DE UNA VIDA A LA OTRA
En agosto de 1993 mi padre se suicidó ahogándose. Su acto de desesperación fue motivado por la brutal toma de conciencia de que no había sabido amar a su familia, sobre todo a mi madre y a mí.
¿Cómo llegamos allí? Un contexto anterior particular Quizás era necesario ver en su comportamiento, la consecuencia de una vida poco feliz. Bosquejaré rápidamente su retrato como hombre visto por los demás: terco, generoso, jovial e inteligente; en tanto que como padre y marido: autoritario, reservado, susceptible y con una tendencia cierta a evadir sus responsabilidades, atribuyendo a menudo sus faltas a los demás. ¿Por qué tantas diferencias de calificativos entre el hombre en familia y el hombre en sociedad? La respuesta se encontraba sin duda alguna en su historia de vida, de muchas vidas. En esta, hubo un padre al que nunca conoció, un suegro con quien no se
entendía, una madre autoritaria. De niño, a veces dormía en el granero con los cerdos cuando no se portaba bien; de adolescente se fugaba; de joven, su madre le quitaba el 90% de su salario como tornero de metales; a los 19 años se casó y a los 23 era padre de 3 hijos. Hincha del fútbol, rápidamente se volvió árbitro del equipo local; aficionado a la música, fue baterista de una orquesta lorenesa. Estas funciones le proporcionaban una buena ocasión de salirse de una cotidianidad sin duda demasiado pesada para él. Inteligente y ambicioso, retomó los estudios y se convirtió en director de empresa, pero pasó su vida de hombre en una gran torre H.L.M. (*) de Nancy. Con frecuencia vi a mi madre llorar su ausencia tanto de día como de noche y sólo tengo pocos recuerdos de momentos agradables en familia. ¿Tales circunstancias permitirán al espíritu que las vive construir una vida equilibrada? Sobre todo cuando una preexistencia viene a amplificar el problema.
La adolescencia es reconocida como un período difícil para los niños; fue en este período cuando surgieron las primeras relaciones tensas con mis padres. El único muchacho de los tres hijos que componen la familia, sin duda esperaba de mi padre la proximidad y la complicidad. Sin embargo, mis relaciones con él con frecuencia eran conflictivas, sin demostraciones afectivas que rozaban a menudo la indiferencia. Con frecuencia me hice la pregunta del ¿por qué? Soy espírita desde los diecinueve años y en el transcurso de ese período, obtuve diversas informaciones que respondieron a esa interrogante. La preexistencia, concepto que nunca se tiene en cuenta en la historia del hombre, fue la respuesta. He conocido a mi padre en varias vidas. Una de ellas me fue revelada, en la que él fue responsable de mi muerte prematura. Ese importante elemento explicaría nuestra dificultad de comunicación. Sin embargo, yo estaba convencido de que existía amor entre nosotros pues de vez en cuando, mi padre sabía mostrármelo en pequeños gestos anodinos. Cuando él murió, yo había sido espírita desde hacía tres años, tenía entonces veintiséis. Tenía conocimiento de esa preexistencia difícil entre nosotros. Decidí contársela y para mi gran sorpresa, ¡me respondió que eso no le asombraba! Con frecuencia yo le hablaba de espiritismo y de lo que vivía en el Círculo. Me calificaba de manso soñador. Y luego, un día, le expresé lo que representaban para mí esos veintiséis años con él, en el bien y el mal. Aquel día hubo llanto y, porque la verdad ayuda a la comunicación, nuestras relaciones cambiaron, nos acercamos. ¿Fue el hecho de darse cuenta de que había fallado en algo con los suyos? Lo cierto es que algunos meses más tarde, a la salida de un enésimo baile de pueblo demasiado rociado, se dio muerte.
El tránsito
Por supuesto hicimos cadenas de pensamiento. Necesitó varios meses en su más allá para confesar su gesto y comprender la razón de él. En enero de 1995, en sesión de escritura, mis añoranzas y mi pena fueron consoladas por un magnífico mensaje de su parte, del cual les entrego un extracto, revelador de su nuevo estado: “Padre, madre, quienquiera que seas, no se crean nunca los dueños de su familia en nombre de no sé qué experiencia debida a la edad. ¿Cómo puede enseñarse a sus hijos el sentido de la vida, cuando uno mismo está perdido en las dificultades de la existencia? Sin haberse atrevido nunca a suponer una dirección de carácter divino, quiero en este mensaje dar testimonio de mi libertad, libertad que no he elegido, libertad que me ha sido dada por el que yo creía que era inferior… tu papá te pide perdón por no haberlo sido y te agradece haberle permitido ser un espíritu en desarrollo. ¡Te amo, aunque eso te parezca nuevo!” Fácilmente imaginarán mis lágrimas al leer tales palabras. Entonces, me había escuchado, entonces nuestras conversaciones, a veces tumultuosas, sobre el espiritismo habían logrado su objetivo.
