jueves, 22 de diciembre de 2016

Los infortunios ocultos


                     EL EGOÍSMO
913* Entre los vicios, ¿cuál puede considerarse como radical?
«Muchas veces lo hemos dicho, el egoísmo; de él arrancan todos los males. Estudiad todos los vicios, y encontraréis que en el fondo de todos ellos reside el egoísmo. En vano los combatiréis, y no conseguiréis extirparlos hasta que no hayáis atacado el mal en su raíz, hasta que no hayáis destruido la causa. Dirigid, pues, todos vuestros esfuerzos hacia este objeto, porque él es el verdadero cáncer de la sociedad. Cualquiera que desee aproximarse desde esta vida a la perfección moral, debe arrancar de su corazón todo sentimiento de egoísmo; porque éste es incompatible con la justicia, con el amor y con la caridad; neutraliza todas las otras
cualidades».
Fundándose el egoísmo en el sentimiento de interés personal, parece muy difícil extirparlo completamente en el corazón humano, ¿llegará a conseguirse?
«A medida que los hombres se ilustran sobre las cosas espirituales, dan menos importancia a las materiales. Además es preciso reformar las instituciones que excitan y mantienen el egoísmo. Esto depende de la educación».
. Siendo el egoísmo inherente a la especie humana, ¿no será siempre un obstáculo para el reino del bien absoluto en la tierra?
«Cierto que el egoísmo es vuestro mal mayor, pero depende de la inferioridad de los espíritus encarnados en la tierra, y no de la misma humanidad. Luego; purificándose los espíritus en encarnaciones sucesivas, se desprenden del egoísmo como de sus otras impurezas. ¿No tenéis en la tierra ningún hombre que, libre de egoísmo, practique la caridad?
Hay más de los que vosotros creéis, pero vosotros no los conocéis; porque la virtud no busca el ruido de la publicidad. Y si hay uno, ¿por qué no ha de haber diez? Si díez, ¿por qué no mil? Y así sucesivamente».
Lejos de disminuir el egoísmo, crece con la civilización que parece excitarlo y mantenerlo. ¿Cómo pues, la causa destruirá el efecto?
«Mientras más grande es el mal, más horrible se presenta, y preciso era que el egoísmo originase mucho mal, para que se conociese la necesidad de extirparlo. Cuando los hombres hayan sacudido el egoísmo que los domina, vivirán como hermanos sin hacerse mal, ayudándose mutuamente por el mutuo sentimiento de la solidaridad. Entonces el fuerte será apoyo del débil y no su opresor, y no se verán hombres faltos de lo necesario; porque todos practicarán la ley de justicia. Este es el reino del bien de cuya preparación están encargados los espíritus». 

EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
ALLAN KARDEC

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¿ El proceso de la desencarnación, dura igual para todos ?

