sábado, 24 de diciembre de 2016
La experiencia de la Muerte
UNA NUEVA AURORA
¿ En los relatos hechos por los Espíritus, cómo cuentan ellos mismos la experiencia de su muerte?.
En el supremo momento de la muerte y en los que le suceden, el Ser no pierde la total conciencia de sí mismo; si acaso brevemente en algunos casos de muerte súbita.
En muchos casos de desencarnación natural, percibieron primeramente como un gran zumbido o calambre en lo más íntimo de su cerebro o fuerte dolor súbito en el pecho, pensando en un principio que les estaba dando un infarto de miocardio. Después notaron que se soltaban definitivamente los hilos que aún les sujetaban al cuerpo físico que abandonaban y aun con la consiguiente sorpresa, se sintieron llenos de paz y dicha, por lo que durante cierto tiempo variable, siguieron ignorando que ya no pertenecían al mundo de “los vivos”.
Algunos relataron que el abandono del cuerpo se produjo a través de la cabeza, tal sensación la suelen experimentar muchas personas frías y calculadoras (por el chacra Coronario); es en este momento cuando suelen percibir un sonido fuerte y doloroso a modo de zumbido en lo más profundo del cerebro. Sin embargo la salida del cuerpo en los casos de personas muy emotivas, sienten que es desde el pecho ( chacra Cardiaco).
Cuando abandonaron el cuerpo, se sintieron deslizar a veces de forma lenta y otras de forma vertiginosa a través de un oscuro túnel en cuyo final vieron una gran Luz blanca, no deslumbrante, y en medio de ella divisaron que había gente; familia y amigos que desencarnaron tiempo antes que él y que parecían esperarle. Un Ser luminoso salió a recibirles y sintieron como una pregunta en sí mismos sobre si han cumplido correctamente los objetivos de su vida; entonces el Ser Luminoso que suele ser su Guía Espiritual, les muestra amablemente vertiginosas imágenes sobre lo que ha sido su vida y las consecuencias de los actos buenos o malos que cometieron o dejaron de cometer. Por ejemplo, si la persona que se auto-juzga hizo daño a otra, llega a sentir su tristeza, dolor o pesar, o si la acción fue de Amor y de bien, percibe los sentimientos de amor y felicidad que causó en la otra persona.
Curiosamente, en el siglo XV se debía de conocer algo de estos detalles, pues hay un cuadro de “El Bosco”, titulado “La subida al Empíreo”, en donde se describe pictóricamente el detalle del túnel.
Las imágenes de su vida las ven retrospectivamente, esto es, comenzando por lo acontecido al final de la misma y como “viajando” hacia atrás en el tiempo, hasta el principio. De este modo el Ser Espiritual se convierte en juez de sí mismo al verse tal y como es en realidad, y sentir las consecuencias de los actos y omisiones que se protagonizaron en la vida humana.
Una de las funciones que tiene este auto-juicio final, es la de fijar el carácter espiritual que tendremos como nuevas personas en el futuro de nuestras existencias humanas.
La revisión de la vida posiblemente suceda durante el trasvase de recuerdos y emociones entre el cerebro físico que se abandona, y el del “cuerpo espiritual” con el que sigue existiendo el Ser tras la muerte; por este motivo no se pierden nada de las vivencias y experiencias de cada vida, debido a que quedan finalmente grabadas en el cerebro espiritual que las lleva inconscientemente consigo , así como la influencia en el carácter y temperamento que tendrán durante otras existencias humanas . Así vemos como con la muerte no se pierde nada de lo adquirido como humano en esa finalizada existencia, sino que el Ser puede continuar con absoluta normalidad su camino evolutivo.
