sábado, 28 de junio de 2014

El cambio plenetario



EL CAMBIO PLANETARIO


Por la mañana, al despertar, enciendo el aparato de televisión y las  primeras imágenes reflejan la crisis de la guerra,la terrible situación del desempleo en el mundo, la situación ambiental en el planeta,el hambre,
 las catástrofes y el aumento de la criminalidad en la Tierra.
Horas después, los periódicos transmiten las noticias del momento 
en una repetición monótona de lo que pasa en todas partes, 
destacando la guerra entre Judíos y Palestino que significa una injuria 
para nuestra civilización y considerada un nuevo holocausto.
Pronto antes en la meditación visualizo las multitudes descontentas de 
las ciudades, la violencia urbana en las chabolas de Brasil, en las 
escuelas, el aumento del consumo de las drogas consideradas ilícitas, 
la violencia entre las parejas y cada persona cargando con sus 
problemas, la libertad sexual, sus pasiones, odios y amores, victorias 
ilusorias y sufrimientos, pero también, veo a muchas personas 
sirviendo al semejante.
¿Esta crisis es en todo el mundo o en algún lugar específico? Decimos 
que es en todo el planeta, pues, es una nueva realidad que está 
ocurriendo, el mundo se está transformando y que nosotros, sus 
habitantes, no tenemos tiempo de percibir los profundos cambios en 
nuestras vidas y en nuestras ciudades.
En la hora presente es de muchas crisis, reflejándose en todas las 
actividades humanas, existiendo una generadora responsable por todo 
esto, la crisis moral que provoca el gran desajuste entre aquello a que 
el hombre aspira y la realidad en que él vive. Esta crisis moral es del 
Espíritu y no solamente de los intereses transitorios de la violencia 
y otros en la Tierra. El atraso espiritual del hombre responde por todas 
las consecuencias identificadas en la crisis general.
La corrupción moral genera la corrupción generalizada. La violencia 
agasajada en el interior del ser responde por la violencia exagerada 
y responde por la violencia individual y colectivamente.
El egoísmo y el orgullo están en la raíz de todos los males. Esos males 
del alma y son responsables por muchas manifestaciones negativas 
que prenden al hombre a la inferioridad moral. La crisis es sin duda, 
de fondo espiritual del hombre de hoy, el religioso materialista, que 
frecuenta los templos pero no se transforma para la vida 
espiritual superior.
Aprender a amar y a servir es tarea de auto-educación indispensable 
para todos nosotros en el despertar individual, de la era de 
regeneración, en este proceso evolutivo de la vida, como un farol 
iluminando los caminos de la vida espiritual.
Finalmente, recordemos que la Doctrina Espírita es dirigida para 
la educación del Espíritu y que puede transformar al hombre egoísta 
y orgulloso para un ser amoroso y solidario encaminando el Espíritu
 inmortal en el camino de la paz y felicidad. ¡Piense en eso!



   -João Cabral -

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La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla. García Márquez

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Influencias negativas


Todos sabemos que no estamos nunca solos, que siempre estamos rodeados de espíritus afines a nosotros,  que buscan en cierto modo influenciar en nuestras vidas. Los que nos aman tratan de sugerirnos
buenos pensamientos, buenas inspiraciones, para que nos dirijamos bien, y logremos hacer el bien, que es la puerta que nos abre la entrada en el  reino de Dios. 
También lamentablemente existen espíritus que no nos aman, enemigos de otras existencias a los que les hicimos daño, y desean a toda costa apartarnos del camino recto, por eso incentivan todas nuestras tendencias inferiores, para hacernos caer, y llevarnos al sufrimiento, al dolor, a la desesperación, dando paso al desequilibrio emocional que hace pesarosa nuestra vida.
El principal enemigo lo tenemos dentro de nosotros, somos nosotros mismos, ya que al ser aun imperfecto, cada una de nuestras imperfecciones son puertas abiertas a las malas influencias, a las debilidades, que nos hacen caer y después sufrir las consecuencias de esa caída.
La mejor terapia para el enfermo, es la cura de sí mismo, es aplicar la moral de Cristo, porque si cumplimos los mandamientos de la ley de Dios,  y somos sanos no tendremos nada que temer, de esas influencias negativas, ya que nada que nos sugieran aremos, porque sabremos distinguir el bien del mal y aremos el bien que es el camino que más nos conviene para tener la conciencia tranquila y vivir en paz.
Cuando somos atacados, por los enemigos, por los espíritus mistificadores, embusteros,  viciosos, vanidosos, ellos tratan de que nosotros sintamos esos digamos apetitos que nos harán caer en sus redes, entonces la técnica más eficaz es llevarles la contra, hacer todo lo contrario de los que ellos nos digan.  
Si nos crean el deseo del alcohol, debemos procurar hacer desaparecer ese deseo, ocupando nuestra mente haciendo alguna cosa, como es en la lectura de un libro, en una tarea, en un trabajo, tratando de apartar de nosotros el recuerdo de ese deseo, hasta que a fuerza de hacerlo, vallamos poco a poco aminorando ese apetito que nos domina al principio, porque quizás hemos sido dados al alcohol, pero que insistiendo en nuestro tesón de no ceder a ese deseo, ellos poco a poco irán perdiendo su dominio sobre nosotros.
Así sucede con todas las debilidades en general, atacándolas conseguiremos  hacerlas cada vez más débiles en nosotros, hasta que un día consigamos hacerlas desaparecer.
A veces ellos ejercen un fuerte dominio sobre nosotros, porque nuestra debilidad es muy grande, el mal está muy arraigado en nosotros, entonces solos no podemos, necesitamos ayuda, y para obtenerla  lo más inmediato y de mejor resultado es acudir a la  oración, ella al ser dirigida con fe y sentimiento obtiene el beneplácito de los Buenos Espíritus, que se dedican al socorro de los más débiles, y que cuando ven nuestro deseo ardiente de superarnos, no dudan ni un momento en mandarnos su auxilio reparador, dándonos fuerzas para resistir.

