sábado, 4 de octubre de 2014

Verdadera identidad

VERDADERA IDENTIDAD
¿Cuál es su identidad?
Cuando alguien le hace esa pregunta, es natural que usted busque un documento de identificación y lo presente a quien lo solicita, o bien que recite el número que  tiene guardado en la memoria.
¿Mas usted se dio ya cuenta de que ese documento de identidad es solamente valido para el mundo físico?
Cuando usted haga el gran viaje de retorno al mundo espiritual, dejará todo  lo que dice  respecto  a este mundo en la aduana del túmulo y seguirá solo con sus recursos personales.
Sus obras serán su identificación, ellas hablaran a favor o en contra de usted.
Por esa razón, vale la pena pensar en todo lo que diga respecto a los verdaderos valores de la vida.
Aunque usted tenga un valioso reloj de oro, lo que hablará a su favor será lo que haya hecho de sus horas.
 Aunque ocupe un cargo importante junto a los hombres, lo que hablará de usted será su autoridad moral.
Puede poseer ropa de marca y esmerarse en la apariencia, manteniéndose siempre impecable, pero su testimonio de defensa será el sentimiento con el que revistió sus acciones.
Aunque posea los calzados más caros y finos del mundo, su identidad serán sus pasos.
Aunque  se adorne  con las más bellas joyas y adornos raros, solamente las acciones en el bien le garantizaran la belleza del alma.
Por mas que posea títulos y honras, la honradez será la virtud que le abrirá las puertas de la felicidad.
Entendemos así que no serán las cosas que poseemos las que construirán nuestra identidad en el mundo espiritual, sino lo que efectivamente hayamos realizado.
En verdad, los bienes materiales no son obstáculos para la conquista de las virtudes, pero no pueden ser confundidos con estas.
Pensemos en la grandeza de las  credenciales de la madre Teresa de Calcuta, hermana dulce, del Dr. Bezerra de Menezes  y de tantos anónimos que dejaron la tierra en silencio y fueron recibidos con todas las honras en el Más Allá.
La Madre Teresa, en su simplicidad y humildad, jamás dejó de hablar con firmeza de los ideales nobles que defendió  delante de quien quiera que fuese.
Las autoridades mundiales se callaban ante aquellos dos ojos menudos que traían un brillo singular. Mas parecían dos estrellas incrustadas en un rostro marcado por los amargores  de la vida.
Hermana Dulce, una criaturita delgada y de salud frágil, era poseedora de una fortaleza sin igual. Su simple presencia ya daba noticias de su grandeza moral.
Dr. Bezerra de Menezes, conocido como médico de los pobres, fue reconocido político de nuestros padres, y jamás se dejó enredar en las mallas de la indignidad y de la insensatez. Se dedicó con amor a los sufridores de todo orden e hizo de su vida un ejemplo de dulzura.
¿De vuelta al mundo espiritual, será que estas personas precisarán presentar su identidad, o serán sus obras las que hablaran a su favor?
Considerando que todos tenemos que hacer el viaje de vuelta, más temprano o más tarde, sería oportuno que hiciésemos un pequeño balance en nuestro viaje para verificar cuantos bienes eternos ya hemos guardado.
Es más importante recordar que solamente podremos llevar con nosotros las adquisiciones  que tengan el sello de los bienes eternos.
¡Piense en eso!
Los bienes materiales son excelentes medios de evolución para los hombres, sin son usados con sabiduría y justicia.
Pero siempre vale la pena recordar  las sabias palabras  del Maestro de Nazaret: ¿”Qué adelanta  el hombre el ganar el mundo y perder su alma?”
¡Piense en eso!
Redacción de Momento Espírita
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El alma del hombre es como el agua: viene del cielo, se eleva hacia el cielo y vuelve después a la tierra, en un eterno ciclo.
(Goethe)
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               EMANCIPACIÓN MÁS ALLÁ DE        LA TUMBA
  
                    Si aspiras a comprender lo que es la emancipación espiritual para los que esperan la muerte, con las manos en el arado de las obligaciones fielmente cumplidas, oye a los compañeros encarcelados en las pruebas supremas de más atrás.
                  Pregunta a los invidentes que pasan la existencia buscando en balde mirar el colorido de las flores, como se comportarían, obteniendo, de improviso el don inefable de la visión, delante de la luz;
                     Examina los más íntimos anhelos de los paralíticos, que atraviesan largo tiempo sujetos en el catre de la aflicción, suspirando por andar;
                    Reflexiona en el martirio de los compañeros que amargan en el hospital el transitorio desequilibrio de la mente, sedientos de vovel al propio dominio;
                  Sonda la agonía silenciosa de los mudos que gastarían alegremente todas las fuerzas de que disponen, a fin de pronunciar breves palabras;
                 Registra los sollozos de los huérfanos pequeñitos, suplicando abrazo en el corazón materno;
                        Medita en la tortura constante de los que fueron expulsados del hogar, ajusticiados e infelices, soñando el regreso a los brazos que más aman;
               Relaciona los suplicios de los que yacen en las penitenciarias dispuestos a dar todo de sí mismos, por el perdón de las propias víctimas, de modo a aplacar las llamas del remordimiento que les revuelven las conciencias;
                 Cuenta las lágrimas de las madres desdichadas que ansían acariciar a los hijos domiciliados para más allá del sepulcro y de los cuales se separan, muchas veces, en las horas más bellas de la juventud;
                  Observa el tormento del alma que quedó sola en el mundo, tanteando en desesperación la losa en que vio desaparecer las últimas señales humanas de la otra alma, cuyo amor le resume la razón de ser;
                          Inventaría las pesadillas ignoradas de cuantos se curvan para la tierra, soportando los extremos achaques de la vejez corpórea, a la afición del viajero dentro de la noche, indagando a las estrellas de la oración por la hora del alma...
                          ¡Emancipación! ¡Todos los que estuvieron un día encadenado a las tinieblas de las pruebas conocen la grandeza de esa palabra!
                        Emancipación espiritual es el mensaje de la muerte, sin embargo, para que la muerte sea alegría y claridad, libertad y reencuentro, preciso es que hayamos sabido aceptar la escuela de la experiencia terrestre, aprendiendo a sufrir y servir en la vestidura física, a encharcarse de sudor en el trabajo digno, a fin de recibir las llaves de luz del hogar eterno, en la plenitud de la Vida Mayor.
                            Espíritu: Emmanuel  .-Psicografia: Francisco Candido Xavier 
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                    Los niños  ( Comunicado Mediúmnico )

" Queridos hermanos: A veces me acerco a vosotros, estoy escuchando y ayudando a que realicéis este trabajo de amor espiritual para los seres que os necesitan. Hay quienes sufren mucho, otros, simplemente están dormidos, pero necesitan despertar y seguir su camino de evolución.

Hoy quiero hablaros de un tema muy entrañable para mí: «los niños». ¡No sabéis como los amo y qué sentimientos despiertan en mí!. Cuando yo estaba en la Tierra, gustaba de observarles, hubiera pasado horas enteras contemplándoles.

Me atraían sus cuerpecitos tan débiles, y sus ojos inmensos, mirándoles creía ver en ellos la inocencia con que vienen al mundo. Después al verlos crecer, veía las distintas situaciones que envolvían sus vidas. Y aquellos infantes que nacieron tiernos e indefensos y aparentemente inocentes, no eran felices.