Después de este autojuicio, los que abandonaron el cuerpo en estado de lucidez mental, entran más tarde como en un estado de somnolencia o turbación, que es como un sueño reparador de sus energías psíquicas, que necesitan para seguir desenvolviéndose en su nueva forma de vida. Este sueño o sopor es similar al del feto cuando está en el claustro materno, dentro de un necesario proceso de preparación, acopiando las energías necesarias para afrontar su nueva forma de existencia. Cuando despiertan de este sueño, suelen estar aún algo confundidos, hasta que se reconocen y toman conciencia de sí mismos y comprenden que están muertos,pero se sienten vivos, comprobando con sorpresa su cuerpo impalpable y luminoso con las mismas formas y semejanzas al dejado en este mundo.
Se sorprenden también al comprobar que pueden atravesar los cuerpos sólidos sin la menor dificultad, así como que se pueden trasladar instantáneamente al lugar donde les lleva su pensamiento o deseo.
En muchos casos permanecen lúcidos tras la muerte y en las primeras horas que siguen al fallecimiento, se suelen preocupar por hacerse notar por su familia y amigos, por lo que durante algunos días después de su muerte, suelen visitarlos con frecuencia intentando infructuosamente casi siempre, contactar con ellos, pero finalmente siempre terminan pasando por el necesario sueño reparador.
Durante ese sueño pueden recibir influencias perturbadoras que les dificulten el normal despertar. Así, se pueden sentir atraídos como por un imán al plano físico; este es el efecto de las emociones intensas de quienes les recuerdan con nostalgia y lloros, con apegos u odios, así como en el caso de los que se han ido con una inquietud fuerte o alguna cosa que dejaron pendiente en este mundo. Estos lloros y lamentos de los “vivos” que quedaron aquí, son factores muy perturbadores para ellos, en cuanto a que son vibraciones de un tono psíquico que les origina un estado de ansiedad, inquietud y desasosiego que les atrae hacia los ambientes terrenales, atrasando así su normal despertar y desenvolvimiento en el mundo espiritual.
A veces quedan como por un tiempo como flotando en el ambiente físico, pudiendo ver su propio cadáver como algo que ya no les pertenece ni les interesa. Los muy apegados a su cuerpo y a su vida, no lo abandonan de inmediato, creyendo que están viviendo una pesadilla de la que van a despertar, llegando a veces a ver su cuerpo en descomposición. Los que están muy apegados a la vida en este mundo y a su cuerpo, se abrazan a él como tratando de no perderlo, pasándolo mal hasta que finalmente se dan cuenta de que ya no les pertenece.
También es frecuente que asistan a su propio entierro y funeral, comprobando como nadie nota su presencia, y cuando finalmente se cansa de intentar llamar la atención de los que quedaron aquí, pero sin éxito, trata de alejarse a otro lugar desconocido para él con la ayuda de algún otro Ser espiritual que le pueda ayudar. La primera y principal ayuda es que comprenda y acepte su realidad.
Durante el tiempo que permanecen apegados a lo físico, suelen sentirse tristes por el aislamiento de la gente en medio de un ambiente extraño donde nadie les reconoce, y cuando alguna vez son percibidos por alguna persona viva, a veces son objeto de insanas curiosidades, miedos y temores por parte de estos, que les llaman espectros, fantasmas, etc; y lo que es peor: intentan ayudarles o alejarles con rituales extraños y ceremonias ridículas, como si su paso por la muerte los hubiera transformado en “demonios malignos”.
