viernes, 10 de junio de 2016

KARDEC NO ESTÁ EN DISCUSIÓN

Estado del alma en el momento de la muerte

Los Espíritus siempre nos han dicho que la separación entre el alma y el cuerpo no se efectúa instantáneamente; algunas veces comienza antes de la muerte real, durante la agonía; cuando la última pulsación se hace sentir, el desprendimiento todavía no es completo; se opera más o menos lentamente según las circunstancias, y hasta su total liberación el alma siente una turbación, una confusión que no le permite darse cuenta de su situación; se encuentra en el estado de una persona que se despierta y cuyas ideas son confusas.

Este estado nada tiene de penoso para el hombre cuya conciencia es pura; sin entender bien lo que ve, está calmo y espera sin miedo el completo despertar; al contrario, es lleno de angustias y de terror para aquel que teme el futuro. Decimos que la duración de esa turbación es variable; es mucho menos larga en aquellos que, cuando encarnados, ya han elevado sus pensamientos y purificado su alma; dos o tres días le son suficientes, mientras que en otros es preciso a veces ocho días o más.

Frecuentemente hemos asistido a ese momento solemne y siempre hemos visto lo mismo; por lo tanto, no es una teoría, sino el resultado de observaciones, ya que es el Espíritu quien habla y quien describe su propia situación. He aquí un ejemplo tanto más característico como interesante para el observador, puesto que no se trata más de un Espíritu invisible escribiendo a través de un médium, sino de un Espíritu que es visto y escuchado en presencia de su cuerpo, ya sea en la cámara mortuoria o en la iglesia durante el servicio fúnebre.

El Sr. X… acababa de tener un ataque de apoplejía; algunas horas después de su muerte, el Sr. Adrien – uno de sus amigos – se encontraba en la cámara mortuoria con la esposa del difunto; vio nítidamente a éste, en Espíritu, pasearse de un lado a otro, mirar alternativamente a su cuerpo y a las personas presentes, y después sentarse en un sillón; tenía exactamente la misma apariencia que cuando encarnado; estaba vestido de la misma manera: redingote y pantalón negros; tenía las manos en los bolsillos y un aire de preocupación. Durante ese tiempo su mujer buscaba un papel en el escritorio; su marido la observó y dijo: Por más que busques no encontrarás nada. De ningún modo ella sospechaba de lo que ocurría, porque el Sr. X… solamente era visible para el Sr. Adrien.

Al día siguiente, durante el servicio fúnebre el Sr. Adrien vio nuevamente a su amigo, en Espíritu, rondando el ataúd, pero no tenía más la vestimenta de la víspera; estaba cubierto con una especie de ropaje. Entre ellos se entabló la siguiente conversación. De paso, señalemos que de manera alguna el Sr. Adrien es sonámbulo; que en ese momento, como en el día anterior, estaba perfectamente despierto, y que el Espíritu se le aparecía como si hubiera sido uno de los asistentes al entierro.

– Preg. Dime una cosa, querido Espíritu, ¿qué sientes ahora?
– Resp. Bien y sufrimiento.

– Preg. No te he entendido.
– Resp. Siento que estoy viviendo mi verdadera vida, y entre tanto veo a mi cuerpo aquí, en este cajón; me palpo y no me siento, y sin embargo siento que vivo, que existo; ¿soy entonces dos seres? ¡Ah! Dejadme salir de esta noche; es una pesadilla.

– Preg. ¿Has de permanecer por mucho tiempo así?
– Resp. ¡Oh! No, gracias a Dios, amigo mío; siento que pronto me despertaré; sería horrible de otro modo; tengo las ideas confusas; todo es nebuloso; pienso en la gran división que acaba de hacerse… Todavía no comprendo nada.

– Preg. ¿Qué efecto te produjo la muerte?
– Resp. ¿La muerte? No estoy muerto, hijo mío, estás equivocado. Yo me levantaba y de repente fui sorprendido como por una nebulosidad que descendió sobre mis ojos; después me desperté, e imagínate mi extrañeza al verme, al sentirme vivo y al ver al lado, sobre la losa, a mi otro yo acostado. Mis ideas estaban confusas; anduve para restablecerme, pero no pude; vi a mi esposa llegar, velarme, lamentarse y yo me preguntaba el porqué. Yo la consolaba, le hablaba, pero ella no me respondía ni me comprendía; era esto lo que me torturaba y lo que dejaba a mi Espíritu más perturbado. Sólo tú me has hecho bien, porque me has escuchado y comprendido lo que quiero; tú me ayudas a ordenar mis ideas y me haces un gran bien; pero ¿por qué los otros no hacen lo mismo? He aquí lo que me tortura… El cerebro está oprimido ante este dolor… Iré a verla; quizás ahora me escuche… Hasta luego, querido amigo; llámame e iré a verte… Igualmente te haré una visita, amigo… He de sorprenderte… hasta luego.

Enseguida el Sr. Adrien lo vio acercarse a su hijo que lloraba: se inclinó ante él, permaneció un momento en esta posición y partió rápidamente. Él no había sido escuchado, y sin duda pensaba haber producido un sonido; estoy persuadido – agrega el Sr. Adrien – que aquello que él decía llegaba al corazón del niño; os probaré esto. Lo he visto después: está más calmo.


