viernes, 23 de junio de 2017

La Psique dormida



PROGRAMA DE TEMAS PARA HOY:

- El Dios de Spinoza
- Nuestros hijos.
- Ilusiones y fantasía
-La psique dormida

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                                                                   Baruch de Spinoza

                                    EL DIOS DE SPINOZA

Cuando Einstein daba alguna conferencia en las numerosas universidades de USA, la pregunta que le hacían los estudiantes era: 

-¿Cree Ud. en Dios? 

Y él respondía: 

-Creo en el Dios de Spinoza. 

El que no había Leído a Spinoza se quedaba en las mismas… 

 Baruch de Spinoza fue un filósofo neerlandés considerado uno de los tres grandes racionalistas de la filosofía del siglo XVII, junto con el francés Descartes 

Este es el Dios o Naturaleza de Spinoza: 

Dios hubiera dicho: 

"Deja ya de estar rezando y dándote golpes en el pecho! Lo que quiero que hagas es que salgas al mundo a disfrutar de tu vida. 
Quiero que goces, que cantes, que te diviertas y que disfrutes de todo lo que he hecho para ti. 

¡Deja ya de ir a esos templos lúgubres, obscuros y fríos que tú mismo construiste y que dices que son mi casa. 
Mi casa está en las montañas, en los bosques, los ríos, los lagos, las playas. Ahí es en donde vivo y ahí expreso mi amor por ti. 


Deja ya de culparme de tu vida miserable; yo nunca te dije que había nada mal en ti o que eras un pecador, o que tu sexualidad fuera algo malo. 
El sexo es un regalo que te he dado y con el que puedes expresar tu amor, tu éxtasis, tu alegría. Así que no me culpes a mí por todo lo que te han hecho creer. 

Deja ya de estar leyendo supuestas escrituras sagradas que nada tienen que ver conmigo. Si no puedes leerme en un amanecer, en un paisaje, en la mirada de tus amigos, en los ojos de tu hijito... 
¡No me encontrarás en ningún libro! 
Confía en mí y deja de pedirme. ¿Me vas a decir a mí como hacer mi trabajo? 

Deja de tenerme tanto miedo. Yo no te juzgo, ni te crítico, ni me enojo, ni me molesto, ni castigo. Yo soy puro amor. 

Deja de pedirme perdón, no hay nada que perdonar. Si yo te hice... yo te llené de pasiones, de limitaciones, de placeres, de sentimientos, de necesidades, de incoherencias... de libre albedrío ¿Cómo puedo culparte si respondes a algo que yo puse en ti? ¿Cómo puedo castigarte por ser como eres, si yo soy el que te hice? ¿Crees que podría yo crear un lugar para quemar a todos mis hijos que se porten mal, por el resto de la eternidad? 
¿Qué clase de dios puede hacer eso? 

Olvídate de cualquier tipo de mandamientos, de cualquier tipo de leyes; esas son artimañas para manipularte, para controlarte, que sólo crean culpa en ti. 

Respeta a tus semejantes y no hagas lo que no quieras para ti. Lo único que te pido es que pongas atención en tu vida, que tu estado de alerta sea tu guía. 

Amado mío, esta vida no es una prueba, ni un escalón, ni un paso en el camino, ni un ensayo, ni un preludio hacia el paraíso. Esta vida es lo único que hay aquí y ahora y lo único que necesitas. 

Te he hecho absolutamente libre, no hay premios ni castigos, no hay pecados ni virtudes, nadie lleva un marcador, nadie lleva un registro. 
Eres absolutamente libre para crear en tu vida un cielo o un infierno. 

No te podría decir si hay algo después de esta vida, pero te puedo dar un consejo. Vive como si no lo hubiera. Como si esta fuera tu única oportunidad de disfrutar, de amar, de existir. 

Así, si no hay nada, pues habrás disfrutado de la oportunidad que te di. Y si lo hay, ten por seguro que no te voy a preguntar si te portaste bien o mal, te voy a preguntar ¿Te gustó?... ¿Te divertiste? ¿Qué fue lo que más disfrutaste? ¿Qué aprendiste?... 

Deja de creer en mí; creer es suponer, adivinar, imaginar. Yo no quiero que creas en mí, quiero que me sientas en ti. Quiero que me sientas en ti cuando besas a tu amada, cuando arropas a tu hijita, cuando acaricias a tu perro, cuando te bañas en el mar. 

Deja de alabarme, ¿Qué clase de Dios ególatra crees que soy? 
Me aburre que me alaben, me harta que me agradezcan. ¿Te sientes agradecido? Demuéstralo cuidando de ti, de tu salud, de tus relaciones, del mundo. ¿Te sientes mirado, sobrecogido?... ¡Expresa tu alegría! Esa es la forma de alabarme. 

Deja de complicarte las cosas y de repetir como perico lo que te han 
enseñado acerca de mí. 

Lo único seguro es que estás aquí, que estás vivo, que este mundo está lleno de maravillas. 

¿Para qué necesitas más milagros? ¿Para qué tantas explicaciones? 

No me busques afuera, no me encontrarás. Búscame dentro... ahí estoy, latiendo en ti". 

