sábado, 20 de septiembre de 2014

No bastan las palabras


SOLO PALABRAS NO BASTAN


Cuando estudiamos la Doctrina Espírita aprendemos, entre muchas otras cosas, las razones por las cuales existe tanta diferencia en la distribución de las riquezas entre los seres humanos.
Ellas extrapolan aquellas aceptadas normalmente, que podríamos sintetizar en: nacimiento, trabajo, capacidad y suerte.
Son innumerables los casos conocidos de personas que nacen en medio de familias, tanto con posesiones como de extrema pobreza, y que después de algunos años se encuentran en situación económica totalmente desigual.
Existen también muchos ejemplos de que el trabajo y capacidad no son sinónimos de vida abundante.
Suerte, en el sentido literal en que es usada la palabra, no existe.
Nadie gana el premio de la lotería (en todos aquellos juegos de azar) si no está previsto que debe pasar por la difícil prueba de la riqueza.
Las verdaderas razones están en el campo del espíritu.
La Ley de Causa y Efecto, para os que hicieron mal uso anteriormente, de bienes materiales, la necesidad de desarrollar el sentimiento de humildad, combatiendo, de esta forma, el orgullo y la vanidad, verdaderos flagelos de la humanidad, son algunos de los motivos reales de la desigualdad.
Pero, esos esclarecimientos no significan, que el espírita deba aceptar pasivamente el verdadero enfrentamiento entre el lujo, la ostentación, de un lado y, de otro, la miseria, la condición inhumana, en que viven millones de hermanos nuestros en Dios.
El espiritismo no concuerda con tamaña desfachatez.
Jesús nos enseñó “buscad y encontraréis”, es preciso, pues, luchar para solucionar el problema.
Cuando dentro de la orientación cristiana, pregonamos la resignación, no pregonamos acomodación.
Resignación para con los designios de Dios significa no perder la fe, no ir hacia el materialismo ateo, que a nada conduce.
Acomodación frente el cuadro de la miseria existente es anticristiano, es apatía, es omisión.
Pero, nada de eso justifica que procuremos resolver los problemas sociales a través de actos de violencia.
Hay que ser tiernos y pacíficos.
Hoy, muchas personas se dedican a solucionar las injusticias sociales. Mientras, lo que se ve es atacar los efectos, totalmente ajenos a la causa.
El resultado es tan solo medidas paliativas.
La enorme diferencia de condiciones de vida existente no está en la legislación o forma de gobierno. Está en el hombre.
Aplaudimos a la científica Thelma Moss, PHD en Filosofía y catedrática de Neuropsiquiatría de la Universidad de California, Estados Unidos de América, cuando declara: “Creo en la reforma íntima como solución a los problemas humanos, tal como es enseñado por Allan Kardec”. (LA REVELACIÓN Jul/Ago 87).El espiritismo, al pregonar la reforma íntima del ser humano, ataca justamente la causa de los problemas sociales.
El Jefe evangelizado no explota a sus trabajadores. El gobernante evangelizado no participa de la corrupción y distribuye justicia social.
Si estas ideas son capaces de salvar el mundo de injusticias y consecuente convulsión social, ¿cómo difundirlas?
¿A través de conferencias en plazas públicas? ¿Llamando de casa en casa? No. Esto también es una forma de violencia. Tenemos que respetar el libre albedrío de cada uno.
No debemos obligar a las personas a escuchar lo que no quieren.
Entonces, ¿Cómo hacerlo?
Actuando de la misma forma que los primeros cristianos.
Pregonar a los que nos buscan espontáneamente. Pero, sobre todo, pregonar a través del ejemplo.
Cuándo nos aumentan el sueldo, ¿aumentamos, por lo menos, EN LA PARTE PROPORCIONAL, el sueldo de nuestra empleada doméstica?
¿No tendrá ella más necesidad que nosotros?
El ama de casa, el empresario, en fin, cualquier espírita que posea empleados o subalternos, no tan sólo puede sino que tiene la  obligación de actuar cristianamente.
No podemos quedarnos pregonando y esperando que LOS DEMÁS hagan justicia social.
Empecemos nuestra parte, aunque sea con una sola persona. El ejemplo será comentado.
Todos van a querer saber qué Doctrina, es esa que hace ser justas a las personas, viviendo en un mundo donde impera el abuso, la injusticia, la explotación.
¿No fue así como el Cristianismo fue difundido en el mundo?
¿Cómo reclamamos de los demás actitudes que nosotros mismos no tomamos?
Basta de palabras bonitas y pregones vacíos de obras.
Lo del haga lo que yo digo, pero no haga lo que yo hago.

Tomado del libro “Ya estaba escrito” de  Helio Rocha da Silveiria Pinto
 Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta,
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El Espiritismo y la Responsabilidad Social


El ejercicio de nuestra responsabilidad en el orden social y ambiental implica, tan sólo, llevar a la acción la filosofía y la moral espíritas. 

Hace ya un tiempo que venimos hablando de estos temas y siempre que lo volvemos a estudiar, nos encontramos con un panorama más amplio y más complejo, enriquecido por aportes cada vez más diversos y complementarios que nos permiten comprender con mayor profundidad, los alcances y posibles consecuencias de la crisis planetaria que vivimos. Hoy trataremos de enfocarla con la claridad que nos brinda el cristal espírita y la posibilidad de valorar nuestro aporte de acción y conocimiento. 

Indagando a los pensadores espíritas he podido encontrar gran cantidad de conceptos que nos ayudan a comprender el rol del Espiritismo en este momento histórico de la humanidad. El cual le da mayor sentido a nuestra existencia y nos compromete al liderazgo consciente del cambio de paradigma social contemporáneo. 

Entre los autores que citaremos están: Allan Kardec, Gabriel Delanne, Gustavo Geley y un grupo de pensadores argentinos de principios del siglo 20 como: Manuel Porteiro, Humberto Mariotti, Cosme Mariño y el Italiano: Ernesto Bozzano, por sólo nombrar algunos. 

También analizaremos la necesidad de rescatar los valores básicos de la construcción social y la revalorización de nuestros actos como aporte al cambio socio-económico ambiental que reclama nuestro planeta. 

Por último trataremos de comprender cómo la puesta en práctica de la moral espírita y su doctrina nos prepara especialmente para el ejercicio de la Responsabilidad y el Compromiso Social. 

 EL DETERMINISMO HISTÓRICO Y LA CAUSALIDAD DEL ESPIRITISMO

Todos conocemos el contexto histórico en el que las ideas de Kardec hicieron mella en la sociedad europea del siglo XIX y la necesidad de producir por parte de los espíritus, el despertar de las conciencias adormecidas por el mecanicismo y el materialismo ortodoxo. 

En palabras de Kardec, La Génesis, Cap. XVIII – Nº 25: 
“No es el Espiritismo el artífice de la renovación social, sino la madurez de la humanidad la que convierte a esta renovación en una necesidad. Por su fuerza moralizadora, por sus tendencias progresistas, por la amplitud de miras, por la generalidad de los temas que abarca, el Espiritismo, más que ninguna otra doctrina, es apto para secundar al movimiento regenerador. Por tal motivo, ambos son contemporáneos. Llegó el momento en que podía resultar de utilidad, ya que también para él los tiempos han llegado; antes, hubiera chocado con obstáculos insuperables, inevitablemente sucumbiría, debido a que los hombres, satisfechos con lo que poseían, no sentían aún la necesidad de gustar lo que él les trae. Hoy, nacido el movimiento de ideas que fermentan, encuentran el terreno preparado para recibirlo; los espíritus, cansados de la duda y la incertidumbre y aterrorizados por el vacío que se abre ante ellos, lo acogen como un áncora de la esperanza y un supremo consuelo”. 

También existió otro momento oportuno para el surgimiento de la Sociología Espírita alrededor de 1930, que vino a fijar posición frente al embate materialista y el capitalismo de la época, que encuentra al argentino Manuel Porteiro como uno de sus más lúcidos fundadores. Nuestro querido amigo Jon Aizpúrua lo eleva a su real valor en su obra: “El Pensamiento Vivo de Porteiro”. 

En sus propias palabras Porteiro nos dice: 
“Sostener, desde el punto de vista espiritista, que el hombre debe adaptarse al medio social, convivir con los intereses creados, con los egoísmos, con las vilezas, los prejuicios e inmoralidades, y no combatir las injusticias sociales, los males de la sociedad, ni tratar de aliviar los dolores y las miserias de sus semejantes, suprimiendo las causas inmediatas que los producen; decir que cada uno ocupa el lugar que le corresponde en la sociedad y, que por consiguiente, hay que dejarlo en ese lugar; asegurar que el que sufre es porque hizo sufrir anteriormente a los demás y necesita el sufrimiento para purgar el mal hecho; dar por originados en existencias anteriores todos los males, todos los abusos, desmanes, crímenes, desigualdades e iniquidades que se contemplan en este mundo, tratar de justificarlos y pensar que la condenación de los mismos es contraria al espíritu y a la moral de la doctrina espiritista; significa más que una falsa interpretación, una falta de lucidez en la conciencia de los que tal creen o suponen. 
No es pues, mirando hacia atrás sino hacia delante, como debe conducirse el espiritista.” 