Nota – Este relato está de acuerdo con todo lo que ya habíamos observado sobre el fenómeno de la separación del alma; con circunstancias totalmente especiales confirma esa verdad de que después de la muerte el Espíritu aún está allí presente. No cree tener delante de sí un cuerpo inerte, mientras que ve y escucha todo lo que sucede a su alrededor, penetra el pensamiento de los asistentes, y entre éstos y él no hay sino la diferencia entre la visibilidad y la invisibilidad; las lágrimas hipócritas de ávidos herederos no pueden infundirle respeto. ¡Cuántas decepciones deben los Espíritus sentir en ese momento!

Allan Kardec
Revista Espirita 1858


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  DIVISIÓN DE LA LEY NATURAL

647 – ¿Toda la ley de Dios está contenida en la máxima de amor al prójimo enseñada por Jesús?– Ciertamente, esta máxima contiene todos los deberes de los hombres entre sí. Pero es preciso mostrarles la aplicación, pues de otro modo la descuidarían como hoy lo hacen. Además, la ley natural comprende todas las circunstancias de la vida y esta máxima es tan sólo una parte de ella. Los hombres necesitan reglas precisas, pues los preceptos generales y muy vagos dejan muchas puertas abiertas a la interpretación.

648 – ¿Qué pensáis de la división de la ley natural en diez partes, comprendiendo las leyes sobre la adoración, el trabajo, la reproducción, la conservación, la destrucción, la sociedad, el progreso, la igualdad, la libertad, y en fin, las leyes de justicia, amor y caridad?– 
Esta división de la ley de Dios en diez partes es la de Moisés, y puede abarcar todas las circunstancias de la vida, lo cual es esencial.
 Puedes, pues, adoptarla, sin que ello tenga nada de absoluto, lo mismo que todos los otros sistemas de clasificación, que dependen del aspecto bajo el cual se considera una cosa. La última ley es la más importante, y por su medio es como más puede adelantar el hombre en la vida espiritual, porque las resume todas.

EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS. ALLAN KARDEC.

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             LA VIRTUD

Etimológicamente, virtud proviene del término latino virtud, originario, a su vez, de viril, cualidad distintiva de lo viril o masculino. Para Cicerón, virtud es la fuerza viril o valor moral que se sobrepone al sufrimiento y a la muerte. De forma ordinaria o vulgar, la virtud puede ser conside­rada como la fuerza física o moral que produce cualquier cosa. Desde el punto de vista físico la caracterizamos al decir: la aviación tiene la virtud de transportar con rapidez... Además, se afirma: en virtud de la posición de que disfruta el Goberna­dor... Con referencia a la virtud moral, ésta es una disposición habitual para hacer el bien. Se concluye, por tanto, que es un estado constante y no esporádico. Y afirmaba Aristóteles que el "el hombre virtuoso es aquel que encuentra placer en hacer actos de virtud." Con eso, la virtud se transforma en el hábito del bien, pues se incorpora al modus operandii del individuo, tomándose parte integrante de su naturaleza. 
La virtud siempre trabaja fiel a las manifestaciones psi­cológicas y delante de las leyes, creando necesidad de actuar y produciendo placer al realizarlo. El hombre la adquiere con el esfuerzo dirigido al bien que lo inspira, e, insistiendo en practicarla, conforma su vida a sus dictámenes. Para conseguir esa disposición es imprescindible adquirir el conocimiento del bien: es decir, que el hombre sepa del valor moral de sus actos, de acuerdo con las leyes morales. Así, la tendencia al bien es el primer paso para la virtud; su realización se transforma en experiencia estimuladora; pero, sólo es virtud cuando se constituye en un hábito natural, cons­ciente y placentero.

El motivador de la virtud y su alimento es el amor al bien, como afirmaba Aristóteles, que el "hombre virtuoso es aquel que hace del bien, una necesidad imprescindible, que po­ne su felicidad en el bien." Solamente los hombres libres interiormente poseen la virtud, porque sus actos son resultado de su libre determinación, por orden íntima de su voluntad personal. San Agustín, que la adquirió con gran esfuerzo y perse­verancia, repasando mentalmente, antes de acostarse, todos sus actos para verificar en cuáles no fuera correcto y poder corregirlos al día siguiente, enseñaba: "Virtud es la buena cualidad del ánimo, por la cual se vive bien y la cual nadie usa mal", de acuerdo con su razonamiento moral. Así el hombre se inclina moralmente a una constante ac­ción del bien, que le hace bien a través de los actos buenos.

