VIVIR
Cada uno de nosotros, sea donde fuere, está siempre construyendo la vida que desea.
La existencia es la suma de todo lo que hicimos de nosotros hasta hoy.
Toda mejoría que realizamos, es mejoría en la senda que somos llamados a recorrer.
Toda idea que usted venga a aceptar influirá en su espíritu; escoja los pensamientos del bien para orientarle el camino y el bien transformará su vida en una cascada de bendiciones.
Si usted cometió algún error no se detenga para lamentarse; razone sobre el asunto y rectifique la falta habida, porque sólo así la existencia le convertirá el error en lección.
Muy difícil es vivir bien si no aprendemos a convivir.
La vida por fuera de nosotros es la imagen de lo que somos por dentro.
Vivir es ley de la naturaleza, pero la vida personal es obra de cada uno.
Cada vez que criticamos la experiencia de los demás, estamos apuntando,en nosotros mismos, los puntos flacos que necesitamos corregir en nuestras propias experiencias.
Su ideal es su camino, tanto cuanto su trabajo es usted.
Por el espíritu André Luiz
Psicografía Francisco Cândido Xavier
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Muchas personas padecen hoy día del síndrome de las tendencias perfeccionistas. Si bien las Sagradas Escrituras sugieren al hombre la perfección semejante a como Dios lo es, este rasgo es patológico, en el sentido de que quieren hacerlo todo a la perfección, tener todas las cosas bajo control, además de tratar de mostrarse como ejemplo perfecto de comportamiento y acción. Situación que pierde su fondo al ver el carácter imperfecto de toda persona, que día a día comete errores y equivocaciones.
La lucha que mantiene incesantemente el espíritu es la de perfeccionarse. Nadie que se sienta imperfecto, permanece tranquilo, en algún momento, en algún lugar, un día, reflexiona, y se descubre, es entonces cuando ve aquello que lo inquieta, que lo mantiene pesaroso, y en cierto momento, se decide a cambiar.
La necesidad de ser perfectos es una forma de control. Una parte de nosotros que se siente herida cree que "Si soy perfecto (¡lo que quiera que signifique eso para cada uno!), la gente me aceptará, me querrá, me admirará, me aprobará y me prestará atención o me valorará. Entonces me sentiré importante. Siendo perfecto, puedo controlar lo que la gente siente sobre mí". La necesidad de controlar los sentimientos de los otros hacia nosotros proviene de nuestra actitud de otorgarles a los demás la responsabilidad de valorarnos. Tenemos la falsa creencia de que si le caemos bien a alguien, entonces somos valiosos, y podremos ser felices.
Poco a poco, el espíritu va rompiendo la coraza que le obstaculiza caminar con libertad, se propone una meta, y no para hasta conquistarla, pero ahí no acaba todo, el niño no solo aprende las primeras letras, una vez aprendido el abecedario, continua sus estudios para conseguir el doctorado, cuando es mayor. Una vez que nos hemos despojado de los tejidos groseros, con las experiencias adquiridas, invertimos los mejores recursos hasta alcanzar el nivel de conciencia lúcida para hacer brillar nuestra luz.
Todos tenemos un dios interno adormecido, lo engrandecemos a medida que vencemos las sombras que nos revisten, pasando a poseer valores cada vez más nobles que nos facilita un grado de desarrollo moral cada vez más grande. En todas las encarnaciones crecemos, ampliando nuestra capacidad de comprensión de las cosas, gracias al esfuerzo que hacemos en el aprendizaje teniendo en vista la Superior Justicia que rige todos los destinos.
El recurso más valioso para facilitar el entendimiento en torno a los acontecimientos y de las personas, es el amor, que nos capacita para nuevos emprendimientos y luchas.
Las sombras nos hacen muchas veces elegir los placeres mundanos, haciendo que ese proceso sea muy largo, nos olvidamos del deber y sin darnos cuenta generamos conflictos por vincularnos a los vicios a los cuales pasamos a depender, cuando si hubiésemos seguido en la línea marcada del progreso avanzaríamos mediante recursos menos penosos.