Ernesto Bozzano, en su obra “La crisis de la muerte”, hizo un estudio comparativo entre muchos relatos mediúmnicos de diferentes Espíritus, y finalmente hizo la siguiente síntesis:
1º) Todos afirmaron haberse encontrado nuevamente con forma humana en esa existencia;
2º) Todos ignoraron, durante algún tiempo, que estaban muertos;
3º) Todos pasaron, en el transcurso de la crisis anterior a la agonía, o poco después, por la prueba de la reminiscencia sintética de todos los acontecimientos de la existencia que se les acababa (“visión panorámica”, o “epílogo de la muerte”);
4º) Fueron acogidos en el mundo espiritual por los Espíritus de personas de sus familias y de sus amigos muertos;
5º) Casi todos pasaron por una fase más o menos larga de “sueño reparador”;
6º) Se encontraron en un medio espiritual radiante y maravilloso (en el caso de muertos moralmente normales), y en un medio tenebroso y opresivo (en el caso de muertos moralmente depravados);
7º) Reconocieron que el medio espiritual era un nuevo mundo objetivo, sustancial, real, análogo al medio terrestre espiritualizado;
8º) Aprendieron que eso era debido al hecho de que, en el mundo espiritual, el pensamiento constituye una fuerza creadora, por medio de la cual todo Espíritu existente en el “plano astral” puede reproducir el entorno de sus recuerdos;
9º) No tardaron en saber que la transmisión de pensamientos es la forma de lenguaje espiritual, aunque ciertos Espíritus recién llegados, por ilusión, crean conversar por medio de la palabra;
10º) Verificaron que, gracias a la facultad de la visión espiritual, se encontraban en estado de percibir los objetos de un lado a otro, en su interior y a través de ellos;
11º) Comprobaron que los Espíritus se pueden transferir temporalmente de un lugar a otro, aunque esté muy distante, por simple efecto de su voluntad, lo que no impide que también puedan pasear en el medio espiritual, o deslizarse a cierta distancia del suelo;
12º) Aprendieron que los Espíritus de los muertos gravitan fatalmente y automáticamente hacia la esfera espiritual que les corresponde, en virtud de la “ley de afinidad”.
Bozzano, también añade otras concordancias que señala como “secundarias”, a saber:
1º) Los difuntos que se comunican están de acuerdo en afirmar que los Espíritus de los muertos, a quienes nos unimos en vida, intervienen para acoger y guiar a los recién desencarnados, antes de comenzar la fase del “sueño reparador”.
2º) Cuando los Espíritus refieren haber visto sus cadáveres en el lecho de muerte, generalmente hablan del fenómeno llamado “cuerpo etéreo”, que se condensa sobre el “cuerpo somático”. Este detalle concuerda, casi siempre, con la constante afirmación de los videntes que han estado a la cabecera de los moribundos.
3º) Ellos dicen, de común acuerdo, que, así como no puede haber individualidades vivas absolutamente idénticas, tampoco pueden existir desencarnadas individualidades idénticas en el sentido de estar en la misma escala de elevación espiritual. Se deduce así que, incluso aquellas llamadas “almas gemelas” en la existencia terrestre, llegado un momento se separan en el mundo espiritual, aunque puedan verse cuando quieran.
4º) Se encuentran de acuerdo al afirmar que, aunque los Espíritus tengan la facultad de crear más o menos bien, por la fuerza del pensamiento, lo que les sea necesario, cuando se trata de obras complejas e importantes, la tarea es confiada a grupos de Espíritus especializadas en ello.
5º) Son unánimes al afirmar que los Espíritus de los difuntos, cuando están dominados por las pasiones humanas, se conservan ligados al medio donde vivieron, por un lapso más o menos prolongando de tiempo. Se deduce que, no pudiendo gozar del beneficio del sueño reparador, esos Espíritus persisten en la ilusión de juzgarse todavía vivos, aunque presas de un extraño sueño, o de una opresiva pesadilla. En este caso, se tornan, muchas veces, “Espíritus asombradores”, o “perseguidores”.
6º) Nos informan, unánimemente, de que en el mundo espiritual, los Espíritus jerárquicamente inferiores no pueden percibir a los que les son superiores. Esto es consecuencia de los diferentes tonos vibratorios de sus “cuerpos etéreos”.
7º) Se muestran de acuerdo al afirmar que las dilacerantes crisis de dolor, que se producen con frecuencia delante de los lechos de muerte, no solo son penosas para los Espíritus de los difuntos, sino que además les impiden entrar en relación con las personas queridas y los retienen en el medio terrestre.
8º) Finalmente, afirman al unísono que, algunas veces, cuando se encuentran solos y presas de incertidumbres o perplejidades de todas clases, perciben una voz que sienten llegar de lejos y les aconseja sobre lo que deben hacer. Es una voz procedente de Espíritus amigos que, habiéndoles percibido telepáticamente los pensamientos, se apresuran a trasmitirles sus consejos.
