sábado, 27 de diciembre de 2014

El Espiritismo ante la Ciencia


POR  QUÉ, SER ESPÍRITA

El otro día un hermano hizo esta pregunta, y quedó dando vueltas en mi mente una y otra vez. En la meditación matutina del 28/1/2010 recibí esta comunicación.
Es el espiritismo una doctrina clara y sencilla. Su propósito principal es ayudar al hombre a ser mejor ser humano, y practicar la doctrina es cultivar el amor entre todos los hermanos como nos enseño Jesús.
El deber de un espirita es conocerse bien a si mismo, con sus virtudes y sus defectos, para poder así, trabajar en su mejoramiento, trabajar de forma consciente para mejorar sus imperfecciones.
Para lograrlo solo es necesario dedicar todos los días un rato a la meditación y al auto análisis. A través del espiritismo, si lo practicamos sinceramente, seremos mejores hijos, hermanos, padres, esposos y amigos, seremos mejores seres humanos.
El espiritismo nos enseña que somos espíritus inmortales, que no debemos temer a la muerte, pues el espíritu sobrevive a este momento, que no es más que un tránsito hacia la vida espiritual. Que la vida espiritual es la verdadera vida del espíritu, y que en ella continuamos aprendiendo y acumulando experiencias que nos hacen mejores.
Que luego reencarnamos y ponemos en práctica lo aprendido, y en este ciclo vamos convirtiéndonos en espíritus cada vez mejores y acercándonos paso a paso a la luz Divina, al Ser creador de todo el universo, a esa energía que llamamos Dios.
Y la doctrina nos enseña que este ciclo es un camino hacia el progreso, pues Dios ha creado el universo regido por leyes naturales y el progreso es una de ellas.
Y la doctrina nos enseña también una verdad sencilla e infalible, cuya comprensión nos va a ayudar a comprender nuestras circunstancias y como podemos cambiarlas; esta verdad es la ley de afinidad, atraemos a nuestras vidas circunstancias, personas y espíritus afines a nuestros pensamientos.
Es decir, que la calidad de nuestro pensamiento determina la calidad de la energía que vibra a nuestro alrededor y con ello, lo que atraemos. De ahí la importancia de nuestra elevación moral.
Somos los artífices de nuestra vida, tenemos libre albedrío para practicar el bien o apartarnos de él; para esforzarnos cada día en ser mejores y comprender que con amor, paciencia, tolerancia, bondad, construimos un futuro mejor para nosotros mismos y para aquellos que nos rodean.
Y la Doctrina Espírita es mucho más, es la justicia de la ley de causa y efecto, que nos enseña que cada acción nuestra tiene un resultado, una consecuencia acorde con la misma, y esta consecuencia vendrá a nosotros indefectiblemente, ya sea en esta vida o en una vida futura. Y esta ley explica las desigualdades que tanto nos acongojan; y es también una luz que nos inspira a cultivar el bien.
Hay mucho más para descubrir en la doctrina espírita, pero estas sencillas razones que hemos expuesto, bastan por si solas para decir: "Yo quiero ser Espírita"

Psicografiado 28 de enero 2010
Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta
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"El hombre es un Espíritu encarnado en un cuerpo material. El periespíritu es el cuerpo semimaterial que une el Espíritu al cuerpo material.
Allan Kardec
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MENSAJE DE AMALIA           DOMINGO SOLER

¿Qué diremos hoy?