Adoptados los primeros fenómenos inconscientes de la evolución el espíritu, pasa por los instintos que se le fijan demoradamente, necesitando transformarse esos instintos en sentimientos, para lo cual tendrá que invertir sacrificio y abnegación para desvincularse de los condicionamientos generadores de penosos y exhaustivos goces.
Jesús propuso enfáticamente, el amor hacia los adversarios, para conseguir la perfección. Presentado al Padre como síntesis absoluta que es de la perfección, no obstante inalcanzable, ya que el Espíritu jamás podrá ser igual al Creador.
Para alcanzar la perfección hemos de tratar la perfección constantemente, superando el ego severo y vigilante, superando la liberación del Espíritu cuyo campo de acción aun se encuentra impedido para su total y plena manifestación.
Amar a nuestro prójimo significa, compañerismo, tolerancia, solidaridad en el sufrimiento y también en la alegría, amistad en las situaciones difíciles, capacidad de disculpar siempre, produciendo una vinculación afectiva que soporte los roces y los conflictos típicos de cada cual. Es un amor diferente del que sentimos por los enemigos, ya que él se hace a nuestros ojos un ofensor, presentándonos su imagen controvertida y destacada por el mismo, haciéndonos su víctima. Amar a ese antagonista es no retribuirle la ofensa, no detestarlo, no conducirlo en el pensamiento, conseguir liberarnos de sus diatribas y agresividad.
El resentimiento, el deseo de venganza, la amargura se instala, porque de alguna forma, dependemos de las vibraciones maléficas del perseguidor. El amor nos liberaría si lo cultivásemos en nuestro corazón, ya que solo así el mal que nos quieren hacer no nos ataría al verdugo, estaríamos tranquilos, cosa que no nos ocurre si en nosotros anida el resentimiento, el deseo de vengarnos de él.
Ese resentimiento nos prepara para futuros combates, en los cuales necesitaremos de la paciencia, la compasión, la caridad y el sentimiento de solidaridad. Nuestro inconsciente rechaza el perdón al enemigo y consecuentemente, el amor a quienes nos causo daño y perturbación.
Jesús nos alerto de las dificultades y para ellos debíamos estar armados para los peligros de cada momento, por eso estableció el amor como el arma invencible contra el mal y a favor de los malos. Y esto es porque el amor es penetrante y altera nuestro comportamiento, dulcificando a quien lo exterioriza y a aquel que lo recibe, ya que el amor procede de las vibraciones del Yo superior. Por eso en las relaciones humanas el debe estar siempre presente ya que solo el consigue transformar moralmente lo que la claridad de la razón sencillamente no lo logra.
Nunca podremos conseguir la perfección de Dios, pero si podremos despojarnos del primitivismo, como el diamante para brillar debe liberarse de toda la ganga, pasando por la necesaria lapidación, para que pueda reflejar la luz de afuera, poseedor que es de pureza y luz eterna…
Tanto el hombre como la mujer sufren profundos bloqueos en el inconsciente respecto a la perfección, ya que se preocupa más por la obtención de recursos materiales que le permitan vivir mejor en la vejez, abrigando la esperanza de estar lejos de la enfermedad y del sufrimiento, descuidando así lo esencial, que es el esfuerzo para auto-abrirse a los designios espirituales de Jesús, como terapia y solución para las cuestiones afligentes de lo cotidiano.
Solamente cuando el ser humano logre la propia integración ejecutando la perfecta armonía entre el ser interno que es y el externo que presenta, realizando y venciendo la lucha intra-psiquica contra lo establecido como triunfo y felicidad, aceptará los desafíos propuestos por Jesús.
En la educación psicológica del ser no ha de faltar la confianza que aplicada con calma y amorosamente contribuye a la formación de cimientos tranquilos y fuertes. Si no hay confianza ante todo y todos, aguardando señales definidas para el rumbo emocional que debemos tomar, seremos dominados por la infelicidad.
