sábado, 5 de diciembre de 2015

El significado de la felicidad

  
Arrepentimiento y expiación

Habitualmente, consideramos el arrepentimiento y la expiación como una consecuencia del mal practicado, que origina el sufrimiento. Pero ¿Por qué sufrimos realmente? Los benefactores del espacio enseñan que “el sufrimiento es inherente a la imperfección” (1) sufrimiento ese que ocurre tanto en el mundo corporal como en el mundo espiritual. Se deduce de ahí que el mal y el sufrimiento están íntimamente relacionados a la imperfección, que denota ignorancia en su sentido más amplio.
Creados simples e ignorantes, los Espíritus necesitan de la experiencia en la carne, donde, por la acción de la materia y bajo la forja de las infinitas experiencias, desarrollan sus potencialidades almacenadas en germen en lo intimo de cada uno. No sin razón, enseñan los mentores del espacio que, para llegar al bien, los Espíritus pasan “no por la fila del mal, sino por la de la ignorancia” (2) En fin, tanto el mal como el sufrimiento pasan por la infracción de las leyes divinas por el hombre, que debe ejercitar su libre albedrío, por medio del cual aprender a ser responsable y a discernir lo correcto de lo errado, recogiendo de sus propios actos, de acuerdo con la ley del merecimiento, los beneficios y las cargas de sus aciertos y de sus errores.
En la sociedad son más numerosas las clases sufridoras que las felices, y eso pasa por el hecho de que la Tierra es un planeta de expiaciones y de pruebas, de las cuales el hombre se liberara “cuando se haya transformado en una morada del bien y de Espíritus buenos”. (3) Casi siempre, el hombre es el propio causador de sus sufrimientos materiales y morales, sobre todo de este último, que son las torturas del alma. El arrepentimiento constituye el pesar por alguna falta cometida, el cual se confunde con el remordimiento, estado de consciencia en que el Espíritu comienza a cuestionarse sobre la propia actitud. El arrepentimiento autentico es aquel en que la criatura, encontrándose en un abatimiento moral, admite el propio error y se propone sinceramente modificar el comportamiento. Aunque, como se verá, el arrepentimiento no basta por sí mismo. Aunque el arrepentimiento también ocurra en el estado corpóreo, si el Espíritu ya consigue distinguir el bien del mal, es después de la muerte física que se da ese arrepentimiento, con mayor intensidad. Es cuando libre de las cadenas de la carne, nota más nítidamente la situaciones en que se encuentra por saber de los propios actos, recapitulados en imágenes mentales, como si fuese una película de la propia vida, momento en que pasa a comprender mejor las imperfecciones que dificultan su felicidad.
La consecuencia del arrepentimiento del Espíritu, en el estado de desencarnado, es el deseo ardiente de una nueva existencia física para depurarse, en la cual tendrá, bajo el manto del olvido, la oportunidad de expiar y reparar sus faltas, muchas veces junto a aquellos a quien perjudico. Ya el arrepentimiento del ser, en estado corpóreo, despierta el deseo de iniciar una nueva vida, de aprovechar el tiempo perdido para reparar sus faltas. La redención espiritual es una fatalidad para las criaturas, en virtud de la ley del progreso. Quien sea malo hoy, será bueno mañana; quien sea bueno hoy, aun será mejor después. Sin embargo, esa redención, más allá de ocurrir de forma gradual, no acontece del mismo modo y en el mismo tiempo, en virtud de la diversidad del progreso de cada uno. Esa es la razón por la cual el arrepentimiento no siempre sucede de pronto, sobre todo en Espíritus endurecidos. Un día, aburridos de hacer el mal, ellos mismos desearan modificar su situación.
Dios nos concede innúmeras oportunidades de progreso, pero no siempre estamos dispuestos a atender a esas llamadas de amor que llegan de lo Alto. Como la ley del progreso no se compadece con la estancamiento, de los que permanecen estacionados, incluso sin hacer el mal, serán obligados a adelantar por las aguijones del dolor. (4) De ahí es un error creer que la reencarnación constituye un estimulo al adelantamiento y la renovación moral del Espíritu, porque “cuanto más nos demoramos en la reparación de una falta, más penosas y rigurosas serán, en el futuro, sus consecuencias”. (5)
El arrepentimiento, constituye solo el primer paso. Atenúa los dolores de la expiación, despertando la esperanza en el camino de la rehabilitación. Por tanto, para apagar los vestigios de una falta y sus consecuencias, es necesario un ciclo completo: arrepentimiento, expiación y reparación. Después la desencarnación, el Espíritu continúa siendo lo que es, con sus defectos y sus virtudes. No se purifica por el simple hecho de haber desencarnado. Las oraciones dirigidas a él solo tienen efecto cuando se arrepiente del mal cometido. Hasta que se encuentre esclarecido por el estudio y por la reflexión, continuará experimentando los efectos de su rebeldía. Ya la expiación, consiste en los sufrimientos físicos y morales que son consecuentes, sea en la vida actual, sea en la vida espiritual después de la muerte, o aun en una nueva existencia corporal” (6).
Por la expiación, sobre todo, aquella ocurrida en la existencia corpórea, el Espíritu experimenta lo que hizo al otro padecer, método pedagógico, generalmente escogido por el propio infractor en el mundo espiritual antes de encarnar, que le hizo comprender como es el dolor del otro, para que no incida mas en el mismo error: (…) Es en la vida corpórea que el Espíritu repara el mal de anteriores existencias, poniendo en práctica resoluciones tomadas en la vida espiritual. Así se explican las miserias y vicisitudes, parecen que no tienen razón de ser. Justas son todas ellas, sin embargo, como espolio del pasado – herencia que sirve a nuestra peregrinación para la perfectibilidad. (7) Por eso, la expiación no debe ser considerada un castigo, en la aceptación tradicional de la palabra, pero si la oportunidad de crecimiento y de auto-superación delante de las pruebas. Vencidas las etapas del arrepentimiento y de la expiación, resta al Espíritu el paso final a ser dado: la reparación del mal cometido, que “consiste en hacer el bien a aquellos a quien se había hecho el mal” (8)
Nunca es demás recordar que los Espíritus en evolución, no están solos en esa jornada. Todos recibimos el amparo de los protectores espirituales que trabajan incesantemente para auxiliarnos en nuestro levantamiento moral sin, entre tanto, interferir en nuestro libre albedrío, pues “el Espíritu debe progresar por impulso de la propia voluntad, nunca por ninguna subyugación” (9)
La reencarnación es mecanismo eficiente de las leyes divinas que permiten al Espíritu en evolución la reparación del mal cometido, en circunstancias adecuadas a sus verdaderas necesidades, delante de pruebas que deben ser vencidas. Muchos males pueden ser reparados en la misma existencia física. Otros, por su intensidad y gravedad, solamente pueden ser corregidos en el curso de dos o más encarnaciones y, a veces, solo en el curso de los milenios, en una especie de moratoria concedida al infractor. O sea, el Creador “siempre deja a los hijos una puerta abierta al arrepentimiento” (10)
Intrigado con esa cuestión, Kardec pregunto a los instructores de la vida mayor si podemos, ya en la existencia actual, reparar nuestras faltas, oportunidad en que ellos respondieron, positivamente, observando:
– Sí, reparándolas. Pero no creáis que las rescataréis tan sólo con unas pocas privaciones pueriles o legando a los demás vuestros bienes, para después de vuestra desencarnación, cuando ellos no los necesitéis. Dios no toma en cuenta en manera alguna un arrepentimiento estéril, siempre fácil y que no cuesta otro esfuerzo que el de golpearse el pecho. Perder el dedo meñique mientras se presta un servicio borra más culpas que el tormento del cilicio sufrido a lo largo de los años, sin otro objetivo que el bien de sí mismo. El mal sólo es rescatado por el bien, y la reparación no reviste ningún mérito si no afecta al hombre ni en su orgullo ni en sus intereses materiales. (…) (11)
Los desafíos de la existencia física son el convite permanente al ejercicio del bien, que consiste en la práctica de la caridad según lo entendía Jesús: “Benevolencia para con todos, indulgencia para las imperfecciones de los otros, perdón de las ofensas”. (12) Teniendo como propósito de vida tal recomendación, estaremos impulsando nuestro progreso espiritual, de forma permanente y segura, sin las esposas de las ilusiones terrenas, con la certeza de que nunca es tarde para recomenzar la construcción de un nuevo futuro, ¡sin arrepentimientos y expiaciones!
Christiano Torchi
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El significado de la felicidad