Siempre es necesario adquirir conocimientos para saber la realidad de las cosas, por eso la Doctrina Espirita, basada en la moral de  Cristo, en su Evangelio de Amor, nos ofrece luz y esclarecimiento para saber  dónde está la solución para nuestros problemas, sean  de índole moral o material, de conducta, de urbanidad, de buenas maneras, hay muchas cosas que por nuestra inferioridad no alcanzamos a comprender a verlas con el verdadero sentido, el conocimiento nos hace libres, porque vamos dando la verdadera utilidad y el verdadero sentido a las cosas.
Lo que muchas veces nos parece razonable, cuando lo estudiamos bajo la luz del evangelio adquiere diferente sentido, pues no lo miramos egoístamente, ni con las miras de satisfacer a terceros, lo miramos con la luz del Maestro que es el camino la Verdad y la Vida, y con el no nos perderemos.
No podemos echar la culpa a los malos espíritus de su dominio sobre nosotros, es nuestra la culpa, porque somos débiles y cedemos, pero tenemos la libertad para decir no, si decimos sí, es porque nos apetece, porque aun impera en nosotros esa maldad que ellos tratan de incentivar, si les cerramos la puerta ellos no podrán hacer nada contra nosotros.
El verdadero cristiano no busca solo   socorrerse a sí mismo, para no caer y ser presa de los espíritus ignorantes, ha de buscar la forma de cambiar y hacerlos desistir de su empeño, tratando de que vean en el los beneficios que aporta ese cambio, la felicidad que da el ser fuerte y resistir cualquier sugestión que sabemos que nos domina, y que después de haberle dado paso, nos hace  sentirnos mal, por el peso de nuestra conciencia que nos acusa por haber cedido, entonces una vez que sentimos ese dominio sobre nosotros mismos, esa alegría ese regocijo nos anima y les anima también a ellos porque nos ven fuertes y cada vez más libres más contentos con nosotros mismos, cosa que ellos observan perfectamente.
Un alma obsesada es un alma enferma, un alma débil, que ha sucumbido y se ha dejado dominar, es difícil liberar a estos enfermo de los espíritus que la dominan, ellos actúan sobre ella con total libertad, la hace la mayoría de las veces desgraciada, infeliz, y  cuando les hablas del cambio, no lo aceptan se llenan de razón y no quieren dejar sus costumbres, solo a través del pase, la oración y la mucha entrega de los que están a su alrededor, pueden socorrerla, ya que no es fácil hacerle razonar.
Por eso hay que aprovechar los momentos de lucidez, que ellos tienen para poder hablarles, esclarecerlas, hacerlas razonar, bajo otras perspectivas, a las que ellas se entregan, y para ello el mediador debe ser muy comedido, hasta hacerla razonar y poder poco a poco ir cambiando de actitud frente al mal que las aflige. Pues todos sabemos que hay que crecer ante el dolor, que este no es eterno, y que tiene toda la fuerza que queramos darle.
Otra de las cosas que nos libera es el saber perdonar las ofensas, siempre que el rencor anida en nuestro corazón, abre la puerta al resentimiento, y un espíritu resentido, es un espíritu preso, que no puede hacer el bien, porque está enfermo, para liberarnos de las ataduras del rencor, hemos
de perdonar, y olvidar las ofensas, eso nos deja caminar y nos permite el acceso en todas partes, porque lo hacemos de corazón, mientras que con el resentimiento estamos predispuestos a caer en cualquier contrariedad.
Ya que la ofensa nos impide muchas veces ceder a cosas pequeñas, que adquieren un volumen grandioso cuando están animadas por el resentimiento de ofensas que no cicatrizaron y que cualquier pinchacito hace de nuevo abrir la herida y dañar al espíritu atribulado.
El amor es la mejor terapia para poder caminar libres, hagamos posible que este crezca dentro de nuestro corazón, y podremos comprender a todos los enfermos,  no esperemos a que ellos cambien para nosotros, somos nosotros los que hemos de cambiar para ellos, démonos de lleno en cualquier servicio, la nobleza de corazón nos abrirán muchas puertas que permanecen cerradas para el enfermo, es como si para caminar nos dieran unos zapatos, con los cuales no sintiéramos las piedras del camino, y gracias a esos zapatos, podríamos acceder a los sitios más agrestes, causando a nuestro alrededor mejor sintonía, mayor amplitud, porque dejamos a un lado todas las piedras del camino, para centrarnos solo en el caminar y hacerlo debidamente, sin miedo a los atavismos del camino, ya que los hicimos desaparecer, al superar los defectos que permitían la entrada a las sombras de nuestra propia sombra,  pues la culpa es solo nuestra por nuestras debilidades.
Esos zapatos son el amor, cuanto más desarrollado mejor material, más fuerza, menos riesgos ante los impedimentos, estos pierden intensidad al no ofrecerles resistencia, sino aceptarlos humildemente en bien de nuestros semejantes.
Mientras nos distraemos con las cosas materiales, muchas veces descuidamos  el patrimonio divino dentro de nosotros mismos, y los verdugos de la paz  rodean nuestra residencia carnal, amenazando nuestra felicidad.
Hemos de procurar despertar  si estamos enfermos hacia nuestra responsabilidad, y para ello, el autoanálisis  honesto, nos puede hacer romper  definitivamente con nuestras imperfecciones, reformulando propósitos  de salud moral, sumergiéndonos en la meditación, para que prosigamos renovados, en la marcha constante…
Frente a este esfuerzo sincero, el enemigo desencarnado, no tiene nada que hacer con nosotros, solo admirar nuestro comportamiento, ver su efecto, en muy raras veces dejan de sensibilizarse, con nuestra nueva forma de dirigirnos, al contrario reaccionan positivamente, por eso debemos utilizar la Doctrina Espirita como medida profiláctica.                                                                                                                                                                                                                        Al estar endeudados con ellos, debemos procurar adquirir riqueza espiritual por medio de ser virtuosos, caminando con rectitud, pese a los impedimentos, esto nos ayudará a liberarnos de las sombras y sicarios del ayer, resarciendo del fango y del lodo que nos mantiene en la retaguardia…
Gracias a la Doctrina Espirita, podemos resguardarnos y honrar nuestros días, elevándonos por el amor, trabajando infatigablemente en el bien de nuestros semejantes, auxiliándoles, y con la mente puesta en Jesucristo, comulgaremos con las esferas elevadas donde absorberemos las fuerzas necesarias para vencer todas las sugestiones de las que podamos ser víctimas, y sentiremos que orando y ayudando, la paz continua con nosotros.
Autor Merche
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Richard Simonetti
         FUGA