Muchos niños tienen una infancia relativamente feliz, pero así y todo padecen contratiempos y problemas, tanto en el aspecto afectivo o de salud. Otros sufren situaciones aún más graves, enfermedades incurables, abandono, vejaciones o malos tratos.

Entonces cabe preguntarse, ¿por qué sucede todo esto?. Por poco que meditéis, os daréis cuenta de que cada niño trae su historia, decenas de historias a veces, tan evidentes diferencias demuestran que existe una preexistencia. Leyendo en el inmenso libro de la infancia desvalida podemos aprender la profunda lección, de que los niños de hoy sufren los graves errores del hombre del ayer.

Una lección simple pero importante. Ojead página tras página, material no os ha de faltar, estudiad con detenimiento la vida de los niños. Observaréis que no todos poseen, ni mucho menos, el mismo grado de inteligencia, de capacidad para poder aprender, a veces, las cosas más simples. Y comprobaréis también como sus sentimientos, así que se van desarrollando como personas, en algunos de ellos son elevados, sublimes, con inmensos deseos de amar a los demás. Otros al contrario, demuestran unos sentimientos mezquinos ya desde su más tierna infancia.

Analizando encontraréis la respuesta razonable a esta pregunta. ¿Por qué no todos los niños son iguales?. Por ley de evolución nacen con sus vidas marcadas, como si una fuerza muy grande y misteriosa trazara sus destinos, en ocasiones desgarradores, y en otras, son vidas que se dirigen hacia cumbres esplendorosas.

Hermanos amad, no sólo a los niños, a todo ser que sufre, apoyadle y ayudadle. Este ser es la prueba evidente de un pasado tormentoso, de errores cometidos en lejanas épocas, es por ello que necesita que alguien le ayude a sobrellevar su carga. No olvidéis que todos los espíritus en un determinado momento, hemos necesitado que nos ayudaran y apoyaran a dar los difíciles e inciertos pasos hacia el Equilibrio y a la Luz. Amados, ayudando aprenderéis, vuestros horizontes se ensancharán y la Luz llegará a vosotros iluminando el camino que debéis recorrer.

La Luz os acompañe. Adiós. Igualada, 09-01-93

Tomado por M. Dolors Figueras de Pinceladas Espirituales (contactos con el Más Allá)





viernes, 3 de octubre de 2014

Los sueños

LOS SUEÑOS
El sueño, para el cuerpo físico, es una muerte de todos los días, aparente e incompleta, durante la cual el espíritu no pierde  su integridad, cesando solamente la actividad de los órganos de relación con el mundo exterior; más en compensación, el Espíritu, el sueño le abre  las puertas de los sueños, hendijas más o menos grandes hacia la visión de extrañas escenas del mundo extraño del Más Allá, sus paisajes,  de coloridos bizarros , sus luces intensas y maravillas, sus misteriosos habitantes.
El sueño en si mismo, es un fenómeno físico, un estado de transición que conduce a los sueños – que son fenómenos de lucidez.
Todo el mundo duerme, seres y cosas, por lo menos aparentemente. Un tercio de nuestra vida, como mínimo lo pasamos durmiendo.
Durante el día y por la influencia del Sol, cuya luz destruye las emanaciones fluídicas maléficas, predomina el dinamismo de las fuerzas materiales, regidas por la inteligencia; más, cuando el Sol se va y cae la noche, pasan a imperar las fuerzas negativas del Mundo Espiritual inferior y el cuerpo humano se adormece, entonces, bajo su dominio.
El sueño adviene para unos por una congestión cerebral (hiperemia de los vasos sanguíneos del cerebro)
Para otros, es justamente lo contrario: ocurre una anemia  cerebral (isquemia  de los mismos vasos) lo que quiere decir que durante el sueño los vasos se dilatan y desagotan la sangre del cerebro.
Al lado de estas explicaciones está la teoría de las neuronas, células nerviosas cuyas prolongaciones  retraen durante el sueño interrumpiendo el paso de la corriente vital, la que restablecen al despertar, distendiendo las referidas prolongaciones y poniéndolas de nuevo en contacto.
El sueño puede resultar también de una asfixia periódica del cerebro y, para el viejo Aristóteles, adviene de la acción de las tomaínas existentes en los residuos digestivos.
En contraposición, hay otros que afirman que, justamente dormimos para desintoxicarnos, siendo el sueño una función  defensiva del organismo.
El organismo  físico, en la vigilia, gasta energías, que recupera en el reposo del sueño. La ciencia descubrió que en el momento del sueño ocurre una inversión de las ondas cerebrales, del cerebro posterior hacia el interior.
El sueño, se da, con el abandono provisorio del cuerpo por el Espíritu, de la misma forma que en la muerte, cuando el abandono es definitivo.
Veamos diversas teorías científicas sobre los sueños:
Freud dice que los sueños se originan  en los deseos reprimidos: no pudiendo el hombre satisfacerlos en la vida normal, se esfuerza en vivirlos cuando se duerme.
Mauri dice que los sueños resultan de los automatismos psicológicos; de cerebraciones  inconscientes o de asociaciones de ideas que, como es natural, originan imágenes mentales.
Según Saint – Denis en los sueños existe  el desenvolvimiento natural y espontaneo de una serie de reminiscencias.
Delboeuf admite  la conservación indefinida de impresiones que Richet bautizó con el nombre de pantomnesia (reminiscencia universal)
Conan Doyle admite solamente dos especies de sueños: los resultantes de experiencias hechas  por el Espíritu libre y las provenientes de la acción confusa  de las facultades inferiores, que permanecen  en el cuerpo cuando el Espíritu se ausenta.
Flammarión, Rosso de Luna, Dunne, Lombroso, Materlink y muchos otros estudiaron también el fenómeno y dejaron a cerca de él interesantes pero no concluyentes teorías.
Podemos clasificar los sueños en dos categorías: los sueños subconscientes y los sueños reales.
Los sueños del subconsciente  son reproducción de pensamientos, ideas e impresiones que afectan  nuestra mente  en la vigilia; hechos comunes de la vida normal que se registran en los recovecos de la memoria  y que durante el sueño, continúan preocupando al Espíritu, con mayor o menor intensidad. Esos elementos, subiendo del subconsciente se empujan  los unos a los otros, si se puede decir así, y forman verdaderos  enredos con reminiscencias  presentes y pasadas, tornando tales sueños casi siempre de difícil comprensión, justamente por ser confusos, complejos extravagantes.
En esos sueños subconscientes entran también otros factores, como: el temperamento imaginativo o emocional del individuo, sus resabios, mayormente los de naturaleza sexual, perturbaciones fisiológicas momentáneas, etc. Los durmientes  ven, en tales sueños, solo cuadros formados en su propia mente subconsciente, puesto que tales sueños son únicamente producto mental inferior de ellos mismos.
Finalmente, lo que define  y caracteriza, además de su aspecto confuso  y neblineo, es la incoherencia, la falta de nitidez, de luz, de colorido.
Los sueños reales mientras el cuerpo físico reposa, el Espíritu pasa a actuar en el plano espiritual, en el cual tiene más o menos libertad de acción, según su propia condición evolutiva. Unos se conducen libremente, otros quedan en la dependencia de terceros, más todos son atraídos hacia lugares que les son afines o correspondientes.