Ya situados en el presente, avizoramos también otro momento oportuno para el florecimiento de la filosofía espírita frente a la crisis global que nos afecta tanto en el ámbito socio-económico como ambiental. Para hacer un rápido recorrido podemos nombrar: La Crisis económica Global, La Pérdida de la confianza en el Sistema Financiero y en la Ética Empresaria (Lehman Brothers, Enron, Nike entre otros ej.), El Calentamiento Global, El Aumento de la Pobreza y la Indigencia, El Círculo Perverso de la: Discriminación -> Segregación -> Violencia -> Miedo, (como lo describe Zygmunt Bauman en “Tiempos Líquidos”) que se está viviendo en el mundo desarrollado (deportaciones masivas en Italia, Francia, España, Estados Unidos etc.). 

Hemos arribado a un estado de situación límite que sumado a la conducta individualista y egocéntrica que nos propone el capitalismo, está produciendo un aumento de las enfermedades mentales tales como la angustia, la depresión y ciertos tipos de esquizofrenia, además del resurgimiento de movimientos de extrema derecha que promueven la mixofobia y la discriminación étnica y de clases. 

Frente a este complejo panorama el ser humano se debate entre la pérdida de valores fundamentales para la vida social y el rescate de la familia como ámbito privilegiado para el desarrollo de los mismos, como lo son: la tolerancia, el respeto, la generosidad y el amor en el ejercicio de la convivencia. 

Coherentes con la filosofía espírita, hoy tratamos de comprender cual es nuestra contribución a la problemática mundial y qué engranajes internos deberemos poner en marcha para promover nuestro desarrollo personal en el camino de la Evolución Conciente, tal como propone este 1er Encuentro Espírita Iberoamericano. 

Luego de haber recorrido sucintamente el panorama actual, haremos foco en nuestro aporte específico. El cual debe ser la expresión externa de nuestras convicciones más íntimas, de la voluntad puesta al servicio del cumplimiento de nuestros objetivos de vida, de nuestro plan evolutivo. 

3. VISIÓN UNIVERSAL

Nuestra visión espírita nos habilita sobremanera para la comprensión del proceso evolutivo general de la humanidad y especialmente a reconocer nuestro aporte individual como determinante para el progreso personal, familiar y social. Más allá de las fronteras que imponen las leyes materiales, conocemos el impacto multidimensional de nuestras acciones, éstas generan un efecto inmediato sobre nuestro entorno y sobre los seres que nos rodean. 

Producen además, junto a nuestros pensamientos y sentimientos, un “ambiente” personal que nos caracteriza y nos hace singulares. Las personas que reciben nuestras acciones pueden dar cuenta de la calidad de las mismas y del sentimiento puesto en su realización. Este sentimiento se percibe como un perfume que acompaña la acción, desde el desdén hasta el amor más sublime tienen su nota y su resonancia. 

Podemos distinguirlos con absoluta claridad. Es por ello que, concientes de nuestro aporte personal, no podemos “masificarnos”, perder nuestra identidad y nuestra impronta específica. Son tiempos de cambio, de concientización social, de crisis y es en estos momentos donde más nos necesitan. Nuestra palabra podrá llevar alivio a las personas que lo soliciten, pero nuestros actos solidarios son indispensables, tienen la fuerza de nuestra fe y la calidez de nuestro corazón, llevan, si así nos predisponemos, energía e impulso de progreso. 

El acto solidario, el acto de amor, nos conecta con fuerzas de bien universales que nos transforman en instrumentos de la Ley de Amor Universal, generando una corriente afectiva sanadora que nos revitaliza a su paso y produce un efecto de rescate y alivio en el ser que la recibe. Concientes o no, este proceso se verifica si nos guía un verdadero sentimiento de bien y solidaridad hacia el prójimo. Dentro de este marco es que entendemos al ser social, al espíritu encarnado en un medio social que le sirve para su progreso y que le ofrece continuamente posibilidades de ejercer el amor, en definitiva de ser parte de la red solidaria que nos mantiene conectados a todos los seres humanos. Esta red da sentido a nuestras vidas y posibilita la experiencia encarnatoria del espíritu en este planeta. 

Como responden los espíritus a Kardec en el Libro de los Espíritus: Cap.VII, pregunta 768: “El hombre, al buscar la sociedad, ¿obedece tan sólo a un sentimiento personal, o hay en ese sentimiento un objetivo más general de la Providencia?” 
“Ningún ser humano tiene facultades completas. Mediante la unión social los hombres se complementan recíprocamente a fin de asegurar su bienestar y progresar. De ahí que, por necesitarse los unos a los otros, estén hechos para vivir en sociedad y no aislados.” 

En concordancia con estos conceptos encontramos la necesidad humana de trascender, de darle sentido a la vida, a la existencia. El Dr. Víctor Frankl en su libro: “El Hombre en busca del Sentido Último” analiza la fenomenología del vacío existencial en la sociedad actual, producto del agotamiento del viejo paradigma del consumismo y el egocentrismo. El hombre ya no encuentra satisfacción duradera en el consumo, ni en la satisfacción de necesidades cada vez más superfluas. Necesita alcanzar la felicidad a través de comportamientos sublimes, actos solidarios que lo sensibilizan y lo transforman íntimamente. Dice Frankl: “Como fruto de la industrialización, la urbanización tiende a desligar al hombre de sus tradiciones y a apartarlo de los valores que transmitían las tradiciones. Es comprensible que sea la juventud la más afectada por el sentimiento resultante que es esa falta de sentido, tal y como lo demuestran las evidencias empíricas. Concretamente, fenómenos como la adicción, la agresión y la depresión son debidos, en último término, a la sensación de futilidad.” 

Nosotros tenemos la responsabilidad, (y me van a escuchar varias veces decir este término), de transmitir en la familia, en nuestro trabajo o en ámbitos sociales en los que nos desenvolvemos, los valores que sostenemos y que este conocimiento nos amplía. La comprensión holística del sentido de la existencia humana, nos capacita para llevar un mensaje esperanzador a las personas que lo necesitan y si a este mensaje le acoplamos la acción, tendremos una fuerza de transmisión mucho más amplia y profunda. Al mismo tiempo nutriremos nuestra vida de mayor sentido y felicidad. 

Nuestros hijos esperan esta entrega en nosotros para impulsar sus propias acciones conscientes, tendremos fieles seguidores en ellos y disfrutaremos aún más del acto solidario en su compañía. No somos conscientes de la trascendencia de nuestras acciones y en especial del efecto contagio que generan en los demás. 

Las buenas acciones muchas veces tienen un efecto catalizador sobre las voluntades y/o el despertar de las conciencias. También es posible que promovamos en otros mejores ideas y que juntos podamos producir mayores y mejores efectos sobre los problemas de nuestras comunidades. 

Muchos autores están proponiendo visiones más “ecológicas” de nuestro sistema de vida, basándonos más en la “simplicidad voluntaria”, término que acuñó el filósofo Richard Gregg y que transcribimos a continuación: “La simplicidad voluntaria pone en juego tanto la situación interior como la exterior. Significa tanto unidad de propósito, sinceridad y honestidad en lo interior, como necesidad de evitar, en lo exterior, la acumulación, el exceso de posesiones que nada tienen que ver con el propósito principal de la vida. Significa un ordenamiento y una orientación de nuestra energía y de nuestros deseos, una restricción parcial en cierta dirección con el fin de asegurar mayor abundancia de vida en otras direcciones. Implica una organización deliberada de la vida en función de un propósito.” 

El educador y escritor estadounidense Duane Elgin, en su artículo: “El Tao de la Transformación Personal y Social” en la Obra: “Mas allá del Ego”, agrega: “Aunque la simplicidad voluntaria pueda ser una respuesta práctica a la nueva escasez (de recursos naturales) a la que nos enfrentamos, pocas razones hay para pensar que tal simplicidad sería voluntariamente adoptada sin un propósito compulsivo que motivara aceptarla.” Hoy podemos decir que la realidad nos está golpeando duro y está acelerando procesos que en aquellos años 80´ se veían como muy lejanos todavía: tales como el calentamiento global y sus consecuencias sobre la pobreza, el agotamiento de las reservas de petróleo, la aceleración del consumo en el mundo industrializado y como consecuencia de todo esto, el aumento de la pobreza y la indigencia en el mundo. 

El autor sigue con extrema claridad y actualidad: “La necesidad material coincide, aparentemente, con la posibilidad evolutiva, de modo que podríamos restringir el aspecto material de la vida para explorar más a fondo las dimensiones no materiales de la existencia humana. Más que una moda pasajera o una actitud escapista frente al mundo real, este planteamiento parece una respuesta racional ante una situación de urgencia” Nosotros podemos agregar a este razonamiento, la necesidad de comprometernos cada uno de nosotros con los problemas sociales dentro de nuestra familia primeramente, luego en nuestras comunidades y también en nuestras naciones. Seguros que nuestro aporte individual transformará poco a poco la realidad que nos rodea. Los espíritas estamos llamados a esta sublime tarea dado que contamos con los argumentos evolutivos y con la convicción de la transformación moral como motor de nuestras acciones. 

4. EL TRABAJO SOLIDARIO

Es necesario comprendamos la necesidad de aliarnos a otras voluntades, a otros credos y comunidades, que más allá de sus convicciones religiosas o políticas, podrán aportar su esfuerzo y su trabajo para el cambio social que los tiempos actuales nos reclaman. 

