jueves, 26 de julio de 2018

Jesús y el Evangelio (1)

Temas de  hoy :

- Jesús y el Evangelio (1ª Parte)
-Modo de orar(Según el Espiritismo)
-Oportunidad excepcional
- El Alma animal





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        JESÚS Y EL EVANGELIO ( 1ª Parte)


Jesús es el Ser más notable de la Historia de la Humanidad.
Su vida y Sus Obras, son las más comentadas y discutidas bajo cualquier aspecto. Su Testamento – El Evangelio – es el poema más bello de esperanzas y consuelos de que se tiene noticias.
 Es un precioso tratado de psicoterapia contemporánea para los incontables males que afligen a la criatura y a la Humanidad.
 Jesús separa el lado oscuro de la sociedad y de las criaturas, iluminando las conciencias con la propuesta de la liberación por medio del conocimiento de la Verdad e integración en los postulados soberanos del amor.
 Incomprendido, asediado por la astucia y la perversidad, perseguido tenazmente, jamás se dejó atemorizar o desviar del objetivo para el cual había venido. Jamás la Humanidad volverá a vivir días como aquellos en los cuales “ÉL estuvo  con las criaturas, sufriendo con ellas amándolas, ayudándolas y entendiéndolas, al tiempo en que tomaba ejemplos de la Naturaleza y en su pauta incomparable cantaba la melodía extraordinaria de la Buena Nueva.
 Su voz alcanza a los oídos de hoy en día de todos aquellos que sufren o que aspiran por los ideales de belleza y de felicidad, ambicionando la plenitud.
El legado dejado por El a la Humanidad, porque nada escribió, sufrió rudas alteraciones a través de los tiempos.
 No obstante, permaneció la esencia de Sus enseñanzas, que se encuentran sintetizadas en el “Amor a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como A sí mismo”
 Jesús, el Hombre excelente, llegó a la tierra y enfrentó a la ignorancia predominante trayendo el mensaje de amor que jamás fuera presentado antes en la formulación de la cual Él era portador.
 El amor era considerado un sentimiento femenino, propio de la fragilidad atribuida a la mujer, porque se ignoraba la fuerza existente en el ánimo que reside en todos los hombres, prepotentemente sometidos al férreo yugo de la brutalidad.
 Jesús no vino a someter a la Humanidad ni a someterse a las leyes vigentes. Era portador de una revolución que tiene por base el amor en su esencialidad más excelente y sutil, y que al ser adoptado transforma los cimientos morales del individuo y de la sociedad.
 El traía una nueva versión de la realidad, concentrado en el ser inmortal, procedente del mundo espiritual y que a él volvía, lo que alteraba la estructura de la justicia, que ya no mas debería ser primitiva destructiva, sino educativa rehabilitadora.
 El trajo la Buena Nueva cuyos objetivos se centran en el futuro del Espíritu, en su emancipación total, en su incesante búsqueda de Dios.
 Tornándose el Camino, la Suya es la Verdad que conduce a la Vida, a la plenitud, al acopio de la sabiduría y del amor.
 Sus parábolas son discursos de todos los periodos del desarrolló socio psicológico de las criaturas. Y aunque hizo, grandes silencios en torno de verdades más transcendentes que podrían ser desnaturalizadas por falta de madurez evolutiva y psicológica de Sus contemporáneos, imposibilitados hasta registrar el pensamiento, que habría e sufrir, inevitablemente, mutilaciones, adaptaciones, adulteraciones de acuerdo con los intereses vigentes en cada estadio de la evolución.
 En la perspectiva de la psicología profunda, la Ley de Amor está inserta en el ser legitimo, trabajando sin cesar; y es relevante y esencial significado, que aun delante de leyes injustas e imposiciones apasionadas, el ser lucido no debe crear dificultades o temer a los mandatos negativos, por cuanto, en su libertad interior, nada de fuera consigue alcanzarlo realmente, excepto la sabiduría de la Ley Natural, inserta en su conciencia.
