Hay quien dice que el tiempo pesa, muchas veces parece eterno. Esto sucede, cuando no estamos contentos, cuando nos sentimos mayores, cuando el sufrimiento nos somete a profundas agonías. No es raro escuchar o decir, ¡estoy cansado de vivir!
El tiempo es uno de nuestros recursos más valiosos. Si lo perdemos, no hay reclamo posible. Debemos usarlo con sabiduría para nuestro desarrollo y progreso, así, cuando seamos mayores, podremos mirar hacia atrás y reunir los buenos recuerdos y obras que hemos logrado. El tiempo bien empleado vale mucho más que el oro.
No nos paramos a pensar, que la vida aquí y allí es la misma, solo que sin cuerpo material, si sufrimos aquí en la Tierra cualquier tipo de agonía, esta viene con nosotros, que solo el remedio y la reparación puede librarnos de ella.
La vida espiritual, maravillosamente bella, en absoluto nos hace abandonar a nuestros amigos terrestres. Por muy felices que seamos, por muy profundas que sean las alegrías que nos emborrachan, siempre y sin cesar, somos atraídos hacia los lugares de nuestra última vida, hacia todos aquellos a los cuales nos unen los lazos de afectos fraternales, hacia nuestros seres queridos, en fin.
La vida no se acaba, lo sabéis. Solo cambia la forma. Y no cambia muy rápido, porque, durante un largo periodo, seguimos siendo terrestres.
Así como el mundo de lo infinitamente pequeño nos permanecía desconocido antes de la invención del microscopio, de la misma manera, sin los descubrimientos de W. Crookes, Roetgen, Berthelot y Curie, seguiríamos ignorando que una infinitud de fuerzas, de radiaciones, de potencias nos envuelven, nos bañan en sus profundidades.
El más allá es simplemente lo que nuestros sentidos no alcanzan. Estos son muy pobres, lo sabemos. Apenas nos dejan distinguir las formas más groseras de la vida universal. Las formas más sutiles se nos escapan por completo.
La Doctrina Espírita, tal como nos fue presentada por Allan Kardec, advino en el momento cierto, a nuestros corazones. Ya que, de aspecto incuestionablemente educativo, es un programa seguro de bienestar.
El tiempo dimensional de la Tierra, en la indimensionalidad de que se reviste Dios, te alerta que el momento que pasó no vuelve, y que te compete aprovecharlo ahora, en su expresión, para que tengas, en la expresión siguiente, alegría o tristeza, dolor o bienestar, según lo que de bien te hayas prodigado hasta ahora.
Si el concurso de las horas debe ser bien aprovechado, si el tiempo es tesoro evaluable en el buen desempeño, no te devalúes para tributar a la neurosis ajena, que igualmente te perturbará en el egocentrismo. Recuerda que la Divina Misericordia se expresa en la Naturaleza que te creó, para que en ella te instruyas y de ella disfrutes, atento de que ella no disputa, sino se mejora, para tranquila satisfacción en la evolución.
El buen sentido encarnado, Allan Kardec, escogido para las directivas instructivas de todos nosotros, nos ha legado una bendecida Obra, la cual, estudiada y vivida, nos impulsa al alcance del podio de la auto-victoria, que, como Jesús, nos calificará para la conquista del Mundo, y no en el Mundo, con perennes vibraciones de paz.
- Merchita -
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LA CRIMINALIDAD
Las estadísticas presentan las calamidades resultantes
del hambre y los ojos del mundo se vuelven hacia el
futuro, recelosos, estudiando apresuradas soluciones...
La expectativa en torno de la super población del Globo
en los próximos decenios. engendra desequilibrio,
aflicción... Economistas y otros técnicos de varias
estructuras del conocimiento, examinan los pronósticos sombríos y se
encogen de hombros...
Religiosos y pensadores, lamentando el crecimiento exagerado de la
especie humana, se atemorizan y hablan con pesimismo sobre el mañana...
Eugenistas llamados a la lucha y ginecologistas, escuchados, sugieren,
indiferentes, a las altas personalidades que administran naciones, el
control de la natalidad.