Por lo dicho, tengamos bastante claro que por el bien de nuestros Seres queridos, no debemos lamentar exageradamente su pérdida; la postura más adecuada es la de rechazar pensamientos deprimentes o nostálgicos, y dedicarles los mejores recuerdos pensamientos y deseos para su mejor y más fácil adaptación a la nueva vida a la que acceden. Estos pensamientos de afecto, gratitud y ayuda, actúan como magnetizadores y tranquilizadores para el Ser fallecido, facilitando así el que los lazos que todavía pueda retener su Periespíritu con la materia, se aflojen y se suelten más facilmente.
-Jose Luis Martín-
“ Morir es nacer como nacer es morir. Nada viene de la nada ni nada va a la nada”
Kilogo –
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jueves, 22 de diciembre de 2016
Los infortunios ocultos
EL EGOÍSMO
913* Entre los vicios, ¿cuál puede considerarse como radical?
«Muchas veces lo hemos dicho, el egoísmo; de él arrancan todos los males. Estudiad todos los vicios, y encontraréis que en el fondo de todos ellos reside el egoísmo. En vano los combatiréis, y no conseguiréis extirparlos hasta que no hayáis atacado el mal en su raíz, hasta que no hayáis destruido la causa. Dirigid, pues, todos vuestros esfuerzos hacia este objeto, porque él es el verdadero cáncer de la sociedad. Cualquiera que desee aproximarse desde esta vida a la perfección moral, debe arrancar de su corazón todo sentimiento de egoísmo; porque éste es incompatible con la justicia, con el amor y con la caridad; neutraliza todas las otras
cualidades».
Fundándose el egoísmo en el sentimiento de interés personal, parece muy difícil extirparlo completamente en el corazón humano, ¿llegará a conseguirse?
«A medida que los hombres se ilustran sobre las cosas espirituales, dan menos importancia a las materiales. Además es preciso reformar las instituciones que excitan y mantienen el egoísmo. Esto depende de la educación».
. Siendo el egoísmo inherente a la especie humana, ¿no será siempre un obstáculo para el reino del bien absoluto en la tierra?
«Cierto que el egoísmo es vuestro mal mayor, pero depende de la inferioridad de los espíritus encarnados en la tierra, y no de la misma humanidad. Luego; purificándose los espíritus en encarnaciones sucesivas, se desprenden del egoísmo como de sus otras impurezas. ¿No tenéis en la tierra ningún hombre que, libre de egoísmo, practique la caridad?
Hay más de los que vosotros creéis, pero vosotros no los conocéis; porque la virtud no busca el ruido de la publicidad. Y si hay uno, ¿por qué no ha de haber diez? Si díez, ¿por qué no mil? Y así sucesivamente».
Lejos de disminuir el egoísmo, crece con la civilización que parece excitarlo y mantenerlo. ¿Cómo pues, la causa destruirá el efecto?
«Mientras más grande es el mal, más horrible se presenta, y preciso era que el egoísmo originase mucho mal, para que se conociese la necesidad de extirparlo. Cuando los hombres hayan sacudido el egoísmo que los domina, vivirán como hermanos sin hacerse mal, ayudándose mutuamente por el mutuo sentimiento de la solidaridad. Entonces el fuerte será apoyo del débil y no su opresor, y no se verán hombres faltos de lo necesario; porque todos practicarán la ley de justicia. Este es el reino del bien de cuya preparación están encargados los espíritus».
EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
ALLAN KARDEC
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¿ El proceso de la desencarnación, dura igual para todos ?
Antes de abordar esta cuestión, veamos las ideas de lo que es la muerte y la desencarnación. Se trata de dos conceptos diferentes. La muerte es la cesación de la vida orgánica del cuerpo, y la desencarnación es la salida o abandono de ese cuerpo por el Espíritu que lo comandaba, o sea, que desencarna. Así, el Espíritu encarna y desencarna, o sea que son dos términos antagonistas.