Si realmente buscamos la plenitud, no debemos perturbarnos, ante el concepto de los campeones de las sombras, de que debemos combatir con astucia y argucia, que no debemos ceder jamás, ni retroceder, manteniéndonos siempre en vigilancia contra sus trampas, por el contrario hemos de sentir que la realidad es muy diferente de esa amenaza enfermiza, y podremos observarlo en nosotros mismos que aspiramos a una situación más enriquecedora y a experiencias más felices.
Comenzamos por el auto-análisis y a observar a otros hermanos que comenzaron antes que nosotros y que aspiran al equilibrio a la paz, a esa perfección, y que están empeñados en tornar cada día más ejecutable el esfuerzo que han dirigido hacia el bien y hacia la plenitud.
Lo básico, lo común, ya no les satisface, porque aspiran a más y mejor, respiran una sicoesfera más sutil y renovadora, desintoxicándose de los vapores deletéreos en los cuales están inmersos todos los que aun no despertaron, que aún permanecen atentos a los placeres mundanos, en los juegos, en los vicios, en los juegos de los sentidos y en las ilusiones efímeras que pueblan su casa mental.
Necesitamos dejar de definir nuestro valor en base a cualidades externas y comenzar a valorar nuestras cualidades internas, espirituales. Si su evaluación se basa en el rendimiento, siempre estará preocupado por los resultados. Si evalúa su ser basándose en sus virtudes interiores de caridad, compasión, bondad, empatía y buen humor, alcanzará una satisfacción verdadera. Esto le permitirá crear y producir con libertad y alegría, sabiendo que aún cuando cometa todos los errores del mundo, usted seguirá siendo valioso. La perfección no importa cuando usted está feliz por sus logros internos, y no preocupado por controlar lo que los demás piensan y sienten sobre usted.
Cuando abramos la mente a la idea de que existe una autoridad interna para valorar nuestras acciones, y sepamos apreciar la maravilla y la belleza de su esencia humana, dejará de pensar en la perfección, en su "rendimiento" y en las opiniones que los otros tienen sobre usted. Sabrá que usted es casi perfecto en su esencia, y que no hay nada que probar ante los demás.
Cuando reconozca que su trabajo es intrínseco más que basado en manifestaciones externas, la vida se tornará mucho más fácil y menos agotadora. En lugar de permitir que su adicción a ser perfecto lo inmovilice, será libre de expresarse libremente y manifestar sus dones y talentos. ¡La expresión personal creativa causa alegría, no miedo!
Todo el que realmente está entregado al afán de conseguir esa perfección ha procurado encontrar los medios para conseguirlo, se ha encontrado con Jesús el Mayor y el más grande expositor porque Él es el camino la Verdad y la Vida, y siente los efectos saludables en su interior al haberle tomado como su modelo y guía para conseguirlo, sintiendo la satisfacción de encontrarse empeñado en la auto-liberación y la auto superación ante las sombras.
Por lo común, la persona perfeccionista no se satisface con nada, pues las cosas y los demás, no cumplen los requisitos perfectos de su mentalidad; su manera de pensar y actuar, le hacen ser intolerante con los demás, puesto que se cree en un nivel superior de actuación. La culpa, la ira, la crítica, la frustración, el cansancio mental y físico, forman parte de la nada envidiable vida de estas personas, siempre en búsqueda del acto y obra perfectos.
De forma que, si usted desea una sana autoestima va a tener que flexibilizar su actitud, reconocer, interiorizar que vive en un mundo imperfecto, con personas y eventos imperfectos. La autoestima del perfeccionista se resiente precisamente porque se siente incompleto con lo que ocurre siempre en su entorno.
El crecimiento personal y espiritual apunta a que podamos tomar las mejores decisiones de vida, que no nos sean tan costosas en sus consecuencias, pero la escuela de la vida, es un aprendizaje constante, hasta la muerte.
Si queremos conseguir la perfección, hagamos el propósito firme, de reafirmarnos con Jesús y un día conseguiremos ese estado especial de paz y armonía, con el mundo y con las almas que lo pueblan. No nos olvidemos que la mejor herramienta es el amor, el nos servirá de baluarte siempre que no seamos comprendidos ni tenidos en cuenta.