Ser feliz es una ambición genuinamente humana. De cierta manera, pasamos buena parte de nuestras existencias en busca de la felicidad. Conforme pondera el psicólogo Martin Y.P. Seligman, “Más palabras fueron escritas para definir la felicidad de lo que prácticamente cualquier otra cuestión filosófica”.1 De hecho, en una rápida búsqueda en el Google encontramos más de 24 millones de citas para el término felicidad y 157 millones para su similar en inglés, es decir, happiness.
 A pesar de eso, felicidad es un concepto aún apenas comprendido. A fin de cuentas, las personas aún le atribuyen determinados estados, características y descripciones que no le caben o restringen su significado. En consonancia con otro destacado psicólogo, Michael Argyle (1995-2002), las personas generalmente describen la felicidad en términos de contentamiento, satisfacción, paz mental, sentimiento de realización, deleite, alegría, entre otras cosas.2 Estableciendo más claramente sus fronteras conceptuales, Seligman considera que lo importante es saber distinguir una felicidad momentánea de una constante.3 Siendo así la momentánea puede ser fácilmente aumentada por el usufructo de experiencias (gozos) pasajeras y/o fugaces tales como ir al cine, teatro, centro comercial, saborear un chocolate, recibir una promoción, aumento de salario etc. Pero elevar la constante de felicidad es algo que el aumento del número de episodios de sentimientos positivos momentáneos no logrará. Tal vez sea por esa razón que el concepto de felicidad viene sufriendo incontables interpretaciones al largo de la historia.
A propósito, el médium Divaldo P. Franco hace esclarecedoras consideraciones sobre el tema. Reculando el tiempo, él declara que fue en Grecia que el concepto de hedonismo – aún extremadamente relevante en los tiempos actuales – floreció como una filosofía que abarcaba “el placer y la belleza como bienes supremos de la vida humana”.4 Algunos de los representantes más eminentes de esa escuela de pensamiento fueron Aristipo de Cirene (435-366 a.C.) y Epicuro de Samos (341-270 a.C.).
   
El pensamiento hedonista en la actualidad - Así, “Mientras el primero decía que el placer es un bien en sí, pudiendo ser usado intensamente, el segundo determinaba la moderación del placer, en el objetivo de que se pudiera llegar a la verdadera felicidad. “Las dos doctrinas fueron confundidas a lo largo de los siglos, y lo que perduró para la historia fue la noción hedonista de Aristipo, que predicaba la búsqueda desenfrenada por los placeres sensoriales, como comer, beber, dormir y practicar sexo, sin cualquier evaluación de carácter moral”.5 
No hay dificultad de percibirse que el pensamiento hedonista influencia fuertemente el modo de vida de considerable cuota de la humanidad presentemente encarnada. Basta ver, por ejemplo, la drogadicción, el alcoholismo y la sexolatria que dominan especialmente las mentes infanto-juveniles. Pero en flagrante contraste con los pensadores citados, Sócrates (469-399 a.C.): “[...] su tiempo ya decía que la felicidad es independiente del haber, del no haber, del enfrentar el dolor. La verdadera felicidad es el ser. Pero, para ser, son indispensables tres factores: el pensamiento recto, la conducta recta y las palabras saludables”.6
Franco cita también al notable pensador cínico, Diógenes de Sínope (412-323 a.C.) que vivió como un mendigo y, como tal, despreciaba a los poderosos y las convenciones sociales. Su filosofía condenaba vehementemente el placer, el deseo y la lujuria.7 También siempre nos fascinaron las ideas de otro filósofo que, de hecho, ejerce gran influencia en el pensamiento académico contemporáneo, es decir, Aristóteles (384-322 a.C.), discípulo de Platón. Aristóteles desarrolló el concepto de eudaimonia, o sea, en el griego la palabra ‘‘yo’’ evoca la idea de bien o bienestar y ‘daemon”, Espíritu.
Y aquí hay un claro avance en el asunto, pues, como observa el académico Eduardo Wills, el eudaimonismo considera el bienestar sea más importante que la felicidad hedónica porque tiene que ver con la realización de los potenciales humanos.8

La felicidad y su relación con la vida virtuosa - Para él, la visión aristotélica interpreta la felicidad como parte de una comprensión virtuosa o ética de la vida. Pero, a fin de cuentas, lo que guía la acción humana es precisamente la búsqueda por la felicidad. El pensamiento aristotélico aboga también que para descubrir el verdadero significado de la felicidad es vital examinar inicialmente la naturaleza humana (Espíritu) en toda su complejidad.9
Dentro de esa perspectiva, se tiene cómo correcto que el ejercicio de las facultades humanas en toda su condición de excelencia conducirá a la felicidad, y constituyendo tal búsqueda un compromiso de vida. Para Wills, “De esa forma, la búsqueda de la felicidad tendrá implicaciones prácticas en términos de vivir una vida virtuosa”. En esa concepción, la felicidad es producto de la manera como utilizamos nuestras habilidades. De hecho, conocidos personajes de la actualidad conectados a ciertos escándalos financieros y políticos, por ejemplo, comprometieron irremediablemente sus niveles de felicidad al no adoptar una conducta virtuosa. A fin de cuentas, hoy sus nombres están claramente identificados como malhechores o transgresores de la ley.  Por fin, es muy auspicioso que un científico con la envergadura de Wills proponga que la satisfacción con la espiritualidad contribuirá para la obtención de elevados niveles de satisfacción con la vida como parte de la visión eudaimônica de felicidad.10
Sin embargo, al examinar las diferencias de la felicidad, Michael Argyle sugirió que “Felicidad puede ser entendida como una reflexión sobre la satisfacción con la vida, o como la frecuencia e intensidad de emociones positivas”.11 En efecto, hay sustanciales evidencias empíricas de que las emociones positivas crean un escudo contra los “estragos del envejecimiento”, conforme atesta Seligman.12 Por otro lado, estudiosos de la felicidad han argumentado que las personas y las naciones son más o menos felices teniéndose en consideración algunos sentimientos positivos relacionados a las dimensiones: relaciones sociales, trabajo y desempleo, ocio, dinero, clase, cultura, personalidad, alegría, satisfacción con la vida, edad, sexo, salud, progreso y así por delante.13