La virtud es el resultado de la acción consciente, ilumi­nada por la inteligencia y resultante de una voluntad determina­da a obrar siempre bien y amparada por el sentimiento que le propicia cooperación para su cumplimiento. Sócrates, en su ética, utilizándose de la teoría intelectua­lista, afirmaba que la virtud "es la ciencia del bien", consideran­do que nadie es conscientemente malo. El hombre, cuando presenta actos malos, a sabiendas, está enfermo, fuera de su razón. Hay en todos los seres pen­santes una tendencia innata hacia el bien, porque todos poseen en su íntimo la presencia del psiquismo divino. Heredero de Dios, el hombre es dios en su esencia pri­mera a evolucionar constantemente, rumbo hacia la perfección. Los epicureístas, apoyados en su hedonismo, considera­ban la virtud como el arte o técnica para un goce físico o emo­cional, que resultara en la moral de su propio interés. Hay, en efecto, virtudes intelectuales y morales. Las primeras actúan para el perfeccionamiento de la inte­ligencia y las segundas, para trabajar en favor de la voluntad, del sentimiento y demás tendencias.
La virtud intelectual busca la verdad, mediante el estudio, la reflexión, la atención, que fortalecen la mente, desarrollan la inteligencia, en la dirección del objetivo que persigue: la posesión de la verdad, el conocimiento de la ciencia, la adquisición de la sabiduría... La virtud moral se desdobla en cuatro clases de virtudes esenciales o básicas, conocidas desde la antigüedad: prudencia, templanza, justicia y fortaleza, conforme las enumeraba Aristó­teles, fundamentales a la sana conducta del hombre. Tradicionalmente se puede aún clasificar las virtudes como personales - para el perfeccionamiento del individuo -; sociales - que lo preparan para hacer siempre el bien al prójimo -; y religiosas - que facultan y dan sentido a los deberes en re­lación a Dios. Es posible añadir a las virtudes el buen consejo o arte de bien aconsejar, el recto juicio o el sentido común que da la capacidad para evaluar o juzgar los acontecimientos en su valor real y a las personas en su propia realidad y otras expresiones virtuosas...

El mayor enemigo de la virtud es el vicio o disposición para hacer el mal; éste resulta de los apetitos inferiores de la personalidad con sus consecuentes daños morales. El vicio es herencia del primitivismo que aún perdura en la naturaleza humana, cuya voluntad moral, débil, se somete a sus impulsos en perjuicio de la razón. La virtud es la conquista más desafiante para el hombre, que se debe empeñar por conseguirla. Ella propicia, a la vida, nobleza y dignidad, cambiando las asperezas del proceso evolutivo y facultando alegrías al su­perarlas. El arte, la ciencia, la tecnología facilitan y embellecen, sin duda, la vida, pero solo la adquisición de la virtud moral proporciona al hombre equilibrio, autocontrol, feliz intercambio con sus semejantes y con todo lo que rodea, transformándose en la mas alta realización personal. De las virtudes cardinales bien vividas, nacen la fe, la esperanza y la caridad, sin las cuales el individuo no se encuen­tra con su propio yo. De ésas, surgen la humildad, el perdón, la paciencia, la abnegación, la renuncia, la beneficencia... Delante de todas, para el perfecto éxito, se impone la humildad.

Sin ésta, las otras enflaquecen y pierden su valor. El orgullo, la vanidad, la presunción constituyen vicios que impiden el desarrollo y la grandeza de la virtud. La ética espirita, examinando las virtudes cardinales o esenciales para el hombre, fiel al pensamiento cristiano y pauli­no, establece que la caridad o acción del bien por amor al bien en favor de alguien, con conocimiento del bien, es por excelencia la base mas importante para la conquista de otros relevantes valores morales. Examinando la necesidad de la virtud para el hombre, enseña Frangois-Nicolas-Madeleine (Espíritu), en "El Evangelio Según el Espiritismo" (*): "La virtud, en su más alto grado, en­ cierra el conjunto de todas las cualidades esenciales que consti­tuyen el hombre de bien. Ser bueno, caritativo, laborioso, sobrio y modesto, son las cualidades del hombre virtuoso. Infelizmen­te, estas cualidades están muchas veces acompañadas de pe­queñas enfermedades morales que les quitan el brillo y las atenúan. El que hace gala de su virtud, no es virtuoso, puesto que le falta la cualidad principal: la modestia, y puesto que tiene el vicio más contrario: el orgullo."

Quintín López Gómez


Extraído del libro “Hacia las estrellas” 
Médium Divaldo P Franco.

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                                                       KARDEC NO ESTÁ EN DISCUSIÓN
Jon Aizpúrua