Se puede morir y a continuación desencarnar (es lo más frecuente), y se puede desencarnar aun antes de la cesación total de la vida orgánica, (esto es bastante excepcional y solo ocurre en algunos espíritus muy elevados, a los que por su propia fuerza y luz, se les permite anticiparse a la expiración del cuerpo y abandonarlo momentos antes de que esta se produzca.
La duración del proceso de la desencarnación es muy variable; depende, en primer lugar de lo más o menos apegado que esté el Ser a la materia que tiene que abandonar, principalmente la de su cuerpo físico, así como el temor y apego por la pérdida de su entorno familiar, social, y de los bienes materiales,así como también de lo preocupado que se encuentre por asuntos más o menos banales que le atan a las cosas y al ambiente de esta vida .
Cuando llega la muerte al final de una enfermedad más o menos larga, o después de un estado de agotamiento físico, un momento antes del último aliento, cuando el moribundo todavía es consciente, a veces suele experimentar dudas y temores ante lo que sabe o lo que ignora que le aguarda de inmediato, sobre todo cuando la persona siempre ha sido escéptica o ignorante en estos temas. En estas circunstancias es cuando más claramente se comprende la importancia y la necesidad de tener un conocimiento espiritual que despeje algunas de sus incógnitas y disipe ciertos temores.
La turbación causada por el desprendimiento del Alma, es menos penosa y duradera cuando el Ser recién desencarnado ha experimentado el proceso de una larga enfermedad; esto es debido a que durante el mismo se han ido debilitando las fuerzas orgánicas, poco a poco los lazos que le mantienen unido al cuerpo físico en un natural proceso de desencarnación.
Cuando conservan la lucidez hasta el final, o cuando presienten la cercanía del momento, si no tienen la conciencia tranquila se sienten angustiados, pero en los casos de personas que saben que han hecho el bien en su vida y su conciencia está tranquila y satisfecha, se sienten tranquilos y esperanzados ante el porvenir inmediato, experimentando el goce de una paz íntima.
- Jose Luis Martín -
“La muerte y el nacimiento son tan solo las luchas que vence la vida consigo misma para manifestar, en formas transfiguradas, mucho más de sí misma”.
J.G.Fitche -
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El que no quiere tomarse el trabajo de estudiar, tiene más curiosidad que deseo real de instruirse, y los espíritus no aprecian más que yo a los curiosos. Por otra parte, la codicia les es esencialmente antipática, y no se prestan a nada que puede satisfacerla. Sería preciso sería formarse de ellos una idea muy falsa para creer que espíritus superiores, como Fenelón, Bossuet, Pascal y San Agustín, por ejemplo, se pongan a las órdenes de un advenedizo, a tanto por hora. No, caballero, las comunicaciones de ultratumba son muy serias y requieren mucho respeto para ser puestas en exhibición.
Sabemos, por otra parte, que los fenómenos espiritistas no marchan como las ruedas de un mecanismo, puesto que dependen de la voluntad de los espíritus. Aun admitiendo la aptitud medianímica, nadie puede responder de obtenerlos en un momento determinado. Si los incrédulos son dados a sospechar de la buena fe de los médiums en general, peor sería si se notase en ellos el estímulo del interés. Y con razón podría sospecharse que el médium retribuido simularía el fenómeno cuando no lo produjese el espíritu, porque ante todo le sería preciso ganar su dinero. Puesto que el desinterés más absoluto es la mejor garantía de sinceridad, repugnaría a la razón el hacer venir por interés a las personas que nos son queridas, suponiendo que consintiesen en ello, lo cual es más que dudoso: en todo caso,sólo se prestarían a este cálculo espíritus de baja ralea, poco escrupulosos acerca de los medios e indignos de confianza, y aun éstos se gozan en el censurable placer de burlar las combinaciones y los cálculos de sus panegiristas.
