viernes, 31 de marzo de 2017

El Espírita y la Semana Santa


Contenido de este Blog en este día :

- ¿ Religión para salvarnos ?
- Espiritualidad laica
- El Espiritista y la Semana Santa
- Justicia y Progreso


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¿RELIGIÓN PARA SALVARNOS ?


 ALGUIEN SIN  RELIGIÓN SE PUEDE SALVAR  MAS FACILMENTE QUE UN BEATO
La Iglesia decía que fuera de ella no había salvación, lo cual era fruto del atraso evolutivo de la época.
Ese error y otros, como el absurdo infierno imaginado por Dante Alighieri en su "Divina Comedia", eran aceptados por la Iglesia hasta principios del Siglo XX. Pero algunas de esas enseñanzas equivocadas, aún son aceptadas hasta hoy por parte de evangélicos y católicos de poca instrucción, los cuales están frontalmente en contra de los postulados cristianos verdaderos, pues discriminan y, a vecex, hasta ofenden a quien no comulga con sus ideas religiosas "vencidas", ¡ lo que es lamentable!. 

El infierno bíblico figurado, como lo es el purgatorio de la Iglesia, elogiado por Kardec por ser temporal. De hecho no podemos pecar "eternamente" y, consecuentemente, no podemos tampoco pagar "eternamente", lo que sería injusto. Nosotros seremos medidos, pero en la misma medida con que hayamos medido (Mateo 7:2). Y Jesús dice que tenemos que pagar todo, hasta el último centavo (Mateo 5: 26), pero con el pago del último centavo, estaremos en paz con nuestros pecados, lo que echa por tierra las tales "penas eternas". La justicia divina es perfecta. Y así, nadie paga más de lo que debe. 

El pago o karma de sufrimiento no es castigo de Dios, sino disciplina, para que entendamos que de acuerdo con esa ley inexorable de causa y efecto,nosotros recogemos lo que sembramos (Gálatas 6:7). Si queremos un destino feliz, practiquemos entonces el bien y el amor incondicional evangélico, que nos recomienda la  práctica de ese amor hasta para con nuestros enemigos. (Mateo 5:44).

Y es solo así, como un día podremos conseguir pasar por la dificil "puerta estrecha", símbolo de nuestra salvación o liberación que nos fue dado por el propio Maestro de los Maestros que vino exactamente para enseñarnos las verdades que nos liberan, sacándonos pues, de nuestra actual esclavitud del mal.

Las personas que aún viven el cristianismo medieval, que,  oficialmente, llega hasta principios del Siglo XX, no fueron y no son cristianos verdaderos, aunque sus adeptos pensasen y piensen todavía lo contrario. Y los errores del cristianismo del pasado son justificados por la ignorancia y el atraso evolutivo de la Humanidad de la época. Pero hoy, no se justifican más, pues las puertas de la verdad esclarecedora del evangelio están ahí abiertas, y solo no entra por ellas quien no quisiere. 

La creencia en una religión exclusivista, o sea, aquella que considera como verdadera y salvadora solamente la nuestra, mientras que las otras llevan a la condenación, es completamente errada, pues lo que nos salva precisamente, es la práctica del amor a Dios sobre todo y a nuestro semejante en el mismo grado que nos amamos a nosotros mismos. Y ese amor está presente en todas las religiones y es lo que nos enseña con maestría el excelso Maestro: Conoceréis quienes son mis discípulos por que se amarán unos a otros (Juan 13:34 y 35), y no, pues, por tener o dejar de tener una determinada religión, lo que recuerda la conocida frase de Kardec:  "Fuera de la caridad no hay salvación". Y Pablo (1 Corintios 11:9), hasta dice que es bueno que haya divisiones entre nosotros, pero está claro que con dignidad , respeto y caridad cristiana y espírita.

 Y aquellos que no tienen religión, hasta pueden salvarse más facilmente que los beatos religiosos, más intolerantes y desarmonizados con sus semejantes y, por consecuencia ¡ con Dios !.



Autor: 

José Reis Chaves (Belo Horizonte/SP)
estudió para sacerdote en la Congregación de los Redentoristas,  formado en Comunicación profesó  en la Pontifícia Universidad Católica de Minas Gerais. És Escritor, durante varios años enseñó  Português, Literatura, História, Geografia y Latin. Es Teósofo, parapsicólogo, biblista, y a lo largo de toda a su vida, el  autor viene  desarrollando sobre la Bíblia, las religiones y la Parapsicologia. Por último, pasó a estudiar  el Espiritismo, doctrina que asimiló con facilidad, teniendo en cuenta  su largo tiempo de estudio de la Bíblia, de História y de Teologia Cristiana.  Retirado, actualmente se dedica al trabajo de escribir e impartir  conferencias  en el área espiritualista, mas principalmente Espírita, por todo el Brasil.
Es autor de libros, entre otros:  “La Reencarnación  Según la  Bíblia y la Ciencia”,
“Cuando llega la Verdad” y " La  Cara Oculta de las Religiones." 

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                          Espiritualidad laica

El espírita no debe de estar contra lo religioso, por dos motivos: porque no es misión del espírita hacer una cruzada contra nada (incluyendo la religión) y porque el proceso religioso (como el científico) forma parte del despertar y la cultura humana, y en sí mismo no es malo. Es una “palanca” desde donde también se puede crecer en humanidad, y no es sensato que para justificar el rechazo sobre este asunto se eche mano compulsivamente de lo que hacen los extremismos y el utilitarismo ortodoxo (exacta-mente; son el egoísmo de las elites y la ignorancia lo que puede oscurecer tanto la expresión religiosa como la científica).
Esto así, aunque, al mismo tiempo, no implica que sea lo más recomendable ahondar en constructos religiosos… Y decimos esto porque el Espiritismo es ciencia y filosofía espiritual, pero no fue presentada como religión por Kardec. Podemos vivenciarlo, metafóricamente hablando, con un sentir religioso, pero no definirlo así… Si en nuestra práctica nos dejamos llevar por los atavismos del pasado empequeñecemos y/o contribuimos a confundir el paradigma espiritista y, de puertas afuera, automáticamente pasa a ser una religión más.
Aunque resulte paradójico, si pretendemos que el Espiritismo sea la religión natural, o la religión universal, antes debe tomarse y vivenciarse por parte de nosotros como una forma de espiritualidad laica, sin connotaciones que lo vinculen a cualquier forma de culto.
Nuestra sociedad está construida sobre los cimientos materialistas de los siglos XVIII y XIX, pero también de los depósitos religiosos (dogma y condenación) de los siglos anteriores… Todo este “detritus” aún no se ha diluido completamente, y forma parte, de alguna manera, de las carencias y traumas de nuestro hoy psicológico y social. El Espiritismo es un punto de inflexión renovador de la conciencia humana en su expresión cultural y espiritual, lo que no podría ser si los espíritas se limitan a un “revival” de lo religioso.
No seamos tan cómodos y condescendientes con ciertas herencias del pasado y refresquémonos en el mensaje renovador de la doctrina de los Espíritus.
Si hoy hemos conocido esta doctrina es para dar un paso más.

