martes, 7 de junio de 2016

¿Los fenómenos paranormales sugieren otra realidad inmaterial?









 ¿Los  fenómenos paranormales sugieren otra realidad inmaterial?

          La respuesta  a esta cuestión siempre resulta muy ambigua e incompleta, porque es tan amplio y extenso el campo de investigación en cuanto a variedad de fenómenos, que haría falta todo un tratado para abordar tan amplio tema, pero por  ellos queda claro que existe otra realidad diferente a la realidad de la materia.
       La  Parapsicología  hizo una clasificación y diferenciación de los fenómenos  paranormales.    
        El    Prof.  Alexander   Aksakoff , padre de esta ciencia experimental,  que es la actual Parapsicología, los   clasificó    en:  dos grandes grupos :   
  
 - Los  fenómenos  Anímicos,  en  los  que  la  causa   que los origina  es 
la  propia  energía  psíquica y mental  de la persona que los origina.
    -  Los fenómenos  Espiríticos o Mediúmnicos, en donde  las energías  que intervienen a  veces, dan  prueba  de  que actúa una  inteligencia  extraña o ajenas independiente, son o exteriores  a  la  persona  o    
 personas  que  se  hallan  en  el  escenario  de manifestación  de esta clase de fenómenos.  A diferencia de los anímicos, el sujeto que los hace posible no es quien los origina a partir de su mente, sino que este es necesario para que el fenómeno de intervención espiríta 
 Alexander Aksakoff     acontezca, mediatizando en la presencia  del fenómeno.
                           Ante  todo  presunto  fenómeno  paranormal,  la  primera  medida  que  debe  adoptar    la   correcta   investigación  parapsicológica,  es  el clasificarlo debidamente, comprobando que  no  existe  una causa normal conocida que lo provoque; la segunda es comprobar  si tiene una posible explicación anímica, y finalmente cuando  esta  queda  absolutamente  descartada,  entonces  la   investigación entra  en  el  terreno  de  la  manifestación  espiritual.
        El problema está en el acendrado materialismo que condiciona a la Ciencia en general y a  la Parapsicología  en particular, de modo que todos los  fenómenos extra-normales   del tipo que sean, tienden sistemáticamente a  clasificarlos  en todos los  casos  como anímicos o causados  siempre a partir de  la  mente  humana de un sujeto especialmente dotado,  negando implícita y  sistemáticamente la posible intervención  y existencia  del  Ente espiritual libre  de la materia , como una energía inteligente, real e independiente del cuerpo  tras  su paso por la muerte.
         Cuando se admite   la realidad existencial del Espíritu  humano, libre de la materia, cabe  preguntarse:  ¿Este   Ser sin materia puede intervenir   acerca de  lo material con los  fenómenos  que   llamamos paranormales?;   ¿Es  realmente posible   poder comunicar  con  los llamados "muertos"?.   Existen las pruebas ciertas desde hace mucho tiempo.

- Jose Luis Martín -

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“La explicación de los hechos aceptados por el Espiritismo, así como de sus causas y de sus consecuencias morales, constituye toda una ciencia y toda una filosofía, que requieren un estudio serio, perseverante y en profundidad”
                                         - Allan Kardec-