Son, por tanto, aquello que ve, oye o siente; los contactos que hace con personas o cosas de esos lugares o esferas de acción y que constituyen los sueños reales que, como bien se comprende, no son mas elaboraciones de la mente subconsciente individual sino perfectas visiones, directas y objetivas de esos mundos, verdaderos desdoblamientos, exteriorizaciones involuntarias del Espíritu.
Los encarnados, sujetos coma están a las leyes que rigen el piano material, no se liberan de ellas sino con la desencarnación y, por eso, así cuando están exteriorizados durante el sumo, las leyes prevalecen manteniendo los velos de oscuridad vibratoria entre los dos mundos.
Esa es la razón porque los sueños, incluso los reales, son normalmente indistintos, nebulosos, de difícil recordación. Por eso también es que cuando hay necesidad de obviar ese estado de cosas, haciendo que los sueños sean más fácilmente recordables, los agentes de lo invisible lanzan en la mente del durmiente poderosas sugestiones, fácilmente transformables al despertar, en forma de imágenes mentales y cuadros alegóricos representativos de las enseñanzas, advertencias o experiencias que el durmiente debe recordar.
Acostumbran también conducir al adormecido a regiones o instituciones del Espacio, proporcionándole contactos y experiencias necesarias a su aprendizaje espiritual, de los cuales el recuerdo, por el referido procedimiento, siempre en alguna forma permanece.
Y si eso acontece en relación a los Espíritus buenos, también sucede con los malos que, valiéndose de la ley de afinidades vibratorias se apoderan de los durmientes y los conducen hacia sus antros, inoculándoles o alimentando en sus mentes desprotegidas ideas o tendencias maléficas.
Los médiums, pues, que se guarden de esas infelices posibilidades, purificándose en cuerpo y Espíritu para que su tonalidad vibratoria se eleve orando y vigilando como el Divino Maestro recomendó.
Conforme, empero, a su desarrollo espiritual, puede el Espíritu así desdoblado viajar por varias regiones espirituales, verlas y comprenderlas, instruirse y penetrar acontecimientos pasados o futuros del sector de los llamados sueños simbólicos o proféticos.
En ese mundo diferente, en el cual ingresamos diariamente, muchas cosas están a nuestra disposición, como auxilio a nuestro esfuerzo evolutivo: material de estudio, elementos de investigación, contactos reparadores, consejos e instrucciones de amigos desencarnados o no y de instructores espirituales.
La luminosidad, la nitidez, la claridad, la lógica y el colorido, he ahí las características inconfundibles de esos sueños reales, únicos verdaderos.
Lo que es necesario que tengamos durante esos sueños es una relativa conciencia de lo que sucede, y eso solo podemos conseguirlo, normalmente, por medio de continuados ejercicios de autoeducación y disciplina miento de la voluntad, los que deben ser hechos diariamente, antes de adormecernos, y con un previo entendimiento con el guía espiritual.
Pocos son los que al despertar recuerdan esa vida exquisita que vivieron durante el sueño. En general solo nos recordamos del último sueno, lo que antecedió al despertar, y este mismo es luego borrado de la memoria con la sucesión de los acontecimientos materiales inmediatos.
En el libro Los Mensajeros Espirituales, capitulo XXXVII, André Luiz, refiriéndose a los encuentros que se dan durante el sueño, dice: "Estas ocurrencias se dan todas las noches por millares en los círculos terrestres. En la mayoría de los hermanos encarnados el sueno apenas refleja perturbaciones fisiológicas o sentimentales a las que suelen entregarse; sin embargo, existe un gran número de personas que, con más o menos precisión, son aptas para desenvolver este intercambio espiritual".
Vivimos actualmente en la carne con la pérdida de más de un            tercio de nuestra vida consciente, la cual escapa a nuestro control por entre las brumas y el olvido del sueño.
El problema está, pues, en obtener de a poco ese dominio, viviendo conscientemente, tanto de día como de noche, en la vigilia como en el sueño, para que la luz de la verdad triunfe sobre las sombras de la muerte y para que la vida se manifieste en su realidad  de como es: eterna.
Otro medio de conservar la conciencia al despertar es desarrollando el chacra coronario.
Estas facultades de lucidez, tan bellas y tan otiles, abren al
El médium educado y consciente un mundo extraordinario de conocimientos y revelaciones espirituales. Transforman al hombre en un ser diferente, dado que le confieren el poder de vivir en dos mundos, incluso estando encarnado. Ampliase para los ilimitados horizontes que abarcan mucho del Universo y le permitirán comprender muchas de las grandezas de la Creación Divina.
Mas es preciso educación y desenvolvimiento metódico y progresivo, lo que solo se tornara posible cuando el Espíritu esté en condiciones de merito propio, cuando sea digno de poder merecer la preciosa colaboración indispensable de los asistentes espirituales competentes.
Muchos procedimientos son utilizados para ese desenvolvimiento, siendo los más comunes, para la videncia, por ejemplo, los del grupo de cristal o videncia, esto es: la fijación de superficies lisas y brillantes como sean bolas de vidrio, botellas o copas conteniendo agua, espejos, lentes, objetos de metal pulido, fuentes de agua, borrones de tinta y la propia huía convenientemente pulida.
No habiendo mediúmnidad-tarea, ningún procedimiento material o artificial dará resultado si, desde el punto de vista moral, o según las necesidades de su propia evoluci6n, el individuo no fuere digno.
Las superficies brillantes provocan una auto-hipnotización que nada resuelve en definitivo, puesto que si los asistentes invisibles nada proyectan sobre tales superficies nada podrá ser visto; sin embargo, los guías acostumbran aconsejar a veces tales procedimientos con la intención de obligar al estudiante a realizar ejercicios de concentración, familiarizándose con la disciplina mental.
Acostumbran también actuar directamente sobre los médiums en desarrollo, aumentando sus vibraciones de la glándula pineal y proyectándoles durante el sueño o en el semi-sueño cuadros simbólicos en el campo de la visión. Se valen también del ambiente formado en las sesiones espiritas bien conducidas para producir tales fenómenos, por tener en esas ocasiones, a su disposición, cargas poderosas de fluidos apropiados a las formaciones ideo plásticas.
Mas, repito, para el desenvolvimiento de esas facultades la condición esencial es la reforma individual del médium con la purificación de sus pensamientos y actos, porque de eso dependerá la elevación de su vibración periespiritual a un nivel compatible con la producción de tales fenómenos, esto es, al nivel de las vibraciones del piano espiritual.
Merchita
Extraído del libro “Mediúmnidad” Edgard Armond

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             Como hacer milagros

