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Kardec, trabajando en la Codificación |
LA MELANCOLÍA
25. ¿Sabéis porque un vaga tristeza se apodera a veces de vuestros corazones y os hace encontrar la vida tan amarga?
Es vuestro Espíritu que aspira a la felicidad y a la libertad y que, preso al cuerpo que le sirve de prisión, se extenúa en vanos esfuerzos para salir de él. Pero viendo que son inútiles, cae en el desaliento,y el cuerpo, soportando su influencia, se apodera de vosotros, la languidez, el abatimiento y una especie de apatía y os sentís infelices. Creerme, resistid con energía esas impresiones que debilitan vuestra voluntad. Esas aspiraciones hacia una vida mejor, son innatas en el Espíritu de todos los hombres, pero no las busquéis en este mundo; y ahora, cuando Dios os envía a sus Espíritus para instruiros sobre las felicidad que os reserva, esperad con paciencia el ángel de la libertad que debe ayudaros a romper los lazos que mantienen a vuestro Espíritu cautivo. Recordaos que tenéis que cumplir durante vuestra prueba en la Tierra una misión, de la que ni siquiera sospecháis, ya consagrándoos a vuestra familia, ya cumpliendo diversos deberes que Dios os confió. Y si en el curso de esta prueba, y desempeñando vuestra tarea, veis precipitarse sobre vosotros, los cuidados, las inquietudes, los disgustos, ser fuertes y valerosos para soportarlos. Afrontarlos francamente porque son de corta duración y deben conduciros junto a los amigos que lloráis, que se regocijarán de vuestra llegada entre ellos,extendiéndoos los brazos para conduciros a un lugar en el que no tienen acceso los pesares de la Tierra.
(FRANÇOIS DE GENÈVE,Bordeaux).
Tomado del Evangelio Según el Espiritismo"- Allan Kardec
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LA INDULGENCIA
17. Sed indulgentes para con las faltas de los otros, cualesquiera que sean; sólo debéis juzgar con severidad vuestras acciones, y el Señor usará de indulgencia para con vosotros, así como vosotros la habréis usado para con los demás.
Sostened a los fuertes animándoles a la perseverancia; fortificad a los débiles mostrándoles la bondad de Dios, que toma en cuenta el menor arrepentimiento; mostrad a todos el ángel del arrepentimiento extendiendo sus blancas alas sobre las faltas de los hombres, velándolas así a los ojos de aquél que no puede ver lo que es impuro. Compreded todos la misericordia infinita de vuestro Padre, y no os olvidéis jamás de decirle con vuestro pensamiento y sobre todo, con vuestros actos: “Perdonad nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido”. Comprended bien el valor de esas sublimes palabras; no sólo su letra es admirable, sino también el compromiso que encierran. ¿Qué pedís al Señor cuando le solicitáis que os perdone? ¿Es sólo el olvido de vuestras ofensas? Olvido que os deja en la nada, porque si Dios se contenta en olvidar vuestras faltas, no castiga, pero tampoco recompensa. La recompensa no puede ser el precio del bien que no se ha hecho, y aun menos del mal causado, aun cuando ese mal fuese olvidado.
Pidiéndole el perdón de vuestras infracciones, le pedís el favor de sus gracias para no caer más en falta; la fuerza necesaria para entrar en un nuevo camino, camino de sumisión y de amor, en el cual podréis sumar la reparación al arrepentimiento.
Cuando perdonéis a vuestros hermanos, no os contentéis con correr el velo del olvido sobre sus faltas; este velo es, con frecuencia, muy transparente a vuestros ojos; Llevadles el amor al mismo tiempo que el perdón; haced por ellos lo mismo que pediréis a vuestro Padre celeste que haga por vosotros. Sustituid la cólera que mancha, por el amor que purifica. Predicad con el ejemplo esa caridad activa, infatigable, que Jesús os enseñó; predicad como él mismo lo hizo, mientras vivió en la Tierra, visible a los ojos del cuerpo, y la ha predicado también sin cesar desde que sólo es visible a los ojos del espíritu. Seguid a ese divino modelo; marchad en pos de sus pasos; ellos os conducirán al lugar de refugio dondeencontraréis reposo después de la lucha. Como él, cargad todos vosotros vuestra cruz y subid penosamente, pero con ánimo, vuestro calvario: en la cumbre está la glorificación. (JUAN, obispo de Bordeaux, 1862).
EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO
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PENSAMIENTO
Allan Kardec
Hay en el hombre un principio
inteligente llamado Alma o
Espíritu, independiente de la
materia y que le concede el
sentido moral y la facultad de
pensar.
Si el pensamiento fuese una propiedad de la materia, se vería a esta pensar; luego, como nadie ha visto jamás a la materia inerte dotada de facultades intelectuales, porque cuando el cuerpo ha muerto, ha cesado de pensar, es preciso deducir de todo lo expuesto, que el alma es independiente de la materia, y que los órganos materiales no son otra cosa, que los instrumentos de que se aprovecha el hombre, para manifestar su pensamiento.
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¿ Tiene el sexo algún
aspecto trascendente ?
El tema del sexo se debe considerar desde dos aspectos
o vertientes: el físico y el psíquico.
Por su parte física, el sexo solamente afecta a nuestro
cuerpo físico , en donde los órganos reproductores o sexuales,
tienen la gran función de la procreación en este mundo de la
especie humana.
Por su
aspecto psíquico, el Espíritu humano creado a semejanza de la
Fuente Creadora, es asexuado pero incluye
en sí mismo las dos polaridades o tendencias sexuales
: el sexo que ostenta en cada vida como hombre o mujer, junto a
ciertos vestigios del sexo contrario, residuos de la otra polaridad
sexual que dominó y alternó en otras vidas pasadas.
Los
aspectos propios de la polaridad sexual contraria a la que se
ostenta fisicamente ,aparecen en mayor o menor medida en cada
persona, constituyendo la sexualidad humana. Jung
llamó “Anima
” a la parte femenina que se encuentra acoplada en el psiquismo
del hombre, y “Animus”
a este mismo principio masculino que se manifiesta en la mujer. Es
como si nuestro Ser fuera en el fondo, bisexual o andrógeno, y
cuando tomamos cuerpo físico asumimos mayor proporción de una de
las dos polaridades sexuales, normalmente de acuerdo con nuestra
genitalidad.
El sexo que asumimos en cada vida afecta al psiquismo
humano de la misma forma que el vestuario afecta a nuestro estado de
ánimo y llega a influir hasta en la forma de hablar o de
comportarnos.
En cada ciclo de vidas, el Espíritu adopta y toma el
predominio de uno u otro sexo que se repite igualmente en todas las
existencias humanas que componen el ciclo.
Sin embargo aquí no hay norma fija establecida, pues
también hay casos en los que la condición de masculinidad o
feminidad cambian alternativamente de polaridad en vidas sucesivas,
mientras que otras veces se reencarna con el mismo sexo repetidamente
durante varias vidas consecutivas , con lo que la polaridad sexual
se fija y fortalece, para después llegar a una nueva vida humana con
el otro sexo pero portando consigo algunas tendencias adquiridas
anteriormente. Esto suele suceder a veces al espíritu cuando
reinicia un nuevo ciclo de reencarnaciones con otros objetivos a
alcanzar, desenvolviéndose en el sexo opuesto al que ya tuvo
anteriormente.
La
sexualidad del Ser humano es simplemente una experiencia personal
que principalmente cumple la función de la procreación y del
desahogo de la pasión sexual en la pareja , que puede ser solo una
experiencia sexual sin más, vacía y egoísta, o bien una
experiencia de amor en la que se funden cuerpos y almas, por lo que
en este caso el sexo tiene una función cósmica que a todos nos
afecta, y por ser esta una función cósmica, resulta
también una función Divina,
cuyo resultado es la manifestación de la Vida en la materia.
La sexualidad es por tanto, un instrumento
importantísimo y fundamental en la relación amorosa de la pareja
humana, sin embargo en esa relación amorosa, el Amor no solamente
es sexo, como tampoco el sexo por sí solo tampoco es Amor ; puede
existir el sexo sin Amor, del mismo modo que existe el Amor sin sexo.
