho de tal magnitud.
Otras, prosiguiendo las investigaciones, obtienen pruebas satisfactorias y se tornan adeptas convencidas. Sin embargo, objetan aún que los seres amados que tienen en el Espacio, parientes y amigos fallecidos, a pesar de sus vehementes deseos y reiteradas solicitudes, nunca les dieron el menor testimonio de su presencia, y ese fracaso les deja unos restos de duda y de desagradable incertidumbre. Era ese el sentimiento que el propio Sr. Flammarión exponía en una publicación reciente.
Entonces, todo experimentador esclarecido fácilmente a sí mismo, tratará de explicar la razón de tales milagros. Vuestros deseos de comunicar con determinado Espíritu y el igual deseo por parte de este, no bastan solamente por sí mismos; es preciso que todavía otras condiciones se coincidan, determinadas por la ley de las vibraciones.
Vuestro amigo invisible escucha los llamados que le dirigís y procura responderos. Sabe que para comunicar con vosotros, es preciso que vuestro cerebro físico y el cerebro fluídico de él, vibren al unísono. Ahí surge una primera dificultad. Su pensamiento irradia con demasiada velocidad como para que lo podáis percibir. Será entonces su primer cuidado imprimir a sus vibraciones un movimiento más lento. Para eso un estudio mas o menos prolongado se hará preciso, variando las probabilidades de éxito conforme a las aptitudes y experiencias del operador.
Si falla el intento, toda comunicación directa se torna imposible y él tendrá que confiar a un Espíritu más poderoso o más hábil la transmisión de sus  dictados. Es lo que frecuentemente acontece en las manifestaciones. Suponer que recibís el pensamiento directo de vuestro amigo, y entre tanto, él no os llega sino gracias al auxilio de un intermediario espiritual. De ahí ciertas inexactitudes u oscuridades, atribuibles al transmisor, que os dejan perplejos, al paso que la comunicación, en su conjunto, presenta todos los caracteres de la autenticidad.
En la hipótesis de que vuestro amigo del otro mundo disponga de los poderes necesarios, le será preciso buscar a un médium cuyo cerebro, por sus movimiento vibratorios, sea susceptible de poderse armonizar con el suyo. Hay, por lo tanto, tan gran variedad entre los cerebros como entre las voces o las fisonomías; identidad absoluta no existe. El Espíritu será forzado a contentarse con el instrumento menos impropio al resultado que se propone. Hallado ese instrumento, se aplica a desarrollar las cualidades receptivas. Podrá conseguir el deseado éxito en poco tiempo; algunas veces, por eso, serán necesarios meses y años, para conducir al médium  al requerido grado de sensibilidad.
O bien podeis ser vosotros mismos ese médijum, ese sensitivo. Si sois conscientes de vuestras facultades, si os prestais a la acción del Espíritu, alcanzaréis ciertamente el fin deseado. Para eso se requiere, al mismo tiempo, paciencia, perseverancia, continuidad y regularidad de esfuerzos. ¿ Poseeis acaso esas cualidades?. ¿ Vuestra fuerza de voluntad será siempre igual e inquebrantable?. Si procedeis de modo incoherente, hoy con ardor, mañana tibios, de tal modo que las vibraciones de vuestro cerebro varíen en considerables proporciones, no os admiréis por la diferencia y hasta la nulidad de los resultados.
Puede suceder que, sintiéndose impotente para activar en grado suficiente, en el estado de vigilia, las vibraciones de vuestro cerebro, recurra vuestro amigo invisible al "trance", y por el sueño os procure volver al inconsciente. Entonces vuestro periesíritu se exterioriza; sus irradiaciones aumentan, se dilatan; la transmisión se hace posible; exprimís el pensamiento del Espíritu. Con todo, al despèrtar, no conservareis recuerdo alguno de lo ocurrido, y solamente por los demás conoceréis lo que salió de vuestros labios.
Todos esos fenómenos son regidos por leyes rigurosas; cualesquiera que sean vuestras facultades, vuestros deseos, si no podeis satisfacer sus exigencias, vuestros padres y amigos fallecidos y todas las legiones invisibles, en balde actuarán sobre vosotros. Ocurre todavía, que encontrareis desconocidos, hombres o mujeres, que la casualidad parece colocar en vuestro camino. Nada saben de esas cosas. La ciencia del más allá del túmulo puede ser para ellos letra muerta; entre tanto, poseen un organismo que vibra armoniosamente con el pensamiento  de vuestros parientes, de vuestro hermano o madre, y por su intermedio estos pueden  mantener con vosotros conversaciones expansivas.
Podré, a título de ejemplo, citar el siguiente caso: mi padre fallecido hacía quince años, nunca se había podido comunicar en el seno del grupo cuyos trabajos dirigió por mucho tiempo, poor ninguno de los médiums que le sucedieron. Solamente uno de ellos había podido entrever como una vaga e indistinta sombra. Había perdido toda esperanza de conversar con él, cuando una noche en Marsella, por ocasión de una visita de despedida hecha a una familia amiga, llega una señora, que no aparecía desde hacía más de un año, y tras los cumplidos habituales, toma asiento a nuestro lado. En medio de nuestra conversación, ella cae en un sueño espontáneo y , con gran sorpresa para mí, el Espíritu de mi padre, que ella jamás había conocido, se manifiesta por su intermedio, dándome las más irrecusables pruebas de identidad y, en una tierna efusión, describe las sensaciones, las emociones que había experimentado desde el momento de la separación.
Del conjunto de estudios sobre las vibraciones armónicas de los cerebros, resulta una comprobación: Por la orientación y persistencia de nuestros pensamientos podemos modificar las influencias que nos rodean y entrar en relación con inteligencias y fuerzas similares. Ese caso no es únicamente exacto respecto a los sensitivos y los médiums; también se da con todo ser pensante. Las influencias del Más Allá pueden irradiar sobre nosotros sin que haya comunicación consciente con los seres que lo pueblan. No es necesario creer en la existencia del mundo de los Espíritus y querer conocerlo, para experimentar los efectos. La ley de las atracciones es ineludible, todo hombre le está sometido. Por eso la censura que dirigen a los espíritas, acusándonos de atraer exclusivamente, en virtud de sus prácticas, a las fuerzas malignas del Universo, es insostenible ante los hechos.