Jesús en momento alguno levantó Su voz para maldecir al mundo, para condenarlo, por el contrario; proponía respeto y consideración por su estructura conforme Él mismo se comportaba, comedido y afable.
 El vino para que los hombres conociesen la realidad, cuando decía que Su Reino no era de este mundo, transitorio, relativo, material, decía una gran verdad.
 Y aunque se refería a las Esferas de donde procedía, Su reino también eran los paisajes y regiones del sentimiento, donde se pueden establecer las bases de la fraternidad y el amor uniese a todos los individuos como hermanos, conquista primordial para la travesía por el puente metafísico del mundo terrestre para aquel que es de Dios y nos aguarda a todos.
 Si no existiese la vida futura, ningún significado tendría en Su vida – en todas las vidas – el esfuerzo hercúleo para erguir al ser humano del primitivismo, y recomendarle la incesante lucha por la transformación moral, por la adquisición de percepciones psíquicas, que son un elemento básico para la constatación de ese desiderátum.
 El desea conducir a sus ovejas al reino de donde Él vino como un Pastor gentil, que irá a presentarlas al Supremo Creador, es el amor que encierra las más completas aspiraciones existenciales del ser humano.
 El vino a instalar en la Tierra el amor – de ahí sus palabras: “Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad, que en su definición profunda y penetrante es Dios”
 La  existencia terrena debe ser vivida con placer y emoción, frente a la riqueza de experiencias que ofrece, auxiliando al Espíritu a desprenderse de las fajas inferiores de las pasiones, experimentando el júbilo de los gozos que estimulan el avance y compensan los cansancios y desaires de los emprendimientos humanos.
 Jesús Hombre no presentó métodos, técnicas, conductas especiales, para conseguir el reino. El es todo eso, vivió todas esas expresiones, señalando las muchas moradas que existen en la Casa del Padre. Refiriéndose a los mundos habitados que pueblan el Universo.
 Jesús humanizado es el gran médico de las almas, que como las conoce profundamente, presenta la terapia recuperadora, al tiempo que ofrece la libertadora, que estos nuevos compromisos.
 El cultivo del amor, sustentado por la oración que se convierte en canal de irrigación de la energía que procede de Dios y vitaliza a la criatura humana.
 El ser humano es la suma de sus aspiraciones y necesidades, pero también es el resultado de cómo aplica esos recursos que pueden esclavizar o libertar.
 Por medio de la oración se identifica con otras ondas psíquicas y se impregna de energías que saturan de paz, de enriquecedoras alegrías de vivir y crecer en el rumbo de la plenitud.
 Toda la terapéutica propuesta por Jesús es libertadora, total y sin retrocesos. El no se detiene al borde del problema, sino lo identifica, despertando al problemático para que no reincida en el error, en el compromiso moral con la conciencia, a fin de que no le acontezca algo peor, tales como la amargura sin consuelo, la expiación sin alternativa, el impositivo del rescate compulsivo.
 Jesús fue la Luz que vino al mundo y el mundo rechazó prefiriendo la densidad de la neblina envolvente y alucinante. Él demostró por medio del ejemplo como vivir equilibradamente y morir con sinceridad, aunque sea a través de cualquier suplicio impuesto.
 Él nunca se presentó como la solución de problemas, sino que invitó a todos a hacer su  parte, a responsabilizarse por los propios deberes, tornándose el Educador que siempre se hizo comprender. Diferente de todos los hombres, no se revistió de aspecto excéntrico, ni tampoco tomó actitudes aberrantes para llamar la atención, manteniéndose siempre el mismo, preservando el criterio de la selección natural por el merito de cada discípulo que se asociase a Su ministerio.
( Trabajo elaborado por Merchita  que continúa y finaliza en el siguiente publicado)