1-¿Por qué las personas se suicidan? Normalmente es un acto de fuga. El individuo quiere huir de determinada situación que lo atormenta, la muerte de un ser querido, el desastre financiero, la desilusión amorosa, la dolencia grave, como ya fue comentado. Dominado por la angustia, se dirige hacia la desesperación y pasa a ver en la muerte la solución para su problema, un viaje a la nada.

2-Aunque acobardado ante los desafíos de la existencia, ¿no está el suicida ejercitando el coraje de enfrentar lo desconocido? La tragedia del suicidio está en el hecho de que, con raras excepciones, las personas no desconocen que habrá consecuencias funestas. Aún así, hay tanta urgencia en huir de lo que les atormenta que acaban por cometer el acto insano.

3-¿Por qué ocurre esto? Las religiones tradicionales conciben que la vida continua. Enfatizan que responderemos en el Mundo Espiritual por lo que hicimos de nuestra vida; destacan la existencia regiones infernales o celestiales para donde irán las almas, de acuerdo con su comportamiento; conciben que el suicidio sea un pecado mortal, según sus dogmas, de imponen tormentos para toda la eternidad. Sin embargo, no ofrecen una visión más objetiva del Más Allá. Todavía permanecen en los dominios de la especulación, rozando la fantasía.

4-¿No son convincentes? Lo pueden ser para personas que aceptan los dogmas de su fe sin cuestionamientos, sin el cribo de la razón. Éstos pueden contener sus impulsos de autodestrucción, por miedo de castigos infernales. Pero no ocurre con la mayoría de los fieles, que navegan en la superficialidad de la creencia, sin una convicción sólida de inmortalidad.

5-¿Y cuál es la solución para convencer a los candidatos a la fuga de que, definitivamente, no es la mejor opción? Un joven, estimulado por compañeros, fumó marihuana. Al saberlo, el padre lo llevó a visitar un hospital para drogadictos, donde él observó, espantado, el cuadro dantesco de sufrimiento y desajuste de los viciados. Tomando conocimiento de lo que le esperaba, nunca más se mezcló con drogas. El Espiritismo, literalmente, nos lleva más allá, mostrando las consecuencias funestas del suicidio.

6-¿Es posible entrar en contacto con quien se suicidó? Ocurre en reuniones mediúmnicas. Manifestándose por intermedio de médiums preparados para ese tipo de contacto, los suicidas relatan sus tormentos. He conversado, en innumerables oportunidades, con esos infelices. Revelan, unánimemente, que ningún sufrimiento de la Tierra se compara al suyo.

7-¿Cuál es el resultado de ese contacto? El candidato al suicidio percibe que no es una buena opción. Solamente alguien que perdiese el uso de sus facultades mentales continuaría alimentando la idea de matarse, al tener conocimiento de que, literalmente, es saltar de la sartén al fuego.

8-¿Y cuando alguien, en virtud de una situación que le parece insoportable, intenta matarse, incluso conociendo las informaciones ofrecidas por el Espiritismo? Quien estudia la Doctrina Espírita y cultiva la reflexión sobre sus principios, difícilmente ejercitará tal desatino. Tiene conciencia de que las atribulaciones existenciales sl presentan como oportunidad de rescate de sus débitos kármico para un reajuste ante las leyes divinas, con vistas a un futuro de bendiciones.