     Lo que viene de Dios es sublime, es la perfección. 
     Si miramos el universo y toda la matemática que envuelve las leyes que componen la estructura de su equilibrio, nos maravillamos con la sabiduría de esta Causa Primera de todas las cosas.  
     Albert Einstein decía que; O creemos en milagros, o creemos que todo es un milagro…y así lo es.
¡Todo es un milagro! 
Los científicos que estudian el interior de los átomos, son totalmente conscientes de que sin esta conciencia exterior a la materia, ni siquiera existiríamos. Proclaman con mucha propiedad que, en verdad, la materia no existe y todavía llevará mucho tiempo para  concienciarnos de eso.
    Estamos en este mundo, encarnados bajo los impositivos de la “aparente materia” y tendremos que aprender a lidiar con los estímulos que recibimos a través de nuestras zonas de contacto, los sentidos que disponemos para vivenciar cuando estamos encarnados y que son muy limitados.
    La propia concepción de lo que tenemos delante de nosotros está vinculada a las limitaciones de nuestros sentidos. 
    En verdad, no accedemos directamente a la materia... por la visión, la materia refleja la luz que nos llega por el campo de vibración electromagnética, hasta impresionar nuestra retina, transformandose en un pulso neuronal que viaja a nuestro cerebro y ahí el cerebro de algún modo "deduce" la presencia de la materia...
    Estoy restringiéndome a las impresiones visuales, para ahorrar espacio en el texto.     Cada uno de los sentidos tiene su propia forma de lectura del ambiente por donde está moviéndose el espíritu encarnado.
¿Estas leyendo este texto ahora en tu ordenador? 
Pues es otro milagro…Lo que escribo en ese teclado, es traducido en señales binarias matemáticas, transformadas en impulsos electromagnéticos que viajan en forma de luz por cables ópticos que van a un satélite que está en el espacio, fuera de la Tierra y después hacen el retorno hasta tu ordenador, donde son descodificados para que los leas en estos momentos. Lo que lees ahora es pensamiento, palabra escrita, luz y onda electromagnética al mismo tiempo…
¡Milagro!
     Según el Evangelio según el Espiritismo: El tránsito de los espíritus por la vida corporal es necesario para que éstos puedan cumplir, con el auxilio de una acción material, los designios cuya ejecución les confía Dios; es necesario para ellos mismos, porque la actividad que están obligados a desplegar, ayuda al desarrollo de la inteligencia.
     Es una oportunidad única y bendita, la encarnación, la vida como la entendemos.
     Para muchos de nosotros ese milagro que es la vida, es un milagro a ser descubierto. Motivados por una falsa concepción de la realidad, vemos nuestro mundo y nuestra vida como un castigo, una prueba constante, donde la felicidad es una meta inalcanzable y de hecho lo es…para los que no intentan lograr el éxito. 
    En primer lugar, no estamos solos en nuestra faena. Compartimos sueños, ideales, afinidades…
     ¿No está escrito en el libro de los Espíritus que los espíritus se agrupan por afinidades, encarnados o no? Entonces reconozcamos los que comparten nuestros ideales, principios y valores.
     Somos un equipo y cuanto más unidos, mas probabilidad tenemos de alcanzar nuestras metas.
      No esperemos la perfección de nuestro hermano, porque tampoco la podemos ofrecer, pero aceptemos al próximo tal como es, así como “Yo” me acepto como “Yo soy” : - ¡Un milagro!
   Dejemos ese rancio vicio de tristeza, ese miedo a ser feliz y descubramos como hacer para que las cosas acontezcan. Los éxitos que tenemos nos llenan de alegría, pero en verdad, los fracasos y decepciones nos enseñan mucho más. 
   ¿Entonces porque no agradecer por ellos también? 
    Dejemos de ser victimas de los problemas y pasemos a escribir nuestra propia historia. Tenemos el derecho de ser felices, aquí y ahora, pues esta felicidad es independiente de lo que captamos del exterior por nuestros sentidos, tan limitados y tan primitivos. Depende si, de la manera como encaramos los estímulos externos que la vida nos da.
     ¿Quien ha dicho que ser feliz es tener una vida perfecta?  Si aquí estamos para desarrollar la inteligencia, debemos agradecer a Dios por todos los obstáculos que nos ha proporcionado y permitido que los tengamos, pues sin ellos no habría como desarrollarla.
    ¿Y la fe que solamente se desenvuelve con las dificultades,o la paciencia  que se desenvuelve con los enfermos del entendimiento?
     Si la tristeza nos hace reflexionar, es mejor aún cuando pensamos lo que podemos hacer para aminorar o extinguir la tristeza de nuestro prójimo.
     Cuando así pensamos, el milagro empieza a operar a partir de nosotros y entonces ya somos parte de ese Milagro de la creación, no solo como observador, sino como coautor de ese milagro…
     El Evangelio según el espiritismo dice que la fe verdadera es contagiante.Contagiemos entonces a todo y a todos.
    Hagamos el milagro del Amor, que todo alcanza, cura, cambia y renueva.
Aquí estamos para hacer milagros, pues en verdad, es lo que somos.
 Cassio
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LA ERRATICIDAD

Mientras las almas desprendidas de las influencias terrenas se constituyen en grupos simpáticos, cuyos miembros se amen, se comprendan, vivan en perfecta igualdad, en completa felicidad, y los Espíritus que aun no pudieron domar sus pasiones llevan una vida errante, desordenada, y que,  sin ofrecer  sufrimientos, los deja, con todo, sumergidos en la inseguridad e inquietud. Es a eso lo que se llama erraticidad; es la condición de la mayoría  de los Espíritus que vivieron en la Tierra, ni buenos ni malos, sin embargo débiles y muy inclinados a las cosas materiales.
Se encuentran en la erraticidad  multitudes inmensas, siempre agitadas, siempre en busca de un estado mejor, que se les escapa. Numerosos Espíritus fluctúan indecisos entre lo justo  y lo injusto, entre la verdad y el error, entre la sombra y la luz. Otros están sepultados en aislamiento, en la oscuridad, en la tristeza,  siempre a la procura de una benevolencia, de una simpatía que pueden encontrar.
La ignorancia, el egoísmo, los vicios de toda especie reinan aun en la erraticidad, donde la materia ejerce siempre su influencia. El bien y el mal ahí se chocan. Es de alguna suerte el vestíbulo de  los espacios luminosos, de los mundos mejores. Todos  ahí pasan  y se demoran más para después elevarse.
La enseñanza de los Espíritus sobre la vida más allá del túmulo nos hace saber que en el espacio no hay lugar alguno destinado a la contemplación estéril, a la beatitud ociosa. Por todas partes, bandadas, enjambres de almas suben, descienden, e agitan en medio de la luz o en la región o en la región de las tinieblas. En ciertos puntos se ve gran número   de oyentes recibiendo instrucciones de Espíritu adelantados; en otros, se forman grupos para festejar a los recién llegados.     Aquí, los Espíritu combinan  lo fluidos, le infunden mil formas, mil coloridos maravillosos, los preparan  para lo delicados fines a que fueron destinados por los Espíritus superiores; allí, ajustamientos sombríos, perturbados, se reúnen alrededor de los globos  y los acompañan en sus revolucione, influyendo así, inconscientemente, sobre los elementos atmosféricos. Espíritus luminoso, más  veloces que el relámpago, rompen esas masas para llevar  el socorro  y consuelo a los desgraciados que los imploran. Cada uno tiene su papel y concurre  para la gran obra, en la medida de su merito y de su adelantamiento. El Universo  entero evoluciona. Como los mundos, los espíritus  pro siguen su curso eterno, arrastrados para un estado superior, entregados a diversas  ocupaciones.  Realizan progresos, adquieren ciencia, sofocan el dolor, calman los remordimientos, amores, expiación, devoción, sacrificio, todas esas fuerzas, todas esas cosas estimulan,  lo impulsan y precipitan en la obra; y, en esa inmensidad  sin límites, reinan incesantemente el movimiento  y la vida. la inmovilidad  y la inacción es el retroceso, es la muerte. Bajo el impulso de la gran ley, seres y mundos, almas y soles, todo gravita y se mueve  en la órbita gigantesca trazada por la voluntad divina.
 (León Denis – Obra Después de la Muerte.