- Mercedes Cruz Reyes-
Fuentes: del libro “Jesús y el Evangelio” a la luz de la psicología profunda de “Divaldo Pereira Franco.
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ACTUALIDAD DIVULGATIVA
DIVALDO FRANCO en São José do
Rio Preto ( Brasil) el día 18-11-2016.
El Centro Regional de Convenciones fue el lugar elegido por la União das Sociedades Espíritas (USE) – Intermunicipal de São José do Rio Preto y región para recibir un público constituido por cerca de 4.500 personas, que se congregaron para escuchar a Divaldo Franco, en la noche del 18 de noviembre de 2016.
Instalado en la tribuna, Divaldo da comienzo a la conferencia trasmitiendo –a partir de su elevada experiencia- una constatación inequívoca, que proporcionó a los expectantes presentes la orientación acerca del tema de esa noche: Todos tratamos de planificar nuestra vida y encaminarnos hacia un futuro repleto de felicidad y esperanza pero, por mayor que sea nuestra dedicación a los proyectos esbozados, la vida se nos presenta con acontecimientos inesperadas, imprevistos, que conspiran contra nuestros planes y los trastornan.
Un breve stacatto y Divaldo se encamina en otra dirección, y comienza a narrar la historia del médico norteamericano Tadeu Merlin, quien estaba a favor de la aplicación de la eutanasia (del griego muerte suave) en casos de enfermedades terminales.
Con ese pensamiento que ocupaba su cerebro, el Dr. Merlin fue convocado a atender una emergencia, a fin de que tratara de salvar la vida de una parturienta y de su bebé, que no salía a la luz después de transcurridas veinte horas de trabajo de parto.
Cuando, finalmente, la criatura vino al mundo, el Sr. Merlin se dio cuenta de que era portadora de una deficiencia congénita en uno de sus piés, lo que le impediría tener una vida normal. Ese hecho asociado, además, a la penuria económica de la madre, despertó en el médico -materialista-, la idea de poner fin anticipadamente a los enormes sufrimientos que aquella criatura iba a tener.
Aprovechando que la madre del bebé dormía, extenuada por el prolongado tiempo de parto, el Dr. Merlin preparó la inyección que conduciría al recién nacido a la muerte, sin despertar sospechas. Sin embargo, algo que el médico no supo explicar, frustró su iniciativa y, con esfuerzo, dejó de lado la realización de la eutanasia.
Los años transcurrieron, y varias décadas más tarde, el para entonces famoso y exitoso Dr. Merlin vivía una vida tranquila, al lado de su hija y de Bárbara, su nietita de 5 años, que encantaba su vida.
En un accidente de tránsito, desencarnó la hija y el yerno del Dr. Merlin, de modo que Bárbara quedó a su cuidado.
Cuando cumplió siete (7) años, la hermosa Bárbara fue atacada por un virus pertinaz. Los diversos médicos consultados manifestaban que la muerte de la pequeña se produciría al cabo de unos pocos días, en medio de dolores terribles. Los médicos aconsejaron al Dr. Merlin aliviar los momentos finales de su querida nietecita con la aplicación de la eutanasia.
Desesperado, el Dr. Merlin buscó la ayuda de un médico de la periferia, radicado en una ciudad del medio oeste norteamericano, quien había estado efectuando estudios relacionados con esa enfermedad.
El joven médico evaluó el estado de Bárbara, y confirmó el diagnóstico de los demás profesionales. La muerte de Bárbara se produciría al cabo de pocos días.
Al ver el sufrimiento del abuelo, el médico le ofreció un tratamiento experimental, sin certeza alguna acerca de los resultados, lo que fue de inmediato aceptado por el Dr. Merlin. Al cabo de algunas semanas de tratamiento, la vitalidad y la salud volvieron a animar a Bárbara.
Cuando el Dr. Merlin fue a agradecerle al joven médico, el abuelo de Bárbara se dio cuenta de que el médico que había devuelto la salud a su nietita era portador de una deficiencia física, en el pie, y que se desplazaba con dificultad. Al abordar el tema con el médico, el Dr. Merlin descubrió que el profesional que había salvado a su nietecita, era la criatura a quien 35 años antes, él había estado a punto aplicarle -equivocadamente- la solución de la eutanasia.