Depende del hombre recibir las más diversas inspiraciones, desde las sublimes hasta las groseras. Nuestro estado mental es como una brecha por donde amigos o enemigos, pueden penetrar en nosotros. Los sensuales atraen Espíritus sensuales que se asocian a sus actos y deseos y les aumentan la intensidad; los criminales atraen a los violentos que los empujan cada vez más lejos en la práctica del mal. El inventor es auxiliado por investigadores del Más Allá. El orador tiene la percepción de imágenes que fijará en arrobos de elocuencia propios para emocionar a las multitudes. El pensador, el músico, el poeta, recibirán las vibraciones de las esferas en las que lo verdadero y lo bello constituyen un objeto de culto; almas superiores y poderosas les transfundirán las opulencias de la inspiración, el soplo divino que acaricia las frentes soñadoras y produce las maravillas del genio, del talento.

Así, de uno a otro plano, responde el Espíritu a las solicitudes del Espíritu. Todos los planos espirituales se ligan entre sí. Los instintos de odio, de depravación y crueldad, atraen a los Espíritus del abismo. La frivolidad atrae a los Espíritus livianos, pero la plegaria del hombre de bien, la súplica por él dirigida a los Espíritus celestes, se eleva y repercute nota a nota, en la gama ascensional, hasta las más elevadas esferas, al mismo tiempo que e las regiones profundas del Infinito, descienden sobre él las ondas vibratorias, los efluvios del pensamiento eterno, que lo penetran de una corriente de vida y de energía. El Universo entero vibra bajo el pensamiento de Dios.