Juan Manuel Ruiz González ( Blog El Angel del Bien)

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   El  ESPIRITISTA Y LA SEMANA SANTA 
               LA PASCUA EN VISIÓN ESPÍRITA


Mensaje en el espíritu de Pascua 

Jesús cuando vino a la Tierra, trajo un mensaje completamente nuevo, basado en el perdón, el amor y la caridad. 
Para aquellas personas que siendo tan primitivos y materialistas les era difícil de aceptar un  Mesías manso y pacífico, cuando esperaban  un jefe de guerra y libertador de la esclavitud. 
Los gobernantes de la época temían que él era un revolucionario que pondría en peligro el poder establecido. 
Por estas razones, Jesús fue condenado a muerte, crucificado, a la manera en que los criminales eran ejecutados. Como ser de evolución alta reapareció en  espíritu - no en el cuerpo material - ante los apóstoles y varias personas. 
Así  demostró la existencia del espíritu, así como la supervivencia después de la muerte física y alentó a la difusión continua de su mensaje, que fue la misión realizada por los apóstoles y sus seguidores. 
La ciencia ha demostrado la imposibilidad de la resurrección, o de volver a vivir en el mismo cuerpo físico después de su muerte, desde unos minutos después de la muerte el daño cerebral es irreversible, y  ha comenzado el proceso de descomposición de la materia. 
Jesús, por tanto, sólo se mostró con su  cuerpo  espiritual ( periespíritu), lo que explica el hecho de que sólo fue visto por los que Él quiso dejarse ver. Si es que hubiese resucitado en su cuerpo de carne, eso sería contrario a las leyes naturales creadas por Dios. 
Sabemos que con Dios nada es imposible, por lo que Dios podría hacer milagros, ¿ Pero Él se apartaría de las leyes que emanan de Sí  mismo ? , o ¿tal vez quiso  demostrar sus poderes? 
El poder de Dios se manifiesta en Sus leyes inmutables. Este se manifiesta mucho más imponente por el gran número de obras de la creación maravillosa y perfecta, y por la sabia previsión de que la creación se revela, desde la parte más gigantesca a los pequeños, como la armonía de las leyes que gobiernan el universo. 
A través de espiritismo es fácil entender que no hay milagros ni fenómenos sobrenaturales. 
La doctrina codificada por Allan Kardec no tiene dogmas, rituales, la abstinencia de alimentos no se establece, ni tiene las celebraciones vinculadas a fechas comerciales y cívicas. Así que el espírita no celebra la muerte o la reaparición de Jesús. 
El espiritismo nos ayuda a comprender los acontecimientos que sucedieron con  Jesús en el plano de Tierra y explica que la Semana Santa es un calendario de vacaciones adoptado en nuestra sociedad por algunas religiones. 
  La Pascua para los espiritualistas, como cualquier otra época del año debería ser un momento de reflexión, el estudio y la reafirmación del compromiso con las enseñanzas del Maestro, de manera que cada cual las guarde dentro de sí mismo, y las manifieste en el medio ambiente en que viven, el reino de la paz y del amor que ejemplifica. 
  El mayor de los milagros que Jesús realizó, lo que realmente demuestra su superioridad, fue la revolución que sus enseñanzas  han producido en el mundo, a pesar de la escasez de sus medios de acción. 

Texto publicado en el boletín del maestro de grupo de la cosecha Espírita. * Formateo de Roberto Carlos y adaptado por Jose Luis Martín

Aquí estamos una vez más en la víspera de otra Semana Santa. Nuestro pensamiento y la emoción de tantos  cristianos, para expresar nuestra sensibilidad psíquica. Dejando a un lado el atractivo comercial de la fecha y el carácter de fiestas familiares, como la Navidad, nuestra atención y todos los espiritualistas de sensibilización requieren una explicación plausible del significado de los datos y su representación en el contexto de la filosófica y científica  moral de la Doctrina Espírita.

¿ Usted debe celebrar la Pascua? ¿Qué tipo de celebración, qué evento o qué honores se permiten en las instituciones espiritistas? ¿Cómo el espiritismo debe ver el caso de la pasión, crucifixión, muerte y resurrección de Jesús? En general, las instituciones espiritistas no celebran la Pascua, o programan situaciones específicas para "marcar" a la fecha, al igual que otras religiones o filosofías "cristianas". Sin embargo, el sentido de la religiosidad  es particular de cada ser-espíritu, es decir, 
 que es respetado por la Doctrina Espírita, por lo que cualquier manifestación  personal o incluso colectiva, en la Pascua no está prohibida o está desalentada.

Lo cierto es que la figura de Jesús asume una posición privilegiada en el espíritu de contexto, diciendo incluso que la moral de Jesús es la base para la moral del espiritismo. Por lo tanto, como personas, como regla general, son recordados en nuestra cultura, y veneradas por lo que hicieron en las fechas principales de su existencia corporal (nacimiento y muerte), es para la gente la verdad absoluta y común el recordar que somos  considerados en estas fechas tan importantes. Francamente, no hay mal en ello. Pero en la medida que el espiritismo no tiene dogmas, sacramentos, ritos ni liturgias, la forma de ver la Pascua (o el nacimiento) de Jesús, tiene una connotación peculiar. Antes de mencionar la importancia del espíritu de la Pascua, es necesario llegar al tiempo, en la historia humana, de las referencias del evento.

La Pascua, en primer lugar, no es tan original, relacionada con el martirio y el sacrificio de Jesús. Véase, por ejemplo, en el Evangelio de Lucas (capítulo 22, versículos 15 y 16), las palabras de Cristo mismo, para el evento: "¡Cuánto he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer. Porque yo declaro que no voy a ir a comer, hasta que se cumpla en el Reino de Dios. "Evidentemente, entonces, la referencia de que la Semana Santa ya era una" celebración "en el momento de Jesús,era  un festival cultural, y por tanto lo que hizo que la Iglesia hizo fue "aprovecharse de un sentido de celebración, para adaptarlo, dándole un nuevo significado al vincularlo con e"sacrificio" de Jesús, después del juicio, la ejecución de la sentencia de Pilatos.
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Históricamente, la Pascua es la unión de dos festividades antiguas y comunes entre los pueblos primitivos, y mantenida por los Judios en los tiempos de Jesús. Se habla de "Pesaj", una danza cultural, que representa la vida de los nómadas, una fase en la que el vínculo con la tierra (con la noción de propiedad) no era flagrante.  También se asoció con la "fiesta de los panes sin levadura," que era  un tributo a las deidades de los agricultores sedentarios, debido a la primera época de la cosecha de trigo, agradeciendo a los cielos, por la abundancia de la producción agrícola, que apaga el hambre de sus familias, y propició el intercambio y los mercados de la época. Ambos se celebraban en el mes de abril (nisán), y desde el evento bíblico llamado "Exodus" (huída  del pueblo hebreo de Egipto), alrededor de 1441 aC, llegó a ser honrado juntos. Esta es la Pascua que Cristo quiso para celebrar juntos la más cara, en la última cena. Poco después de la celebración, todos se fueron a Getsemaní, donde los discípulos dormían invigilantes, después de haber estado en la escena del beso de la traición y el arresto del Nazareno. 