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                    MODO DE ORAR  ( Según el Espiritismo)

               INSTRUCCIONES DE LOS ESPÍRITUS.

El primer deber de toda criatura humana, el, primer acto que debe señalar para ella la vuelta a la vida activa de cada día, es la oración. Casi todos vosotros rezais, pero ¡cuán pocos saben orar! ¡Qué importan al Señor las frases que juntáis maquinalmente, porque tenéis esta costumbre, que es un deber que llenáis y que, como todo deber, os molesta! 

La oración del cristiano, del espiritista, de cualquier culto que sea, debe ser hecha desde que el espíritu ha vuelto a tomar el yugo de la carne; debe elevarse a los pies de la majestad divina, con humildad, con profundidad, alentada por el reconocimiento de todos los bienes recibidos hasta el día, y por la noche que se ha pasado, durante la cual os ha sido permitido, aunque sin saberlo vosotros, volver al lado de vuestros amigos, de vuestros 
guías, para que con su contacto os den más fuerza y perseverancia. Debe elevarse   humilde a los pies del Señor, para recomendarle vuestra debilidad, pedirle su apoyo, su 
indulgencia y su misericordia. Debe ser profunda, porque vuestra alma es la que debe 
elevarse hacia el Creador, la que debe transfigurarse como Jesús en el monte Tabor, y 
volverse blanca y radiante de esperanza y de amor. 

Vuestra oración debe encerrar la súplica de las gracias que os sean necesarias,pero de una necesidad real. Es, pues, inútil pedir al Señor que abrevie vuestras pruebas y que os dé los goces y las riquezas; pedirle que os conceda los bienes más preciosos de la 
paciencia, de la resignación y de la fe. No digais lo que muchos de entre vosotros: "No 
vale la pena de orar, porque Dios no me escucha". La mayor parte del tiempo ¿qué es lo 
que pedís a Dios? ¿Habéis pensado muchas veces en pedirle vuestro mejoramiento 
moral? ¡Oh! no, muy pocas; más bien pensais en pedirle el buen éxito de vuestras 
empresas terrestres, y habéis exclamado: "Dios no se ocupa de nosotros; si se ocupara 
no habría tantas injusticias". ¡Insensatos! ¡Ingratos! Si descendiéseis al fondo de vuestra 
conciencia, casi siempre encontraríais en vosotros mismos el origen de los males de que 
os quejais; pedid, pues, ante todo, vuestro mejoramiento y veréis qué torrente de gracias 
y consuelos se esparcirá entre vosotros. (Capítulo V, número 4). 

Debéis rogar sin cesar, sin que por esto os retiréis a vuestro oratorio o que os pongáis de rodillas en las plazas públicas. La oración del día es el cumplimiento de vuestros deberes sin excepción, cualquiera que sea su naturaleza. ¿No es un acto de amor hacia el Señor el que asistáis a vuestros hermanos en cualquier necesidad moral o física? ¿No es hacer un acto de reconocimiento elevar vuestra alma hacía El cuando sois felices, cuando se evita un percance, cuando una contrariedad pasa rozando con vosotros, si decís con el pensamiento:   "¡Bendito seais, Padre mío!". ¿No es un acto de contrición el humillaros ante el Juez Supremo cuando sentís que habéis fallado, aunque sólo sea de pensamiento, al decirle:  "¡Perdonadme, Dios mío, porque he pecado (por orgullo, por egoísmo o por falta de  caridad); dadme fuerza para que no falte más y el valor necesario para reparar la falta!". 

Esto es independiente de las oraciones regulares de la mañana y de la noche, y de los días que a ella consagréis; pero, como veis, la oración puede hacerse siempre sin interrumpir en lo más mínimo vuestros trabajos; decid, por el contrario, que los santifica. 

Y creed bien que uno solo de estos pensamientos, saliendo del corazón, es más escuchado de vuestro padre celestial que largas oraciones dichas por costumbre, a menudo sin causa determinada, y "a las cuales conduce maquinalmente la hora convenida". (V. Monod. Burdeos, 1868). 

EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO. ALLAN KARDEC.