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jueves, 2 de octubre de 2014

La encarnación de los Espíritus


LA ENCARNACIÓN DE LOS ESPÍRITUS


El Espiritismo enseña de que manera se opera la unión del Espíritu con el cuerpo, en la encarnación.
Por su esencia espiritual, el Espíritu es un ser indefinido, abstracto, que no puede tener acción directa sobre la materia, siéndole indispensable un intermediario, que es la envoltura fluídica, la cual, de cierto modo, hace parte integrante de él. Esa envoltura es semimaterial, es decir, pertenece a la materia por su origen, y a la espiritualidad por su naturaleza divina. Como toda materia, es extraída del fluido cósmico universal que, en esa circunstancia, sufre una modificación especial. Esa envoltura, denominada supraespíritu, hace de un ser abstracto, del Espíritu, un ser concreto, definido, comprensible por el pensamiento. Lo Torna apto para actuar sobre la materia tangible, conforme se da con todos los fluidos imponderables, que son, como se sabe, los más poderosos motores.
El fluido supraespiritual constituye, pues, el trazo de unión entre el Espíritu y la materia. Siempre que aquél se encuentra unido al cuerpo, le sirve de vehículo al pensamiento, para transmitir el movimiento a las diversas partes del organismo, las cuales actúan bajo el impulso de su voluntad y para hacer que repercuten en el Espíritu las sensaciones que los agentes exteriores produzcan. Le sirven de hilos conductores los nervios como, en el telégrafo, al fluido eléctrico le sirve de conductor el cable metálico.
Cuando el Espíritu tiene que encarnarse en un cuerpo humano en vías de formación, un lazo fluídico, que no es más que una expansión de su supraespíritu, o unión al embrión lo atrae por una fuerza irresistible, desde el momento de la concepción. A medida que el embrión se desenvuelve, el lazo se acorta. Bajo la influencia del principio vito‑material del embrión, el supraespíritu, que posee ciertas propiedades de la materia, se une, molécula a molécula, al cuerpo en formación, donde puede decirse que el Espíritu, por intermedio de su supraespíritu, se enraíza, de cierta manera, en ese embrión, como una planta en la tierra. Cuando el embrión llega a su pleno desarrollo, la unión es completa; nace entonces el ser para la vida exterior.
    Por un efecto contrario, la unión del supraespíritu y de la materia carnal, que se efectuara bajo la influencia del principio vital del embrión, cesa, desde que ese principio deja de actuar, en consecuencia de la desorganización del cuerpo. Siendo mantenida por una fuerza activa, tal unión se deshace, luego que esa fuerza deja de actuar. Entonces, el supraespíritu se desprende, molécula a molécula, conforme se uniera, y al Espíritu es restituida la libertad. Así, no es la partida del Espíritu la que causa la, muerte del cuerpo, sino que esta es la que determina lpartida del Espíritu.
     Dado que, un instante después de la muerte, es completa la integración del Espíritu; que sus facultades adquieren hasta mayor poder de penetración, al paso que el principio de vida se encuentra extinguido del cuerpo, queda evidentemente probado que son distintos el principio vital y el principio espiritual.

Del Libro: “Génesis” – Capítulo XI   

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Centros Vitales – (Chakras)

(Centros de fuerza - Puntos de fuerza - Centros

 morfogénicos)
 

Cardíaco - Cerebral - Coronário - Esplênico - Gástrico - Genésico - Laríngeo

Estudiando en el plano en que nos encontramos, en la posición de criaturas desencarnadas, el cuerpo espiritual o psicosoma es, así, el vehículo físico, relativamente definido por la ciencia humana, con los centros vitales que esa misma ciencia, porque no puede indagar y reconocer.
 
En el periespíritu poseemos todo el equipamiento de recursos automáticos que gobiernan los billones de entidades microscópicas al servicio de la Inteligencia, en los círculos de acción en que nos retrasamos, recursos esos adquiridos vagamente por el ser, en milenios y milenios de esfuerzo y recapitulació n, en los múltiples sectores de la evolución anímica.

Es así que, rigiendo la actividad funcional de los órganos relacionados por la fisiología terrena, en ellos identificamos:

• El centro coronario, instalado en la región central del cerebro, sede de la mente, centro que asimila los estímulos del Plano Superior y orienta la forma, el movimiento, la estabilidad, el metabolismo orgánico y la vida consciente del alma encarnada o desencarnada, en las cintas de aprendizaje que le corresponden en el abrigo planetario. El  centro coronario supervisa, aun, los otros centros vitales que le obedecen el impulso, procedente del Espíritu, así como las piezas secundarias de una fábrica responden al comando de la pieza-motor de que se sirve el aprendizaje del hombre para ordenarlas y dirigirlas. 
De esos centros secundarios, entrelazados en el psicosoma y, consecuentemente, en el cuerpo físico, por redes plexiformes, destacamos:

•                    El centro cerebral contiguo al coronario, con la influencia decisiva sobre los demás, gobernando el córtex encefálico en la sustentación de los sentidos, marcando la actividad de las glándulas endocrinas y administrando el sistema nervioso, en toda  su organización, coordinación, actividad y mecanismo, desde las neuronas sensitivas hasta las células efectivas; 

•                    El centro laríngeo, controlando notadamente a respiración y la fonía;  

•                    El centro cardíaco, dirigiendo la emotividad y la circulación de las fuerzas de base;    

•                    El centro esplénico, determinando todas las actividades en que se expresa el sistema hemático, dentro de las variaciones de medio y volumen sanguíneo;    

•                    El centro gástrico, responsabilizándose de la digestión y absorción de los alimentos densos o menos densos que, de cualquier modo, representan concentrados fluídicos penetrándonos la organización.  

•                    El  centro genésico, guiando el modelo de nuevas formas entre los hombres o el establecimiento de estímulos creadores, con vistas al trabajo, a la asociación y a la realización entre as almas. 
André Luiz  (Uberaba, 19 de Janeiro de 1958) 


El periespíritu – cuerpo de materia rarefacta – está íntimamente regido por siete centros de fuerza, que se conjugan en las ramificaciones de los plexos y que, vibrando en sintonía unos con los otros, por el poder de la mente, establecen para nuestro uso, un vehículo de células eléctricas (como un campo magnético). 
 La compleja tesitura psicosomática presenta, lo que todo indica, un número considerable de “puntos de fuerza”, responsables por la distribución da energía vital (“neuropsíquica”  y por el equilibrio fisiológico del organismo físico.

En los Vedas, ya se sabía  su existencia. Y mucho antes los chinos con base en el Taoísmo.  
Según se comprende, es através del doble etérico, con sus recursos vitales (“emanaciones neuropsíquicas”) que os centros de fuerzas del periespíritu, componiendo un complejo sistema de redes de intercomunicació n e interacción energética, sustentan la organización somática, haciendo posible que cada célula física reciba de la respectiva célula psicosómatica, su matriz anatómica y fisiológica, la energía necesaria a su sustentación. 

La tradición oriental denomina esos centros como chakras o tchacras (del sánscrito: rueda, círculo, disco, órbita), se localizarían, en un segundo cuerpo, sutil, matriz del físico. 

Son siete los chakras citados (en sánscrito: sahasrâra, situado en lo alto de la cabeza; ajna, en la región frontal del cerebro; vishuddha, en la región do cuello; anâhata, sobre el corazón; manipula, en la región del estómago; swadhisthana, a la altura del bazo, y mulâdhâra, situado en la parte inferior de la columna vertebral). 

El periespíritu rige la vida física, dinamizando la energía vital aglutinada en el llamado doble etérico, a través de sus centros de fuerza.  Como estos se proyectan en el doble etérico, de naturaleza más próxima a la del cuerpo material, reflejándose en este, se hace posible su detectarla por instrumentación física. 