Pero hay otros elementos "evangélicos" que marcan la Pascua como celebración religiosa y el Viernes Santo,el Sábado Santo y el Domingo de Pascua. El primero se refiere al "martirio", al sufrimiento de Jesús - tan bien retratado en la película de Hollywood "La Pasión de Cristo", según Mel Gibson - y el segundo,la  resurrección y ascensión de Jesús.

En cuanto a la resurrección, podemos decir que los puntos tradicionales de interpretación a la posibilidad de mantenimiento de la estructura del cuerpo de Cristo, en el post-mortem, una situación totalmente rechazada por la ciencia a causa de la decadencia y el deterioro natural de la envoltura física después de la muerte. Las Iglesias Cristianas , insisten en la posibilidad de haber "ido al cielo" en cuerpo y alma, y se hará lo mismo para todos los "elegidos" en el "juicio final". Es decir, personas que murieron a través de los siglos, cuyos cuerpos se han roto y reutilizado por la tierra, se elevarán, perfectas, reconvertidas de nuevo  las estructuras orgánicas, el día del juicio final, donde Cristo  separará para siempre  al justo y al malo.

La lógica y el sentido común aborrece el espíritu como una teoría, la imposibilidad física y la injusticia moral. Después de todo, con la ley de la reencarnación, se establece un criterio más justo al juzgar a la "competencia" o "calificación" de todos los espíritus. Con "tantas oportunidades como sea necesario" en el "nacer de nuevo", todos pueden avanzar.

Pero, ¿cómo podemos explicar las "apariencias" de cuarenta días de Jesús en la obra póstuma, mencionados por la alusión religiosa a la Semana Santa? Fenomenologías espiritualistas (psíquico) apunta a los síntomas mentales descritos como mediunidades. En algunas ocasiones, como la conversación con María Magdalena, que había ido a la tumba a depositar unas flores y rezar, pidiéndole a Jesús-como si fuese el jardinero - después de ver la sin hueso ", donde tomaron el cuerpo de la Rabboni" , podemos estar frente a la "materialización", es decir, el uso de líquido ectoplásmico de los seres encarnados - para permitir que el Espíritu pueda ser visto (por todos). El mismo evento también se lleva a cabo en la conversación de Tomás con los demás discípulos, que habían "visto" a Jesús, diciendo que él creería  sólo si "posiera las manos en las llagas de Cristo." Y esto, de hecho, según los relatos bíblicos, sucede. En otras situaciones, nos enfrentamos a una manifestación más conocida cuando un psíquico, médium de la clarividencia, cuando, por el uso de poderes psíquicos,  puede ver a los espíritus.

La Semana Santa, de hecho, en la interpretación de las religiones tradicionales y sectas, son mentiras envueltas en el contexto negativo de la preocupación y la culpa. Después de todo, se cree que Jesús habría sufrido a causa de "nuestros pecados", en alusión razonable que todo el sufrimiento de Jesús se ha hecho para "salvarnos" de nuestros propios errores o los errores cometidos por nuestros antepasados en particular, la "Biblia" Adán y Eva en el Paraíso. La presencia del "chivo expiatorio" que cumple las profecías del Antiguo Testamento, como la persecución y la violencia contra el "hijo de Dios," es descaradamente apostar en todas las iglesias, los crucifijos y las tablas que informe-en colores vivos - la las etapas del Camino de la Cruz.

Esta tradición judeo-cristiana de la "culpa" es la gran diferencia entre la Pascua tradicional y el espíritu de Pascua, si éste existe. De hecho, debemos reconocer el espíritu de la fecha de la Pascua como la gran - y la última lección de Jesús, que vence la maldad y que regresa triunfante a su cátedra de continúar afirmando que "permanecerá con nosotros para siempre", en la dirección de buscar nuestros pasos, ahora.

En estos días de los materiales de partido y / o recuerdos de los sufrimientos del Maestro, podemos ver en la Semana Santa como el momento para la evocación veraz de procesamiento, de la libertad, porque una vez despojado de la envoltura del cuerpo, Jesús podría regresar al Plano Espiritual, para continuar "coordinando" el proceso de limpieza de nuestro orbe.

Lejos de la remisión de la celebración de un festival de pastoreo y la agricultura, o la liberación de un pueblo oprimido, o la resurrección de Jesús, puede ser visto por nosotros, los espiritistas, ya que la verdadera victoria de la vida sobre la muerte, la inmortalidad y la certeza de la reencarnación, porque la vida, en esencia, sólo puede ser definido como el amor, enraizado en los grandes ejemplos de la existencia misma de Jesús, el amor por los demás y el aprecio de la vida misma.

Esta Semana Santa, así que cuando estás al lado de su más cara fastuosidad, recuerde que debe honrar  los bellos ejemplos de Jesús, la inmortalidad y pedirle que nos guíe a un día en que también estará en la condición experimentada por él, que es "ser dioses "," hacer que nuestra luz brille ". Celebremos, pues, mi amigo, la "otra"  Semana Santa. Su Semana Santa, su transformación hacia una vida plena.

Por Marcelo Henrique

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                    Justicia y progreso 