Lo que hace una vida digna - Basado en eso, Argyle afirmó que las condiciones generales de vida impactan la felicidad. Entonces felicidad es un concepto multidimensional. Dicho de otra forma: es resultante de varias causas. En el mundo hodierno, como sabemos, los haberes monetarios tienen un papel preponderante en la vida de las personas, pero no son necesariamente sinónimos de felicidad. En consonancia con Seligman, “Más que el propio dinero, lo que influencia la felicidad es la importancia que usted da a el [...]”.14 ¿Pero qué hace una vida digna? Según investigaciones desarrolladas por el Instituto Gallup en escala mundial es necesario satisfacer cinco elementos esenciales, a saber: bienestar de la carrera, social, financiero, físico y comunitario.15 
En la actualidad existen incluso rankings de felicidad de las naciones. Por ejemplo, el Happy Planet Index que mide la expectativa de vida, bienestar y aspectos ecológicos. Aunque ellos sirvan de parámetro, son imperfectos porque cada uno usa determinado conjunto de variables o criterios específicos de medicación que acaban llevando, de cierto modo, al subjetivismo. Además, se nota en el pensamiento y en la medicación contemporánea de felicidad que hay una clara inclinación/bies para “el tener” en detrimento del “ser”. Puesto esto, ¿que puede ofrecernos la religión acerca de felicidad en un mundo donde hay tanta infelicidad? Seligman argumenta que: “La relación entre esperanza en el futuro y fe religiosa es probablemente la piedra angular del motivo por el cual la fe ahuyenta la desesperación y aumenta la felicidad [...]”.16 Si las religiones contribuyeran con sólo esa percepción ya estarían haciendo un trabajo ciertamente apreciable.
 Pero encapsulando toda la complejidad de la vida en la dimensión material, el Espíritu Joanna de Ângelis va mucho más lejos al afirmar que: “[...] no se puede disfrutar de felicidad plena durante la vida carnal, sin embargo, por medio de los actos morales cada persona puede atenuar las aflicciones que transcurren de las experiencias infelices originadas en sus existencias pasadas”.17 O como sintetizó sabiamente Allan Kardec, “La felicidad no es de este mundo”.18

La propuesta de Sócrates y la propuesta espírita - Por su parte, Divaldo P. Franco nos recuerda que: “El Espiritismo considera la felicidad a través de la propuesta de Sócrates y de Jesús. Sócrates dice que más importante que el tener es ser. La felicidad del punto de vista socrático es la derivación de pensamientos correctos, de actos equilibrados y de corazones pacificados. Solamente tiene un corazón pacificado quien actúa correctamente, y solamente actúa con equilibrio aquel que piensa bien”.19  
 Esa propuesta fue completamente absorbida por el Cristianismo naciente, y Jesús demostró a lo largo de su corta vida – pero con la más absoluta coherencia, dígase – que más importante que los valores externos es la condición de paz conquistada por la criatura humana. Así pues, el Espiritismo, explica Franco, defiende que la verdadera felicidad resulta de una conciencia tranquila, consecuencia natural, de hecho, de un individuo que posee un carácter recto y se guía por una conducta correcta. 
El respetable médium ofrece explicaciones sensatas sobre el tema ahora en aprecio y que merecen nuestra reflexión – o sea: 
“¿Por qué la felicidad no es de este mundo? Porque vivimos en un mundo relativo, y la felicidad sería una conquista permanente. Desde que vivimos en lo relativo, vivimos en lo inestable. La felicidad debe ser estable.
“¿Pero por qué entonces hay esa relatividad? Porque nosotros confundimos placer con felicidad [...]”20
 En ese sentido, Joanna de Ângelis nos informa que “Solamente en la conquista de los valores eternos es que el ser adquiere bienes que si no transfieren de manos y armonía que nada vence”.21 Franco, a su turno, esclarece que Jesús en su misión de despertarnos para lo cierto nos informó que su reino no era de este mundo. Y tal afirmación debe ser interpretada como “[...] Equivalente a decir que la felicidad es el reino de Dios.

La felicidad plena espera por nosotros - Pero, si el Reino de Dios no es de este mundo, hay una sutileza: él no es de este mundo, pero comienza en este mundo. Será aquí que iremos a colocar los pilares de la felicidad, establecer las bases éticas y morales de nuestra propia existencia [...]”22
Sin embargo, “[...] Para ir a ese mundo trascendental, estamos en la Tierra preparando los escalones del ascenso a través de nuestra vida moral”. 23 Él también observa con acierto que: “Jesús vino a diseñarnos la felicidad real, el bien. Si deseamos la felicidad, amemos, pero amemos de tal forma como si fuera a nosotros mismos, con el amor propio que mucha gente no tiene [...]”. 24
Por eso, la verdadera felicidad es aquella que proporciona paz interior porque es erigida sobre leyes universales. Esta no depende de ningún bien material o placer fugaz. Para concluir, Kardec nos da explicaciones interesantes acerca del significado trascendente de la felicidad sobre las cuales deberíamos meditar:
“La suprema felicidad consiste en el gozo de todos los esplendores de la creación, que ningún lenguaje humano jamás podría describir, que la imaginación más fecunda no podría concebir. Consiste también en la penetración de todas las cosas, en la ausencia de sufrimientos físicos y morales, en una satisfacción íntima, en una serenidad del alma imperturbable, en el amor que envuelve a todos los seres, a causa de la ausencia de fricción por el contacto de los malos, y, por encima de todo, en la contemplación de Dios y en la comprensión de sus misterios revelados a los más dignos. La felicidad también existe en las tareas cuyo gravamen nos hace felices. Los puros Espíritus son los Mesías o mensajeros de Dios por la transmisión y ejecución de sus voluntades. Comprende las grandes misiones, presiden a la formación de los mundos y a la armonía general del Universo, tarea gloriosa a que se llega sino porla perfección. Los de la orden más elevada son los únicos que poseen los secretos de Dios, inspirándose en su pensamiento, de que son directos representantes”.25 Esa felicidad plena espera por nosotros, pero trabajemos por merecerla.
 - ( Autoría desconocida )
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¿ Qué opinas de la Idolatría en el 
Movimiento Espírita?. ¿Idolatramos a Médiums,Espíritus y Expositores?..... 