Richard Simonetti - Extraído del libro "Suicidio todo lo que usted necesita saber para no cometer este terrible error"
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jueves, 26 de junio de 2014

Estudiemos la arrogancia


ESTUDIEMOS LA 
ARROGANCIA

“De todas las imperfecciones humanas, el egoísmo es el más difícil de desenraizar, este deriva de la materia y porque el humano está más cerca a su origen, y para que esta se mantenga, creo leyes, organismos sociales, educación”  “El abuso de las pasiones es la fuente del mal”    Libro de los espíritus Preg. 907
 Casi todos los problemas emocionales, y en esta clase veremos LA ARROGANCIA, son ocasionados por el egoísmo y la subjetividad al analizar la vida.
 Necesitamos posesiones para vivir en la tierra y el ansia de tenerlas, crecer, amar, comer, ser felices, o el encanto por los desafíos, el coraje, la osadía, entre otros factores buenos, nos llevan a las más altas esferas del liderazgo, pero el exceso de estas ansias, sin inteligencia moral, (tema posterior) nos lleva a apasionarnos y si perdemos del control de dicha pasión,  la convertimos en un enemigo implacable, que nos lleva a hacer cosas que sabemos  están mal sin poder evitarlas, generando vicios, uno de esos vicios o trastornos emocionales es la arrogancia.
 Arrogancia = “Cualidad de quien, por supuesta superioridad moral, social, intelectual o de comportamiento, asume una actitud prepotente o despreciativa con relación a los otros, orgullo ostensivo,  altivez”
 Disgreguemos el concepto de arrogancia

  1. Exacerbada estima de sí mismo, ya sea porque sufrió mucho y opta por la auto OBSECION, cuenta como sufrió y surgió de las miserias humanas, o porque se supone haber nacido en cuna noble, entre otros.
  2. Súper valorización de sí mismo, que toda pequeña injuria lo hace llevar al otro al campo del duelo a muerte, ya sea, (en muchos casos)  detestando en el fondo al sexo opuesto, machista o feminista aduciendo que sufrió mucho por la causa del sexo opuesto o progenitor malvado.
  3. Deseo compulsivo de imponerse a los demás, por supuesta baja estima o alta estima.
 Produce cuadros críticos de rigidez de pensamiento, que nos impide encontrar en los demás algo bueno, al sentirnos heridos por causas que luego analizaremos (patrones mentales) actuamos insanamente, atacando a quien nada nos hace, produciendo rivalidades y por muchos siglos.
 Nosotros los arrogantes, perdemos la cordura,  somos obstinados, intolerantes, rebeldes sin causa, intentando empañar el brillo del otro, osados no respetamos ni tememos los limites y desembocamos en la necesidad de control o domino de los demás, tener poder intelectual, espiritual, económico el PODER (valor más importante que el sexo)  nos disfrazamos de humildes,  nos creemos buenos, nos creemos sufridores y por lo mismo mejores que los demás,  no nos damos cuenta que actúanos como INCOMPETENTES (tema posterior) sociales, familiares, sexuales, etc.
 Esto nos lleva a los más severos trastornos psiquiátricos, psicológicos y espirituales, no vemos la realidad, solo lo que suponemos que es la realidad, de acuerdo a nuestra mente enferma.
 La arrogancia dirigida al pasado, repasamos todo lo malo (coleccionamos recuerdos negativos o solo los positivos) para justificar nuestra conducta sucia, baja o vil frente a nosotros o los demas, o justificarnos por ser “buenitos” ya que vivimos cosas “bellísimas”. Produciendo depresión.
 La arrogancia al futuro, llenos de ideas sobrevaloradas de nuestro futuro, sintiéndose héroe de ficción, marcando objetivos lejos de nuestras capacidades, talentos o habilidades y por lo mismo destinados al fracaso. Produciendo ansiedad cuando no psicosis.
 Arrogancia en el presente, soledad,  angustia, stress, y usando el tiempo como TIEMPO MUERTO jugando en el PC hasta esperar que el día le traiga nuevas esperanzas. Sin embargo el arrogante nunca se reconoce así.
 En la erraticidad de maldad existe un libro llamado “PUERTA ANCHA, CAMINO DE LA PERDICION HUMANA”; es usado en las escuelas de maldad espiritual; está en la biblioteca del HOSPITAL ESPERANZA, cuando su autor fue rescatado por EURIPIDES BARSALNULFO, y cuyo propósito es destruir a la humanidad y la obra de Cristo basada en la humildad verdadera como nos explica el espíritu Ermanence Dufaux, por mano del medim Wanderley Soares.
Pedro Echeverría B.



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"La codicia de los bienes ajenos es un mal que se generaliza.
Lentamente, las personas se muestran insatisfechas, al codiciar las pertenencias que no poseen y de las que no tienen real necesidad.
Si cada uno se bastase con los recursos de que dispone, la vida se convertiría más rica de belleza y de experiencias.
Existe una falsa propuesta de felicidad muy propagada en estos días, que llamaremos de "posesión por igual".
Todo el mundo desea las mismas cosas que el prójimo posee y la imitación de las fantasías y quimeras producidas por la imaginación, pasó a ser la meta que debe ser alcanzada.
Quien no consigue la "posesión por igual" se siente rechazado e infeliz.
No codicies nada de nadie.
Realízate en ti mismo y goza de la paz."