Superar las diferencias y prejuicios y buscar lo que nos une. El trabajo solidario es una herramienta formidable con la que contamos para unificarnos, para compartir. Estaremos generando un ámbito de intercambio natural que nos acercará al prójimo necesitado y a la vez a nuestro compañero de tareas. Es maravilloso poder observar este proceso en la realidad, todos podemos lograrlo, está a nuestro alcance acercarnos y trabajar por objetivos superiores a nuestras mezquinas pujas de poder y dominio. Son tiempos de cambio, de relegar nuestras vanidades y prejuicios y unirnos para solucionar problemas reales y urgentes de nuestra comunidad. 

Estamos viendo muchas iniciativas desde diferentes grupos de interés, desde ONG´s internacionales como la ONU, Unicef, Greenpeace, Médicos sin Frontera, hasta Universidades de todo el mundo, grandes pensadores, científicos, representantes de todas las disciplinas del arte. Incluso algunos líderes mundiales han comenzado a reconocer la necesidad de actuar diferente, de buscar soluciones creativas a estos nuevos problemas, tratando de crear una conciencia social más amplia e inclusiva, respetando los derechos humanos y revalorizando la acción individual. 

En el contacto personal con los seres más necesitados, revalorizando la educación y destinando recursos de los países más ricos hacia las naciones más pobres y de menor desarrollo, encontraremos la senda como planeta, para hacer de la nuestra una sociedad más justa y solidaria. 

Deberemos comprender e internalizar lo que nos dice nuestra doctrina espírita, que no es posible el progreso de unos en desmedro de otros. Esta circunstancia de escasez nos impone un límite a nuestro egoísmo y nos ubica en el camino correcto de ayudar para ayudarnos, del compartir. En definitiva, este nuevo desafío que la humanidad enfrenta, engrandecerá nuestra conciencia llevándonos a un nuevo estadio evolutivo. 

5. RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIA (RSE)

Como consecuencia de esta pérdida de credibilidad de las Empresas y las Instituciones, de una mayor conciencia ecológica y del desarrollo de la Internet y en general de las comunicaciones, se ha visto favorecido el desarrollo de un movimiento ético dentro del ámbito empresario con el nombre de Responsabilidad Social Corporativa o Empresaria. 

La Responsabilidad Social Empresaria constituye una serie de acciones concretas que, a través de una gestión ética y transparente, pueden contribuir a mejorar la calidad de las relaciones de la empresa con el ambiente y con sus diferentes grupos de interés: accionistas, empleados, proveedores, clientes y gobierno. 

Hoy se trata no sólo de ser ecológicos en los negocios, sino de encontrar soluciones comerciales en verdad sustentables. Se trata de generar productos y servicios cuyo balance sea positivo entre beneficio y daño para el ambiente. 

Pero volvamos al ámbito de nuestro:

Accionar Individual 

Dentro de las implicancias de una actitud Responsable Socialmente distinguimos: 
Factores sociales, Factores Ambientales y Factores Económicos. 

6. FACTORES SOCIALES

Ya hablamos del Ser Social y sus consecuencias como espíritus en el proceso encarnatorio, entremos ahora en el análisis de los valores que promueven el ejercicio de la responsabilidad social, entendiendo por ésta, el compromiso que tienen todos los ciudadanos/as, las instituciones públicas y privadas y las organizaciones sociales, en general, para contribuir al aumento del bienestar de la sociedad local y global. 

Es importante destacar que existen una serie de virtudes asociadas a la práctica de la Responsabilidad Social, las cuales describiremos a continuación: 

Responsabilidad

La palabra responsable deriva del verbo latino respondió, que significa “responder”; a su vez el sufijo: abilis, indica la condición de ser “capaz”. Por lo tanto ser responsable significa que se tiene la capacidad de respuesta. Concluyendo: Responsabilidad es, la capacidad de respuesta como hábito. Etimológicamente se ha enriquecido con connotaciones morales por lo que entendemos que la persona es responsable cuando responde pero al mismo tiempo lo hace correctamente, o sea: 

Responde Bien

Ser responsable es también tener la capacidad de previsión de las consecuencias y la elección certera de los actos de los que derivan las mejores consecuencias. Esto nos permite entender por qué la responsabilidad es parte de la prudencia, dado que la prudencia también implica la previsión de las consecuencias. 

Coherencia 

Esta virtud refiere a la capacidad de poder llevar un comportamiento ético en todas nuestras actividades y corresponder con nuestras acciones nuestras prédicas, en otras palabras avalar nuestras palabras con nuestros actos. Parece sencillo pero todos sabemos lo complicado que por momentos se torna alinearse a esta virtud ya que nuestras debilidades nos impulsan en sentido contrario a lo que sabemos es lo correcto. Es más fácil opinar sobre acciones ajenas que sobre las propias, en los demás vemos rápidamente la incoherencia a la que hacemos referencia.

Nuestros hijos muchas veces nos delatan cuando caemos en incongruencias, ya que a ellos sí les pedimos que apliquen lo que les enseñamos en cuestiones morales, que sean coherentes con sus convicciones. Mientras nosotros por otro lado, nos damos “permisos” que exponen nuestro error y nos quitan fuerza en la tarea formativa. La coherencia nos obliga a un comportamiento correcto en línea con nuestra conciencia, es una de las virtudes claves que respaldan nuestra acción en la sociedad. 

Fortaleza

Es la capacidad de ser constante en la tarea, consiste en la firmeza necesaria para permanecer en las decisiones tomadas frente a los eventuales obstáculos que puedan hacernos desviar de lo que prudentemente hemos elegido. Esta virtud nos mantiene en nuestros deseos de bien y progreso a través del tiempo y las circunstancias de nuestras vidas, cuando las vicisitudes nos hacen dudar o cuando nuestra ansiedad por los resultados, nos hace perder de vista que los tiempos sociales son tiempos más extensos. A través de la historia podemos corroborar que los procesos sociales requieren décadas o generaciones, y que muchas veces no alcanza el tiempo de una encarnación para ver los frutos de nuestra siembra. 

La fortaleza es una conquista que podemos medir a través de la certeza y la convicción con la que obramos en función de lo que el espiritismo nos propone. Demostrado entre otras cosas, por cierto desapego a lo material, condición necesaria para abocarnos y llegar a sentir la felicidad propia de la tarea solidaria. 

Compromiso

Esta virtud nos habla de la necesidad de ser fieles con nuestros propósitos de bien, con las personas que esperan de nosotros y con las instituciones que conformamos. Comprometerse significa cumplir, enrolarse, ser agentes de cambio personal y colectivo, promover la solidaridad, dar el ejemplo, priorizar los intereses del grupo a los personales, estar atentos a las necesidades de los demás. 

El compromiso social ha dado origen a instituciones como Rotary, Club de Leones, Cáritas, también las organizaciones de ayuda solidaria de nuestras instituciones. Ha guiado a grandes personalidades como Ghandi o Luther King, ha motivado que numerosos científicos consagren su vida a la investigación en salud y también su carencia, ha corrompido a grandes líderes elegidos por su pueblo. 

Esta virtud amigos, nos ha traído hoy a este Congreso con el objeto de fortalecernos en nuestras convicciones de bien, actualizarnos y confraternizar, y en definitiva, renovar nuestro compromiso con el Espiritismo. 

Actitud Proactiva

Esta es una capacidad asociada a nuestra conducta, es una actitud en la que el sujeto asume el pleno control de su conducta de modo activo, lo que implica la toma de iniciativa en el desarrollo de acciones creativas y audaces para generar mejoras, haciendo prevalecer la libertad de elección sobre las circunstancias de la vida. Este modo de enfrentar la vida, nos lleva a adelantarnos a los problemas, atacándolos en su origen o inicio para que no tomen dimensiones incontrolables. 

Poniendo en práctica el conocimiento espírita seremos proactivos a los ojos de los demás, pero nosotros sabemos que sólo estamos aplicando lo que sabemos, contamos con cierta ventaja al poder predecir las consecuencias de ciertos actos. De ahí nuestra mayor responsabilidad en la acción. 

Nuestro Rol en la Sociedad

En función de todo lo expuesto podemos concluir que nuestro rol social es mucho más importante de lo que creemos, debemos valorar nuestra acción individual, que sumada a otras generará el cambio global que estamos necesitando. El progreso en consonancia con las Leyes Divinas, es el camino que estamos recorriendo como seres humanos a nivel planetario.

La conservación de este medio es prioritaria, porque ya ha afectado el hábitat, conjuntamente se dan otros factores que hacen necesarias la solidaridad y la equidad para una convivencia pacífica. Algunos seres despiertan por la conciencia, otros por la necesidad y la realidad del planeta, pero todos estamos construyendo un futuro que debe ser superador. Todos somos elementos valiosos, desde el lugar en que nos encontremos podremos determinar un proyecto que tome cuerpo en la sociedad. 

Sólo debemos mantener el pensamiento, la preocupación atenta y procurar formar grupos que afines, coordinen la tarea. No es un trabajo más que nos agregamos, sino que en reuniones con amigos o familiares, podremos ir divulgando y promoviendo esta preocupación por la solidaridad, para que pueda llegar a concretarse algún proyecto determinado en nuestra ciudad. Pero este proyecto debe nacer del corazón y la mente de cada uno, para que de ese modo tome fuerza propia y pueda adquirir el impulso que se necesita. (Ej: Incluirse-CCIR) Necesitamos valorar la experiencia del espíritu encarnado en sectores necesitados como una misión de progreso dolorosa, sin juzgamientos, con un sentimiento piadoso y solidario. 