La naturaleza de la facultad medianímica se opone, pues, a que se la convierta en una profesión, porque depende de una voluntad extraña al médium que podría faltarle en el momento en que más la necesitase, a menos que no se la supliese por la astucia. Pero aun admitiendo una completa buena fe, desde el momento en que los fenómenos no se obtienen a voluntad, seria efecto de la casualidad el que, en la sesión retribuida, se produjese precisamente el hecho deseado para el convencimiento. Bien puede usted dar cien mil francos a un médium, seguro de que no obtendrá de los espíritus lo que éstos no quieran hacer. Este cebo, que desnaturalizaría la intención, transformándola en un violento deseo de lucro, sería, por el contrario, un motivo de que no lo obtuviese. Si se está bien persuadido de
la verdad de que el afecto y la simpatía son los más poderosos móviles de atracción para los espíritus, se comprenderá que no pueden ser solicitados por el pensamiento de emplearlos en el lucro.
Aquel, pues, que tenga necesidad de hechos para convencerse, debe probar a los espíritus su buena voluntad con una observación seria y paciente, si quiere ser secundado por ellos.
Pero si es verdad que la fe no se impone, no lo es menos que tampoco se compra.
Sabemos, por otra parte, que los fenómenos espiritistas no marchan como las ruedas de un mecanismo, puesto que dependen de la voluntad de los espíritus. Aun admitiendo la aptitud medianímica, nadie puede responder de obtenerlos en un momento determinado. Si los incrédulos son dados a sospechar de la buena fe de los médiums en general, peor sería si se notase en ellos el estímulo del interés. Y con razón podría sospecharse que el médium retribuido simularía el fenómeno cuando no lo produjese el espíritu, porque ante todo le sería preciso ganar su dinero. Puesto que el desinterés más absoluto es la mejor garantía de sinceridad, repugnaría a la razón el hacer venir por interés a las personas que nos son queridas, suponiendo que consintiesen en ello, lo cual es más que dudoso: en todo caso,sólo se prestarían a este cálculo espíritus de baja ralea, poco escrupulosos acerca de los medios e indignos de confianza, y aun éstos se gozan en el censurable placer de burlar las combinaciones y los cálculos de sus panegiristas.
La naturaleza de la facultad medianímica se opone, pues, a que se la convierta en una profesión, porque depende de una voluntad extraña al médium que podría faltarle en el momento en que más la necesitase, a menos que no se la supliese por la astucia. Pero aun admitiendo una completa buena fe, desde el momento en que los fenómenos no se obtienen a voluntad, seria efecto de la casualidad el que, en la sesión retribuida, se produjese precisamente el hecho deseado para el convencimiento. Bien puede usted dar cien mil francos a un médium, seguro de que no obtendrá de los espíritus lo que éstos no quieran hacer. Este cebo, que desnaturalizaría la intención, transformándola en un violento deseo de lucro, sería, por el contrario, un motivo de que no lo obtuviese. Si se está bien persuadido de
la verdad de que el afecto y la simpatía son los más poderosos móviles de atracción para los espíritus, se comprenderá que no pueden ser solicitados por el pensamiento de emplearlos en el lucro.
Aquel, pues, que tenga necesidad de hechos para convencerse, debe probar a los espíritus su buena voluntad con una observación seria y paciente, si quiere ser secundado por ellos.
Pero si es verdad que la fe no se impone, no lo es menos que tampoco se compra.
V. - Comprendo este razonamiento desde el punto de vista moral; ¿pero no es justo que el que emplea su tiempo en interés de la causa sea indemnizado, impidiéndole aquel empleo el trabajar para vivir?
A.K. - Ante todo, ¿lo hace precisamente en interés de la causa o en interés propio? Si ha dejado su estado, es porque no estaba satisfecho de él y porque esperaba ganar más con el nuevo oficio, o trabajar menos. Ningún mérito tiene emplear el tiempo cuando se hace para lograr provecho. Esto es absolutamente como decir que el panadero fabrica el pan en provecho de la Humanidad. La mediumnidad no es el único recurso, y de no existir ella, los médiums interesados se verían obligados a ganarse la vida de otro modo. Los médiums verdaderamente formales y desinteresados buscan los medios de vivir en el trabajo cotidiano, y no abandonan sus ocupaciones cuando necesitan de éstas para subsistir: sólo consagran a la mediumnidad el tiempo que sin perjuicio puedan ocuparle; si se dedican a ella en sus ratos de ocio y de reposo, existe entonces verdadero desinterés, por el cual se
les ve agradecidos y son objeto de aprecio y respeto.
