sábado, 3 de febrero de 2018

Ventajas de la comunicación con los seres espirituales




Artículos que os recomiendo hoy:

- ¿ El karma o la Ley de Consecuencias supone el destino o este lo marcan los astros?
- Pasaje de la Pasión de Cristo, desde el Más Allá
-Ventajas de la comunicación con los seres espirituales
- Reuniones y comunicaciones espíritas





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         ¿El karma o la Ley de Consecuencias, supone el destino  o este lo marcan  los  astros?



                                      

El destino humano, en líneas generales, siempre es producto de un programa  trazado o aceptado de antemano por el Ser espiritual desde antes de nacer, en uso de su libre albedrío y de acuerdo a lo señalado para cada uno  por la ley del Karma o ley de Consecuencias.
Cada Espíritu escoge antes de encarnar, el cuerpo que tendrá y las circunstancias de vida que afrontará como ser humano, que incluye  las pruebas que va a tener que enfrentar. Esta elección podrá ser condicionada por la necesidad y la forma de reparación de sus faltas, habiendo casos en los que una determinada reencarnación podrá ser impuesta por imperativos Divinos para su evolución.
El destino kármico no supone  un fatalismo ciego, sino un determinismo que está condicionado por las actuaciones individuales del Ser humano, en el pasado y en el presente, de modo que en cada momento de nuestra existencia, estamos condicionando nuestro futuro.
Existe la predestinación en cuanto a las grandes pruebas de carácter general que vamos a afrontar en la existencia, como resultado de la ley de consecuencias,  pero no existe el fatalismo ciego ante lo que nos acontece, pues el destino de cada uno se puede modificar a cada paso  mediante el propio esfuerzo.  El karma como destino bueno o malo  se puede alterar cada día mediante nuestras actuaciones  buenas o malas y sus consecuencias.
El determinismo en los acontecimientos humanos no ocurre de modo absoluto. Sí que existe sin embargo en las pruebas de naturaleza física, tal como las enfermedades congénitas, etc. En cuanto a las pruebas morales, el Ser conserva el libre albedrío, siendo posible acceder o resistir a las tentaciones y por tanto modificar  en esta vida las resoluciones tomadas en el mundo espiritual antes de encarnar.
Si fuesen las estrellas las que señalasen cada detalle de nuestro actuar en la vida, no tendríamos responsabilidad alguna en la misma, y por tanto el progresar y evolucionar no dependería de nosotros, sino que dependería de lo que caprichosamente determinasen los signos zodiacales que a cada uno le hayan tocado en suerte. Y sin duda, que la Suprema  Perfección del Origen de todo, tal como dijo Einstein, no juega a los dados la suerte del ser humano.
 Por tanto, ningún destino de nadie está escrito de forma indeleble en las estrellas, sino en los  actos  llevados a cabo  alguna vez por cada Ser espiritual. Otra cosa es la influencia magnética sobre la materia de los cuerpos y la psiquis que la acompaña, que según la Astrología,  puedan  ejercer  los astros  según su posición  con respecto a la Tierra, sobre cada persona cuando nace, influyendo en el carácter  que le acompañará en esa vida, dependiendo no solamente del momento preciso, sino del lugar geográfico del nacimiento.
No obstante, como objeción a la tesis astrológica, es de señalar que  la influencia magnética de los astros sobre nuestro mundo y sobre las personas, más bien se toma como algo mágico y misterioso que dictan los horóscopos a cada uno con carácter particular. Los Seres espirituales que vienen a este mundo, aun haciéndolo en una misma época y lugar, son absolutamente diferentes entre sí, permaneciendo las individualidades bien diferenciadas (lo comprobamos en muchas parejas de hermanos gemelos). Además, siendo  la astrología un  arte o superstición antiguo, en el que la imaginación de los hombres creó figuras mitológicas en el cielo estrellado, no se tuvo en cuenta que además de los planetas y estrellas vistos entonces y reconocidos, más tarde han aparecido otros nuevos, que lógicamente deberían tener también su influencia y su lugar astrológico, y esto no se tuvo nunca en cuenta.
    Recordemos las palabras del Maestro Jesús, cuando al respecto nos indicó claramente que, a cada cual sería dado según sus obras, pero no dijo sin embargo que nos sería dado según nuestro horóscopo.