7. FACTORES AMBIENTALES

Ecosistema

Es el conjunto de elementos bióticos (especies) y abióticos (no biológicos) en constante interacción. Un ecosistema será más estable cuanto mayor sea su diversidad. Este concepto es de vital importancia en el éxito evolutivo de todas las especies. Nos muestra la trascendencia que tiene el aporte individual y singular al todo, ampliando la variedad de los geno y fenotipos y dando lugar a una interacción más rica y productiva. Esta interacción nos permitirá el aseguramiento de la continuidad de nuestra especie sobre el planeta. Hecho que se demuestra científicamente en ecosistemas más rudimentarios. 

Sustentabilidad o Sostenibilidad

Es la capacidad de satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras para atender sus propias necesidades. 

Cuidado del Medio Ambiente

Es la necesidad que tenemos de preservar nuestro planeta como medio evolutivo para nuestro espíritu. Así como cuidamos nuestro cuerpo y nuestra salud para poder desarrollar la existencia, debemos cuidar nuestro planeta para que cumpla la finalidad de brindar el medio material necesario en esta etapa evolutiva del espíritu. 

8. FACTORES ECONÓMICOS

En realidad todos los factores se entrelazan conformando un todo coherente, que nos demuestra una vez más la sabiduría de las Leyes que gobiernan nuestra evolución. 
Dentro de esta clasificación, encontramos: 
– Necesidad de reducción de costos de producción y logística 
– Producción más eficiente y sustentable 
– Competencia, Globalización de la economía 
– Legislación vigente y en vías de concreción 
– Presión social, Consumidor Responsable, Accionistas Responsables 
– Políticas Globales tendientes al Cuidado del Medio Ambiente 
– Transparencia Radical 
– Consumidor Consciente – Consumidor Compasivo 
– Huella de Carbono 
– Eficacia ecológica: Proporción de valor económico agregado en comparación con los efecto ecológicos adversos. (Joseph Stiglitz) 
– “La tierra no necesita sanar, somos nosotros los que lo necesitamos” (Ian McCollum, médico y naturalista sudafricano) 

Conceptos a tener en cuenta: Si todos los productos que compramos exhibieran el daño que han producido al medio para su fabricación y pagáramos por ello, cambiaríamos sustancialmente nuestro modo de comprar. (Transparencia Radical) 

9. EL ROL DE LA EDUCACIÓN

Después del panorama que hemos presentado, vemos la necesidad de ubicarnos dentro del proceso evolutivo de nuestro planeta y comprender nuestro rol como espíritas. En este aspecto podemos afirmar que no habrá transformación social ni transformación planetaria si no nos transformamos a nosotros mismos. 

Como seres humanos necesitamos recorrer el camino del conocimiento de la realidad circundante (nuestra Tierra) y el conocimiento de nosotros mismos, para detectar cuál es nuestro comportamiento y cuáles son sus consecuencias presentes y futuras. De esta manera asumiremos nuestra verdadera conciencia que abarca sin duda, dos aspectos interrelacionados e interdependientes: uno físico, corporal y terreno y otro espiritual, universal y trascendente. Comprendiendo las implicancias terrestres y espirituales de nuestros actos podremos eliminar lo superfluo, lo vano que hay en nosotros y proyectar un futuro de equidad y justicia. 

La doctrina espírita nos permite acrecentar la comprensión de la vida, de la evolución y de sus objetivos. La preparación integral del ser humano, de cada uno de nosotros, nos formará y nos posibilitará formar a los más jóvenes para desarrollar sus capacidades físicas y espirituales y de esta manera, construir una sociedad mejor. 

Por eso hablamos de educación. Porque como decía nuestro reconocido educador argentino Domingo F. Sarmiento: “todo problema es un problema de educación”, y porque educar no sólo se educa en la Escuela sino en todo ámbito donde lo que se persiga es producir un progreso, un cambio de conducta individual o colectiva. Sabemos que podemos aportar también nosotros al cambio general a través del cambio personal, a través de acciones concretas que generarán en nosotros una retroalimentación positiva y creativa. 

Estas acciones nos comprometerán con personas e instituciones en una tarea que desviará nuestro foco de cuestiones materiales o superfluas, encaminándonos hacia objetivos de progreso personal y social. Al mismo tiempo estas acciones nos permitirán educar con el ejemplo a nuestros hijos que atentamente nos observan a diario. Ellos, con conciencias más despiertas, absorberán rápidamente estos conceptos y nos brindarán su apoyo renovando nuestras fuerzas día a día. 

¿Quién no ha sentido la vergüenza de escuchar a nuestros niños llamarnos la atención por haber arrojado un papel por la ventanilla del automóvil? 

En ocasiones surgen dudas acerca de la efectividad que pueden tener los comportamientos individuales, los pequeños cambios en nuestras costumbres, en nuestros estilos de vida, que la educación puede favorecer. Los problemas de agotamiento de los recursos energéticos y de degradación del medio se afirma, por ejemplo son debidos, fundamentalmente, a las grandes industrias; lo que cada uno de nosotros pueda hacer al respecto es, comparativamente, insignificante. Pero resulta fácil mostrar que si bien esos “pequeños cambios” suponen, en verdad, un ahorro energético per cápita muy pequeño, al multiplicarlo por los muchos millones de personas que en el mundo pueden realizar dicho ahorro, éste llegará a representar cantidades enormes de energía, con su consiguiente reducción de la contaminación ambiental (Furió el al.,2004). 

El futuro va a depender en gran medida del modelo de vida que sigamos y, aunque éste a menudo nos lo tratan de imponer, no hay que menospreciar la capacidad que tenemos los consumidores para modificarlo (Comín y Font, 1999). La propia Agenda 21(Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sustentable) indica que la participación de la sociedad civil es un elemento imprescindible para avanzar hacia la sostenibilidad. No podemos desconocer, para ir más allá de proclamas puramente verbales, la dificultad de desarrollo de las ideas antes mencionadas, ya que comportan cambios profundos en la economía mundial y en las formas de vida personales. Por ejemplo, el descenso del consumo provoca recesión y caída del empleo. ¿Cómo eludir estos efectos indeseados? ¿Qué cambiar del sistema y cómo se podría hacer, al menos teóricamente, para avanzar hacia una sociedad sostenible? 

Se precisa, por tanto, de un esfuerzo sistemático incorporando la educación para la sostenibilidad como un objetivo clave en la formación de los futuros ciudadanos y ciudadanas. Un esfuerzo de actuación que debe tener en cuenta que cualquier intento de hacer frente a los problemas de nuestra supervivencia como especie, ha de contemplar el conjunto de problemas y desafíos que conforman la situación de emergencia planetaria. Ése es precisamente uno de los retos fundamentales que se nos presentan, el carácter sistémico de los problemas y las soluciones: la estrecha vinculación de los problemas, que se refuerzan mutuamente y que han adquirido un carácter global, exigen un tratamiento igualmente global de las soluciones, Dicho con otras palabras: ninguna acción aislada puede ser efectiva, precisamos un entramado de medidas que se apoyen mutuamente y se potencien. 

Se requieren acciones educativas que transformen nuestras concepciones, nuestros hábitos, nuestras perspectivas… que nos orienten en las acciones a llevar a cabo, en las formas de participación social, en las políticas medioambientales para avanzar hacia una mayor eficiencia, hacia una sociedad sostenible… acciones fundamentadas, lo que requiere estudios científicos que nos permitan lograr una correcta comprensión de la situación y concebir medidas adecuadas. 

Es preciso insistir en que las acciones en las que podemos implicarnos no tienen por qué limitarse al ámbito “individual”: han de extenderse al campo profesional y al socio¬político, oponiéndose a los comportamientos depredadores o contaminantes o apoyando, a través de ONGs, partidos políticos, etc., aquello que contribuya a la solidaridad y la defensa del medio ambiente. 

No siempre se entiende qué es lo que conecta a la solidaridad con el ambiente, es preciso aclararlo: cuando somos cuidadosos del ambiente, estamos cuidando de no derrochar recursos de otros o de generaciones futuras, por lo tanto somos solidarios. Cuando nos ocupamos de los más necesitados, estamos colaborando con el ambiente, pues ocuparnos de sus necesidades básicas nos obliga a replantearnos las nuestras, el grado de superficialidad de las mismas, pues entramos en una valoración distinta de las cosas. Ni hablar si esto mismo lo compartimos con nuestros hijos cuando nos piden el último celular o la última bicicleta o computadora y ven e interactúan con otras realidades socioeconómicas, se derrumban instantáneamente cientos de argumentos. 

La acción solidaria nos centra, nos ubica y nos pone en el correcto camino, sin duda recibimos más, mucho más de lo que damos. De esta forma corregimos nuestra tendencia al consumismo y le damos razón y racionalidad a nuestras necesidades, conscientes que el derroche no sólo afecta nuestra economía sino que estamos consumiendo recursos de otros para satisfacer nuestras vanidades. Para pensar… 

10. CONCLUSIÓN: NUESTRO APORTE

Evidentemente el panorama es preocupante, la situación medioambiental, social y económica requieren tratamiento inmediato para prevenir situaciones más graves en el futuro, cierto daño ambiental es irreversible, pero todavía nuestra acción es determinante. 

