|
Cassio |
Continuando el Estudio del comportamiento, abordamos ahora uno de los tópicos más importantes en esta busca de conocernos mejor y escapar de las trampas que nosotros hacemos para nosotros mismos.
Herederos de una tradición cristiana-judaica, fortalecida por una cultura católica basada en criterios de culpa y castigo, tendemos a crear situaciones que nos impiden de seguir adelante y superarn nuestras debilidades. Con el advenimiento del espiritismo, la nueva psicología sustituyó la culpa y el castigo por error y responsabilidad.
Que este estudio nos ayude a todos a comprender mejor este mecanismo interno.
Fraternalmente, Cassio
La Culpa
Por detrás de nuestras tristezas y frustraciones, de nuestras insatisfacciones en la vida, de nuestros tedios y angustia, está un sentimiento, el mas arraigado en nuestro comportamiento y responsable por los grandes sufrimientos psicológicos, cual es el sentimiento de Culpa. El sentimiento de culpa es el apego al pasado, es una tristeza por alguien no haber sido como debería haber sido, es una tristeza por haber cometido algunos errores que no debería de haber cometido. El núcleo del sentimiento de culpa son estas palabras: "no debería...". La Culpa es la frustración por la distancia entre lo que nosotros fuimos y la imagen de como nosotros deberíamos de haber sido. En ella consiste la base para la autotortura. En la culpa, nos dividimos en dos personas: una real, mala, errada, ruin y la otra ideal, buena, acertada y que tortura a la otra. Dentro de nosotros se procesa un juzgamiento en que el Yo ideal, imaginario, es el Juez y el Yo real, concreto, humano, es el reo. El Yo ideal siempre hace exigencias imposibles y perfeccionistas. Así, cuando estamos atormentados por el perfeccionismo, estamos absolutamente sin salida. Como el pensamiento nos exige algo imposible, nunca nuestro Yo real podrá atenderlo. Este es un punto fundamental.
Muchas personas dedican su vida a intentar realizar la concepción de lo que ellas deben ser, en vez de realizarse a si mismas. La diferencia entre la auto-realización y la realización de la imagen de como deberíamos ser es mucho mas importante. La mayoría de las personas vive solamente en función da su imagen Real y este es un instrumento fenomenal para hacer el juego preferido del neurótico: la auto-tortura, el auto-aborrecimiento , el auto-castigo, la auto- punición, la culpa.
Cuanto mayor sea la expectativa cuanto a nuestro respecto, cuanto mayor sea el modelo perfeccionista de como debe ser nuestra vida, mayor será nuestro sentimiento de Culpa. La culpa es la tristeza por no ser perfectos, es la tristeza por no ser Dios, por no ser infalibles; es un profundo sentimiento de orgullo y omnipotencia; es una incapacidad de trabajar con los errores, con la imperfección; es un deseo frustrado; es el contacto directo con la realidad humana, en contraste con sus intenciones perfeccionistas, con sus pensamientos megalómanos a respecto de si mismo. ¡Y lo mas grave es que aprendemos que el sentimiento de culpa es una virtud!
La culpa siempre se oculta bajo la mascara del auto-perfeccionamiento como garantía de mudanza y nunca acierta. Los errores de los cuales nos culpamos son aquellos que menos corregimos. La lista de nuestros "pecados" en el confesionario es siempre la misma. La culpa, lejos de nos proporcionar incentivo al crecimiento, haznos gastar las energías en una lamentación interior por aquello que ya ocurrió, en ves de invertir en nuevas cosas, nuevas acciones y nuevos comportamientos. Por esto mismo, en todas las líneas terapéuticas, este es un sentimiento considerado enfermo. No existe ninguna línea de tratamiento psicológico que no esté interesado en quitar de sus pacientes el sentimiento de culpa. La culpa es un auto-desprecio, una falta de respeto por la naturaleza humana, en sus limites y en su fragilidad. La culpa es una venganza de nosotros mismos por no tener atendida la expectativa de alguien a nuestro respecto, sea esta expectativa clara y explícita, o sea una expectativa interiorizada en el transcurrir de nuestra vida. Por esto es que se dice que, al sentirnos culpados, estamos alienados por nosotros mismos y nuestra recriminación interna no es, ni mas ni menos, que las voces recriminatorias de nuestros padres, nuestras madres, nuestros maestros u otras personas todavía dentro de nosotros.