La ley superior del Universo, es el progreso incesante, la ascensión de los seres hacia Dios, hogar de las perfecciones. Profundidades del abismo de vida, por un camino infinito y una evolución constante, nos le acercamos. En el fondo de cada alma es depositado el germen de todas las facultades, de todas las fuerzas; le corresponde a ella hacerlos nacer por sus esfuerzos y sus trabajos. Contemplado bajo este aspecto, nuestro adelanto, nuestra felicidad futura es nuestra obra. La gracia no tiene más razón de ser. La justicia irradia sobre el mundo; porque, si todos nosotros luchamos y sufrimos, todos nosotros seremos salvados. 
También se revela aquí en toda su grandeza el papel del dolor, su utilidad para el adelanto de los seres. Cada globo que rueda en el espacio es un vasto taller donde la sustancia espiritual es trabajada sin cesar. Así como un mineral grosero, bajo el efecto del fuego y las aguas, se convierte poco a poco en un metal puro, así el alma humana, bajo los martillos pesados del dolor se transforma y se fortifica. Es en medio de las pruebas que se forjan los grandes caracteres. El dolor es la purificación suprema, el horno donde funden todos los elementos impuros que nos manchan: el orgullo, el egoísmo, la indiferencia. Es la sola escuela donde se afinan las sensaciones, donde se aprenden la piedad y la resignación estoica. 
Los goces sensuales, atándonos a la materia, retrasan nuestra elevación, mientras que el sacrificio y la abnegación, nos sueltan con anticipación de esta pesada carga, nos preparan para nuevas etapas, a una ascensión más alta. El alma, purificada, santificada por las pruebas, ve terminar las encarnaciones dolorosas. Abandona para siempre los globos materiales y se eleva en la escala magnífica de mundos felices. Recorre el campo ilimitado de los espacios y de las edades. A cada paso adelante, ve ensanchar su horizonte y aumentar su radio de acción; percibe cada vez más, de forma distinta, la gran armonía de las leyes y de las cosas, participa en ellas de forma más estrecha, más efectiva. Entonces el tiempo se borra para ella; los siglos fluyen como las horas. Unida a sus hermanas, compañeras de eterno viaje, persigue su ascensión intelectual y moral en el seno de una luz siempre creciente. 
De nuestras observaciones y de nuestras búsquedas se deduce así una gran ley: la pluralidad de las existencias del alma. Vivimos antes del nacimiento y reviviremos después de la muerte. Esta ley da la clave de problemas hasta ahora insolubles. Sólo ella explica la desigualdad de las condiciones, la variedad infinita de las aptitudes y de los caracteres. Conocimos o conoceremos sucesivamente todas las fases de la vida social, atravesaremos todos los medios. En el pasado, estábamos como estos salvajes que pueblan los continentes retrasados; en el futuro, podremos elevarnos a la altura de los genios inmortales, los espíritus gigantes que, semejantes a faros luminosos, alumbran la marcha de la humanidad. La historia de ésta es nuestra historia. Con ella, recorrimos las vías arduas, sufrimos las evoluciones seculares que relatan los anales de las naciones. 
El tiempo y el trabajo: he aquí los elementos de nuestros progresos. Esta ley de la reencarnación muestra de manera brillante la justicia suma que reina sobre todos los seres. Por turno forjamos y quebramos nosotros mismos nuestras cadenas. Las pruebas horrorosas entre las que sufren algunos de nosotros son, en general, la consecuencia de su conducta pasada. El déspota renace esclavo; la mujer alta, la vanidosa de su belleza, repetirá un cuerpo informe y miserable; el ocioso volverá mercenario, encorvado a una tarea ingrata. El que hizo sufrir sufrirá a su vuelta. Inútil buscar el infierno en regiones desconocidas o lejanas, el infierno está en nosotros, se esconde en los pliegues ignorados del alma culpable, y sólo la expiación puede dar término a sus dolores. No hay penas eternas. ¿Pero, diremos, si otras vidas precedieron al nacimiento, por qué perdimos la memoria? ¿Cómo podremos expiar con éxito las faltas olvidadas? ¡La memoria! ¿No sería un pesado grillete atado a nuestros pies? ¿Saliendo apenas de etapas de furor y de bestialidad, que debió ser este pasado de cada uno de nosotros? ¡A través de las etapas pasadas, cuantas lágrimas vertidas, cuanta sangre derramada por nuestros hechos! Conocimos el odio y practicamos la injusticia. ¡Qué carga moral sería esta perspectiva larga de faltas para un espíritu todavía endeble e inseguro! ¿Y además, la memoria de nuestro propio pasado no estaría vinculada íntimamente a la memoria del pasado de los demás? ¡Qué situación para el culpable, señalado al hierro candente para la eternidad! Por la misma razón, los odios, los errores se perpetuarían, cavando divisiones profundas e imborrables, en el seno de esta humanidad ya tan desgarrada. 
Dios hizo bien de borrar de nuestros cerebros débiles la memoria de un pasado temible. Después de haber bebido el brebaje del olvido, renacemos a una nueva vida. Una educación diferente, una civilización más amplia hacen desvanecerse las quimeras que frecuentaron en otro tiempo nuestros espíritus. Aliviados de tan pesado equipaje avanzamos con paso más rápido por las vías que nos son abiertas. Sin embargo, este pasado no es borrado tanto que no pudiéramos entrever algunos vestigios. Si, separándonos de influencias exteriores, descendemos al fondo de nuestro ser; si analizamos con cuidado nuestros gustos, nuestras aspiraciones, descubrimos cosas que nada en nuestra existencia actual y con la educación recibida puede explicar. Por lo tanto, de ahí logramos reconstituir este pasado, si no en sus detalles, por lo menos en sus grandes líneas. En cuanto a las faltas arrastran en esta vida una expiación necesaria, aunque momentáneamente sean borradas de nuestra vista, la causa primera no deja de subsistir, siempre visible, es decir nuestras pasiones, nuestro carácter fogoso, que las nuevas encarnaciones tienen por objeto amaestrar, suavizar. 
Así pues, si dejamos en las puertas de la vida los recuerdos más peligrosos, traemos por lo menos con nosotros el fruto y las consecuencias de trabajos realizados, es decir una conciencia, un juicio, un carácter tales como les dimos forma nosotros mismos. Lo innato no es más que la herencia intelectual y moral que nos legan las vidas desvanecidas. Y cada vez que se abren para nosotros las puertas de la muerte; cuando, liberada del yugo material, nuestra alma escapa de su prisión de carne para volver al mundo de los Espíritus, entonces el pasado reaparece poco a poco delante de ella. Una tras otra, sobre la ruta seguida, revisa sus existencias, las caídas, las paradas, las marchas rápidas. Ella misma se juzga midiendo el camino recorrido. En el espectáculo de sus vergüenzas o de sus méritos, mostrados ante ella, encuentra su castigo o su recompensa. ¿Siendo el fin de la vida el perfeccionamiento intelectual y moral del ser, qué condición, qué medio es el más conveniente mejor para conseguir este fin? El hombre puede trabajar en este perfeccionamiento en todas las condiciones, en todos medios sociales; sin embargo, tendrá éxito más fácilmente en ciertas condiciones determinadas. 
La riqueza proporciona al hombre medios poderosos de estudio; le permite dar a su espíritu una cultura más desarrollada y más perfecta; pone entre sus manos las facilidades más grandes para aliviar a sus hermanos desgraciados, de participar, con vistas al mejoramiento de su suerte en fundaciones útiles. Pero son raros los que consideran un deber trabajar en el alivio de la miseria, en la instrucción y en la mejora de sus semejantes. 
La riqueza deseca demasiado a menudo el corazón humano; extingue esta llama interior, este amor al progreso y a las mejoras sociales que alberga toda alma generosa; eleva una barrera entre los poderosos y los humildes; hace vivir en un medio que no alcanzan los desheredados de este mundo y donde, por consiguiente, las necesidades, los dolores de éstos son casi ignorados, desconocidos siempre. 
La miseria tiene también sus peligros espantosos: la degradación de los caracteres, la desesperación, el suicidio. Pero mientras que la riqueza nos hace indiferentes, egoístas, la pobreza, acercándonos a humildes, nos hace compadecernos con su dolor. Sí, hay que haber sufrido para apreciar los sufrimientos de otro. Mientras que los poderosos, en el seno de los honores, se envidien entre ellos y procuren rivalizar en brillantez, los humildes, vecinos por la necesidad, viven a veces en conmovedora confraternidad. 
Mira a las aves de nuestros climas durante los meses de invierno, cuando el cielo es sombrío, cuando la tierra está cubierta de un abrigo blanco de nieve; apretadas unas contra otras, al borde de un tejado, se calientan mutuamente en silencio. La necesidad les une. Pero vienen los bellos días, el sol resplandeciente, la comida abundante, pían a cual mejor, se persiguen, se pelean, se hieren. Así es el hombre. Dulce, afectuoso para sus semejantes en los días de tristeza; la posesión de los bienes materiales lo hace demasiado a menudo duro y olvidadizo. Una condición modesta convendrá mejor al espíritu deseoso de progresar, de adquirir las virtudes necesarias para su ascensión moral. Lejos del remolino de los placeres mentirosos, juzgará mejor la vida. Preguntará a la materia qué es necesario para la conservación de sus órganos, pero evitará caer en costumbres perniciosas, hacerse presa de las necesidades innumerables y ficticias que son las plagas de la humanidad. Será sobrio y laborioso, contentándose con poco, atándose por encima de todo a los placeres de la inteligencia y a las alegrías del corazón. 
Tan fortificado contra los asaltos de la materia, el sabio, bajo la luz pura de la razón, verá resplandecer su destino. Alumbrado sobre el fin de la vida y el por qué de las cosas, se mantendrá firme, resignado ante el dolor; sabrá usarla para su depuración, para su adelanto. Se enfrentará a la prueba con coraje, sabiendo que la prueba es saludable, que es el choque que desgarra nuestras almas, y que, por este rasgón solo, puede derramarse la hiel que está en nosotros. Si los hombres se ríen de él, si es víctima de la injusticia y de la intriga, aprenderá a soportar pacientemente sus dolores trasladando sus miradas hacia nuestros hermanos mayores, hacia Sócrates bebiendo la cicuta2, hacia Jesús en la cruz, hacia Juana de Arco en la hoguera. Se consolará en el pensamiento que los más grandes, más virtuosos, los más dignos, sufrieron y murieron para la humanidad. 
Y cuando por fin, después de una existencia bien cumplida, vendrá la hora solemne, será con calma y sin pesar que acogerá a la muerte; la muerte, a la que los humanos rodean de un aparato siniestro; la muerte, el espanto de los poderosos y de los sensuales, y que, para el pensador austero, es sólo la liberación, la hora de la transformación, la puerta que se abre al imperio luminoso de los Espíritus. 
Este umbral de las regiones supraterrenales, lo atravesará con serenidad. Su conciencia, libre de las sombras materiales, se levantará delante de él como un juez, representante de Dios, pidiéndole: “¿que hiciste de tu vida? Y responderá: luché, sufrí, amé, enseñé el bien, la verdad, la justicia; les di a mis hermanos el ejemplo de la rectitud, de la dulzura; alivié a los que sufren, consolé a los que lloran. Y ahora, que El Eterno me juzga, ¡heme aquí en sus manos!” 