Spinoza

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                                               NUESTROS HIJOS......
                                                                             

Nuestros hijos nos han sido prestados por un pequeño tiempo, para cuidarlos y guiarlos. Cuando lleguen a adultos, debemos de tener la valentía de dejarlos libre para que sigan con su destino. Nunca debemos hacerlos sentir responsables de nosotros por lo que hicimos por ellos. Ya que esa fue nuestra obligación

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ILUSIONES Y FANTASÍA

¿Si usted fuese abordado por un vendedor de ilusiones y fantasías, le daría oídos? ¿Compraría sus productos?
Antes que usted responda, pensemos un poco sobre el asunto.
Cuando buscamos el placer en el placer ajeno, estamos viviendo de ilusiones y fantasías.
Cuando leemos revistas que exhiben personas bonitas, elegantes, famosas, deleitándose en paraísos de mentira, estamos buscando sorber el placer de esas personas como si estuviésemos en su lugar.
Hay revistas especializadas en crear un mundo maravilloso, del cual solo pueden formar parte las personas ricas, bonitas y elegantes, o, si no son bonitas, por lo menos deben tener estilo.
Y, en esas páginas que son maravillosamente ilustradas, compramos fantasías y sorbemos ilusiones y mentiras.
Cuando retratan a una mujer joven, bonita, en su quinto casamiento, estampando en el  rostro una sonrisa amarilla, simulando felicidad, no podemos imaginar que esa sea la realidad.
No hay persona que pueda, por más fría que sea, envolverse con varios cónyuges e hijos, y salir sin herir  o herirse.
Cuando un hombre, de más de 60 años, que acaba de dejar esposa e hijos se exhibe, fingiendo suprema felicidad, con una esposa de 25 años, no puede estar viviendo más que una fantasía.
¿O será que es posible construir la felicidad sobre los escombros de los otros, en cuyos corazones clavamos el puñal de la infelicidad y de la indiferencia?
Observaremos con atención los miles de esos vendedores de ilusiones y percibiremos sombras de in manifestada tristeza. Son las gotas de amargura brotando en las profundidades del alma vacia y sin esperanza.
Así, antes sumergirnos en el mar de las ilusiones aportando en islas de fantasías, reflexionemos si ese es el camino que nos conducirá a la felicidad real.
Busquemos, antes, ejemplos de dignidad y honradez. Tomemos, de preferencia, el barco silencioso del trabajo digno y vistamos  el cobre de la honestidad para que estemos seguros si por ventura el mar está revuelto.
No embarquemos en la canoa agujereada del “falsa factura” que no resiste los embates de las primeras ondas de la razón y del buen sentido.
Nos cuenta un amigo, que estuvo en Estados Unidos, que una señora rica y excéntrica poseía un coche que era su pasión.

Manifestó, en vida, el deseo de ser enterrada dentro del. Y así fue hecho.
Cuando murió, los hijos prepararon el cuerpo y colocaron en el interior del vehículo, enterrándolo conforme fue su deseo.
Pasado algún tiempo, ese amigo nuestro, que es médium, intrigado con aquel hecho, fue abordado por el Benefactor espiritual que le dijo con pesar:
Es, nuestra hermana que consiguió enterrar su cuerpo en un automóvil lujoso, más infelizmente, en el Mundo de los Espíritus ella está  a pies, dependiendo de la misericordia ajena.

Así acontece con muchos de nosotros que nos permitimos vivir de sueños que nunca se tornaran realidad.
Ahora ya tenemos elementos para responder a la pregunta inicial: ¿compraríamos ilusiones y fantasías?


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Quitémonos la venda de los ojos y despedacemos las lentes oscuras que nos impiden ver la claridad  real de la vida, promoviendo en nuestro programa de acción eficiente allá donde nos encontremos. Nada de ilusiones.
Redacción de Momento Espirita.


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                     LA PSIQUE DORMIDA

