sábado, 2 de mayo de 2015

La complejidad de la Obsesión


           
CONSULTA A TU CONCIENCIA

Tal vez hoy: surgirá quien procure dictar lo que usted necesita hacer, entretanto, aunque agradeciendo las loables intenciones de quien le ofrece puntos de vista, oiga, ante todo, su propia conciencia en cuanto al deber que le corresponde; es posible que aparezca algún corazón amigo imponiéndole cuadros de pesimismo y perturbación, respecto a las dificultades del mundo ; sin embargo, compadeciéndose de la criatura que se entrega al derrotismo y al desánimo, usted observará la renovación hacia el bien que la Sabiduría Divina promueve en todas partes; es probable que esa o aquella persona quiera imponer a usted ideas de cansancio y dolencias; pero, aunque su gratitud a los que le deseen bienestar, usted proseguirá trabajando y sirviendo al alcance de sus fuerzas: 
posiblemente, noticias menos agradables vengan a suscitarle inquietudes y trazarle problemas ; con todo, usted conservará la propia paz y no se desligará de sus oraciones y pensamientos de optimismo y esperanza. 
Tal vez hoy todo parezca contra usted, pero usted proseguirá comprendiendo y actuando, en apoyo al bien, guardando la certeza de que Dios está con nosotros y de que mañana será otro día . 

Por el Espiritu André Luiz. 
Francisco Cândido Xavier 

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         REFLEXIONES DE 

         MERCHITA

       El complejo de culpabilidad


Queridos amigos, hola buenos días, el sentimiento de culpabilidad, muchas veces es un duro peso que nos impide estar tranquilos, siempre el daño que causamos a nuestros semejantes es una carga muy pesada, que te hace vivir desilusionado, pesaroso, alterado en muchos sentidos. El sentimiento de culpa es considerado como una emoción negativa que, si bien a nadie le gusta experimentar, lo cierto es que es necesaria para la correcta adaptación a nuestro entorno.

Siempre debemos analizar todas las cosas, porque ni un pelo de nuestro cabello se cae sin la voluntad de Dios. Esto quiere decir que aunque en nuestra voluntad este el deseo firme de resarcir de las dificultades, si estas hemos de sufrirlas, nadie nos eximirá que las suframos, bien es verdad que con conocimiento y buena voluntad, con resignación, templanza, con serenidad, las cosas las llevaremos mejor, pero si hemos de seguir padeciéndolas nadie podrá evitarlo.

El sentimiento de culpa es una de las emociones más destructivas, y la mayoría de las personas la experimentamos en mayor o menor grado, tanto si es por algo que hemos hecho como por algo que no hemos sido capaces de hacer. No es un sentimiento agradable, por eso, cuando alguien nos pide algo que no queremos hacer, dudamos antes de negarnos porque tememos volver a experimentar ese terrible sentimiento.

Hemos de aprender si ese sentimiento de culpabilidad es real, ya que la culpa nos hace conscientes de que algo hemos hecho mal para facilitar el intento de repararlo. Aunque a veces también nos sentimos culpables sin razón.

Un empresario que intenta sacar a flote su empresa y a todos sus trabajadores con nuevas expectativas, y los que le pueden facilitar los materiales para el proyecto, confiando en el, le dan lo que necesita para efectuarlo, además de tener en mira el poder beneficiarse tambien, no pueden acusar al empresario si esto no sale bien, ellos tal como el empresario, están invirtiendo en algo que puede, o no puede ser, ellos han hecho su parte, han ofrecido los materiales, y el proyecto era viable, prometedor, pero como todo depende por sobre todas las cosas de Dios y de otros terceros, si estos no ofrecen la posibilidad para el efecto positivo, el empresario, que trato de salvar el barco, al final no lo consiguió, esto crea el sentimiento de culpabilidad. Y hay que tener mucho cuidado para no caer en ese sentimiento, porque nada ha quedado por hacer, y esto es una prueba, que hemos de aceptar con resignación, porque Dios siempre tiene la última palabra.

A un nivel consciente o inconsciente todos los seres humanos padecemos en un grado mayor o menor de un sentimiento de culpa

Todos en diferentes ocasiones nos hemos sentido culpables porque prometimos algo y no lo pudimos cumplir. Ejemplos, llevar a nuestros hijos al cine y luego nos acordamos que teníamos que trabajar horas extras, el llegar tarde a una cita amorosa o no llegar del todo pues algo se atravesó en el camino. El olvidar visitar a un familiar u amigo cuando lo habíamos prometido nos hace sentirnos culpables. Es por eso que no debemos comprometernos con algo que no estamos seguros que podremos cumplir.

Si bien es cierto que debemos cumplir con nuestras obligaciones para con la sociedad, con nuestra familia y con el trabajo, no debemos sentirnos culpables por complacernos a nosotros mismos con lo que nos gusta hacer, es prácticamente imposible erradicar la culpa de nuestras vidas aunque ésta sea injustificada, podemos canalizarla de una manera positiva sin perder el respeto de las demás personas por nosotros. Para eliminar el sentimiento de culpa no debemos dejar que otras personas tomen ventaja de nosotros ni traten de manejar nuestras vidas a su antojo.

El sentimiento de culpa es una de las emociones más inmovilizadoras y destructivas que podemos experimentar, que suele aparecer en algún que otro momento de nuestras vidas.

En el caso de Pedro, el sintió ese sentimiento, cuando negó al Maestro por tres veces, y eso que El lo avisó, aun así, no por eso reconoció en su debido momento que había caído, eso no le desanimo para seguir trabajando en la Obra del Señor, todo lo contrario, siguió haciéndolo con más amor y dedicación.

En el caso del servidor que pidió a su amo le perdonase la deuda, es otro ejemplo en el que debemos fortalecer nuestro espíritu, ante los fracasos en nuestros emprendimientos, hemos de pedir si somos culpables, perdón, y tratar de remediar las cosas, para no merecer en la próxima ocasión, el castigo, del ingrato, que pide para sí el perdón de sus deudas, aquello que no es capaz de dar de sí mismo.

El siervo que fue perdonado, es aquel tambien que al salir coge del cuello a su amigo que le debía una cantidad insignificante, mucho menor que aquella que le había sido perdonada a él, ahí nos podemos encontrar todos aquellos que sabiendo que no nos pueden pagar lo que consideramos que nos deben, martirizamos a través de todas las artimañas posibles con tal de cobrar, de donde no hay, no se puede sacar, el perdón también a veces se presenta de esta manera, y hemos de tomar ejemplo del Señor que perdonó la deuda, ya que si así lo hacemos, merecemos la retribución de Dios, que siempre es Justo y Misericordioso.