Organismos mundiales como la ONU, la OMC (organización mundial de comercio), Universidades de todo el mundo, partidos políticos en varios países, Greenpeace, distintas celebridades y numerosas ONGs están realizando una tarea de concientización que ya está dando frutos. Vemos con entusiasmo que numerosos científicos y pensadores están buscando vías alternativas de desarrollo sostenibles. Numerosos políticos han entendido el mensaje y varios están en vías de hacerlo. 

Tenemos que sentir nosotros también como espíritas el llamado de nuestra conciencia global, de nuestra conciencia universal, de nuestro instinto de supervivencia como especie y accionar en consecuencia. 

Son tiempos de cambio, de despertar y de contribuir desde nuestra humilde posición, aprovechando con perspicacia las oportunidades que se nos presenten para inducir al cambio y la sensibilización sobre el carácter solidario de la Ley de Evolución. 

Favorezcamos el desarrollo de la actitud comprometida con los problemas de los demás, por el interés de lo que ocurre en otros hogares, ciudades o naciones, pensando que la nuestra es una evolución en masa, planetaria y nuestro aporte desde el pensamiento, sentimiento y acción generará un efecto, tal cual nos enseña la física moderna y además producirá un efecto contagio como toda buena acción que es aprobada socialmente. 

Las generaciones de espíritus que están encarnando ya vienen con esta conciencia planetaria. Nos corresponde a nosotros el esfuerzo de concientización y educación para dar cabida a que ese germen espiritual fructifique en acciones concretas en pos de la sostenibilidad y la solidaridad planetaria. 

Deberemos ser un poco soñadores para concretar este objetivo. La historia de la humanidad está minada de genios creativos que llevados por su vocación y sus sueños, aspiraron a más y produjeron un salto cuántico en la evolución de la especie. Un aporte único que significó en muchos casos, un paso mayúsculo de progreso. El espírita está llamado a esta tarea, pues ella no es más que la puesta en marcha de la gran Ley de Amor Universal. 

Sumemos nuestro esfuerzo en esta corriente evolutiva, estimulemos los actos solidarios en nuestros hijos a través del ejemplo y valoremos nuestro planeta como espacio de progreso como espíritus encarnados. Seamos conscientes y racionales en la satisfacción de nuestras necesidades y proveamos a los que menos tienen. 
La verdadera Paz la sentimos cuando Damos. 

Para terminar, unas palabras de Allan Kardec: 
“El espírita no vive en el más allá, en la negación de la realidad física, material y social de su existencia. El espírita, consciente de su eternidad y de la relatividad de sus conocimientos, utiliza el contacto con lo invisible a fin de transformar su conciencia, de compartir su metamorfosis proponiendo una sociedad más justa, de dimensión planetaria”. (Extraído de: Le Journal Spirite, Enero 2008).

Gustavo Molfino

BIBLIOGRAFIA

– “El Libro de los Espíritus”, Allan Kardec, Editorial 18 de Abril, 1999. 
– “La Responsabilidad de la Empresa en al Sociedad”, Marcelo Paladino, Ariel Sociedad Económica, Buenos Aires, 2004. 
– “La Modernidad Líquida”, Zygmunt Bauman, Fondo de Cultura Económica, Argentina, 2003. 
– Diccionario de Ciencias Sociales y Políticas, Torcuato S. Di Tella, Ariel, 2001. 
– “El Hombre en Busca del Sentido Último”, Víctor E. Frankl, Paidós, Argentina 2006. 
– “Inteligencia Ecológica”, Daniel Goleman, 2009, Vergara Ediciones. 
– “Diccionario de Sociología”, Enrique del Acebo Ibáñez y Roberto J. Brie, Editorial Claridad S.A, 2006. 
– “El Pensamiento Vivo de Porteiro”, Homenaje al Fundador de la Sociología Espírita, Jon Aizpúrua, Ediciones CIMA, 1998. 
– “El Malestar en la Globalización”, Joseph E. Stiglitz, Ediciones Taurus, 2006. 
– “Concepto Espírita de la Sociología” y “Origen de las Ideas Morales”, Manuel S. Porteiro, Ediciones CIMA, 1998. 
– “Integridad, un Liderazgo Diferente”, Marcelo Paladino, Patricia Dbeljuh, Paola Delbosco, 2007, Emecé Editores, IAE Press. 
– “Vida de Consumo”, Zygmunt Bauman, 2007, Fondo de Cultura Económica Argentina. 
– “Educación para la Sostenibilidad” y “Pobreza y Educación”, Trabajos de Investigación, Sociedad Espiritismo Verdadero, Ani de Culzoni, Cristina Dubrich, Eliana Granero, Pablo Laorden y Cecilia Culzoni., Agosto 2006. 
– “Allan Kardec: Del Druidismo al Espiritismo”, Nicolaus Hénault y Salvatore Paulino, Le Journal Spirite nº71, Enero 2008. 

Fuente: Ponencia presentada en el Primer Encuentro Espiritista Iberoamericana: "Espiritismo: una contribución a la evolución consciente", que se celebró 19-21 marzo de 2010 en Torremolinos (Málaga), España. También está disponible en la página web de la Asociación Internacional para el Progreso del Espiritismo (AIPE), España.
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   ALEGRIA DE VIVIR

La vida es un poema de belleza, cuyos versos están constituidos de propuestas de luz, escritas en la partitura de la Naturaleza, que exalta su presencia en todas partes. La existencia física es un cuadro aparte de conquistas y encantamiento, mediante cuyo aprendizaje el espíritu se embellece y alcanza los páramos de la realidad. En todas partes hay sol y armonía invitando a la paz y a la participación en su conjunto feliz. Sin embargo, solamente la criatura humana se presenta triste , marcada por las zarzas morales que carga de las actitudes pasadas, de los compromisos mal vividos, de las realizaciones desastrosas, transfiriendo de una etapa a otra lo que podría lograr de una vez, en el caso que resolviera por la solución de las dificultades de dentro para fuera, que es la contribución del esfuerzo bien dirigido.
La alegría de vivir, pues, debe ser parte activa del programa de construcción personal de la criatura inteligente. Disfrutar de toda la magia existente en el panel universal, sacando las maravillosas concepciones de plenitud que está al alcance de todo aquel que desea elevarse, libre de tormentos y de amarras con el pasado.
El destino de la criatura es la libertad, hacia donde sigue con los ojos puestos en el futuro. Ser libre significa no depender, optando por lo que constituye estimulo para la victoria; no tener pasado ni inquietarse por el futuro, viviendo ampliamente el presente en transportes de paz y alegría.
A medida que se madura psicológicamente, la alegría de vivir constituye una razón poderosa para la prosecución de la actividad de iluminación. Tal alegría, ciertamente, no impide episodios de reflexión por el dolor, de ansiedad, por amor, de espera por la salud, de presencia de la enfermedad, de angustias momentáneas, de inquietud delante de lo que esté ocurriendo. Esos fenómenos, que forman parte del curso existencial, no eliminaba la alegría, más bien le dan motivo de presencia, porque a cada desafió sigue una victoria; después de cada testimonio viene una conquista; a cada emprendimiento de dolor se presenta un nuevo peldaño de equilibrio, haciendo que la alegría sea constante y motivadora para la producción de nuevos valores.
La alegría proporciona al cerebro una mayor contribución de enzimas especiales, encargadas de producir la salud, posibilitando la risa que es un estimulante poderoso para la fabricación de inmunoglobulina salivar (sIgA), portadora de factores inmunizantes, que propician el constante equilibrio orgánico, evitando la invasión de varios virus y bacterias perniciosas.
Reír es una forma de expresar la alegría sin que la carcajada estridente, nerviosa, descontrolada, tome parte en su exteriorización. Cuando reímos, estimulamos preciosos músculos faciales y generales, eliminamos toxinas perjudiciales acumuladas, que terminan por intoxicar al individuo.
La risoterapia significa un recurso valioso para evitar determinadas contaminaciones, pero también para auxiliar en el restablecimiento de patologías graves, principalmente infecciosas mutiladoras, las degenerativas de la máquina orgánica y varios disturbios en las áreas emocional y psíquica.
Asevera el Evangelio que raramente Jesús sonreía. Normalmente era visto llorar y casi nunca sonreír. El que se presentaba como el Ser más perfecto que Dios ofreció al hombre para servir de modelo y Guía, como aclararon los espíritus al eminente Codificador Allan Kardec… Que llorase, resulta paradójico… se trata de una contradicción aparente . sus légrimas no eran de sufrimiento, pero si de compasión, ese sentimiento superior y elevado de coparticipación que dirigía a las criaturas, que preferían permanecer en la ignorancia en vez de aprovechar Sus lecciones libertadoras. Era una forma de expresar ternura por los enfermos voluntarios, que en El tendrían la terapéutica eficaz para librarse de los males que los amargaban y no obstante, relegaban a plano secundario, aturdidos por la búsqueda del casi nada inmediato y fugaz.
Esto está demostrado cuando hablaba de Su Buena Nueva de Alegría y se presenta como la Puerta de las ovejas, la Luz del mundo, el Camino, La Verdad, y la Vida, el Pastor, el Mesías, informando que somos la Sal de la Tierra, las ovejas, los necesitados de todo jaez, necesitados de si, de El, como conductor y Psicoterapeuta para nuestra innumerables deficiencias y enfermedades del alma.
El autoconocimiento revela al ser sus posibilidades y limitaciones, abriendo espacios para la renovación y conquista de nuevos horizontes de salud y plenitud, sin conciencia de culpa, sin estigmas.
Las psiconeuroinmunologia viene a demostrar que el estado de salud puede ser conseguido por el propio individuo que resuelve renovarse y creer en si mismo, en sus inmensas reservas de energías, en el valor de sus conquistas. Perfectamente compatibles con la ley de Causa y Efecto, las realizaciones positivas eliminan o disminuyen el peso de las negativas perjudiciales.
La criatura humana es lo que es su psiquismo, conforme el actúa, así se presentan las manifestaciones del mundo de su yo y del Ser.
Por tanto el pensamiento bien construido, actúa en el mecanismo del sistema nerviosos, en el cerebro y estos conjugados, producen enzimas protectoras que tornan inmune el organismo a muchas invasiones de agentes destructivos, propiciando la salud.
La alegría de vivir es una invitación para una existencia rica en producciones morales, espirituales, artísticas, culturales, estéticas, y nobles.
El destino existencial deja de ser vivir bien, que es una de las metas humanas, para bien vivir, que es una conquista personal intransferible, especial, que jamás se altera o se pierde, fomentando la felicidad y trabajando por la paz que todos aspiran.

