sábado, 22 de noviembre de 2014

La razón de ser del Espiritismo


OBSESIONES SUTILES Y PELIGROSAS


Cuando el hombre se hace dócil a la inspiración  superior, sintoniza, con el programa que  ha de desarrollar,  recibiendo la ayuda que fluye de lo Alto y gracias a ello, logra disminuir las dificultades que son pruebas de resistencia en las luchas y desafíos para sus valores morales.

Los Buenos Espíritus no pueden cambiar el Karma de sus pupilos y devotos, porque les tornarían inoperantes, les atrasaría.  Sin embargo, cuando los ven luchar  en pruebas muy severas, interfieren, auxiliándolos a través  de fuerzas edificantes  con las cuales aumentan sus resistencias, con el fin  de que logren las metas que constituyen su victoria. Igualmente encaminan cooperadores  y amigos que se transforman en palancas  propulsoras  del progreso,  extendiéndoles manos  generosas dispuestas a contribuir a favor de su éxito.

 De la misma forma que las interferencias perniciosas encuentran resonancia en ellos, en razón de las afinidades que existen  por sus pasiones inferiores que caracteriza su estado evolutivo. Tan pronto cambien de objetivos, y aspiren a ideales  de ennoblecimiento y actúen de acuerdo con la ética del bien, se asocian a ellos  los laboriosos Mensajeros del Amor que los estimulan para que prosigan, renovando su entusiasmo, amparándolos ante las naturales desfallecimientos e inspirándoles  en la correcta elección del camino a seguir.   

Las imperfecciones permiten a los adversarios del ayer  los medios para inducir a la obsesión y problemas, ya que los Espíritus perversos e infelices siempre se sirven de las tendencias negativas de aquellos a quienes odian, para estimularlos, llevándolos de ese modo  a perturbaciones  y a penosas situaciones. Si el hombre  se apoya en los recursos de elevación, se vuelve difícil para sus malvados verdugos espirituales encontrar las brechas por las cuales infiltran sus torpes  sentimientos, en la saña de la persecución en que se complacen.

Toda obsesión es siempre el resultado  de la anuencia consciente o no de quien la sufre, por debilidad moral del espíritu encarnado,  que no le interpone defensas  o por deficiencias del comportamiento que propician  el intercambio, en razón de la preferencia psíquica  que le place al mismo mantener.

Cuando el hombre se candidata a una acción meritoria nunca debe esperar  de los otros los ejemplos de virtudes ni las lecciones de elevación continuada, más si examinar las propias disposiciones para verificar  lo que tiene, de lo que puede  disponer en nombre de Jesús para ofrecer.

Mediante este comportamiento, no verá en los otros los deberes de ser siempre Buenos y optimistas, misioneros de la renuncia y de la santificación, y si hermanos tal vez más experimentados y dedicados, con las mismas posibilidades  de errores y flaquezas, requiriendo, en silencio, apoyo y tolerancia.

El candidatarse al bien no hace bueno al individuo, y la incursión en el compromiso de la fe, a nadie renueva de inmediato.

El adquirir cincelar la moral es de un esfuerzo continuado, un largo trabajo, que merece respeto,  no solo a los que triunfan, tan bien  a los que persisten  y actúan sin descanso, aunque no consigan con prontitud los resultados felices.

En las experiencias de elevación, entre otros impedimentos que surgen, la rutina de los acontecimientos es test grave  para ser superado.

Cuando las realizaciones se presentan nuevas, hay motivaciones y entusiasmos para realizarlas. Después a medida  que se hacen repetitivas, con las mismas manifestaciones, tienden a cansar, disminuyendo el ardor de los candidatos a la laboriosidad, llevándolos a la saturación, a la desistencia. Sucede que no se pueden innovar métodos para los mismos  problemas, cada día, ni modificar el paisaje aflictivo de los necesitados diversificándoles los cuadros de dolor y de sombra. Variando en la apariencia, sus causas matrices son las mismas, que se enredan en el espíritu endeudado, aturdido o atrasado, en viaje expurgador…  En esos momentos de cansancio, surgen las tentaciones  del reposo exagerado, de la acomodación, del excesivo tiempo  mal utilizado; abriéndose campo  a la censura indebida, que medra, que alarga, en forma de maledicencia  que esparce agrura y reproche, destruyendo, como plaga infeliz, los surcos donde la esperanza siembra el amor y la ternura que deberán florecer  como caridad y bendiciones.

Muchas obras del bien no resisten a este periodo, cuando las intenciones superiores ceden lugar al enfado y a la comodidad, que propician la invasión de las fuerzas destructivas y la penetración de los vigilantes adversarios de la luz…

Una forma  de obsesión peligrosa es aquella que pasa casi desapercibida y se instala lenta y firmemente en los cuadros mentales, estableciendo comportamientos equivocados con apariencia respetable.

Se suele presentar  en personas que denotan grave postura  y saben conquistar a otras por la facilidad de comunicación verbal, tornándolas afables  y gentiles, desde que no tengan sus caprichos e intereses contrariados. Dan impresiones  sociales que no corresponden  a su estado real, por cuanto adoptan comportamientos parásitos  que les acreditan a presumir de meritos  que no poseen.

Interiormente, viven bajo conflictos que disimulan  con habilidad, naciendo ahí,  esa doble actitud hacia la vida, situaciones que inducen  a la neurosis y desarticulan el equilibrio emocional, igualmente bajo el bombardeo de los arpones mentales destructivos de sus enemigos espirituales.

En ese clima psíquico, que rezuma de las experiencias de vidas pasadas, se hospeda el agresor desencarnado que insufla  mayor dosis de interferencia  por los problemas ajenos, desbordando  el egocentrismo que termina por alienarlos en cuanto cobijan y vitalizan las pasiones disolventes.

Este tipo de perturbación espiritual es la más difícil de ser erradicada, en razón de que el paciente niega su situación de enfermo, antes complaciéndose  en ella, porque el narcisismo a que se entrega, se convierte  en auto fascinación por valores que se atribuye y está lejos de poseer, anulando cualquier contribución que le es ofrecida.