¿Qué diremos hoy a nuestros lectores al comenzar? Lo que dijimos ayer: “Que la mejor ofrenda que se puede ofrecer a Dios es el bien” “Que una conciencia limpia es el mejor tesoro” “Que la ciencia es la lumbrera del progreso” y la humanidad para hacerse digna de su preclara estirpe, puesto que es hija de Dios, debe ser buena y debe ser sabia.
Esto es muy fácil de decir, y es muy difícil de conseguir, porque uno de los grandes escollos que encuentra el hombre para su progreso, es el hombre mismo. Nunca han faltado en la Tierra mensajeros de paz y de amor. Siempre han encarnado en este planeta espíritus en misión, que han venido de Mundos Superiores para instruir a los terrenales; pero su trabajo lo describe muy bien este antiguo refrán:
Predicar en desierto, sermón perdido”. Y así ha pasado, casi siempre los grandes innovadores, los reformadores de las ideas, han predicado en un desierto, pues de nada sirve un auditorio, que dice con indiferencia: “Predicadme que por un oído me entra y por el otro me sale”.
El fundador de cualquier escuela, por lo regular, ha sido un modelo de virtudes, o de fuerza, porque se necesita ser superior en algo para imponerse a los demás; los primeros iniciados, ya no han sido tan buenos como el fundador, y así sucesivamente ha quedado el hombre de las escuelas filosóficas y de las religiones positivas, que cual crisoles de los tiempos han ido purificando de sus escorias a la humanidad; pero sus primitivas virtudes, esas se han ido evaporando como frágil columna de impalpable humo. Gracias que sobre todos los obstáculos levantados por la ignorancia de los hombres dominando en absoluto sus mezquinas aspiraciones, flota sobre la Creación el Espíritu del Progreso: y ante su mágica influencia, las humanidades se sienten impulsadas, y a pesar suyo adelantan moralmente y son hoy menos crueles que lo fueron ayer.
El árbol de la ciencia, como dijo Castelar, sube más allá de las constelaciones del cielo y ahonda en las profundidades del Espíritu, y a su apacible sombra se entregan a contemplar el infinito, los libres pensadores del siglo de la luz.
Aún quedan fracciones en la humanidad, más refractarias al progreso, unas que otras; pero a pesar de todo, el mundo marcha. No tenemos que registrar la historia, tenemos ante nosotros dos generaciones: los jóvenes de veinte a treinta años, y sus padres de cuarenta a sesenta, y vemos a los primeros aunque sean pobres, instruidos, descifrando problemas, resolviendo tesis, sentando hipótesis, haciendo trabajar a su razón, mientras sus padres los contemplan con sencilla admiración diciendo: ¡Lo que saben estos muchachos! ¡Hay que confesar que ahora las criaturas nacen sabiendo! Y en parte no dicen más que la verdad, porque los espíritus que van encarnando en la Tierra son mucho más adelantados que los de nuestros abuelos.
Ayer la mujer pobre, particularmente en España, no aprendía a leer, ni a escribir, y hoy se ven multitudes de niñas que acuden a las escuelas gratuitas, y si no aprenden mucho, al menos aprenden algo. No somos de la escuela pesimista; antes de ser espiritistas sí lo éramos, y lamentábamos el lento desarrollo de la civilización; pero desde que tuvimos la inmensa fortuna de conocer el Espiritismo, comprendimos que no por mucho madrugar amanece más temprano, y que si la tierra no está bien arada, en el surco endurecido no germina el productivo grano.
Los terrenales somos espíritus rebeldes, indómitos, soberbios, orgullosos los unos, y degradados y envilecidos los otros, y con tan pobres elementos no se pueden llevar a cabo grandes empresas.
¿Qué importa que habiten en la Tierra algunos centenares de espíritus adelantados, si la mayoría nos hemos condenado por nuestros crímenes anteriores?
A nosotros si bien nos gusta mucho la lectura, no es en las bibliotecas donde más estudiamos; es en la sociedad, en ese gran libro inédito, es donde leemos con profundísima atención la historia palpitante de la humanidad; y vemos tanta miseria; ¡Tanta hipocresía! ¡Tanta corrupción!... que cuando la prensa deplora los crímenes que se cometen, murmuramos nosotros; lo que es extraño que no se cometan muchísimos más; pero no se efectúan por lo que dijimos anteriormente: porque la ley del progreso se cumple venciendo todas las pasiones del hombre; porque la verdad tiene a su disposición los primeros elementos para vencer en todos los planetas.
Una de las cosas que más ha retardado el perfeccionamiento de los terrenales (perfeccionamiento relativo se entiende), es el completo desconocimiento de su vida futura, pues si bien todos los pueblos han tenido intuición de un Más Allá, pero ha sido de una manera confusa, y las religiones han presentado la eternidad bajo distintas fases, y ninguna de ellas ha satisfecho verdaderamente los deseos del hombre, ni ha podido llenar ese inmenso vacío que ha quedado siempre en la mente del Espíritu pensador; y en la duda, el alma indecisa se ha inclinado casi siempre en lo peor. Los unos a la negación del todo, al aniquilamiento absoluto del cuerpo, y de la fuerza que lo sostiene; y los otros a una supervivencia del alma inadmisible, a una vida eterna que es la anonadación del Espíritu. Se necesitaba que luciera en el oriente un nuevo sol, una nueva creencia, una fe y una esperanza que diera fuerzas vitales a la humanidad debilitada por sus desaciertos.
Afortunadamente la Escuela Espiritista levantó su blanca bandera, en la cual leyeron los pueblos: “Sin caridad no hay salvación” y sabido es de todos el rapidísimo desenvolvimiento que ha alcanzado el Espiritismo en todas las naciones, especialmente en América, donde se cuentan por millones los adeptos de esta escuela filosófica que tanto bien le ha hecho a la humanidad; porque el hombre sabe ahora positivamente que vivió ayer, que vive hoy, que vivirá mañana, que su vida tuvo un principio, pero que nunca tendrá fin, que sus sucesivas encarnaciones están íntimamente relacionadas las unas con las otras, siendo simultáneamente causas y efectos, hechos consumados y consecuencias ineludibles; deudas contraídas y cuentas saldadas; y mirando la vida bajo su verdadero punto de vista, el hombre ya no es el ciego que camina a la ventura, ya no peca por ignorancia, ya sabe que su Espíritu es responsable de todos sus actos; y adquiriendo el convencimiento de esa verdad innegable, el hombre progresará con más rapidez, porque sabe que trabaja la tierra de su heredad. Eso dijimos ayer y lo decimos hoy; aconsejamos a la humanidad el estudio del Espiritismo, porque le es al hombre de suma utilidad saber de dónde viene, porqué se encuentra aquí, y deducir de su presente lo que será su porvenir.
El Espiritismo no hace santos; pero induce al hombre a la observancia estricta de todos los deberes de la vida; y en este planeta (que muy bien podremos llamarle un presidio suelto), el conseguir que un hombre cumpla sus deberes en toda la acepción de la palabra, ya es obtener un gran progreso.
Dominar nuestras pasiones (que por regla general siempre queremos lo que más nos perjudica, y lo que más daño hace a los otros), frenar nuestros locos deseos, tomar parte en las penas de los demás, dejar de ser envidiosos y rencorosos, renacer en fin a la vida del trabajo, a la vida del orden, al método de la virtud, esta gran metamorfosis puede operarla en nosotros el Espiritismo; y bien merece ser estudiada una filosofía que con su estudio y su práctica sirve para la regeneración del hombre; por eso nosotros no hemos titubeado, (a pesar de nuestra insuficiencia) en publicar LA LUZ DEL PORVENIR, porque creemos necesario, muy necesario, que el Espiritismo sea conocido por todas las clases sociales. Hay sí, en abundancia periódicos científicos muy a propósito para los hombres sabios; pero hace falta que el pueblo se instruya, y que las mujeres lean escritos sencillos que recreen su imaginación y despierten su sentimiento, casi siempre inclinado al bien general.
Este es nuestro objeto: entablar un diálogo con la mujer, y con la mujer del pueblo especialmente, y hoy proseguimos nuestra tarea dispuestos a trabajar cuanto nos sea posible en la propaganda del racionalismo religioso, es decir, del cristianismo verdadero.
En esta época de grandes luces, una luz pequeña pasa desapercibida, pero esto no nos arredra. La obligación del hombre es trabajar cada cual en su adelanto.
Encienda el profundo sabio la brillante antorcha que ilumine al mundo, y las humildes inteligencias recojan una de las chispas luminosas que entrega al viento la esplendente antorcha de la ciencia; acerquen a ella pequeñas ramitas que le sirvan de combustible, y quedará formada con un poco de perseverancia una lucecita microscópica; de este modo hemos formado nosotros la pequeñita 
LUZ DEL PORVENIR.
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El espiritismo ante a la ciencia 