La humanidad siempre ha soñado, unas veces despierta y otras dormida, y esos ensueños producían imágenes que despertaban sentimientos, que iluminaban proyectos, susurraban ideas que emergían de lo más profundo del ser, o nos aterrorizaban con sus pesadillas. Los sueños siempre han visto sus orígenes envueltos en misterio y enigma. Se han intentado explicar como fantasías, residuos mentales, ilusiones fallidas, traumas, complejos todo cabe en ellos, todo eso lo revela y nada de ello nos satisface por completo, hasta podemos predecir el futuro en uno de ellos, pero, a pesar de todo, no hemos encontrado una explicación a lo que nos ocurre por las noches, sigue siendo un misterio. Sin embargo existen, no hay duda, y si existen tienen una causa. Nadie tiene el poder de decidir por nosotros qué es real y qué no, a menos que le entreguemos ese poder a otra persona sometiéndonos a su opinión. Las vivencias de nuestro mundo interior nos corresponden únicamente a nosotros juzgarlas, pero, al mismo tiempo, las difi cultades para darles una explicación coherente y plausible son muy grandes, pues es un campo humano que casi no se ha explorado y la ciencia carece todavía de herramientas apropiadas para esa labor. Las que ha utilizado hasta ahora para descubrir y someter el mundo exterior y que ha proporcionado tantos éxitos no son, con todo, útiles en este terreno del conocimiento, por eso si nos sometemos a los dictados de los sentidos aceptándolos como únicos intermediarios para la conquista del saber perderemos una fuente de información de grandísima importancia, ya que si aceptamos como real únicamente lo que impresiona nuestros sentidos, entonces, el origen principal de nuestra existencia individualizada: la psique, el pensamiento, las emociones y todos los procesos del ser interior, se convierten en irreales o en falsos. Esto no se sostiene en un debate inteligente. Como expuso el ilustre psiquiatra carl Gustav Jung el hombre es un ser histórico, nace en medio de un contexto de múltiples dimensiones, de tipo físico, cultural, temporal, etc. que lo condiciona, que lo limita y que debe conocer. Según el gran médico suizo nuestro consciente es un edifi cio que tiene por cimientos los conocimientos ancestrales de épocas remotas de la humanidad, todo nuestro pasado se encuentra en él, por eso afi rmó: “la verdadera historia del espíritu no se haya en los libros doctos, si no en el organismo vivo, anímico, de cada individuo”1 . El niño que nace no lo hace con la mente vacía, en tabula rasa, sino que viene con un patrón mental, un esquema psíquico que le es propio. Esto se demuestra fácilmente porque los niños desde la más tierna infancia tienen su propia personalidad, y esto las madres lo saben. Todos nosotros tenemos una historia que proviene de vidas anteriores, esta historia, sus victorias, sus derrotas, sus dolores y sus alegrías son conocimientos que al acumularse van cimentando nuestro yo vida tras vida y estos conocimientos pueden afl orar como imágenes e historias en forma de símbolos y mitos compartidos a través del inconsciente colectivo con una difusión universal. En cada una de las culturas del mundo encontramos su propia mitología, con héroes, mitos, leyendas y símbolos. En ellas se relatan las experiencias de personajes que conforman un patrón de comportamiento: “Si haces esto, te sucederá tal cosa”, a una causa sigue siempre un efecto, las historias representaban ejemplos prácticos para la población que constituían su guía educativa, los modelos a imitar o a reprobar. Los símbolos tienen muchas coincidencias entre los distintos pueblos, pero también encontramos diferencias notables de interpretación del mismo símbolo. Tomemos la fi gura de la serpiente; mientras que para los griegos antiguos era símbolo de conocimiento y sabiduría, en los países católicos, debido a su ascendencia hebrea en lo religioso, representa al mal, la serpiente es la personifi cación del demonio. Recordemos que el símbolo de la medicina heredado de los griegos es una serpiente enroscada en un bastón. Está claro que no representa el mismo signifi cado que la serpiente de Adán y Eva. En sus investigaciones Gustav Jung siempre trató a sus pacientes desde la premisa que las experiencias presentadas - sueños, delirios, alucinaciones, visiones, etc.- eran reales, sin importar que fueran creaciones psicóticas, neuróticas o esquizofrénicas. Por su experiencia personal y profesional descubrió que los sueños contenían mensajes que de ser comprendidos y explicados le ayudarían a solucionar el confl icto de sus pacientes. Para Jung los sueños son la frontera entre el mundo del consciente y el del inconsciente, el mundo suprasensible, donde el tiempo y el espacio carecen de dimensión. En esta región psíquica las imágenes y los símbolos son la fuente de información que nos señala donde está el confl icto que origina la dolencia, el complejo o el desajuste mental, o también donde podemos encontrar la solución al problema que nos acucia. Estaba convencido que a través de los sueños podemos encontrar soluciones a nuestros problemas, podemos hallar las respuestas que tienen su origen en el inconsciente y que son interpretados mediante imágenes que siguen un patrón, un código, relacionado con la mitología y los arquetipos, de forma que nuestra mente consciente pueda llegar a interpretar el mensaje. De todo esto se dio cuenta Gustav Jung cuando tras leer la novela Fausto, de Goethe, tuvo el llamado “sueño de la conciencia”* en el que se le presentaron imágenes simbólicas tradicionales: El protagonista se ve en pleno huracán luchando por conservar una pequeña luz encendida mientras es perseguido por una gran sombra. El simbolismo es muy claro, pero hacen falta unos conocimientos previos que hoy en día, mayoritariamente, se han perdido, ¿Qué es la luz? ¿Qué representa la sombra? ¿Por qué luchamos contra el huracán? El Espiritismo nos permite observar desde otra óptica aún más profunda el estudio de los sueños, asunto tratado en “El Libro de los Espíritus” en las preguntas de la 400 a la 412 donde nos distingue el dormir como descanso del cuerpo físico y el soñar como la actividad que realiza el espíritu durante ese descanso físico. El espíritu desprendido del cuerpo obtiene mayor libertad y se comunica con los seres que aprecia, mas el cuerpo no participa de esa experiencia y es por eso que retiene con gran difi cultad esas impresiones, una vez reincorporado y despierto. Gracias a la mediumnidad de Francisco cándido Xavier podemos obtener información más precisa de lo que ocurre, de forma genérica, durante el sueño. Tenemos un buen ejemplo en el libro “Los mensajeros”, dictado por el espíritu André Luiz, en el capítulo 38, en el que una joven desprendida de su cuerpo durante el sueño, va a visitar a su abuela, desencarnada ya hace un tiempo y que reside en la colonia espiritual Nuestro Hogar1 . Veamos el texto: –Nieta –exclamaba la anciana, en tono firme–, no des tanta importancia a los obstáculos. Olvida a los que te persiguen y no odies a nadie. Conserva tu paz espiritual, por encima de todo. Tu madre no te puede ayudar ahora, pero cree en la continuidad de nuestra vida. Abuela no te olvidará. La calumnia, nieta, es una serpiente que amenaza el corazón; pero, si la encaramos de frente, fuertes y tranquilas, veremos, en poco tiempo, que la serpiente no tiene vida propia. Es una víbora de juguete que se quiebra como el vidrio, por el impulso de nuestras manos. Y, vencido el espantajo, en lugar de la serpiente, tendremos con nosotros la flor de la virtud: ¡No temas, querida! ¡No pierdas la sagrada oportunidad de testimoniar la comprensión de Jesús!