Una de las cuestiones más difíciles y delicadas que se han presentado en el Espiritismo desde sus propios inicios se relaciona con sus posibilidades para mantenerse actualizado frente a los avances que se producen continuamente en todas las áreas del conocimiento, y, al mismo tiempo, preservar los principios básicos que garantizan su identidad doctrinaria y constituyen la razón misma de su existencia.
Identidad y cambio, son pues, los términos de una ecuación que exige una actitud abierta, equilibrada y prudente. Una actitud, precisamente, como la que adoptó en su tiempo Allan Kardec, el ilustre fundador y codificador de la Doctrina Espírita , y es por eso, que la lectura de sus obras nos inspira tanta confianza y seguridad en la correcta orientación que él trazó, siguiendo además las pautas que le proporcionaron espíritus de altísima elevación moral e intelectual. En El Libro de los Espíritus y demás textos que integran la Suma Kardeciana, encontramos de manera explícita los criterios que definen los rasgos progresistas de la naciente idea:
Doctrina evolutiva:
“El Espiritismo, avanzando con el progreso, nunca quedará rezagado, porque, si nuevosdescubrimientos le demostrasen que está en el error en algún punto, él se modificará en ese punto y si una nueva verdad se revelase, él la aceptará”
Científica, filosófica y moral:
“El Espiritismo es a la vez una ciencia de observación y una doctrina filosófica. Como ciencia práctica, consiste en las relaciones que pueden establecerse con los espíritus; como doctrina filosófica, comprende todas las consecuencias morales que se desprenden de semejantes relaciones”
Abierta:
“El Espiritismo, so pena de suicidio no puede cerrar las puertas a ningún progreso”
Dinámica:
“La inmovilidad, en vez de ser una fuerza, se convierte en una causa de debilidad y rutina para quien no sigue el movimiento general; rompe la unidad, porque quienes desean ir hacia adelante se separan de los que se obstinan en quedarse atrás”
Racionalista:
“La fuerza del Espiritismo reside en su filosofía, en el llamamiento que hace a la razón y albuen sentido”
Arreligiosa:
“No teniendo el Espiritismo ninguna de las características de una religión, en la acepciónusual de la palabra, no podía ni debía presentarse con un título sobre cuyo valorinevitablemente se habría equivocado. Es por eso, que simplemente se dice doctrina filosófica”
Universalista y fraterna:
“La fraternidad debe ser la piedra angular del nuevo orden social. Pero, no habrá fraternidad real, sólida y efectiva si no estuviese apoyada sobre una base indestructible; esta base es la fe; no la fe en tales o cuales dogmas particulares, que cambian con los tiempos y lospueblos se lanzan piedras porque, anatematizándose, mantienen el antagonismo, sino la fe en los principios fundamentales que todo el mundo puede aceptar: Dios, el alma, el futuro, el progreso individual indefinido y la perpetuidad de las relaciones entre los seres. Esta es la fe que da el Espiritismo y que será de ahora en adelante el centro en torno del cual se moverá el género humano” Tales características, claramente puntualizadas en estas citas de Kardec, representan la mejor garantía de que el Espiritismo, no solamente vino en el momento oportuno, superando dialécticamente las carencias y errores tanto del materialismo como de lareligión; sino que llegó para quedarse, mostrando a la humanidad un camino cierto hacianuevos y superiores destinos.
Cerca de siglo y medio ha transcurrido desde que fue codificado, y en todo ese tiempo, rico  en transformaciones sociales, científicas, intelectuales, culturales, económicas y políticas,los postulados básicos que definen al Espiritismo, lejos de resultar lastimados por el impacto de esos cambios, se han fortalecido, pues han aparecido nuevas evidencias que confirman su autenticidad y veracidad.
Ahora, en la antesala del siglo XXI, con los nuevos enfoques de las ciencias naturales y de las ciencias sociales que han dado origen a concepciones emergentes como las que ofrecen la biología molecular, la física cuántica, la psicología transpersonal o la parapsicologí a, se está abriendo paso un nuevo paradigma del conocimiento que se define como holista, sistémico, dialéctico, ecológico y profundamente espiritualista.
Un paradigma donde se representa al Universo como la cristalizació n del pensamiento y la voluntad de Dios, como un infinito sistema en continua evolución, y al hombre como una compleja unidad bio-psico-socio- espiritual. En ese paradigma, los principios fundamentales que integran el cuerpo doctrinario del Espiritismo: Dios, espíritu, supervivencia, reencarnación, evolución, mediumnidad y pluralidad de mundos habitados, se ubican con perfecta comodidad.