Emmanuel responde

Não vos façais, pois, idólatras...” – Paulo. ( I Cor.,10:7.)
Núcleos religiosos de todos os tempos e mesmo certas práticas, estranhas à religião, tem usado a idolatria como tradição fundamental para manter sempre viva a chama da fé e o calor do ideal.
O hábito vinculou-se tão profundamente ao espírito popular que, em plena atualidade, nos arraiais do Espiritismo Cristão, a desfraldar a bandeira da fé raciocinada, às vezes ainda encontramos criaturas tentando a substituição dos ídolos inertes pelos companheiros de carne e osso da experiência comum, quando chamamos ao desempenho da responsabilidade mediúnica.
Urge, desse modo, compreendermos a impropriedade da idolatria de qualquer natureza, fugindo, entretanto, à iconoclastia e à violência, no cultivo do respeito e da compreensão diante das convicções alheias, de modo a servirmos na libertação mental dos outros, na esfera do bom exemplo.
A advertência apostólica vem comprovar que a Doutrina Cristã, em sua pureza de fundamentos, surgiu no clima da Galileia, dispensando a adoração indébita, em todas as circunstancias, devendo-se exclusivamente à interferência humana os excedentes que lhe foram impostos ao exercício simples e natural.
Assim, proscreve de teu caminho qualquer prurido idolátrico em torno de objetos e pessoas, reafirmando a própria emancipação das algemas seculares que vem cerceando o intercambio das criaturas encarnadas com o Reino do Espírito, através da legítima confiança.
Recebemos hoje a incumbência de aplicar, na edificação do bem desinteressado, o tempo e a energia que desperdiçávamos, outrora, à frente dos ídolos mortos, de maneira a substancializarmos o ideal religioso, no progresso e na educação, prelibando as realidades da Vida Gloriosa.
Emmanuel – F. C. Xavier. Espíritu de la Verdad. FEB.

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LOS VERDADEROS ESPIRITISTAS, LOS ESPIRITISTAS CRISTIANOS



27. Si desde este punto echamos una ojeada sobre las diversas categorías de creyentes, encontraremos en primer lugar los "espiritistas sin saberlo"; propiamente hablando ésta es una variedad o matiz de la clase precedente. Sin haber oído jamás hablar de la Doctrina Espiritista , tienen el sentimiento innato de los grandes principios que se deducen, y este sentimiento se refleja en ciertos pasajes de sus escritos y de sus discursos, a tal punto que oyéndoles se les creería completamente iniciados en él.


Muchos de éstos ejemplos se encuentran en los escritores sagrados y profanos, en los 

poetas, los oradores, los moralistas, y los filósofos antiguos y modernos.


28. Entre los convencidos por medio de un estudio directo pueden distinguirse:

1º Los que creen pura y simplemente en las manifestaciones. El Espiritismo es 

para ellos una simple ciencia de observación, una serie de hechos más o menos 
curiosos; a éstos les llamaremos "espiritistas experimentadores" .

2º Los que ven en el Espiritismo otra cosa más que los hechos; comprenden la 
parte filosófica; admiran la moral que se deduce, pero no la practican. Su influencia 
sobre su carácter es insignificante o nula; nada cambian en sus costumbres, y no se 
privarían de un solo goce; el avaro es siempre miserable, el orgulloso siempre lleno de sí 
mismo, el envidioso y el celoso siempre hostiles; para ellos la caridad cristiana sólo es 
una bella máxima: éstos son los "espiritistas imperfectos" .

3º Aquellos que no se contentan con admirar la moral espiritista, si no que la 
practican y aceptan con todas sus consecuencias. Convencidos que la existencia 
terrestre es una prueba pasajera, procuran sacar provecho de sus cortos instantes para 
marchar en el camino del progreso, el único que puede elevarles en la jerarquía del 
mundo de los Espíritus, esforzándose en hacer el bien y en reprimir sus malas 
inclinaciones; sus relaciones son siempre seguras, porque su convicción les aleja de 
todo mal pensamiento.

En todas sus cosas la caridad es la regla de su conducta: éstos son los "verdaderos 

espiritistas" , o mejor dicho, los "espiritistas cristianos".

Allan Kardec, Libro de Los Mediums, pagina 36

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jueves, 3 de diciembre de 2015

¿ Falla la Ciencia o quienes creen en ella ?


¿Qué  méritos podríamos tener en la vida, si todo lo que nos pase hubiese estado fijado previamente?  

            El fin de la existencia, como ya hemos dicho, es la evolución espiritual, referida a la adquisición de los atributos Divinos que llevamos todavía en germen pero en proceso de desarrollo mediante las pruebas de la  vidas  humanas que vivimos, o sea, que  en cada vida  debemos  procurar crecer   siempre   en Amor y Sabiduría.
             Como ya se ha explicado, lo concertado de antemano son las metas y objetivos a alcanzar para nuestra evolución, así como algunos acontecimientos puntuales y trascendentes para el Espíritu , pero ante los  cuales  siempre se nos respeta nuestro libre albedrío para decidir en nuestras actuaciones  según nuestra conciencia e intuición, por tanto el  Ser humano decide continua y libremente su actuación buena o mala, acertada o errónea a cada paso, de modo que siempre es heredero de las consecuencias  buenas o malas de sus aciertos y errores cometidos libremente.
            La Ley de Causa y Efecto nunca deja de funcionar, y los efectos muchas veces nos repercuten en la propia existencia en donde generamos las causas que los generaron.
            Si absolutamente todo estuviese fijado de antemano, nuestro libre albedrío sería cosa inútil, porque no serviría para nada; el ser humano sería una mera marioneta sin alma en manos de un destino muchas veces injusto y caprichoso, por lo que  su vida en este mundo carecería de objetivos y de sentido. Sin embargo esto no es así, pues vemos como todos tenemos un pensamiento que nos hace libres y una voluntad para elegir ante las pruebas de la vida.
          Allan Kardec en el Libro de los Espíritus, cap.X- Ley de Libertad, item nº 872, dice al respecto: “ La fatalidad, tal como vulgarmente se comprende, supone la decisión anticipada e irrevocable de todos los sucesos de la vida, cualquiera que sea su importancia. Si este fuese el orden de las cosas, el hombre sería una máquina sin voluntad. ¿De qué le serviría la inteligencia, puesto que estaría invariablemente dominado en sus actos por la fuerza del destino.. Si semejante doctrina fuese verdadera, sería la destrucción de toda libertad moral; no existiría responsabilidad para el hombre y por consiguiente, ni bien ni mal, ni crímenes ni virtudes. Dios soberanamente justo, no podría castigar a su criatura por faltas que no dependía de ella dejar de cometer, ni recompensarla por sus virtudes, cuyo mérito no le correspondería. Semejante ley sería además, la negación de la de progreso; porque el hombre que todo lo esperase de la suerte, nada intentaría para mejorar su posición, puesto que no sería ni de mejor ni de peor condición”.