Pero aquello que nos lleva a este sentimiento de culpa, aquello que alimenta esta enfermedad autodestructiva son algunas creencias falsas. Trabajar el sentimiento de culpa es, primordialmente, descubrir las convicciones falsas que existen en nosotros, aquellas verdades en que creemos pero son erróneas y nos llevan a este sentimiento. La primera de ellas es la creencia en la posibilidad de la perfección. Quien acredita que es posible ser perfecto, quien piensa que está en el mundo para ser perfecto, quien piensa que debe procurar en la su vida la perfección, vivirá necesariamente atormentado por el sentimiento de culpa. La expectativa perfeccionista de la vida es uno producto de nuestra fantasía, es un concepto alienado de que es posible no errar, que es posible vivir sin cometer errores.
Cuanto mayor sea la discrepancia entre la realidad objetiva y nuestras fantasías, entre aquello que podemos nos tornar a través de nuestro verdadero potencial y los conceptos idealistas impuestos, tanto mayor será nuestro esfuerzo en la vida y mayor nuestra frustración. Respondiendo a esta creencia opresora de la perfección, actuamos en uno papel que no tiene fundamento real en nuestras necesidades. Nosotros nos tornamos falsos, evitamos encarar de frente las nuestras limitaciones y desempeñamos papeles sin base en nuestra capacidad. Construimos uno enemigo dentro de nosotros, que es el ideal imaginario de como deberíamos ser y no de como realmente somos. Respondiendo a un ideal de perfección, nosotros desenvolvemos una fachada falsa para manipular e impresionar a los otros.
Es muy común, en la relación conyugal, que el marido y la mujer no se estén amando el uno al otro y, si, amando la imagen de perfección ideal que cada uno espera del otro. Es claro que ninguno de los dos consigue corresponder a esta expectativa irreal y la frustración mutua de no encontrar la perfección genera tensiones y hostilidades, en un juego mutuo de culpa y cobranza. Esta situación se aplica a todas las relaciones donde las personas creen que amar el otro es ser perfecto. Cuando volvemos para nosotros exigencias perfeccionistas, nos dividimos neuroticamente para atender lo irreal. Mientras las personas creen que errar es humano, sin embargo, ¡ellas simplemente no creen que son humanas! Mientras digan que la perfección no existe, continúan torturándose, castigandose y torturando a los otros por no corresponder a un ideal perfeccionista al cual no quieren renunciar.
Otra creencia que nos lleva à la Culpa, tal vez más sutil, mas encubierta y profunda en nuestra vida, es creernos que hay una relación necesaria entre el Error y la Culpa. Es la vinculación automática entre el error y la culpa. Casi todas las personas a quien hemos preguntado de donde vienen sus sentimientos de culpa, responden taxativamente que viene de sus errores. Creemos que la culpa es una consecuencia natural del error y que no puede, de manera alguna, haber error sin haber culpa. Si creemos esto, estamos ante un problema insoluble. O vamos pasar toda la vida intentando no errar para no sentir culpa y esto es imposible, porque siempre habrá errores en nuestra vida y entonces pasaremos la vida entera sintiéndonos culpables porque siempre erraremos. Esta vinculación causal entre error y culpa es profundamente falsa. La culpa no sucede del error, pero si de la manera como nos colocamos delante del error; ella viene de nuestro concepto relativo al error, viene de nuestra rabia por tenernos equivocados. Una cosa es el error, Otra cosa es la culpa; errores son errores, culpa es culpa. Son dos cosas distintas, separadas, y que nosotros unimos de mala fe, con intención de no dejarnos salida para nuestro sentimiento de culpa. El error es la manera de se hacer algo distinto, fuera de algún padrón.