Trabajo extraído  por Juan C. Mariani del libro “Vida, desafió y soluciones” de Divaldo Pereira Franco

jueves, 18 de septiembre de 2014

Y la vida continúa

Y LA VIDA CONTINUA
Vi a mi padre muriendo frente a mí y no entendí porque Dios lo mato… Y desde ese día en adelante no creí más en Dios.
Frases como estas son muy frecuentes.
Cuando no conseguimos entender el fenómeno  de la vida y de la muerte, nos revelamos contra Dios, como el niño se revuelve contra la madre cuando está obligado a tomar un remedio amargo.
La idea falsa de un Dios perverso y caprichoso, que mata a unos antes que a otros, que castiga  a algunos y privilegia a otros, que dá la riqueza a unos pocos mientras otros viven en la miseria, es la responsable de la rebeldía de muchos.
Concibiendo un Dios temible, poseedor de todos los vicios humanos, pensamos que ese ser invisible está siempre  a la  expectativa para reprendernos  por una jugarreta.
Nuestra visión, aun miope, en lo que dice respecto a las leyes que rigen la vida, nos hace sufrir, como hijos ingratos que no comprenden  las actitudes de los padres amorosos que tienen como único objetivo la felicidad de los suyos.
Clausurados  en la concha del egoísmo, no percibimos que nuestros bien amados no son los únicos que salen de la escena en la vida física y solo nos incomodamos con Dios cuando El mata a uno de los nuestros.
Indiferentes a las leyes que rigen la materia, no vemos que todo lo que nace, un día tiene que morir, o mejor, transformarse.
Y nuestro cuerpo físico también es materia, y como tal tiene  que disolverse un día. Más, cuando eso acontece, olvidamos que somos Espíritus inmortales y no apenas un cuerpo que desaparece en polvo del suelo.
Fuimos hechos a imagen y semejanza de Dios, y por eso mismo viviremos por toda la eternidad.
Lo que nos ha causado inseguridad es pensar que Dios es a nuestra  imagen y semejanza y que, por tanto, es portador de todos los vicios humanos.
Somos Espíritus. Y como tal somos inmortales. Más, para que consigamos la perfección, es preciso sumergirnos en la carne a través de la reencarnación.
AL hombre es dado morir una sola vez, asegura el Evangelio, al Espíritu no le  es posible la muerte.
Un día, en el futuro aun distante, no precisaremos entrar y salir de la carne, porque ya habremos desenvuelto en nosotros la imagen y semejanza del Padre.
Jesús, después de la muerte del cuerpo, surge con toda la vitalidad, en espíritu, para legar a la Humanidad la certeza de la inmortalidad.
De esa forma, no nos engañemos. El túmulo no es el fin de la vida. Es apenas el comienzo  de una nueva fase de aprendizaje para el Espíritu imperecibles.
Comprendiendo la sabiduría y la perfección de las Leyes Divinas, cambiaremos nuestra reacción ante la partida de un ser querido. Y diremos con seguridad:
Vi a mi amado dejando el cuerpo físico, ante mí, y entendí porque Dios  lo llevo… Es que Dios  lo ama más que yo y lo quiere, por algún tiempo, en el mundo de los Espíritus. Desde ese día en adelante, espero  ansioso la oportunidad de un reencuentro feliz. Y por ese motivo,  creo más y confió en Dios…
 * * * * * *
Lo que llamamos muerte, nada más es un fenómeno biológicos natural.
Sea por el desgaste normal de los órganos o de otra forma cualquiera, todos dejaremos el cuerpo y volveremos a la patria espiritual de donde partimos un día.
Así, tengamos la certeza de que la separación es apenas temporal. Y que, más temprano o más tarde, tornaremos a reencontrar a nuestros amores por los cuales sentimos añoranza.
                                           Redacción de  Momento Espírita.
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        PLURALIDAD DE MUNDOS

.. ¿Están habitados todos los globos que circulan en el espacio?
«Sí, y el hombre de la Tierra dista de ser, como lo cree, el primero en inteligencia, en
bondad y en perfección. Hay, sin embargo, hombres muy vanidosos que imaginan que ese pequeño globo tiene el privilegio exclusivo de tener seres racionales. ¡Orgullo y vanidad! Se figuran que Dios creó el universo para ellos solos»
Allan Kardec-
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DON DE CURAR EN EL ESPIRITISMO
La causa original  de las enfermedades que afligen a la humanidad, pertenece esencialmente al orden psíquico. 
El hombre continúa sufriendo fuertes golpes contra la salud de su cuerpo físico.
El Espiritismo no tiene por finalidad curar las enfermedades del cuerpo. Aunque  coopera en ese sector del orden humano, su objetivo principal es enseñar, orientar y liberar al espíritu de sus debilidades o instintos inferiores hasta alcanzar la “salud moral” la Angelitud. No pretende competir deliberadamente con la medicina del mundo, como presuponen algunos médiums y neófitos espiritas.Si ese hubiera sido el objetivo esencial, los mentores que orientaron a Allan Kardec en la codificación de la doctrina le habrían indicado los recursos y métodos técnicos que aseguraran el éxito terapéutico en la lucha contra las enfermedades que  afectan a la humanidad.