                  - Léon Denis – En lo Invisible -


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                  Historia de la idea de la reencarnación 

Hacia el siglo VI antes de Cristo, los filósofos de la Escuela Pitagórica y los practicantes de la doctrina Órfica ya sostenían esta antigua creencia.
Fue a través del Imperio Persa como parece ser que  se introdujo en Occidente. El Imperio Persa, pudo ser a su vez  influido por el  Hinduismo y  pudo actuar  como puente en su difusión.
 En  realidad esta idea se remonta hasta un importante personaje griego llamado Orfeo.  Este fue un poeta y profeta en el seno de la civilización y cultura Helénica, que vivió hacia el siglo VI  antes de Cristo. En su doctrina  se hablaba del concepto de  “la penosa  rueda de los renacimientos”, y parece ser que esta idea le llegó desde Oriente, dado su semejanza con la misma que mantenía el  Induismo; no obstante este detalle pudo ser también al  contrario de lo anteriormente expuesto, o sea, que pudo llegar a la India, pasando allí desde Grecia.

    Posteriormente la adoptó Pitágoras, y de él pasó a  Sócrates y a Platón, los cuales la desarrollaron  más ampliamente  en sus obras.
La transmigración de las almas era enseñada en las llamadas “Escuelas de Misterios” griegas, que enseñaban que el fin último del Ser humano era su purificación y elevación hasta niveles  superiores de conciencia.                     
                                                                 
La Escuela Pitagórica la incluyó entre sus enunciados básicos, y constituyó una filosofía religiosa que se mantuvo en medio de la aquella civilización Según explicó Pitágoras,  las evoluciones de los mundos y de las almas, son paralelas y concordantes, explicándose la una por la otra.
De su sabiduría se inspiraron Sócrates, Platón, Empedocles, Heráclito, los Platón-                      Gnósticos y numerosos místicos de la Iglesia Cristiana, como Sto. Tomás de                                          Aquino, Orígenes, Fray Luis de León, Raimundo Lulio, Giordano Bruno, etc.
A  Sócrates y Platón se les debe el mérito de haber logrado a través de la filosofía, una demostración teórica y racional de las vidas sucesivas. En el Fedón y otros diálogos se hace un serio esfuerzo por comprobar mediante ingeniosas deducciones filosóficas ,que se aprende mediante el recuerdo de lo antes vivido, que es el nacimiento en la consciencia de las reminiscencias de vidas anteriores que quedaron grabadas en la  mente del alma.
En la época moderna- siglos XV al XIX, aparecieron corrientes de pensamiento en donde el hombre es el centro de todo. Entre estas están el Humanismo Renacentista de Galileo Galilei,  y Kepler. El Empirismo de Hume. La Ilustración, el Idealismo, el Positivismo, el Marxismo, el Estoicismo, el Vitalismo etc. Y pensadores como Descartés, Kant, etc, hasta la aparición del Espiritismo de la mano de Allan Kardec.
    También algunos pueblos  de distintas zonas de  África   han contemplado desde antiguo la idea de la  Reencarnación integrada en sus creencias religiosas como algo positivo y  deseable.
 En Asia también  aparece la idea de la reencarnación  en  las grandes religiones de modo más o menos evidente, tal como el Taoismo y  el Budismo.
    En las islas de Oceanía, esta idea está tan extendida y con matices tan variados  como los pueblos y geografía que la conforman.
    En Australia, también aparece como idea ancestral básica entre  los pueblos aborígenes.
 En América, la sostuvieron algunas comunidades de esquimales en Alaska y Groenlandia, así como también la mantuvieron  algunas tribus de América del Norte, como  “los Hurones”. Asimismo en Sudamérica era creída  y aceptada por los distintos pueblos de indígenas en su variante supersticiosa de la transmigración al mundo animal.