Todos cometemos errores de los cuales no estamos particularmente orgullosos pero mirar al pasado constantemente recriminándose por los mismos supone un gasto de energía innecesario que no nos reporta nada positivo. El sentimiento de culpa simplemente nos encierra en un círculo masoquista que se hace cada vez más estrecho.

En muchas ocasiones la clave para eliminar la culpa radica en saber repartir las responsabilidades asumiendo aquella cuota que nos corresponde, no la que nuestra ignorancia nos hace ver erróneamente. Es por esa razón, que debemos acudir a personas experimentadas que nos puedan ayudar a vencer este sentimiento negativo que puede causarnos males mayores.

Pues aun en el caso de asumir nuestra responsabilidad, en una situación y cometimos un error, lo más productivo es mirar al futuro y pensar en cómo podemos subsanar el daño. La culpa nunca es la solución porque nos encierra en la trampa del inmovilismo y el sufrimiento.

Procuremos entender el sentimiento de culpabilidad que nos domina, porque eso nos ayudará a eliminarlo.

Cuando la solución no está en nuestras manos, y hemos hecho todo lo posible para repararlo, dejemos todo en las manos de Dios, seguros, de que nadie sufre o padece, aquello que debe experimentar. Cada uno padecemos por donde hemos pecado.

Amigos, os deseo un gran día y que Dios nos bendiga a todos. 
Merchita

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           EL ODIO

 Amaos los unos a los otros y seréis felices. Tomad sobre todos a los que os inspiran indiferencia, odio, o desprecio y amar. Cristo, a quien debéis considerar modelo, os dio el ejemplo de esa dedicación. Misionero del amor, él amó hasta dar la sangre y la vida por amor.
Os es Penoso el sacrificio de amar a los que os ultrajan y persiguen; pero, precisamente, ese sacrificio es que os torna superiores a ellos. Si os odiaseis, como os odian, no valdríais más que ellos. Amarlos es la  ostia pura que ofrecéis a Dios en el altar de vuestros corazones, hostia de agradable aroma y cuyo perfume le sube hasta el seno.
Si bien la ley del amor mande que cada uno ame indistintamente a todos sus hermanos, ella no encoraza al corazón contra los malos procedimientos; esta es, al contrario, la prueba más angustiosa, yo lo sé bien, porque, durante mi última existencia terrena, sufrí esa tortura. Pero Dios allá está y pune en esta vida y en la otra a los que violan la ley del amor. No olvidéis, mis queridos hijos, que el amor aproxima Dios a la criatura y el odio la distancia de él.
Fénelon (Bordéus, 1861.)
Allan Kardec, Del Libro: “El Evangelio Según el Espiritismo” – Capítulo XII – Ítem 10
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LA COMPLEJIDAD DE LA OBSESIÓN
IVONNE A. PEREIRABAJO ORIENTACIÓN DEL
ESPÍRITU ADOLFO BEZERRA DE MENEZES

–¿Puede un Espíritu revestir momentáneamente la envoltura de una persona viva, es decir, introducirse en un cuerpo animado y obrar en lugar del que está encarnado en él?
–El Espíritu no penetra en un cuerpo como se entra en una casa. Se asimila por afinidad con un Espíritu encarnado que tiene los mismos defectos y las mismas cualidades para actuar  conjuntamente. Pero siempre es el Espíritu encarnado el que obra como quiere sobre la materia de que está revestido. Un Espíritu no puede sustituir al que está encarnado, porque el Espíritu y el cuerpo están ligados hasta el tiempo señalado para el término de la existencia material.
(“El Libro de los Espíritus”, Allan Kardec, 473.)