(Vida Feliz -- Joanna de Angelis)

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 REFLEXIONES CON MERCHE
Todos cultivamos muchos hábitos, pero todos sabemos  reconocer que no los hacemos del todo bien, por eso acostumbramos a desear mejorarnos, ir más lejos en nuestras acciones hasta perfeccionarlas.
La perfección es el fin del hombre, pero lamentablemente tardamos muchos en hacerlo, porque si nos perfeccionamos en algunas cosas, otras en cambio van muy despacio, lo cierto es que una existencia es muy poco tiempo para evolucionar, es imposible que en una sola existencias logremos la moral y la sabiduría.
Hay momentos en la vida, que nutrimos el alma, es cuando estamos angustiado y nos refugiamos en la doctrina de Cristo sea la que sea, nuestra alma enferma se apoya en sus lecciones y se alimenta, se reconoce, e intenta poco a poco hacer cambiar sus malos hábitos.
En otras ocasiones, el concurso en los logros materiales, son tan necesarios, que no conseguimos preocuparnos de las cosas del cielo, vivimos en solitario y nada queremos hacer para que todo a nuestro alrededor cambie. Trabajamos y a veces sin descanso, porque las circunstancias lo requieren así, y solemos dejar aparcadas las lecciones del cielo, por considerarlas secundarias.
La verdad y lo cierto es que ambos concursos son necesarios y hablan por sí mismos, pero no podemos quedarnos estacionados, dejando todas nuestras tareas y deberes aparcados sin remisión, la vida es bella, todos lo sabemos, pero también es un saco de sorpresas que nunca sabemos dónde nos va a llevar. Por eso el hábito de hacer el bien en todas partes es la mejor medicina.
No podemos ir aparcando todo, es mejor solucionarlo todo, no podemos dejar a las personas porque no son como nosotros, todos tenemos el derecho de pensar y decidir para  que los resultados nos identifiquen por cómo hemos obrado ante ellos.
Si intentamos cambiar, hemos de hacerlo para mejor. Si evaluamos  nuestro ser basándonos  en sus virtudes interiores de caridad, compasión, bondad, empatía y buen humor, alcanzaremos  una satisfacción verdadera. Esto nos permitirá crear y producir con libertad y alegría, sabiendo que aún cuando cometamos  todos los errores del mundo, seguiremos siendo valiosos. La perfección no importa cuando usted está feliz por sus logros internos, y no preocupado por controlar lo que los demás piensan y sienten sobre usted.
Cuando usted abra su mente a la idea de que existe una autoridad interna para valorar sus acciones, y sepa apreciar la maravilla y la belleza de su esencia humana, dejará de pensar en la perfección, en su "rendimiento" y en las opiniones que los otros tienen sobre usted. Sabrá que usted es casi perfecto en su esencia, y que no hay nada que probar ante los demás.
Cuando reconozca que su trabajo es intrínseco pero basado en manifestaciones externas, la vida se tornará mucho más fácil y menos agotadora. En lugar de permitir que su adicción a ser perfecto lo inmovilice, será libre de expresarse libremente y manifestar sus dones y talentos. ¡La expresión personal creativa causa alegría, no miedo!
   El Señor, nos dejó dicho: “Sed perfectos como mi Padre celestial es perfecto” (Mt 5,48). Tanto en el orden espiritual como en el material, no es más perfecto el que mejor se comporta, sino el que más ama. Y si queremos amar de verdad al Señor, tenemos que tener en cuenta, tal como Él nos manifiesta, que más le ama el que más y mejor cumple sus mandamientos y aquí hay un mandamiento muy esencial que nos dice que seamos perfectos.
           La perfección material, está subordinada a la perfección que hemos de alcanzar en el orden espiritual, pero sino empezamos por ser perfectos en lo material, no comenzaremos nunca con buen pie, la búsqueda de la perfección en el orden espiritual. Así como en lo humano, el que o la que, desea a otra persona, quiere que esta sea perfecta en sus modales, en sus expresiones, en sus gustos, en su apariencia, etc. Así también el Señor desea la perfección humana en lo material, con respecto a nosotros. Desea que seamos perfectos en las dos vertientes y que esa perfección tenga su punto de apoyo y mira en la perfección de nuestro Padre celestial.
           Alcanzar la perfección en sus vertientes, es un algo que aquí abajo nunca lograremos alcanzar, porque un ser humano nunca es perfecto hasta que no se funde con la divinidad.
Sigamos adelante, busquemos perfeccionarnos, siempre haciendo el bien en todas las cosas.
Merchita
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Siempre ten presente que...

La piel se arruga, el pelo se vuelve blanco, los días se convierten en años..., pero lo importante no cambia; tu fuerza y tu convicción no tienen edad.

Tu espíritu es el plumero de cualquier tela de araña. Detrás de cada línea de llegada, hay una de partida. Detrás de cada logro, hay otro desafío.

Mientras estés viva, siéntete viva.

Si extrañas lo que hacías vuelve a hacerlo. No vivas de fotos amarillas...

