Para verlo en este día:
- Coraje en la lucha
- La indulgencia
- Mensaje mediúmnico de Kardec
- Obsesiones y Posesiones
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CORAJE EN LA LUCHA
... Deberemos viajar en la dirección de nuestra conciencia para encontrar a Jesús. El mundo nos llamará la atención mil veces. Las falacias, las lisonjas, las fantasías, los instintos primarios nos arrastran al pasado de delitos donde estamos y deseamos salir.
Si por descuido de nuestra vigilancia, penetramos otra vez en el laberinto de las pasiones, olvidando la planicie liberadora de la Tierra, la Conciencia Crística nos invita a la ascensión. No siempre es fácil ascender en el rumbo de lo infinito. Los grilletes del pretérito nos detiene el paso Jesús, no obstante, como Liberador, nos rompe la cadena férrea de la pasión dominante, y podemos experimentar la emoción de alegría, el júbilo de la libertad.
Hijos del alma: el Maestro continúa esperando por nosotros en las playas de la Eternidad. Toda vez cuando Lo buscamos, surge una identificación plena con su amor y, revitalizados por Su energía conseguimos avanzar algunos pasos largos en la dirección de la planicie de la sublimación. ¡No nos detengamos! Lluvia de sarcasmos, ¡sólo cubierto de cardos, pedruscos y obstáculos , pero la voz del Amor continúa llamándonos!
No nos olvidemos que es necesario caminar por la vereda estrecha y difícil, que nosotros mismos abrimos en el pasado, hasta estar perfectamente integrados en la conciencia del Amor no amado. Si colocamos sobre los hombros el fardo de Su afectividad podremos sustentarnos por encima de las vicisitudes. Si aceptamos el Suyo, y no el dominio del mundo, observaremos que es tan suave Su misericordia, que una alegría inefable tomará cuenta de nosotros. El Amigo nos invita a través del Consolador a romper definitivamente, con el pasado doloroso. ¡Avancemos, hijos del alma! Olvidemos todo cualquier mal, para recordarnos solamente del bien.
Transformemos la queja en gratitud a Dios por las consecuencias, que hagamos de la dificultad. Nadie alcanza la escalada de la subida sin pasar por las bajadas difíciles y perturbadoras del camino evolutivo. ¡No estáis solos! Vuestros ángeles tutelares velan por vosotros y, en los momentos que lo buscáis, mediante la oración, en las pausas de reflexión, se acercan a vosotros y os transmiten el coraje, el estímulo para la lucha y un envolvimiento tierno y dulce para superar las aflicciones.
Recordad del Señor: “En el mundo solamente tendréis aflicciones, pero acordaos de Mí. Yo vencí al mundo”.
Mucho de vosotros tendréis oportunidad de vencer en el mundo de los negocios, en las contribuciones políticas, sociales, científicas y artísticas, pero no os olvidéis de vencer el mundo de las tentaciones, el mundo de los caprichos, el mundo de las tenazas violentas del error y de la cura. ¡Id, el Señor está con vosotros! ¡No os desaniméis nunca, avanzando sin cesar!
Exhortando al Maestro y Su bendición de paz para todos nosotros, soy el siervo humildísimo y paternal de siempre.
(Mensaje psicografiado obtenido por el médium Divaldo Pereira Franco, en el final de la conferencia, en el Grupo Espírita André Luiz, en Río de Janeiro, en la noche del 04 de agosto del 2005.)
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LA INDULGENCIA
" Espiritistas, hoy queremos hablaros de la indulgencia, de este sentimiento tan dulce, tan fraternal que todo hombre debe tener para con sus hermanos, pero que muy pocos practican.
La indulgencia no ve los defectos de los otros, o si los ve se guarda de hablar de
ellos o de divulgarlos; por el contrario, los oculta con el fin de que sólo él los conozca; y
si la malevolencia los descubre, siempre tiene a mano una excusa para paliarlos, es decir, una excusa plausible, formal y nada tiene de aquellas que queriendo atenuar la falta, la hacen resaltar con pérfida maestría.
La indulgencia nunca se ocupa de los actos malos de los demás a menos que no sea para hacer un favor, y aun así tiene cuidado de atenuarlos tanto como le es posible.
No hace observaciones que choquen; ni tiene reproches a mano, sino consejos, lo más a
menudo disfrazados. Cuando criticáis, ¿qué consecuencias deben sacarse de vuestras
palabras? Vosotros los que vituperáis, ¿no habréis hecho tal vez lo que reprocháis, valdréis, acaso, más que el culpable? ¡Oh, hombres! ¿cuándo juzgaréis por vuestros
propios corazones, vuestros propios pensamientos, vuestros propios actos, sin ocuparos
de lo que hacen vuestros hermanos? ¿Cuando no abriréis vuestros ojos severos sino para
vosotros mismos?
Sed, pues, severos para con vosotros e indulgentes para con los demás. Pensad
en el que juzga sin apelación que ve los pensamientos secretos de cada corazón y que
por consiguiente, excusa muy a menudo las faltas que vosotros vituperáis, o condena lo
que excusáis, porque conoce el móvil de todos los actos y porque vosotros, que gritáis
tan alto ¡anatema!, quizás habéis cometido faltas más graves.
Sed indulgentes, amigos mios, porque la indulgencia atrae, calma, corrige; mientras que el rigor desalienta, aleja e irrita. (José, espíritu protector, Bordeaux 1863).
17. Sed indulgentes para con las faltas de los otros, cualesquiera que sean; sólo debéis juzgar con severidad vuestras acciones, y el Señor usará de indulgencia con vosotros, así como vosotros la habréis usado para con los demás.