Uno de los más bellos estudios que el Espiritismo faculta a sus adeptos es, ciertamente, aquel al cual nos arrastran los casos de obsesión.
Nosotros consideramos que ese difícil aprendizaje, esa importante ciencia de auscultar obsesiones, obsesores y obsesos debería constituir una especialidad entre los practicantes del Espiritismo, esto es, médiums, presidentes de mesa, médiums denominados pasistas, etc. Así como existen médicos pediatras, oftalmólogos, neurólogos, y muchos otros, también deberían existir espíritas especializados en los casos de tratamiento de  obsesiones, dado que a éstos les será necesaria una dedicación absoluta  a tal particularidad de la Doctrina, para llevar a buen término el mandato.
 Pero, tal ciencia, no se podrá limitar a la teoría, requiriendo antes paciente y minuciosa observación en torno a los casos de obsesión que se presenten en el límite de la acción de cada uno, pues es sabido que la observación personal, la práctica en el ejercicio del sublime mandato espírita enriquece de tal forma nuestros conocimientos en torno a todos los casos que afrontamos que, cada uno de ellos, o sea, cada obseso que se nos presente en nuestra jornada de espíritas, constituirá un tratado de ricas posibilidades  de  instrucción y aprendizaje, buscando la curación, cuando la curación sea posible.
 Son tantas las modalidades, y las especies de obsesión que hemos encontrado durante nuestro largo aprendizaje de espírita y médium que, ciertamente, para examinarlas todas, en la complejidad de sus manifestaciones y orígenes, precisaríamos organizar un compendio. Por tanto, en esta ligera anotación, preferiremos tratar de algunos casos de nuestra observación personal, en los cuales actuamos como médium, a veces, o como consejera de ambos implicados en el fenómeno, esto es, el obsesor y el obseso. Pero antes que entremos directamente en la exposición que pretendemos iniciar, preferimos referirnos al maestro por excelencia del Espiritismo, Allan Kardec, cuyas sensatas advertencias no fueron desmentidas jamás por la observación de sus seguidores, hasta el presente momento. En “El Libro de los Espíritus” vemos también los siguientes esclarecimientos, que pedimos venia al lector para transcribir,   puesto que nunca serán demasiados el estudio y la meditación en torno a cualquier punto importante de la Doctrina Espírita, si es que existen puntos menos importantes que otros. Así, recordemos, además de la pregunta 473 citada antes, también las de número 474 y siguientes. Pregunta Allan Kardec a los instructores espirituales que dictaron aquel código de oro:
  “Si no hay posesión propiamente dicha, es decir cohabitación de los dos Espíritus en un mismo cuerpo, ¿puede el alma estar bajo dependencia de otro Espíritu, de modo que esté subyugada u obsesa hasta el punto de hallarse su voluntad en cierto modo paralizada?”
Y el instructor espiritual respondió:
– “Sí, y estos son los verdaderos poseídos. Pero, entiende que semejante dominación nunca tiene lugar sin participación del que la soporta,ya por su debilidad, ya por su deseo. Con frecuencia, se han tomado por poseídos a epilépticos o a locos que más necesitaban de médicos que de exorcismos.”
– “¿Puede uno por sí mismo alejar a los malos Espíritus y emanciparse de su dominación?”
– “Siempre se puede sacudir el yugo, cuando se tiene firmeza de voluntad.”
– “¿No puede acontecer que la fascinación que ejerce el Espíritu malo sea tal, que la persona subyugada no la perciba? ¿Puede entonces una tercera persona poner término a la sujeción? En este caso, ¿quécondiciones debe reunir esa tercera persona?” –indaga aún, inteligentemente, Allan Kardec, a lo que el instructor espiritual se adviene con la siguiente preciosa lección:
– “Siendo ella –la tercera persona– un hombre de bien, su voluntad podrá tener eficacia siempre que apele al concurso de los buenos Espíritus, porque cuanto más digna sea la persona, tanto mayor poder tendrá sobre los Espíritus imperfectos (1) para alejarlos, y sobre los buenos, para atraerlos. Sin embargo, nada podrá hacer si el que está subyugado no le presta su colaboración. Existen personas a quienes agrada una dependencia que les linsojea los gustos y deseos. Pero, cualquiera que fuera el caso, aquel que no tuviere puro el corazón ninguna influencia ejercerá. Los buenos Espíritus no atienden a su llamada y los malos no le temen.”
– “Las fórmulas de exorcismo, ¿tienen alguna eficacia sobre los Espíritus malos?”
– “No, y cuando estos Espíritus ven que alguien se toma la situación en serio, se ríen y se obstinan.”
– “¿Hay personas animadas de buenas intenciones, pero no por ello son menos obsesas, ¿cuál es el mejor medio de librarse de los Espíritus obsesores?”
– “Cansar su paciencia, no hacer caso alguno a sus sugestiones, mostrarles que pierden su tiempo; entonces, viendo que nada consiguen, se van.”
(1) El subrayado es nuestro.
– “¿Es la oración un medio eficaz para curar la obsesión?”
– “Para todo es un poderoso auxilio la oración; pero, creedlo bien, no basta murmurar algunas palabras para obtener lo que se desea. Dios asiste a los que actúan y no a los que se limitan a pedir. Así pues, es necesario que el obseso haga por su parte lo que sea necesario para destruir en sí mismo la causa que atrae a los malos Espíritus.”
 Es evidente que, ahí, en lo que acabamos de leer, apenas se tratan casos de obsesión en personas que más o menos conozcan el hecho y que por eso mismo estarían en condiciones de auxiliar a su propia curación con el vehemente deseo de liberarse del incómodo asedio, y cuya fuerza de voluntad fuese su principal terapia. Pero la observación y la practica de los trabajos trascendentes del Espiritismo adelantan que, en la mayoría de los casos, el obseso no se encuentra en condiciones de auxiliarse a sí mismo, sea en vista de la subyugación total por la que se dejó envolver, sea por la debilidad o por la ignorancia que su vida de incredulidad y materialismo produjo, reteniéndolo en afinidad con las imperfecciones de orden general. Corresponderá entonces a los espíritas que tratan el caso, esto es, médiums y directores de trabajos prácticos, actuar con el caudal que la Doctrina suministra para dar testimonio del valor de la misma.
 Pero, como bien vimos en las preguntas citadas antes, y con la observación, será necesario a unos y a otros el conocimiento sólido de la Doctrina para el análisis indispensable de las comunicaciones del obsesor y una dedicación ilimitada al trabajo, un corazón reeducado en los principios del amor y de la fraternidad, equilibrio moral y el auténtico, o por lo menos, sincero deseo de adquirir esas cualidades a través del esfuerzo diario por una reforma personal, a fin de imponerse al obsesor por el ejemplo y la pureza de sentimientos y así convencerlo para que realice su propia reforma moral. El médium, a solas consigo mismo y sus lecturas y oraciones, podrá contribuir mucho en la conversión del Espíritu  endurecido, pues con sus ejemplos y el amor que demuestre por él lo cautivará, y él se tornará un amigo y de ahí a aceptar los consejos sugeridos, la distancia será menor.