- Jose Luis Martín-


“Cuando entendemos en altitud y profundidad que somos Espíritus en proceso depurador inevitable, soportamos con mejor ánimo las tribulaciones y agonías que nos hieren en las andanzas del camino....”
                                                   -Divaldo Pereira Franco-


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PASAJE DE LA PASIÓN DE CRISTO, DESDE 
                         EL MÁS ALLÁ


" He aquí el hombre. 

Su presencia molestaba. Su pureza y el absoluto desinterés por las nimiedades humanas, Lo habían tornado antipático a los poderosos, y Su autoridad moral aterraba a los débiles que se habían investido de falsa fuerza. A medida que crecía Su realidad entre las personas, más aumentaba la ola de odios y resentimientos contra Él. 

No se sometía a los dominadores de Roma y de Jerusalén, y no los respetaba porque conocía sus miserias, pero no los combatía. Ellos eran necesarios para sus contemporáneos, que se les asemejaban. Sería breve el curso de Su realización, y Él lo sabía. Por eso, no se detenía ante nada, dando la impresión de que quería que todo sucediera para que llegase Su Muerte, a fin de que triunfase la Vida. Desde la muerte de Herodes el Grande, Palestina estaba en conflictos que se arrastraban desde su enfermedad. En la demencia del poder, su crueldad se hizo insoportable, y temiendo no ser llorado después de su muerte tanto como él quería que se lo llorase, dio órdenes de que fuesen aniquilados los judíos ilustres que había mandado a apresar en el hipódromo, dejando además instrucciones para que los guardacostas mataran también a su hijo Antípatro. 

El reino quedó dividido entre sus otros hijos, incapaces y pusilánimes, a excepción de Herodes Antipas, uno de los hijos de Maltace de Samaria, su cuarta mujer, quien había mandado a degollar a Juan Bautista a instancias de su sobrina Salomé. 

Se sucedieron entonces, interminables actos de violencia, perpetrados también por Arquelao, etnarca de los territorios de la Judea, Samaria e Idumea. Éste, incapaz de frenar los acontecimientos en Jerusalén, convocó al ejército, y en un baño de sangre, segó tres mil vidas. Después fue exiliado a Viena, aproximadamente en el siglo VI a. C. por orden de Augusto... En medio de tanto desorden, Palestina comenzó a ser administrada por procuradores militares, de entre los cuales, se destaca Poncio Pilatos, que se tornó famoso debido a los acontecimientos que marcaron su período, con la prisión, juzgamiento y muerte arbitrarios de Jesús. 

El poder religioso, confundiéndose con el civil y el militar, creaba en el país una indefinible red de intrigas, sospechas y persecuciones que tornaban insoportables las vidas de personas brillantes. 

Los triunfadores de un momento, eran en otro instante combatidos, por temor a que derrotaran a sus jefes, y las amenazas se sucedían formando tramas peligrosas. 
La Fortaleza Antonia, al noroeste del monte del Templo, vigilaba inquieta a Jerusalén, desafiando el poder del Sanedrín y la prosapia exagerada de los sacerdotes. Es en este escenario de perturbación y pasiones que se encontraba Jesús. Después de haber sido apresado sin culpa formal, y vendido traicioneramente por el amigo imprudente, Él fue llevado ante Poncio Pilatos, quien desconocía las intrigas y astucias religiosas de ese pueblo apasionado y vengativo. Aguardando a un Mesías que le concediese el mundo, repudiaba a Jesús que le ofrecía paz. Prefería la transitoriedad terrena a la donación eterna, y para conseguirla, se valía de todos los instrumentos imaginables. 

Después de dialogar con el prisionero y de deslumbrarse con Su altivez, Pilatos no encuentra en Él ninguna conducta o pensamiento pasible de punición que Lo desacredite. Por eso, intentó negociar Su vida  a cambio de la del asaltante Barrabás, sin tener éxito. 