La emoción dominaba a los corazones de los atentos oyentes, cuando Divaldo comenzó a plantear cuál es el verdadero sentido de la vida, poniendo énfasis en la felicidad, y citando el pensamiento de Vicente de Carvalho: La felicidad está donde la ponemos, pero nosotros nunca la ponemos donde estamos.
Podemos ser felices, a pesar de los problemas que nos afecten, y citó el ejemplo de vida de Viktor E. Frankl, autor del libro En busca de sentido, siendo él sobrevivente de los campos de exterminio de los nazis, quien afirma: Si percibimos que la vida realmente tiene un sentido, percibimos también que somos útiles, los unos a los otros. Ser un ser humano, es trabajar por algo más allá de sí mismo. La vida, para ser digna, debe tener un objetivo.
La felicidad es posible a través del amor. Alcanza con amar sin la preocupación de ser amado, pues todo aquel que desea ser amado es un niño herido, según la psicología Junguiana, lo que equivale a decir que es un niño que, a pesar de haber llegado a la edad adulta, aún no ha madurado emocionalmente, y continúa cargando las angustias de la etapa infantil, por lo que vive experimentando el resentimiento.
Con esa introducción, Divaldo comienza a considerar el pensamiento y las definiciones de las diversas escuelas filosóficas sobre la felicidad:
1. Epicuro afirmaba –su pensamiento era hedonista- que la felicidad se alcanza con el TENER cosas y con el placer, pues son inductores de la felicidad.
2. Más tarde surgió Diógenes, con el pensamiento cínico, quien afirmó que la felicidad consiste en NO TENER. Despreciando los bienes transitorios, comenzó a vivir dentro de un tonel. Incluso despreció, en Corinto, la invitación que le había hecho Alejandro Magno, además de que declinó el honor de gobernar el mundo junto con él, y lo reprendió porque le quitaba lo que él denominaba mi sol.
3. Surge, entonces, con Zenon de Cicio el pensamiento estoico, que enseñaba que la felicidad se alcanza mediante la eliminación de la afectividad y la emotividad, causantes del apego y generadoras de desdicha. Además, el hombre deberia hacer frente a las vicisitudes y los sufrimientos con serenidad, lo que iba a liberarlo de la desdicha. La felicidad estoica implica RESIGNARSE.
4. Posteriormente, Sócrates plantea el pensamiento acerca de que la felicidad consiste en SER, y no en poseer cosas transitorias. Sócrates combatía los males que los hombres producen para gozar de beneficios inmediatos, y tendía, con esa actitud de recta conducta, al bien general, a la felicidad común. Felicidad sería el bien del alma, a través de la conducta justa y virtuosa.
Divaldo, se refiere entonces a la interpretación de la Doctrina Espírita sobre la felicidad, que nos enseña que el ser humano debe aprender a ser feliz de acuerdo con las circunstancias, incorporando el concepto, y viviendo con la certeza de la transitoriedad de su cuerpo físico, y de su eternidad espiritual. Esta filosofía se halla sintetizada en el pensamiento de Allan Kardec: La felicidad depende de las cualidades inherentes al individuo y no de la situación material en que él vive.
Estamos en la Tierra para edificar un mundo mejor.
Y con ese mensaje de ternura, cariño y felicidad, Divaldo alude a las enseñanzas de Jesús, cuando a la pregunta de Poncio Pilatos sobre si Él era Rey, el Maestro le respondió: —¡Mi Reino no es de este mundo!
Palabras muy simples, reveladoras de que la verdadera felicidad no transcurre en la Tierra (ámbito físico), aunque aquí tiene comienzo, sino en el Mundo Espiritual o Reino de Dios, según lo anunciaba Jesús.
Fotos: Sandra Patrocinio
Texto: Djair de Souza Ribeiro
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SABIDURÍA EN TI
Su irritación no solucionará problema alguno....
Su irritación no solucionará problema alguno....
Sus contrariedades no alteran la naturaleza de las cosas....
Sus decepciones no hacen el trabajo que solo el tiempo conseguirá realizar...