Una vez comprendido que todos hemos sido y seremos
hombres y mujeres, vemos lo ridículo que resulta sostener una
pretendida superioridad de unos humanos con respecto a otros, solo
por cuestión del sexo de cada uno. Todos somos Seres en pleno
proceso evolutivo , y necesitamos adquirir y enriquecernos con todas
las experiencias que en las diversas épocas y sociedades humanas,
podamos adquirir indistintamente como hombres y como mujeres.
Quienes carecen de una adecuada formación
espiritual y moral, solo buscan en el sexo la satisfacción de los
sentidos , llevados por un deseo creado en su mente, quedando al
final casi siempre , con un sentimiento de frustración después de
haber alimentado ese deseo, con el riesgo de caer en algún tipo de
autoobsesión y perversión psicosexual y con los trastornos de toda
clase que ello conlleva. Esto puede suceder cuando no se saben
autocontrolar o administrar debidamente los impulsos
sexuales, para darles salida solamente cuando vayan acompañados de
un sentimiento de Amor y de ternura dentro del ámbito de la pareja
humana.
Cuando el acto sexual llega a ser la cima de la
relación amorosa de la pareja, este, aunque solo sea durante un
breve instante, en el momento supremo de la explosión orgásmica, se
convierte en una forma de sentir a Dios y de sentirse unidos a El,
fundidos física y psíquicamente en un éxtasis especial.
Dentro de
la relación amorosa de la pareja, cuando el acto sexual se realiza
de un modo natural y espontáneo, movido por un sentimiento mutuo de
Amor, pasión y ternura, sin motivaciones egoístas que solo buscan
la propia satisfacción, estos
sentimientos y deseos suponen un verdadero acto de Amor en donde
existe una mutua entrega ,física y espiritual, necesaria
psicológicamente para la relación y la armonía humana entre
los miembros de la pareja.
Esta
clase de relación sexual presidida por el Amor, no solo tiene la
función grandiosa de la procreación del ser humano con la
reencarnación de un Ser espiritual, sino la del desarrollo
espiritual de cada uno de los amantes entregados en un acto de Amor
y de intercambio de energías. Hacer el Amor no es simplemente tener
una relación sexual con otra persona, sino que es un acto que
supone llegar a sentirse totalmente unido y entregado al otro en
cuerpo y alma en una comunión de mútuo e intenso Amor que eleva a
los amantes hasta estadios sublimes en medio del placer físico que
se otorgan y de una inenarrable felicidad.
Sin embargo, debemos tener presentes dos detalles: Los
excesos y desórdenes en el uso del sexo, son abusos que causan un
debilitamiento progresivo en las neuronas del cerebro, en la
glándula Pinneal y en todo el sistema nervioso en general,
llegando así a un estado de envejecimiento prematuro, siendo por
tanto estos desórdenes un motivo de atraso evolutivo en el Ser
espiritual al que atan a la materia y a lo físico.
El uso del sexo se puede convertir en un acto negativo
cuando hay maldad o egoismo en la relación carnal, o cuando no
existe ningún sentimiento de Amor y ternura, sino solamente
sensualidad ciega e instintiva. Sin embargo debemos considerar
que jamás debemos juzgar ni menos aún condenar aquellos
comportamientos sexuales desordenados que apreciemos en los demás,
pues nosotros mismos a lo largo de nuestra historia evolutiva, alguna
vez también hemos errado y caido en aquello que nos puedan parecer
comportamientos negativos o desviados sexualmente en los demás.
- Jose Luis Martín-
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¿Por qué auto descubrirnos?
Divaldo Pereira Franco
Perturbada por las preocupaciones a las que presta demasiada importancia la opinión de otros, la apariencia, la conquista de las cosas externas, la convivencia social y disputas insignificantes, la persona se descuida a sí misma y permanece ignorando su realidad profunda, sus potencialidades latentes. Como considera con óptica pesimista que sólo la suya es una existencia laboriosa y difícil, pierde los parámetros del equilibrio para un análisis correcto sobre los acontecimientos y resbala en el abismo de la autocompasión, de las depresiones, de la desdicha.