El porqué de la Vida 
León Denis

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jueves, 30 de marzo de 2017

MIENTRAS DORMIMOS


Contenido de este blog en el día de hoy:

Aniversario desencarnación de Allan Kardec
Amor, filosofía de vida.
Enfermedades mentales
Mientras dormimos

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ANIVERSARIO DE LA DESENCARNACIÓN DE ALLAN KARDEC

El día 31 de marzo de 1869, Allan Kardec se prepara para desocupar el inmueble de la Passage Ste. Anne. Planificaba mudarse para la Villa Ségur. Pero, al atender a un cajero de la librería, desencarna súbitamente. La causa más probable es la ruptura de un aneurisma de aorta. 


Once años después de lanzado, El Libro de los Espíritus estaba en su 15ª edición, el Espiritismo estaba en el centro de los debates y la correspondencia era inmensa. La muerte sorprendió a Kardec en medio de esa actividad infatigable. Cuando desencarnó, trabajaba en una obra sobre las relaciones del magnetismo con el Espiritismo.



El cuerpo de Allan Kardec fue sepultado al mediodía del 2 de abril, en el cementerio de Montmartre. Se estima que más de mil personas acompañaron el cortejo. Delante de la tumba, el astrónomo Camille Flammarion, médium de la Sociedad Parisiense, pronunció su famoso discurso, en el cual denomina al Codificador de «el buen sentido encarnado» y cierra, emocionado: «Hasta pronto mi querido Allan Kardec, hasta pronto».



En la primera reunión de la Sociedad Parisiense, después de la desencarnación de Kardec, los presentes lanzaron la idea de construir un monumento al profesor de Lyon. La idea recibió la adhesión de espíritas de diversas ciudades. Y así se mandó construir el dolmen en el cementerio Père-Lachaise, para donde fueron trasladados los restos mortales de Kardec el 29 de marzo de 1870. Dos días después de inaugurado el monumento, que no registraba aún la frase «Nacer, morir, renacer y progresar siempre, tal es la ley» grabada en 1870. Esta frase no fue acuñada textualmente por Kardec, pero representa correctamente la filosofía espírita.



El 21 de enero de 1883 desencarna Madame Allan Kardec. Su cuerpo es sepultado junto al de su esposo. Casi 21 años después de la desencarnación de Kardec, en enero de 1890, sus amigos lanzan el libro Obras Póstumas, una colección de ensayos y anotaciones personales sobre asuntos diversos además de memorias de sus actividades y planes para el futuro. 



 Tomado  de la Revista Espírita


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                AMOR, FILOSOFÍA DE VIDA