- Jose Luis Martín -
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“El descubrimiento de la reencarnación me trajo la paz; me gustaría comunicar a los demás la tranquilidad que da el poder ver lo larga que es la vida.”               

                                      - Henry Ford- 

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   TRANSPLANTES DE ÓRGANOS


¿ Cuando se puede precisar que una persona está realmente muerta?.Para la American Society of Neuroradiology,es a través de la muerte encefálica, esto es, "cuando esté constatado el estado irreversible de cesación de todo el encéfalo y las funciones neurales( resultante de un edema y la masiva destrucción de los tejidos encefálicos) a pesar de la actividad cardiopulmonar que puede ser mantenida mediante avanzados sistemas de soporte vital y mecanismos de ventilación". Muerte cerebral significa la desvitalidad del cerebro, incluyendo el tronco encefálico que desempeña funsiones cruciales como el control de la respiración. Cuando eso ocurre, la parada cardiaca es inevitable. Aunque todavía haya latido cardiaco, la persona con muerte cerebral no puede respirar sin los aparatos y el corazón no latirá nada más que algunas pocas horas. Por eso la muerte encefálica ya caracteriza la muerte del indivíduo. La medicina, en el mundo entero, tiene la certeza de que la muerte encefálica, incluida la muerte del tronco cerebral, solo tendrá constatación mediante dos exámenes neurológicos, con intervalo de seis horas y uno complementario. Así, cuando sea constatada la cesación irreversible de la función neural, ese paciente estará muerto, para la unanimidad de la literatura médica.
Recientemente un hombre, cuyo corazón estaba parado hacía más de una hra y cuyos órganos ya estaban a punto de ser recogidos por los médicos  para utilizarlos para transplantes, despertó en la mesa de cirugía, o sea, había en él "señales de vida" , estrictamente hablando, un enunciado equivalente a determinar la ausencia de señales clínicas de muerte. "Los participantes del eqipo de cirujanos presentes, enfatizaron que, en el caso de que las recomendaciones oficiales que estaban en vigor  en el momento hubiesen sido seguidas a rajatabla, el paciente probablemente habría sido considerado como muerto".
Los Espíritus afirmaron a Kardec que el desligamiento del cuerpo físico es un proceso altamente especializado y que puede demorar minutos, horas, días, meses. El caso, obviamente, demuestra que la frontera entre la vida y la muerte suscita una rigurosa reflexión de los profesionales de medicina ( especialmente entre especialistas en reanimación y las autoridades que regulan la bioética), y los obliga, algunas veces, a cuestionar sobre qué criterios objetivos permiten definir el momento exacto en que un paciente que fue sometido a tentativas de reanimación, puede comenzar a ser considerado un potencial donador de órganos. La situación representa una ioustración pujante de cuestiones que persisten, irresueltas, al menos en el área de la reanimación médica, en cuanto que las modalidades de intervención y criterios que permitan determinar el fracaso de un esfuerzo de reanimación.
  A pesar de las controversias sobre la muerte encefálica, en vigencia de la cual los órganos o partes del cuerpo humano son removidos par autilización inmediata en enfermos de ellos necesitados (transplantes), en menester considerar que estar en muerte encefálica y permanecer en una condición de parada definitiva e irreversible del encéfalo, incompatible con la vida y de la cual nadie, en tiempo alguno, se ha recuperado. Habiendo muerte cerebral verificada poor exámenes convencionales y tambien, apoyada en recursos de moderna tecnología, apenas los aparatos pueden mantener la vida vegetativa, en ocasiones, por tiempo indeterminado. " Es en ese estado que se verifica la posibilidad al donador de órganos, de "morir" mediante la ortotanasia y solo entonces, sus órganos serían aprovechados- ya que órganos sin irrigación sanguínea no sirven para transplantes.
  ¿ Eutanasia ?. Evidentemente que caracterizar el caso como tal, carece de argumentación científica para condenar el transplante de órganos. La eutanasia de modo alguno se encajaría en esos casos de muerte encefálica comprobada. La donación de órganos es un procedimiento médico moderno que no es, específicamente, mencionado en los textos evangélicos Algunas personas se oponen a este avance de la medicina, simplemente porque es "nuevo" y "diferente", pero ese argumento no sirve de base correcta para enjuiciar la cuestión. El Creador dio al hombre la capacidad de pensar y la habilidad de inventar y nunca condenó el progreso tecnológico en sí. Imaginemos lo siguiente: Si la donación del propio brazo derecho o del riñón derecho salva la vida del propio hijo, cual padre amoroso, ¿ quien se escondería de donarlo?. Por tanto la donación es un acto de bondad y amor que beneficia tambien, a un receptor desconocido. El órgano que ya no sirve a la persona muerta puede permitir a una joven madre cuidar de sus  propios hijos, o a una criatura, llegar a la edad adulta. "si la misericordia divina nos confiere una organización física sana, es justo y válido, después de que hayamos utilizado de ese patrimonio, ofrecerlo gracias a las conquistas valiosas de la ciencia y de la tecnología, a los que vinieron carentes a fin de continuar su jornada."
El tema de la donación de órganos y transplantes, es bastante cotidiano en el escenario terreno. Sobre el asunto, tal vez porque las informaciones instructivas de los Benefactores Espirituales no son abundantes, existe recelo a lo desconocido que para en la imaginación de muchos hombres. Es el motivo por el que algunos espíritas se resisten a autorizar en vida, la donación de sus propios órganos después del desencarne.
Por tanto, es interesante introducirnos en la siguiente reflexión: si hoy, somos donadores, mañana podremos ser ( o nuestros familiares y amigos), receptores de órganos. Para la mayoría de las personas le cuestión de la donación es tan remota y distante como la muerte. Pero para quien está esperando un órgano para trasplante, significa la única posibilidad de vida. Joanna de Angelis, sabiendo de esa importancia resalta: " Verdadera bendición, el trasplante de órganos concede oportunidad de continuación de la vida física en la condición de moratoria, a través e la cual el Espíritu continúa el periplo orgánico. Al final, la vida en el cuerpo es el medio para la plenitud que es la vida en sí misma, exustalte y real".
En entrevista a la TV Tupi, en agosto de 1964, publicada en la Revista Espíritaa Allan Kardec, año X nº 38, en la cual Francisco Cándido Xavier comenta que "el trasplante de órganos, en opinión de los Espíritus sabios, es un problema de la ciencia muy legítimo, muy natural y debe ser llevado adelante. "Los Espíritus, según él, "no creen que el trasplante de órganos sea contrario a las leyes naturales. Pues es muy natural que al deshacernos del cuerpo físico, vengamos a donar los órganos a compañeros necesitados de ellos, que pueda utilizarlos con provecho".
No se puede perder de vista la cuestión del mérito individual. ¿ Estaría el destino de los Espíritus desencarnados a merced de la decisión de los hombres, de retirarles los órganos para trasplante o en retirarles las vísceras por ocasión de una necropsia?. ¡ El buen sentido y la razón señalan que eso no es posible, por cuanto sería admitir la justicia del acaso y el acaso no existe !. Es más, en síntesis, la donación de órganos para trasplantes no afectará al espíritu del donador, escpto si creemos que la Ley de Dios sea injusta o que estamos en el Planeta a la deriva de Su Voluntad.
Recordemos que en los Estatutos del Creador no hay espacio para la injusticia y el trasplante de órganos ( conquista de la ciencia humana), es valiosa oportunidad entre tantas otras, colocada a nuestra disposición para el ejercicio del amor.