Lo que es llamado error es la opción, la alternativa de un modelo determinado, que puede estar equivocado hoy y no mañana, puede ser errado en un país y no ser errado en otro. La culpa es un sentimiento, viene de nosotros, viene de la creencia de que es errado errar, que no podemos errar, que debemos ser castigados por las faltas cometidas; creencia de que cada error debe corresponder necesariamente a un castigo, de que a cada falta debe corresponder una punición. Además, el sentimiento de culpa es la punición que nos damos a nosotros mismos por el error cometido. No es posible no errar, el error es inherente à la naturaleza humana, es necesario a nuestra vida. En la perfección humana está incluida la imperfección. Solamente crecemos a través del error.
Las personas confunden asumir el error con sentir culpa. Asumir el error es aceptar que erramos, es responsabilizarnos por lo que hacemos o dejamos de hacer. Pero cuando creemos que la culpa deriva de nuestro error, intentamos imputar a los otros la responsabilidad de nuestros errores, en un intento vano de acabar con nuestra culpa.
A propósito del error, hay un texto interesantísimo en el libro "Buscando Ser lo que Yo Soy", de Ilke Praha, que dice: "El perfeccionismo es una muerte lenta. Si todo pasase perfectamente, como me gustaría, exactamente como planeara, jamás experimentaría algo nuevo, mi vida seria una repetición interminable de éxitos ya vivida. Cuando cometo un error, vivo algo inesperado. Algunas veces reacciono al cometer errores como si me hubiera traicionado a mi mismo. El miedo de cometer errores parece fundamentarse en la recóndita presunción de que soy potencialmente perfecto y de que, si soy muy cuidadoso, no perderé el cielo. Sin embargo, el error es una demostración de como soy Yo, es un tropezón en el camino que tracé, un recordatorio de que no estoy trabajando con los hechos. Cuando acepte mis errores, en vez de lamentarme por dentro, habré crecido". Este es el texto:
Algunas personas nos preguntan: "Pero como avanzar en relación a este sentimiento, como arrancar de mi este hábito de deprimirme con los errores cometidos?". Solamente existe una salida para el sentimiento de culpa. Hagamos una fantasía: Imaginemos por un instante que estamos a la muerte y nuestros sentimientos en este momento son de angustia, tristeza y frustración, por todos los errores cometidos, por todo lo que deberíamos haber hecho y no hicimos; remordimientos por nuestros fracasos como padre, como madre, como profesional, como esposo, como esposa, como religioso, como ciudadano, pero, al mismo tempo, estamos con un profundo deseo de morir en paz, de salir de este proceso íntimo de angustia y morir tranquilos. ¿Cual la única palabra que, si es pronunciada en ese momento, sentida con todo corazón, tendrá el poder de transformar nuestro dolor en alegría, o nuestro conflicto en armonía, la nuestra tristeza en felicidad? Solamente una palabra tiene esta magia. La palabra es: Perdón.
El Perdón es una palabra perdida en nuestra vida. El primer sentimiento que se pierde en el camino de la locura es el sentimiento de perdón, el sentimiento de auto perdón. Si la culpa es la vergüenza por la caída, el auto perdón es el eslabón entre la caída y el levantarse de nuevo. El auto perdón es el retorno al juego después del tropiezo: "Yo me perdono por los errores cometidos, Yo me perdono por no ser perfecto, Yo me perdono por mi naturaleza humana, Yo me perdono por mis limitaciones, Yo me perdono por no ser omnipotente, por no ser omnipresente, por no ser omnisciente, Yo me perdono por...". El perdón es siempre así mismo, es personal e intransferible.
El perdón a los otros es solo un modo de decirnos unos a otros que ya nos perdonamos. Perdonarnos es restablecer nuestra propia unidad, nuestra entereza delante de la vida, es unir Otra vez lo que la culpa dividió, es una aceptación integral de aquello que ya aconteció, de aquello que ya pasó, de aquello que ya no tiene arreglo; es el encuentro valiente y amoroso con la realidad.