Cabildeos y conclaves, congresos y concilios discuten la cuestión y
lentamente diseminan en las mentes y en los corazones la falsa
necesidad de la limitación de los hijos, en audaces decretos de muerte
del presente para la humanidad que no desea permitir que se nazca... Y pretenden, algunos, de ese modo, convertir el amor, en sus bases sagradas a través del matrimonio, en ingreso grosero en el reino de las emociones bastardas...
Mientras tanto, matrimonios imposibilitados de procrear, materialmente
abastecidos, se someten a los modernos procesos de inseminación...
*****
Las estadísticas revelan y el mundo se aterra, con los elevados índices
de la criminalidad...
Atentados al pudor, irreverencia a los derechos ajenos, agresión a la
propiedad, asaltos, crímines a mano armada... La delincuencia juvenil
crece a cada minuto.
El desequilibrio moral, por parte de los adultos, aumenta, sin control.
Los crímenes pasionales entre personas mayores se multiplican,
voluminosos.
Salvajismo, abastardamiento del carácter y de la inteligencia, neurosis y
psicosis atestan, en incontrolable amplitud, la vía calamitosa por donde
sigue el hombre...
Educadores, psicólogos, analistas y asistentes sociales llamados a
opinar, prescriben, luego de minuciosos exámenes, con frialdad, la
necesidad de libertad y educación.
El despoblamiento de los campos, la super población de las capitales y
ciudades litorales lleva a los detentores del poder económico a
embestidas de altos lucros, creando problemas de hambre.......
*****
Mientras tanto, hace dos mil años que Jesús, el Educador por Excelencia, prescribió, afable: "Amaos los unos a los otros" y como los hombres olvidaron la
fórmula eficaz para mantenerse dignos, creando, en consecuencia, los
lamentables problemas del presente, el Espiritismo, que hoy revive al
Divino Maestro y lo trae al corazón humano, también concita al amor,
como única terapéutica para todos los males de la actualidad.
Hay hambre, sí, en la Tierra. Pero las más elevadas expresión de hambre, hoy como ayer, es el hambre de amor. Hay crimen, sí en la Tierra. Pero la causa de la criminalidad exagerada, hoy más que ayer, proviene del hambre del amor.
Hay guerra y dolor, sí, en la Tierra. Pero por hambre de amor.
Es el hambre de amor que ésta llevando al hombre a la desesperación...
El amor y tan solo el amor, propicia construcciones eternas.
Control de natalidad, es, pues, crimen delante de la conciencia divina,
considerando que, a través del amor todos los problemas encuentran
solución y que, por encima de nuestro amor el Amor de Nuestro Padre
distribuido por el Universo, que todo sustentan yvitaliza, vigilante, a la
hora determinada interviene, ecuacionando todos los enigmas que nuestro limitado amor no consigue resolver...
Divaldo P. Franco
Dictado por el Espíritu Juana de Angelis.
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SOLIDARIDAD COMO CUESTIÓN
UNIVERSAL
Todos hoy sabemos que el universo entero está sometido a la ley de solidaridad, que es una con la ley de amor, justicia y caridad, que tiene que ver con la entrega y la renuncia. Que las fuerzas del universo son solidarias, repercuten y vibran al unísono. Que por esta ley todo se eslabona y se une tanto en lo moral como en lo físico. Que todos los seres están unidos los unos a los otros e influyen recíprocamente desde lo más ínfimo de la creación hasta los más majestuoso y superior. Que cada uno de nosotros es un resplandor, una chispa emanada de Dios, fuente del BIEN. Que como hijas de Dios, todas las almas son hermanas y todas las relaciones que nos unen están ligadas a este hecho: nos unen lazos estrechos de fraternidad y solidaridad.
Que en la lenta ascensión del ser hacia Dios, lo que buscamos es el bienestar y la felicidad, pero que la única forma posible de que el alma pueda progresar realmente es en la vida colectiva, trabajando en provecho de todos, ya que el progreso de uno se refleja en todos, el atraso de uno afecta a todos y el sufrimiento de uno perturba la serenidad de los otros.