Nuestro cuerpo de materia rarefacta (periespíritu) está íntimamente regido por siete centros de fuerza (coronario, cerebral, laríngeo, cardíaco, esplénico, gástrico y genésico), los cuales se conjugan en las ramificaciones de los plexos y que, vibrando en sintonía unos con los otros, al influjo del poder directriz de la mente, establecen para nuestro uso un vehículo de células eléctricas, que podemos definir como un campo electromagnético, en el cual el pensamiento vibra en circuito cerrado.
ANDRÉ LUIZ - Psicografado por Francisco Cândido Xavier 
Trabalho de João Gonçalves Filho

Es bajo el comando de los centros vitales del psicosoma que se procesa la interacción energética total entre el cuerpo físico y el periespíritu.   Identificados por algunos científicos como “centros morfogénicos”.  En las fases de intermisión los centros vitais nada pierden en importancia, en la sustentación del dinamismo periespírico, aunque con algunas transformaciones importantes, principalmente, en los centros gástrico y genésico, como informa André Luiz (Espíritu). 

La exteriorización de los centros vitales se procesa asociando conocimiento magnético y sublimación espiritual, los científicos humanos llegaron, por sí mismos, a la realización referida, como ya alcanzaron nociones preciosas en cuanto a la regresión de la memoria y exteriorización de la sensibilidad. 
    -Claribel Díaz
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EL ESPIRITISMO EXPERIMENTAL
Blog dos Espíritas

Por Léon Denis


En nuestros días, más que nunca, el espiritismo llama la atención del público. Se habla con  frecuencia de casas encantadas, de fenómenos de telepatía, de apariciones  y materializaciones  de espíritus.
La Ciencia, la Literatura, el Teatro y la Prensa de ello se ocupan constantemente, por cuanto las experiencias del Instituto Metapsíquico, los testimonios del gran escritor inglés Conan Doyle  y las averiguaciones hechas por algunos periodistas parisienses dan a esta cuestión un carácter de actualidad permanente.
Examinemos, pues, este problema, y averiguaremos por qué el Espiritismo, tan frecuentemente sepultado, siempre reaparece, creciendo, día a día, en numero de sus partidarios.
¿No es, acaso, una cosa extraña?.
Tal vez, en la Historia, jamás se haya producido nada igual.
Nunca se vio un conjunto de hechos, considerados imposibles al principio, cuya idea provocaba, en general, antipatía, recelo, desdén; hechos que excitaban la hostilidad de varias instituciones seculares, acabaron por imponerse a la atención y hasta la convicción  de hombres cultos, competentes, autorizados  por sus funciones  y por su carácter.
Esos hombres, inicialmente escépticos, terminaron por reconocer  y afirmar la realidad de los aludidos fenómenos, después de estudiarlos, investigar  y experimentar.
El ilustre sabio inglés William Crookes, conocido en el mundo entero, por el descubrimiento del estado radiante de la materia, y que durante tres años obtuvo, en su casa, materializaciones del espíritu Katie King, en condiciones de control riguroso, decía, a propósito de esas manifestaciones: “Yo  no digo que esto sea posible, yo digo: esto es”.
Oliver Lodge, rector  de la Universidad de Birmingham, miembro de la Sociedad Real, escribió:
“Fui, llevado, personalmente, a la certeza de la existencia futura, por pruebas que reposan sobre una base estrictamente científica”.