Solamente aquellos que desarrollaron la capacidad de auto perdón consiguen energía para una vida psicológica sana. Los niños hacen esto muy bien. El perdón es la propia aceptación de la vida como verdaderamente ella es, en los altos y los bajos del camino. El auto perdón es la capacidad de decir adiós al pasado, es la aceptación de que el pasado es una fantasía, es apenas saber perder lo que ya está perdido. El auto perdón es uno si à la vida que nos rodea ahora, es una adhesión al presente, la única cosa viva que poseímos, que son nuestras posibilidades en este momento. No podemos abrazar el presente, la vida, el pasado y a la muerte al mismo tempo. El perdón es una opción para la vida, el auto-perdón es la paciencia delante de la oscuridad, es el vislumbre de la aurora en el final de la noche. El auto perdón es el espabilar, es la renovación de la auto-estima y de la alegría de vivir, es el agradecimiento por sabernos que es mas importante que haber cometido un error, es estar vivos, es estar presentes.
Para cerrar este tema, quiero sugerirles una reflexión sobre este texto escrito por Frederick Pearls: "¡Que esto quede para el hombre! Intentar ser algo que no es, tener la plaga del perfeccionismo de forma a estar libre de críticas, es abrir la senda infinita de la tortura mental. Amigo, no seas un perfeccionista. el perfeccionismo es una maldición, es una prisión. Cuanto más tembláis, mas erráis el blanco. Amigo, no tengas miedo de los errores, estos no son pecados, son formas de hacer algo de manera diferente, quizás creativamente nueva. Amigo, no te quedes malhumorado por tus errores. Alégrate por ellos, pues has tenido el coraje de dar algo de si".
Traducido y adaptado por Cássio del estudio original hecho por Antonio Roberto Soares.
*****************
PERCEPCIONES, SENSACIONES Y SUFRIMIENTOS
DE LOS ESPÍRITUS
237 – De regreso al mundo de los Espíritus, ¿conserva aún el alma las percepciones que tenía durante su vida física?
– Sí, y otras que no poseía; porque su cuerpo era como un velo que las obscurecía. La inteligencia es un atributo del Espíritu, pero se manifiesta más libremente cuando no tiene trabas.
238 – ¿Las percepciones y los conocimientos de los Espíritus son indefinidos; en una palabra, saben ellos todas las cosas?
– Mientras más se aproximan a la perfección, más saben; si son superiores, saben mucho. Los Espíritus inferiores están más o menos ignorantes de todas las cosas.
239 – ¿Conocen los Espíritus el principio de las cosas?
– Lo conocen según su elevación y su pureza. Con respecto a esto los Espíritus inferiores, no saben más que los hombres.
240 – ¿Comprenden los Espíritus la duración del tiempo como nosotros?
– No, y por esto no los comprendéis siempre, cuando se trata de fijar fechas o épocas.
Los Espíritus viven fuera del tiempo, tal como lo comprendemos; el tiempo para ellos se anula, por decirlo así, y los siglos, tan largos para nosotros, no son a sus ojos más que instantes que se desvanecen en la eternidad, como las desigualdades del suelo para los que se elevan en el espacio.
241 – ¿Los Espíritus tienen del presente una idea más precisa y exacta que nosotros?
– De la misma manera que el que ve claramente tiene más exacta idea de las cosas que el ciego. Los Espíritus ven lo que vosotros no veis y juzgan por lo tanto, de diferente modo; pero, volvemos a
repetirlo, siempre según su elevación.
242 – ¿Cómo adquieren los Espíritus el conocimiento del pasado? ¿Este conocimiento es limitado en ellos?
– Cuando nos ocupamos de él, el pasado se nos convierte en presente; de manera tan precisa como te recuerdas de algo que te impresionó durante tu exilio terrestre. Entretanto, como no tenemos ya el velo material que obscurece la inteligencia, recordamos cosas que se han borrado de la memoria; pero los Espíritus no lo conocen todo, comenzando por su misma creación.
243 – ¿Conocen los Espíritus el futuro?
– También depende esto de su perfección. Con frecuencia sólo lo entrevén; pero no siempre les es permitido revelarlo.
Cuando lo ven les parece presente. El Espíritu ve más claramente el futuro cuanto más se aproxima a Dios. Después de la muerte el alma ve y abarca de una ojeada sus emigraciones pasadas, pero no puede ver lo que Dios le reserva; para lo cual es necesario que esté integrado en él, después de muchas existencias.
– Los Espíritus que han alcanzado la perfección absoluta, ¿tienen completo conocimiento del porvenir?