-Jorge Hessen-
                                          
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    El pueblo y el evangelio 

“Y no hallaban medio de hacerle mal, porque todo el pueblo estaba pendiente de él, escuchándole.” – (Lucas, 19:48) 

La persecución a los postulados del Cristianismo es de todos los tiempos. 

En los propios días del Divino Maestro, en los círculos carnales, ya se exteriorizaban hostilidades de todos los matices contra los movimientos de la iluminación cristiana. 

En todas las ocasiones, no obstante, ha sido posible observar la gravitación del pueblo hacia Jesús. Entre Él y la multitud, nunca se extinguió el poderoso magnetismo de la virtud y del amor. 

En balde surgen medidas draconianas de la ignorancia y de la crueldad, en vano aparecen los perjuicios eclesiásticos del sacerdocio, cuando sin luz en la misión sublime de orientar; científicos presuntuosos, demagogos sobornados por intereses mezquinos, claman en las plazas por la consagración de fantasías brillantes. 

El pueblo, sin embargo, se inclina hacia Cristo, con la misma fascinación del primer día. 

Indiscutiblemente, considerados en un todo, nos hallamos aún lejos de la unión con Jesús, en el sentido integral. De cuando en cuando, la turba experimenta terribles desastres. Tormentas de sangre y lágrimas barren sus caminos. Sin embargo, la claridad del Maestro le llama a distancia. 

Ancianos y niños identifican su brillo santificado. Los políticos del mundo formulan mil promesas al espíritu de las masas; entretanto, raras son las personas que se interesan por semejantes plataformas. 

Los enunciados del Señor, mientras tanto, se renuevan en cada siglo, siempre más altos para la mente popular, traduciendo consuelos y llamados inmortales. 

Espíritu Emmanuel 
Médium Francisco Cándido Xavier 
Del libro “Viña de luz”

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Fotografía psíquica de un Ser Espiritual
                                    
¿ Falla la Ciencia o quienes  creen en ella ?
 
"No falla la ciencia, sino quienes la practican, como sucede con los análisis erróneos" es la conclusión del autor de este estupendo artículo que pone al descubierto las artimañas de las farmacéuticas, y que se podría extrapolar a todo aquello que sea comercial y a los estudios que se realizan para "justificar" su necesidad o exponer sus supuestas virtudes.
Pues bien, yo quiero aprovechar esta oportunidad para utilizar la misma frase para defender las virtudes de un sentimiento religioso honesto, razonado y respetuoso que, yo personalmente, he alcanzado a través del estudio de las relaciones entre el mundo que vivimos (llámese físico) y el mundo paralelo de donde venimos y a donde volveremos (llámese espiritual) gracias al Espiritismo.
La religión, lo espiritual y todo lo inmaterial han sufrido durísimos ataques por parte de la comunidad científica, que se otorga de forma exclusiva la posesión de "la verdad", negándola a cualquier otra rama del saber. Especialmente doloroso es el caso de las creencias espiritualistas, metidas todas en el saco de la "religión" y desposeidas de cualquier posibilidad de verificación, ridiculizadas y tratadas como leyendas pueriles propias de mentes débiles.
Es cierto que se dan muchos casos de engaños, pero eso también ocurre en cualquier aspecto del mundo científico, y no por ello renegamos de "todo" lo científico. Tampoco ayuda la historia del cristianismo ni las terribles aportaciones de muchos de los miembros de la iglesia a su leyenda negra.
Yo digo:"No falla la ciencia, sino quienes la practican, y además: No falla la religión, sino quienes la practican. No falla el espiritualismo, sino quienes lo practican. Y digo más alto: No falla el Espiritismo, sino aquellos que lo practicamos.
Si leemos los evangelios y nos detenemos, por ejemplo, en los versículos del sermón de la montaña ¿quién no siente que esas palabras son un bálsamo para nuestras heridas morales? Y en la conversación de Jesús con Nicodemo: "Créeme, os es necesario nacer de nuevo" describe la reencarnación que explica muchos de los misterios que tenemos por desvelar en relación a las muertes prematuras, los niños que recuerdan vidas pasadas, etc.
¿Por qué la iglesia no habla sobre esto? ¿por qué tanto silencio alrededor de las pruebas irrefutables que demuestran la reencarnación? ¿Qué intereses hay escondidos en que no se sepa? 
A finales del siglo XIX un grupo de prestigiosos científicos estudió y analizó las manifestaciones espiritistas con un grupo de médiums, que se ofrecieron a aceptar todas las condiciones que desearan establecer con tal de evitar un fraude. Esas condiciones fueron durísimas, extremas, y los resultados de las pruebas concluyentes: No hay fraude en las manifestaciones observadas. Los científicos que participaron se hicieron espiritistas, pero los que no participaron renegaron de sus colegas y se mantuvieron en su inmovilismo, acusándolos de falsear los resultados.
Una vez más se da publicidad a los estudios que "interesa" que se sepa, pero no se habla de los estudios que ponen en tela de juicio verdades que se tambalean ante la avalancha de pruebas que nos hablan de una vida extrafísica regida por leyes morales.
¡AH! dirán unos, es eso, el bien y el mal, siempre el mismo rollo. Pues sí, es eso, y funciona así desde el principio.¿acaso las sociedades no han evolucionado buscando el "bien común"? pero las guerras continúan, los odios, los grandes intereses económicos que se esconden detrás de los gobiernos corruptos.
Y si se llega a generalizar la creencia en la reencarnación y se comprueba que lo que hagamos mal en esta vida deberemos solucionarlo en otra, entonces tendremos que escuchar a nuestra conciencia y dejar de mirar a los demás como "los otros" y verlos como "nosotros".
Entonces dejaremos de hacer caso a los gobernantes que, como flautistas, nos quieren encantar con su música pero nos conducen al desastre.
Conocimiento y amor, las dos grandes asignaturas de la humanidad, que llevamos siglos estudiando pero que todavía suspendemos, especialmente la de Amor.
El mundo necesita un cambio, y ese cambio solo depende de ti.

Jesús Valle Arjona
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miércoles, 2 de diciembre de 2015

ESPIRITISMO: CIENCIA, FILOSOFÍA,¿RELIGIÓN ?



ESPIRITISMO : CIENCIA, FILOSOFÍA, 

¿ RELIGIÓN ?