Solamente la humildad, que da la dimensión de la pequeñez y flaqueza humana ante la grandiosidad de la vida, faculta una visión legitima, a través  de la cual se puede hacer una  justa evaluación de recursos, recurriéndose  a la Divinidad por la oración ungida  de amor, antídoto eficaz para los disturbios obsesivos.

La oración libera la mente bichada de sus clichés perniciosos, abriéndola para la captación de las energías inspiradoras, que fomentan el entusiasmo  por el bien  y la  conquista  de la paz a través  del amor. Para que esa oración  se revista de fuerza desalienante, ella necesita combustible de la fe, sin la cual no pasa de ser palabras destituidas  de compromiso  emocional entre aquel  que la dice  y a quien son dirigidas. También son necesarios el recogimiento y concentración para que se exteriorice la potencialidad por la voluntad del que anhela, dirigida con la certeza de que alcanzará el destino.


Este tipo de obseso se caracteriza por el desden a la oración por creer que no la necesita, dudando igualmente de su eficacia o menospreciando su utilidad.

Exacerbado en sus sentimientos infelices, el obseso se auto realiza, adoptando  una actitud de falsa superioridad con la cual anestesia  los centros de la razón y se deleita en el estado en que se encuentra. A largo plazo, sin embargo, pierde el control de la voluntad,  que deja de dirigir, bajo la pertinaz imposición, volviéndose ostensivamente agresivo y deshaciendo la apariencia, que cede lugar al desequilibrio que se le instala con fuerte penetración en los mecanismos nerviosos.

En ese cuadro de obsesión constrictiva, se encuentran innumerables individuos hospedando adversarios que los vampirizan  por largo tiempo, hasta culminar la venganza con los golpes largos de las caídas en la locura, en el crimen o en el suicidio.

¿Muchas veces se preguntamos  que porque, determinados pacientes portadores de la obsesión, y que frecuentan la Casa Espirita donde se viven los postulados de Allan Kardec, y que se especializan en ese menester,  al tratar  a tales alineados, estos no se recuperan? Muchos inquieren, también, a respecto  de la razón por la que los Mentores Espirituales no liberan a los obsesos y subyugados, en nombre de la caridad.

Nunca será de mas repetirse que, en todo proceso obsesivo, la aparente victima es el legitimo verdugo apenas transferido en el tiempo, siéndole la deuda la razón del mecanismo perturbador. Vencido por la insania del odio, aquel que fue cincelado se imanta al infractor que le torno desdichado y asume la igualmente indebida posición de cobrador o justiciero, incidiendo, por su parte, en error no menos importante. En cuanto el amor no luzca en el defraudado, ante la mudanza de comportamiento de su adversario, cierto es que el problema permanece. De igual modo, debidamente esclarecido sobre el equivoco en que permanece, el actual sayón, mediante adoctrinamiento por alguien que tenga sobre el autoridad moral y lo sensibilice, puede cambiar de actitud, decidiéndose por abandonar la pugna, lo que no exenta al incurso en la deuda de rescatarla por otro proceso de que se utilizan los códigos de la Soberana Justicia.

En la terapia desobsesiva, los cuidados para con el encarnado no pueden ser menores que los aplicados con relación al enfermo psíquico que le aflige, en desarreglo e infortunio cual se encuentra en la otra dimensión de la vida.

Debe tenerse en mente que el hecho de no ser visto siempre el perseguidor desencarnado, por los hombres, no significa que la tarea de estos, aliada a la de los Guías Espirituales, deba ser la de apartarlos, pura y simplemente. Seres vivos e inteligentes, apenas desnudados de la materia, sufren y aman, odian y luchan, esperando la ayuda que no supieran o no quisieran ofrecerse. Por tanto, el amor debe alcanzar la victima de ayer, que sufre hace más tiempo, amparándola, de modo a que despierte para no sufrir mas ni provocar sufrimiento.

Y como la función del dolor se reviste de un poder terapéutico de liberación para quien lo sabe aprovechar, justo es que el encarnado se modifique para mejor, mediante cuyo comportamiento también sensibiliza a su opositor, a su vez adquiriendo recursos de paz y títulos de trabajo para su crecimiento espiritual.

Sin embargo, hay pacientes, obsesos o no, para los cuales, gracias a su rebeldía sistemática y tozuda acomodación en las disposiciones inferiores, la mejor terapia es la permanencia de la enfermedad, ahorrándoles males mayores.

Hay paralíticos que recuperan los movimientos y marchan para desastres que podrían evitar, si lo quisiesen; portadores de micosis, llagas y pústulas, rehacen la apariencia física, curándose de las dermatosis e infectan la mente y el alma con los contagios de los actos deprimentes y viciosos; ciegos que recobran la visión y la utilizan erróneamente en la observación de los hechos; enfermos por virosis y portadores de limitaciones que se restablecen, arrojándose de inmediato, lúbricos y desesperados, en los laberintos de la insatisfacci6n, de la agresividad, causándose mayor infelicidad...

En el campo de las obsesiones, no son pocos aquellos que, una vez que se mejoran, abandonan las disposiciones de trabajo y progreso, para correr precipitados, de vuelta a los hábitos vulgares en los que antes se complacías...

Aun delante de Jesús, este fenómeno era habitual. En principio, porque conociese la procedencia de los males que afligían a los enfermos e infelices que Le buscaban, como es comprensible, el Señor no curo a todos... Y de entre los muchos curados, quedo memorable la interrogación que El dirigió al ex enfermo del mal de Hansen que le fue expresar la gratitud por el beneficio recibido. "- ¿No fueran diez los curados, por que solo este vino a agradecer?" (*)

Es común hacerse compromiso intimo de renovación y trabajo, en cuanto permanece la enfermedad, negociándose con Dios la salud que se desea por lo que se promete realizar, como si la practica de las virtudes del bien fuese útil al Padre y no un deber de todos nosotros, que nos beneficia y da felicidad.