Si esto es así, ¿qué se debe entender, entonces, por actualización del Espiritismo? Pues,Exactamente lo mismo que entendió y previó Kardec: mantenerlo siempre actual, de manoscon el progreso y no a sus espaldas. Y eso es lo mismo que ya consideraron necesariopensadores de la estirpe de Léon Denis, Gabriel Delanne, Gustavo Geley, Ernesto Bozzano,Amalia Domingo Soler, Quintín López Gómez, Antonio Freire, Oliver Lodge, Cosme Mariño,Manuel Porteiro, Humberto Mariotti, Angelo Torteroli, Carlos Imbassahy, Herculano Pires,Deolindo Amorim, Soto Paz Basulto, Rosendo Matienzo Cintrón, Luis Zea Uribe, Ernesto Moog, Pedro Alvarez y Gasca, David Grossvater, Manuel Matos Romero, para mencionar solamente algunos de sus más insignes representantes en diversas épocas y naciones.
Actualizar el Espiritismo no implica, en forma alguna, la eliminación o la sustitución de ninguno de sus postulados centrales. Pero significa, eso sí, revisar la manera como sonentendidos e interpretados, y adecuarlos a las nuevas conquistas del Conocimiento científico. Encontramos numerosos temas y conceptos que apenas fueron insinuados en las obras kardecianas, y que requieren ser completados y desarrollados. La ciencia y sus aplicaciones tecnológicas han abierto rumbos que antes no existían y que el Espiritismo debe también incorporar. Y el lenguaje con que se comunican las ideas, con todas sus implicaciones semánticas y semiológicas, debe ser revisado, modificado y perfeccionado. Eso, que es tan obvio y elemental, y que provoca tanto escozor a los espíritas de  mentalidad conservadora y dogmática, ya lo hizo Kardec en su momento. En abril de 1857  publicó El Libro de los Espíritus conteniendo 501 preguntas y respuestas, y en 1860, dio a  conocer la que sería la segunda y definitiva edición con 1018 cuestiones. ¡Había revisado  diversas opiniones y más que duplicado el número de asuntos abordados! En 1858 publicó  Instrucción práctica sobre las manifestaciones espíritas, y después tomó la decisión de no  editar más esa obra y refundirla en El Libro de los Médiums. Tanto en sus libros como en la  Revue Spirite, Kardec reconoce, con la honestidad que le caracterizaba, que en numerosas  oportunidades se vio obligado a variar su opinión sobre ciertos temas e interpretaciones, e  invita a los espíritas a actuar siempre de ese modo para evitar que la doctrina quede  marginada del progreso en general. 
Para nosotros está muy claro que se debe resguardar la integridad de la doctrina y la fidelidad a las directrices que fueron trazadas por la espiritualidad superior, y que se debe permanecer alerta ante las “innovaciones” de extrañas procedencias que han tratado de infiltrarla, presentándose a sí mismas como “revelaciones superiores”, y que en verdad, nada aportan de interesante o constructivo, y por el contrario, introducen ideas absurdas y extravagantes que desacreditan a quienes las admiten.
La actualización del Espiritismo es un planteamiento y una actitud que se sintonizan plenamente con la letra y con el espíritu de las enseñanzas de su ilustre Codificador. No otra cosa haría él en estos momentos y no otra cosa nos está reclamando que hagamos. Esta convicción nos mueve a expresar con firmeza y serenidad que la vigencia de Kardec no está  en discusión, que su pensamiento es muy actual, y que el sentido dinámico y progresista de  su obra es la mayor garantía de que siempre estará en sintonía con el progreso. Es por eso, que la C. E. P. A. está convocando el XVIII Congreso Espírita  panamericano, que  va a realizarse con gran éxito en octubre próximo en la hermosa ciudad de Porto Alegre, con la intención de comenzar a discutir sobre el tema de la actualización, inaugurando  apenas un proceso que habrá de ser continuado en otros eventos, con la participación de  todos los espíritas que aman esta hermosa doctrina y desean verla siempre fresca, dinámica  y abierta.
La actualización del Espiritismo es una necesidad inaplazable y un desafío a la inteligencia, a  la cultura y a la sensibilidad de los espíritas. Marchamos hacia ese proceso enarbolando la bandera de Kardec y sintiendo en nuestras almas la inspiración de ese mundo espiritual superior que orienta, anima e impulsa todo esfuerzo que contribuya a la  superación de la humanidad.
Editorial da Revista América Espírita, número 56, de março/2000
Recopilación: Cassio Lopes
Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta
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miércoles, 8 de junio de 2016