… La joven señora no respondía, pero sus ojos semilúcidos estaban llenos de lágrimas. Demostraba en el gesto vago una consolación divina, recostada en el pecho cariñoso de la devota anciana. La explicación de cómo es percibido e interpretado el “sueño” es muy interesante: –Esta hermana, ¿se acordará de todo, al despertar en el cuerpo físico? –pregunté, intrigado, a nuestro orientador. Aniceto sonrió y aclaró: –Siendo la abuela superior y ella inferior, y, examinando la condición de los planos de vida en las que ambas se encuentran, la joven encarnada está bajo el dominio espiritual de la benefactora. Por lo tanto, existe entre ambas una corriente magnética recíproca, pero, donde se destaca que la abuela amiga es poseedora de una ascendencia positiva. La nieta no ve el ambiente con precisión, ni oye las palabras integralmente. No olvidemos que el desprendimiento en el sueño físico vulgar, es fragmentario y que la visión y la audición, peculiares al encarnado, se encuentran también restringidas en él. 1 Véase “Nuestro Hogar”, Psicografía de Fco. Cándido Xavier, por el espíritu André Luiz. Pues, el fenómeno, es más de unión espiritual que de percepciones sensoriales, propiamente dichas. La joven está recibiendo positivas consolaciones, de Espíritu a Espíritu. No se acordará, despertando en los velos materiales más groseros, de todos los detalles de este venturoso encuentro que acabamos de presenciar. Pero, despertará valerosa y bien dispuesta, sin poder identificar la causa de la restauración del buen ánimo. Dirá que soñó con la abuela en un lugar donde había mucha gente, sin recordar las concreciones del hecho, agregando que vio, en el sueño, a una cobra amenazadora, que después se transformó en serpiente de vidrio, quebrándose al impulso de sus manos, para transformarse en flor perfumada, de la cual conserva aún el recuerdo agradable del aroma. Afirmará que soberano consuelo le invadió el alma y, en el fondo, comprenderá el mensaje consolador que le fue concedido. – ¿No se recordará de las palabras oídas? –indagó Vicente, curioso. –Necesitaría haber adquirido profunda lucidez en el campo de la existencia física –prosiguió Aniceto, explicando– y debo aclarar que recordará las imágenes simbólicas de la víbora y de la flor, porque está en relación magnética con la venerada abuelita, recibiendo su emisión de pensamientos positivos. La benefactora no sólo habla. También está pensando con fuerza. Pero la nieta no está oyendo o viendo por el proceso común, está percibiendo claramente la creación mental de la anciana amiga, y dará exacta noticia de los símbolos entrevistos y archivados en la memoria real y profunda. De ese modo, no tendrá dificultades para informarse en cuanto a la esencia de lo que la bondadosa abuela desea transmitirle al corazón sufridor, comprendiendo que la calumnia, cuando hiere una conciencia tranquila, no pasa de serpiente mentirosa, transformándose en flor de nueva virtud, cuando es enfrentada con el valor de un coraje sereno y cristiano. Durante la emancipación del espíritu, como en la vida diaria, nos movemos por afinidades y gustos, y nos dirigiremos libremente allí donde deseemos estar. Debemos señalar que dependiendo de nuestro nivel de conocimiento espiritual nos permitiría entender mejor las vivencias oníricas. No todos recordamos por igual situaciones similares y un mayor despertar espiritual nos ayuda a comprender mejor los sueños y participar en ellos de una forma más consciente. 
   En El libro de los Espíritus, en la pregunta nº 402 podemos leer: “Los espíritus elevados llevan una vida paralela durante el sueño y al acabar su existencia corporal prosiguen con ellos o los encuentran ya acabados”. carl Gustav Jung expandió los límites del conocimiento psíquico, abriendo las puertas a nuevas investigaciones, entregando a sus seguidores una base muy sólida creada con sus observaciones y estudios psicológicos, deducidas de forma magistral a partir de dos premisas: 1. El hombre vive en dos vertientes; el mundo interior, experimentado a través de la psique, del pensamiento, de los sueños, de las fantasías, y el mundo exterior, el que registramos a través de nuestros sentidos. 2. Tanto uno como otro son reales y necesitamos conocerlos y comprenderlos en profundidad para alcanzar el equilibrio. Las experiencias ya vividas de existencias pasadas permanecen ocultas en nuestro inconsciente y pueden afl orar en ciertos momentos para auxiliarnos, para ayudarnos a comprender lo que nos ocurre y por qué nos ocurre, por medio de los sueños, de fantasías o de intuiciones que parecen surgir de la nada, cuando realmente tienen su fuente en nuestro mundo interior. Si desconocemos estos hechos podemos perder el sentido real de la vida y caer en la desorientación. El Espiritismo basa su propuesta en la concienciación de la construcción del mundo interior del individuo por medio de múltiples vidas, siguiendo los dictados éticos y morales inscritos en nuestro Yo eterno. Espíritus de gran dimensión moral, ejemplos vivos de vida recta y digna, descienden hasta la superfi cie de este planeta para acompañarnos durante un trecho del camino e iluminar nuestras conciencias. También desde el mundo espiritual nos hablan y nos cuentan La historia de la Humanidad, de cómo el hombre cae una y otra vez pero se vuelve a levantar empujado por su coraje y por librarse del dolor que le afl ige. Las civilizaciones aparecen, se expanden, dominan y se desmoronan en ciclos que no se detienen, abarcando siglos y más siglos. Los países se renuevan, las ciudades se reedifican, las ciencias se reinventan; pero el Hombre, sólo ante su conciencia, sigue siendo el mismo, ahogado por su propia codicia, avaricia y egoísmo. El hombre ha abandonado sus mitos ancestrales, acumulados tras largos siglos de experiencias, los ha desechado como material inútil y ahora descubrimos que en ellos está la clave de nuestro mundo interior. Sin esta clave no podemos acceder al caudal de información que emite nuestro inconsciente durante el sueño, nos estamos perdiendo una parte muy importante de nuestra vida, aunque en nuestra sociedad, de todas formas, la vida interior está infravalorada, cuando no totalmente ignorada o rechazada, y sin ese contrapeso el hombre se centra únicamente en las sensaciones y la vida material, teniendo como resultado un ser humano fragmentario, incompleto. ¿Podrá un sueño lograr el milagro de ese cambio interior tan necesario? *El huracán que Jung debía enfrentar eran las difi cultades de la vida que amenazaban con extinguir la luz, que, a su vez, representa el conocimiento personal, el mayor y único tesoro que poseía, una luz pequeña y frágil frente al poder de las inmensas tinieblas, pero una luz, su propia luz. La sombra es producida por la luz que la proyecta en la niebla, es el pasado que le persigue y le amenaza, su personalidad de vidas pasadas, de la que Jung era plenamente consciente. 