 Pero para alcanzar tal posibilidad será necesario al médium, por su parte, muchas renuncias y reformas personales, fe inquebrantable, asistencia espiritual comprobada y segura,y la posibilidad de permanecer en condiciones vibratorias,mentales y físicas satisfactorias, constantemente, a diario, y no sólo en los momentos en los que se siente a la mesa de la comunión con lo Invisible para el desempeño de su sagrado mandato, pues del elevado y sensato desempeño de los médiums depende el éxito de las reuniones espíritas en general y de las curaciones en particular. Eso afirmamos, pero sin excluir la responsabilidad de los directores terrenales de las mismas, de cuya seguridad moral y conocimiento de causa dependen igualmente los grandes éxitos de cualquier reunión práctica del Espiritismo, y recordando, también, la responsabilidad de cada uno de los componentes de la mesa. Por lo tanto, se puede decir que esos trabajos son el fruto de una comunión sublime entre médiums, directores de sesiones y guías espirituales bajo elpatrocinio del Cristo de Dios, Maestro mayor de toda la Ciencia, y que por eso mismo, todos tenemos grandes responsabilidades, pues el desempeño es sagrado para todos y no podrá ser realizado con indiferencia o menor grado de dedicación.
 Por ello nos imaginamos que los trabajos para las curaciones de la obsesión deberán ser especialidad de determinados espíritas y siempre realizados en ambientes discretos, donde no penetrase ningún rumor del mundo, pues es sabido, por cuantos se dedican a las investigaciones trascendentales, que las vibraciones del ambiente influyen poderosamente, bien o mal, en los trabajos del Espiritismo práctico. Esas atribuciones, o sea, la dedicación a los casos de obsesión, –requiriendo constante y profunda atención, observación y estudio–, absorben de tal forma las preocupaciones del experimentador que sería bueno que él se dedicase solamente a tal sector, para su propio bien y de la propia labor.
 En el capítulo XXVIII de “El Evangelio según el Espiritismo”, en la “Oración para dar comienzo a la reunión”, existe la siguiente advertencia,la cual sensatamente instruiría a los médiums que la estudiasen con el corazón atento, y también a los respectivos directores, pues la instrucción espírita no puede perder de vista ningún detalle que propenda a solidificarla:
“Buenos Espíritus que os dignáis venir a instruirnos, tornadnos dóciles a vuestros consejos; apartadnos de todo pensamiento de egoísmo, de orgullo, de envidia y de celos, inspiradnos indulgencia y benevolencia  para nuestros semejantes presentes y ausentes, amigos y enemigos; haced, en fin, que en los sentimientos de que nos sintamos animados,reconozcamos vuestra saludable influencia.
 Dad a los médiums a quienes encarguéis de transmitirnos vuestras enseñanzas, la conciencia de la santidad del mandato que les ha sido confiado y de la gravedad del acto que van a cumplir, a fin de que lo hagan con el fervor y el recogimiento necesarios” (1).
(1) El subrayado es nuestro.
 No obstante, no todos los obsesores son verdaderamente malos, y de muchos de ellos podemos hacer amigos espirituales nuestros, a través del buen tratamiento fraterno que les dispensemos. Nos acordamos aquí de uno de esos obsesores, con el cual entablamos un diálogo durante ciertos trabajos para la curación de obsesiones, realizados en la antigua “Casa Espírita” de la ciudad de Juiz de Fora, en el Estado de Minas Gerais,presidiendo nosotros las sesiones, el cual, usando entonces expresiones casi integralmente idénticas a las señaladas aquí, decía, cuando lo exhortábamos a abandonar la infeliz actitud de perseguidor del prójimo:
 – “¡Perdone usted, mi querida señora! Es con mucho pesar que la contrarío. Pídame cualquier otra cosa, y yo la atenderé con el corazón en  las manos. Pídame que sea bueno y caritativo con cualquier otra persona, que ore por los que sufren, como veo hacer aquí todos los días; pídame lo que sea, lo que usted más quiera y me esforzaré por atenderla. Pero no me pida que desvíe “de él” (el obseso) el castigo que tanto merece, porque eso está más allá de mis posibilidades. ¡Si la Señora supiese lo que “él” me hizo! Su persona, es tan dulce conmigo en sus oraciones, tan afectuosa,  tan buena con mis compañeros de desgracia… ¡Señora, usted me agrada mucho, muchísimo! Y le estaré eternamente agradecido por el bien que me viene prestando: estaré siempre dispuesto a servirla en cualquier emergencia en la que yo le pueda ser útil. ¡Pero a “él”, no! ¡Yo lo odio con todas las fuerzas de mi corazón ultrajado por su maldad, y no lo perdonaré!”
– “¡Su drama fue vivido hace tantos años, mi amigo! ¿Por qué retenerlo en sus recuerdos, para continuar sufriendo su dolor? ¿No sería más consolador procurar perdonar y olvidar, concediendo treguas al  corazón sufriente, para intentar la felicidad en la práctica del amor fraterno?” –respondimos nosotros. Pero él pareció no oír nuestra insistencia, pues continuó la frase interrumpida:
 – “Sí, querida señora, solamente dos lugares le sientan bien como residencia: el hospicio, donde se encuentra ahora, o la cárcel, pues ambos yo los conocí por su culpa. ¡Créame, es un miserable! Es peor que yo, y se merece lo que está sufriendo…”
 Como se ve ese obsesor no era de los más endurecidos, pues admitía actitudes amables hacia otros aunque no para su adversario, y era sincero declarando que no lo abandonaría, en vez de mistificar, simulando en apartarse del mismo apenas con la intención de librarse de nuestra impertinencia, como muchos otros lo hacen. Y tanto en las sesiones prácticas, que realizábamos entonces, como a solas, durante la vigilia o en nuestros trances de desprendimiento, demostró siempre gran respeto incluso afecto por nuestra persona. En cierta ocasión, cuando los dolores de una gran prueba nos asaltaron, lo tuvimos a nuestro lado intentando algo para nuestro alivio, tal como un buen amigo terreno, que, a pesar de no ser una personalidad propiamente virtuosa, es capaz de querer bien y favorecer a un amigo. No obstante, cerca de un año más tarde se cansó de practicar la venganza, se avergonzó de su propio proceder y, como ya había adquirido razonables conocimientos sobre el Evangelio y la Doctrina Espírita, gracias a la convivencia con los componentes de las aludidas sesiones, se arrepintió y abandonó a la presa, que se recuperó lentamente, y se despidió de nosotros para nuevos ciclos de progreso. Como bien se percibe, esa entidad permaneció, reeducándose, en las sesiones de la antigua “Casa Espírita”, asistiendo a los trabajos prácticos y a los estudios durante casi dos años, cuando nuevas oportunidades le fueron renovadas para observar el elevado ideal que movía a aquellas gentes, que no tenían otro deseo sino progresar en la práctica del bien y del amor a Dios.
 La instrucción doctrinaria, el ejemplo, la paciencia y el amor son, por lo tanto, factores indispensables para el buen éxito de los trabajos en la curación de la obsesión. Y no juzguemos que cualquier entidad  endurecida en el error pueda convertirse y arrepentirse rápidamente, bajo la magia de nuestro adoctrinamiento durante una o dos reuniones. Ellas permanecerán, tal vez, frecuentando nuestros trabajos a fin de instruirse y reeducarse bajo nuestro contacto, realizando con nosotros el aprendizaje rudimentario para conseguir nuevas fases de instrucción y de progreso.
 Algunos volverán a reencarnar desde allí mismo, sin alcanzar otras esferas de la Espiritualidad. Y entonces, ciertamente, el obseso igualmente será agraciado con nuevas oportunidades redentoras. Entre tanto, nada se conseguirá si el propio obseso no ayuda en su curación procurando renovarse moral y mentalmente, corrigiendo sus imperfecciones y reaccionando contra las sugestiones maléficas del opositor. Por la oración humilde y fervorosa, mucho conseguirá para sí mismo, pues tal procedimiento, digno y agradable a las leyes de Dios, cansará al obsesor, que pronto se retirará, comprendiendo que se ofende a sí mismo cuando procura ofender al prójimo. Entonces, el obseso podrá hacer mucho por la regeneración moral de su obsesor, lo cual lo elevará en méritos en la opinión del mundo espiritual, atrayendo para él las simpatías protectoras.
 Continuará... .