“J…” testigo de nuestra preexistencia por sus palabras y su actitud En la continuación de su mensaje, anuncia su regreso, necesario para continuar lo que había interrumpido prematuramente. En septiembre del mismo año, reencarnó en casa convirtiéndose en mi segundo hijo. Mi esposa se inquietó por esa llegada, temiendo que nuestra historia influyera en nuestras relaciones futuras. Pero yo permanecí confiado y muy rápidamente, hemos comprobado una verdadera afinidad que nos une todavía hoy, a mi hijo y a mí. De vez en cuando sucedía que el bebé tuviera crisis de llanto, y era forzoso comprobar que se calmaba mucho más rápido en mis brazos que en los de su madre. Más impresionante, un día de primavera del 2000, paseábamos por una pequeña aldea del Alto Marne y “J…” entonces de cuatro años, estaba en los brazos de su mamá. En medio de la aldea, un puente salvaba un pequeño río. Cuando nos acercábamos al puente para atravesarlo “J…” lo señaló con el dedo y dijo: “Mamá, ¡allí fue donde morí!” Desconcertados, no insistimos en la asombrosa frase. Por supuesto, no era en esa aldea donde él había fallecido, pero yo sabía por la gendarmería que lo encontró, que probablemente había saltado desde un puente que atravesaba el Mosela. Yo nunca les había hablado de eso a mis hijos.
Similitudes y consecuencias educativas Mi padre era autoritario y se irritaba fácilmente cuando se le llevaba la contraria y “J…” ha conservado ese rasgo débil que nosotros educamos particularmente. Hacia sus ocho años, estábamos los cuatro a la mesa y aquel día, no quería terminar su plato. Me le enfrenté levantando la voz y él me replicó golpeando con el puño sobre la mesa: “Yo soy tu papá” y enseguida le respondí: “Esta vez no”. ¡Evidentemente estaba enojado! Hoy, “J…” tiene trece años. Es un hincha del fútbol que quisiera volverse árbitro (ya no nos asombramos). Es muy bueno con la batería, pero no quiere hacerlo, recordemos que su hobby fue fuente de sufrimientos en mi familia. Cuando es castigado, tanto en la escuela como en la casa, se pone como víctima de una injusticia y para él es difícil reconocer su error. Dedicamos gran parte de nuestra educación a hacerle comprender la necesidad del diálogo y la importancia de asumir sus acciones, pues no olvidamos que la fuga fue la principal causa de su suicidio. Pero lo que es sorprendente, es el cambio radical de su comportamiento conmigo: muy a menudo me testimonia su cariño con pequeños gestos como el de acariciar y sostener mi brazo cuando estamos a la mesa. Tiene buen humor y lo emplea mucho conmigo, por no decir que con frecuencia “me toma el pelo”, instaurando por fin entre nosotros esa complicidad que yo tanto había deseado. Con este testimonio, deseo hacer comprender a nuestros lectores que si el concepto de la reencarnación y la comunicación post-mortem formara parte de nuestras sociedades, todos los problemas de orden afectivo y educativo encontrarían elementos de solución.
(De la Revista Espírita nº 77)
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La propia destrucción, que parece a los hombres el término de las cosas, no es sino un medio de alcanzar, por la transformación, un estado más perfecto, porque todo muere para renacer, y cosa alguna se torna en nada.
Allan Kardec
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ACERCAMIENTO DE LOS ESPÍRITUS
.. ¿Cuál es el origen de la idea que los Espíritus vienen con preferencia durante la noche?
"La impresión producida sobre la imaginación por el silencio y la oscuridad.
Todas estas creencias son supersticiones que el conocimiento razonado del Espiritismo debe destruir. Lo mismo sucede con respecto a los días y las horas que se cree serles más propicias; creedlo, a no dudar, que la influencia de media noche sólo ha existido en los cuentos."
- Siendo así, ¿por qué ciertos Espíritus anuncian su venida y sus manifestaciones para dicha hora y para días determinados, Como por ejemplo del viernes?