Desánimo espiritual


¿Qué ha que hacerse para recibir ayuda del mundo espiritual?
* Es muy fácil. Sólo hay que pedirlo. Se trata de intentar enviar un mensaje telepático desde el sentimiento a través del pensamiento al mundo espiritual, y esperar a ver qué sucede. Simplemente se trata de exponer lo que a uno le pasa y lo que uno necesita, y pedir ayuda. Los espíritus guía están ahí para captar esos mensajes y actuar en consecuencia. Si lo que pedís lo hacéis de forma sincera, de corazón y lo hacéis con la intención de lograr vuestra mejora espiritual, no tengáis duda de que obtendréis una repuesta. Esta es la autentica forma de orar, y no el repetir una y otra vez un motón de frases con alabanzas a Dios, Jesús, o la Virgen que no tienen ningún significado ni para vosotros ni para el mundo espiritual.
- ¿Y cómo se contacta con el o los espíritus guía? Es decir, cómo es esa ayuda que viene del mundo espiritual.
* Si la ayuda que recibís no es evidente para vosotros es porque esta ayuda se da de manera muy sutil, para no interferir en vuestro libre albedrío, y sólo se da cuando el espíritu lo necesita y esta receptivo para recibirla. El espíritu guía se comunica con vosotros mentalmente, a través de la voz de la conciencia. También el resto de espíritus os hablan mentalmente y os sugieren ideas dependiendo del tipo de inquietudes que tengáis. Por tanto, en la voz de la conciencia de cada uno hay una parte que viene el mundo espiritual, tanto de los guías como de los hermanos espirituales.
Pero también hay una parte de nuestro propio yo espiritual, que alberga la sabiduría de incontables encarnaciones. En cualquier caso, esa voz intenta aconsejaros y ayudaros a resolver vuestros problemas, para que de cada circunstancia de la vida, sea ésta dolorosa o feliz, saquéis el mayor provecho posible para vuestra evolución espiritual, para que os sirva en vuestro proceso de eliminación del egoísmo y en vuestro aprendizaje de lo que es el amor incondicional. Para poder percibir esta ayuda hace falta creer que es posible, estar dispuesto a hacer las preguntas que necesitáis responder y estar dispuesto a hacer caso de las respuestas que os llegan desde la voz de la conciencia.
- ¿Tiene que ver esto con la meditación?
* Sí. Desde el punto de vista espiritual, meditar es intentar desconectar de los problemas diarios para alcanzar un estado de serenidad que permita escuchar la voz del interior que nos ayude a mejorarnos, a ver nuestros defectos y a empezar a vivir desde el sentimiento. Meditar implica analizarse a uno mismo para conocerse a uno mismo, descubrir cuándo actúa uno con el egoísmo y cuando por lo que siente. No importa qué método utilicemos para conseguirlo, si es más o menos estético, porque ya no es lo que se hace sino con la intención con la que se hace, y a veces nos quedamos con la apariencia pero no con el fondo. Lo digo porque hay mucha gente muy flexible y que tiene gran habilidad para colocarse y aguantar en posición de loto durante horas, que respira profundamente, dejando su mente en blanco, pero que una vez sale de la relajación continúa con sus malos hábitos espirituales y que se convence a sí misma de que es espiritual sólo porque practica  una técnica de relajación determinada. Esto último no es meditar, sino sólo aparentar.
- ¿Cómo oír la voz de la conciencia? A mí eso me parece muy difícil. Es decir, ¿cómo distinguir entre un pensamiento que viene de la conciencia y cualquier otro pensamiento común de nuestra mente?
* Para que podáis oír claramente la voz de la conciencia tenéis que intentar acallar por un rato el parloteo de vuestra mente, liberarla durante esos momentos de las preocupaciones cotidianas. Buscad un
momento de tranquilidad al día para estar con vosotros mismos, para meditar sobre vuestros males y vuestras actitudes del día, y entonces, si lo hacéis sinceramente, se os ayudará a encontrar las respuestas que
necesitáis y se os reconfortará para que afrontéis con mayor entereza vuestras pruebas. La voz de la conciencia no es complaciente, no es parcial, no miente, y dice cosas que pueden molestar a nuestro egoísmo. Hay personas que tienen el canal de comunicación espiritual más abierto, porque confían en esta forma de percepción y han puesto su voluntad para mejorarla, y pueden distinguir entre una respuesta conseguida por reflexión propia o una dada por los espíritus guía, pudiendo establecer un diálogo consciente con ellos.
- ¿Esta es la única forma en que se nos ayuda desde el mundo espiritual?
* No. También recibís todos una ayuda más directa durante el sueño.
Mientras el cuerpo duerme, el espíritu se despega por unos momentos del plano físico para acceder al plano espiritual, encontrándose con sus guías y seres queridos que le echarán una mano para resolver los problemas del día a día y darle fuerzas para continuar. Es decir, que todos realizáis viajes astrales durante la noche, aunque no de manera consciente. En la mayoría de gente, este contacto con el mundo espiritual vivido durante el sueño no se recuerda con total claridad, sino que sólo aparece en forma de imágenes y recuerdos más o menos nítidos, los sueños, que contienen en sí mismos ayudas espirituales encriptadas que ayudan a ver más claramente lo que cuesta tanto ver en estado de vigilia. Por esto es tan importante dormir bien para estar bien anímicamente, porque cuando la persona no duerme se impide a sí misma entrar en contacto directo con el mundo espiritual y recibir la ayuda y el aliento que necesita para afrontar las pruebas del mundo físico.


( Aportado por Angeles Calatayud )

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                    Desánimo Espiritual 

Cuando entramos en contacto con un ideal filosófico y/o espiritual que nos toca la razón y el convencimiento, y por afinidad nos sentimos identificados con sus preceptos, es natural (y de hecho, coherente) que pasemos a incorporarlos a nuestro día a día., al menos si estamos interesados en “educar” ciertas áreas personales, mejorar nuestro patrimonio espiritual o, en definitiva, crecer como individuos. La Doctrina espirita, que es claramente evolucionista, evidencia notablemente esto de que hablamos, ya que la auto-reforma de la persona es su fin más característico.

Es común que en los primeros momentos de adhesión a este ideal filosófico (como ocurre cuando se abrazan otros ideales del mundo), la ilusión y el entusiasmo marquen los primeros pasos... Este estado es normal (y hasta positivo), pero no durará mucho tiempo si no incorporamos, a la vez, otros aspectos que den mas seguridad y madurez a la trayectoria moral o doctrinaria que hemos elegido por afinidad de espíritu... 
Ilusión, proyectos de auto-crecimiento, ganas de hacer cosas, etc... Aparquemos por un momento todo esto a un lado: vamos a situarnos. 
Como en todos los proyectos de vida que iniciamos, el saber situarnos previamente, resulta un paso de especial importancia.., y lleva intrínseca una trascendencia q, en general, no valoramos; no solo por lo que vale, sino por las repercusiones que tendrá mas tarde, en nuestra trayectoria espiritual... Decimos esto porque, infelizmente, esto no ocurre así, y normalmente pasamos rápidamente a incorporar nuevas perspectivas espirituales y a adoptar hábitos morales nuevos sin un planteamiento previo, sin una auto-evaluación de nosotros mismos (ese “situarse”, acoplarse...de que estamos hablando). 
Pero, ¿qué significa saber situarse? Pues básicamente, meditar cual es nuestra condición interna (y global) como individuos en evolución, y tener clara nuestra realidad psicológica verdadera (sin enmascarar nada, con total honestidad)..es decir: nuestras inclinaciones afectivas, nuestras adquisiciones morales, pero sobretodo; nuestros miedos, inferioridades y pequeñas o grandes miserias, aquellas que nos encadenan al sufrimiento, pero, a la vez, nos definen como humanos..seres de luz en arduo tránsito hacia la Perfección...