Tan pronto pasa la agudeza del sufrimiento y el tiempo distancia la mente ex enferma del momento de la dolencia, la ilusión sustituye a la realidad; la voluptuosidad del placer enflaquece los deseos de servir y el cae en la indiferencia, cuando no sucede ocurrir males peores.

Cuanto a aquellos que frecuentan las Instituciones Espiritas, portando obsesiones y no se recuperan, merece que se tenga en mente el hecho de que la visión del medicamento no propicia la salud, si no la ingestión de el y la posterior dieta conforme convenga, al lado de otros factores que permiten el retorno del bienestar. Además, ni todos los males deben ser solucionados conforme a la óptica de quien los padece, mas de acuerdo con programas superiores que establecen lo que es mejor para la criatura. La función del Espiritismo es esencialmente la de iluminación de la conciencia con la consecuente orientación del comportamiento, armando a su aprendiz con los recursos que lo capaciten a vencerse, superando las pasiones salvajes y sublimando las tendencias inferiores mediante cuyo procedimiento se eleva.

En la terapia desobsesiva, el tributo del enfermo, tan pronto razone y entienda la asistencia que se le administra, es de vital importancia; por cuanto, serán sus pensamientos y actos los que responderán por su transformación moral para mejor, con la real disposición y posterior acción para recuperarse de los males practicados, ahora beneficiando a aquellos que le sufrieran los perjuicios y por cuya regularización los mismos se empeñan, a pesar de los métodos equivocados e ilícitos de que se sirven.

La evangelización del Espíritu desencarnado es de suma importancia mas, igualmente, la de la criatura humana que se enzarzo en la delincuencia y todavía no se recupero del delito practicado.

Con frecuencia, es mas fácil de objetivarse resultados en la terapia desobsesiva con pacientes de mente obnubilada, de que con aquellos que razonan y no se disponen a la tarea de mudanza interior, de la acción dignificante, ahogados en dudas que cultivan e indisposiciones que les agradan.

En la actualidad, gran numero de pacientes portadores de alineación por obsesión, transita por gabinetes de respetables psiquiatras que les prescriben drogas adictivas de que se encharcan, viciando la voluntad, que pierde los comandos, permaneciendo abúlicos y sufriendo dependencias de demorada erradicación. Sin el control de la voluntad, que sufre la acción barbitúrico de la droga y la perniciosa interferencia de la mente perturbadora, el enfermo tiene dificultad de luchar, utilizándose de los recursos desobsesivos cuyos efectos de el dependen.

Es claro que no censuramos este procedimiento psiquiátrico, teniendo en vista que, en determinados cuadros de la locura, la providencia es saludable, especialmente en los que presentan gran agitación, en los catatónicos, en los sicótico-maniaco-depresivos - aun cuando se encuentren bajo la inducción de adversarios desencarnados, evitándose, de esta forma, la consumación del suicidio provocado -, pero no su uso genérico.

El futuro próximo contribuirá con criterios más rigurosos y seleccionados en la aplicación de tales terapéuticas, especialmente cuando el prejuicio  científico ceda lugar al discernimiento cultural, que verá en el paciente, no apenas el soma, sino, y principalmente, el Espíritu con sus equipamientos de  periespiritu y materia...

Trabajo realizado por Merchita
Extraído del Libro “Cuadros de la Obsesión” de Divaldo Pereira Franco

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¿ HASTA CUANDO LAS PRUEBAS DEL ESPÍRITU ?

Hasta llegar al estado de perfecta pureza ¿debe el Espíritu seguir sufriendo pruebas continuamente?
- Sí, pero no son tales como las entendéis. Llamáis pruebas a las tribulaciones materiales. Pues bien, cuando el Espíritu llega a cierto grado –aun no siendo perfecto- no tiene que sufrirlas ya, pero le caben siempre deberes que le ayudan a perfeccionarse, y no le son penosos en modo alguno, tal como cuando ayuda a otros a perfeccionarse.
EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
ALLAN KARDEC