El espiritismo está en la incómoda situación de asumir su carácter científico, sin responder a ciertos criterios requeridos por las ciencias duras, como por ejemplo la capacidad de reproducir un fenómeno a discreción. 
Ya existe desde hace mucho tiempo una oposición entre las ciencias duras y las ciencias psicológicas o sociales, lo que equivale prácticamente a la oposición entre ciencias materialistas y ciencias que aceptan integrar un factor espiritual. ¿Sería necesario entonces que la inteligencia humana sea desconectada de la ciencia aun cuando es gracias a esa inteligencia que se abordan los temas científicos? ¿Será necesario entonces que el sentimiento y la moral sean desconectados de todo enfoque científico con el pretexto de que el estudio de los fenómenos de la naturaleza puede prescindir de toda apreciación y juicio de valor? 
El materialista debe disociar todavía dos órdenes de cosas, por un lado una verdad científica y por el otro una pertenencia religiosa o filosófica desconectada de las experiencias científicas, dicho de otra manera, una convicción compartida en el plano del estudio de los fenómenos naturales y otra no compartida sobre las opciones religiosas o filosóficas de cada uno. 
En el momento en que algunos vuelven a poner en tela de juicio los principios mismos de la ciencia clásica a partir de un nuevo enfoque, el de la física cuántica, es preciso volver a exponer en detalle todos los paradigmas antiguos para definir de allí los nuevos. Se sabe que a nivel de la materia en sus estados más ínfimos, no hay más que energía. Se sabe igualmente que en ciertas experiencias esa energía reacciona ante la presencia humana. Se llega a poner en evidencia una fuerza espiritual que interacciona sobre la materia para hacer científicamente la pregunta de Dios. Quizás estemos en el alba de una nueva visión donde será necesario establecer la indispensable unión entre ciencia y espiritualidad…
Le Journal Spirite, nº 79

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viernes, 26 de diciembre de 2014

EL ESPIRITISMO Y LA PROBLEMÁTICA SOCIAL

AMOR

El amor es el impulso generador de la Vida que nos impele al Bien; a lo bello, a lo digno  y aquello que nos parece mejor. Es la Voluntad que nos lleva de retorno al Creador dentro de nosotros mismos. Es el descubrimiento  de la existencia de un sentimiento que transciende al deseo y a la voluntad.
El amor promana del espíritu y se torna posible su  percepción cuando este adquirió por lo menos algunos fragmentos de las leyes de Dios. Aunque a la fuerza que impulsa una porción de materia  a la otra sea reflejo del amor a Dios, ambas partes no tiene “conciencia” del amor. El amor es un acto consciente y solo es posible a partir de determinado nivel de evolución del Espíritu. Los animales, por tanto, no aman. En los Espíritu aun en estados iniciales de la evolución, el se encuentra embrionario. La adquisición de las leyes de Dios es que posibilitará su manifestación consciente.
El amor entre dos personas presupone: semejanza de ideales, identidad de propósitos espirituales  y atracción física. Ni siempre ese parámetro están presente s en una relación, visto que, algunas veces, la semejanza de ideales, por ejemplo, está basada en la carencia o necesidad.
Cuando estamos amando nos colocamos en sintonía con la energía de la creatividad universal y nos conectamos al sentido fomentador de la Vida. Alimentar el sentimiento del amor  nos permite la conexión con las fuerzas superiores de la Naturaleza y la ampliación de la conciencia para la comprensión de la vida. Es en ese sentimiento en el que Dios se revela.
Las experiencias donde las emociones están presentes, en las cuales la paxión aparece y los sentimientos se consolidan, sirven como alicientes estructuradores de la manifestación del amor. La racionalidad  nos distancia de la vivencia del amor. Es preciso vivir las experiencias de la vida con la intensidad emocional equilibrada a fin de  no pasar por ella sin aprender.
Ama quien permite la vida fluir en la dirección de la armonía y de la paz. El Espíritu, cuando se  permite sentir el amor, emana en torno de si vibraciones que posibilitan el crecimiento de quien está a su alrededor. Moviliza energías  curativas y benéficas a favor de lo que haga.
El sentimiento del amor emana del Espíritu y no necesita de intermediarios para manifestarse, visto que atraviesa el periespiritu en la dirección de la Vida.
En el nivel de evolución en el que el ser humano se encuentra es el máximo sentimiento posible. Aun precisamos ampliar  las manifestaciones  del amor. Desconocemos sentimientos por encima de el y que, probablemente, ocurren para seres más adelantados en la escala evolutiva.
Su manifestación en dirección a alguien se torna posible cuando el  ser ya lo integró a si mismo, de acuerdo con la máxima “amar al prójimo como así mismo”  Nadie ama a alguien si no posee el sentimiento en si mismo, esto es, si aun no lo internalizó.
Son necesarias muchas encarnaciones, muchas experiencias  en cada una de ellas, para que se alcance el amor desinteresado y libre de necesidades.
El importante corolario “Amaos e Instruíos”  tan bien divulgado entre aquellos que se dedican al estudio de la Doctrina Espirita nos debe remitir a la percepción del significado de los dos verbos. Amaos pude ser entendido de dos formas distintas y complementarias. Amar  unos a los otros, en una invitación a la unión y, amar buscando desenvolver ese sentimiento en si mismo. Instruíos  parece haber sido colocado en el sentido de aprender las leyes de Dios. Es importante también entender que el amor no es un sentimiento  a ser cultivado siempre de dentro para fuera. El debe ser el sustentáculo del propio Espíritu, esto es,  no basta amar al prójimo, es preciso ser amor, en el sentido de tornarse amor. El instruíos no significa  apenas conocer y aprender sobre aquello que está fuera del ser humano, esto es, la Naturaleza. Es preciso también conocerse, en el sentido de tornarse sabio.
El Espíritu evoluciona con la búsqueda del Amor a Dios y se descubre amor en si mismo.

Del libro Psicología del espíritu de   Adenauer Marcos Ferraz de Novaes,
Traducido por: M.C. R

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                           EL ESPIRITISMO Y LA 
                  PROBLEMÁTICA SOCIAL