Antes de abordar esta cuestión, veamos las ideas de lo que es la muerte y la desencarnación.  Se  trata de  dos conceptos diferentes. La muerte es la cesación de la vida orgánica del cuerpo, y la desencarnación es la salida o abandono de ese cuerpo por el Espíritu que lo comandaba, o sea, que desencarna. Así, el Espíritu encarna y desencarna, o sea que son dos términos antagonistas.
 Se puede morir y a continuación  desencarnar (es lo más frecuente), y se puede desencarnar aun antes de la cesación total de la vida orgánica, (esto es bastante excepcional y solo ocurre en algunos espíritus muy elevados, a los que por su propia fuerza y luz, se les permite anticiparse a la expiración del cuerpo y  abandonarlo momentos antes de que esta se produzca.
La duración del  proceso de la desencarnación es muy variable; depende, en primer lugar  de  lo más o menos  apegado  que esté el Ser a la materia que tiene que  abandonar,  principalmente la de su cuerpo físico, así como el temor y apego  por la  pérdida de  su entorno familiar, social, y de los bienes materiales,así como   también de lo preocupado que se encuentre por asuntos más o menos banales que le atan a las cosas y al ambiente de  esta vida .
     Cuando llega la muerte al final de una enfermedad más o menos larga, o después de un estado de agotamiento físico, un momento antes del último aliento, cuando el moribundo todavía es consciente, a veces suele experimentar dudas y temores ante lo que sabe o lo que ignora que le aguarda de inmediato, sobre todo cuando la persona siempre ha sido escéptica o ignorante en estos temas.  En estas circunstancias es cuando más claramente se comprende la importancia y la necesidad de tener un conocimiento espiritual que despeje algunas de sus incógnitas y disipe ciertos temores.
     La  turbación   causada  por  el  desprendimiento del Alma, es menos penosa  y duradera  cuando  el Ser  recién  desencarnado ha  experimentado el  proceso de una  larga enfermedad; esto es debido a que durante el mismo  se  han  ido  debilitando las fuerzas orgánicas, poco a  poco los  lazos que le mantienen  unido al cuerpo físico en un natural proceso de desencarnación.
Cuando conservan la lucidez hasta el final, o cuando presienten la cercanía del momento, si no tienen la conciencia tranquila se sienten angustiados, pero en los casos de personas que saben que han hecho el bien en su vida y su conciencia está tranquila y satisfecha, se sienten tranquilos y esperanzados ante el porvenir inmediato, experimentando el goce de una paz íntima.

- Jose Luis Martín -


“La muerte y el nacimiento son tan solo las luchas que vence la vida consigo misma para manifestar, en formas transfiguradas, mucho más de sí misma”.
J.G.Fitche -

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  MÉDIUMS INTERESADOS

El que no quiere tomarse el trabajo de estudiar, tiene más curiosidad que deseo real de instruirse, y los espíritus no aprecian más que yo a los curiosos. Por otra parte, la codicia les es esencialmente antipática, y no se prestan a nada que puede satisfacerla. Sería preciso sería formarse de ellos una idea muy falsa para creer que espíritus superiores, como Fenelón, Bossuet, Pascal y San Agustín, por ejemplo, se pongan a las órdenes de un advenedizo, a tanto por hora. No, caballero, las comunicaciones de ultratumba son muy serias y requieren mucho respeto para ser puestas en exhibición.
        Sabemos, por otra parte, que los fenómenos espiritistas no marchan como las ruedas de un mecanismo, puesto que dependen de la voluntad de los espíritus. Aun admitiendo la aptitud medianímica, nadie puede responder de obtenerlos en un momento determinado. Si los incrédulos son dados a sospechar de la buena fe de los médiums en general, peor sería si se notase en ellos el estímulo del interés. Y con razón podría sospecharse que el médium retribuido simularía el fenómeno cuando no lo produjese el espíritu, porque ante todo le sería preciso ganar su dinero. Puesto que el desinterés más absoluto es la mejor garantía de sinceridad, repugnaría a la razón el hacer venir por interés a las personas que nos son queridas, suponiendo que consintiesen en ello, lo cual es más que dudoso: en todo caso,sólo se prestarían a este cálculo espíritus de baja ralea, poco escrupulosos acerca de los medios e indignos de confianza, y aun éstos se gozan en el censurable placer de burlar las combinaciones y los cálculos de sus panegiristas.
       La naturaleza de la facultad medianímica se opone, pues, a que se la convierta en una profesión, porque depende de una voluntad extraña al médium que podría faltarle en el momento en que más la necesitase, a menos que no se la supliese por la astucia. Pero aun admitiendo una completa buena fe, desde el momento en que los fenómenos no se obtienen a voluntad, seria efecto de la casualidad el que, en la sesión retribuida, se produjese precisamente el hecho deseado para el convencimiento. Bien puede usted dar cien mil francos a un médium, seguro de que no obtendrá de los espíritus lo que éstos no quieran hacer. Este cebo, que desnaturalizaría la intención, transformándola en un violento deseo de lucro, sería, por el contrario, un motivo de que no lo obtuviese. Si se está bien persuadido de
la verdad de que el afecto y la simpatía son los más poderosos móviles de atracción para los espíritus, se comprenderá que no pueden ser solicitados por el pensamiento de emplearlos en el lucro.
       Aquel, pues, que tenga necesidad de hechos para convencerse, debe probar a los espíritus su buena voluntad con una observación seria y paciente, si quiere ser secundado por ellos.
      Pero si es verdad que la fe no se impone, no lo es menos que tampoco se compra.
V. - Comprendo este razonamiento desde el punto de vista moral; ¿pero no es justo que el que emplea su tiempo en interés de la causa sea indemnizado, impidiéndole aquel empleo el trabajar para vivir?
A.K. - Ante todo, ¿lo hace precisamente en interés de la causa o en interés propio? Si ha dejado su estado, es porque no estaba satisfecho de él y porque esperaba ganar más con el nuevo oficio, o trabajar menos. Ningún mérito tiene emplear el tiempo cuando se hace para lograr provecho. Esto es absolutamente como decir que el panadero fabrica el pan en provecho de la Humanidad. La mediumnidad no es el único recurso, y de no existir ella, los médiums interesados se verían obligados a ganarse la vida de otro modo. Los médiums verdaderamente formales y desinteresados buscan los medios de vivir en el trabajo cotidiano, y no abandonan sus ocupaciones cuando necesitan de éstas para subsistir: sólo consagran a la mediumnidad el tiempo que sin perjuicio puedan ocuparle; si se dedican a ella en sus ratos de ocio y de reposo, existe entonces verdadero desinterés, por el cual se
les ve agradecidos y son objeto de aprecio y respeto.
QUE ES EL ESPIRITISMO. ALLAN KARDEC.