Sigue aunque todos esperen que abandones. No dejes que se oxide el hierro que hay en ti. Haz que en vez de lástima te tengan respeto...

Cuando por los años no puedas correr, trota. Cuando no puedas trotar, camina. Cuando no puedas caminar, usa el bastón. Pero nunca te detengas!!!!

Teresa de Calcuta
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miércoles, 25 de junio de 2014

ALTERIDAD


Dios, ¿dónde estás que no respondes?
Así inicia el poeta Castro Alves su poema Voces de África. Es el lamento del 
Continente Africano, al ver sus hijos siendo llevados como animales al mercado de esclavos.
¡Dios! ¡Oh Dios!
¿Dónde estás que no respondes?
¿En qué mundo, en qué estrella te escondes,
Disfrazado en los cielos?
Hace dos mil años te envié mi grito,
Que en vano, desde entonces, recorre el infinito...
¿Dónde estás, señor Dios?
De forma similar a los versos del poeta, muchas voces se elevaron cuando sucedió el "11 de 
septiembre de 2001", para indagar donde estaba Dios en aquél momento.
¿Por qué permitió que más de dos mil vidas fueran aniquiladas aquella mañana?
¿Por qué?
Aún podría preguntarse donde estaba Dios cuando fomentamos la Primera y la Segunda Guerra Mundial. Cuando eliminamos seis millones de judíos, en nombre de una inexistente superioridad aria.
¿Y cuando emprendemos las cruzadas, llevando la muerte a aquellos que calificábamos como infieles?
¿Y durante la barbarie de la Inquisición?
¿Y dónde está Dios todos los días?
¿Dónde está Dios cuando engañamos a nuestro hermano?
¿Cuándo mentimos para conseguir favores?
¿Cuándo deshonramos nuestro hogar, con el adulterio?
¿Cuándo eliminamos la vida en el vientre materno, porque no deseamos el ser que está siendo gestado?
¿Dónde está Dios cuando dejamos de cuidar a nuestros hijos, de orientarles, porque preferimos la 
comodidad?
¿Dónde está Dios cuando herimos y destruimos la honra de otras vidas, utilizando el poder que el mundo nos confiere?
¿Dónde está Dios cuando defendemos la pena de muerte para nuestro hermano? ¿O la eutanasia?
La respuesta es la misma para todas las preguntas: Dios está dentro de nosotros, dentro de cada persona.
Soberanamente sabio, nos creó a todos iguales, partiendo de un mismo punto de simplicidad e ignorancia.
Creó los mundos para que trabajáramos en ellos utilizando nuestras fuerzas, y creciéramos en intelecto y moral.
No concedió privilegios a nadie, sino que nos otorgó a todos el libre albedrío, con la consecuente Ley de Causa y Efecto.
Estableció que a cada uno le será dado según sus obras y que todos, sin importar cuanto tarde, 
deberán llegar al mismo destino: la perfección.
Él nos permite la siembra libre, pero establece la cosecha obligatoria.
Por ello, unos siembran vientos y cosechan tempestades. Otros lanzan al suelo las semillas de la bondad y del bien y alcanzan felicidad.
Unos están sembrando hoy. Otros, cosechando las bendiciones o las desgracias que se permitieron 
sembrar.
Conocedor de las fragilidades de Sus hijos, aguarda que cada uno despierte en su momento, 
cansado de los dolores adquiridos para si mismo.
Por lo tanto, no indagues donde está Dios cuando contemples la injusticia.
Trabaja por la justicia.
No preguntes donde está Dios cuando veas la violencia.
Siembra la paz.
No cuestiones donde está Dios cuando prevalezca la miseria.
Utiliza tus recursos para sembrar riquezas.
En fin, donde quiera que estés, recuerda que Dios está en ti y contigo. Y espera que seas tú Su mensajero de bendiciones.
Piensa en ello. Piensa ahora y empieza a mostrar al Mundo el Dios que existe en tu interior.

Redacción del Momento Espírita.

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"La codicia de los bienes ajenos es un mal que se generaliza.
Lentamente, las personas se muestran insatisfechas, al codiciar las pertenencias que no poseen y de las que no tienen real necesidad.
Si cada uno se bastase con los recursos de que dispone, la vida se convertiría más rica de belleza y de experiencias.
Existe una falsa propuesta de felicidad muy propagada en estos días, que llamaremos de "posesión por igual".
Todo el mundo desea las mismas cosas que el prójimo posee y la imitación de las fantasías y quimeras producidas por la imaginación, pasó a ser la meta que debe ser alcanzada.
Quien no consigue la "posesión por igual" se siente rechazado e infeliz.
No codicies nada de nadie.
Realízate en ti mismo y goza de la paz."
(Vida Feliz -- Joanna de Angelis)