Su mal humor no modifica la vida...
Su dolor no impedirá que el sol brille mañana sobre los buenos y los malos.....
Su tristeza no iluminará los caminos...
Su desánimo no edificará a nadie....
Sus lágrimas no sustituyen el sudor que usted debe verter en beneficio de su propia felicidad...
Sus lágrimas no sustituyen el sudor que usted debe verter en beneficio de su propia felicidad...
Sus reclamaciones, aunque afectivas, jamás acrecentarán en los demás un solo gramo de simpatía por usted ...
No estropee su día.
Aprenda la sabiduría divina,. A disculpar infinitamente construyendo y reconstruyendo siempre...
¡ Para el infinito bien del prójimo y el bien de tí mismo !
Chico Xavier.
Espiritualidad Mayor.
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EL REIKI
INTRODUCCIÓN
Antes de entrar en la explicación de lo
que es el Reiki debemos ponernos en
situación para entender y comprender mejor
esta técnica de “sanación” basada en la
aplicación y canalización de energías
mediante la imposición de las manos. Primero debemos de definir el “magnetismo”,
no en la acepción que generalmente se le
conoce, ya sea en el campo científico por la
atracción de imanes o cargas eléctricas, así
como en el de la atracción física o
psicológica que se puede crear entre dos
personas. Nosotros la vamos a contextualizar
en un sentido Espiritualista como “fluido” o
“fuerza psíquica” que los seres humanos
pueden emitir o canalizar mediante la
voluntad.
El conocimiento respecto de la existencia de
esta energía, fuerza o fluido especial se
remonta a la noche de los tiempos. Era
conocida por los egipcios, Caldeos, chinos,
etc. En infinidad de pueblos de la antigüedad
la “imposición de manos” era practicada
habitualmente como parte de las actividades
curativas y ceremoniales.
El médico, filósofo, alquimista y hermetista
suizo Teofrasto Paracelso (1 493-1 541) fue
pionero en el estudio del “magnetismo” y de
sus características. Uno de sus
continuadores, el físico, químico y médico
belga Jean Baptiste Van Helmont (1 579-
1 644) también hizo profundos estudios sobre
el magnetismo y la posibilidad de su
manipulación por la voluntad. Estos estudios
fueron ampliados posteriormente por el
jesuita alemán Athanasius Kircher (1 601-
1 680) con demostraciones experimentales de
aplicaciones magnéticas en seres humanos y
animales.
Pero fue con las investigaciones del médico alemán Franz Anton Mesmer (1 734-1 81 5) cuando más se populariza, adquiriendo reconocimiento y renovando las viejas tradiciones que se remontaban a la civilización egipcia. Planteando la existencia de un “fluido sutil” que se parece por sus propiedades al del imán, llamándolo en aquel tiempo “magnetismo animal”. Aseverando que todos los seres humanos emitimos o canalizamos a voluntad ese “fluido magnético”. El fluido aplicado mediante “pases” o la “imposición de manos” lograba curaciones efectivas en todo tipo de enfermedades físicas y mentales. El Mesmerismo causó furor en Europa, siendo tema central de todas las conversaciones, produciendo cantidad tanto de seguidores como de detractores. Tal fue la situación que se nombraron en Francia en 1 784 varias comisiones científicas de investigación de todos estos hechos. Los estudios de Mesmer fueron seguidos por el Marqués Armand de Puysegur (1 751-1 825) descubridor del Sonambulismo Artificial, y por el químico alemán Karl Von Reichenbach (1 788-1 869) que con sus experiencias e investigaciones desarrolló la teoría de la existencia de una “fuerza psíquica” equivalente a la del magnetismo que denominó “Fuerza Ódica”.
Todos estos estudios fueron ampliados por
infinidad de investigadores y científicos
durante finales del siglo XIX y todo el siglo
XX. Todos ellos con conclusiones positivas
en la realidad de la existencia del “fluido
magnético” que nos envuelve y que es
posible manipular, canalizar y aplicar a
voluntad.