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                    LA FE EN DIOS

La fe en Dios no te apartará de las pruebas inevitables, pero te investirá de la fuerza necesaria para soportarlas; 

No te apartará los obstáculos del camino, pero te dará la significación de cada uno de ellos, para que recibas, en silencio, el mensaje del que son portadores; 

No impedirá el apartamiento de los compañeros a los que más te aficionaste, en los encargos que te marcan la vida, pero se te concederán las energías y recursos para sustituirlos, hasta que surjan otros cooperadores decididos a apoyarte;

No te librará de la enfermedad que todavía necesites, sin embargo, te iluminará el entendimiento para que asimiles el recado saludable;

No te retirará de los desengaños y decepciones que el mundo te propicie, pero te ayudará a extraer de ellos más luz al propio discernimiento;


No te desligará del pariente difícil, pero te enseñará a aceptarlo y comprenderlo en tu propio beneficio;

No te prohibirá las caídas probables en las pistas de la existencia, pero te enseñará a través del propio dolor donde se encuentran las situaciones que te cabe evitar, en auxilio de ti mismo;

No te librará de los problemas que, por ventura, amenacen tu paz, pero te dará la serenidad para resolverlos con seguridad;

No te buscará en los laberintos de la ilusión, en los que tal vez hayas penetrado impensadamente, entretanto, te iluminará la razón para que te liberes;

La fe en Dios, por fin, no te cambiará los cuadros exteriores de lucha, pero te infundirá la paciencia para que comprendas en todos ellos los grados de elevación que necesitas, para escalar las cimas de la vida imperecedera.

(Mensaje psicografiado por Francisco Cándido Xavier, plasmado en el libro "Amigo" de 1979, publicdo por CEU- Unión Cultura Espírita)

- Aportado por Claudia Dantas-

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         Mensaje de esperanza 


...Y cuando todo parezca aniquilar tus aspiraciones, y los fardos del mundo pesen demasiado sobre tus hombros, acuérdate de Él, en el establo humilde y despreciado, para renovar a toda la humanidad con la luz imperecedera de su infinito amor. 
Evócalo en las horas de amargura, y sonríe en agradecimiento a la bendición del dolor. 
Sólo las almas elegidas son tentadas; sólo ellas tienen fuerzas para superar la tentación. 