La espiritualidad inspira y coopera en las actividades terapéuticas utilizando a los médiums, pero sin la finalidad de deprimir o debilitar la noble profesión de los médicos, cuyos derechos académicos deben prevalecer por encima de las actuaciones de los legos.
Por ser la mediúmnidad un fenómeno circunscrito a las causas del plano astral o invisible, es necesario investigarla en lo más íntimo, traerla a la superficie y considerarla debidamente, para que luego sirva de orientación a los discípulos y obreros de la Siembra del Maestro. 
Cuando la ciencia médica analice el introspectivo del alma, comprobará que ciertas molestias de carácter virulento son el producto de graves “infecciones morales” existentes  en la conciencia de la misma, las cuales, por efecto de repercusión vibratoria, afectan al periespiritu y al cuerpo físico, al que está sujeta. 
Aunque son útiles y eficientes los recursos preventivos de las vacunas y la profilaxis  contra ciertas endemias y epidemias, y benéficos los medicamentos  específicos para curar las molestias comunes, la ciencia médica, en su marcha evolutiva  reconocerá el poder curativo de los fluidos  magnéticos y consagrará la magnetoterapia  como fuente de nuevos recursos en beneficio de la salud. 
El periespiritu es el laboratorio invisible que modela a nuestro cuerpo desde el embrión fetal hasta la completa estructuració n física, dado que posee órganos similares  al nuestro, pero más sutiles y que desempeñan funciones  sumamente delicadas, que en definitiva son “moldes o matrices” de los órganos del cuerpo humano, estructurados a su imagen y semejanza.
Si el periespiritu está afectado en alguno de sus órganos por fluidos cáusticos, provenientes  de las emociones  toxicas del alma, el cuerpo carnal que tuviera que modelarse en el vientre materno heredará esas deformaciones clasificadas como congénitas. 
De esta interdependencia psico orgánica existente, nacen los pensamientos negativos del alma, como el odio, ira, venganza, orgullo, egoísmo y celos que generan fluidos irritantes que se adhieren al periespiritu, formando “postulas” de magnetismo toxico, que además afectan el metabolismo psíquico, perturbando y retardando la evolución espiritual del alma. El periespiritu, agitado por la “fiebre” acentuada por la saturación de los fluidos infecciosos, los vierte hacia el cuerpo carnal; transfusión que se produce mediante el “doble eterico” elemento intermediario  que desempeña la función de una especie de “válvula de escape” por donde el alma  expurga los residuos tóxicos de las emociones violentas. Estos fluidos corrosivos, una vez transferidos hacia el cuerpo físico, producen o se convierten en lesiones mórbidas y virulentas, como son el cáncer, la lepra, la tuberculosis y otras molestias de carácter benigno. 
A medida que reencarna sucesivamente se espiritualiza, adquiriendo gradualmente los atributos morales de la santidad, su periespiritu también se diafaniza y los órganos que componen su contextura eterico-fisioló gica van perdiendo “peso” o densidad eterica.
Los espíritus Benefactores ayudan, a través de la intuición, a los médicos honestos y piadosos  que se dedican a curar a los humanos, los profesionales de la medicina son una legión de misioneros, útiles a la humanidad, pues además de sus funciones comunes se dedican a las investigaciones que tienen el objeto curar las enfermedades rebeldes de consecuencias fatales.
El Espiritismo no concursa con los médicos terrícolas, ni pretende sobreponerse a su capacidad profesional. El alivio, el reajuste psíquico o las curas alcanzadas por medio de la facultad mediúmnica, tienen por objetivo sacudir el ateísmo del enfermo, despertándole para atendimiento hacia las enseñanzas de la vida espiritual.
Jesús cuando curaba a los enfermos que iban a buscarlo curaba  los “cuerpos” para después alcanzar “la cura del alma” de cada uno. La mediúmnidad  de cura se propone igual finalidad. 
Muchos médicos, inconscientes del fenómeno, actúan como verdaderos “médiums” son hombres conscientes, pues cuando se extingue la vida del paciente sufren, viendo que su empeño en salvarle no ha surgido efecto.
La mediúmnidad de cura mediante el Espiritismo, es una elevada cooperación del objetivo crítico, condicionada a la evangelizació n del hombre.
La función del Espiritismo es la de “curar el espíritu enfermo” siendo un vehículo beneficioso que instiga al hombre a despertar su conciencia hacia los deberes y responsabilidades del espíritu inmortal.
El auxilio de lo Alto no se condiciona únicamente a los espiritas o médiums, sino a todas las criaturas y dedicados  a los objetivos espirituales de orden superior. El médico no necesita ser espiritista para recibir la buena asistencia de los espíritus dedicados a las dolencias de la humanidad. 
Los médiums presuntuosos, adversos al estudio, viven rodeados de almas inferiores que perturban sus intuiciones, induciéndoles  a cometer los peores ridículos y desaciertos, pues esto no les impide  ser antenas vivas que atraen a los espíritus gozadores, perversos o mistificadores, en cambio, los médicos buenos y atentos, reciben constantemente la cooperación del Espacio.
Criaturas mercenarias usan su facultad mediúmnica para los negocios impuros, uniendo la práctica de la caridad en la siembra espirita, a la remuneración fácil de la moneda del mundo.
Pese a la protesta de la medicina oficial, por la intromisión del médium  o del curandero en su área profesional, fracasa ente los casos de las obsesiones, cuando pretende tratarlas por métodos diferentes a la técnica tradicional adoptada por los espiritistas y médiums.
Ni el médium, ni el médico lograran eficacia alguna sobre el enfermo que esté condenado por la Ley Carmica  a abandonar  el cuerpo físico en la Tierra. Cuando se presentan esos casos, son inútiles todos los recursos terapéuticos de la medicina, y algunos espíritus desencarnados  desaciertan en sus diagnósticos y  recetario a través de los médiums curativos 
Delante del sufrimiento correctivo decretado por la Ley de Causa y Efecto no hay la menor duda, de que fracasarán  el médico y el médium, pues el dolor, en ese caso, no es accidente ni enfermedad, sino un recurso disciplinario para que el espíritu retorne a su verdadera ruta espiritual evitando mayores prejuicios para el futuro.
Aunque el Espiritismo no sea un movimiento llamado a competir con la medicina oficial, corresponde a la promesa bendecida de Cristo, cuando prometió, el envió del Consolador en el momento oportuno para curar a los enfermos de Espíritu, aunque eso se consiga curando primero el cuerpo físico
La cura mediúmnica y excepcional termina demostrando el poder de los espíritus  desencarnados que actúan con el mundo material, cuando vitalizan células, corrigen disturbios nerviosos, desenvuelven músculos atrofiados,  eliminan infecciones y hasta devuelven el raciocinio  a las personas alineados beneficiados sienten la responsabilidad espiritual pesándole en los hombros, exigiéndoles mayor comprensión moral de sus deberes humanos en el contacto diario con la humanidad.
Los espiritas siempre bendicen el  sufrimiento y el dolor, reconociendo que la enfermedad los conduce a la sombra amiga y confortadora de la doctrina espirita, tonificando notablemente  la personalidad humana, por el tratamiento sencillo del agua fluidificada, del pase mediúmnico o por la receta de los desencarnados.
Los mentores espirituales inciden en el recetario mediúmnico bajo el patrocinio del Espiritismo, a pesar de las recetas inocuas o anímicas, producto de la precipitación o ignorancia de los médiums incipientes. El bien espiritual conseguido por el servicio benefactor del recetario mediúmnico, supera satisfactoriamente  las equivocaciones  e imprudencias de un mediumnismo de urgencia, preocupado solamente  por la cura del cuerpo físico, antes que por la salud del espíritu inmortal 
Los hechos prueban que es inútil la movilización de los más espectaculares  y avanzados recursos de la terapéutica del mundo, si el hombre no es merecedor de la salud física, pues si la medicina ha prolongado la vida, no puede vencer la muerte.
Las criaturas mansas de corazón y bondadosas que sufren de cáncer, no son más que almas que delinquieron en el pasado y actualmente se encuentran en trance de purificación espiritual.
Desgraciadamente, la tierra jamás puede protestar contra su sufrimiento redentor, pues desde su infancia  sabe que las virtudes pertenecen al mundo angélico, y los pecados, al reino instintivo animal.
El hombre, en sus momentos de subversión espiritual  y conforme al pecado que lo domina, alimenta un tipo específico de virus, generando determinada enfermedad que la medicina después clasifica en la tabla patológica, conforme a las características etiológicas y a la virulencia identificada. La cólera, la irascibilidad, violencia mental o emotiva, producen el campo fluidito mórbido para nutrir y manifestar las afecciones cutáneas o eczemas ticas; las maledicencias, la calumnia o la magia mental, verbal, o física, generan tóxicos responsables de la vida de los ultravirus que producen la molestia Carmica de “prejuicio al prójimo” conocido  como cáncer. Del mismo modo, la indiferencia, la egolatría, o el egoísmo, ponen en movimiento  los fluidos perniciosos que más tarde abonan  el terreno orgánico del hombre y lo predispone para las enfermedades contagiosas, como la tuberculosis.
El enfermo contagioso es normal que esté obligado a aislarse de la familia y de las relaciones comunes y también del público, debiendo someterse a tratamientos especiales en los instituciones apropiadas y que lo apartan de convivir peligrosamente  con el prójimo. Así recoge los efectos generados por su egoísmo y egolatría en vidas pasadas cuando siendo sano, y en posesión de sus facultades normales, decidió dedicarse con excesivo amor a su propio bien, sin importarle  los problemas aflictivos del prójimo. De acuerdo con la Ley Carmica que establece que “el hombre cosecha conforme  a su siembra”, el enfermo contagioso,  aislado de sus relaciones con el resto  del mundo,  es el espíritu egocéntrico y frió que en el pasado vivía solamente para sí mismo.  El efecto enfermizo de hoy es el resultado de la causa censurable del pasado, y así, hoy vive obligatoriamente en la misma condición generada otrora por su libre voluntad, pero en obediencia a la Ley del Amor y la Fraternidad, que le permite rescatar su debito pecaminoso. 
Las personas de mejor graduación espiritual o que se hayan al fin de sus pruebas cármicos dolorosas, debido a expurgaciones  anteriores, en la actualidad, son elegidas y beneficiadas por la homeopatía, irradiaciones fluídicas, pases mediúmnicos o agua fluidificada liberadas de la medicina, que produce reacciones toxicas.  Por eso hay tanta decepción y variedad con respecto al éxito  de los tratamientos para los hombres en la tierra, pues la terapéutica  salvadora par determinada criatura, es completamente inocua, cuando se aplica a otro enfermo de las mismas condiciones físicas. 
El recetario alopático ofrece serios peligros, y no es aconsejable para los médiums intuitivos, que no posean el más mínimo conocimiento farmacéutica que le permita prever las reacciones toxicas de los medicamentos para el cuerpo humano. 
