Hoy vemos :
- Mis mejores deseos de Navidad
- Nueva era de unificación
-Don de Curar
- La Oración
- El significado de los sueños
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MIS MEJORES DESEOS DE NAVIDAD
¡ PAZ Y AMOR EN EL MUNDO PARA
TODOS LOS SERES DE LA TIERRA !
OS DESEO UN MUY FELIZ ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE JESÚS CRISTO
"Cuando la psicoesfera terrestre se modifica ante la evocación del Nacimiento de Jesús, déjate arrastrar por las dulces vibraciones de amor que invaden la Tierra, e imprégnate de su pujante irradiación".
- Juana de Ángelis -
UNA MUY FELIZ NOCHE DE PAZ A TODOS VOSOTROS
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DON DE CURAR.
Sanad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, lanzad demonios;
"graciosamente recibísteis, dad graciosamente". (San Mateo, cap. X, v. 8).
2. "Dad gratuitamente lo que habéis recibido gratuitamente"; dijo Jesús a sus discípulos; por este precepto prescribe que no se haga pagar lo que uno mismo no ha pagado, y lo que ellos habían recibido gratuitamente era la facultad de curar a los enfermos y echar a los demonios, es decir, a los malos espíritus; este don se les dio gratuitamente por Dios para el alivio de los que sufren y para ayudar a la propagación de la fe, diciéndoles que no hicieran con él ningún negocio, ni un objeto de especulación, ni un medio de vivir.
EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO. ALLAN KARDEC.
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La oración
La oración – define Kardec – es una invocación, mediante la cual el hombre entra en comunicación con el ser a quien se dirige.” Debe ser hecha directamente a Dios, que es el Señor de la Vida, pero puede, también, serle dirigida por intermedio de los buenos Espíritus (Santos), que son Sus mensajeros y los ejecutores de Su voluntad.
Tres pueden ser el objetivo de la oración: alabar, pedir y dar gracias. La alabanza consiste en exaltar los tributos de la Divinidad, evidentemente, no con el propósito de serle agradable, ya que Dios es inaccesible a la lisonja. Ha de traducirse por un sentimiento espontáneo y puro de admiración por Aquél que, en todas Sus manifestaciones, se revela detentor de la perfección absoluta. Las peticiones miran a algo que se desee obtener, en beneficio propio o de otro.
¿Qué es lo que se puede pedir? Todo, siempre que no contraríe la Ley de Amor que rige y sustenta la Armonía Universal. Ejemplos: perdón por las faltas cometidas, fuerza para resistir a las tentaciones y a las malas inclinaciones, protección contra los enemigos, salud para los enfermos, iluminación para los Espíritus perturbados y paz para los sufrientes (encarnados o desencarnados), amparo ante un peligro eminente, valor para vencer las desgracias terrenas, paciencia y resignación en los trances aflictivos y dolorosos, inspiración de cómo resolver una situación difícil, sea del orden material o moral, etc.
Las gracias, obviamente, por todas las bendiciones con las que Dios nos alegra la existencia, por los favores recibidos, por las gracias alcanzadas, por las victorias conseguidas y otras cosas semejantes. El vehículo que conduce la oración hasta su destinatario es el pensamiento, el cual se irradia por el Infinito, a través de ondas mentales, como las transmisiones radiofónicas o de televisión, que, por medio de las ondas electromagnéticas surcan el espacio a una velocidad de 300.000 kilómetros por segundo.
La eficacia de la oración no depende de la postura que se adopte, de las palabras más o menos bonitas con que sea formulada, del lugar donde se esté, ni de las horas convencionales. Transcurre, eso sí, por la humildad y la fe de aquél que la emite, al lado de la sinceridad y la energía que le imprima. No creamos, entretanto, que basta orar, incluso bien, para que los efectos deseados se hagan sentir de inmediato y en cualquier circunstancia. Tal creencia sería engañosa. La oración no puede, por ejemplo, anular la Ley de Causa y Efecto, según la cual cada uno debe recibir los resultados de lo que hace o deja de hacer. Tampoco exime a quien quiera que sea del uso de las facultades que posee, ni del trabajo que le compete, en la búsqueda o en la realización del objetivo pretendido. Por otro lado, no siempre aquello que el hombre pide corresponde a lo que realmente le conviene, con vistas a su felicidad futura. Dios, entonces, en Su omnisciencia y suprema bondad, dejaría de atender lo que le fuese perjudicial, “como hace un padre con criterio que no le da al hijo aquello que es contrario a sus intereses”.