                      Las cuestiones políticas y sociales 

Según algunos, los espíritas se ocupan de lo que no les incumbe puesto que se interesan por la marcha del mundo en sus aspectos sociales y políticos, como si estos temas no debieran interesar sino al vulgo, como si la espiritualidad no tuviera que intervenir en todo lo que concierne a la organización de la comunidad humana. Cada uno debería permanecer en su papel: el sacerdote se ocupa de la salvación de las almas, el espírita se comunica con el más allá y el político se ocupa de los asuntos del mundo… Habría pues que disociar estas diferentes preocupaciones y considerar que la evolución de las sociedades no interesa ni a los espíritus ni a los espíritas. ¿Cómo podríamos hablar entonces de evolución y de emancipación de los individuos, si hiciéramos abstracción de lo que nos relaciona con los demás dentro del vínculo social y las estructuras de nuestras sociedades? Mientras el mundo siga perdiéndose en una desenfrenada carrera hacia el lucro, en una competencia que todavía pudiera engendrar conflictos, todo espírita normalmente constituido no puede sino interrogarse acerca del funcionamiento de sociedades en las que la hermandad, la solidaridad y la justicia siguen siendo palabras vacías. Los buenos sentimientos de compasión no bastan. Hay que mirar bien al mundo tal y como va, estudiar su funcionamiento económico y sus estructuras políticas, para comprobar que las relaciones internacionales siempre están fundadas en el interés, la explotación y el dominio del más fuerte, en detrimento de los pueblos más desprovistos que son víctimas de una competencia material que pertenece a los poderes del dinero. Si en espiritismo, se debe invocar la moral personal, también necesitamos hablar de moral colectiva para dar un sentido a la palabra solidaridad, ya sea uno cristiano, espírita o de alguna otra disciplina humanista. Algunos desearían que los espíritas se quedaran en su estricto campo de la comunicación con los muertos, sin extraer de ello las menores consecuencias filosóficas y éticas, lo cual les volvería a llevar a no ser más que simples espiritualistas que viven con los muertos y se olvidan de los vivos. Aún sobre este punto, nos encontramos ante a un desafío no resuelto: conjugar un ideal filosófico con sus consecuencias sobre los asuntos del mundo. Muchos no lo aceptan, estimando que cada uno debe permanecer en su lugar. Pues bien, nuestro lugar sin embargo, es el de todo ciudadano que escucha al mundo, en medio de los espíritus encarnados que se han organizado en sociedades y que desean una evolución de la humanidad entera.
LE JOURNAL SPIRITE N° 79 ENERO 2010

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Primera formación de los seres vivos:

1.- Hubo un tiempo en que los animales no existían; por tanto, éstos han tenido un comienzo. Vemos aparecer cada especie en el momento en que el globo adquiría las condiciones necesarias para su existencia: esto es lo positivo.
¿Cómo se formaron los primeros individuos de cada especie? Es fácil comprender que una vez que apareció la primer pareja, los individuos se multiplicaron; pero esa primera pareja, ¿de dónde vino?...
Enfrentamos uno de esos misterios que se relacionan con el principio de las cosas, con respecto a los cuales sólo se pueden formular hipótesis. Si la ciencia no puede aún resolver totalmente el problema, puede al menos encaminarnos.

2.- Se Plantea una primera pregunta; ¿Cada especie animal es el resultado de una primera pareja  o de numerosas parejas creadas, o, si se quiere, germinadas simultáneamente en diferentes sitios/
Esta última suposición es la más probable; se puede incluso decir que surge de la observación.  En efecto, el estudio de las capas geológicas testimonia la presencia, en terrenos de igual formación y en proporciones enormes, de la misma especie en los puntos más alejados del globo.  Esta multiplicación tan generalizada, y en cierta medida contemporánea, hubiese sido imposible partiendo de un tipo primitivo único.
“Por otra parte, la vida de un individuo, sobre todo de un individuo naciente, está sujeta a tantas eventualidades, que por toda una creación hubiera podido estar comprometida sin la pluralidad de tipos, lo que implicaría una inadmisible imprevisión de parte del Creador soberano.”
Además, si un tipo pudo formarse en un sitio, puede haberse formado en numerosos sitios por igual causa.
Todo parece probar que hubo una creación simultánea y múltiple de las primeras parejas de cada especie animal y vegetal.

3.- La formación de los primeros seres vivos puede deducirse, por analogía, de la misma ley por la cual se formaron y se forman todos los días los cuerpos inorgánicos.  “A medida que se profundiza en el estudio de las leyes de la Naturaleza, vemos que los engranajes que en un primer momento parecían tan complicados, se simplifican y confunden con la gran ley de unidad que preside toda la obra de la Creación…”
Se comprenderá aún todo mejor cuando se conozca el modo de formación de los cuerpos inorgánicos, que constituyen el primer grado.

4.- La Química considera elementales a un cierto número de sustancias, tales como el oxígeno, el hidrógeno, el nitrógeno, el carbono, el cloro, el yodo, el flúor, el azufre, el fósforo y todos los metales. 
Al combinarse, forman cuerpos compuestos: los óxidos, los ácidos, los álcalis, las sales y las innumerables variedades que surgen de la combinación de éstos.
La combinación de dos cuerpos para formar un tercero exige un cúmulo particular de circunstancias: ya sea un cierto grado de calor, de sequedad o humedad, ya sea de movimiento o reposo, o bien de una corriente eléctrica.  Si estas condiciones no existen, la combinación no ocurre.

5.- Cuando hay combinación, los cuerpos componentes pierden sus propiedades características, mientras que el compuesto resultante posee otras nuevas, diferentes de las primeras.
Así es como el oxígeno y el hidrógeno, que son gases invisibles, al combinarse químicamente forman el agua, que es la líquida, sólida o vaporosa, según la temperatura. En el agua no hay, en verdad, ni oxígeno ni hidrógeno, sino un nuevo cuerpo; al descomponerse esta agua, los dos gases, nuevamente libres, recobran sus propiedades y ya no hay agua.  Así es que la misma cantidad de agua pueda ser alternativamente descompuesta y recompuesta hasta el infinito…

6.- La composición y descomposición de los cuerpos tiene  lugar como consecuencia del grado de afinidad que posean entre sí los principios elementales.
La formación del agua, por ejemplo, resulta de la afinidad recíproca  entre el oxígeno y el hidrógeno; pero si se pone en contacto con el agua un cuerpo más afín con el oxígeno que con el hidrógeno, el agua se descompone; el oxígeno resulta absorbido y el hidrógeno queda libre, con lo cual ya no hay agua.

7.- Los cuerpos compuestos se forman siempre en proporciones definidas, es decir, por la combinación de una cantidad determinada de los principios constituyentes. Así, para formar agua es necesaria una parte de oxígeno con dos de hidrógeno, en vez de agua, se obtiene bióxido de hidrógeno, que es un líquido corrosivo formado, no obstante, con los mismos elementos que el agua, pero en otra proporción.