– Completo no es la palabra; porque Dios es el señor soberano y nadie lo puede igualar.
244 – ¿Ven los Espíritus a Dios?
– Sólo los Espíritus superiores lo ven y lo comprenden; los
inferiores lo sienten y lo adivinan.
– Cuándo un Espíritu inferior dice que Dios le prohibe o le permite alguna cosa, ¿cómo sabe que la orden procede de Dios?
– No ve a Dios; pero siente su soberanía y cuando una cosa no debe ser hecha o una palabra no debe ser dicha, lo presiente como una intuición, como una advertencia invisible que le prohibe hacerla.
¿No tenéis vosotros mismos presentimientos, que son como una advertencia secreta, de hacer o no, tal o cual cosa? Ocurre lo mismo con nosotros, pero en mayor grado; porque comprenderás que, siendo más sutil que la vuestra la esencia de los Espíritus, pueden percibir mejor las advertencias divinas.
– ¿La orden le es transmitida directamente por Dios o por intermedio de otros Espíritus?
– No la recibe directamente de Dios; pues, para comunicarse con él es preciso ser digno de ello. Dios les transmite sus órdenes por Espíritus más elevados en perfección y en instrucción.
245 – ¿Está circunscrita la vista de los Espíritus como la de los seres corporales?
– No; reside en ellos.
246 – ¿Los Espíritus tienen necesidad de la luz para ver?
– Ven por sí mismos y no tienen necesidad de la luz exterior; para ellos no existen las tinieblas, a no ser aquellas en las que puedan encontrarse por expiación.
247 – ¿Tienen necesidad los Espíritus de trasladarse de un lugar a otro, para ver lo que pasa en dos puntos distintos? ¿Pueden, por ejemplo, abarcar lo que ocurre en los dos hemisferios del globo?
– Como el Espíritu se traslada con la rapidez del pensamiento,puede decirse que ve a la vez lo que sucede en todas partes. Su pensamiento puede irradiar y fijarse al mismo tiempo en muchos puntos diferentes; pero esta facultad depende de su pureza: de modo que, mientras menos puro es, más limitada tiene la vista y sólo los Espíritus superiores pueden abarcar el conjunto.
La facultad de ver es en los Espíritus una propiedad inherente a su naturaleza y reside en todo su ser, como reside la luz en todas las partes de un cuerpo luminoso. Es una especie de lucidez universal que a todo se extiende,que abarca a una sola vez, el espacio, el tiempo y las cosas, ante la cual desaparecen
las tinieblas y los obstáculos materiales. Se comprende que debe ser así; pues en el hombre la visión se realiza a través del funcionamiento de un órgano impresionado por la luz y sin luz permanece en la oscuridad. Pero siendo la facultad de ver en el Espíritu un atributo propio, abstracción hecha de todo agente exterior, la visión en ellos es independiente de la luz. (Véase: Ubicuidad, núm.92).
248 – ¿El Espíritu ve las cosas tan claras como nosotros?
– Más claras aún, porque su vista penetra lo que no podéis penetrar; pues nada la oscurece.
249 – ¿Percibe el Espíritu los sonidos?
– Sí, y percibe otros que no pueden percibir vuestros sentidos obtusos.
– ¿La facultad de oír, así como la de ver, están en todo su ser?
– Todas las percepciones son atributos del Espíritu y forman parte de su ser. Cuando se encuentra revestido del cuerpo material, sólo por conducto de los órganos las recibe; pero en estado de libertad
no las tiene localizadas.
250 – Siendo las percepciones atributos del Espíritu, ¿es posible que deje de usarlas?
– El Espíritu sólo ve y oye lo que quiere. Esto de una manera general y sobre todo, para los Espíritus elevados; los imperfectos oyen y ven con frecuencia, quiéranlo o no, lo que puede ser útil a su
mejoramiento.
251 – ¿Son sensibles los Espíritus a la música?