A.K. - Ante todo, ¿lo hace precisamente en interés de la causa o en interés propio? Si ha dejado su estado, es porque no estaba satisfecho de él y porque esperaba ganar más con el nuevo oficio, o trabajar menos. Ningún mérito tiene emplear el tiempo cuando se hace para lograr provecho. Esto es absolutamente como decir que el panadero fabrica el pan en provecho de la Humanidad. La mediumnidad no es el único recurso, y de no existir ella, los médiums interesados se verían obligados a ganarse la vida de otro modo. Los médiums verdaderamente formales y desinteresados buscan los medios de vivir en el trabajo cotidiano, y no abandonan sus ocupaciones cuando necesitan de éstas para subsistir: sólo consagran a la mediumnidad el tiempo que sin perjuicio puedan ocuparle; si se dedican a ella en sus ratos de ocio y de reposo, existe entonces verdadero desinterés, por el cual se
les ve agradecidos y son objeto de aprecio y respeto.
QUE ES EL ESPIRITISMO. ALLAN KARDEC.
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LA FE EN DIOS
La fe en Dios no te apartará de las pruebas inevitables, pero te investirá de la fuerza necesaria para soportarlas;
La fe en Dios no te apartará de las pruebas inevitables, pero te investirá de la fuerza necesaria para soportarlas;
No te apartará los obstáculos del camino, pero te dará la significación de cada uno de ellos, para que recibas, en silencio, el mensaje del que son portadores;
No impedirá el apartamiento de los compañeros a los que más te aficionaste, en los encargos que te marcan la vida, pero se te concederán las energías y recursos para sustituirlos, hasta que surjan otros cooperadores decididos a apoyarte;
No te librará de la enfermedad que todavía necesites, sin embargo, te iluminará el entendimiento para que asimiles el recado saludable;
No te retirará de los desengaños y decepciones que el mundo te propicie, pero te ayudará a extraer de ellos más luz al propio discernimiento;
No te desligará del pariente difícil, pero te enseñará a aceptarlo y comprenderlo en tu propio beneficio;
No te prohibirá las caídas probables en las pistas de la existencia, pero te enseñará a través del propio dolor donde se encuentran las situaciones que te cabe evitar, en auxilio de ti mismo;
No te librará de los problemas que, por ventura, amenacen tu paz, pero te dará la serenidad para resolverlos con seguridad;
No te buscará en los laberintos de la ilusión, en los que tal vez hayas penetrado impensadamente, entretanto, te iluminará la razón para que te liberes;
No te librará de los problemas que, por ventura, amenacen tu paz, pero te dará la serenidad para resolverlos con seguridad;
No te buscará en los laberintos de la ilusión, en los que tal vez hayas penetrado impensadamente, entretanto, te iluminará la razón para que te liberes;
La fe en Dios, por fin, no te cambiará los cuadros exteriores de lucha, pero te infundirá la paciencia para que comprendas en todos ellos los grados de elevación que necesitas, para escalar las cimas de la vida imperecedera.
(Mensaje psicografiado por Francisco Cándido Xavier, plasmado en el libro "Amigo" de 1979, publicdo por CEU- Unión Cultura Espírita)
- Aportado por Claudia Dantas-
(Mensaje psicografiado por Francisco Cándido Xavier, plasmado en el libro "Amigo" de 1979, publicdo por CEU- Unión Cultura Espírita)
- Aportado por Claudia Dantas-
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...Y cuando todo parezca aniquilar tus aspiraciones, y los fardos del mundo pesen demasiado sobre tus hombros, acuérdate de Él, en el establo humilde y despreciado, para renovar a toda la humanidad con la luz imperecedera de su infinito amor.