Una vez hecho este “inventario” moral y psicológico (una acción que tiene que ser valiente y sincera, pues se trata de reconocer nuestra porción de sombra ..), el paso siguiente e igualmente imprescindible es aceptar todo esto que somos... plenamente.

TOMA DE CONTACTO INTERIOR
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RECONOCIMIENTO MORAL
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ACEPTACIÓN 

Recordamos que toda esta especie de “sondeo” personal es para un mejor rendimiento de nuestro potencial, una puesta a punto para ofrecer lo mejor de nosotros mismos a la causa que abrazamos... conscientes de lo que somos y de las cosas que aún tenemos que trabajarnos.

Sin la auto-aceptación consciente de nosotros mismos, tal como estamos en este momento de nuestra existencia, poco adelantaremos en nuestra singladura evolutiva y poco podremos ofrecer al campo elegido de nuestros ideales (ya sean estos sociales o espirituales). No existe auto-conocimiento pleno ni reforma moral sin auto aceptación ...de que somos criaturas aún frágiles, marcadas por nuestro pasado milenario, llenas de pequeñas o grandes virtudes, pero igualmente, de grandes o incluso graves defectos. Pero no obstante, es desde esta imperfecta realidad de nosotros mismos, que el Padre de todos nos ama... y si El nos acepta tal como somos, no hay ningún motivo para que no lo hagan los demás, pero sobretodo nosotros mismos.

Llamamos la atención de todos aquellos compañeros que leen este artículo sobre la importancia de SITUARSE y AUTO-ACEPTARSE. Porque si no tenemos en cuenta todo esto, antes o después, nuestra ilusión y fuerza inicial dentro del Espiritismo (o en cualquier otra doctrina o ideal), se irá transformando en apatía y desilusión; al no haber “sincronizado” adecuadamente nuestro caudal de defectos y viciaciones (tan de la humana naturaleza, ya dijimos) con la propuesta de auto-educación y reforma de la doctrina de los Espíritus..., es como empezar la casa por el tejado, pues la auto reforma y el acoplarnos a las leyes espirituales no se hace en un solo paso, es un proceso gradual, en el que no se recomiendan pausas excesivamente largas y acomodadas, cierto es, pero desde luego sin acelerones que, además, excluyan la reflexión de lo que somos antes de ponernos en funcionamiento. Todas las cosas del cielo y de la tierra tienen su tiempo... 
Si no omitimos este analizarse y auto aceptarse (sin reservas), sin enmascaramientos morales ni falsos testimonios; de forma inconsciente, el peso de nuestra realidad como necesitados espirituales (que en mayor o menor medida somos todos) se nos irá haciendo cada vez más pesado, tanto que nos irá pareciendo, cada vez con más frecuencia, mucho más “consolador” el abandonarnos a nuestras inferioridades que a trabajarlas, perdiendo así un excelente medio de hacerlo mediante el estudio de la Doctrina y el apoyo espiritual que esta conlleva. 
Y es que el optar por el opuesto de todo esto que estamos exponiendo, es la aparición de los primeros “agentes” del desánimo, producto de desproporcionadas auto-imposiciones y las sutiles mortificaciones de conciencia que resultan al compararnos ,desproporcionadamente, con Espíritus superiores o los grandes bultos del Progreso (y reconocer cuanto camino nos queda para esto), acción esta que provoca el “resaltamiento” de nuestras inferioridades y, seguidamente, el no considerarnos como dignos elementos humanos que mucho tienen aún que ofrecer, pese a nuestra humana imperfección.

El no hacer todo esto que nos puede parecer tan pueril, en los primeros momentos de abrazar determinada causa en la que ponemos confianza y proyectos, determina en gran medida la trayectoria que proyectaremos en la misma. Es por esto que observamos de cuando en cuando, como determinados compañeros del camino (detentores de excepcionales posibilidades internas), terminan cayendo en una especie de ansiedad moral que en nada ayuda y que, más tarde o más pronto, termina conduciendo a la desilusión, la falta de fe y el consecuente tirar la toalla que acaba tristemente con las nobles aspiraciones de muchos.

Por ello: AUTOACEPTACION de lo que somos y sentimos, como primer paso... y PERSEVERANCIA, como herramienta de todos los días.

Paz, Luz y Trabajo para todos.
Un compañero de todos. (FEE)


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      En la luz del trabajo


    Virtud es también agradecer el trabajo ajeno y caminar construyendo.
Cuando transites por las veredas, dirige un pensamiento de gratitud hacia quienes fabricaron las baldosas con las que están hechas; alimentándo-te sentado a la mesa, acuérdete de los sacrificios del labrador que trató la semilla que hoy, transformada en pan, te llevas a la boca; en el hogar, recuerda a quienes levantaron el techo que te cobija, tal vez arriesgando sus proprias vidas; en una simple copa de agua que aplaca tu sed, puedes meditar en cuántos brazos se unieron en múltiples tareas con el fin de que tú la recogieras pura del grifo ...
En todas partes se inclina la vida frente a nosotros con el fin de que aprendamos de ella el don de servir, amparándonos con su permanente atención.
No hay fruto que aparezca ya maduro.
El humilde haz de leños que te proporciona fuego, exigió una prolongada actividad de la Creación.
Todo lo que existe de útil demandó humildad, disciplina, constancia, paciencia.
La Sabiduria Divina todo lo ha dispuesto para que los grandes y los pequeños se mancomunen en la sustentación del bien eterno, conservándose cada cual en su nivel característico.
El sol engendra las larvas. Las larvas fertilizan la tierra.
La planta nutre al sabio. El sabio erige la escuela.
Por más que brille en el firmamento, la estrella no comple con la función de la flor que perfuma, así como el oceano imponente no substituye al riacho que baña las entrañas de la tierra para que el valle se corone de verdor.