EL REIKI
El Reiki es una técnica de sanación que
consiste en la emisión o canalización de lo
que sus practicantes definen como la
“energía universal o espiritual” para
armonizar el cuerpo, la mente y el espíritu,
creando una persona sana y equilibrada.
Su
uso puede ser específico para dolencias
puntuales, o en general para crearnos
armonía. Podemos aplicarnos Reiki a
nosotros mismos o a otras personas.
Cualquier persona puede practicar Reiki, no
es un “don“ especial para privilegiados.
Esta energía se conoce también como “chi”.
Cuando visitas un acupunturista, usan agujas
para facilitar el flujo de la energía a través de
meridianos o canales en el cuerpo.
Otra
técnica Japonesa muy conocida es el
“shiatsu”, que usa la presión de los dedos
para conseguir un resultado parecido.
En la
India, esta misma energía se llama “prana”,
desarrollándose técnicas de respiración y
ejercicios de yoga para activar la misma y
conseguir el llamado “equilibrio energético”.
En la India no piensan en términos de
meridianos como los chinos y japoneses sino
en “chacras” o “centros energéticos”. Los
siete chacras principales se distribuyen en
línea recta a lo largo del meridiano central del
cuerpo.
En resumen, todas estas técnicas
sirven para armonizar el sistema energético.
De este modo, tú mismo estas en la mejor
situación posible para sanarte en todos los
niveles, tanto físico, mental, emocional, y
espiritual.
El Reiki usa esta misma energía, es una
forma de enfocarla sobre uno mismo y
sobre otros, adquiriendo esta capacidad en
diferentes cursos de iniciación. Cuando
recibes Reiki estás recibiendo “energía
universal”, que algunos llaman “la energía del
amor puro” y otros lo llaman “energía divina”.
El practicante de Reiki actúa como un
“canal”, emitiendo y canalizando esta energía
hacia la persona que la recibe. Esto lo
diferencia en cierta forma de las técnicas
descritas arriba, visto que las personas que la
reciben realmente sienten esa sensación de
amor y paz que caracteriza esa supuesta
“energía divina”.
El Reiki no tiene ningún tipo de afinidad
religiosa. Es usado por cristianos,
musulmanes, Budistas y hasta Ateos. No
tiene una estructura formal, ni jerarquías ni
creencias obligatorias. Es una mezcla entre
una técnica práctica y eficaz para sanar y un
modo de vivir y ver la vida. De hecho,
muchas personas que practican Reiki sienten
que refuerza el lazo con sus creencias
particulares, se sienten “más cerca” de su
dios particular.
El Reiki es perfectamente compatible con
cualquier tratamiento médico y puede actuar
como complemento al mismo. Es reconocido
como terapia alternativa por la Organización
Mundial de la Salud (OMS).
CÓMO SE DESARROLLÓ
El Reiki fue desarrollado por el Dr. Mikao
Usui (1 865-1 926), un monje budista japonés
que a principios del siglo pasado fue el
primer Maestro de Reiki. Estudioso de la
medicina y profundo conocedor de los
“sutras” budistas y la biblia cristiana, después
de muchos años de estudios en la India,
Japón, y el Tíbet y seguido por un supuesto
momento específico de “iluminación” como él
lo definió, Usui perfeccionó la ”canalización”
de la “energía universal” que nos rodea,
enfocándola hacia nosotros para sanar y
equilibrar. El Dr. Usui transmitió la maestría
Reiki a varias personas, entre ellas al Dr.
Chujiro Hayashi, médico y comandante de la
Marina Japonesa, gracias al cual y a su
discípula Hawayo Takata el Reiki llegaría a
Occidente.
Según Usui la maestría del Reiki es
transmitida de “maestro a maestro”
directamente, no hay otra forma de ser
maestro. Cada maestro puede iniciar a otras
personas en los distintos niveles del Reiki
hasta alcanzar la maestría, si lo desean.
Actualmente, hay cientos de miles de
Maestros de Reiki en el mundo y su número
crece de forma notable debido a su eficacia y
la manera en que cambia para bien las vidas
de todos los que entran en contacto con él.