Pero como todas las virtudes, que están inmanentes en nosotros por ser hijos de Dios, también la solidaridad, está en germen aún. ¿Por qué decimos esto? , Porque en los estados inferiores, la ley de solidaridad se cumple automáticamente, y cuando el espíritu llega a ser espíritu, que comienza a tener conciencia de sí y de lo que lo rodea, en su sencillez e ignorancia, elige, selecciona, excluye, y no comprende que su prójimo merece el mimo respeto, la misma consideración que al igual que el tiene las mismas luchas y los mismos anhelos.
Y si bien hoy la solidaridad forma parte de nuestros conocimientos, y es una verdad que compartimos y aceptamos, como seres inteligentes de la creación que somos, con libre albedrío, debemos plantearnos cuanto de esta verdad forma parte de nuestra vida diaria y de nuestro sentir. Porque puede pasar que ésta, esté solamente en el campo de los conocimientos y a la hora de colaborar con el crecimiento de lo y los que nos rodean, no los pongamos en práctica o mezquinemos esfuerzos.
¿Que impide que nosotros, conocedores de esta alta verdad, no nos dispongamos firmemente a practicarla?. Principalmente la ignorancia que tenemos de cuál es nuestra realidad. Generalmente creemos que el tener bien definido un concepto éste ya forma parte de nuestras vidas, y queremos salir a practicar en las formas, sin conocer que sentimos frente a él, si nos interesa realmente el semejante y su necesidad como la propia, cuanta es nuestra disposición y si tenemos disposición.
Disponernos requiere un trabajo, un esfuerzo, voluntad, responsabilidad en forma permanente, no solamente cuando nos sobra tiempo, cuando nos acordamos, cuando tenemos ganas, que si bien está dentro de nuestra libertad, esta no es la verdadera solidaridad. Hay que lograr sentir el dolor, la necesidad ajena como si fuera propia y darle el mismo valor e importancia, sentir que su sufrimiento nos afecta y que no nos resulte indiferente.
Cuando se habla de solidaridad se tiende a pensar en las grandes actitudes ante las catástrofes naturales, las guerras, los países que sufren bloqueos, y si, son actos de solidaridad. Pero hay otros actos de solidaridad que son más cotidianos e inmediatos y que por serlo se descuidan.
Recordemos que en un principio dijimos asociación y comunidad de intereses.
¿Cuántas veces hacemos de comer a nuestra familia con un estado de amor y entrega por lo que ellos significan en nuestras vidas y por su felicidad? Muchas veces pasa que termina siendo un acto rutinario, obligado, sin ganas, que nos lleva el mismo tiempo, pero que no cumple más que con la función de ingresar alimentos al cuerpo.
¿Cuántas veces nos disponemos a escuchar a los hijos o al compañero / en el momento que ellos lo requieren y no sólo cuando estamos de ánimo para ello?
En los ámbitos donde interactuamos ¿escuchamos con simpatía e interés a quien propone una mejoría para todos o lo ignoramos o desmeritamos? ¿Preguntamos y nos disponemos a participar? ¿Somos servidores de los demás y no de nosotros mismos?¿Comprendemos el daño que ocasiona ser indiferentes a las buenas causas?
¿Disfrutamos el valor del trabajo en grupo, cumpliendo lo mejor posible nuestros compromisos? ¿O trabajamos aisladamente sin compartir?
¿Conozco a mi vecino, me interesa, sé si sufre alguna necesidad?, ¿Conozco mi barrio, me involucro en lo que significa el bienestar de mi comunidad? Nosotros que estamos cerca de la realidad generalmente la desconocemos o la ignoramos, y después protestamos.