                     
                          Hemos venido dedicando una serie de artículos  a comprender, en mayor medida, los diferentes aspectos de ese concepto denominado Amor, siempre dentro de nuestros limitados conocimientos y visión. Sin duda alguna, muchos detalles habrán quedado en el tintero, pero reconocemos y rogamos benevolencia por nuestras muchas limitaciones. El Amor es un concepto de verdad tan amplio, que todos nuestros intentos quedarán siempre en meros deseos de alcanzar y comprender el verdadero sentido y profundidad de esta hermosa palabra, que esconde en sí misma, innumerables significados, sentimientos y emociones.
El Amor trasciende a la Vida, es por él que estamos aquí. Todo el vasto Universo, la Creación toda, es una obra de Amor. Dios es Amor, Amor Creador y con él ha creado el Universo. Hemos partido de Él y hacia Él nos dirigimos, lenta, muy lentamente, pero adquiriendo constantemente Amor, esa cualidad, la más importante de todas, la que es nuestro fin último, y al que llegaremos, adornados por igual con Sabiduría y Justicia.
Voluntad, Amor, Sabiduría, Justicia y Poder Creador son, resumiendo, los atributos del Padre Creador, virtudes que caminan todas a la par. Pero el Amor es la base sobre la que se sustentan todas los demás; sin él, todas esas virtudes carecen de soporte.
Desde este mundo material; un Mundo de Expiación y Prueba y con nuestro escaso nivel evolutivo, nos apoyamos siempre en nuestro deseo de hacer bien las cosas, con justicia, con rectitud y amor, pero los errores son los compañeros inseparables de viaje, nos siguen constantemente. Es cierto que siempre quedará alguna sombra de duda en nuestro diario quehacer, en la validez de nuestros pensamientos y acciones. Caer, levantarse y volver a caer, ese es el camino, siempre lastrados con los intereses personales, el orgullo y la ambición.
Lo que el Padre realmente valora, es el deseo de obrar con rectitud y respeto hacia los demás. No desaprovechemos pues, ninguna oportunidad que se nos presente para ayudar y hacer el bien, con amor y desinterés.
Esa inteligencia suprema que es Dios, está inmanente en nosotros mismos, todo lo ve, todo lo conoce; nuestras limitaciones, nuestros sufrimientos, nuestras necesidades y también, todo aquello que nos ayuda a progresar. Nos ha dejado su Ley de Libre Albedrío y nos permite equivocarnos, una y otra vez, tantas veces sea necesario, pero siempre teniendo como horizonte nuestro desarrollo espiritual. Él sabe que nuestra conversión en seres de Luz y Amor es una mera cuestión de tiempo, un tiempo de dura y trabajosa evolución.
Todas las personas que han tomado la senda de la Verdad en su camino de evolución saben que la auténtica felicidad nace de dar, de compartir, de abandonar las imperfecciones que turban la mente y dominan la materia y que nos alejan del camino de la perfección y de la asimilación con Dios.
La esencia de Dios es dar, crear armonía, paz y felicidad. Todo lo que nos separa de esa dirección, nos aleja de Él, que es el auténtico Amor y nos impedirá alcanzar la felicidad, la nuestra propia y la de todos los demás. Somos felices cuando amamos, cuando ofrecemos, cuando nuestra naturaleza interior está anclada a la naturaleza del Creador, que es Amor. Nuestro destino es acercarnos a Él a través del Amor.
El Amor es el lazo dorado que une corazón a corazón, alma con alma, el Amor construye y crea, el Amor es el principio de la regeneración; el Amor es concreto y positivo. Quién sea capaz de aplicar la Ley del Amor con precisión científica, puede hacer auténticas maravillas.
Cuando permanecemos en los peldaños iniciales de la evolución, confundimos los placeres de los sentidos con la felicidad, pero los placeres llegan y se van, consumimos la vida persiguiéndolos pero, se escapan, se burlan de nosotros, nos esclavizan y nos hacen sufrir, atormentan nuestra mente y corazón y nos hacen perder existencia tras existencia. Hasta tanto descubrimos que somos seres espirituales, nos mantenemos en la búsqueda de la felicidad a través de los sentidos materiales y ¡¡Nos equivocamos!! Porque todo aquello que es material, es mundano, efímero y confunde nuestro raciocinio, que se lanza a la búsqueda de quimeras y banalidades. Por ello es tan importante descubrir que la felicidad permanece agazapada en nuestro interior y no en las cosas que nos rodean.
¿Cuantas personas conocemos que sean felices detentando riqueza y poder? ¿En qué basan su felicidad? Su felicidad se centra en el ansia de poder y de atesorar cada vez más y más riquezas pero, en cada nuevo paso, se encuentran más infelices en su destino, sienten que ya nada les llena ni les motiva. Su corazón se encuentra vacío y no consiguen llenarlo, nunca alcanzan la felicidad. Temen la pérdida de sus bienes pues, sin ellos, se sienten vacíos y fracasados. Sus almas están solas y muertas. Han construido un imperio temporal que sólo les genera inquietudes y un gran vacío interior.
La auténtica dicha interior, aquella que siente el espíritu sabedor de su destino, que se siente libre de ataduras y de su dependencia de la materia, a ese tipo de espíritus, emancipados de las ilusiones materiales, no le afectan las situaciones en los mundos físicos, no le afecta tener y poseer, porque lo tiene todo ya: La serenidad de conciencia y la seguridad del porqué y para qué de su estancia en el mundo; disfruta de la vida y deja que el devenir del tiempo le vaya presentando las pruebas y experiencias que necesita para desarrollarse y adquirir una mayor entereza, valor y humildad, toda esa serie de valores que trasmiten al espíritu la calma y la felicidad.
El Amor es un estado del alma que nos alcanza cuando nos desprendemos de los defectos que nos ligan al cuerpo físico. Hasta tanto no despreciamos los placeres de los sentidos y busquemos los valores del alma inmortal, hasta que no nos integremos en la conciencia universal, no podremos identificarnos con la Unidad, con la esencia del Amor. Es a partir de ese momento que seremos conscientes de nuestras imperfecciones, debilidades y errores y del egoísmo que nos acompaña. Una vez tomemos la determinación de actuar correctamente, de enmendar errores, de caminar conscientes y libres a la búsqueda de la felicidad, conseguiremos la limpieza de alma y con ella la visión del camino a seguir, el que ya muy difícilmente abandonaremos.
Así, el Amor es el camino, la luz, el trabajo de cada día, nuestra felicidad; es la brújula que nos guía en el camino y nos da claridad espiritual.
Yo soy el camino, la verdad y la vida, nos anuncia Jesús de Nazaret. A esto podemos añadir el Amor es el camino, que nos lleva a la verdad y llena de paz y armonía nuestra vida.
Y es que el Amor es omnipresente, está en el aire, en todo lugar, es una vibración que abarca el Universo. Por eso es tan importante sintonizarse a Él, pues nos indica en todo momento, qué debemos hacer y cómo poder hacerlo. Pero todas las cosas tienen su momento.
Que no se puede conseguir con el Amor, o a través del Amor, el Amor es la llave que abre los corazones, el Amor todo lo suaviza, envuelve nuestra alma, calma nuestro espíritu y hasta a la materia le transmite su energía y su fuerza.