8.- En pocas palabras, ésa es la ley que preside la formación de todos los cuerpos de la naturaleza. La innumerable variedad de estos cuerpos resulta de un número muy pequeño de principios elementales, combinados en diferentes proporciones.
Así el oxígeno, combinado en determinadas proporciones con el carbono, el azufre y el fósforo, forman los ácidos carbónicos, sulfúrico y fosfórico; el oxígeno y el hierro forman el óxido de hierro o herrumbre; el oxígeno y el plomo, ambos inofensivos, integran los óxidos de plomo, el litargirio, el blanco de plomo, minio, todos ellos venenosos. El oxígeno combinado con el calcio, el sodio y el potasio constituye la cal, la soda y la potasa.
La cal unida al ácido carbónico forma los carbonatos de cal o piedras calcáreas, es decir, el mármol, la tiza, la piedra de construcción, las estalactitas de las aguas; unidas al ácido sulfúrico forma el sulfato de cal o yeso y el alabastro; al ácido fosfórico: el fosfato de cal, base sólida de los huesos. El cloro y el hidrógeno integran el ácido clorhídrico o hidroclórico; el cloro y el sodio forman el cloruro de sodio o sal marina.

9.- Todas estas combinaciones, y muchísimas más, se obtienen artificialmente en pequeño en los laboratorios de química y se operan espontáneamente, en gran cantidad, en el gran laboratorio de la naturaleza… 
En su origen, la Tierra no contenía a esas materias combinadas, sino solamente a sus principios constitutivos volatizados. Cuando los elementos calcáreos, y otros más, se convirtieron con el tiempo en piedras, depositándose sobre su superficie, éstas no se hallaban totalmente formadas; pero en el aire se encontraban, en estado gaseoso, todas las sustancias primitivas. Estas sustancias, precipitadas por efecto del enfriamiento y bajo el imperio de circunstancias favorables, se combinaron de acuerdo con el grado de su AFINIDAD MOLECULAR…
En ese entonces se formaron las diferentes variedades de carbonatos, sulfatos y otros; primero disueltos en las aguas y luego depositados sobre la superficie del suelo.
Supongamos que, por alguna causa, la Tierra volviese a su estado de incandescencia primitiva: Todo se descompondría, los elementos se separarían; todas las sustancias fusibles se fundirían; las que tienen volatilidad se volatizarían. Luego un segundo enfriamiento volvería a precipitarlas y otra vez se formarían las antiguas combinaciones.

10.- Estas consideraciones demuestran lo necesaria que es la Química para comprender la Génesis MATERIAL.
Antes de conocer las leyes de la Tierra.  Esta ciencia ha aclarado el problema de manera totalmente nueva, como la Astronomía y la Geología lo han hecho en otros aspectos.

11.- En la formación de los cuerpos sólidos, uno de los fenómenos más notables es el de la cristalización, forma regular que presentan ciertas sustancias al pasar del estado líquido o gaseoso al estado sólido. Esta forma, que varía según la naturaleza de la sustancia, es generalmente la de los sólidos geométricos, como el prisma, el romboide, el cubo y la pirámide. Todos conocen los cristales del azúcar cande. Los cristales de roca, o silicio cristalizado, son prismas de seis caras rematados por unas\ pirámides también hexagonal.
 El diamante es el carbono puro o carbón cristalizado.
Los dibujos que se producen sobre los vidrios en invierno se deben a la cristalización del vapor de agua, durante la congelación en forma de agujas prismáticas.
La disposición regular de los cristales tiende a la forma particular de las moléculas de cada cuerpo; estas partículas, infinitamente pequeñas para nosotros, pero que igualmente ocupan un cierto espacio, aproximadas unas a otras por ATRACCION MOLECULAR, se ubican y yuxtaponen de acuerdo con la exigencia de sus formas, de manera de tomar cada cual su lugar alrededor del núcleo o principal centro de atracción y formar un conjunto simétrico.
La cristalización sólo se opera bajo el imperio de ciertas circunstancias favorables, fuera de las cuales no puede realizarse; el reposo y una determinada temperatura son condiciones esenciales.
Se comprende que una temperatura muy elevada, al separar las moléculas, no permitiría la condensación y que la agitación, al oponerse a su ubicación simétrica, hará que las moléculas formen una masa confusa e irregular y, en consecuencia, no habrá cristalización.

12.- La Ley que preside la formación de los minerales conduce naturalmente a la constitución de los cuerpos orgánicos.
 EL ANALISIS QUIMICO NOS MUESTRA QUE TODAS LAS SUSTANCIAS VEGETALES Y ANIMALES ESTAN COMPUESTAS POR LOS MISMOS ELEMENTOS QUE LOS CUERPOS INORGANICOS.
Los elementos más importantes son el oxígeno, el hidrógeno, el nitrógeno y el carbono; los restantes sólo aparecen esporádicamente.
Como en el reino mineral, la diferencia de proporción en la combinación de estos elementos produce todas las variedades de sustancias orgánicas y propiedades diversas, tales como los músculos, los huesos, la sangre, la viles, los nervios, la sustancia cerebral y la grasa en los animales; la savia, la madera, las hojas, los frutos, las esencias, los aceites, las resinas, etcétera, en los vegetales.
Por lo tanto, en la formación de los animales y las plantas no interviene ningún elemento que se halle también en reino mineral…

13.- Algunos ejemplos usuales nos harán ver con claridad las transformaciones que se operan en el reino orgánico por la sola modificación de los elementos constitutivos.
Por ejemplo el jugo de uva, no hay ni vino ni alcohol, sino simplemente agua y azúcar. Al madurar y bajo determinadas circunstancias, se produce la fermentación. En esa operación, una parte del azúcar se descompone; el oxígeno, el hidrógeno y el carbono se separan y se combinan otra vez en las proporciones precisas para formar alcohol; de modo que al beber jugo de uva no se bebe alcohol, puesto que todavía no se formó; se forma con azúcar y agua, sin que haya una molécula de más.

En el pan y las verduras que comemos no hay, ciertamente, ni carne, ni sangre, ni huesos, ni bilis, ni sustancia cerebral y, sin embargo, esos mismos alimentos, al descomponerse y recomponerse durante el trabajo digestivo, producen esas sustancias por la trasmutación de los elementos constitutivos.