 
Como ya sabemos, el Espiritismo como Doctrina:  Fruto de estudios y análisis, aparece el 18 de abril de 1857 por primera vez, con  "El libro de los Espíritus". Se llama así porque surgió de una lista minuciosamente elaborada de preguntas que Kardec, codificador del Espiritismo, formuló al mundo espiritual a través de diferentes mediums, él mismo manifestaba que hubo interrogantes que los corroboró hasta con diez mediumnidades diferentes, sobre temas puntuales, sometiendo luego, las respuestas obtenidas, al más estricto análisis racional antes de proceder a su aceptación. 
Kardec entonces lo define así: "El espiritismo es la ciencia que trata la naturaleza, origen y destino de los espíritus y de sus relaciones con el mundo corporal", "Es a la vez una ciencia de observación y una doctrina filosófica. Como ciencia práctica, consiste en las relaciones que pueden establecerse con los espíritus, como doctrina filosófica comprende todas las consecuencias morales que se desprenden de semejante relación". 

Kardec, nos propone además que "Al espiritista se lo deba conocer por su transformació n moral". Nos dice también: “Sin Caridad no hay Salvación”
Conocimiento y Caridad, he ahí los dos pilares que fundamentan el Espiritismo.
 
Muchos hermanos preguntan si el Espiritismo es una religión?
 
Este tema no es nuevo, ya era una cuestión presente desde los primeros tiempos de la codificación espiritista, veamos lo que dice la Doctrina:
 
 
A pesar de que Allan Kardec es sobradamente explícito cuando manifiesta que el espiritismo es “ciencia, filosofía y moral y no el de una religión” también es cierto que el codificador se expresa de la siguiente manera: “Desde el punto de vista religioso, el Espiritismo tiene por base las verdades fundamentales de todas las religiones. (...) No es una religión especial porque no tiene sacerdotes ni templos. //.

Decir “No es una religión especial”, no es lo mismo que decir que no es ninguna religión, sino que no presenta las características de las demás religiones, pero que tiene por base 'Las verdades fundamentales de todas las religiones”, ¿no conlleva lo anteriormente expresado, forzosa y naturalmente un aspecto religioso de la Doctrina?
'En el evangelio según el espiritismo' , los Espíritus superiores esclarecen: Ciencia y religión son las dos palancas de la inteligencia humana. Una revela las leyes del mundo material y la otra las leyes del mundo moral.

Cuando un espíritista habla del aspecto religioso, es porque forma parte de la codificación, no es invención de nadie; se está refiriendo a un 'aspecto' religioso y no a una religión propiamente dicha. ¿Por qué seguir discutiendo? ¿Olvidamos que el capítulo primero del 'Evangelio según el Espiritismo' habla de 
la Alianza de la Ciencia y Religión?
En realidad la palabra “religión” significa: “unión” del espíritu con la Divinidad, con nuestro Padre Creador usando las herramientas de la Ferazonada y el Conocimiento de la Ciencia.
Lo que si es claro es que una reunión formal Espiritista nada tiene que ver con las formas ceremoniales de otras religiones, sobre todo la religión católica que es la que mas a usado a través de los tiempos, imágenes, crucifijos, velas encendidas, trajes especiales. La bóveda de una reunión Espirita se forma con la comunión de buenos pensamientos y sentimientos de todos los presentes. Lo que importa no es lo externo, la forma, sino, la entrega, el amor, el desinterés, la caridad que anime a los presentes.
Convengamos que al lado de aquellos compañeros que pecan de un excesivo 'religiosismo' , por así decirlo, a la hora de tratar con la doctrina, están también con un exceso 'cienticismo' , ¿con cuál propósito? Observando a algunos da la impresión de estar presurosos por adelantar la aceptación de la comunidad científica oficial, olvidando que Kardec apuntaba que el Espiritismo se destina a las masas, al pueblo, y sólo cuando estuviera vulgarizado, los científicos se rendirían a la evidencia. No es preocupación de la doctrina convencer a ningún científico, ya se encargará de esto el fluir natural de los acontecimientos y el progreso, pues ella se apoya sobre las grandes leyes que rigen todo nuestro universo, desde el micro al macrocosmos, y a su lado, la 'joven' ciencia de los hombres aún le queda mucho por andar... y muchos prejuicios que derribar.

Pensamos que, llegados a este punto, no nos cabe sino reflexionar individualmente, para intentar ser coherentes con los ideales que defendemos. ¿Es la nuestra una actitud en exceso influida por la tradición eclesiástica? ¿Es acaso, una actitud tan 'científica', que, sin pretenderlo, vamos desplazando la parte espiritual y cediendo terreno a atavismos materialistas aún impresos en nuestro interior? Las dos posturas no estarían del todo acertadas, si de coherencia doctrinaria hablamos, siendo convidadas ambas al estudio, el análisis y la reflexión.

Como en casi todo, los puntos extremos son equidistantes de la verdad y el fanatismo, sea este de carácter religioso o científico no tiene cabida en una Doctrina de perdón, de amor,  y de misericordia como es 
la Doctrina Espirita.
La figura de Jesús debe sobrepasar cualquier diferencia doctrinal entre los hermanos espiritas.
 
Y a continuación escuchemos la opinión del Maestro Allan Kardec sobre este tema:
 
 
 EL TRIPLE ASPECTO DE LA DOCTRINA ESPÍRITA
ALLAN KARDEC.
 
“El lazo establecido por una religión, sea cual fuere su objetivo, es, pues un lazo esencialmente moral, que une a los corazones, que identifica los pensamientos, las aspiraciones, y no solamente el hecho de compromisos materiales, que se rompen a voluntad, o de la realización de fórmulas que hablan más a los ojos que al espíritu. El efecto de ese lazo moral es el de establecer entre los que él une, como consecuencia de la comunión de objetivos y de sentimientos, la fraternidad y la solidaridad, la indulgencia y la benevolencia mutuas. Es en ese sentido que también se dice: "la religión de la amistad, la religión de la familia".
 
 Si así lo es, preguntarán, entonces ¿El Espiritismo es una religión?
 
 Claro que sí, sin dudas señores. En el sentido filosófico, el Espiritismo es una religión y nosotros nos glorificamos, por eso, porque es la doctrina que funda los lazos de la fraternidad y de comunión de pensamientos, no sobre un simple convencimiento, sino sobre bases sólidas: las mismas leyes de la naturaleza-
 
 
¿Por que, declaramos entonces que el Espiritismo no es una religión?
 
 Por que no hay una palabra para designar dos ideas diferentes, y es que, en la opinión general la palabra religión es inseparable del culto, despierta una idea de forma que el Espiritismo no tiene. Si el Espiritismo se dijese una religión el público no vería sino una nueva edición, una variante, si así lo quiere, de los principios absolutos en materia de la fe, una casta sacerdotal con su cortejo de jerarquías de ceremonias y de privilegios; no lo separaría de las ideas de misticismo y de los abusos contra los cuales tantas veces se levantó la opinión pública.
 