Federico Myers, profesor de Cambridge – a quien o Congreso Oficial Internacional de Psicología de Paris, en 1890, eligió Presidente de Honra –  en su admirable libro – La Personalidad Humana, llego a la conclusión de que  voces y mensajes nos vienen del Más Allá del Túmulo.
Hablando de la médium Sra. Thompson, Myers escribe: “Creo que la mayoría de  esos mensajes vienen de espíritus que se sirven, temporalmente, del organismo de los médiums para transmitirlos a  nosotros.
El célebre profesor Cesare Lombroso, de Turín, dice en la Lectura: “Los hechos  observados en las casas frecuentadas por fantasmas, en las cuales, durante años, se reproducen apariciones y ruidos, de acuerdo con el relato de muertes trágicas, y sin la presencia de ningún médium, atestan a favor de la acción de los muertos. Con frecuencia, se trata de casas deshabitadas, donde esos fenómenos se producen durante varias generaciones, y, muchas veces, durante siglos.”
El Sr. Boutroux, filosofo bien conocido, disertaba, en sus brillantes conferencias acerca de los espíritus y las comunicaciones mediúmnicas, asegurando que: “La puerta del subconsciente es la abertura por donde lo divino entra en el alma humana.
“Algunas  veces, - decía – las revelaciones espiritas son tan extrañas que parece, efectivamente, estar, el médium, en comunicación con diferentes seres de los que le son accesibles normalmente.”
William James, rector de la Universidad de Harvard, New York, eminente psicólogo fallecido hace algunos años, afirmaba la probabilidad de las comunicaciones con los muertos, en su estudio publicado en el año 1909, en Proceedings, acerca  de su amigo Hodgson, ya fallecido que venía a conversar con el por la mediúmnidad de la señora Piper. James escribía que: “Estos fenómenos dan la impresión irresistible de que es realmente la personalidad de Hodgson, con sus características propias” y, más adelante: “El sentimiento de los asistentes era de que conversaba con el verdadero Hodgson”.
El origen del Espiritismo, el Espiritualismo Moderno, está en América.
En realidad, los fenómenos del Más Allá del Túmulo se encuentran en la base de todas las grandes doctrinas del pasado. En casi todos los tiempos, el mundo de los vivos mantuvo relación con el Mundo Invisible. Sin embargo, en la India, en Egipto y en Grecia, esos estudios eran privilegio de un pequeño número de investigadores  y de iniciados, y sus resultados se ocultaban cuidadosamente.
 Para que ese estudio fuese accesible a todos, y se conociesen las verdaderas leyes que rigen el Mundo Invisible; para enseñar a los hombres  a ver en esos fenómenos, no un orden de cosas sobrenaturales, más si un dominio ignorado de la naturaleza y de la vida, era necesario el trabajo enorme de los siglos, todos los descubrimientos de la Ciencia, todas las conquistas del espíritu humano sobre la materia.
Era preciso que el hombre conociese su verdadero en el Universo, que aprendiese a medir la debilidad de sus sentidos y su impotencia para explorar, por sí mismo y sin ayuda, todos los dominios de la naturaleza viva.
La Ciencia, con sus inventos, atenuó esa imperfección de nuestros órganos.
El telescopio abrió a nuestros ojos los abismos del espacio, el microscopio nos reveló  lo infinitamente pequeño: así surgió la vida, tanto en el mundo de los infusorios como en la superficie de los globos gigantes que giran en la profundidad de los cielos.
La Física descubrió las leyes que regulan la transformación de las fuerzas y la conservación de la energía y, también, las leyes que mantienen el equilibrio de los mundos.
La radioactividad de los cuerpos reveló la existencia de poderes desconocidos e incalculables: rayos X, ondas hertzianas, irradiaciones de todas las clases y de todos  los grados.
La Química nos hizo conocer las combinaciones de la materia. El vapor y la electricidad vinieron a revolucionar la superficie del globo, facilitando las relaciones entre los pueblos y las manifestaciones del pensamiento, para que las ideas resplandezcan y se propaguen todos los puntos de la esfera terrestre.
Hoy, el estudio del Mundo Invisible viene a completar esa magnífica ascensión del Pensamiento y de la Ciencia. El problema del Más Allá del Túmulo se yergue frente al espíritu humano con poder  y autoridad.
En los finales del siglo XIX, el hombre, desengañado de todas las teorías contradictorias  y de todos los sistemas incompletos que se le presentaban,  se abandonaba a la duda: perdía, cada vez más, la noción de la vida futura.
Fue entonces que el Mundo Invisible vino hasta el y lo persiguió hasta su propia morada. Por diversos medios, los muertos se manifestaron a los vivos. Las voces del Más Allá del Túmulo hablaron. Los misterios de los santuarios orientales, los fenómenos ocultos de la Edad Media, después de un largo silencio, reaparecieron.
El Espiritismo nació.
Las primeras manifestaciones del Espiritualismo Moderno se produjeron más allá  de los mares, en un mundo joven, rico de energía vital, de expansión ardiente, menos expuesta que la vieja Europa al espíritu de rutina y a los prejuicios del pasado. De allí las manifestaciones se esparcieron por todo el globo.
Esa elección fue profundamente sensata, pues la libre América era, en efecto, el ambiente más propicio para una obra de difusión y de renovación. Por eso allí se cuentan, hoy, veinte millones de “espiritualistas modernos”. Más, tanto de un lado del Atlántico como del otro, aunque con intensidades diferentes, las fases de progreso de la idea espirita ha sido idénticas.
En ambos los continentes, el estudio del magnetismo y de los fluidos había preparado a ciertos espíritus para la observación del Mundo Invisible.
Al  principio se produjeron hechos extraños en todas partes, hechos de los cuales nadie se atrevía a hablar, sino en voz baja, en la intimidad. Después, poco a poco, se fue elevando de tono. Sabios, hombres de talento, cuyos nombres son garantía de honorabilidad y de sinceridad, se atrevieron a hablar de esos hechos en voz alta, afirmándolos.
Se habló del hipnotismo, de sugestión; después, vino la telepatía, los casos de levitación y todos los fenómenos del Espiritismo. Se agitaban mesas en loca rotación; se descolocaban objetos, sin ningún contacto, resonaban golpes en las paredes y en los muebles. Todo un conjunto de hechos se producían; manifestaciones vulgares en apariencia, más perfectamente adaptadas a las exigencias del medio terrestre, al estado de espíritu positivo y escéptico de las sociedades modernas.
El fenómeno hablaba a los sentidos, porque los sentidos son como aberturas por donde el hecho penetra hasta el entendimiento.
Las impresiones producidas en el organismo despiertan sorpresas, incitan a la búsqueda, y conducen a la convicción. De ahí el encadenamiento de los hechos, la marcha ascendente de los fenómenos.
Con efecto, después de una primera fase material y grosera, las manifestaciones tomaron un aspecto nuevo. Los golpes se hicieron más regulares y se convirtieron en un medio de comunicación inteligente y consciente, se divulgo la escritura mecánica.
Las posibilidades de establecer relación entre el mundo visible y el invisible apareció como un hecho inmenso, derrumbando las ideas heredadas, derrumbando las enseñanzas habituales, más abriendo sobre la vida futura una salida que el hombre no se atrevía aun a transponer, deslumbrado por las perspectivas que a el se presentaban.
Al mismo tiempo que se propagaba, el Espiritismo veía numerosas  oposiciones levantarse contra sí. Como todas las ideas nuevas, tuvo que enfrentar el menosprecio, la calumnia, la persecución moral.
Tal como el Cristianismo, en su comienzo fue sobrecargado de amargura y de injurias. Siempre acontece así. Cuando nuevos aspectos de la verdad aparecen a los hombres, siempre provocan asombro, desconfianza, hostilidad.
Es fácil comprenderlo. La humanidad agotó las viejas formas  de pensamiento y de creencia; y cuando formas inesperadas   de la verdad se revelan, no parecen corresponder mucho al antiguo ideal, que está debilitado, más no muerto.
Por eso necesita de un periodo bastante largo de estudio, de reflexión, de incubación, para que la nueva idea abra camino en la opinión. De ahí las luchas, las dudas, los sufrimientos de la primera hora.
Se rio mucho de las formas que tomaba  el Nuevo Espiritualismo. Los poderes invisibles, que velan sobre la humanidad, son los mejores jueces  que en los medios de acción y de  adiestramiento  que conviene adoptar, según los tiempos  y los ambientes, para hacer que el hombre tome conciencia de su papel y de su destino, sin, por eso, trabar su libre albedrio. Porque esto es lo esencial: que la libertad del hombre quede intacta.
La Voluntad Superior sabe ajustarse a las necesidades de una época, de una raza, y a las nuevas formas de la eterna revelación.
Ella suscita, en el seno de las sociedades, los pensadores, los experimentadores, los sabios que indicaran el camino a seguir y colocaran los primeros marcos. Su obra  se desarrolla lentamente. Los resultados son, al principio, débiles, insensibles, más la idea penetra poco a poco en las inteligencias. El movimiento, por ser imperceptible, no es, por si, menos seguro y profundo.
En nuestra época, la Ciencia se alego en dueña y soberana, en directora del movimiento intelectual. Cansada de las especulaciones metafísicas y de los dogmas, la humanidad reclamaba pruebas sensibles, bases solidas sobre las cuales pudiese asentar sus convicciones.
Se hacia el estudio experimental, la observación de los hechos, como una tabla de salvación. De ahí el gran criterio de los hombres de la Ciencia, en la actualidad . por eso la revelación adquirió un carácter científico. Con hechos materiales, se  llamó la atención de los hombres que se habían materializado.