A pesar de esas restricciones, lejos de ser inútil, la oración es un recurso de gran valía, siempre que sea hecha con discernimiento, se revista de las cualidades a las que nos referimos más arriba y sea complementada por nosotros con los movimientos de alma o con los esfuerzos exigidos por la vicisitud que nos la haya inspirado. De ese modo, cuando oramos a Dios, Le rogamos que nos perdone una mala acción, es necesario que estemos efectivamente arrepentidos de haberla practicado y alimentemos el firme propósito de no repetirla; cuando le solicitamos que nos libre del rencor de nuestros adversarios, es indispensable que tomemos la iniciativa de una reconciliación con ellos, o que, por lo menos, la facilitemos; cuando Le suplicamos ayuda para salir de una dificultad, es necesario que, recibiendo de lo Alto una idea de salvación, nos empeñemos en su ejecución de la mejor forma posible; cuando Le pedimos ánimo para vencer determinada debilidad, es urgente que hagamos nuestra parte, alejando de nuestro pensamiento las reflexiones y los recuerdos que con ellas se relacionen, dando, también, los debidos pasos en el sentido de desarrollar las virtudes que les sean opuestas, y así sucesivamente.
Procediendo de conformidad con la máxima: “Ayúdate, que el cielo te ayudará”, estemos seguros de contar, siempre, con la asistencia y el socorro de lo propuesto por Dios, de modo que, incluso sin derogar Sus leyes, ni frustrar Sus designios, seamos provistos de aquello de lo que más carecemos, aunque se trate de remover obstáculos, superar necesidades o disminuir amarguras. (Cap. II, Libro de los Espíritus. preg. 658 y siguientes)
Rodolfo Calligaris
Extraído del libro “Las leyes morales”
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EL SIGNIFICADO DE LOS SUEÑOS
Miramez
¿Qué se debe pensar sobre los sueños? Muchas cosas tienen relación con los sueños, y no es otra cosa que el Espíritu se libera un poco de la prisión corpórea para ver, oír, y sentir la vida espiritual.
Las interpretaciones, exageradas de los sueños y visiones deben quedar en el olvido porque solamente la verdad quedará en pie.
Los sueños nada más son, ya lo dijimos, que la vivencia del Espíritu en parcial libertad, en el descanso del fardo físico. El pasea y aprende en la gran escuela espiritual; recoge aquí y allí valiosas lecciones, de modo que su vida va cambiando y su concepto en relación al bien y al mal pasa a modificarse. Siendo que nadie retrocede, avanzamos, pues en cada periodo que dormimos, tanto en el plano espiritual como en el plano físico.
Interpretar los sueños tal como ellos se presentan, es incurrir en el error, pues sus variaciones son diversas en el cómputo de las ocurrencias. Está llegando la hora de los sueños perfeccionarse y pasar a ser realidad sin interpretaciones, porque la luz ya se hará en su propio marcha.
Mientras, la Doctrina de los Espíritus tiene mayor capacidad de revelar lo desconocido para la humanidad, porque no se basa en el interés individual y material. Vemos la vida de verdaderos santos y profetas, en su lucidez cristiana: que sus primeros pasos fueron en el desprendimiento, renunciando a los bienes terrenos. Así el resto queda más fácil para ser dominado.
Se comprende que la vida feliz es aquella donde el corazón no queda preso a las cosas pasajeras, limitándose su uso a lo necesario en los caminos de la vida.
Incluso el espíritu libre por el sueño, en el mundo espiritual, no siempre se encuentra frente a frente con lo acontecido; el alma puede estar viendo y oyendo cosas, teniendo una visión a distancia. Aun mismo teniendo una imaginación fértil, ella puede ser intuición de la realidad, recuerdos en el silencio de la conciencia de sueños que tuviera… la nada no existe en parte alguna; existen siempre señales de la verdad en todo lo que pasa con nosotros. Se comprende que la vida se expande dentro y fuera de nosotros, más nunca fuera de Dios.
Pensemos en los sueños y busquemos su perfección; hay varias modalidades de elevación de los sueños, que con el tiempo se podrá descubrir. Sueños y visiones, en la urdidura de los hombres que desconocen la verdad, sirven para el comercio ilícito, y pueden desorientar a muchas criaturas, que extorsionan el salario del pobre para iludirlo, plantan vientos y recogen tempestades que los hacen sufrir, más tarde, las mismas carencias de lo que hacen carecer.
Existe tambien la mediúmnidad en función de los sueños; esa capacidad mediúmnica puede hacer mucho bien, a la humanidad: visitar y curar enfermos, consolar y amparar a los tristes, levantar caídos, y aun mismo trabajar para retirar de las tinieblas a hermanos prontos para entender y comenzar a aprender las primeras lecciones de servir.
Que Jesús nos bendiga a todos nosotros, en todos los sentidos de los sueños y visiones, para que la luz se encienda en nuestros corazones, fuente de amor, para que la caridad sea un todo en nuestros corazones.
Libro. Filosofía Espirita – Volumen VIII
Miramez / João Nunes Maia.
Traducido por: M.C.R
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