Su autoestima se desvanece y vaticina la ruina de la jornada. Es por eso que no se esfuerza por revertir el orden de los pasatiempos pesimistas que vitaliza durante largos períodos de ocio físico y mental. La vida se presenta con las mismas características para todos los seres vivos. Las ocasiones son más severas, las circunstancias surgen penosas, las enfermedades se manifiestan desgastantes, los problemas caracterizan períodos que deben ser enfrentados con naturalidad y valor, como si fueran impuestos que se deben rescatar por el honor de existir.
Con excepción de coyunturas expiatorias de la miseria socioeconómica, de las enfermedades congénitas y degenerativas, de los comportamientos físicos, mentales y morales consecuentes de las reencarnaciones marcadas por la locura, los acontecimientos aflictivos se convierten en experiencias iluminadoras para el crecimiento interior. Esas pruebas constituyen recursos que impulsan la evolución. Si no fuera así, la Tierra sería el paraíso anhelado, y la vida física se tornaría de naturaleza eterna. Su fragilidad e impermanencia, las transformaciones biológicas a las que está sujeta, dan testimonio de la limitación de su curso y de la finalidad educativa para el yo superior que la organiza.
Es necesario efectuar un examen profundo, serio, constante del Sí, de su constitución, de los objetivos que debe perseguir, de los medios a utilizar, de cómo encontrar los recursos para lograrlo. Ese análisis tiene como meta lograr la auto concienciación, mediante la cual se liman las aristas y el curso del río existencial se desliza hacia el mar de la paz. Para ello, es imprescindible el autoexamen de los comportamientos mentales, emocionales y físico-sociales. Todo comienza en la mente, y ahí están las matrices de las próximas acciones. El ejercicio de pensar bien, eliminando las ideas perniciosas con las que se está viciado, constituye el paso decisivo para el autodescubrimiento. Interrogarse con más asiduidad respecto de quién se es y de cuáles son las posibilidades de las que se puede valer para el desarrollo interior, significa un medio adecuado para interpenetrarse.
Sistemáticamente, se debe estar atento contra los hábitos perjudiciales de la autocompasión, de la censura del comportamiento de los otros, del castigarse y desvalorizarse a sí mismo, de la envidia y de los otros componentes del grupo de las pasiones que corrompen e insensibilizan. Llenar los lugares que quedarán vacíos con la eliminación de esos sórdidos cómplices mentales, con la presencia del altruísmo, de la fraternidad, del amor a sí mismo. Reconocerse destinado al triunfo y avanzar en su búsqueda sin afectación o presunción, es la próxima etapa del programa de autodescubrimiento.
Reaccionar insistentemente contra los pensamientos que producen inquietud y establecer la confianza en el Poder del Creador, del cual procede, y en sí mismo, generará armonía y valor para los enfrentamientos, ante la convicción de que está destinado a la gloria estelar que logrará con el esfuerzo personal. Aquel que se conoce, sabe cuáles son los recursos que puede utilizar para cumplir con las tareas y funciones que le cabe ejecutar, y las acepta como parte del proceso existencial en el cual está insertado. Esa comprensión le da dignidad y lo enriquece de entusiasmo ante cada conquista, como perspectiva para la próxima victoria.
Si identifica fragilidad en este o en aquel ángulo del carácter y de la personalidad, dirige sus resistencias morales hacia ese rumbo y se fortalece. Si se equivoca, no se lamenta, porque aprendió cómo hacerlo en otra oportunidad. Como no acepta el desequilibrio, no se culpa a sí mismo ni a nadie, porque descubre el valor del aprendizaje que inicia. Si acierta, no se jacta, pues sabe que largo es el camino a recorrer. El autodescubrimiento facilita la humildad ante la vida sin una postura humillante, porque permite la irradiación del amor dentro del Sí, consciente de su realidad y de origen divino.
Juana de Angelis
Médium Divaldo Franco
Extraído del libro" Autodescubrimiento Desconocimiento de sí mismo"
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Si algunas personas se apartasen de ti, no quedes
triste, eso es la respuesta a la oración: "Líbrame de todo mal"
- Bob Marley-
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