Los fenómenos misteriosos, que se hallaban diseminados en la Historia, se renovaron y se multiplicaron a nuestro alrededor, se sucedieron en orden progresivo, que parece indicar  un plan preconcebido, para ejecución de un pensamiento, de una voluntad.
A la medida que el Nuevo Espiritualismo ganaba terreno, los fenómenos se iban transformando. Las manifestaciones, groseras al comienzo, se perfeccionaban, transformándose en un carácter más elevado. Ciertos médiums recibían por medio  de la escritura de una forma mecánica o intuitiva, mensajes, inspiraciones  de fuente extraña. Instrumentos musicales tocaban solitos.
Se oían voces y cantos: penetrantes melodías parecían bajar del cielo y turbaban en ánimo de los más incrédulos. La escritura directa aparecía en el interior de losas yuxtapuestas y lacradas.
Los fenómenos de incorporación permitían a los muertos poseer el organismo de un médium adormecido, y conversar  con quien habían conocido en la Tierra.
Gradualmente, y como  consecuencia de un desenvolvimiento calculado, aparecían los médiums videntes, parlantes, curadores.
En fin, los habitantes del espacio, revistiéndose de envoltorios temporales, venían a reunirse con los humanos, viviendo, por unos instantes, su vida material y terrestre, dejándose ver, tocar, fotografiar, dando impresiones de sus manos y de sus rostros y desvaneciéndose luego para proseguir su vida etérea.
Así es que se han producido una serie de hechos, durante más de medio siglo, desde los más inferiores y vulgares hasta los más sutiles, según el grado de elevación de las inteligencias que intervienen; todo un orden de manifestaciones  se desarrollo  bajo la mirada atenta de observadores.
Por eso, a pesar de las dificultades de experimentación, a pesar de los casos de fraudes  y de los modos de exploración, en que esos hechos sirvieron muchas veces de pretexto, la aprensión y la desconfianza se atenuaron paulatinamente, y el número de investigadores creció.
Hace casi cincuenta años, en todos los países, el fenómeno espirita ha sido objeto de frecuentes investigaciones emprendidas y dirigidas por comisiones científicas. Sabios escépticos, profesores celebres de todas las grandes universidades del mundo, sometieron esos hechos a un examen profundo y riguroso. Su atención primera  fue siempre esclarecer  lo que ellos creían tratarse del resultado de engaños deliberados o de alucinaciones. Más casi todos, después de años de estudio concienzudos  y de experimentaciones perseverantes, abandonaron sus  prevenciones y sus incredulidades, y se inclinaron ante la realidad de los hechos.
Las manifestaciones espiritas, comprobadas por millares de personas en todos los puntos del globo, demostraron que, a nuestro alrededor, se agita un mundo invisible, un mundo donde viven, en estado fluídico, aquellos que nos procedieron en la Tierra, que lucharon y sufrieron, y que constituyen, más allá de la muerte, una segunda humanidad.
El Nuevo Espiritualismo se presenta hoy con un acompañamiento de pruebas y un conjunto de testimonios tan imponentes, que ya no es posible la duda para los investigadores de la buena fe. Esto mismo expresaba el profesor Challis, de la Universidad de Cambridge, en los siguientes términos.
“Los atestados han sido tan abundantes y tan perfectos, los testimonios  han venido de tantas fuentes independientes entre si  y de un número tan grande de testimoniar, que se hace necesario  o admitir las manifestaciones tal como se nos presentan, o renunciar a la posibilidad de atestar, por un testimonio humano, cualquier hecho que sea.”
Por esa razón, el movimiento  de propagación se fue acentuando cada vez más.
En el momento actual, estamos asistiendo a un verdadero florecimiento de las ideas espiritas. La creencia en el Mundo Invisible se extendió por sobre toda la faz de la Tierra. Por todas partes, el Espiritismo tiene sus sociedades de experimentación, sus divulgadores, sus periódicos.

Aunque  la filosofía, en sus más atrevidas especulaciones ha conseguido elevarse a la concepción de otro mundo de existencia, después de la muerte del cuerpo, la ciencia humana, no obstante, no había logrado, experimentalmente, la certeza del hecho en sí.
El valor del Espiritismo consiste, precisamente, en proporcionarnos esas bases experimentales, probándonos la posibilidad de la comunicación entre los vivos y las inteligencias que vivieron entre nosotros  de transponer el umbral  de la vida invisible. Esas almas pudieron dar, en ciertos casos, la demostración de su identidad y de su estado de conciencia.
Para no citar sino un caso entre mil: el doctor Richard Hodgson, fallecido en diciembre de 1906, se comunico después con su amigo J. Hislop, profesor de la Universidad de Colombia, entrando en minuciosos detalles, acerca de las experimentaciones y trabajos realizados por la Sociedad de Investigaciones Psíquicas, de cuya sección americana era presidente.
Explico cómo tendrían que dirigirlos, probando su identidad con todos esos pormenores.  Esas comunicaciones se transmitirán por intermedio de diferentes médiums, que no se conocían entre si, sirviendo de mutua confirmación. En ellas se reconocen las palabras y las frases familiares  el comunicante durante su vida.
Aunque el inicio del Espiritismo ha sido difícil  y su marcha, lenta llena de obstáculos, hay casi veinte años el conquisto derecho de ciudadanía. Se convirtió en una verdadera  ciencia y, en cierto tiempo, en un cuerpo de doctrina, una filosofía general de la vida y del destino, cimentada en un conjunto imponente de pruebas experimentales a las cuales, a cada día, se agregan hechos nuevos.
Esa ciencia, esa doctrina, nos han demostrado, cada vez mejor, la realidad de un mundo invisible, inconmensurable, poblado de seres vivientes, que hasta ahora habían pasado desapercibidos a nuestros sentidos. Nuevos horizontes se nos abrieron. La perspectiva de nuestros destinos  se nos amplió.
Nosotros mismos pertenecemos, por una parte de nuestro ser – la más importante – a ese Mundo Invisible, que se revela cada día más a los observadores atentos.
Los casos de telepatía, los fenómenos de desdoblamiento, las exteriorizaciones de personas vivas, las apariciones a distancia, tantas veces descritas por F. Myers, C. Flammarión, Charles Richet, Dr., Dariex, Dr. Maxwell, etc., lo demuestran experimentalmente.  Las actas de la Sociedad para la Investigación Psíquica en Londres, son ricos en hechos de este tipo.
Los espiritistas creen que esa parte invisible, imponderable de nuestro ser, registró inalterable  de nuestras facultades, de nuestro “yo” consciente, en una palabra, lo que los creyentes de todas las religiones llamaron “alma”, sobrevive a la muerte. Prosigue su evolución, en el transcurrir del tiempo y del espacio, hasta estados siempre mejores y más iluminados a través de rayos de justicia, de verdad y de amor. Esa alma, ese “yo” consciente, tiene como envoltorio indestructible, como vehículo, un cuerpo fluídico, envoltorio del cuerpo humano, formado de materia sutil, radiante, invisible, sobre el cual la muerte no tiene acción alguna.
Nos hallamos aquí en presencia de una teoría, de una concepción susceptible de reconciliar las doctrinas materialistas y espiritualistas, que durante tanto tiempo se combatieron sin poder derrumbarse, ni destruir mutuamente.
El alma ya no sería una vaga abstracción, más si un centro de fuerza y de vida, inseparable de su forma sutil, imponderable, aunque aun material.
Hay en ella una base positiva para las esperanzas y las aspiraciones elevadas de la humanidad. Todo no termina con esta vida: el ser, indefinidamente perfectible, recoge  en su estado psíquico – que sin cesar se refina – el fruto del trabajo, las obras, los sacrificios de todas sus existencias.
Los dolores, el grito de llamada que se eleva para el cielo, desde las profundidades de la humanidad, no quedan sin respuesta.
Aquellos que vivieron entre nosotros,  y que continúan en el espacio su evolución indefinida, bajo formas más etéreas, no se desinteresan de nuestros sacrificios y de nuestras lágrimas.
Desde las alturas de la vida universal caen, sin cesar, sobre la humanidad, corrientes de fuerza e inspiración. De allí proceden los relámpagos del  genio; de allí los soplos poderosos que pasan sobre las multitudes  en las horas decisivas; de allí el consuelo para los que sucumben bajo la pesada carga de la existencia.
Un lazo misterioso une lo visible al invisible.
Nuestro destino se desenvuelve sobre la cadena grandiosa de los mundos y se traduce en aumentos graduales de vida, de inteligencia y de sensibilidad.
Más, el estudio del universo oculto no se hace sin dificultades. Allá, como aquí, el bien y el mal, la verdad y el error se mezclan según el grado de evolución de los espíritus con los cuales entramos en relación.
Por eso es necesario abordar el terreno de la experimentación con una prudencia extremada, después de estudios teóricos suficientes.
El Espiritismo es la ciencia que regula esas relaciones y nos enseña a conocer, a atraer, a utilizar las fuerzas  benéficas del Mundo Invisible; a separar las malas influencias y, al mismo tiempo, a desarrollar los poderes escondidos, las facultades ignoradas que duermen en el fondo de todo ser humano.
“Del Libro “Espíritus y Mediums”
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