"Estos son Espíritus que se aprovechan de la credulidad y se divierten. Por la misma razón los hay de ellos que dicen ser el diablo o se dan nombres infernales.
Mostradles que no sois un juguete y no volverán."
8. ¿Los Espíritus vienen con preferencia a la tumba en que descansa su cuerpo?
"El cuerpo sólo fue un vestido; no piensan ya en la envoltura que les hizo sufrir como al prisionero sus cadenas. Sólo dan importancia a las personas que les son queridas."
El Libro de los Mediums- Allan Kardec
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¿Los
embriones congelados tienen alma?
¿Hay
espíritus ligados a los embriones congelados?
En
caso afirmativo, ¿podremos eliminarlos?
¿Cual
es el momento en que se da la unión del alma con el cuerpo?
Busquemos
la respuesta a estas preguntas en los libros de codificación
Espirita y en la colección de André Luiz, psicografiada por Chico
Xavier.
En
primer lugar, veremos lo que dijeron los Espíritus instructores en
el siglo XIX, en cuanto al momento en que el alma se une al cuerpo: “La
unión empieza en la concepción (…)”- Respuesta
a la pregunta 334, del libro de los Espiritus.
Es
importante recalcar estos datos: la unión del Espíritu con el
cuerpo se da lugar en la fertilización o concepción, que es la
unión del gameto masculino (espermatozoide) con el femenino (ovulo)
La
misma información es ofrecida por el médico desencarnado André
Luis, en el cap.13 del libro Misioneros de la Luz. El explica que
después de que las células masculinas y femeninas de Adelino y Raquel
se han juntado formando una célula única, el instructor Espiritual
Alexandre “ se
ajustó sobre aquel microscopico globo de luz impregnado de vida, la
forma reducida de Segismundo ( el reencarnante) que interpretaba el
organismo periespiritual de Raquel (la madre), y observé que esta vida latente empezaba a moverse.”
Esta
es la descripción de los primeros instantes de la existencia terrena
del reencarnante Segismundo.
Como
la ley Divina es siempre la misma en cualquier parte, es natural que
las leyes biológicas también lo sean, de manera que es fácil
concluir que la reencarnación obedece a los mismos principios, ya sea un embarazo normal u obtenido a través de la reproducción
asistida, en la cual se emplea una tecnología medica avanzada, con
gran manipulación de gametos del huevo o zigoto.
El
instructor Clarencio (Entre la tierra y el cielo) esclarece que “ cualquier agregación de materia, obedece a los impulsos del
espíritu”,
lo que significa que, sin haber un reencarnante, no hay una
formulación fetal valida, y, en consecuencia, una vida orgánica
asegurada.
Veamos
ahora una referencia más de la ya citada respuesta a la pregunta344:
“Desde
el momento de la concepción, el espíritu designado para habitar
determinado cuerpo, se liga a él a través de un lazo fluídico que
se va apretando cada vez más hasta el momento en que el crío ve la
luz.”
En
el Cap. XI del libro La Génesis, Allan Kardec también da esta
explicación pero con más pormenores: “Cuando
el Espíritu tiene que encarnar en un cuerpo humano en formación, un
lazo fluídico- que no es si no una extensión de su periespíritu –
se liga al germen, que desde el momento de la concepción, lo va a atraer por medio de una fuerza invisible”
Esta
“fuerza irresistible” es explicada por el instructor Clarencio en
el libro de André Luiz "Entre la Tierra y el Cielo":
“En
la reencarnación, basta el magnetismo de los padres, aliado al gran
deseo de aquel que vuelve al campo de las formas físicas”
Así,
aprendemos que la cuestión del renacer esta ligada a la
“sintonía
magnética”,
y que esta no depende de las leyes físicas clásicas expresadas en
las leyes de Newton, sino que está relacionada con la comunicación
en el lugar propuesto por el Teorema de Bell y que fue
experimentalmente probada por Alain Aspect y por su equipo.
A
esta información, vamos a juntar otras cuestiones que están en el
Libro de los Espíritus, en las preguntas 355 y 356, los instructores
dicen que no siempre todos los embriones congelados pueden tener o no
lazos periespirituales (fluídicos) así ligados, dependiendo de la
sintonía magnética entre encarnados y desencarnados.
Pero
eso no quiere decir de ninguna manera que el espíritu va a quedarse
“congelado” o entonces perder la libertad de movimiento, ya que
se trata de la unión através del lazo fluídico, o sea, una
promesa, una atracción.