– ¿Queréis hablar de vuestra música? ¿Qué es ella ante la música celeste? ¿Con esta armonía que nada sobre la Tierra os puede dar una idea? Una es a la otra lo que el canto del salvaje a las suaves melodías. No obstante, los Espíritus vulgares pueden experimentar un cierto placer en oír vuestra música, porque no son capaces aún de comprender otra más sublime. La música tiene para los Espíritus infinitos encantos en razón de estar sus cualidades sensitivas más desarrolladas. Me refiero a la música celestial, que es todo lo que la imaginación espiritual puede concebir de más bello y más suave.
252 – ¿Son sensibles los Espíritus a las bellezas de la Naturaleza?
– Las bellezas naturales de los diversos mundos son tan diferentes que se está lejos de conocerlas. Sí, son sensibles a ellas de acuerdo con su aptitud en apreciarlas y comprenderlas. Para los Espíritus elevados existen bellezas de conjunto, ante las cuales desaparecen, por decirlo así, las bellezas de los detalles.
253 – ¿Experimentan los Espíritus nuestras necesidades ysufrimientos físicos?
– Los conocen, puesto que los han soportado, pero no los sienten materialmente como vosotros, pues son Espíritus.
254 – ¿Sienten los Espíritus cansancio y necesitan de descanso?
– No pueden sentir cansancio tal como lo entendéis vosotros y por lo tanto, no tienen necesidad de vuestro descanso corporal, puesto que no tienen órganos cuyas fuerzas deban ser reparadas. El Espíritu
descansa en el sentido de que no está en constante actividad. Su acción no es material sino intelectual y su reposo es moral. Hay momentos en que su pensamiento deja de ser tan activo y no se fija sobre un objeto determinado, lo cual constituye un verdadero reposo, pero, que no puede ser comparado al reposo del cuerpo. La especie de cansancio, que pueden sentir los Espíritus está en proporción de su inferioridad; porque mientras más elevados son, menos necesitan el descanso.
255 – Cuándo un Espíritu dice que sufre, ¿cuál es la naturaleza de los sufrimientos que experimenta?
– Angustias morales que le atormentan más dolorosamente que los sufrimientos físicos.
256 – Entonces, ¿por qué algunos Espíritus se quejan de sufrir de frío o de calor?
– Recuerdo de lo que habían padecido durante la vida, tan penoso a veces como la realidad. Con frecuencia es una comparación que hacen para expresar mejor su situación. Cuando se acuerdan de
su cuerpo, experimentan cierta impresión, como cuando se quita uno la capa y por un tiempo se cree llevarla aún.
Tomado del libro de los Espíritus de Allan Kardec
*************************
"MIS REFLEXIONES"
Stella Maris Mariani
Antes de plasmar aquí este trabajo aportado por Juan Carlos Mariani, si no lo hice antes lo hago ahora, desde este blog, y es felicitarlo y por extensión, a la autora de este trabajo, que, por el apellido, deduzco que debe ser hija suya.
Actualmente hay en el mundo casi 3.000 millones de personas menores de 25 años. Más de 500 millones de esas personas viven con menos de 2 dólares por día. Más de 100 millones de niños en edad escolar no asisten a la escuela. Todos los días, casi 30.000 niños mueren a causa de la pobreza y 7.000 jóvenes resultan infectados por el sida.
Los países pobres han prometido gobernar mejor e invertir en su propia población proporcionándole atención de salud y educación.
Los países ricos han prometido apoyarlos mediante la ayuda, el alivio de la deuda y el fomento de un comercio más justo.
Mientras gobiernos y pueblos cambian sus estructuras cambiemos nosotros nuestra la nuestra interior hacia el amor y con la educación de nuestros jóvenes. No hablamos solamente de la educación académica sino de la más importante la educación moral que podrá abolir "próximamente", en la erradicación del egoismo, las desigualdades sociales y la pobreza material aumentando la riqueza espiritual de nuestros niños y jóvenes.