La alucinación que se había apoderado de la masa, sustentada por profesionales instigadores del odio que se mezclaban entre ella, quería al Justo, no al criminal; al Sabio, no al salvaje. Para la multitud, era mejor matar a quien le daba la vida, que al que le insuflaba odio, porque sintonizaba en esa vibración... 

El héroe provoca envidia, mientras que el réprobo que inspira desprecio, es aceptado, porque sirve de base a otros semejantes suyos más astutos, que se destacan gracias a ellos... 

Jesús no debía continuar vivo, pensaban los célebres del poder temporal, y Pilatos no sabía cómo solucionar honradamente la cuestión. 

Pusilánime, no impuso la autoridad que la Lex Romana le concedía. Quiso negociar con el crimen organizado, y se tornó en un crísticida. Antes, ordenó que Lo azotaran y Lo flagelaran para calmar a la turba que se nutre de sangre inocente. 

Cicerón consideraba que la crucifixión, era la más cruel y repugnante de la penas que los romanos aplicaban a los esclavos rebeldes y a los criminales bárbaros. En Jerusalén, estaba reservada a los criminales comunes. 
Parece haber sido originada entre los persas, con el objetivo de limitar la acción de impiedad de los criminales, y de coartar la onda expansiva del crimen, a través del terror. Pero jamás la pena de muerte tendrá efectos benéficos en la sociedad o evitará la criminalidad. Donde se desarrolle, a su sombra se esparcirá la violencia, el vicio, los delitos más viles. Sólo la educación puede prevenir el mal y corregir el error. 

Posteriormente, se cree que fue Alejandro-Magno quien, en su expansionismo, difundió la crucifixión por el Oriente Medio, siendo perfeccionada y más refinada a través de los métodos romanos. 

La víctima debía antes ser desnudada y atada a un poste para recibir los azotes, que normalmente eran treinta y nueve o más, con el flagrum, un chicote de cuero con varias tiras o correas en cuyas extremidades había bolas de plomo o afilados trozos de huesos de carnero, para desgarrar las carnes. Dos sicarios aplicaban los golpes en la espalda y en las piernas sucesivamente, hiriéndolas y despedazándolas, para que las hemorragias debilitasen la resistencia de la víctima, y le quitaran la posibilidad de sobrevivir o que se demore más el desenlace en la cruz... 

Jesús había sido mandado de un lado a otro y estaba exhausto; había recorrido aquella noche siniestra más de cuatro kilómetros entre un palacio y otro...Al ser retirado del madero donde fue flagelado, fue envuelto en una túnica púrpura escarlata y coronado con espinas, para ultrajar a Su persona y como ironía a Su reino, siendo escupido y objeto de las burlas de los soldados. 

En la más terrible soledad humana, Él aceptó el fardo cruel de la ingratitud de los amigos, uno de los cuales Lo había negado poco antes tres veces consecutivas... 

La sangre y el sudor abundantes, se mezclaban en los rebordes de las carnes desgarradas. 

Empujado hacia el centro del patio donde estaba Pilatos, éste le gritó a la turba: 

-¡He aquí al hombre! 

No hubo ninguna emoción entre los enemigos, príncipes de los sacerdotes y soldados, sino odio y rencor. 
Al unísono decretaron y sellaron, no el destino de Él, sino el propio: 

- Crucifícalo! ¡Crucifícalo! 

-¡Pero, yo no encuentro culpa alguna en Él! ¡Tomadlo vosotros y crucificadlo vosotros! 

Un reino en desafío y un Rey en juzgamiento, en una noche de horror que nunca más sucederá en la historia de las tinieblas de la humanidad. 

-¡Nosotros tenemos una Ley - bramaron los enloquecidos adversarios de la Luz- y según esa Ley, debe morir porque se llamó a sí mismo, Hijo de Dios! 

Él jamás dijo ser Dios, sino que afirmaba ser Su Hijo, como todos nosotros, tornándose el camino hacia el Padre. 

Pero, era necesario demostrarlo. 