En la semilla de un árbol no hay madera, ni hojas, ni flores, ni frutos, siendo un error pueril pensar que el árbol entero se encuentra en pequeño en la semilla; en esa semilla no existe el oxígeno, el hidrógeno y el carbono requeridos para formar una hoja de árbol. La semilla encierra un germen que hace eclosión cuando encuentra las condiciones propicias; ese germen crece gracias a las esencias que extrae de la tierra y a los gases que aspira del aire; esas esencias, que no son ni madera, ni hojas, ni flores, ni frutos, al infiltrarse en la planta forman la savia, como los alimentos que toman los animales forman la sangre.
Esta savia circula por todo el vegetal, según los órganos a donde llegue  tras una elaboración especial, y luego se transforma en madera hojas, flores, y frutos, al igual como la sangre se transforma en carne, bilis y huesos y, sin embargo, se trata siempre de los mismos elementos: oxígeno, hidrógeno, nitrógeno y carbono, combinados de distintas maneras.
14.- Las diferentes combinaciones de los elementos para la formación de las sustancias minerales, vegetales y animales, no pueden operarse si el medio y las circunstancias no son propicias; fuera de esas circunstancias, los principios elementales yacen inertes. Pero, desde el momento en que las circunstancias son favorables, se inicia un trabajo de elaboración: Las moléculas se ponen en movimiento, se agitan, atraen, aproximan y  separan en virtud de la LEY DE AFINIDADES… y mediante sus múltiples combinaciones cesan, el trabajo se interrumpe bruscamente y vuelve a recomenzar cuando éstas reaparecen. Así es como la vegetación se activa, se hace menos rápido el crecimiento, se detiene y vuelve a empezar bajo la acción del calor, de la luz, de la humedad, del frío o de la sequía; así es como determinada planta prospera en un clima o en un ambiente y se marchita o muere en otro.
15.- Lo que ocurre diariamente ante nuestros ojos puede darnos la idea de lo que ha sucedido en los tiempos primitivos, porque las leyes de la naturaleza fueron y serán siempre las mismas.
Puesto que los elementos constitutivos de los seres orgánicos y los inorgánicos son los mismos y los vemos constantemente bajo el imperio de ciertas circunstancias formar piedras, plantas, frutos, podemos decir con justeza que los cuerpos de los primeros seres vivos se formaron, como las primeras piedras, por la unión de las moléculas elementales y en vitalidad del globo fueron manifestándose propicias para tal o cual especie.
La similitud de forma y colores en la reproducción de los individuos de cada especie de cristal. Las moléculas se yuxtaponen bajo el imperio de la misma ley y producen un conjunto análogo.

Extraído del libro: 
“La Génesis: Allan Kardec
Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta

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miércoles, 24 de diciembre de 2014

Tarjeta Navideña Musical


                                                                                 




¡¡ARMONÍA, PAZ Y               AMOR !!

 ¡Feliz Noche Buena!  

  y Feliz día de Navidad , os desea:
 Jose Luis Martín
Pinchar en el link y el enlace que aparece; vereis la sorpresa que os reservo

Virgen María y Jesús Tarjetas de Navidad Cristianas Rio Tarjetas Religiosas

martes, 23 de diciembre de 2014

NAVIDAD EN TU INTERIOR



FENÓMENOS MEDIÚMNICOS
Allan Kardec

Es erróneo creer que basta, a ciertos incrédulos, ver fenómenos extraordinarios para convencerse. 

Los que no admiten la existencia del alma o del Espíritu en el hombre, no pueden admitirla fuera de él, y negando la causa, niegan por consiguiente el efecto.

Los que no conocen el Espiritismo piensan que los fenómenos espiritistas se producen como los experimentos de física y química. De aquí la pretensión de someterlos a su voluntad y la repugnancia a colocarse en las condiciones necesarias a la observación.

No admitiendo, en principio, la intervención de los espíritus o no conociendo por lo menos ni su naturaleza ni su manera de obrar, producen como si operaran en la materia bruta, y porque no obtienen lo que desean, concluyen que no existen los espíritus.