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jueves, 30 de abril de 2015

Las esferas celestes




FORMACIÓN DE LOS SERES VIVOS. 

43 – ¿Cuándo comenzó a ser poblada la Tierra? 
– Al principio todo era caos; los elementos estaban en confusión. Poco a poco, cada ...cosa fue ocupando su lugar, y entonces aparecieron los seres vivientes apropiados al estado del globo. 
44 – ¿De dónde vinieron los seres que viven en la Tierra? 
– La Tierra contenía los gérmenes, que esperaban el momento favorable para desarrollarse. Los principios orgánicos se congregaron desde que cesó la fuerza que los tenía separados y formaron los gérmenes de todos los seres vivientes. Los gérmenes permanecieron en estado latente e inerte, como la crisálida y la simiente de las plantas, hasta que llegó el momento propicio al nacimiento de cada especie, y los seres de cada especie se reunieron y se multiplicaron entonces. 
45 – ¿Dónde estaban los elementos orgánicos antes de la formación de la Tierra? 
– Se encontraban en estado de fluido, por decirlo así, en el espacio, entre los Espíritus, o en otros planetas, esperando la creación de la Tierra para comenzar una nueva existencia en un 
globo nuevo. 

La química nos muestra las moléculas de los cuerpos inorgánicos uniéndose para formar cristales de regularidad constante, según cada especie, desde que estén en condiciones propicias. La menor turbación en estas condiciones basta para impedir la reunión de los elementos, o por lo menos, la disposición regular que constituye el cristal. ¿Por qué no ha de suceder lo mismo en los elementos orgánicos? Conservamos durante años simientes de plantas y de animales que no se desarrollan más que a cierta temperatura y en un medio 
propicio, y se han visto simientes de trigo germinar después de varios siglos. 
Hay, por lo tanto, en esas simientes un principio latente de vitalidad que solo espera para desarrollarse una circunstancia favorable. Y lo que pasa diariamente a nuestra vista, ¿no puede haber ocurrido desde el principio del mundo? Esta formación de los seres vivientes saliendo del caos por la misma fuerza de la Naturaleza, ¿quita algo a la grandeza de Dios? Lejos de eso, responde mejor a la idea que nos formamos de su poder ejerciéndose en mundos infinitos por leyes eternas. Es verdad que esta teoría no resuelve la cuestión del origen de los elementos vitales; pero Dios, que tiene sus misterios, ha puesto límite a nuestras investigaciones. 

46 – ¿Existen aún seres que nacen espontáneamente? 
– Sí; pero el germen primitivo existía ya en estado latente. Cada día sois testigos de ese fenómeno, pues, ¿acaso los tejidos del hombre y de los animales no encierran los gérmenes de una multitud de gusanos, que aguardan para nacer, la fermentación pútrida necesaria a su existencia? Es un pequeño mundo que dormita y que se forma. 

47 – ¿Se encontraba la especie humana entre los elementos orgánicos contenidos en el globo terrestre? 
– Sí, y llegó a su tiempo; lo que llevó a decir que el hombre fue hecho del barro de la tierra. 

48 – ¿Podemos conocer la época de la aparición del hombre y demás seres vivientes en la Tierra? 
– No; todos vuestros cálculos son quiméricos. 

49 – Si el germen de la especie humana se encontraba entre los elementos orgánicos del globo, ¿por qué no se forman hombres espontáneamente como al principio? 
– El principio de las cosas es uno de los secretos de Dios; no obstante, puede decirse, que una vez diseminados los hombres por la Tierra, han absorbido en sí mismos los elementos necesarios a su formación para transmitirlos según las leyes de la reproducción. Lo mismo ha sucedido en las diferentes especies de seres vivientes. 

EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS. ALLAN KARDEC

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ANTE LOS DESAJUSTES ACTUALES
Fco. Cándido Xavier

 Reproducimos aquí el artículo titulado Ante los desajustes actuales, publicado en la columna dominical “Chico Xavier pide licencia” del jornal Diario de S, Paulo, en la década de 1970.
El presenta el mensaje Presidiarios del alma, dictado por Chico Xavier por el espíritu Emmanuel, que Herculano Pires (con el seudónimo Hermano Saulo) comenta por medio de su texto La Rebelión de los mendigos .

     ANTE LOS DESAJUSTES ACTUALES

Varios grupos de amigos y simpatizantes de la doctrina espirita nos honraban con su presencia y participación en nuestra reunión habitual. Antecediendo a las tareas programadas, el asunto central de las conversaciones era la necesidad de encontrar recursos que nos ayuden, en la actualidad, a aliviar o socorrer a los compañeros de la humanidad que nos procuran, muchos de ellos en desarmonía y sufrimiento espiritual.
Hablamos sobre los problemas de la obsesión, del desencanto, de la descreencia y del desequilibrio, cuando la reunión fue iniciada. EL Evangelio Según el Espiritismo nos ofreció el examen del ítem 14 del capítulo V referente a la locura y al suicidio. Diversos comentaristas hablaron sobre el tema. Y nuestro Emmanuel nos dio el mensaje Presidiarios del alma, que aquí adjuntamos, con el deseo de verlo publicado con sus elucidaciones doctrinarias.

 
Añadir leyenda
PRESIDIARIOS DEL ALMA
·
 Emmanuel


Cuando los compañeros en aflicción se aproximen a ti, compadécete de ellos, antes de oírlos.

Acógelos en la condición de presidiarios del alma, que soportan conflictos íntimos que tal vez desconozcas.

Prisioneros del sufrimiento: será esa designación probablemente la más adecuada para definir la condición de los que buscan socorro, situados en las últimas rayas de la resistencia al desespero…

Este se enlazó a los problemas de la culpa cuando se suponía conquistando la felicidad e ignora cómo encontrar la tranquilidad perdida; aquel recuso la provocación en que se redimiera y se esposo a los compromisos difíciles de rescatar; otro desperdició el tiempo, cayendo en las redes del desgaste orgánico que le exige cuidado y conformación; aquel otro tiene el espíritu encadenado al frio de un túmulo en que se le guardan los recuerdos finales de un ser amado!...

Encontrarás los desalentados y los tristes, los encarcelados en el desanimo y acritud y aun aquellos otros que la rebeldía encerró en las celas de angustia, y te pidieron amparo y liberación…

A ninguno desconsideres ni hieras con advertencias inoportunas

Recordemos que nadie se arroja en volcanes  de llanto simplemente porque lo desee.

Los que te rodean, implorando socorro, habitualmente ya lucharon bastante para concienciarse ante la propia situación.

Construye el puente de la misericordia entre la fe que te ilumina y el dolor de los hermanos que te presentan el corazón herido, y dales el abrazo salvador a fin de que se transfieran de las tinieblas para la luz.

Cuantos se extraviaron en los caminos del mundo, tantas veces engañados por ellos mismos, no precisan tanto de la interferencia basada en nuestros recursos de austeridad y conocimiento

Todos ellos esperan de nosotros, por encima de todo, un gesto de simpatía y una bendición de amor.