La luz ciega a los que se aprisionan durante mucho tiempo en las tinieblas, y será aceptada y bien recibida, lentamente. De ese modo, era necesaria Su muerte para que, de las sombras del sepulcro surgiese la claridad de la inmortalidad que encontraría a Sus asesinos en el largo camino de las reencarnaciones, irguiéndolos hacia los altiplanos de la Verdad. 

El proceso era ya irreversible. Se había instalado la hora dolorosa en la conciencia terrena. Las criaturas se sumergirían en un abismo de insensatez, demorándose en él durante milenios, en peregrinación de retornos. 

En Jerusalén, prefirieron a Barrabás y rechazaron a Jesús. 

   

Pilatos prosiguió lavándose las manos sin limpiar su conciencia culpable, sin olvidarlo jamás, el que tuvo la oportunidad máxima. Suicidándose después, perturbó aún más su futuro, en vez de solucionarlo. 

En la sucesión de los siglos, la conciencia humana procura la vida, la liberación, mientras oye la voz confusa del procurador romano gritándole a la masa esa noche sórdida: 
¡ He aquí al hombre! "

Por el Espíritu Amélia Rodrigues Médium Divaldo Pereira Franco 


Extraído del libro "TRIGO DE DIOS"


                                                     
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VENTAJAS DE LA COMUNICACIÓN CON 
           LOS SERES ESPIRITUALES 

¿Y qué ventajas reporta a los hombres la comunicación con los espíritus?: 
¡Muchas! Si se saben apreciar, inmensas si se comprenden sus tendencias general-mente 
moralizadoras. La comunicación de los espíritus rasga el tupido velo de los misterios 
religiosos; y como dice muy bien Kardec: 
Hasta ese día el hombre no había podido crear sino hipótesis acerca de su 
porvenir, y he aquí porqué sus creencias en esa materia estaban divididas en sistemas tan 
numerosos y tan opuestos desde el aniquilamiento, hasta las fantásticas descripciones del 
paraíso y del infierno. Hoy son testigos presenciales los actores mismos de la vida de 
ultratumba, los que vienen a decirnos lo que en eso hay, lo cuál sólo ellos podrán hacerlo. 
Esas manifestaciones han servido no para darnos a conocer el mundo invisible que nos rodea y que ni siquiera sospechábamos, cuyo conocimiento, por si solo es de una 
importancia capital, aún suponiendo que los espíritus no pudieran enseñarnos otra cosa. 
¿Quién si se encontrara en un país desconocido, despreciará las señas que pudiera darle el campesino más humilde que a su paso encontrara? ¿Rehusaría preguntarle, siquiera, acerca del estado del camino, porque fuera un pobre labriego?. 
En verdad que no habría que esperar de él profundas instrucciones, más en su esfera y por ser lo que és, podría en ciertos puntos guiarnos mejor que un sabio muy distinguido que no conociera el país. Se sacarían de sus indicaciones consecuencias que quizás él mismo no podría sacar, sin que por eso hubiese dejado de ser un medio muy útil para hacer ciertas observaciones, aunque no hubiese servido sino para darnos a conocer las costumbres de los habitantes del país. Lo mismo puede decirse de las relaciones de los espíritus, de los cuales el más humilde puede darnos instrucciones muy útiles. 
Una comparación vulgar hará comprender mejor todavía la situación. 
Un navío cargado de emigrantes parte de un país lejano: 
Lleva gente de todas condiciones, que dejan parientes y amigos numerosos. 
Corre la voz de que el navío ha naufragado: no queda de él rastro ninguno, ni llega noticia alguna de su suerte, por lo que se cree que todos los pasajeros han perecido, y se esparce el luto y la consternación en todas las familias. Sin embargo, todos sin exceptuar 
uno solo, han arribado a otra tierra desconocida, pero abundante y fértil, donde viven bajo 
un hermoso cielo, alegres y felices. Pero esto se ignora. 
Mas un día otro navío llega a dicha tierra y encuentra a los náufragos sanos y salvos; la noticia circula con la rapidez del rayo, y cada cual felicita a los demás diciendo: nuestros amigos viven, y dan gracias a Dios. No pueden verse, pero están en correspondencia regular, se cruzan los testimonios de afecto, y la alegría sucede a la tristeza. 
Tal es la imagen de la vida terrestre y de la vida de ultratumba antes y después de 
la revelación moderna; ésta, semejante al segundo navío nos trae la buena noticia de la 
supervivencia de los que nos son queridos, y la certidumbre de irnos a reunirnos con ellos 
algún día. 
La duda acerca de su suerte y de la nuestra ya no existe, y la tristeza y el 
desaliento ceden su puesto a una risueña esperanza. Pero otros resultados vienen a 
fecundar esta revelación. 
Juzgando Dios a la humanidad dispuesto para penetrar en los misterios de su 
doctrina y contemplar a sangre fría nuevas maravillas, ha permitido que se descorriese el 
velo que separaba el mundo visible del invisible. El hecho de las manifestaciones no tiene 
nada de extrahumano, es la humanidad espiritual que viene a conversar con la humanidad 
corporal y a decirle: nosotros existimos, luego la nada no existe; ved ahora lo que somos y 
lo que habréis de ser; éste es vuestro porvenir, así como el nuestro. Vosotros marchábais 
en las tinieblas, venimos a ilustraros y a mostraros el camino; marchábais sin rumbo y a la 
ventura, y os enseñamos el puerto. La vida terrestre lo era todo para vosotros, porque nada veíais después de ella y nosotros os decimos, manifestando la vida espiritual que gozamos: 
la vida terrestre no es nada. 
Vuestra vista se detenía en los bordes de la tumba, y del lado de allá existe 
horizontes espléndidos e interminables. No os dabáis cuenta de la causa de vuestro 
sufrimiento, y ahora veis en ellos la justicia de Dios; el bien existía sin frutos aparentes para el futuro, mas en lo sucesivo tendrán un gran objeto presente y será una necesidad; la fraternidad será una utopía generosa, ved ahora como es una realidad espléndida fundada en las leyes de la naturaleza. Bajo el influjo de la creencia de que todo acaba con la vida del cuerpo, la inmensidad es el vacío, el egoísmo impera entre vosotros y es el mote de vuestro escudo y la última palabra de vuestra moral es cada uno para sí; con la certidumbre del porvenir, los espacios infinitos se pueblan hasta el infinito, y el vacío y la soledad no existe en ninguna parte: la solidaridad une a todos los seres del lado de allá de la tumba, y existe el reinado de la caridad con el mote en su escudo. Cada uno para todos y todos para uno.