- Jose Luis Martín-

“Si un asiático me pidiese una definición de Europa, me vería obligado a decirle que es aquella parte del mundo en donde prevalece la increíble falacia de que el hombre fue creado de la nada y que su nacimiento actual constituye su primera entrada en la vida.”
Schopenhauer -

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                    ACTIVIDAD DE LOS ESPÍRITUS



Millones y millones de seres espirituales en diversos grados de evolución hay dedicados a la atención de los enfermos que al desencarnar van pensando en los mismos dolores. 
Otros ayudando a desencarnar. Otros colaborando en los trabajos de reencarnación. 
Hay 
espíritus guías o guías espirituales. Son seres que, dentro del aura magnética del planeta, se encargan de ayudar a otro ser encarnante durante una o más encarnaciones; generalmente, espíritus familiares del mismo encarnante. Su grado de evolución siempre es superior al ser encarnante, a quien tratan de ayudar en el cumplimiento de su destino. 
Hay espíritus guardianes que acompañan a otros seres que encarnan con misiones especiales, y con el objeto de ayudarles al cumplimiento de su misión. Pues, es ley divina que toda obra de bien y de justicia sea defendida y protegida por seres de gran poder y pureza. Son espíritus ya liberados de los mundos físicos, de un grado evolutivo superior al humano de nuestro mundo. Y estos encarnan también, a veces, por motivos especiales de adelanto a la humanidad. 
Hay espíritus protectores que, perteneciendo todavía a la influencia magnética del planeta, protegen a los humanos en casos especiales, tales como los que toman a su cargo la protección de personas y agrupaciones dedicadas a un fin noble. Cuando las personas se dedican a la práctica del bien, por ley divina reciben la protección de Lo Alto. Y entre estos protectores, los hay en diversos grados de evolución, según sea la necesidad de protección: desde elementales a superiores. 
Hay 
inmensidad de espíritus superiores que por amor bajan a los planos inferiores de tinieblas y de magnetismo denso, tratando de persuadir a seres desencarnados desviados y atormentados por las pasiones humanas que, por ignorancia, siguen apegados al plano físico. Y estos misioneros, que por amor a la humanidad doliente renuncian a su bienestar y se sacrifican voluntariamente para hacer llegar la Luz a esos espíritus en sufrimiento; desarrollando conferencias en esos planos inferiores para enseñar la realidad de la bondad divina, para demostrar la existencia de un mundo superior maravilloso, de una vida libre de persecuciones y sufrimientos, y para enseñar la verdadera religión cristiana de amor universal. 
Hay diversas otras actividades de servicio, una de las cuales es la de auxiliar a las almas que en el plano de tinieblas y ambiente de sufrimiento en el astral inferior han llegado al arrepentimiento verdadero y claman al cielo misericordia y perdón. Entonces, bajan en grupos de dos o más de esos misioneros y preparan la labor de rescate y constatada la veracidad del arrepentimiento, es trasladado a secciones especiales o colonias de auxilio, para una estadía de recuperación de fuerzas, y en donde comienza la preparación para una nueva encarnación, en concordia con cada caso. 
Y hay también guías y protectores menores, auxiliares, como la madre que desencarna dejando uno o más hijos pequeños que todavía necesitan de su cuidado; y de hecho se convierten en su auxiliar invisible. Y muchos otros aspectos más que sería prolijo enumerar. 
Como puede apreciarse fácilmente, en ese mundo del Espíritu hay una amplísima gama de actividades dentro de una jerarquía perfecta, desconocida por los humanos, y la cual ofrece múltiples aspectos de progreso. Todo ser espiritual en misión de servicio, recibe la Luz y la Fuerza espiritual necesaria para su realización por seres de mayor luz, amor y poder que, a su vez, recibe también de otros seres más elevados, y otros, en sucesión progresiva hasta la Divinidad; todo lo cual constituye la Ley de Jerarquía Espiritual. 

Sebastian de Arauco.
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