Joanna de Ângelis/Divaldo Franco - Libro Espíritu y vida – Editora LEAL 

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LOS INFORTUNIOS OCULTOS 

En las grandes calamidades, la caridad se conmueve y se ven generosos rasgos para reparar los desastres; pero al lado de esos desastres generales, millares de desastres particulares hay que pasan desapercibidos, como personas que yacen sobre inmundicias sin quejarse. Estos son aquellos infortunios prudentes y ocultos que la verdadera generosidad sabe descubrir sin esperar que vengan a pedir asistencia. 

¿Quién es esa mujer de maneras distinguidas, que va con sencillez aunque cuidada, seguida de una joven vestida también modestamente? 
Entra en una casa de sórdida apariencia, en la que es conocida sin duda, porque en la puerta la saludan con respeto. 
¿Dónde va? Sube hasta la bohardilla, y allí yace una madre de familia en una cama, rodeada de sus hijos; a su llegada, la alegría brilla en aquellas caras demacradas; es que va a calmar todos sus dolores; lleva consigo lo necesario, sazonado con dulces y consoladoras palabras, que hacen aceptar el bien sin vergüenza, porque estos desgraciados no son pordioseros de profesión; el padre está en el hospital, y durante este tiempo, la madre no puede acallar a todas las necesidades. Gracias a ella, esos pobres niños no sufrirán frío ni hambre, irán a la escuela bien abrigaditos, y el seno de la madre no se agotará para los más pequeños. 
Si hay uno de ellos enfermo, ningún cuidado material le repugnará. De allí se va al hospital a llevar al padre algunos consuelos y tranquilizarle sobre la suerte de su familia. Al extremo de la calle espera un carruaje, verdadero almacén de todo lo que ella lleva a sus protegidos, que visita sucesivamente; no les pregunta por su creencia ni por su opinión, porque para ella todos los hombres son hermanos e hijos de Dios. 
Concluído su paseo, se dice: He empezado bien mi jornada. ¿Cuál es su nombre? ¿dónde vive? Nadie lo sabe; para los desgraciados es un nombre que nada descubre, pero es el ángel de consuelo, y por la noche un concierto de bendición se eleva por ella hacia el Criador; católicos, judíos, protestantes, todos la bendicen. 
¿Por qué ese porte tan sencillo? Es porque no quiere insultar a la miseria con su lujo. 
¿Por qué se hace acompañar por su joven hija? Para enseñarle cómo se debe practicar la beneficencia. Su hija hace también caridad, pero su madre la dice: "¿Qué puedes dar tú, hija mía, si no tienes nada tuyo? Si yo te entrego alguna cosa para pasar a la mano de los otros, ¿qué mérito tendrás? En realidad seré yo la que haré la caridad, y tú la que tendrás el mérito; esto no es justo. Cuando vamos a visitar a los enfermos, tú me ayudas a asistirlos; pues el procurarles cuidados, ya es dar alguna cosa. ¿No te parece esto suficiente? Nada hay más sencillo; aprende a hacer obras útiles confeccionando vestidos para estos niños, de este modo tú darás alguna cosa que te pertenezca". 
Este es el modo como esa madre, verdaderamente cristiana, forma a su hija según la práctica de las virtudes enseñadas por Cristo. ¿Es espiritista? ¡Qué importa que no lo sea! 

Para la sociedad, es la mujer del mundo, porque su posición lo exige; pero se ignora lo que hace, porque no quiere otra aprobación que la de Dios y su conveniencia. 
Sin embargo, una circunstancia imprevista conduce un día a su casa a uno de sus protegidos que le devolvía la labor; éste la reconoció y quiso bendecir a su protectora. "¡Chitón!, le dijo; no lo digas a nadie". Así hablaba Jesús. 

Extraído de: "El Evangelio según el Espiritismo" - Allan Kardec

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