LA REBELIÓN DE LOS MENDIGOS·  Hermano Saulo

Asistimos hoy en el mundo, la rebelión de los mendigos. Millones de criaturas que pidieron reencarnaciones de prueba, viniendo a la Tierra para descargar sus conciencias atormentadas, se rebelan contra las condiciones que ellas mismas solicitaron. Al sumergirse en el plano de la materia densa, en sus escafandros carnales, esos espíritus sufridores reencuentran el clima de sus antiguas pasiones, de sus ansias frustradas, de sus ilusiones deshechas y desean repetir las tentativas del pasado. Más la verdad es que ahora están ligados al carro de las pruebas, con la finalidad de liberarse de las ansias egoístas, preparándose para la civilización del atruismo que ya comienza a arborecer en el planeta.
Estamos en una hora de transición. Hemos de dejar nuestros errores en el pasado y avanzar corajosamente hacia  el futuro. No es fácil aligerar por el camino el fardo de las viejas pretensiones. Por otro lado, la vida de hoy ofrece nuevas facilidades, perspectivas que en el pasado eran imposibles y que ahora hacen renacer las tentaciones antiguas con mayor violencia. Son los juros de la antigua deuda, exigiendo mayor esfuerzo de los deudores que, embriagados con el regreso a la condición corporal, se olvidan de los compromisos espirituales para esa experiencia.
Les falta la capacidad de comprender de pronto la nueva situación. No obstante, todos ellos traen en su interior las advertencias del plano superior, prontas a brotar del inconsciente por los principios renovadores del espiritismo. Es por eso que procuran intuitivamente el socorro espirita. Mas, si en vez de comprensión, encontraran en nuestro medio el rechazo y la reprimenda, sentirán aumentar la rebeldía y el desespero que los afligen.
De ahí la recomendación de Emmanuel en el sentido de que los recibamos con atención y cariño, compadeciéndonos de ellos, aun antes mismo de oírlos. Tenemos que tener comprensión para ayudar a los que no comprenden. Si fuéramos capaces de amarlos, en vez de censurarlos, podremos darles la ayuda que nos piden. Y lo Alto secundará nuestros esfuerzos de fraternidad. Contengamos las bromas, la ironía, la las burlas que nos desafían. Toleremos sus impertinencias, como otros ya nos toleraron. Encaremos a todos ellos como hermanos que nos piden amor, atención y cariño, pues solo así los ayudaremos, ayudándonos a nosotros mismos.
Está claro que no debemos acogerlos para incentivarlos al apego de las viejas pasiones. Todos necesitamos – sin excepción -, en la vida terrena, de apoyo afectivo y la corrección. La acción doble del freno y de la espuela, como enseña Lázaro, es la que nos lleva a saltar los obstáculos de la prueba.
La rebelión de los mendigos exige de los padres, de los educadores, de los orientadores religiosos – y sobre todo de los espiritas – una actitud de permanente disponibilidad afectiva, de corazón abierto, y al mismo tiempo de mente vigilante. No podemos, por amor, sin control, auxiliarlos en la rebelión.
Esa actitud no es fácil de ser mantenida, pues los mendigos rebeldes nos acusaran de crueldad y atraso, siempre que nos opusiéramos a sus abusos. Y tendrán a su lado familiares que los apoyan. Más si tenemos amor en nuestros corazones, venceremos, pues nuestro amor despertará en la conciencia rebelada el recuerdo de los compromisos asumidos en el mundo espiritual.

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LAS ESFERAS CELESTES


El Cielo está por todas partes; por todas partes se encuentra lo inconmensurable, lo insondable y lo infinito en todas partes hay un hormigueo de soles y de esferas, en medio de las cuales la tierra no es nada más que una diminuta unidad.

En el seno de los espacios, no hay más que moradas circunscritas a las almas. Siendo libres y puras, estas recorren la inmensidad  y  van a donde les llevan sus afinidades  y sus simpatías. Los espíritus inferiores, grávidos por  la densidad de sus fluidos, permanecen como aferrados al mundo donde han vivido, circulando por la atmósfera y mezclándose con los humanos.

Los goces y las percepciones del espíritu no resultan del ambiente que ocupa, sino de su estado personal y de los progresos realizados. Un Espíritu retrasado, de periespiritu opaco y envuelto en tinieblas, puede encontrarse  con el alma radiante cuya forma sutil se preste a las sensaciones más purificadas. Cada uno lleva en si su  gloria o su miseria.

La condición de los Espíritu en la vida de ultratumba, su elevación, su felicidad todo depende de su facultad de sentir y de  percibir, que es proporcional a su grado de adelanto.

Los Espíritus de orden inferior son como ciegos en medio de la Naturaleza llena de sol  y como sordos  en un concierto, permanecen indiferentes  e insensibles ante las maravillas del infinito.

Estos Espíritus, envueltos en fluidos  espesos, soportan las leyes de gravitación y son atraídos para la materia. Mientras el alma purificada recorre la vasta y radiante extensión, mora a su voluntad en los mundos  y apenas ve los  limites de su impulso, el espíritu impuro no puede alejarse de los mundos materiales.
  
 Entre estos estados extremos, numerosos grados intermediarios permiten  a semejantes Espíritus  agruparse  y constituir verdaderas sociedades celestiales. La comunidad de ideas y de sentimientos, la identidad de gustos, de opiniones y de aspiraciones atraen y unen a estas almas que forman grandes familias.

La vida del espíritu avanzado es esencialmente activa, aunque sin fatigas. Se transporta  con la rapidez del pensamiento. Su envoltura sutil es invisible para los Espíritus inferiores. Ve, oye, percibe, no ya con los órganos materiales, sino directamente, sin intermediarios, con total integridad de su ser. El Espíritu elevado nada en el seno de las sensaciones  deliciosas. El queda libre de todas las necesidades del cuerpo.

La alimentación y el sueño no tienen para el ninguna razón de ser. Todas las inquietudes de la tierra han desaparecido para el. En cambio en Espíritu inferior lleva consigo, más allá de la tumba, sus costumbres, sus necesidades,  sus preocupaciones materiales. No pudiendo elevarse  por encima de la atmósfera terrestre, vuelven a participar  de la vida de los humanos, a intervenir en las luchas, en sus trabajos en sus placeres. Sus pasiones y sus apetitos, siempre vivos, les abruman, y la imposibilidad  de satisfacerlos supone para ellos una tortura. 

Los espíritus no necesitan de la palabra para comprenderse. Se refleja en su Espíritu cada pensamiento como si se tratase  de un espejo, cambian sin esfuerzo sus ideas  con una rapidez vertiginosa. El espíritu elevado puede leer en el cerebro del hombre y discernir sus más secretos designios. Nada le queda oculto. Escruta todos los misterios de la Naturaleza y puede explorar a voluntad las entrañas del planeta. Atraviesa los cuerpos más densos  y ve abrirse ante si dominios impenetrables para el pensamiento de los hombres.