Aunque ciertos fenómenos pueden ser provocados, puesto que provienen de inteligencias libres, nunca están a la absoluta disposición de nadie, y cualquiera que se jactase de obtenerlos a su antojo probaría a su ignorancia o su mala fe. Es preciso esperarlos, recibirlos al paso, y a menudo sucede que, cuando menos los esperamos, se presentan los hechos más interesantes y concluyentes. El que quiere instruirse seriamente debe, pues, armarse, en esto como en todo, de paciencia, de perseverancia y hacer cuanto sea necesario, pues de otro modo más vale no ocuparse de ello.
El Espiritismo tiene también sus aprendices, y el que quiera instruirse que no beba las enseñanzas de una sola fuente, ya que sólo por el examen y la comparación puede dictaminarse un juicio.
Las reuniones frívolas tienen un grave inconveniente para los nocivos que a ellas asisten, y éste es el de darles una falsa idea del carácter del Espiritismo. Los que han asistido a reuniones de esta clase no saben tomar en serio una cosa que ven tratar con ligereza por los mismos que se llaman adeptos. El estudio anticipado les enseña a juzgar la trascendencia de lo que ven, y a saber distinguir lo bueno de lo malo
El médium posee únicamente la facultad de comunicar, pero la comunicación efectiva depende de la voluntad de los espíritus; si los espíritus no quieren manifestarse, el médium nada obtiene; es como un instrumento sin músico.
Comunicándose únicamente los espíritus cuando lo quieren o pueden, no están al capricho de nadie; ningún médium tiene poder para hacerlos venir a su voluntad y contra la de ellos.
Esto explica la intermitencia en la facultad de los mejores médiums y las interrupciones que experimentan, a veces durante meses. El médium nunca es dueño de su facultad, porque ésta depende de una voluntad ajena.
Los médiums de efectos físicos que obtienen regularmente y a su voluntad la producción de ciertos fenómenos, si no es esto resultado de sofisterías, se las dan con espíritus de baja ralea que se complacen en esta especie de exhibición, y que acaso se dedicaron durante su vida a este oficio; pero sería absurdo creer que espíritus algún tanto elevados se divirtiesen en dar estas representaciones.
La oscuridad necesaria para la producción de ciertos efectos físicos da, sin duda, lugar a la sospecha, pero no prueba nada contra la realidad. Se sabe que en Química no puede operarse con luz en ciertas combinaciones y que bajo la acción del fluido lumínico se verifica composiciones y descomposiciones. Pues, bien, todos los fenómenos espiritistas son resultado de la combinación de los fluidos propios del espíritu y del médium, y siendo materiales estos fluidos, no es nada sorprendente que, en ciertos casos, sea contrario a esta combinación el fluido lumínico.
Las comunicaciones inteligentes, asimismo, tienen lugar por la acción fluídica del Espíritu sobre el médium, y es preciso que el fluido de éste se identifique con el de aquél. La facilidad de las comunicaciones depende del grado de afinidad que existe entre los dos fluidos. Así cada médium es más o menos apto para recibir la impresión o la impulsión del pensamiento de tal o cual Espíritu, puede ser buen instrumento para el uno y malo para el otro. De aquí resulta que, de los médiums igualmente bien dotados y puestos el uno al lado del otro, podrá manifestarse el Espíritu por medio del uno y no por el del otro.
Es, pues, un error creer que basta ser médium para recibir con igual facilidad comunicaciones de cualquier Espíritu. No existen médiums universales para las evocaciones, como no existen para producir todos los fenómenos. Los espíritus buscan, con preferencia, los instrumentos que vibran a su unísono; imponerles el primero que se tenga a mano, sería como el exigir de un pianista que tocase el violín, por la razón de que, sabiendo música, debe poder tocar todos los instrumentos.
Sin la armonía, única que puede producir la asimilación fluídica, las comunicaciones son imposibles, incompletas o falsas. Pueden ser falsas porque, en defecto del Espíritu deseado, no faltan otros dispuestos a aprovechar la ocasión de manifestarse, y que se cuidan poco de decir la verdad.
La asimilación fluídica es a veces totalmente imposible entre ciertos espíritus y ciertos médiums; otras, y este es el caso más ordinario, no se establece más que gradualmente y con el tiempo. Esto explica por qué los espíritus que tienen costumbres de manifestarse con un médium lo hacen con mayor facilidad, porque las primeras comunicaciones patentizan casi siempre molestia y son menos explícitas.
La asimilación fluídica es tan necesaria en las comunicaciones por tiptología como por la escritura, puesto que en uno y otro caso se trata de la transmisión del pensamiento del Espíritu, cualquiera que sea el medio material empleado.
No pudiendo imponer un médium al Espíritu que se quiere evocar, conviene dejarle la elección de sus instrumentos. En todo caso, es necesario que el médium se identifique anticipadamente con el Espíritu por el recogimiento y la oración, por lo menos durante algunos minutos, y hasta con alguna anticipación si es posible, a fin de provocar y activar la asimilación fluídica. Este es el medio de atenuar la dificultad.
Cuando las condiciones fluídicas no son propicias a la comunicación directa con el médium, puede establecerse por mediación del guía espiritual de éste último. En este caso el pensamiento llega de segunda mano, es decir, después de haber atravesado dos medios. Se comprende cuánto importa entonces que el médium esté bien asistido, porque si lo está por un Espíritu obsesor, ignorante u orgulloso, la comunicación estará necesariamente alterada.
En esto las cualidades personales del médium desempeñan un papel importante por la naturaleza de los espíritus que atrae. Los médiums más indignos pueden tener poderosas facultades, pero lo más seguros son los que, a esta potencia, unen las mejores simpatías en el mundo espiritual; simpatías que no están de ningún modo garantizadas por los nombres más o menos respetables de los espíritus, o que toman los que firman las comunicaciones, sino por la naturaleza constantemente buena de los que las reciben.
Cualquiera que sea la clase de comunicación, la práctica del Espiritismo, bajo el punto de vista experimental, ofrece numerosas dificultades y no está exenta de inconvenientes para el que carece de la necesaria experiencia

Extraído del libro ¿Qué es el espiritismo? De Allan Kardec

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               NAVIDAD EN TU INTERIOR

Navidad significa nacimiento, y el símbolo de la Navidad es una estrella, una luz en la oscuridad que sirvió de guía para encontrar al Salvador.  No veamos más esta estrella fuera de nosotros, sino brillando en nuestro cielo interno y aceptémosla como símbolo de que ha llegado el tiempo del Cristo; el tiempo de reconocer nuestra verdadera identidad.

Dentro de cada uno de nosotros existe un Salvador que conoce nuestra totalidad, nuestra esencia.  Es una sabiduría innata que, si la utilizamos como una guía, nos conducirá siempre a experiencias de paz, armonía y amor.  Es algo muy especial que está en todos y es para todos.  Si no sacamos el mayor provecho de ella es sólo porque no la podemos entender y mucho menos aceptar.

Esta esencia en nosotros es la que conoce nuestra totalidad o nuestra santidad.  Pero como un amigo fiel, no llegará a donde no se ha le ha invitado.  Por lo tanto, vamos a comenzar nuestras fiestas navideñas abriéndole la puerta a este invitado tan especial.  No temamos abrirle la puerta y recibámosle sin expectativas.  Él sabrá orientarnos, sin equivocarse y nos traerá regalos que no podremos encontrar en ningún lugar del mundo.

Tan pronto recibamos ese invitado tan especial, estaremos listos para preparar la gran fiesta. Pero, ¿cómo va a ser esta fiesta de Navidad?  Nuestro amigo no pide nada.  No exige sacrificios de ningún tipo.  Por lo tanto, en esta Navidad, cerremos las puertas a todo sacrificio estéril, a la culpa, al miedo a la escasez y demos paso a lo único que tiene sentido en nuestras vidas, a ese regalo del cual derivan su existencia todas las cosas: el amor.

Para muchas personas, las estampas de la Navidad traen sentimientos de gozo y alegría.  Para otras, esta época puede ser difícil, solitaria, aumentando los sentimientos de culpa y depresión.  Continuamente leemos artículos sobre cómo disfrutar las fiestas, sin embargo muchos no podemos imaginar cómo salir de ese estado de inmensa soledad en que algunos nos sumergimos.  A veces podemos sentirnos atrapados entre lo que queremos hacer y lo que debemos hacer.  Nos sentimos culpables porque deseamos quedarnos en casa en vez de salir a visitar familiares por compromiso.

También podemos sentirnos perdidos porque no tenemos la familia que quisiéramos tener.  Muchos de nosotros, año tras año esperamos que la mágica Navidad nos regale una persona que pueda llenar el vacío del solitario corazón, causando honda desesperación cuando no sucede.
Recuerda que no estás solo, que hay muchas personas compartiendo tus mismos sentimientos.
Ideas que pueden ser de gran ayuda para sentirte mejor contigo mismo durante la Navidad:

Acepta tus sentimientos sin juzgarlos como buenos o malos.  Trabaja con ellos tratando de reafirmarte en el pensamiento más alto, el de Dios, en vez del dolor.