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LA RAZÓN DE SER DEL ESPIRITISMO
Cuando el oscurantismo de la fe dominaba las mentes, llevándolas al fanatismo des estructurador  de la dignidad y del comportamiento; cuando la cultura, enloquecida por sus conquistas en el campo  de la ciencia en laboratorio, proclamaba lo innecesario  de cualquier preocupación con Dios y con el alma, cara a la fragilidad  con la que se presentaban  en el proscenio del mundo  cuando la filosofía divagaba por las múltiples escuelas del pensamiento, cada cual más arrebatadora y  irresponsable, inculcándose  como portadora  de la verdad que libera  al ser humano de todos los atavismos y limitaciones; cuando el arte  rompía las ligaciones con lo clásico, lo romántico y la belleza convencional, para expresarse en formulaciones modernistas, impresionistas, abstraccionistas, traduciendo, ahora la angustia de  su generación renaciente de los atavismos y limitaciones del pasado, ora la ansiedad por diferentes  paradigmas de afirmación de la realidad; cuando se tornaban necesarios  diversos comportamientos sociales y políticos para amenizar la desgracia moral y económica que avasallaba a la Humanidad; cuando la religión perdía el control sobre la conciencia e intentaba re articularse para proseguir  con los métodos  medievales ultramontanos y soportables. Cuando las luces y las sombras  se alternaban  en la civilización, surgió el Espiritismo con su razón de ser para promover al hombre y a la mujer, la vida y la inmortalidad, el amor y el bien  a niveles  antes jamás alcanzados.
Realizando una revolución silenciosa como pocas ocurridas en la Historia, se torno poderosa la alabanza  para el erguimiento del ser humano, retirándolo del caos del materialismo al que se arrojara o será lanzado sin la menor consideración, para que adquiriese la dignidad ética y cultural, fundamentada en la identificación de los valores morales, indispensable para la identificación de los objetivos esenciales e insuperables de la paz interna y de la conciencia de sí mismo durante  el transito corporal.
Luego después, en el College de France, proclamando ser Jesús un hombre incomparable, en su memorable discurso, el académico e inmortal Ernesto Renan confirmaba, su turno, aunque sin cualquier contacto con la Doctrina naciente,  la humanidad del Rabí  galileo, rompiendo l tradición ancestral Dios hecho hombre.
Bajo la acción del cincel inexorable de las informaciones de más allá del túmulo, el decantado reposo o punición eterna, el arbitrario juzgamiento más punitivo que justiciero, cedían lugar a la conciencia de la vida exuberante que prosigue muerte afuera imponiendo a cada cual la responsabilidad por la conducta  mantenida durante la cerrada  trayectoria.
Las narraciones de la sobrevivencia tocada por la legitimidad de los hechos, fundamentada en la lógica de la indestructibilidad del ser espiritual, daban colorido diferente a los paisajes  de la Eternidad, diluyendo las fantasías y mitos  que las adornaron por diversos milenios.
Permitió que el ser humano de redescubriese como Espíritu inmortal que es, preexistente a la cuna y sobreviviente al túmulo, facultándole comprender la finalidad existencial, que es emerger en el océano del inconsciente, donde duermen  los actos pretéritos y las construcciones que proyectan directrices para el futuro momento, a fin de diluir las voluminosos barreras de sombra y de crueldad a que se entregó y que le obnubila la comprensión de su realidad, emergiendo en triunfo, para que requiere la inmarcesible luz de la verdad que lo ha de conducir por los infinitos derroteros del porvenir.
Intoxicado por los vapores de la organización, sumergido en sombras que le impiden el discernimiento, vagando por los dédalos interminables de la búsqueda de la realidad, solamente al precio de la fe razonada y lógica, portadora de los instrumentos que se derivan de los hechos constados, el hombre y la mujer pueden  avanzar con el poco temor a la cosecha de los sufrimientos inevitables, que son inherentes a su condición de humanidad, vislumbrando niveles más nobles que deben ser conquistados.
El Espiritismo trazo nuevos programas  para la comprensión de la vida y más eficaz  manera de enfrentarla, desafiando el materialismo en su reducto  y a los materialistas  en su escepticismo, ofreciéndoles más seguras propuestas de comportamiento para la felicidad ante las vicisitudes del proceso existencial.
No compadeciéndose de la presunción de los vacios de sentimiento y soberbios de conocimientos en ebullición de ideas, demostró su fuerza arrastrando desesperados  que fueron confortados, violentos que se calmaron, alucinados que recuperaron la razón, delincuentes que volvieron al culto del deber, perversos que se transformaron , ateos que hicieron las paces con Dios, ingratos que  se reabilitaron ante sus benefactores , miserables morales que se enriquecieron de esperanza y de alegría de vivir, construyendo juntos el mundo de bienestar por todos anhelados.
El Espiritismo trajo el perfecto mensaje de justicia divina, por en cuanto  mal traducido por la conciencia humana, contribuyendo para la transformación de la sociedad, más sin rebelión sangrienta del predominio de las pasiones, que siempre  impone una clase poderosa sobre las otras que debilitadas a medida que van siendo extorsionados sus  parcos recursos hasta la  exhaustación de sus fuerzas, cuando nuevas revoluciones del mismo género explotan, produciendo desgracia y odios que nunca terminan…
Trabajando la transformación moral del individuo, propone  el comportamiento solidario y fraternal, la aplicación de la justicia correctiva y reeducativa cuando delinque concienciándolo de que sus acciones serán también sus jueces  y que no huirá de si mismo donde quiera que vaya.
Toda esa contribución moral del Evangelio de Jesús, especialmente de Su Sermón de la montaña, en la cual formuló los valores humanos hasta entonces aceptados, demostrando que el fuerte no es el vencedor de fuera, más si aquel que se vence a si mismo, y poderoso, en su sentido profundo, no es aquel que mata cuerpos, más no es  capaz de evitar la propia muerte.
Revolucionando el pensamiento ético y abriendo espacio para nuevo complemento filosófico, Su palabra vibrante  y Su vivencia inigualable, colocaron las piedras básicas para el Espiritismo para apuntalar el futuro, conforme ocurrió, sus postulados morales a través de la ética del amor bajo cualquier punto de vista considerado.
En los  acampamientos de luchas que se establecían en el Siglo XIX, cuando la ciencia y la razón enfrentaban la fe ciega y la prepotencia de las academias  y de sus miembros fascinados como Narciso por si mismo, el Espiritismo surgió como débil claridad en la noche de las ambiciones perturbadoras y lentamente se afirmó como el amanecer de un nuevo día para la Humanidad ya cansada de las aberraciones de conducta  como de las fugas  de la realidad y sueños de poder transitorio, transformados en pesadillas de guerras infames, cuyas secuelas aun se demoran trucidando  vidas y dilacerando sentimientos.
La razón de ser para el Espiritismo se encuentra  en su estructura doctrinaria, diversificada en sus aspectos de investigación científica  al lado de las demás corrientes  de la ciencia, del comportamiento filosófico con su escuela optimista y realista para el enfrentamiento del ser consigo mismo y de la vivencia ético-moral-religiosa  que se estructura en Dios, en la inmortalidad, en la justicia divina, en la oración, en la acción del bien y sobretodo del amor, única psicoterapia preventiva-curativa  a disposición de la Humanidad y del futuro.

Por el Espíritu Víctor Hugo – Psicografia de Divaldo Pereira Franco, en el día 7 de junio del 2001, en Paris Francia 
Traducido al español por: M. C. R

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GRANDES TRABAJADORES DE LA VERDAD 

Nuestra querida Amalia en su manuscrito dictado desde el espacio por mediación de la médium Maria, nos decía a la humanidad que la redención del hombre es muy sencilla. Solo consiste en amar al prójimo como a sí mismo.