El Amor es fuerza arrolladora, pero no una fuerza violenta, es la fuerza de la dulzura, del cariño, de la caridad, del perdón, del bien, del respeto. Viviendo con Amor, vibrando con Amor en nuestras relaciones sociales, familiares y de todo tipo, se pueden conseguir muchísimas cosas imposibles de lograr de otra forma. Cuando vibramos con Amor, y sabemos trasladarlo a nuestros semejantes algo cambia a nuestro alrededor, causa un impacto, se acaban las discusiones, los enfados, la desconfianza, algo nos toca cuando llega a nosotros el Amor verdadero, el espiritual el de un alma limpia, clara y desinteresada: ese es el milagro y la magia del Amor, al que en muchas ocasiones, por motivo del egoísmo y demás imperfecciones no llevamos a la práctica.
El Amor es una filosofía de vida, es una manera de vivir, la auténtica filosofía de vida que necesitamos incorporar en este mundo de manera urgente. Con fe, con su energía y sus matices envuelve los sentimientos, las emociones y llegan al corazón de las personas, logrando vencer obstáculos antes insalvables, el Amor hace que se llegue al entendimiento, al razonamiento, al acuerdo y a romper barreras y distanciamientos que impiden en muchas casos el que se pueda convivir y ser felices con nuestros seres más allegados.
Procuremos incorporar en nuestra vida la filosofía del Amor, para que seamos felices, para no crearnos ningún enemigo ni hacer daño a nadie nunca, así todo, todo, nos saldrá mucho mejor, progresaremos y ascenderemos rápido en la escala evolutiva de los mundos.
El amor, filosofía de vida por:     Fermín Hernández Hernández
 Amor, paz y caridad   
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ENFERMEDADES MENTALES
Reflexión sobre el tratamiento de las enfermedades mentales y las propuestas espíritas
     Desde hace unos 60 años, la práctica habitual de “psiquiatrización” de la terapéutica de las enfermedades mentales se fortaleció con la llegada de los primeros fármacos de fácil absorción por el Sistema Nervioso Central, pero su uso se ha vuelto excesivo e indiscriminado, cristalizando la enfermedad mental crónica y discapacitante. Más recientemente, sin embargo y afortunadamente, ha habido otras terapias como la terapia de arte y otras técnicas expresivas, todas ellas consideradas como intervenciones admirables en este nuevo “approach” (enfoque) más humano. 
    Disponemos de muchas posibilidades de expresión gracias a las actividades vinculadas a la música y el teatro, trabajando para ampliar la comunicación con el mundo interno y externo del paciente. La metodología, como una manifestación de la creatividad humana en su lucha interior, ha sido recuperada como una práctica terapéutica en la atención de la salud mental y está destinada tanto a los trastornos neuróticos como a los psicóticos.
 En el anfiteatro de la psiquiatría, los investigadores más atrevidos ya incluían algunas enfermedades de origen nervioso o mental, siendo inducida por la influencia de los seres extracorpóreos (espí- ritus), sin embargo, los convencionalismos de la época impidieron que la investigación con ese ingrediente espiritual progresara. A pesar de los escasos informes científicos, hay muchas evidencias de que el proceso obsesivo o imantación y la interposición de magnetismo desfavorable desempeñan una acción terrible en la patogénesis de la enfermedad en el cuerpo físico y el espiritual, y, a veces evoluciona a cuadros muy graves. 
La acción espiritual obsesiva, en cualquier modo en que se expresa, es enfermedad de larga duración en muchos de los casos, que requieren un tratamiento especializado y donde los resultados no son visibles de forma inmediata. La acción mental y magnética del obsesor sobre el cerebro, si no se elimina en breve tiempo, dará lugar, básicamente como consecuencia, el abatimiento de este órgano, tanto más intenso cuanto más tiempo permanezca bajo la influencia destructiva de aquellos fluidos. 
Para el tratamiento de orden mental y psíquico es importante el tratamiento con fármacos (sedantes, antidepresivos y fármacos de acción central), también consideramos la posibilidad de descargas eléctricas, aunque en muy raras ocasiones, sólo en los casos de remisión difícil (casos catatónicos) o extrema resistencia a la medicación; la psicoterapia - de acuerdo con las técnicas habituales, (la elección del terapeuta, siempre que sea posible, aplicando la idea de la reencarnación); psicoanálisis profundo - (basado, siempre que sea posible, en la pluralidad de las existencias) y como se mencionó anteriormente, la terapia ocupacional - manteniendo el paciente ocupado en trabajos que atraiga su atención y su interés con el fin de mantenerlo alejado de sus pensamientos enfermos; terapia de juego - entretenimiento sano y deportes activos (gimnasia, natación y otros ejercicios); musicoterapia - el sentido de la música es tal vez el último eslabón que los enfermos mentales pierden y debe ser cultivada con cariño; la re-educación - a través de contactos frecuentes con los trabajadores sociales y charlas educativas. 
Sin embargo, desde el punto de vista de las alternativas médicas, hacemos hincapié en la importancia de la homeopatía, la acupuntura y todos los esfuerzos para llevar a la persona a una búsqueda objetiva ante la vida, sin culpa, sin cargos, mejorando su autoestima, el pensamiento positivo y la fuerza de voluntad. 
Los espiritistas sensatos deben respetar las orientaciones de los profesionales de la salud, evitar errores tales como: hacer diagnósticos, intercambiar y/o suspender la medicación y, a veces, presentar un cuadro de los pacientes más grave de lo que realmente son. Por otro lado correspondería a los médicos a tratar a sus pacientes admitiendo la posibilidad de la influencia espiritual, aunque no se haya probado académicamente, buscando la ayuda de las casas espíritas que llevan a cabo sus actividades con objetivos serios, siguiendo los principios de Cristo y de los preceptos de la Doctrina Espírita. 
A pesar de todos los esfuerzos, a veces es difícil hacer un diagnóstico diferencial concreto, teniendo en cuenta que los signos y síntomas son idénticos, tanto en la locura, propiamente dicha, con lesiones cerebrales, como en los procesos obsesivos, donde hay grandes perturbaciones en la transmisión del pensamiento. 
El tratamiento espiritual que se ofrece en la Casa Espírita bien orientada, no excluye un tratamiento médico. El pronóstico en general, puede ser bueno o malo, teniendo en cuenta todos los factores involucrados, sobre todo en interés del obsesado, en profundos cambios íntimos, y la buena voluntad de la familia de darle toda la ayuda posible en todos los aspectos.
 El Espiritismo y la medicina, en el futuro, serán capaces de entenderse sin contradecirse, y así juntas avanzarán conectadas, en busca de todas las posibilidades disponibles para aliviar la agonía del paciente. De lo contrario, la medicina flotará en un mar de dudas, mientras piense que la demencia está ligada exclusivamente al universo cerebral. La ciencia necesita distinguir las causas fí- sicas de las causas morales, a fin de aplicar a las enfermedades los medios correspondientes.
 Por lo tanto, una excelente propuesta para el tratamiento de los pacientes con enfermedades mentales es la participación en las reuniones de la desobsesión. En el caso del obsesor (encarnado y desencarnado), tendrá la oportunidad de asistir a la reunión, donde debe ser recibido con mucho amor, en busca de la iluminación por la adoctrinación, para que puedan entender los errores del hermano y así encontrar la fuerza para perdonar. 
Jorge Hessen
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                                    Mientras dormimos