 Busca disfrutar del amor que está disponible, aunque no sea exactamente lo que quieras.  Si hay alguien a quien puedas extenderle tu amor, hazlo, verás cómo lo recibirás multiplicado.

 No te conviertas en el mártir.  Si la pasada Navidad no fue la mejor, según tu criterio, recuerda lo que aprendiste para no cometer los mismos errores.  Aprende de ellos, levántate y sigue adelante.  Recuerda que la alegría atrae la alegría y el dolor atrae dolor.  Busca siempre atraer lo mejor.

 En esta Navidad, deja que tu Ser se sane por completo del dolor y el sufrimiento y celebra tu liberación de las falsas cadenas que te han mantenido alejado del disfrute pleno de la felicidad…

El Príncipe de  la Paz ha nacido para restablecer la condición de amor que no puede separarnos del Padre.  Ha venido para enseñarnos que el mejor regalo que podemos hacer en esta Navidad es reconocer que todos somos hijos de un mismo Padre y que no puede haber separación entre sus hijos.

    No permitamos que el rencor apague el gozo de la Navidad, porque el nacimiento de Jesús no tendría sentido si lo apartamos de este gozo.  Unámonos a celebrar un nuevo despertar en nuestras conciencias.  Tengamos fe, construyamos un mundo de esperanzas..

   Perdona, porque el perdón libera el alma y un alma libre puede elevar sus alas hacia horizontes no explorados.

Autor Desconocido 
Enviado por Jacob

Un Abrazo y que Dios derrame sobre ti, muchas bendiciones de Vida, Paz, Amor, y mucha Prosperidad;

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El Universo es la creación suprema de Dios, abarca todos los seres racionales e irracionales, animados e inanimados, materiales e inmateriales.

Allan Kardec
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RECURSOS PARA LLEGAR A DIOS

Una existencia es muy poco tiempo para saberlo todo de todo, y los que siguen a Jesús, no están perdidos en el tiempo, porque Jesús es el camino la verdad y la vida, pero son niños aquellos que lo limitan a esta vida, nada les cuadra, nada ven, y no progresan, se quedan estancados, adorando a un alma Sublimada, a la cual esperan, que llegue a sus vidas.
Aquí nos viene muy bien la lección de Nicodemo, cuando siendo un cumplidor excelente de las leyes le pregunta a Jesús cuales eran los recursos que debería emplear para ver el reino de Dios.
Y Jesús le dice que no le bastaba haber vivido interpretando la ley, que antes de razonar  sobre sus disposiciones debería haber sentido sus textos.  Y Jesús acrecentó: en verdad debo decirte que nadie conocerá el Reino de los Cielos, sin nacer de nuevo.
Es indispensable que el hombre nazca y renazca, para conocer plenamente la luz del reino…
A medida que conquistamos un peldaño otro surge desafiante, enriqueciendo el alma,  consiguiendo mayor comprensión de los objetivos de la vida.
El que espera a Jesús se contenta  con lo esencial para la existencia, sufriendo apenas los impulsos  y dando lugar a las necesidades inmediatas
Es necesario procurar el conocimientos de las cosas, a través del estudio, y el hombre necesita saber de dónde viene  para donde va y para que está en la Tierra. Cada espíritu es lo que aprendió, lo que realizo, cuanto ha conquistado. No podrá ofrecer recursos que no posea ni liberar de los dolores y pruebas que ni a si mismo puede evitar.
 El que se inspira en la ociosidad, los que se quedan de brazos cruzados, esperando en Jesús, es un ser engañado, ya que no puede  transferir a Jesús  las tareas que son del, ni cargarlo con sus  lides, no puede  exigir , ni subordinarse puesto que eso representa fascinación.
Por el simple hecho de dudar de la vida futura, el hombre dirige todo su pensamiento hacia la vida terrestre. Sin ninguna certeza en cuanto al porvenir, todo lo atribuye al presente, sin entrever  ningún bien más preciso que los de la Tierra, se torna un niño que nada más ve además  de sus juguetes.
La constante directriz es crecer, superar, perfeccionar.
La Doctrina Espirita  nos revela  a Cristo como mentor claro y directo del alma, enseñándonos la responsabilidad de vivir, es necesario que sepamos dignificarlo en la propia conciencia, por encima de cualquier demostración exterior, procurando reflejarlo dentro de nosotros mismos. Entretanto, para que eso acontezca, es preciso, antes de todo, matricular el raciocinio en la escuela de la caridad, que será siempre  la maestra sublime del corazón.
El Espiritismo ensancha el pensamiento y abre el corazón a nuevos horizontes. En lugar de una visión estrecha  y mezquina  concentrada en la vida presente, que hace  del instante que se pasa en la tierra el único y frágil eje del porvenir eterno, enseña que esta vida solo es un eslabón en el conjunto armonioso y grandioso de la obra del Creador.
Todos podemos realmente dialogar con Jesús, a través de sus enseñanzas, a fin de que se nos muestren  los caminos de la paz y de la luz espiritual, desde que nos adaptemos al Señor, sin exigir que el se adapte a nosotros.
El hombre no puede  quedarse fascinado contemplando a Jesús y esperando que El se manifieste, ha de salir en su búsqueda crecer para El,  aplicando sus enseñanzas hasta conseguir vestir el traje de gala y poder estar donde El está. Y vestir el traje de Gala, no se consigue de la noche a la Mañana entonces un examen cauteloso, de su vida, y un estudio sincero del Mensaje del Maestro lo ara conquistar los peldaños que aun le faltan por escalar en la senda evolutiva de la vida. Comprobando así, que el ser nunca se detiene en el crecimiento interior, siempre aspirando a mayores logros. Su capacidad momentáneamente limitada de satisfacción se amplía a medida que se le dilatan las percepciones de la inmortalidad y ansias del infinito..
Por eso Jesús insto a los hombres con sus palabras de “Buscad y encontrareis” llegando con esta lección a una conclusión muy clara, la de que no debemos esperar a Jesús debemos ir en su búsqueda.
El Maestro no es tan solo el reformador  de la civilización, el legislador de la creencia, el conductor del raciocinio, o el donador de facilidades  terrestres, por encima de todo, debe ser el renovador de todos los hombres.



Mercedes Cruz Reyes

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