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 Mensaje de André Luiz

La vida no cesa. La vida es fuente eterna y la muerte el juego 
oscuro de las ilusiones.
El gran río tiene su trayecto antes de llegar al mar inmenso.
Copiándole la expresión, el alma recorre igualmente caminos variados y etapas diversas. También recibe afluentes de conocimientos, aquí y allí, se acrecienta en tamaño y se purifica en calidad, antes de encontrar el Océano Eterno de la Sabiduría.
Cerrar los ojos carnales, constituye una operación demasiado simple.
Permutar el ropaje físico, no decide el problema fundamental de la iluminación, de la misma manera que el cambio de vestido nada tiene que ver con las soluciones profundas del destino y del ser.
¡Oh, caminos de las almas, misteriosos caminos del corazón! ¡Es necesario recorreros antes de intentar la suprema ecuación de la Vida Eterna! ¡Es indispensable vivir vuestro drama, conoceros detalle a detalle, en el largo proceso del perfeccionamiento espiritual!
Sería extremadamente infantil la creencia de que el simple “bajar el telón”, resolviese trascendentales cuestiones del Infinito.
Una existencia es un acto.
Un cuerpo — un vestido.
Un siglo — un día.
Un servicio — una experiencia.
Un triunfo — una adquisición.
Una muerte — un soplo renovador.
¿Cuántas existencias, cuántos cuerpos, cuántos siglos, cuántos servicios, cuántos triunfos, cuántas muertes necesitamos aún?
¡Y el letrado de filosofía religiosa habla de deliberaciones finales y de posiciones definitivas!
¡Ah! ¡Por todas partes, los cultos en doctrina y los analfabetos del espíritu!
Se hace necesario mucho esfuerzo del hombre para ingresar en la academia del Evangelio del Cristo, ingreso que se verifica, casi siempre de extraña manera – él solo, en compañía del Maestro, efectuando el curso difícil, recibiendo lecciones sin cátedras visibles y oyendo vastas disertaciones sin palabras articuladas.
Muy larga, por tanto es nuestra jornada laboriosa.
Nuestro pobre esfuerzo quiere traducir, apenas, una idea de esa verdad fundamental.
¡Muchas gracias, amigos míos, por vuestra atención!
Nos manifestamos, junto a vosotros, en el anonimato que obedece a la caridad fraternal. La existencia humana muestra gran mayoría de vasos frágiles que no pueden contener aún toda la verdad. Además, no nos interesaría, por ahora, sino la experiencia profunda, con sus valores colectivos. No atormentaríamos a nadie con la idea de la eternidad.
Que los vasos se fortalezcan, en primer lugar. Suministraremos solamente algunas ligeras noticias, al espíritu necesitado de nuestros hermanos en la senda de realización espiritual, y que comprenden, con nosotros, que “el espíritu sopla donde quiere”.
Y, ahora, amigos, que mi agradecimiento se calque en el papel, recogiéndose en el gran silencio de la simpatía y de la gratitud. Atracción y reconocimiento, amor y júbilo, viven en el alma. Creed que guardaré semejantes valores conmigo, a vuestro respecto, en el santuario del corazón.
Que el Señor nos bendiga.
ANDRÉ LUIZCapítulo tomado del libro,, "NUESTRO HOGAR", ANDRÉ LUIZ.



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Estrés y Espiritualidad

Para el gran público, el estrés es una situación psicológicamente agresiva que repercute en el cuerpo. Este, sin embargo, es apenas uno de los aspectos del estrés, su versión psicosomática, hay otros, sin embargo, a ser considerados. 

En verdad, el ser humano vive en estado de estrés permanentemente, bombardeado por factores estresantes diversos – físico, psico-emocionales, y espirituales – que le exigen constante adaptación al mundo que lo rodea. 
Los factores estresantes emocionales tanto pueden ser tristes, como la muerte de un ser querido, el desempleo, o felices, como el éxito del atleta o las alegrías del reencuentro – todos desencadenan, del mismo modo, los mecanismos y las consecuencias del estrés. Lo mismo ocurre en relación a las impresiones nerviosas, como en el estado de cólera, miedo, etc., así como frente a los fenómenos físicos nocivos – frío, calor, fatiga, agentes tóxicos o infecciosos, ayunos, ejercicios físicos exagerados, etc.

En realidad el estrés es la respuesta no específica que el cuerpo da a toda la demanda que le hacemos. Él corresponde a la interacción entre una fuerza y la resistencia del organismo a esta fuerza. Es el complejo agresión-reacción.

Si la agresión es ocasionada por una gran diversidad de factores, la reacción comporta una parte idéntica, común a todos los individuos, y una parte propia de cada uno, denominada “coping” o aspecto específico de la reacción no específica.

En 1936, Hans Seley, descubridor del estrés, publicó sus primeros trabajos sobre el asunto. En 1950, describió el Síndrome General de Adaptación – Reacción de Alarma, estado de Resistencia y de Agotamiento – con sus aspectos bioquímicos y endocrinos, mostrando cuál es la reacción no específica del organismo a las agresiones del mundo exterior. Para él, la intensidad de la demanda, la duración y la repetición determinan la respuesta. Y condiciona el buen o mal estrés a la eficiencia o no de la fase de adaptación. Para Seley, todo individuo tiene un capital de energía biológica diferente y puede consumir sus reservas conforme tenga mal estrés.

En la reacción de alarma, la primera respuesta del organismo al estrés, entra en acción el sistema hipotálamo-simpático-adrenérgico que prepara el organismo para la lucha o fuga. Entran en juego la adrenalina y la noradrenalina, con eso, hay mucha producción de glicogenia, taquicardia, respiración acelerada, concentración de la sangre en los vasos principales y en los músculos estriados, inhibición de los sistemas digestivos, sexual e inmunológica.