Amália Domingo Soler



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 REUNIONES Y SOCIEDADES ESPÍRITAS 

Las reuniones espiritistas pueden tener grandes ventajas, porque permiten ilustrarse por el cambio recíproco de pensamientos, por las preguntas y las observaciones que cada uno 
puede hacer y de las que se aprovechan todos; pero para sacar de ellas todo el fruto que se desea, requieren condiciones especiales que vamos a examinar, porque no se tendría razón en asimilarlas a las sociedades ordinarias. Por otra parte, formando las reuniones 
un todo colectivo, lo que les concierne es la consecuencia natural de las instrucciones precedentes; tienen que tomar las mismas precauciones y preservarse de los mismos escollos que los individuos; por esto hemos colocado este capítulo en último lugar. 
Las reuniones espiritistas tienen caracteres muy diferentes según el objeto que se proponen, y por lo mismo su condición de ser debe diferir también. Según su naturaleza pueden ser frívolas, experimentales o instructivas. 

325. Las reuniones frívolas se componen de personas que sólo ven el lado complaciente de las manifestaciones, que se divierten con los chistes de los Espíritus ligeros muy amantes de esta clase de asambleas, en las que tienen toda la libertad de exhibirse y en las cuales no faltan. Allí se preguntan toda clase de ligerezas, se hacen decir la buenaventura por los Espíritus, se pone su perspicacia a prueba para adivinar la edad, lo que se lleva en el 
bolsillo, descubrir pequeños secretos y mil otras cosas de esta importancia. 