Cuando el hombre desciende a la tierra a esa “Naturaleza Divina” llamada Dios que ya nunca volverá más a caer, si la promesa es enérgica y firme, para pasar del “mal” al bien le envuelven unas fuerzas superiores a las suyas y encarna desconocedor de todo cuanto ha prometido, pero entre la promesa y el yo, se constituye una ley, y esa ley es la que rige durante nuestro paso por la tierra. Y así empieza para el Espíritu una existencia de lucha y de progreso. Y como en nuestro planeta todo se ignora y lo achacamos a la casualidad, vamos viviendo dentro de la oscuridad y la ignorancia, sin conocer esa ley que nuestro arrepentimiento ha creado y que es la que nos conduce a puerto de salvación.

Todas las religiones dan un plazo corto para la reconciliación y el hombre tienen una eternidad; el hombre ha sido, el hombre es, y el hombre será y los dardos y desengaños que recibe en las diversas existencias le van enseñando el camino de su propia regeneración. Así cuando el hombre cansado de sufrir, el peso de sus culpas, que conscientemente o inconscientemente pesa en su conciencia dice ¡no puedo más! Entonces sin que nadie le recrimine, sin que nadie le juzgue, sin que nadie le castigue, el solo invoca su redención. Cuando el acto de contrición es puramente verdadero, entonces es cuando el Espíritu ya no puede retroceder de lo que ha prometido.

El hombre no puede bautizar al hombre; el hombre no puede redimir al hombre; el hombre solo se bautiza cuando retira el velo del orgullo que lo domina; entonces ve la verdad y es cuando se redime por el sufrimiento que sus mismas pequeñeces le han proporcionado. Por el llanto que brota de su alma, se redime y se bautiza y ese trabajo es propiamente suyo.

Entonces es cuando se prepara una nueva existencia, dando a Dios lo que es de Dios y al Cesar lo que es de Cesar. Cuando un Espíritu de verdad se ha redimido, no le importa a su paso por la Tierra, el escarnio ni la mofa de los humanos, porque ha descendido prometiendo sufrir y vencer: justo es que quien ha hecho sufrir y llorar se encuentre luego en las mismas condiciones.

El hombre debe trabajar para redimirse a si mismo y cuando esté limpio de pecado podrá empezar a conocer a Dios. Todos los que niegan a Dios y su existencia, tienen razón son almas pequeñas que aun no han comprendido de donde emana esa inspiración que los alienta y los guía por el destierro, de la vida, y por lo tanto si no se conocen ellos mismos ¿Cómo van a conocer a Dios?

Al Espíritu le es imposible llegar a la felicidad cuando los placeres materiales absorben todos sus pensamientos. Es triste y amargo describir lo que le sucede a un alma cuando en un momento dado, pasa por delante de sus ojos, como una visión cinematográfica, tantas y tantas costumbres, tan variadas posiciones sociales, tantas y tan diferentes formas de pensar, siendo todo, en conjunto obra de uno mismo.

¡Cuan grande es Dios! ¡Que grande es su obra, su amor, y misericordia! ¡Dando al hombre la eternidad para que valla poquito a poco, limando la cadena de sus imperfecciones. La tierra es un vergel de flores. Solo en sus troncos guarda las espinas y esos troncos y esas espinas no son confeccionados por Dios, sino que es la obra de la imperfección del hombre. Cuando el hombre quiera ser feliz, lo será: su felicidad consiste en el sagrado cumplimiento de sus deberes. El Espíritu, en sus principios, es un tosco trozo de hierro. Este trozo de hierro, para convertirse en un objeto artístico, tiene necesariamente que pasar por la fundación, donde, después de mil tormentos, completamente purificado, convertido en un objeto de arte, es la admiración de los que lo contemplan. Pues lo mismo sucede con los Espíritus. Todos absolutamente todos, “sienten la necesidad” de pasar a la Gran Fundición, dejando en ella, a costa de sus justos tormentos, las imperfecciones adheridas a su Espíritu, purificándose con el fuego de los sufrimientos.

El hombre con el Espiritismo aprende a caminar, a conocer nada es hijo del azar, que todo es obra de uno mismo y que cuanto más se sufra y llore, más cerca se está de la felicidad. En todos los días borrascosos que el hombre encuentre  en el camino de la vida, debe bendecid a Dios, porque teniendo fuerzas y resignación, si en vez de revelarse se domina como un niño dócil, la hiel no le será tan amarga, pues será endulzado, si tiene la resignación debida para llevar el peso de la cruz.

El siglo en que estamos, aun al hombre no le esta concedido el contemplar de cerca las maravillas. Para realizar  ese deseo tiene antes que purificarse por medio del sufrimiento. ¡Benditos los justos! ¡Dichosos los humildes y limpios de corazón! Para ellos será la felicidad eterna…

Todos los que se consagran al ideal espirita no deben aspirar a ningún provecho material, como puede ser las consideraciones de la sociedad que los componen y que toman parte en su propaganda porque ¿Quiénes son? La mayoría pertenecen a las primeras clases sociales y con títulos, abogados, escritores, ingenieros, médicos de renombre. Estos hombres no han conocido la pobreza ignoran que entre los pobres hay almas sedientas de luz y que tienen intuiciones maravillosas.
El ser Espirita no nos obliga a salir de la esfera en que siempre hemos vivido, por eso entre muchos espiritas no existe entendimiento porque hay la barrera de la distinta posición social. No desdeñan con intención es que no hay atracción entre los grandes y los pequeños. Entre los verdaderos Espiritas el progreso moral tiene más valor que el intelectual, el valor bien entendido es valorar al sabio por su ciencia y al humilde ignorante por su sentimiento. En el campo espiritista todos tenemos la obligación de sembrar la semilla de la observación y del adelanto. El de los más influyentes dará dieses y el de los más insignificantes humilde musgo, los primeros sembraran arbustos que un dia serán árboles seculares y los pequeños serán hiedra que se enlazará a ellos.