El Reiki utiliza una serie de símbolos
sagrados de origen japonés y tibetano para
activar y canalizar la energía. Los distintos
símbolos se usan según como se quiera
canalizar la energía y según la necesidad del
paciente. Lo importante del Reiki es que, aun
siendo un método muy eficaz para sanar, es
sobre todo un modo de vivir, una manera de
ver el mundo que nos rodea y nuestra
relación con ese mundo. Cualquier persona
que ha profundizado en el uso del Reiki
podrá confirmar que ha cambiado su vida
para bien.
Ya que el Reiki es sobre todo un modo de
vivir, el Dr. Usui adoptó las siguientes frases
escritas por el Emperador Japonés Meiji
para reflejar este concepto. Las frases
resumen la esencia de vivir de una forma
más espiritual, en armonía con la energía
divina de Reiki son:
SÓLO POR HOY NO TE ENFADES
SÓLO POR HOY NO TE PREOCUPES
DA LAS GRACIAS POR LAS
BENDICIONES DE TU VIDA
TRABAJA HONESTAMENTE
SÉ AMABLE
TRATAMIENTO DE REIKI
Un tratamiento de Reiki consiste en emitir o
canalizar energía tanto hacia un lugar
específico, donde existe un problema, como
al cuerpo entero de una persona,
dependiendo de la dolencia y el tipo de
tratamiento.
La mayoría de los tratamientos se hacen con
el paciente acostado, y si es necesario,
cubierto con una manta. El practicante coloca
sus manos suavemente sobre la zona
afectada, o en el caso de un tratamiento
completo, en todo el cuerpo empezando por
la cabeza y terminando en los pies. Cada
posición de las manos es mantenida durante
unos minutos sobre los “chacras” o centros
energéticos principales. El paciente siempre
esta vestido, y las posiciones de las manos
son siempre sobre zonas que no vulneran la
intimidad de la persona.
Se suelen dar un tratamiento en una
habitación con luz tenue, música relajante e
incienso y velas. El practicante invita al
paciente a relajarse, a concentrarse en su
respiración y a meditar, si el paciente tiene
práctica en ello.
Durante un tratamiento, sentirás una
profunda relajación. Muchas personas se
quedan dormidas, cosa que no influye para
nada el resultado final. A veces, sentirás un
“cosquilleo”, calor o frío en diferentes partes
del cuerpo según la energía fluye a través de
tu cuerpo. Otras personas ven colores,
experimentan una sensación de “flotar“ o
sienten emociones que salen a la superficie.
Las zonas donde se te aplica el Reiki, donde
suelen estar las manos del practicante,
pueden sentir mucho calor o mucho frío
durante el tiempo que las manos están
presentes en esa parte del cuerpo. A veces
sentirás como se tensan y relajan los
músculos en la zona afectada. Simplemente
es otra forma que tiene el cuerpo de ayudar a
que fluya la energía.
Durante la sesión, la energía fluirá dentro de
ti, equilibrando tu sistema energético,
soltando tensiones y estrés, aliviando dolores
y activando la capacidad del cuerpo para
sanarse.
CONCLUSIÓN
Para concluir podríamos decir que la “fuerza
magnética” que se desprende o canalizan los
seres humanos presenta semejanzas con las
fuerzas comprendidas en el magnetismo
físico. Magnetizar es cuando una persona
trasfiere o canaliza la “energía magnética” o
“energía universal” a otra, experimentando
esta última efectos saludables en su
organismo. Los efectos positivos de la
aplicación de “pases magnéticos” o
“fluídicos” y sus efectos curativos se
entienden mucho mejor al concebir al ser
humano dentro de un enfoque holístico y
como un sistema cuyos componentes
interactúan recíprocamente. La enfermedad
se entiende como una rotura del equilibrio de
los mismos, con la aplicación de la acción
magnética se restablece y se recupera la
estabilidad perdida. Si a esto se le añade la
cooperación del paciente con la armonización
de sus sentimientos y pensamientos, el
resultado será la recuperación psicosomática
del mismo.
Publicado por Centro Giennense de Estudios Espíritas,
en " Al otro lado del misterio ". Año 2012
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