Estas reuniones son sin consecuencias; pero como los Espíritus ligeros son algunas veces muy inteligentes y que por lo general son de humor fácil y jovial, se producen a menudo cosas muy curiosas de las que el observador puede sacar provecho; el que no hubiese visto otra cosa y juzgase el mundo de los Espíritus según esta muestra, se haría una idea tan falsa, como aquel que juzgase a toda la sociedad de una ciudad por la de ciertos barrios. 

El simple buen sentido dice que los Espíritus elevados no pueden venir a tales reuniones, en las que los espectadores son tan formales como los actores. Si se quiere ocupar de cosas triviales, es menester llamar francamente a Espíritus ligeros, como se llamaría a farsantes para divertir una sociedad, pero habría profanación convidando nombres venerados, mezclando lo sagrado con lo profano. 

326. Las reuniones experimentales tienen por objeto la producción de manifestaciones físicas. Para muchas personas es un espectáculo más curioso que instructivo; los incrédulos salen de ellas más maravillados que convencidos cuando no han visto otra cosa, y todo su pensamiento se dirige a buscar los hilos, porque no pudiendo hacerse cargo de nada, suponen desde luego subterfugios. Lo contrario sucede con aquellos que han estudiado; comprenden anticipadamente la posibilidad y los hechos positivos determinan en seguida o acaban su convicción; si hubiese subterfugio, estarían en disposición de descubrirlo. 

A pesar de esto, esta clase de experimentos tienen una utilidad que nadie podía desconocer, porque ellos son los que han hecho descubrir las leyes que rigen el mundo invisible y para muchas gentes son sin contradicción un poderoso motivo de convicción; pero nosotros sostenemos que ellos solos no pueden iniciar en la ciencia Espírita, como la vista de un ingenioso mecanismo, no podrá hacer conocer la mecánica, si no se conocen 
sus leyes; sin embargo, si estuviesen dirigidos con método y prudencia, se obtendrían resultados muchos mejores. Volveremos luego al mismo asunto. 

327. Las reuniones instructivas tienen un carácter muy diferente, y como de ellas es de donde puede sacarse la verdadera enseñanza, insistiremos más sobre las condiciones que deben llenar. 

La primera de todas, es el permanecer formales en toda la extensión de la palabra. Es preciso convencerse que los Espíritus a los cuales queremos dirigirnos son de una naturaleza enteramente especial; que no pudiéndose aliar lo sublime con lo trivial, ni el 
bien con el mal, si quieren obtener cosas buenas, es menester dirigirse a Espíritus buenos; pero no basta pedir buenos Espíritus; es menester condición expresa; estar en disposición propicia para que quieran venir; así, pues, los Espíritus superiores no irán a las asambleas de hombres ligeros y superficiales, como tampoco hubieran ido cuando vivían. 
Una sociedad no es verdaderamente formal sino a condición de ocuparse de cosas útiles con exclusión de todas las otras; si aspira a obtener fenómenos extraordinarios por curiosidad o pasatiempo, los Espíritus que los producen podrán ir, pero los otros se alejarán. En una palabra, cualquiera que sea el carácter de una reunión, encontrará siempre Espíritus dispuestos a secundar sus tendencias. Una reunión formal se separa, pues, de su objeto si deja la enseñanza por la diversión. Las manifestaciones físicas 
como ya lo hemos dicho, tienen su utilidad; los que quieren ver, que vayan a las reuniones experimentales, y los que quieran comprender, que vayan a las reuniones de estudio; de este modo los unos y los otros podrán completar su instrucción espírita como muchas gentes son sin contradicción un poderoso motivo de convicción; pero nosotros sostenemos que ellos solos no pueden iniciar en la ciencia Espírita, como la vista de un ingenioso 
mecanismo, no podrá hacer conocer la mecánica, si no se conocen sus leyes; sin embargo, si estuviesen dirigidos con método y prudencia, se obtendrían resultados muchos mejores. 

El Libro de los Médiums. Allan Kardec.

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