Con frecuencia se reniega contra la grosería, contra las pasiones brutales, las codicias y las reivindicaciones de las gentes más humildes, pero no se reflexiona lo suficiente sobre los malos ejemplos que los rodean desde la infancia, las necesidades imperiosas que les imponen una tarea ruda y absorbente que no deja tiempo a ocuparse de sus inteligencias. La falta de trabajo, la enfermedad y la miseria los amenazan y los hostigan sin cesar y se necesita para soportarlos verdadera resignación y fuerza del alma. Sin embargo también ellos son abnegados y luchan tenazmente contra la adversidad. Cuantos niños privados de lo necesario, cuantas familias sufren el frío invernal sin contar con alimentos y cobijo suficiente.
Deberíamos apresurarnos a aliviar sus males; enjugar sus lágrimas y trabajar con todas nuestras fuerzas para que en la tierra se produzca un reparto más equitativo de los bienes materiales. No sabemos cuánto bien harían sobre sus almas una buena palabra, una demostración de interés, un cordial apretón de manos. Pero sobre todo recordar que es un compañero, un hermano de armas en la lucha por la vida.
Muchos de los males que padece nuestra sociedad (robos, asesinatos, abusos) parten del desinterés, de fomentar las diferencias sociales acaparando en forma desmedida, de creer que nos podremos salvar solos y que mientras a nosotros nos vaya bien no importa lo demás, y de no diferenciar lo esencial de lo superfluo.
Casi todos los aquí presentes hemos tenido una vida buena y alejada de las grandes necesidades, sería un buen ejercicio la valoración de todos los seres que solidariamente han contribuido a ser lo que hoy somos: nuestros padres que nos han tenido bajo su cuidado, su guía y su ejemplo, nuestros hermanos que nos han fogueado en las relaciones, nuestros compañeros de escuela que nos han ampliado el campo de los afectos, a nuestros jefes y compañeros de trabajo que nos prueban en la tolerancia y la aceptación, nuestros amigos y seres queridos que nos ratifican nuestra valía, nuestra ciudad, nuestro país que nos da un sentido de pertenencia y responsabilidad. Pero sobre todas las cosas, debemos agradecer a Dios, que por amor y solidaridad, a través de la encarnación nos permite probarnos, hacer experiencia, y además por esa misma ley de solidaridad,nos permite tener contacto con espíritus superiores que nos ayuden y nos guíen ante nuestras vicisitudes.
Como seres que tratamos de transitar la evolución de forma consciente y sabiendo que la solidaridad es un hecho natural de la vida universal, ha de ser nuestro esfuerzo en motivarnos a ella manteniendo la mente lúcida y activa en propuestas, abrir bien nuestros ojos para captar la realidad que nos rodea, tener los oídos atentos a escuchar lo que se nos reclama, corazón abierto y generoso a las necesidades de nuestro semejante.
Nos dijo alguna vez un espíritu: "Como hombre fui un estudioso del universo físico y con ello me deslumbré, hoy como Espíritu soy un estudioso del Universo desde otro ángulo de visión y de mi entendimiento. Si aquello me deslumbró, hoy esto conmociona mi alma, pues recién estoy comprendiendo que Espíritu del Universo es el Espíritu de la creación y es apenas comprender a Dios. La danza de todo lo creado es tan armónica que mi Espíritu queda atónito bajo los efectos de esa magnificencia. Me despido augurando al hombre de todas las latitudes y al espíritu del universo que la unión y la fusión que parecen iguales pero no lo son es el punto de partida para comprender el espíritu de todo lo que existe. Con Uds. Camilo Flammarión".
"Les quiero solicitar que traten de penetrar en la vida misma de la virtud y ello significa comprender el amor, la justicia y la entrega como estado universales permanentes de Dios que encierra el estado virtuoso, así podrán trascender la simple definición de virtud como acto que corresponde pensar, elaborar y comprender, cuando hablamos de respeto hablamos del principio de cohesión que liga el universo físico posibilitando las formas como elementos de utilidad, y cuando hablamos de unión a partir del respeto hablamos de integración afectiva que hace de la relación un acto de tolerancia, de comprensión y de aceptación, recién en esa instancia el concepto hermano toma la gravitación real que posee. Espíritu Protector."
Fundación de Estudio y Difusión Espirita Santa Rosa - LP - Argentina
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