Sostened a los fuertes animándoles a la perseverancia; fortificad a los débiles enseñándoles la bondad de Dios, que toma en cuenta el menor arrepentimiento; mostrad a todos el ángel del arrepentimiento extendiendo sus blancas alas sobre las faltas de los humanos, velándolas de este modo a los ojos de aquél que no puede ver lo que es impuro.
Comprended toda la misericordia infinita de vuestro Padre, y no os olvidéis jamás de decirle con vuestro pensamiento; y sobre todo con vuestros actos: "Perdonad nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido". Comprended bien el valor de esas sublimes palabras: no sólo su letra es admirable, sí que también la enseñanza que
encierra. ¿Qué solicitáis del Señor cuando le pedís que os perdone? Es sólo el olvido de
vuestras ofensas, olvido que os deja en la nada, porque Dios se contenta con olvidar
vuestras faltas, no castiga, "pero tampoco recompensa". La recompensa no puede ser el
precio del bien que no se ha hecho y aun menos del mal causado, aun cuando este mal
fuese olvidado. Pidiéndole el perdón de vuestras infracciones, me pedís el favor de sus
gracias para no volver a caer en la falta y la fuerza necesaria para entrar en el buen camino, camino de sumisión y de amor en el que podéis añadir la reparación al
arrepentimiento.
Cuando perdonéis a vuestros hermanos, no os contentéis con correr el velo del olvido sobre sus faltas; este velo es a menudo muy transparente a vuestros ojos; cuando les perdonéis, ofrecedles al mismo tiempo vuestro amor; haced por ellos lo que quisiérais que vuestro Padre celeste hiciere por vosotros. Reemplazad la cólera que mancha por el amor que purifica. Predicad con vuestro ejemplo esa caridad activa, infatigable, que Jesús os ha enseñado: predicadla como El mismo lo hizo todo el tiempo que vivió en la tierra visible a los ojos del cuerpo, y como la ha predicado también sin cesar desde que sólo es visible a los ojos del espíritu. Seguid a ese divino modelo; no os apartéis de sus pasos; ellos os conducirán al lugar de refugio en donde encontraréis el reposo después de la lucha.
Cargaros, como Él, con vuestra cruz, y subid penosamente, pero con ánimo, vuestro calvario; en la cumbre está la glorificación. (Juan, obispo de Bordeaux, 1862).
18. Queridos amigos, sed severos para con vosotros mismos e indulgentes para con las debilidades de los otros; también esto es una práctica de la santa caridad que muy pocas personas observan. Todos vosotros tenéis malas inclinaciones que vencer, defectos que corregir, costumbres que modificar, todos vosotros tenéis una carga más o menos pesada que depositar para subir a la cumbre de la montaña del progreso. ¿Por qué, pues, veis tanto para el prójimo, y sois tan ciegos para vosotros mismos? ¿Cuándo, pues, cesaréis de advertir en el ojo de vuestro hermano una arista de paja que le hiere, sin mirar en el vuestro la viga que os ciega, y os hace marchar de precipicio en precipicio? Creed en vuestros hermanos los espíritus: Todo hombre bastante orgulloso para creerse superior en virtud y en mérito a sus hermanos encarnados es insensato y culpable, y Dios le castigará en el día de su justicia. El verdadero carácter de la caridad, es la modestia y la humildad que consiste en no ver superficialmente los defectos para dedicarse a hacer volver lo que hay en el bueno y virtuoso; porque si el corazón humano es un abismo de corrupción, existe siempre en algunos de sus pliegues más escondidos, el gérmen de buenos sentimientos, chispa brillante de la esencia espiritual."
¡Espiritismo, doctrina consoladora y bendita; felices los que te conocen y se aprovechan de las saludables enseñanzas de los espíritus del Señor! Para ellos el camino es claro, y durante todo el viaje pueden leer estas palabras que les indican el medio de llegar al fin: caridad práctica, caridad de corazón, caridad para el prójimo como para sí mismo, en una palabra, caridad para todos y amor de Dios sobre todas las cosas,porque el amor de Dios resume todos los deberes y porque realmente es imposible amar a Dios sin practicar la caridad, de la que hace una ley para con todas sus criaturas.
(Dufétre, obispo de Nevers, Bordeaux).
Allan Kardec.
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MENSAJE MEDIÚMNICO DE KARDEC
“Tengo todavía algunos consejos que daros sobre la marcha que debéis seguir delante del público, con la finalidad de hacer progresar la obra a que dediqué mi vida corporal, y cuyo perfeccionamiento acompaño en la erraticidad.”
Mensaje mediúmnico de Allan Kardec, Sociedad de París, abril de 1869 - Revista Espírita de Estudios Psicológicos, año XII, mayo y junio de 1869
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OBSESIONES Y POSESIONES
Los Espíritus malos pululan alrededor de la Tierra a consecuencia de la inferioridad moral de sus habitantes.. La acción maléfica de esos Espíritus forma parte de los flagelos con los que la humanidad se debate en este mundo. La obsesión, que es uno de los efectos de esa acción, debe ser considerada, al igual que las enfermedades y las tribulaciones de la vida, como una prueba o una expiación, y aceptada como tal.*
La obsesión es la acción persistente que un Espíritu malo ejerce sobre un individuo.
Presenta características muy diversas, que van desde la simple influencia moral sin signos exteriores notables, hasta la perturbación completa del organismo y de las facultades mentales. ( Posesión)
EL GÉNESIS
ALLAN KARDEC.
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