 No teniendo el Espiritismo ninguno de los caracteres de una religión, en la acepción del vocablo no podía ni debía adornarse con el título sobre cuyo valor inevitablemente se habría equivocado. Es por lo que se dice: doctrina filosófica y moral. Las reuniones espiritas puedenpues, ser hechas religiosamente, esto es, con el recogimiento y el respeto que comporta la naturaleza grave de los asuntos de que se ocupa".
 
 Revista Espirita: "Discurso proferido el 1 de Noviembre de 1868"
 
"Mensajero de Luz" Oct-Nov-Dic- 2006

- Reynaldo Formoso -

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Nuestra casa en reforma

    Corrupción, asesinatos, tráfico de drogas, guerras, desastres aéreos, calamidades de todos los tipos ganan constantemente destaque en los medios de comunicación. Tales imágenes, registradas en el interior de la conciencia, parecen trazar para la colectividad una especie de horizonte sombrío, sin esperanza, donde el mal triunfa y el bien se vuelve un sueño cada vez más distante.
   .
            La Doctrina espírita, sin embargo, nos ayuda a comprender más fácilmente la razón de tales acontecimientos, a base de enseñarnos que, por ahora, son comunes en nuestro mundo de pruebas y expiaciones esos acontecimientos. Así, mediante las leyes naturales de la evolución que muestra, de esta manera, que el mañana reserva lo mejor para todos nosotros delante de un nuevo mundo regenerado con profundos cambios, en la Educación, en la Justicia, en la Moral y en todos los seguimientos de la humanidad.

     
            El Espíritu Emmanuel guía espiritual del médium Chico Xavier dictó en el “Libro Chico Xavier pide permiso – un mensaje titulado – Casa en Reforma”. Veamos, pues, lo que dice el mensaje:
    
            “¡Calamidades, flagelos, conflictos, luchas, pruebas!...Los cuadros del mundo moderno, no obstante, no expresan retorno al primitivismo o la exaltación de la animalidad. Nos encontramos en plena vía de perfeccionamiento. La Tierra se asemeja hoy a una casa en reforma. Todo o casi todo aparentemente desajustado camina para la justa armonización.

 ¿En la altura actual de los conocimientos humanos no será recomendable una revisión de valores del hombre en su condición de Espíritu imperceptible?

                     Los conceptos religiosos enunciados por la civilización cristiana en casi veinte siglos, serán ahora probados, despertando a las criaturas para la responsabilidad de vivir en los patrones de la inmortalidad que nos es propia.

                     Los desniveles espirituales en la familia, creando perturbaciones, compelen a aquellos que la integran para la concienciación de la regla del Amor. Se abre más ampliamente la elección de la experiencia, a fin de que aprendamos a respetar a los entes queridos, tanto en cuanto anhelamos ser respetados. Desentendimientos aquí y más allá requieren la presencia de constructores de la seguridad general. Matriculemos en la concurrencia al titulo de pacificadores venciendo las incomprensiones que se alargan en todos los caminos, con acusaciones recíprocas entre grupos y personas.

Debemos ejercitar el Perdón inmunizándonos contra la replica y el resentimiento que, efectivamente, nos pueden traer grandes maleficios al cuerpo y al Espíritu.”

              Finalmente, sirve y trabaja en el Bien y nuestra casa íntima renovada con nuevos valores dará al planeta mejores condiciones para formar una nueva sociedad que, por cierto, vivirá días de alegría y de Paz. ¡Piense en esto, ahora!
Mensaje traducido por Isabel Porras

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LA EXTRAÑA CRISIS

 El mundo viene creando soluciones adecuadas para la generalidad de las crisis que lo atormentan.
La carencia del pan en determinados distritos, es suplida de inmediato, por la superproducción de otras fajas de la tierra.
Corrigen la inflacción, podando la despensa.
El desempleo desaparece por la improvisación del trabajo.
La epidemia es asustada por la vacuna.
Existe, por tanto, una crisis extraña- y de las que más afligen a los pueblos- francamente inaccesible a la intervención de poderes públicos, tanto en cuanto a los recursos de la ciencia en las conquistas modernas.
Nos referimos a la crisis de intolerancia que, desde  la amargura que sugiere el desánimo, la violencia del odio, que impele al crimen, va minando las mejores reservas morales del Planeta, con la destrucción consecuente de muchos de los más bellos emprendimientos humanos.
Para la liquidación del problema que asume tremendo bulto en todas las colectivdades terrestres, el remedio no se forma de cualquier ingrediente político y financiero, por ser encontrado tan solamente en la farmacia del alma, expresándose en el perdón puro y simple.
El perdón es el único antibiótico mental susceptible de extinguir las infecciones del resentimiento en el organismo del mundo.
Perdón entre dirigentes y dirigidos, sabios e ignorantes, instructores y aprendices, benevolencia entre el pensamiento que gobierna y el brazo que trabaja, entre la jefatura y la subalternidad.Consultese los foros - auténticos hospitales de relaciones humanas- los procesos por demandas, cuestiones salariales, divorcios y desquites basados en la intransigencia doméstica o en la incompatibilidad de sentimientos, reclamaciones, indemnizaciones y reivindicaciones de todo orden, y obsérvese, para más allá de los tribunales de justicia, la animosidad entre padres e hijos, la lucha de clases, las huelgas de múltiples procedencias, las quejas de la parentelaa, ls duelos de opinión entre la juventud y la madurez, las divergencias raciales y los conflictos de guerra, y verificaremos que, o nos disculpamos unos con otros, en la condición de espíritus frágiles y endeudados que aun somos casi todos, o nuestra agresividad acabará expulsando a la civilización de los escenarios terrestres.
Esto es el por qué Jesús, hace casi veintidos siglos, nos exortó a perdonar a los que nos ofendan, setenta veces siete, o mejor, cuatrocientas noventa veces.
Tan solo en esa operación aritmética del Señor, resolveremos la crisis de la intolerancia, siempre grave en todos los tiempos.
Mientras tanto, repitamos que la preciosidad del perdón es una luz que irradia, comenzando desde nosotros
Por el Espíritu Emmanuel. Psicografia de Francisco Cândido Xavier.
Libro “Manos Unidas”. Lección nº 37. Página 118.
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OBRA DE AMOR
 
        En  la condición de médium, no vaciles en realizar una obra de amor en torno a tus pasos.          
Habla el cerebro ávido de conocimiento, pero, tanto en cuanto sea posible, dirígete al corazón que sufre y ansía consuelo y paz.                                                                                              
Sobre la Tierra, en su actual estadio evolutivo, el hombre necesita más de comprensión que de información.                                                                                                                             Extiende la mano a los caídos y restaura la esperanza de los que no creen en el mañana.                          
¡ Enciende, aunque sea, una diminuta luz en los caminos en sombra!. No te olvides de que Jesús, el Médium de Dios, pasó entre los hombres enjugando lágrimas y haciendo cicatrizar heridas.
 (Obra: La  Mediunidad  Nuestra de Cada Dia 
          Carlos A.Baccelli/Odilon Fernandes) 
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