La humanidad nos e constituye de generaciones transitorias, y si de Espíritus eternos, caminando hacia un glorioso destino.

El Sol es la divina matriz de la vida y la claridad que irradia  proviene  del Autor de la creación.  La muerte del cuerpo no conduce al hombre a situaciones milagrosas. Todo proceso  implica gradación. Hay múltiples regiones para los desencarnados, tal y como existen innumerables y sorprendentes planos para las criaturas envueltas en la carne terrestre. Almas y sentimientos, formas y cosas, obedecen a principios de desenvolvimiento  natural y justa jerarquía.

Los espíritus que no han podido vencer sus pasiones llevan una vida errante, vagabunda, sin ser una causa de sufrimientos,  les hace inseguros e indóciles. La mayor parte de los Espíritus que han vivido en la Tierra, son errantes, ni malos, ni buenos, sino débiles e inclinados  a las cosas materiales. Van en busca de un estado mejor, que se les escapa. Indecisos entre lo justo e injusto, la verdad y el error, la sombra y la luz.

La ignorancia, el egoísmo, los defectos de todo tipo, reinan aun en la erraticidad, y la materia ejerce siempre, influencia sobre tales Espíritus. Todas las regiones del Universo están pobladas por Espíritus atareados. La ausencia de preparación religiosa, en el mundo da lugar a dolorosas perturbaciones.

El Cielo, el Infierno y el purgatorio han sido las estancias que el hombre al principio creía eran su lugar de destino cuando partían al más Allá, la Doctrina Espirita   nos ha descubierto el velo que ocultaba la visibilidad de  la vida espiritual, a través de la Doctrina Espirita y  Médiums de renombre como es el caso de Chico Xavier, Divaldo Pereira Franco, León Denis, y muchos otros,  han informado muy bien cual es la situación del espíritu al desencarnar, al igual que es el Cielo y que es el Infierno, la vida en el mundo Espiritual.

Una de las zonas descritas por Andre Luíz a través del médium  Francisco Candido Xavier en el libro “Nuestro Hogar”  es el Umbral, que comienza en la superficie de la tierra. Es la zona oscura  de todos aquellos que en el mundo no resolvieron  atravesar las puertas   de los deberes sagrados a fin de  cumplirlos, demorándose en el valle de la indecisión o en el pantano de los numerosos errores.

Es espíritu al reencarnar, promete cumplir, un programa de servicios del Padre; pero es muy difícil hacerlo, y cae siempre por su egoísmo e indecisión. Siguen manteniendo el odio  a sus adversarios y la misma pasión por los amigos. Pero, ni el odio es justicia, ni la pasión amor. Todo lo que excede  sin aprovechamiento, perjudica a la economía  de la vida. Los desequilibrados permanecen en las regiones nebulosas que siguen a los fluidos carnales. El deber cumplido es una puerta que atravesamos en el infinito, rumbo al continente sagrado de la Unión con el Señor.

El umbral es una región de profundo interés para quien está en la Tierra. Allí se concentra todo lo que no tiene finalidad para la vida superior. El Umbral está repleto de desesperados. Al desencarnar no encuentran al señor a disposición de sus caprichos. Allí nunca falta la protección divina. Cada espíritu permanece en el solo el tiempo necesario. Por eso el señor permitió que se erigiesen colonias, como es el caso de Nuestro Hogar, consagradas al trabajo y al socorro espiritual.

Todo espíritu donde se encuentre, es un núcleo radiante de fuerzas que crean, transforman o destruyen  exteriorizadas en vibraciones, que la ciencia terrestre aun no puede comprender. Quien piensa, está haciendo algo más que eso. Por el pensamiento los hombres encuentran en el Umbral los compañeros cuya afinidad con las tendencias de cada uno los atrae. Toda alma es un imán poderoso. Hay una extensa  Humanidad invisible, que sigue a la Humanidad visible. Las misiones  más laboriosas del Ministerio de Auxilio están constituidas en el Umbral por abnegados servidores, los misioneros de allí encuentran fluidos pesadísimos emitidos sin cesar por millares de mentes desequilibradas, en la practica del mal, o terriblemente flageladas en los sufrimientos rectificadores. Es necesario mucho valor  y mucha renuncia para ayudar a quien nada comprende del auxilio que se le ofrece.

Nuestro Hogar es una Colonia  espiritual, donde innumerables servidores ayudan a espíritus no propiamente victoriosos, los planos vecinos a la esfera terrestre poseen su naturaleza específica. Nuestro Hogar es una fundación de distinguidos portugueses, desencarnados en Brasil, en el siglo XVI. Al principio la lucha fue enorme y exhaustiva, según consta en los Ministerios de esclarecimiento.

Nuestro Hogar  está constituido, por amplias avenidas adornadas por árboles frondosos, aire puro y atmósfera de profunda tranquilidad espiritual. Allí no existe la ociosidad o la inercia, las vías públicas están repletas (según descripción de André Luíz) Numerosas entidades  circulan por sus calles, hay numerosos ministerios uno de ellos es el de Auxilio, está constituido por edificios  y casas residenciales, representando Instituciones y refugios adecuados  a la tarea de jurisdicción. Allí residen orientadores, operarios  y otros servidores  de la misión. En esa zona se atiende  a enfermos, se oyen rogativas, se seleccionan oraciones, se preparan reencarnaciones, se organizan grupos de socorro para los habitantes del Umbral o para los que lloran en la Tierra, y se estudian soluciones para todos los procesos que originan sufrimientos.

Los Ministerios de Nuestro Hogar, que es una colonia de trabajo y realización, se dividen en seis Ministerios, orientado cada uno por doce ministros. Están los Ministerios de Regeneración, de Auxilio  de Comunicaciones, de Esclarecimiento, de Elevación y de Unión Divina. Los cuatro primeros aproximan a la esfera terrestre y los dos últimos, unen al plano superior, pues es una zona  de transición. Los servicios  más ordinarios  se localizan en el Ministerio de Regeneración y los más sublimes  en el de la Unión Divina.

Las colonias espirituales no son todas iguales, cada agrupación presenta particularidades esenciales. Cuando los desencarnados del Umbral, se revelan aptos para recibir la cooperación fraternal, se demoran en el Ministerio de auxilio; pero cuando se muestran refractarios, son encaminados al Ministerio de Regeneración. Si  revelan provecho, con el correr del tiempo son admitidos en los  trabajos de Auxilio, Comunicaciones y Esclarecimiento con el fin de que se preparen, con eficiencia, para futuras tareas planetarias. Solo algunos consiguen una actividad prolongada en los Ministerios de Elevación; siendo rarísimos  los que, cada diez años   alcanzan permanencia en los trabajos de Unión Divina.