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ALTERIDAD (TOLERANCIA ACTIVA)
  Una palabra que en estos últimos años viene ganando espacios, en algunas áreas del pensamiento humano, es alteridad.
Es el VALOR, por excelencia.
Es el mas importante mecanismo para el crecimiento del hombre como ser social, que puede llevarlo a interactuar pacífica y benéficamente, con todo que lo esta a su alrededor.
Es, sin duda, el vehículo capaz de conducir la humanidad, en la tan esperada nueva era.
En la cuestión 621 del “Libro de los Espíritus”, Kardec pregunta donde están escritas las leyes de Dios, obteniendo la siguiente respuesta: “En la conciencia”.
Reflexionando sobre las implicaciones de la práctica de la alteridad por los seres humanos, se puede afirmar que este es un valor que está escrito en nuestras conciencias y que solamente ahora empieza a ser descubierto, cuando ya se pueden vislumbrar algunos tenues focos de claridad, que indicaran la aurora de uno nuevo tempo.
Su significado refleja una nueva mentalidad, aquella que deberá vigorizarse en la civilización, que ciertamente, irá a transformar a La Tierra, en un mundo de regeneración, porque se refiere a la aceptación de las diferencias. También significa la no-indiferencia, el amar,  el ser responsable por el otro, el aprender con los diferentes, aceptando y respetándolos en sus diferencias.
A propósito; debemos aceptar que todos los seres humanos, somos diferentes unos de los otros.
La postura de alteridad nos lleva a ver todos con buenos ojos, recordando las palabras de Jesús: “Si tus ojos fueren buenos, todo tu cuerpo será luminoso; pero si, tus ojos fueren malos, todo tu cuerpo estará en tinieblas.”
Conforme el Profesor Luiz Signates, “La alteridad es una "estrategia" fundada en la ética de la fraternidad y de la paz; un indicativo de como actuar delante de los conflictos del mundo, inclusive con los nuestros, a fin de que podamos construir un mundo de regeneración, por representar en su profundidad, a las leyes cósmicas de convivir entre los seres.
Con relación al Espiritismo, se puede decir que ella llegó como una reflexión para mostrarnos un camino de relación  con  el movimiento espirita.
La persona que vive la alteridad, pasa a ser más fraterna en todos los sentidos, dejando de criticar, juzgar, agredir...
Las actitudes de no-crítica, no-agresión y no-juzgamiento, eliminan la paz consigo mismo, con la humanidad, y con la vida.
Ahí podrás contestar diciendo, que actitudes como esa, tornan a criatura en alienada.
Pero hay gran diferencia entre analizar con vistas al propio aprendizaje y el instinto de ayudar, en caso de que sea viable.  
Juzgar, criticar, envía una vibración negativa para el errado, sea él una persona, una institución o una nación.
Por ejemplo, si ves alguien caminando sobre el césped de un parque para disminuir camino: piensas: ¡ Que criatura más maleducada !
En el acto de criticar íntimamente la actitud de aquella persona,  estas generando una vibración negativa, o sea, una “psicoenergia” pesada. Parte de ella queda contigo; su generador, y otra parte alcanza a la persona que pisó el césped, para cortar camino.
Por otro lado, si apenas registras el acto errado, pero respectando la diferencia del otro, en el criticarlo, estará haciendo un bien a si mismo y dejando de hacer mal a lo otro.
Pero digamos que, actuando con alteridad, o sea, sintiéndose también responsable por él, tú entiendes que debes hablarle, alertándolo del error que está cometiendo. Hazlo afectuosamente, en  forma de no humillarlo.
Encontrando la mejor manera de ser, junto aquella persona, una presencia benéfica, y en caso de que sea inviable este alerta, podrás emitirle una vibración fraterna, junto con la idea de que no debe pisar el césped.
Cuando nos habituamos a criticar todo, observando los otros con una óptica sin alteridad, nuestro foco queda dirigido a ellos en tonos negativos, vigilando la forma como se conducen en los menores detalles, y por supuesto, nos colocamos nosotros mismos como parámetro en esta medición de errores, en estos juicios continuos los  ejercemos con relación a todos y para con todos.
 Este hecho nos lleva a desarrollar de forma continua una vibración pesada y antagónica en relación a los demás, porque siempre iremos a encontrar en ellos, lo que calificamos como errado.
Además de esto, estaremos también desenvolviendo nuestra vanidad, al comparar con nosotros  a aquellos que consideramos errados, sin hablar que esta “psicoenergia” negativa, que generamos, podrá inducirlo más aun, a la práctica de las acciones que en él condenamos.
Efectivamente, actuará sobre él como factor inductor.
Pero, si desenvolvemos la alteridad, respectando, la manera de ser de los otros, en sus errores, equívocos y hasta en sus maldades, recordando que todos somos seres en distintas fajas evolutivas, nos tornamos mas ligeros, más acordes con la vida, mas alegres y también mas saludables.
Y si entendemos y aplicamos verdaderamente la alteridad, haremos una plegaria por el que estamos observando en error y les enviaremos vibraciones positivas, inductoras de acciones más correctas.
Otro ejemplo que puede ser citado, es lo que ocurre en algunos centros y grupos espiritas que alían sus prácticas al modelo salvacionista, de  La Iglesia, idolatrando espíritus encarnados y desencarnados, en donde los cánticos hacen parte de lo que muchos compañeros de forma burlesca llaman de "misa espirita”. Pero, si observarnos tal fenómeno con un enfoque de elevada comprensión, podremos entender que hay un infinito número de personas que se abren para el conocimiento espirita, pero sus contenidos psicológicos reencarnatórios, todavía si encuentran saturados de catolicismo o protestantismo.