El ojo clarividente es el ojo espiritual, y está como colocado en el pináculo de todo pensamiento. Dirigid vuestro pensamiento a Lóndres, y si tenéis desarrollado el ojo espiritual, con el pensamiento, el llegará a Lóndres. Otro tanto sucede con el oído espiritual y con los demás sentidos del mismo orden, los cuales no costituyen un don especial, pues son propios de todos nosotros y en todos nosotros se hallan en germen.

Nuestros sentidos espirituales han quedado inutilizados, desde el nacimiento, por una continua falta de ejercicio y han llegado a perder sus naturales condiciones de acción. Cuando abandonamos nuestro cuerpo al sueño, caemos en un estado semejamte al de una persona que por cualquier motivo queda ofuscada o aturdida. Vemos sin mirar y oímos sin escuchar.

Al dormirnos queda el cuerpo casi literalmente muerto, mientras el espíritu permanece vivo, hallandose entonces en condiciones casi iguales a las del niño cuando no tiene todavía bien educados los sentidos físicos. Durante la noche nos transformamos o pasamos a ser un verdadero espíritu viviente; empero quedamos como sin acción propia a causa de que hemos de hacer uso de de los sentidos espirituales en la misma forma que durante el día usamos los sentidos físicos o corporales.

Muchas personas pueden mezclarse con nuestro espíritu, causa de que nuestro espíritu, después de haber permanecido tan largo tiempo, ineducado, ha adquirido ya la costumbre de andar a ciegas.Un hombre que vive sin propósito y sin aspiraciones en esta vida, pronto verá su inteligencia degenerar y hacerse muy inferior. Nuestro yo espiritual está en estas mismas condiciones, con frecuencia se halla fuera del cuerpo rodeado por otros espíritus también sin propósito y sin aspiraciones determinadas.

Las más viva fantasía no podrá describir lo que cada uno de nosotros ejecuta durante la noche y esos miles y miles de ciegos que se extravían, andan y corren a tientas por todas partes, por sus casas, por las calles, por los campos, unas veces cerca, otras veces, muy lejos; pero no están nunca dormidos, sinó despiertos, aunque andan y discurren como hallándose en un sueño, que no es un sueño en realidad. Algunas veces sucede que abre el espíritu los ojos, y entonces,ve a gente conocida o extraña, escenas que le son familiares o que no ha observado jamás, pero en casi ninguna ocasión acepta como realidad nada de eso, y lo que su inteligencia rehúsa aceptar como cosa real, nunca la memoria lo retendrá, considerándolo verdadero.

Sucede a algunas personas que, al morir, cree su espíritu que se halla todavía en posesión del cuerpo físico, y puede permanecer en esta situación durante muchos años, viviendo con nosotros y figurándose hasta que durme y come con nosotros, siempre en ese grado de existencia que lo hace invisible a nuestros ojos,´pero cerca de nosotros. Los seres, al abandonar el cuerpo físico, no siempre entran en seguida en una gloriosa condición de existencia, a menos que su inteligencia estuviese ya muy despierta en su vida terrena, caso en el cual podrían apreciar cada cosa correspondiendo con su cotidiana experiencia.

     Nuestros amigos pueden también recibirnos al llegar como recibimos a los huéspedes en nuestra propia casa; pero sólo somos huéspedes, pues no podemos permanecer en estos círculos a menos que espiritualmente formemos ya parte de ellos. Y si un espíritu es de orden inferior, estará obligado, después de algún tiempo, a volver al plano espiritual al que pertenece.
      La última idea que hemos tenido al dormirnos, es la que perdura en nuestro espíritu en el momento en que éste abandona el cuerpo,tengamos presente este reconocimiento de nosotros mismos como espíritus, fijemos en el cerebro la idea de que no hemos de usar ya de los sentidos corporales y será de gran ayuda de nuestros amigos invisibles para despertar, manteniendo en nosotros el conocimiento de lo realmente experimentado.

De ahí que mientras estamos en plena posesión del cuerpo podemos portarnos como bien educados y vivir durante el día en las más altas regiones intelectuales. Sucede todo lo contrario por la noche, a pesar de estar bien educados en la escuela de los sentidos físicos,
pues el espíritu, al abandonar el cuerpo, no puede llevarse esta educación consigo. Inconscientemente podemos vernos arrastrados hacia personas o escenas que nos sean repulsivas, conducidos por corrientes espirituales bajas y groseras, y por ellas llevados, así como un niño ignorante que intenta vadear un río. No sabemos nada de la acción del espíritu en las movedizas corrientes espirituales, y deberíamos advertir que las más bajas y malas o de inferior naturaleza son muy poderosas en las capas más próximas a la tierra.
Si nos fuese posible seguir la recta dirección hacia las más altas y superiores regiones del espíritu, dejando atrás la corriente de los oscuros y groseros espíritus que nos rodean aquí y por todas partes, nos veríamos llegar finalmente a un bello país, esplendoroso iluminado y lleno de flores, todo ello realzado por un admirable panorama, hallándonos en él reunidos con las personas que más hemos deseado ver y con las cuales estamos más íntimamente
unidos en espíritu, descansando en medio de inmensos placeres que no nos privarían , sin embargo, de la contemplación de de escenas y paisajes de indescriptible encanto. Allí tendríamos consciencia de la vida y gozaríamos de un dulce descanso.

Todo lugar donde se reúnen personas de baja mentalidad, puestos bajo la influencia de pasiones rastreras, cualquiera su carácter distintivo, será siempre un foco de malas ideas, y estas ideas malas salen de allí formando como un verdadero riachuelo, aunque invisible, y fluyen y corren lo mismo que el agua que mana de una fuente. En las grandes ciudades, todos esos lugares insanos forman muchos y miles de riachuelos de inmundos elementos, juntándose los unos con los otros,aunque nunca llegan a formar un vivo y rápido torrente, sino que más bien resultan una corriente mansa y engañosa, en la cual muchos se dejan, inexpertamente, caer, permitiendo que dulcemente los arrastre. Toda reunión de personas habladoras , chismosas o aficionadas al escándalo, no es más que una reunión de espíritus afines. Esto es lo que sucede en toda familia en la cual reina el el desorden, la malquerencia, el trato grosero o la petulancia.

La alta sociedad y la que llamamos inferior en la escala social, pueden de igual modo contribuir al aumento de esa baja corriente espiritual.
Los espíritus más puros no pueden vivir en esa inferior corriente sin ser por ella afectados de un modo por demás desfavorable, lo que exige un gasto continuo de fuerzas para defenderse de ellas.

Lo indudable es que las montañas elevadas se hallan más libres de esos espíritus bajos, que buscan siempre los sitios inferiores o más bajos, como todo lo que es pesado y grosero. Ahora muchos de estos dañosos e invisibles elementos están junto a nosotros, nos rodean, y de ahí la necesidad en que nos vemos de formar grupos de personas que aspiren naturalmente a lo más puro, los cuales,reuniéndose con frecuencia, en la comunión de sus conversaciones y aún en la de su silencio, pueden dar origen a una corriente de más puros pensamientos e ideas. La corriente espiritual formada por un grupo de personas, aunque sean poco numerosas, pero que se hallen de perfecto acuerdo y animados de benéficas y amorosas intenciones, es de un valor tal que no podemos formarnos idea, pues ahí está la más poderosa de todas las fuerzas espirituales. .

Hemos de pensar que podemos ser absorbidos por la timidez de , como también absorber su inercia y su falta de energía y no sabremos nunca claramente cuando un hombre o una mujer cualquiera puede sernos perjudicial o nos puede hacer algún beneficio. Pero el tiempo de las ocultaciones ha pasado ya. Muchas inteligencias van despertando y son hoy capaces de entender, cuando menos, estas verdades.Los tiempos en que el materialismos pudo aplastar toda espiritual verdad, ya están muy lejos y los tiempos en que toda verdad será demostrada han comenzado realmente. Del mismo modo, las pocas personas que hoy gozan del conocimiento de que trata este capítulo, tienen, sin embargo, ellas solas poder bastante para la acción que hemos descrito.
- Patricio Escárate -
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