Las tareas de auxilio  son laboriosas y complicadas, los deberes en el Ministerio de Regeneración constituyen testimonios pesadísimos, los trabajos en Comunicación exigen alta noción de responsabilidad individual, los campos de Esclarecimiento requieren capacidad  de trabajo y valores intelectuales profundos, el Ministerio de Elevación pide renuncia  e iluminación, las actividades  de Unión Divina requieren conocimiento justo y sincera aplicación del amor universal. La Gobernación, a su vez, es una sede activísima de todos los asuntos administrativos y de numerosos servicios de control directo, como, por ejemplo, el de la alimentación, la distribución de energías eléctricas, transito, transporte, y otros. Allí la ley de descanso es rigurosamente observada, para que determinados servidores  no estén más sobrecargados que otros; pero la ley de trabajo es también rigurosamente cumplida. En lo que concierne al reposo, la única excepción es la del propio Gobernador, que nunca aprovecha lo que le toca, en ese terreno. El nunca se ausenta de la Gobernación. Solo en las ocasiones en que el público así lo exige.

Una música  armoniosa se escucha mientras se trabaja en Nuestro Hogar, pues ella intensifica el rendimiento en el servicio, en todos los sectores  del esfuerzo constructivo, nadie trabaja allí sin estimulo de alegría

Animo a todos los compañeros a que leáis, este libro, el os enseñará que la vida del más allá, es prometedora para todo espíritu, siempre que sepa elevarse por encima de sus imperfecciones, y adquirir las alas a través del bien, y de sus buenas obras, para instalar en si el Cielo que Dios promete a todos sus hijos, buenos y files.

 -Merchita-
                                        
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CREACIONISMO  RELIGIOSO
O EVOLUCIONISMO
 CIENTÍFICO
Camilo  Flammarión
 Observando la Humanidad en su actual estado, nos sentimos inclinados a creer, que siempre fue como es ahora, y sin embargo, somos testigos de su evolución.
El hombre se ha hecho por si mismo, lo que es hoy, como en la actualidad, se hace lo que será mañana.
La cuestión del origen del hombre, es sin duda alguna, la más interesante, la de mayor importancia de todas cuantas cautivan nuestra atención.
El hombre creado por la voluntad directa de un dios, en virtud de un milagro; o el hombre descendiente de los animales que le han precedido en la evolución de la naturaleza. He ahí los dos términos del dilema. Las dos únicas hipótesis posibles, no puede haber tres.
La primera implica el milagro y el origen sobre natural, no sólo del hombre sino también de todos loa animales, de todas las plantas y de todos los minerales.
La segunda es el producto de la deducción científica. Todas las especies se han formado de un modo natural, derivando las unas, de las otras,  por un lento progreso, una lenta diferenciación, entre los individuos y variedades.
¿Cuál es el medio para conocer la verdad?
1º Tener el espíritu libre
2º Observar lo que sucede en la naturaleza
Examinemos, pues, al hombre con la más completa independencia de espíritu, y la imparcialidad más absoluta.
Empecemos por la vida embrionaria. En los comienzos de su formación, en el seno de su madre, el hombre es una simple célula. El ovario humano es esencialmente parecido a los de los demás mamíferos; no solo en su forma  y estructura, sino también en su diámetro.
Es absolutamente imposible reconocer en el primer estado, distinción alguna entre el embrión del hombre y el de algunos mamíferos, pájaros o reptiles.
Hay fases primordiales  del desarrollo humano, que corresponden a ciertas conformaciones que persisten toda la vida, entre los peces inferiores, luego se convierte en anfibia; y sólo mucho más tarde es cuando aparecen  los caracteres particulares a los mamíferos.
El embrión del niño en la cuarta semana y de de un perro de la misma edad, de una tortuga de igual fecha o de un polluelo de cuatro días, se parecen hasta el punto de poderlos confundir.
La misma naturaleza, responde la pregunta con la embriogenia actual, pero cuando ya estamos totalmente formados, nos sobran órganos rudimentarios o atrofiados, que bajo el punto de vista fisiológico son totalmente inútiles y que no pueden ser más que un legado de nuestros antecesores.
Si el hombre o cualquier otro ser, hubiesen sido hechos desde el comienzo, con un objeto determinado, si hubiesen sido llamados a la vida por un creador, la existencia de esos órganos, no tendrían ninguna razón de ser.
La teoría de la descendencia, por el contrario, da con mucha sencillez la explicación y nos enseña que los órganos rudimentarios son partes del cuerpo, que a través de los siglos han quedado fuera de servicio.
El mismo testimonio ofrece también la anatomía comparada: el cuerpo del hombre aparece formado exactamente, como el de los animales que le precedieron.
Haeckel en su obra sobre la creación natural, presenta una lámina muy instructiva representando las extremidades anteriores, de nueve mamíferos diferentes: hombre, gorila, orangután, perro, foca, delfín, murciélago, topo y ornitorrinco. En estas nueve extremidades se encuentran siempre los mismos huesos, en un número igual, en la misma posición y agrupadas de un modo análogo.
Puede parecer  muy natural que la mano del hombre, difiera poco de la del orangután y del gorila, pero ha de parecer más sorprendente, que de la misma manera que ella, esté constituida, la pata del perro y la aleta pectoral de la foca, y del delfín, y la sorpresa subirá de punto, al ver los mismos huesos en el ala del murciélago, la pata del topo y la extremidad anterior del más imperfecto de los mamíferos, el ornitorrinco. Han variado en volumen, pero no en posición, agrupamiento y número.
Todas estas conclusiones están confirmadas por la Geología y Paleontología. Vemos pues, que todas la ciencias antropológicas, se unen para afirmar que el ser humano desciende, de una serie de diversos antepasados mamíferos.
Quién fue el precursor inmediato?  No pudo serlo  ninguna de las razas humanas inferiores que hoy existen, ni tampoco ninguna de las razas de monos que aun viven. Los hombres de los primeros tiempos de la edad de piedra, eran monos, antropoides, pero su raza  no ha sobrevivido.
Han ido desapareciendo los tasmanianos, esquimales, polinesios, etc.
La Tierra gira y el progreso transforma  al mundo.
Hay algunos hombres que prefieren ser descendientes de un Adán perfecto, que haberse elevado desde el simio progenitor.

Extracto de la obra “Noches de Luna”
 Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta
                                                 
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