La humanidad se regenera el trabajo la ennoblece, la vida cambia de forma y lentamente el progreso sale de su crisálida para convertirse en mariposa como el humilde gusano, sino en polen fecundante que deja el fruto en todas las regiones de la Tierra, en el fondo de los mares, en el seno de la montañas, en el espacio, en los talleres, en las fabricas, en las escuelas y principalmente en la cámara oscura del pensamiento.

Hoy el hombre expone sus ideas sin ser castigado como fueron los Sacerdotes, Cristo, Galileo y todos los hombres que han iniciado algo nuevo. Desaparecieron las hogueras y las semillas que ellos sembraron (mártires de la tierra) nos han dado abundantes cosechas. Un Espíritu Superior infiltró en las almas de doce hombres, el germen de la civilización, estos cruzaron la Tierra, repitieron las parábolas de Cristo y su Santa Doctrina, a través de 19 siglos, se conserva latente en una gran parte de la humanidad.

Desgraciadamente muy manipuladas por la humanidad y distintas religiones, muchas fracciones de la sociedad ignoran lo que Cristo fue, edifican cosas en la arena de la tierra y no en la montaña de la Eternidad, pero los obreros que dependen de esos Maestros de obras, los creyentes automáticos que creen porque ven creer, esas maquinas humanas que obedecen sin replicar, no son tan responsables de la debilidad de sus actos como lo es el pastor que guarda y conduce el rebaño.

El que no tiene inteligencia para analizar y comparar, y obra por instinto de imitación y que no tienen conciencia de sus actos, el Padre los mira con la compasión que se mira a un niño cuando da sus primeros pasos en la senda de la vida.
Es bueno compadecer a las falanges de los fieles de todas las religiones positivas, que van hacia Dios, pero por un camino largo. Cristo dio la libertad de la razón al hombre y el Universo por templo, sin altares, sin ritos, sin ceremonias clericales, le dejo al hombre por herencia el espacio y el tiempo y por ejemplo que imitar su modo de morir.

¡Cuan pocos comprendieron a Cristo!
¡Como hemos empequeñecido su memoria!
¡A la sombra de su gran figura cuantos crímenes se han cometido!...

Cristo que fue la humildad personificada, que sufrió resignado la befa y el escarnio, hecho un dia a los mercaderes del templo a latigazos. Pues para nosotros los Espiritas nuestro templo deberá ser todo lugar, todo paraje, todo sitio donde se rinda culto a la civilización, debemos unirnos todos los espiritas de este globo y decir por medio de la palabra, el libro, el periodico, de los cuadros, de las estatuas, de todos los objetos y artefactos que el hombre no puede hacer, que el Espíritu no es juglar de oficio. Que no posee con las comunicaciones de ultratumba el oráculo de Napoleón. Que lo único que ha conseguido es convencerse de sus pasadas existencias y conformarse, resignarse con sus penalidades presentes. Que el verdadero espírita solo se ocupa del díctico del templo de Belfos “conocete a ti mismo” y el conocimiento de nuestra niñez nos hace mucho más indulgentes con los demás.

El Espiritismo es grande por si solo, no necesita de pequeños accesorios ¡Espíritas! No nos asemejemos al siervo que guardó el talento que su señor le dio. Seamos como su compañero  que le dieron cinco y devolvió diez. No tengamos la Luz debajo del celemín. La unión es el símbolo de la fuerza moral y material, demostremos que el Espiritismo no es un arte de hacer fortuna, es sencillamente el arte de “Conocete a ti mismo!

Aquellos que estudian en los libros de la Codificación no caminan a ciegas, porque no importunaran a los sabios con preguntas insignificantes aunque para ellos sean importantes y en las reuniones familiares, donde el vocabulario es sencillo, no sentirán la sed de no encontrar lo que buscan. El estudio del Espiritismo no nos hace libres, nos hace honrados, despertando en nosotros los más nobles y elevados sentimientos, porque nos demuestra que prácticamente somos desgraciados porque queremos serlo, y solo seremos felices cuando sembremos con nuestras virtudes las semillas de la felicidad.



Sin excluir de esta ley, al monarca poderoso y al infeliz mendigo: ambos pueden trabajar en su progreso, los dos pueden aspirar a ser amados, los dos son miembros útiles del gran cuerpo social; Con el estudio del Espiritismo desaparecen las castas degradadas y los hijos desheredados, lo mismo que las razas privilegiadas, y los seres elegidos. Todos los Espíritus con el don de la inteligencia, la aspiración eterna del progreso y el patrimonio del tiempo; tiempo que no concluye, el alma vive siempre y siempre está en vías de perfeccionamiento.

Nuestra gran Amalia ese Espíritu de luz nos decía que las comunicaciones con los Espíritus había que mirarlas con profundo respeto y evitar el engaño. La impaciencia en el Espiritismo es el mayor escollo que podríamos poner en nuestro camino los mediums. Ella huía de preferir las comunicaciones firmadas con nombres celebres, en la religión y en la ciencia. Para ella estaban demás las santidades de unos y la sabiduría de los otros. Creía en que los Espíritus debían estar en relación directa con el grupo formado para escucharlos, por eso en una reunión familiar compuesta de mujeres humildes y en su mayoría ignorante ella no aceptaba como buenas las comunicaciones de sabios doctores de la iglesia, ni de santos ilustres como Teresa de Jesús. Decía que en la tierra las mujeres honradas, modestas, educadas, no acuden en las horas de asueto a las tabernas. Van al teatro, de paseo, a las reuniones buscando amigas afines, con sus sentimientos y costumbres. La juventud no busca para su esparcimiento a los viejos. Buscan a los jóvenes. Los hombres rudos del campo no buscan a los sabios o académicos, cada cual se suele mantener dentro de su esfera de acción.

Los Espíritus de igual manera, por ley natural ven más claro que los encarnados, cuando se dan cuenta de la continuidad de su vida no acuden a los centros donde no tienen el menor lazo de atracción. Podrán acudir de vez en cuando, por ejemplo como acuden los catedráticos a las escuelas para ver el estado de adelanto de los alumnos, pero estar a disposición de los niños jamás.