Todo se esfuerza junto a nosotros para que la alegría nos regocije hasta límites más allá de los necesarios.
Si ya alcanzaste el discernimiento iluminado por la convicción de la inmortalidad, posees ya bastante resonancia en el raciocinio para oír el llamado constante que te hace la vida: ¡ Trabaja, trabaja ! ...
Si ya sabes que otros mundos con distintos grados de evolución están eslabonados a éste, no desconoces que tu merecimiento, aquí y en todas partes, será valorado por las obras que realices.
Es por ello que no debes dejarte invadir por el desánimo, ni tampoco confiarte al falso placer de la haraganería.
Meditemos en las fuerzas del Universo que nos sirven infatigablemente sin preguntarnos nada, y para que la virtud se nos instaure genuinamente dentro del corazón: ¡ Trabajemos, trabajemos ! ...

(Del libro "Opinión Espírita", por los espíritus Emmanul y André Luiz, médiuns Francisco Cândido Xavier y Waldo Vieira, traducción de Héctor Centrón, Instituto de Difusão Espírita) 

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Las virtudes para el aprendizaje del Amor 

Aunque en este ensayo teórico parezca muy fácil amar, lo cierto es que se necesita de mucha educación, práctica y voluntad para llevarlo a cabo. Para ello, a lo largo de los tiempos, las religiones, en su papel de educadoras de las almas, nos han enseñado la práctica de las virtudes. 
La mayor de ellas es la bondad y, como en si misma no lleva nada malo, debe conducir forzosamente al amor. La caridad es otra virtud fundamental, pues sirve para reparar injusticias o carencias en los seres necesitados y también para neutralizar el egoísmo de los seres más favorecidos, que al practicarla dan a los recursos que poseen la utilidad que la Providencia espera de ellos. En la humildad y en la sencillez siempre ha encontrado el hombre de bien su resguardo frente a las agresiones exteriores. Son estas virtudes las que un beneficio más inmediato aportan al ser. 
La laboriosidad, aunque menos apreciada actualmente por los hombres, constituye un gran mérito delante de la Justicia Divina, pues todo trabaja en la Creación, constituyendo la ociosidad un estado de enfermedad del alma. Finalmente, la sobriedad y la modestia colocan a la criatura humana en la posición exacta que le corresponde ante Dios, pues dan la visión de la pequeñez humana al mismo tiempo que le muestran sus caminos de crecimiento. 
Todas las virtudes son hijas del amor y se encuentran en aquellos que aman. De la misma forma que los colores agregados forman la luz blanca, podemos decir que la suma de todas las virtudes constituyen el amor. Este es el motivo por el que aquellos iniciados o personajes religiosos esclarecidos han puesto su énfasis en el desarrollo de las virtudes, para que ellas nos ayuden a no errar y para que nos fortalezcan el carácter. Dichas criaturas, un poco más sabias que el resto, eran y son conocedoras de aplicamos al amor. 
Es muy fácil y de una belleza sublime el decir que nos amemos, el mismo Jesús nos sintetizó su Doctrina de este modo. No obstante, a muchas criaturas les resulta muy difícil de aplicar. A ellas, les aconsejamos que se apliquen a la virtud, que en caso de duda se inclinen al máximo de bien posible y de este modo aprenderán a amar. 
Capítulo X — De la Paz interior. 
Al aplicarnos a la práctica del bien y al cultivo del amor, recibiremos la Paz interior como recompensa de lo Alto a nuestros esfuerzos. Dicha Paz formará parte de nuestras conquistas y podemos poseerla desde el momento en que nos iniciemos en nuestra auto-reforma y autoconocimiento, cualquiera que sea nuestro grado de evolución. Por eso, Cristo derramó a manos llenas la Paz, para que la criatura humana supiese y sintiese el resultado de la aplicación de su Doctrina, la cual a su vez pertenece al mundo espiritual. 
Como ya hemos advertido en nuestra introducción, la Paz forma parte de las características de los mundos más adelantados que el vuestro, siendo emitida al Universo para el auxilio de los seres y planetas en vías de regeneración. Al estar la Tierra aún en transición hacia este estado, todavía no goza de la paz necesaria a tal propósito. Cuando todas las criaturas humanas abracen el ideal de Cristo y tengan conocimiento pleno de las Leyes Espirituales, entonces la Paz reinará absolutamente en el planeta y se verá cumplida la promesa del Cristo de «instaurar su reino en la Tierra». 

Las Facultades Del Espíritu 
David Estany Prin 
Dictado por espíritus Hermanos de la Caridad.


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