Son personas que se sienten mejor, en este tipo de conexión con el alto; que consiguen mayor sintonía con las fuerzas más elevadas, por las vías que más fuertemente les hablan al corazón. Será que estas personas, de acuerdo con su propio madurar, no acabaron migrando para un grado de entendimiento, más coherente con la esencia del Espiritismo.
La naturaleza no da saltos y precisamos respetar esta ley, tanto para nosotros cuanto para los otros.
En los medios espiritas, urge adoptar la alteridad como bandera; aprender a  posicionar siempre influenciados por los valores y, en vez de dividirnos en nombre de la “pureza doctrinaria”, ¿por que no sumarnos en nombre del amor?
Pero hay un punto importante a ser percibido en su totalidad y de forma no distorsionada.
Dice respecto a la crítica. Como el ser humano y gran parte de la humanidad, tienen la tendencia de saltar de uno extremo para el otro, es bien probable que muchos espiritas, al abrazaren las ideas de la alteridad, caigan en estos extremos y pasen a adoptar por omisión o convivencia como siendo posicionamientos de alteridad.
Ocurre que ejercer a facultad de la crítica, es hacer parte del crecimiento del ser humano. Solamente que hay dos tipos de crítica, una es saludable y la otra no.
En la crítica saludable observamos, analizamos, buscamos entender los “porqués”, confrontando todo con lo que sabemos y lo que entendemos. Tratando de que sea lo mejor y lo mas correcto. Siempre con la intención del aprendizaje y tratando hacer una ruta para nosotros y que seamos  los mejores modelos.
Podremos también realizar estos análisis, viendo la mejor  forma de colaborar, para que sean corregidos o minimizados cualquier error que encontremos en nuestras apreciaciones.
Si accedemos a este tipo de crítica, con los valores que nos da la alteridad, habremos encontrado la mejor manera de ayudar, de ser presencias benéficas donde estemos, y de que esta ayuda no sea solamente a través de una plegaria o de una vibración positiva.
Esto equivale a una atmósfera interna de buena voluntad, de mirar todo y a todos con buenos ojos, a desarrollar una vibración positiva. Esto es benéfico para quien actúa de esta forma, para los que lo circundan  interfiriendo  de forma positiva con las propias circunstancias.
En la crítica saludable, podremos dialogar con tranquilidad, debatir nuestros puntos de vista, cambiar ideas, estar abiertos para aprender con los demás, en fin, participar activamente de las situaciones, siempre mirando el bien general.
Esto nos torna seres benéficos para nosotros mismos y para los otros, tanto en nuestro hogar, cuanto en el ambiente profesional, en la sociedad, en nuestra comunidad.
En el tipo de crítica no-saludable, desenvolvemos un ambiente interno pesado, siempre dispuesto a encontrar errores en torno de nosotros.
Posturas así son generadoras de carga energética pesada, disgregadora, además de fomentar orgullo y vanidad en quien las vivencia.
Pero, si percibirnos que estábamos haciendo críticas o comentarios negativos sobre alguien, podremos anular los efectos dañinos, que tales actitudes puedan generar, tanto en el criticado como en nosotros, pasando a buscar los valores de quien estábamos apuntando con nuestros pensamientos o palabras.
También es digno de hacer notar el hecho, de que en los medios espiritas, es mucho más fácil desenvolvernos en un estado de crítica negativa con relación a las religiones y a las otras ciencias y filosofías; por  el universo de conocimientos transcendentales que el Espiritismo nos proporciona.
Este tipo de procedimiento es también generador de orgullo. Pero una postura de alteridad es niveladora, ayudando a eliminar el orgullo, por propiciar entendimientos más amplios, por lo cual podremos percibir la importancia de todos las demás ciencias, filosofías y religiones en la evolución de la humanidad.
En verdad, la alteridad, en su esencia, debe manifestarse  como una postura ética o un conocimiento interior, bajo las directrices que construye nuestro pensamiento y emociones, dentro de un entendimiento más pleno sobre el ser humano y de la propia vida.
Así, lanzando una mirada mas sincera y mas libre sobre las circunstancias, aquellos que por cualquier motivo consideremos inferiores a nosotros, podremos verlos de forma algo semejante a como los espíritus superiores nos ven a nosotros.
Ellos no se incomodan ni si sorprenden con nuestras inferioridades, puesto que nuestras flaquezas no encuentran eco en su interior. Este tipo de percepción representa un gesto  de luz, que abre las puertas para el desenvolvimiento del amor pleno.
Es también un camino para la verdadera humildad.
Por estas consideraciones, es posible percibir la importancia de la alteridad en los medios espiritas como una postura de vanguardia, señalando un modelo de convivencia para el nuevo tiempo, en un mundo de regeneración.
Así, mucho mejor que pelear por cuestiones fútiles doctrinarias o modelos unificados de prácticas, es preferible abrazarnos fraternalmente, respectando nuestras diferencias, aceitando nuestras divergencias y juntos trabajar más intensamente por la difusión de los principios espiritas y por el bien del ser humano.
Y que viva el amor, en todas sus manifestaciones.
 Cuando, un día, los valores de la alteridad y del amor hicieren parte de la vivencia de las personas, el mundo todo va percibir que la vida es bella y vale la pena vivirla.
 (Texto extraído del libro La Transición está pidiendo mudanzas,de Saara Nousiainen y Simone Ivo Sousa) Traducido por Cassio-    Readaptación: Oswaldo E. Porras