Evócalo en las horas de amargura, y sonríe en agradecimiento a la bendición del dolor.
Sólo las almas elegidas son tentadas; sólo ellas tienen fuerzas para superar la tentación.
Joanna de Ângelis/Divaldo Franco - Libro Espíritu y vida – Editora LEAL
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LOS INFORTUNIOS OCULTOS
En las grandes calamidades, la caridad se conmueve y se ven generosos rasgos para reparar los desastres; pero al lado de esos desastres generales, millares de desastres particulares hay que pasan desapercibidos, como personas que yacen sobre inmundicias sin quejarse. Estos son aquellos infortunios prudentes y ocultos que la verdadera generosidad sabe descubrir sin esperar que vengan a pedir asistencia.
¿Quién es esa mujer de maneras distinguidas, que va con sencillez aunque cuidada, seguida de una joven vestida también modestamente?
Entra en una casa de sórdida apariencia, en la que es conocida sin duda, porque en la puerta la saludan con respeto.
¿Dónde va? Sube hasta la bohardilla, y allí yace una madre de familia en una cama, rodeada de sus hijos; a su llegada, la alegría brilla en aquellas caras demacradas; es que va a calmar todos sus dolores; lleva consigo lo necesario, sazonado con dulces y consoladoras palabras, que hacen aceptar el bien sin vergüenza, porque estos desgraciados no son pordioseros de profesión; el padre está en el hospital, y durante este tiempo, la madre no puede acallar a todas las necesidades. Gracias a ella, esos pobres niños no sufrirán frío ni hambre, irán a la escuela bien abrigaditos, y el seno de la madre no se agotará para los más pequeños.
Si hay uno de ellos enfermo, ningún cuidado material le repugnará. De allí se va al hospital a llevar al padre algunos consuelos y tranquilizarle sobre la suerte de su familia. Al extremo de la calle espera un carruaje, verdadero almacén de todo lo que ella lleva a sus protegidos, que visita sucesivamente; no les pregunta por su creencia ni por su opinión, porque para ella todos los hombres son hermanos e hijos de Dios.
Concluído su paseo, se dice: He empezado bien mi jornada. ¿Cuál es su nombre? ¿dónde vive? Nadie lo sabe; para los desgraciados es un nombre que nada descubre, pero es el ángel de consuelo, y por la noche un concierto de bendición se eleva por ella hacia el Criador; católicos, judíos, protestantes, todos la bendicen.
¿Por qué ese porte tan sencillo? Es porque no quiere insultar a la miseria con su lujo.
¿Por qué se hace acompañar por su joven hija? Para enseñarle cómo se debe practicar la beneficencia. Su hija hace también caridad, pero su madre la dice: "¿Qué puedes dar tú, hija mía, si no tienes nada tuyo? Si yo te entrego alguna cosa para pasar a la mano de los otros, ¿qué mérito tendrás? En realidad seré yo la que haré la caridad, y tú la que tendrás el mérito; esto no es justo. Cuando vamos a visitar a los enfermos, tú me ayudas a asistirlos; pues el procurarles cuidados, ya es dar alguna cosa. ¿No te parece esto suficiente? Nada hay más sencillo; aprende a hacer obras útiles confeccionando vestidos para estos niños, de este modo tú darás alguna cosa que te pertenezca".
Este es el modo como esa madre, verdaderamente cristiana, forma a su hija según la práctica de las virtudes enseñadas por Cristo. ¿Es espiritista? ¡Qué importa que no lo sea!
Para la sociedad, es la mujer del mundo, porque su posición lo exige; pero se ignora lo que hace, porque no quiere otra aprobación que la de Dios y su conveniencia.
Sin embargo, una circunstancia imprevista conduce un día a su casa a uno de sus protegidos que le devolvía la labor; éste la reconoció y quiso bendecir a su protectora. "¡Chitón!, le dijo; no lo digas a nadie". Así hablaba Jesús.
Extraído de: "El Evangelio según el Espiritismo" - Allan Kardec
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