Jesús Valle y Marina Castells
                     
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Espiritismo, versus Sincretismo



Temas a tratar en este día:

-¿ Los Espíritus solamente pueden influir a otras personas, o también a otros Seres desencarnados?
-Directrices de seguridad
-Espiritismo, versus Sincretismo
-Preguntas sobre el porvenir-



                                                                                       
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¿ Los Espíritus solamente pueden influir a otras personas o también  a  otros  Seres  desencarnados?.
         
            En los planos del Mas Allá, los Espíritus que los habitan pueden influir sobre  todos indistintamente, tanto a personas o Seres encarnados, como a otros   desencarnados, pues tanto en un caso como en otro, todos somos  Espíritus; unos con cuerpo físico que nos desenvolvemos en un plano físico y otros sin cuerpo de materia se desenvuelven en planos espirituales diversos.
       La forma como  suceden estas normales influencias es mediante las ondas pensamiento, de naturaleza electromagnética; estas se propagan transportando imágenes, movimientos, sonidos, colores, etc. La frecuencia vibratoria de emisión depende del grado de evolución intelectual y moral de cada uno y el que lo recibe y descodifica lo hace gracias a encontrarse en la misma frecuencia vibratoria  o sintonía que la mente emisora.
        Los Espíritus que ocupan el mismo grado en la escala evolutiva espiritual se comunican entre sí más fácilmente porque se encuentran en la misma  sintonía permanente y son afines unos a otros en pensamiento. Esta sintonía vibratoria parte del Perispíritu que es de  naturaleza fluídica y sutil, de baja densidad e intensidad vibracional de  ondas que se transmiten mediante el  pensamiento y este es traducido o comprendido inmediatamente por otros espíritus cuya frecuencia vibratoria es semejante, así como por los médiums que los pueden percibir cuando su propia tónica  vibratoria  mental y espiritual también sintoniza  a pesar de que en este caso existe una mayor dificultad debida a que la densidad del cuerpo físico del médium, que disipa y relentiza una mayor cantidad de esta energía.
        Para que un Espíritu  de jerarquía superior se comunique con otro de categoría inferior, es preciso que el primero relentice y amplifique las ondas del pensamiento, que así  pueden ser detectadas por aquellos que están en una frecuencia de pensamiento menor. Al amplificarlas consigue captar ondas de pensamiento de frecuencias más bajas sin perder el contenido de los mensajes que transportan.
      La comunicación entre Seres encarnados y desencarnados obedece al  mismo  mecanismo mediúmnico, aunque este es un poco más complejo debido a la mayor densidad de las células del cuerpo humano.
      La mayor parte de las veces nos influencian, nos guían o nos  inspiran, mediante actuaciones solapadas que no percibimos si no tenemos la sensibilidad suficiente o no estamos atentos. Esta influencia puede ser en forma de inspiración, de intuición o de presentimiento.
     Todos los Espíritus nos  pueden influir, unas veces con bondad, lo que ya es un premio, y otras con maldad, lo que siempre es una prueba,  según sean ellos, pero  siempre pesa sobre nosotros la responsabilidad de nuestras acciones buenas o malas  por muy influenciados que estemos.
    Los espíritus superiores a los humanos  se  nos  manifiestan por medio de la inspiración y de la intuición siempre que exista afinidad con los pensamientos que ocupen  la mente del receptor; esto sucede  en los casos en que su intervención puede ser útil para nuestro adelantamiento,  pero  sin embargo los  inferiores se mezclan  en nuestras vidas mucho más frecuentemente de lo que nos imaginamos, preocupados por una existencia corporal que ya no les pertenece;  se complacen incentivando los placeres y vicios humanos, de modo que algunas veces llegan a dominarnos  psíquicamente en diversos grados de intensidad.
     Debiéramos tener presente que esta  posible influencia  siempre es debida a  la sintonía de su estado vibratorio con el nuestro y viceversa, independientemente de que este sea bueno o malo, tanto  a nivel  mental, como a nivel anímico o emocional, así como también, resulta determinante  la calidad moral de cada uno.
- JOSE LUIS MARTÍN-