¿Y
cómo se puede saber si hay o no hay unión? En este momento aun no
tenemos tecnología para eso.
Estamos
por creer que las experiencias científicas del ingles Dr. Harold de
Saxton- Burr (con sus life fields), y la del brasileño Dr.Hernanis Guimaraes de Andrade (con su cambio biomagnético), podrían ser aplicadas en estos casos, y que van a contribuir mucho
para un éxito mayor en las clínicas de reproducción asistida,
porque se trabajaría mucho más con el factor “posibilidad”
¿Y la cuestión de eliminación de embriones y de su manipulación en general, y de las células tronco en particular?
Estas
cuestiones forman parte del tema de bioética . Es
preciso que los médicos espíritas que se dediquen más a estas cuestiones,
buscando las posiciones que le sean propias, pero sin olvidar el
principio básico que debe regir nuestra conducta en cualquier
altura: El Amor Universal.
ADE-SERGIPE.
Traducción Grupo Espirita
el Amor en Acción-España
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ANTE EL DOLOR
Muchos reaccionamos de una manera muy negativa a los sufrimientos.
Creemos en Dios, hablamos de fe, esperanza y gratitud al Padre si nuestra vida transcurre tranquilamente.
Sin embargo, cuando los vientos de los reveses nos atormentan, la revuelta se instala y gritamos: ¿Por qué, Dios? ¿Por qué conmigo?
En estos momentos, nos olvidamos de que Dios es el Padre del Amor y de la Justicia, nos olvidamos del poder de la plegaria, nos olvidamos de tantas cosas...
No obstante, al analizar la vida de algunas criaturas, nos damos cuenta de que sufren mucho más que nosotros y no se muestran rebeldes, ni ingratas.
Recordamos que, unos seis años antes de morir, Francisco de Asís empezó a sufrir de una enfermedad en los ojos, que le causaba fuertes dolores.
La visión parecía cubierta por un velo. Primero, él comenzó a sentir como si los ojos se estuvieran rasgando. Más tarde, las pálpebras hincharon debido a la irritación e infección.
Frotar los ojos solamente ponía peor la situación. La luz lo molestaba. Y su visión se fue poniendo siempre peor.
Se cree que se trataba de una enfermedad que se propagaba en el clima seco y suelo arenoso de Egipto: el tracoma.
Francisco había pasado bastante tiempo en el campamento de los cruzados, en las márgenes fétidas y húmedas del río Nilo. Allí faltaba una higiene adecuada y las enfermedades se propagaban.
En el inicio de la primavera de 1225, uno amigos llevaron a Francisco a un médico que había imaginado un método revolucionario en el tratamiento de las enfermedades de los ojos.
El médico llegó con el instrumento de hierro usado para la cauterización. Encendió el fuego y después colocó el hierro.
Los amigos le explicaron a Francisco lo que iba a hacer el médico: rojos, los hierros se aplicarían para quemar la carne de los dos lados de la cabeza de Francisco, de pómulos a las cejas.
Las venas de las sienes se abrirían y la esperanza era que la infección que causaba la ceguera se drenara.
Mientras los hierros enrojecían, Francisco espantó a todos.
Con una voz débil y, seguramente, ansiosa, dijo:
Mi hermano fuego, eres noble y útil entre todas las criaturas del Altísimo. Sé bondadoso conmigo en este momento.
Durante mucho tiempo te amé. Ruego a nuestro Criador que te hizo para que ablande tu calor, a fin de que pueda soportarlo.
Y con un gesto, bendijo el fuego.
Los amigos, aterrorizados con el procedimiento que se ejecutaría, huyeron y él se quedó solo con el médico.
Los hierros se aplicaron y la quemadura se extendió de las orejas a las cejas. La cabeza quedó cauterizada. Las venas abiertas.
Cuando los compañeros volvieron al salón, el paciente estaba extraordinariamente calmo y no se quejaba.
Todo el procedimiento fue ineficiente pero lo que sobresale es la fe de Francisco, ejemplificando que el verdadero cristiano debe soportar el dolor, con serenidad, atestando su coraje.
* * *
Seguramente aún tenemos mucho que aprender. Pero, mientras los días de bonanza nos abracen, oremos y pidamos a Dios que nos fortalezca para los días de tempestad que podrán advenir, en algún momento.
Pensemos en eso.
Redacción de Momento Espirita del libro Francisco de Asís
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