La comunicación de los Espíritus es innegable, en ciertas ocasiones se obtiene el nombre pero esto es porque la aproximación de un alma querida nos produce todas las sensaciones conocidas y otras muchas de las que no tenemos idea.

Amalia sintió un placer que nunca había sentido, al escuchar hablar a Miguel Vives. Mientras el médium hablaba, ¡ella sentía el calor de la vida! Calor que luego no volvía a sentir ¡ Ella sintió a su madre y fue tal la sensación y sentimiento que no pudo dudar de que realmente su madre estaba allí y era realmente la que le estaba hablando.

En otras ocasiones otros mediums, por consolarla y animarla le decían: “tu madre está aquí” ella agradecía la buena intención de esos mediums que para consolarla lo decían, pero ella por dentro mentía que su madre no estaba allí.

En la sesión de  Tarrasa que es la que hemos mencionado en la comunicación esta fue espontánea, con lenguaje sencillo lleno del más puro sentimiento, la hizo creer que era su madre el Espíritu que Hablaba. Ella se preguntaba a si misma ¿es ella? Ella sintió un alivio muy grande al sentirse amparada por el Espíritu de su madre que la hacia no sentirse sola en brazos de la adversidad.

Todos los mediums tienen una labor que hacer y cuando llega su tiempo, todos notan algo diferente, algo que no es natural (lo de todos los días) y es entonces cuando deben dichos mediums tomar decisiones y si estas son acertadas reafirmarse y entregarse a ellas porque si no lo hacen pasara como cuando a Jesús cuando le preguntaron por la venida de Elías y El contesto que había venido y no lo habían reconocido, pobres ciegos que por su terquedad y pereza, por su desmesurado orgullo reniegan y dan de lado los lazos que tienen la espiritualidad para que vean la verdad de la vida, no la que espantada por el fanatismo, hecha para fines e intereses mundanos y que a ningún sitio verdadero llevan, pero a nadie hay que  obligar ni empujar. Cada uno por si solo debe procurarse su gloria o su infierno, somos hacedores de todo cuanto nos acontece.

HISTORIA

Entre los espiritistas que se reunían en las sesiones de la Buena Nueva en Barcelona había un joven maestro llamado Eduardo, que habiendo perdido a su madre, estudió el Espiritismo con el noble afán de ver si su madre vivía. Al comienzo de las sesiones Eduardo se levantaba y se iba a la galería a un pequeño huerto y al preguntarle porque no se quedaba a la sesión contesto:

Porque en cuanto los mediums comienzan a hablar me entra un sueño irresistible, y yo reconozco que este sueño no es natural, porque siento frió, calor, angustia, ganas de gritar, un peso en la cabeza como si la tuviera llena de plomo. Y como no quiero ser médium por eso no quiero estar en la sesión, el caso es que me hago siempre el propósito de no acudir hasta que la sesión concluya, y estando en el café, me levanto maquinalmente y me vengo, pero como a mi nadie me ara hacer las cosas contra mi voluntad, lo que es ser médium no lo seré.

Todos escuchaban y Luis sonriendo nos contesto. Eduardo será un gran médium, a su tiempo. Los espíritus le dominaran. Si se le hubiera dicho quiero que seas médium, da media vuelta y no vuelve más al centro. No le digáis a nada, dejadle que entre y salga, suba y baje y que repita hasta la saciedad que no quiere ser médium, Eduardo es una buena adquisición para el espiritismo, pero si fuéramos impacientes todo se perdería, demos tiempo al tiempo.

Eduardo estuvo luchando con su mediumnidad más de un año, cuando una noche, terminada la sesión, estaba sentado junto a la mesa que había en el centro del salón de sesiones, hablando riendo a mas y mejor. De pronto palideció, inclino la cabeza sobre el pecho, cerró los ojos y exhalo un profundo suspiro, todos enmudecieron, y al poco tiempo se despertó diciendo:

Cuando yo digo que no quiero estar en este salón…

Vamos a tu cuarto, no me aran dormir.

Diez o doce personas siguieron a Eduardo, que al entrar en el aposento se sentó, quedándose dormido instantáneamente. Todos lo rodeamos, y el médium, después de guardar silencio largo rato, dijo con voz conmovida lo siguiente:

Eduardo era un gran médium y daría buenos resultados y refiriéndose a Amalia le dijo que era Benisia un Espíritu que la dio a conocer donde no la conocían le pronostico que llevaba un mundo en su cabeza, que trabajaría con afán, porque ella estaba con ella. Que le habían concedido la dicha de presentar al nuevo médium, porque ella había sido  la que le había cabido la gloria de vencer la tenaz resistencia del médium. Aconsejándoles que se reunieran el grupo por el amor. Los que no se aman viven desterrados del Cielo. Dios es amor, el amor nos acerca a Él, el amor nos engrandece, el amor nos regenera. ¡Bendito sea Dios, que todo Él es amor!

La comunicación de la madre de Amalia y la de Basania le hicieron sentir profunda satisfacción y lloró dulcemente, ella recordaba a Besania con inmensa gratitud. A el, debió que hicieran a sus humildes escritos en la revista espírita Española un apartado. Le fue útil en la Tierra, y se lo seguía siendo en el espacio proporcionándole a Amalia un buen médium, para hacer más fácil su trabajo y más agradable su vida.
Cuando Eduardo despertó, le contaron lo ocurrido y el preguntó a Luis que es lo que debería hacer. Luis le contesto, ¡muy sencillo! Acudir a las sesiones y dar tu comunicación pero solamente allí, porque le llovería peticiones, unos para saber del padre, otros de la madre, del nieto y siendo de buenas condiciones lo echarían a perder. La mediumnidad es un tesoro, que si se sabe conservar, dura toda la vida en cambio el abuso se convierte en pesadilla, y pobre de aquel que llega a ser juguete de los Espíritus.