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                   DIRECTRICES DE SEGURIDAD 

Divaldo Pereira Franco. 

¿Cuántas comunicaciones puede un mismo médium recibir durante la sesión de atención a Espíritus en Sufrimiento? 
Divaldo - Un médium seguro, en un trabajo bien organizado, debe recibir de dos a 
tres comunicaciones cuanto mucho, para que de oportunidad a los otros compañeros de tareas y para que no sufra un desgaste exagerado. 
Habiendo tenido el hábito de observar en médiums seguros, conocidos nuestros, 
que ellos incorporan una media de tres entidades en sufrimiento o perturbadoras y 
el Mentor Espiritual, raramente ocurren cinco manifestaciones por un mismo instrumento, principalmente en un grupo. 

 ¿Existe la necesidad, después de una comunicación de un Espíritu infeliz, sufriente, de la inmediata incorporación del Espíritu Guía, para que realice la limpieza psíquica del médium? 
Divaldo - Absolutamente, no la hay. 

 ¿Por qué es que comúnmente, no vemos comunicaciones de pretos-velho o de caboclos, en las sesiones mediúmnicas Espíritas? ¿Se debe eso a algún tipo de procedimiento? 
Raúl - La expresión de la pregunta no está bien formulada. Realmente, la mayoría 
de los participantes no ve a los Espíritus que se comunican. El espiritismo no tiene 
el compromiso de destacar a esa o aquella entidad en particular. Si las sesiones mediúmnicas espíritas son abiertas para la atención de todos los tipos de Espíritus, 
¿por que no habrían de venir aquellos que todavía se presentan como negros, 
viejos o nuevos, blancos, amarillos, rojos, indios o mestizos y también esquimales? 
Lo que ocurre es que tales Espíritus deben ajustarse a las disciplinas sugeridas por 
el Espiritismo y solo no las atienden cuando sus médiums, igualmente, no las aceptan. 
Muchos Espíritus que se encuentran en el Más Allá como antiguos esclavos 
africanos, o como indígenas, hablan normalmente, sin afectaciones, a pesar de que 
las formas externas de los periespíritus puedan mantener las características que ellos desean o de las cuales no logran deshacerse. 
     Tal vez muchos esperarán que esos desencarnados se expresen de forma confusa, 
mezclando la lengua portuguesa con otros sonidos, expresándose en un dialecto 
impenetrable si se carece de intérpretes especiales que, en la mayoría de las 
veces, hacen de cuenta que están entendiendo tal mezcla. Si el Espíritu habla en 
nagô de verdad; si se presenta hablando guaraní, que sea el verdadero guaraní. 
Entretanto, no siendo el idioma exacto de su pasado reencarnatorio, ¿por qué no 
se va a expresar el médium en el idioma local, puesto que él está captando el pensamiento de la entidad y revistiéndolo con palabras? 
      No hay, por lo tanto preconcepto en las sesiones espíritas. Sin embargo, debe 
mantenerse el respeto a las entidades, a la mediumnidad y a la Doctrina Espírita, buscando la coherencia con la verdad que ya identificamos.

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       ESPIRITISMO, VERSUS SINCRETISMO
 Cuando me inicié en el estudio de la Doctrina espírita, recuerdo cómo empecé absorbiendo en dos largas noches “El libro de los espíritus”, lectura aderezada por la melodiosa voz de mi madre, que desde el otro lado, me invitó con dulzura a introducirme en un mundo tan fascinante. Tras unas semanas, en las que intenté con energía procesar esa información tan valiosa y esencial que había llegado a mis manos, pasé a instruirme en el resto de la codificación hasta completar toda la obra del genial Allan Kardec. Después, llegó el tiempo de un Leon Denis maravilloso, tan diáfano y tan didáctico que resultaba un auténtico placer leer sus escritos. ¡Dios mío, qué pluma tan esclarecedora entre  sus dedos! Si Rivail, con la ayuda de la espiritualidad, diseñó y firmó el plano de la obra, Denis la acondicionó y la hizo habitable para que se pudiera vivir en ella y acoger a todos los que quisieran entrar en su interior.