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    "Buscando el bien de nuestros semejantes,                                      encontramos el nuestro." 
                           -Platón- 
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OPORTUNIDAD EXCEPCIONAL

El escalón evolutivo que habrá pasado nues­tro planeta tras el próximo cambio de ciclo, nos permitirá el acercamiento a otras humani­dades de nuestra misma condición e incluso más avanzadas; un acercamiento que ahora nos está prohibido porque nuestra evolución en este plane­ta es todavía muy baja y podríamos perjudicar a otros mundos.
Pero entonces, cuando nuestro planeta esté desarrollando únicamente las facetas de la nueva humanidad, con todo lo que ello conlleva, no existirá peligro alguno en ese acercamiento, no habrá ningún carácter belicoso o colonizador por parte de los habitantes de la Tierra, y por ello el contacto, el intercambio y la ayuda con otras civilizaciones de otros mundos será fluido, cons­tante y dirigido a nuestro progreso y aprendiza­je.
Iremos a sus mundos como ellos vendrán al nuestro y la total y absoluta confianza favorece­rá intercambios de toda índole: culturales, cien­tíficos y tecnológicos, sociales y fundamental­mente espirituales.
Son aspectos que todavía hoy escapan a nuestra razón porque nos cuesta comprenderlos, pero si reflexionamos un poquito acerca de la creación divina, de la forma como se manifiestan sus leyes y de la importancia de la cadena de la evolución, lo veremos totalmente lógico y comprensible.
Podemos poner un ejemplo, una comparación clara que nos ayude a comprenderlo: al igual que en el contacto con el mundo espiritual, aquellos seres de mayor elevación se pueden acercar a nosotros y transmitirnos su amor y sus consejos cuando nosotros estamos en buena sintonía espiri­tual, así mismo ocurrirá con otras humanidades más avanzadas que la nuestra; mientras no alcance­mos ese grado de amor suficiente que nos capacite el paso a la nueva humanidad, no nos será permiti­do ese contacto, pues no estaremos en la sintonía y condiciones espirituales precisas para poder admitirlo y superarlo.
Imaginemos por un momento los enormes bene­ficios que puede reportar para una civilización como la nuestra tener acceso a conocimientos y avances de civilizaciones que pueden llevar­nos 500, 1.000 o incluso 10.000 años de adelanto. Las ventajas que esto puede suponer para nuestro progreso personal y colectivo serán inmejorables y son tan difíciles de entender, aquí y ahora, que por el momento sólo nos atrevemos a mencionar­las sin poder detallar ninguna.
Pensemos pues, la extraordinaria oportuni­dad que se nos ha concedido al venir a la Tierra en estos momentos y facilitarnos el camino para poder merecer un sitio en la nueva humanidad, que está más cerca de lo que muchas veces pensa­mos, y que en definitiva debemos de intentar llevar ya dentro de nosotros como un mensaje de esperanza de un mundo mejor, que hemos de saber transmitir y ofrecer de corazón a todos nuestros semejantes.
Quizás sea ésta una de las misiones a las que nos hemos comprometido antes de encarnar, y si no cumplimos con ella por negligencia o comodidad, será un error importante que recaerá sobre nuestra conciencia, y que ineludiblemente hará defraudar la confianza que depositaron en nosotros aquellos que nos enviaron para realizar este trabajo.
Seamos consecuentes con estas ideas que mantenemos, trabajemos con ahínco con nuestros semejantes sin importarnos incomprensiones, into­lerancias ni desánimos, porque la gran satisfac­ción espiritual que podemos conseguir si hacemos las cosas bien, será el haber respondido con éxito a la palabra dada ante nuestro Padre antes de encarnar. Una palabra y un compromiso que nuestro espíritu recuerda incesantemente, ya que supone para él la mayor y más importante responsa­bilidad que ha adquirido durante muchos siglos de su evolución.
Por ello, no defraudemos a quien nos envió ni tampoco a nosotros mismos; cuando estamos en esta empresa es porque tenemos condiciones para llevarla hacia adelante, sino no hubiéramos veni­do con este compromiso de Paz, de Esperanza y de Equilibrio que hemos de saber ofrecer al mundo, para hacer brotar la luz en las conciencias de los hombres y facilitarles su ascenso evolutivo a través de la comprensión de las leyes divinas.
Antonio Lledo Flor
 Amor, paz y caridad

Hay en el cielo y en la Tierra más cosas de las que puede enseñar vuestra sabiduría aprendida en las escuelas.
SHAKESPEARE
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                                    EL ALMA ANIMAL

¿Progresan los animales, igual que el hombre, por su propia voluntad o por la fuerza de las circunstancias? 
- Por la fuerza de las circunstancias. De ahí que no haya para ellos expiación. 