Después de eso, otro sistema va a entrar en juego, el hipotálamo- hipofiso-suprarrenal con producción de ACTH y corticoides. Esos sistemas entran en funcionamiento en la fase de reacción y el organismo puede sufrir agotamiento o entrar en la fase de exhaustación, teniendo como resultado final enfermedad y muerte. Son numerosas las dolencias de adaptación, entre ellas, hipertensión, úlcera, hemorroides, ataques cardíacos, accidente vascular cerebral, diabetes, jaquecas, etc.

Hoy, como avance de los estudios, se considera el sistema limbo-hipotálamo-hipófisis-suprarrenaliano (LHHS). A través del hipotálamo en la zona parvocelular mediana del núcleo paraventricular (Corticotrophin Releasing Factor) y la Argenina Bazodepresiva (AVP) – determinan la liberación de ACTH por la hipófisis y está al cortisol por la suprarrenal. Como vemos, el estrés está ligado al centro de las emociones en el hipotálamo, así es importante el estudio de factores como el miedo, la rabia, etc., en sus mecanismos y reacciones. Así, cuando el individuo siente rabia, por ejemplo, es como si él estuviese delante de un predador, de un peligro inminente y esto desencadena la reacción.

Como vimos, cada individuo tiene una reacción específica frente al estrés. Él coloca sus estrategias de ajuste cognitivos y comportamientos, “coping”, para hacer frente a los agentes estresantes.
Las investigaciones han demostrado que enfermedades como la depresión están absolutamente unidas al estrés. Una investigación amplía, realizada en 52 países, de la cual participó el Dr. Álvaro Avezum, de Brasil, acerca de los factores de riesgo de la dolencia cardiaca, demostró que los psico-sociales entran en más del 30% de los casos.

El estrés es el campo de la medicina que reunifica cuerpo y alma. Su estudio está, por tanto, íntimamente ligado a la espiritualidad. Según las lecciones espirituales dadas en 1947, en el libro En el Mundo Mayor, nuestro cerebro tiene tres áreas distintas: la inicial, donde habita el automatismo y que está en el plano subconsciente, la del cortex motor que engloba las conquistas del hoy y está en el área del consciente y la de los lóbulos frontales que representan el ideal y la metas superiores y están vinculados al superconsciente. Esta clasificación encuentra respaldo en el libro de Paul Maclean, de 1986, The Triune Brain in Evolution, que nos habla acerca de esas tres regiones, afirmando que vemos el mundo a través de tres cerebros distintos.

Aprendemos también con los Instructores Espirituales que somos seres en evolución. Cuanto más cerca nos encontramos de la animalidad, más obramos con instintos y sensaciones. Con el paso del tiempo, y la evolución espiritual consecuente, pasamos a tener sentimientos, siendo el amor, el más sublime de ellos. Si estamos esclavizados a los instintos, la manera por la cual hacemos cara a los factores estresantes es muy primitiva y resulta casi siempre en un mal estrés.

Aprendemos también que es preciso humildad para vencer la animalidad inferior. Infelizmente, sin embargo, en nuestras relaciones en sociedad y en el hogar estamos muy lejos de ese sentimiento sublime que está íntimamente ligado al amor.

Así, la fe es importante porque abre las puertas del corazón para sentir y vivir el amor divino en nuestras vidas. A través de la oración, de la meditación, de la comprensión del valor del dolor, tenemos la posibilidad de conocernos a nosotros mismos y reaccionar de forma más equilibrada a las tensiones de la existencia humana. Comprendemos, igualmente, que es necesario entrenamiento para el perdón y para la eliminación de la rabia, de la envidia, de la amargura y de otros sentimientos negativos.

Nuestra búsqueda de la paz para vivir en el hogar, en el ambiente de trabajo, dentro de la sociedad tiene que ser centralizada en Jesús, el Médico de las Almas, que afirmó tener la paz verdadera para ofrecernos. Chico Xavier dijo con mucha sabiduría: ”La paz en nosotros no resulta de circunstancias externas y sí de nuestra tranquilidad de conciencia en el deber cumplido.” Para vencer positivamente el estrés es necesario guardar la paz, tenerla como patrimonio. Y esta pacificación interior que es responsable por el éxito de “Coping”, sólo será una conquista definitiva cuando hubiera armonía entre los tres cerebros. Para eso, no obstante, es imprescindible no olvidar que es necesario fe en Dios y obediencia a sus Leyes.

Por Marlene Rossi Severino Nobre
 Fue presidenta de la Asociación Médica Espírita de Brasil e Internacional.

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