El médium intuitivo recetita, que prescribe homeopáticamente, debe saber, cuales son los medicamentos antídotos, complementarios o incompatibles,  clasificados científicamente por la farmacología homeopática. Debe familiarizarse con los métodos apropiados para el tratamiento de las dosis infinitesimales, como también con los tipos más indicados para los casos agudos o crónicos. La homeopatía ejerce una acción pronunciada en el periespiritu, por eso las mezclas de medicamentos, neutralizan la cualidad terapéutica. Por ignorar los preceptos más comunes de la medicina homeopática, ciertos espíritus incipientes juzgan que recetando simplemente media docena de medicamentos homeopáticos mezclados en el mismo frasco, bastará para que uno de ellos  produzca el milagro esperado.  Ignoran que las leyes sutilísimas que rigen la acción homeopática en el cuerpo humano, no aceptan la mezcla de ciertas dosis que son antídotos, incompatibles o neutras entre sí.
Las altas dosis de receta médica, por su acción atómica y profunda  en la contextura del periespiritu, desprenden las toxinas que se encuentran adheridas y después convergen hacia el cuerpo físico, exigiendo la ayuda de la baja dinamización, para que se efectúe el drenamiento por las vías emuntorios. 
El homeopático es un medicamento energético capaz de actuar en los intersticios atómicos y etéreo-astrales   del periespiritu, por eso puede tranquilizar los temperamentos excitados, eterizando los residuos mórbidos  que oprimen el psiquismo de los enfermos. Al mismo tiempo que revitaliza todos los centros  energéticos del cuerpo físico y del “doble eterico”  accionando los “chacras” y despertando el tonos vital de los plexos nerviosos – su acción es profunda penetrante, y expurgadora de las toxinas que forman el residual de la mente, cuando esta se descontrola. Las altas dosis, actúan en lo íntimo del ser, desalojando las impurezas o combustible usado por el espíritu, y que queda adherido a su delicada tesitura peri espiritual.
El agua fluidificada es la medicina ideal para los espiritas y médiums recetistas, pues aunque sea destinada a fines terapéuticos, su aplicación no debe ser censurada por los médicos,  dado que no infringe las leyes del Código penal del mundo, y su prescripción  no hace parte  de la práctica ilegal de la medicina.  
Cuando el agua es fluidificada por los médiums o personas de físico y psiquismo sano, se potencializa  extraordinariamente en su energía eterica natural, volviéndose un medicamento saludable, capaz de revitalizar  los órganos físicos debilitados y restablecer  las funciones  orgánicas  desarmonizadas. El agua es un elemento  energético y optimo vehículo para transmitir fluidos bienhechores al organismo humano. Es sensible a los principios radiactivos emanados  del Sol y al magnetismo áurico del periespiritu humano 
Si el individuo que debe fluidificar el agua está enfermo, debilitado, o su mente se encuentra en efervescencia, o bajo el influjo de emociones nocivas, en ese caso, el agua se transformara en un elemento deletéreo. 
No quiere decir esto que el donador de fluidos deba ser un santo, sino un espíritu que tenga “buena salud”. El agua fluidificada es un medicamento eficaz exceptuado de los tóxicos de drogas y producto de la farmacología moderna, que muchas veces, son fabricados por industriales, que en su avidez por mayores lucros, no atienden  a las correctas características de las formulas.
Los médiums poderosos y  de sana vitalidad, alcanza el “guaritun” energético y bienhechor de la homeopatía en su  100,000 dinamización infinitesimal, esto no es frecuente, pero sucede a veces.
Los médiums vegetarianos, sin vicios deprimentes y liberados de las pasiones esclavizadoras, son capaces de producir curas prodigiosas por el empleo de agua fluidificada, lo que, a su vez es súper activada por las energías movilizadas por los espíritus desencarnados en el servicio de ayuda a los encarnados.  
No es suficiente que los médiums fluidifiquen el agua, suministren pases o decepcionen recetas para que se logren resultados positivos. Necesitan mejorar su salud física y sanar sus desequilibrios morales.  
Todas las molestias físicas ceden con suma facilidad  al tratamiento medicinal o psíquico, siempre que el enfermo se disponga  y esfuerce en espiritualizarse, en el sentido de mejorar su conducta particular y social, pues ningún tratamiento es más eficiente que el remedio bendecido y prescripto por el Evangelio de Jesús.  La evangelizació n del espíritu enfermo no siempre llega a tiempo para curarle el cuerpo físico, que está saturado de venenos psíquicos generados en vidas pasadas y en la existencia actual. 
Aun así, su anhelo espiritual por evangelizarse, le proporciona cierto alivio en la vida más Allá de la Sepultura después de su desencarnació n; y es una credencial para que en el futuro le sea ofrecida una reencarnación más saludable.
Por todo lo expuesto, se deduce que la salud física depende mucho de la “salud espiritual”. Esto es porque el auto evangelizació n, aunque  no produzca una cura milagrosa, dará sensibles mejoras porque el enfermo deja de generar  y verter los venenos psíquicos  que anteriormente  le agravaban la enfermedad.
Cuando los pasistas, curanderos o médiums son abnegados  y desprendidos de los intereses mercenarios, también gozan de la asistencia de los buenos espíritus, que los ayudan a lograr éxitos en sus tareas con los enfermos del cuerpo y del alma.
El médium no debe olvidar que su facultad es un medio para renovarse espiritualmente, por eso no debe especular de ninguna manera.
La ley Carmica, a pesar de su función rectificadora, tiene una acción educativa, ella favorece al espíritu para el rescate de sus débitos pasados, sino que también lo sitúa en la carne en las condiciones  de evitarle nuevos desatinos, gracias a la reducción en sus bienes en el cuerpo físico, la Ley que es muy sabia, le reduce los valores que en el ayer le llevaron a hacer un mal uso.
Cuando enfrenta duras dificultades económicas y se entristece por no poder sustentar a la familia, vemos al médico negligente, que en su vida anterior hacia del dolor  ajeno un lamentable negocio para su enriquecimiento condenable. La ley lo hace volver al mismo mundo donde cometió los deslices y le sobrecarga de obligaciones en el seno del espiritualismo.
Debiendo ejercer la mediúmnidad gratuitamente, en pago a las deudas pasadas, no debe cobrar absolutamente nada, ni recibir atenciones materiales que significan agradecimientos por la cura realizada.
Muchas personas de palabra fácil, raciocinio sensato y sentimientos altruistas, considerando que todos somos médiums, producen más beneficios  al prójimo que ciertos médiums negligentes que trabajan  en un servicio oficial bajo la égida del Espiritismo.
Allan Kardec advierte constantemente en sus obras fundamentales del Espiritismo, la responsabilidad del médium mercenario en el ejercicio de su facultad, aunque esté necesitado. El dio ejemplo de su advertencia, renunciando a todos los derechos de autor de sus obras a favor del bien colectivo, también demostró profunda discordancia con aquellos que pretenden explotar los valores de lo Alto
El médium debe cumplir con sus obligaciones junto a la familia,  pues es su principal compromiso asumido en el Espacio antes  de reencarnar. El hogar, el vestido, el alimento y la educación de la prole representan la primera responsabilidad del médium.
Aunque la mediúmnidad sea una gracia concedida por lo Alto a los espíritus errados, deben ejercerla con ánimo y dignidad, pero sin el holocausto de la familia, que son obligaciones esenciales de la vida humana 
Los espíritus superiores no sobrecargan a los médiums más allá de su necesidad; jamás lo obligan a sacrificar a la familia para atender el servicio mediúmnico, solamente les permiten servirse del tiempo disponible para aprovecharlo a su favor. Por eso algunos médiums prefieren mantenerse solteros en el mundo carnal, con el fin de ejercer con más eficiencia la severa responsabilidad de su redención espiritual mediante el ejercicio de la facultad mediúmnica.
El médium enfermo no debe dar pases pues en vez de transmitir fluidos terapéuticos o vitalizadores, termina por agotar las energías ajenas, en beneficio de su equilibrio vital. 
El médium enfermo, despreocupado o irresponsable, contamina, sin poderlo evitar, a sus pacientes con los gérmenes nocivos del cual es portador.
Los médiums prudentes y sensatos, aunque eviten dar pases, practicar el soplo magnético de fluidificar el agua porque están enfermos, pueden transmitir el consejo espiritual benefactor, el estimulo que levanta el ánimo  de aquellos que se encuentran moralmente abatidos.
No basta el pedido a lo Alto y el deseo sincero del médium de servir al prójimo, para ser verdaderamente asistido. Es necesario esforzarse en modificar los malos pensamientos, y abandonar las costumbres viciosas, a fin de ser apto para captar los fluidos transmitidos desde el mundo espiritual.
El médium cuando está enfermo, debe contentarse con ser el intérprete fiel de los consejos e intenciones superiores para transmitirlas a sus compañeros menos esclarecidos, orientándolos en los caminos difíciles de la vida humana.
El mantenimiento del equilibrio psíquico y emocional es de fundamental importancia para la sustentación de la salud.
El visualizarse saludable y cultivar pensamientos optimistas, cimentado en el amor, en la acción dignificante, en la esperanza.
Liberar todo residuo mental, que pueda significar una fuente de intoxicación y estimulo  a las vidas microbianas perturbadoras, conservando la paz intima.
Si la enfermedad nos visita, aprovechemos su presencia para hacer reflexiones valiosas en torno a nuestro comportamiento y a la programación de las actividades. 
Pensemos en la salud y deseémosla  ardientemente, sin imposiciones, sin presiones, pero con noble intención.
Elaboremos planes para estar saludables y ser útiles; imaginemos que ya nos hemos recuperado y estamos desempeñando en la convivencia familiar  y social como un instrumento valioso dentro de la comunidad. 
Vinculemos a la Fuente Generosa de donde fluyen  todas las fuerzas, y absorbamos de ella recursos necesarios para recuperar el equilibrio.
Volvamos a abastecer  nuestra casa mental con pensamientos de paz, de compasión, de solidaridad, de perdón y ternura; y comprometamonos emocionalmente con la Vida, a fin de que nos sintamos integrados en ella, conscientes y felices. 
La enfermedad en cualquier circunstancia, es una prueba bendita, excepto cuando, el ser mutiladora, alienante  o limitadora, constituye una expiación oportuna de la que las Soberanas Leyes se valen para auxiliar a los transgresores que, de un modo u otro, somos todos nosotros. 
Si estamos sanos, aprovechemos la oportunidad para preservarnos, produciendo más y mejor. Si estamos enfermos, agradezcamos a Dios y ampliemos los horizontes mentales en el amor para recuperarnos, hoy y más tarde, y prosigamos la marcha en paz y confiados.
- Merchita -
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