603.* En los mundos superiores ¿conocen los animales a Dios? 
- No. El hombre es para ellos un dios, como en lo antiguo los Espíritus eran dioses para los seres humanos. 

604. Puesto que los animales (aun los perfeccionados de los mundos superiores) siguen siendo inferiores al hombre, de ello resultaría que Dios habría creado seres inteligentes perpetuamente destinados a la inferioridad, lo cual parecería estar en desacuerdo con la unidad de miras y de progreso que en todas sus obras se observa. 
- En la Naturaleza todo se eslabona por vínculos que no podéis aún aprehender, y las cosas que en apariencia son más disparatadas tienen puntos de contacto que el hombre, en su actual estado, no llegará jamás a comprender. Mediante un esfuerzo del intelecto puede entreverlos, pero sólo cuando su inteligencia haya adquirido todo su desarrollo y se vea libre de los prejuicios del orgullo y de la ignorancia podrá ver con claridad en la obra de Dios. 
En el ínterin, sus limitadas ideas hacen que vea las cosas desde un punto de vista mezquino y estrecho. Sabed bien que Dios no puede contradecirse y que todo en la Naturaleza armoniza por leyes generales que jamás se apartan de la sublime sabiduría del Creador. 

604 a. Así pues, ¿la inteligencia es una facultad común, un punto de contacto entre el alma de los irracionales y la humana? 
- Sí, pero los animales sólo poseen la inteligencia de la vida material. En el hombre, el intelecto le confiere la vida moral. 

605. Si se consideran todos los puntos de contacto existentes entre el hombre y los irracionales, ¿no cabría pensar que el ser humano posea dos almas, a saber: el alma animal y el alma espírita, y que si no tuviera esta última podría vivir igual que las bestias? Dicho de otro modo: ¿no se puede pensar que el animal es un ser semejante al hombre, excepto que no posee el alma espírita? De lo cual ¿no resultaría que los instintos buenos y malos del hombre serían el efecto del predominio, en él, de una de esas dos almas…? 
- No, no tiene el hombre dos almas. Pero el cuerpo posee sus instintos, que son el resultado de las sensaciones de los órganos. Sólo hay en él una doble naturaleza: la naturaleza animal y la espiritual. Por su cuerpo, participa de la naturaleza de los animales y de los instintos que a éstos caracterizan. Por su alma, participa de la naturaleza de los Espíritus. 

605 a. De manera que, además de sus propias imperfecciones, de las que debe el Espíritu despojarse, ¿tiene que luchar también contra la influencia de la materia? 
- Así es. Y cuanto más imperfecto sea el estado en que se encuentre, tanto más estrechos serán los lazos existentes entre el Espíritu y la materia. ¿Acaso no lo veis? No, el hombre no tiene dos almas, puesto que el alma es en todos los casos única en cada ser. El alma del irracional y la del hombre son distintas una de otra, de modo que el alma de uno no puede animar el cuerpo creado para la otra. Pero, si el ser humano no posee un alma animal que lo ponga, por sus pasiones, al nivel de los irracionales, tiene en cambio su cuerpo, que lo rebaja a menudo hasta ellos, por cuanto su cuerpo es un ser dotado de vitalidad y provisto de instintos, pero instintos no inteligentes y limitados a cuidar de su propia conservación. 
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El Espíritu, al encarnar en el cuerpo del hombre, aporta a él el principio intelectivo y moral que lo torna superior a los animales. Las dos naturalezas que coexisten en el hombre hacen que sus pasiones tengan dos orígenes diversos: unas proceden de los instintos de la naturaleza animal; otras, de las impurezas del Espíritu encarnado en él, y que simpatizan en mayor o menor grado con los groseros apetitos animales. Al purificarse, el Espíritu se va liberando poco a poco de la influencia de la materia. Hallándose bajo este influjo, se acerca al irracional. Una vez desembarazado de él, se eleva a su verdadero destino. 
EL LIBRO DE LOS ESPIRITUS 
ALLAN KARDEC 

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