      Meses más tarde, descubrí a Amalia Domingo Soler, la cual me cautivó con su estilo sencillo y atractivo, capaz de hacer interesante el Espiritismo hasta para las mentes más materialistas. Con los conceptos ya más claros, me introduje con posterioridad en el apasionante mundo de los libros psicografiados, elaborados por la inspiración de autores tan reconocidos como Chico Xavier, Divaldo Franco, Ivonne Pereira, Abel Glaser y otros. Estos últimos, fueron los que mostraron y abrieron las puertas de la casa del Espiritismo al resto del orbe y fue entonces cuando la gente, en un número no conocido antes, abandonó la ignorancia y empezó a descorrer el velo de la increíble sabiduría y enseñanza moral que destilaban las gotas filtradas de la Doctrina.

      Tras empaparme bien de todo este compendio de sapiencia, empecé a trabar amistades que compartían mis mismas creencias y objetivos y con los cuales me sentía muy a gusto. Sin embargo y para mi sorpresa, al contactar con algunos hermanos del continente americano comenzaron a surgir algunas dudas en mi interior. Muchos de ellos insistían con frecuencia en mencionar la expresión “Espiritismo kardecista”, como si quisieran poner un punto de distinción en sus ideas y también una diferenciación con respecto a otras supuestas "formas" de Espiritismo.

      A mí, esto me causaba un cierto estupor, pues desde mis inicios no contemplaba la posibilidad de que existieran otro tipo de postulados que los aportados desde 1857 por el codificador, a través de aquellas famosas reuniones en las que compilaba todo el saber que el espíritu de Verdad le iba revelando con la aquiescencia de Jesús y de nuestro Creador. Una semana cualquiera, llegó a mis oídos el dato de que incluso existía un grupo o corriente “dentro” de la Doctrina que había optado por suprimir la parte moral del Espiritismo para limitarla exclusivamente a su vertiente científica, es decir, al estudio y análisis de la información recogida en el contacto con los diversos espíritus.

      Reconozco que me sentía aturdido, pues todo esto me sonaba a unidad disgregada, a grupo que pierde su fuerza de cohesión debido a la aparición de numerosos corpúsculos que debilitan una concordancia desde la que se parte cuando se inicia un recorrido. No dejaba de resultar algo curioso, pero salvando las distancias, me recordaba al gran Alexander Fleming, aquel que pasó años y años investigando hasta que dio felizmente con la fórmula de la penicilina. Pues bien, aquello se asemejaba a como si él, tras su genial descubrimiento, hubiera decidido no aplicarlo para combatir las enfermedades infecciosas de los demás, argumentando que el límite de su misión estaba tan solo en el hallazgo del producto, mas no en su puesta en práctica o en su tratamiento a los pacientes. No hace falta decir la de millones de vidas que se hubieran perdido si este médico se hubiera limitado a conservar su “solución” antibiótica en las paredes de su laboratorio o las consecuencias que se habrían derivado para la salud mundial si este remedio no se hubiera extendido entre la población.

      Confieso que desde mis inicios, siempre entendí y estuve de acuerdo en que el Espiritismo era ante todo ciencia, filosofía y moral y que sin estos tres pilares, difícilmente podría llegar la Doctrina a cumplir el objetivo que en su día previeron los sabios espíritus, coordinados por Jesús desde las alturas. Tenía meridianamente claro que sin estudiar con empeño no iba a arribar a ninguna parte pero también, que sin poner en práctica esos conocimientos aprendidos, me postraría en la más espesa mediocridad al permanecer estancado, pues la reforma moral íntima se constituía en el fin más sublime hacia el que debía transformarse todo el proceso de formación previa. Como le expresé una vez a un amigo, era como si tuviera en mis manos los mejores ingredientes culinarios jamás vistos pero como si nunca me decidiera a encender el fuego para cocinar con ellos y elaborar así un magnífico plato.

      Por todo esto y desde el más absoluto respeto a las creencias y puntos de vista que cada persona mantiene, existe algo en mi interior que me impele a intervenir en este asunto. Yo estudié psicología y sé lo que es la recogida de datos, la observación y la experimentación unido a la aplicación de una serie de principios y por esta razón, he tenido siempre la seguridad de que, en muchas ocasiones, saber lo que ES algo implica primero conocer lo que NO es. En este sentido y con la consideración debida hacia cualquier opinión no concordante con la mía, expongo:

      —Que en el Espiritismo, la parte que atañe al conocimiento no puede separarse de las implicaciones morales que conlleva, todo ello atendiendo a los postulados expuestos por Jesús en su día, espejo donde el ser humano ha de mirarse,  por lo que deben caminar juntos de la mano si lo que realmente pretendemos es que la Doctrina nos conduzca a la evolución.

      —Que en el Espiritismo, no se usan altares, ni imágenes, esculturas o pinturas que sirvan para atraer la atención del público.

      —Que los espíritas no se visten de blanco ni de ningún otro color, al igual que tampoco existen trajes ceremoniales.

      —Que no efectuamos bailes o danzas ni rituales para entrar en “trance” y comunicarnos con los espíritus.

      —Que no se utilizan bebidas, brebajes o sustancias que ayuden en la práctica espírita.

      —Que en el Espiritismo no se usan elementos como el incienso, la mirra u otros que creen una “atmósfera” especial.