Para los niños, para los jóvenes, para los padres, para los espíritas van estas palabras de Stella, una niña de 13 años, que nos llevan a la reflexión:
Certamen Literario para niños y jóvenes en adhesión al primer centenario de la Confederación Espírita Argentina
Título: "Mis Reflexiones"
A mis amados hermanos:
No me es fácil describir lo que siento al poder participar, con la pluma y el pensamiento en un concurso literario. Estos elementos divinos que Dios nos ha dado a todos, nos deja libre en el poder expresar las pocas experiencias de mi nueva existencia, pero que de apoco se van agrandando a medida que los años pasan y que tanto le doy las gracias a Dios por permitirme estar en las lineas Espíritas, a mi Institución, "Luz, Justicia y Caridad" y a los hermanos mayores que nos enseñan y nos ayudan a recordar las leyes que rigen el Universo. Tanto naturales como espirituales.
Pues, es mi deseo expresar el gran camino que se nos ha abierto para el progreso de nuestros Espíritus, conocer el motivo de nuestro existir, unido al conocimiento que nos legara el maestro, "Allan Kardec", y otros Espíritus preclaros que nacieron con la Luz de la sabiduría y el amor para iluminar a los que venimos atrás, pero siempre aprendiendo aquellas enseñanzas que quedan inalterables en el tiempo.
El espiritismo es un faro de luz infinito que crece, se expande, desparramando el amor de Dios y las verdades eternas, inmutables, que nos marcan un camino evolutivo.
Hasta ahora estas son palabras que no confunden la verdad ni la razón, pero lo bueno es poderlas transmitir, y es a mi criterio lo que Dios quiere, difundir el Ideal Espírita, difundir las enseñanzas por siempre vigentes. por ello la necesidad de mantener las puertas de las Instituciones abiertas y de su fortalecimiento interno harán posible que muchos hermanos se acerquen y nuestra viva voz pueda dar apoyo, la palabra consoladora, y porqué no decirlo, enrolar un alma más en nuestra filas, una vez conseguido este objetivo ¿cómo mantenerlo? ¿cómo darle una continuidad para que constantemente nuestro ideal no decaiga? A mi humilde entender, la continuidad se refleja en la juventud ¡Juventud espírita!, en los niños que de pequeños respiramos el amor, los juegos, las enseñanzas que nos van formando como pequeñas plantitas que nuestros mayores esperan ver dar sus frutos, después de haber invertido en nosotros horas y horas de enseñanza ¡Qué suerte la mía! Que en mí Institución se preocupan por los niños y jóvenes ¡Qué grandeza la de Nuestro Padre Celestial! Y cómo nos entrelaza de existencia en existencia, nada más ni nada menos para que la cadena que nos une, y nosotros sus eslabones, no se corten ni se deterioren.
Pero algunas veces me pregunto ¿Todas las sociedades, Instituciones o casas espíritas conservan la firme idea de ver su continuidad depositada en los niños y jóvenes? ¡Qué desilusión sería ver que no fuese así! porque no se le estaría dando el lugar a los Espíritus que vienen a encarnar bajo la Luz y la comprensión que el espiritismo da, cortando una cadena programada por el mundo espiritual bajo los designios de Dios ¿Qué quisieran que hagan por nosotros en la próxima existencia? ¿Después de nacer, olvidarnos que el Espiritismo es la verdad eterna y que se nos prive de ella?
Mis queridos hermanos, estos son pensamientos que en mí van despertando y creo saber que mí ángel de la guarda me ayude a comprenderlos, que nací para crecer en estas filas, en este camino y me dice con una suave voz: "No te olvides de tu compromiso, ser un eslabón más de la gran cadena que nos une a todos los espíritus hacia Dios por el camino de la humildad y la caridad".
Espero no fracasar en mi misión, y este escrito me hace tomar con más seriedad tener que aprender todos los aspectos, filosóficos, científicos y religiosos, y hacer que con el tiempo yo no sólo éste dentro del Espiritismo, sino que el Espiritismo esté dentro mío, es decir, ponerlo en práctica.
Por último pido, con el mayor de los respetos, que estas humildes palabras sirvan de algo. Para mí no es competir en un certamen literario, es la gran oportunidad que tengo de que mis pensamientos sean leídos por otros hermanos dentro y fuera del ideal.
Les doy gracia a mis padres que desde que nací se preocuparon por mi realidad espiritual, y a todos mis hermanos mayores de la institución que sin su aporte nuestro aprendizaje sería más difícil.
Stella Maris Mariani -13 años.
Papá ayudo en la redacción
****************