Eduardo a los dos o tres días entregó a Luis varias comunicaciones escritas muy buenas, más Luis le dijo que se dedicara a solo la mediumnidad parlante que con ella tenia bastante para dar luz a muchos ciegos. Desecha la escribiente, porque llegaría a serte muy perjudicial.

Vives de tu trabajo, necesitas las noches para descansar, los días para tus planos y medidas, la tarde del domingo es la que te queda libre y es l que puedes dedicar a las sesiones. Siguiendo mis instrucciones nunca te arrepentirás de ser médium parlante, aras mucho bien a la humanidad, y te lo aras a ti mismo.

Eduardo aprecio mucho lo que valían los consejos de Luis médium puramente mecánico, no recuerda jamás ni un solo pensamiento de sus discursos. Sus comunicaciones mejoran dia a dia. Esposo modelo y padre cariñoso cumplió una gran misión en la existencia que estamos relatando. Solo por enfermedad o atenciones perentorias de su carrera o de su destino dejaba de dar comunicaciones los días de la sesión mediumnica, aunque estuviera  en un banquete de familia, o reunión política, a la hora señalada todo lo dejaba para acudir al centro y dar su comunicación, sin obtener por este trabajo retribución alguna.

Con la adquisición de tan buen médium en la Buena Nueva, Amalia comenzó a oír comunicaciones sensatas profundas consoladoras. Sin ser ardidamente científicas, no llegaban tampoco a la sencillez de las familiares, eran instrucciones al alcance de todas las inteligencias sin llegar a la vulgaridad.

Amalia inspirada por el Padre German recibió la comunicación de que el la protegería y que a través del médium Eduardo él le dictaría “Sus Memorias” y que en ellas aprendería a resignarse con la soledad de su alma, y daría lecciones a los desgraciados de la Tierra. No hay que impacientarse por entrar en el templo de la ciencia, es decir tratar de llegar a obtener la sabiduría que en otros vemos, el camino no se puede recorrer todo, en una existencia. Contentémonos con ser en esta encarnación unos obreros de buena voluntad.
El progreso debe ser íntimo, el mejoramiento que pasa desapercibido a los ojos de la generalidad, porque todos tenemos muchos defectos que se asemejan a millones de átomos que solo se ven con un microscopio de los más avanzados, pero que a simple vista no se adivinan siquiera, porque no hay la menor sombra de ellos. Esos defectos no los ve la multitud que nos rodea, pero el individuo siente sus efectos, puesto que obra dominado por ellos, y hay muchas personas celebres por su talento, por su ciencia, y hasta por sus virtudes, que miradas por dentro, son como decía Jesús, “sepulcros blanqueados”.

Decía nuestra querida Amalia, que cada defecto que se pierde, por pequeño que sea, es una hoja de laurel siempre lozana que se une a la gloriosa corona de nuestras virtudes. Nada vale el incienso del aplauso cuando uno se reconoce tan pequeño como los demás. No basta hacer el bien por rutina y por egoísmo, para adquirir fama de bueno. Es necesario sentir íntimamente el dolor de los demás y enjugar sus lágrimas diciendo: ¡que felicidad! ¡Aun sirvo de algo en la tierra, aun doy sombra a pesar de mi pequeñez!

Hay que hacer un estudio de uno mismo y decir sin menosprecio: tengo tantos defectos, con todos ellos no puedo ir por la senda del progreso. Es necesario destruir los más pequeños, por ejemplo, no es tarea fácil arrancar viejos vicios, porque tienen ondas raíces en nuestro modo de ser, y sucede muchas veces que se destruye un defecto infinitesimal y se crea uno nuevo de gran magnitud, lo que adelantamos ayer lo desandamos hoy y vuelta a empezar.Pero no hay mas remedio, sin el mejoramiento propio no se puede conseguir el progreso universal.

Si el hombre mirara continuamente como el científico, el mundo de lo infinitamente pequeño, sí muchos terrenales trabajaran en su progreso intimo, resultaría un conjunto de un gran numero de virtudes puestas al servicio de la fraternidad y de la unión de razas y pueblos uno mismo no corrige sus defectos, ningún redentor podrá conducirlo al reino de los cielos.La verdad es muy amarga, su sabor muy desagradable,pero solo el conocimiento de las verdades eternas nos da la libertad que ambicionamos y los efectos que necesitamos para vivir relativamente tranquilos y gozar de las dulzuras de la vida ,por eso el estudio razonado del espiritismo es tan útil porque solo el nos dice:

Nadie te salvara, no hay bastantes sacerdotes en la tierra para elevar plegarias y cantar responsos en bien del alma, todos los tesoros de la creación no son bastantes para comprar tu salvación eterna.

Es el hombre quien teje la tela de su negro ropón o de su blanca túnica; es él mismo quien ha de pulimentar las piedras preciosas que han de brillar sobre sus cabellos, es el mismo quien ha de sembrar las flores odoríferas que han de brindarle su aroma embriagador; es el mismo hombre quien ha de amar a los pequeñitos, para que los niños salgan a su encuentro. El mismo ha de escribir su historia, de nada le sirven las crónicas escritas por escritores, ni las grandiosas mentiras de las historias de los pueblos. Es el mismo hombre quien tiene que escribir en su conciencia las memorias de su ayer.

Estos consejos se los daba el Padre Germán a nuestra querida Amalia con una paciencia que no hay en la Tierra.

Solo uno mismo puede ganar su propia batalla. Nadie puede darnos ni bueno ni malo que afecte a nuestro espíritu, pues nosotros tenemos siempre la libre decisión de elegir y crear en nosotros lo bueno que nos hace crecer y ver cada día un horizonte más amplio y atrayente, o por el contrario elegir lo malo y hacer el mal, cegándonos y tropezando con los obstáculos o piedras que nos harán caer y sufrir con las heridas de nuestra mala elección y nuestros malos hechos.

La siembra es libre, la cosecha obligatoria, y siempre está producirá los frutos de las semillas que el hombre haya plantado.

-Merchita-

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