      —Que tampoco se cantan o recitan letanías ni himnos de ningún tipo.

      —Que no existen sacramentos ni por supuesto se administra ninguno de ellos.

      —Que el espírita no precisa en su vida de una terminología cifrada o de palabras enigmáticas, sino que se vale de un lenguaje tan sencillo y tan claro como el que empleó el codificador.

      —Que en el Espiritismo no existen intereses materiales o comerciales de por medio ni se aceptan pagos o cobros por las buenas obras llevadas a cabo para con el prójimo.

      —Que el Espiritismo no contempla el uso de talismanes ni amuletos ni de recitaciones o fórmulas milagrosas realizadas a modo de rito, salvo la oración que cada ser efectúa desde su corazón.

      —Que la Doctrina tampoco tiene ninguna relación con la confección de horóscopos, ni con la cartomancia o cualquier otra forma de adivinación o previsión del futuro.

      —Que no existen escenificaciones o puestas en escena que sirvan para impresionar a personas o grupos de personas.

      —Que el espírita tampoco realiza “trabajos” mágicos, ni utiliza objetos de apoyo como velas, ni “arregla” la amistad o enemistad entre los individuos ni efectúa sacrificio alguno de animales.

      —Por último, el Espiritismo carece de sacerdotes, clero, intermediarios o como quiera denominarse y por supuesto, desconoce de jerarquía o de relaciones de jerarquía entre sus miembros.

      Es posible que por olvido, haya omitido algún matiz de lo que a mi entender, NO es el Espiritismo, pero aunque a algunos pueda sorprenderle el contenido de la lista enumerada, la cual parece extraída de épocas ya superadas en la historia del hombre, yo también me llevé una gran sorpresa cuando constaté que existen personas y grupos, que por las razones más diversas, todavía piensan que estas prácticas forman parte constituyente de la Doctrina espírita, cuando esta se distingue ante todo por su racionalidad y sentido común, aspectos que la hacen tan sugestiva e inigualable.

      De verdad y haciendo uso de la razón de la que Dios dotó al ser humano ¿alguien puede pensar seriamente que el uso de un objeto, sustancia, bebida, elemento, ropa, palabra mágica, canto, recitación, danza, adivinación, escenificación o cualquier tipo de ritual en el que podamos pensar va a hacernos mejores personas? ¿Va a cambiar nuestras vidas hasta el punto de transformar nuestro estado moral? ¿Va a permitirnos aumentar nuestro caudal de conocimientos? En definitiva, ¿acaso el empleo de alguna de las cosas citadas va a acelerar nuestra evolución o va a facilitar nuestro progreso? Si podemos responder a esta pregunta con sinceridad y escuchando la voz de la conciencia, ya estamos en el camino correcto, aquel para el que vinimos a esta tosca dimensión, es decir y como diría Kardec, para “nacer, morir, renacer y progresar, tal es la ley”.

      Todo esto, que a grandes rasgos podríamos englobar en la expresión que comúnmente se conoce con el nombre de “sincretismo”, queda claro que NO es el Espiritismo, insisto, al menos desde mi punto de vista y acorde a los principios que siempre estudié. Muchas veces, cuando alguien que se inicia por primera vez en nuestra maravillosa filosofía, me pregunta para que le defina con un mensaje simple lo que es el Espiritismo, yo le digo que en verdad, este no es más que el Cristianismo original promulgado por el Maestro de Nazaret a su paso por la esfera física, pero al que se le han añadido una serie de consideraciones que en el siglo XIX sí pudieron establecerse y no en su época, debido a las limitaciones cognoscitivas y morales que poseía el ser humano por aquel entonces. Entre esos postulados que aportó el espíritu de Verdad a lo promulgado por Jesús y de forma muy resumida, están: la explicación clara y rotunda a lo que ocurre más allá de la muerte, la cuestión de la reencarnación y la descripción de las leyes divinas y por supuesto y a través de la Doctrina, el hallazgo de un sentido definitivo a la vida humana.

      Podremos hablar de todo tipo de manifestaciones, de múltiples procedimientos y de numerosos rituales, pero todo ello, NO es Espiritismo, al menos el que yo conocí, con el que me inicié y aquel que cambió mi existencia para siempre.

      El Espiritismo supone un eterno aprendizaje de conocimientos y señala a la vez el camino moral que todos debemos emprender desde el más feroz e instintivo salvajismo hasta las cotas más elevadas del actuar ético. Lo que debe quedar claro, es que si nuestra construcción está edificada sobre pilares fuertes y adecuados, esta sobrevivirá permaneciendo firme y duradera en el tiempo. Esto concuerda con lo que Jesús expresaba, cuando decía que había que construir la casa sobre cimientos en la roca, pero que si no se ponían sus palabras en práctica, sería como edificar la casa sobre arena, por lo que la crecida del río se la llevaría y arruinaría (Lc 6, 46-49).

      Para terminar, y aunque comprendo totalmente a los hermanos que siguen empleando la expresión “Espiritismo kardecista”, yo no la voy a utilizar, probablemente porque no necesito distinguirla de ninguna otra forma de Espiritismo. Para mí, la Doctrina es Una, a secas.

      Una vez aclarado lo que NO es el Espiritismo, resta por saber lo que ES, pero esto, querido lector, será materia de un próximo artículo.