jueves, 29 de mayo de 2014

¿ Preciso de eso ?


¿REALMENTE, YO NECESITO DE ESO?

¿Precisamos de todo aquello que deseamos tener?

¿Usted se paró a pensar sobre eso?
Es una reflexión que necesita de nuestra atención, y que colocará en análisis muchos de nuestros valores.
Recordemos un pasaje narrando que Mahatma Gandhi, después de haber conseguido la independencia de la India, hizo una visita a Inglaterra.
Paseaba con algunas personas por las calles de Londres, cuando su atención fue atraída  por la vitrina de una famosa joyería.
Y allí quedó Gandhi, mirando las piedras preciosas y las joyas ricamente trabajadas.
El dueño de la joyería inmediatamente lo reconoció, y fue hasta la calle para saludarlo:
Mucho me honra que Mahatma esté aquí, contemplando nuestro trabajo, dijo él. Tenemos muchas cosas de inmenso valor, belleza y arte, y nos gustaría ofrecerle algo.
Sí, estoy admirado con tanta maravilla – respondió Gandhi. Y, más aun, estoy sorprendido conmigo, pues sabiendo que podría ganar un rico presente, aun consigo vivir y ser respetado sin precisar usar joyas.
Otro espíritu muy sabio, también se refería a estas cuestiones. El Dalí Lama, en su obra “El
arte de la felicidad”, traza observaciones y anotaciones sobre eso, proponiendo la siguiente práctica:
Toda vez que estemos delante de algo que deseamos adquirir, algo que nos despierte el deseo, la voluntad, preguntemos a nosotros mismos: ¿Será que yo preciso de eso?
Si nos dejáramos llevar por un primer impulso responderíamos “si, está claro que lo necesito” pues aun no racionalizamos nada.
Ahora, si pensáramos un poco más, y dejáramos este primer ímpetu atrás, conseguiríamos descubrir si realmente estamos precisando de aquello.
Así, nos lo asegura el líder tibetano que no seremos fácilmente seducidos por las conquistas materiales, que tienden a querer esclavizarnos.
Nuestro ser es frágil, y aun cree que precisa de recursos externos para asegurar la felicidad. La baja auto estima, algunas veces nos hace procurar en el mundo algo que consiga elevarla.
Comprar ropas, coches, joyas puede traer una cierta satisfacción a nuestras vidas,  más ella será apenas momentánea, y una vez que el encanto con lo nuevo pase, volveremos a la etapa anterior de nuestra felicidad.
El ser que busca la espiritualización, va a encontrar recursos  para construir su felicidad en aquello que no es materia, va a encontrar la satisfacción en los sentimientos, en las acciones nobles que practique a favor de otro, en una conversación amiga, en la contemplación de la naturaleza.
El ser que busca la espiritualización precisa rever sus valores, y no ceder a los apelos de las propagandas y de las modas, consiguiendo así basar su felicidad en terreno seguro.
¡Piense en eso!
El sabio de los sabios un día enseño: “no acumular tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan. Mas, juntad tesoros en el Cielo, donde ni el hierro destruye, y donde los ladrones no minan ni roban. Pues donde estuviere vuestro tesoro, ahí estará también vuestro corazón.
Piense en eso
Equipo de Redacción de Momento Espirita


                                                                                      ****************************
       
                                                       CARTAS DE MERCHITA

Queridos amigos, somos inmortales,  la vida  es un hermoso poema de amor, que merece la   pena nuestra contribución, nuestro concurso, poco a poco la historia de nuestras vidas, se va ampliando, vamos añadiendo páginas en las cuales imprimimos nuestras vibraciones  que no siempre son con la tonalidad adecuada para que sean percibidas por aquellos que concursan en nuestra historia.
A veces el amor está a mucha distancia para muchos que conviven a nuestro lado, lejos de comprenderlos, y procurar una buena sintonía, a veces recurrimos a la distancia porque no conseguimos los razonamientos oportunos, para llevarlos a nuestro terreno, y muchas veces los ignoramos, dejándoles seguir su curso, pasando así de largo por nuestra vida.
Pensamos que son causas perdidas, y en las hojas de nuestra historia, hay renglones sin terminar de escribir, siendo detestables para una buena convivencia, no reparamos en que debíamos crear con ellos una parte de nuestra propia historia, y al volver al otro lado de la vida, observamos con gran decepción, que son  notas sin sonido, que no crearon  en la música, la partitura, para que en ella se glorificara nuestro amor y alcanzará mayores sintonías.
Somos ya muy adultos, para comportarnos como niños, la seriedad en nuestros proyectos a veces brilla por su ausencia, irradiando para el exterior una gran luz, a veces estamos en la oscuridad por dentro. No hemos sido capaces de amar y tolerar a nuestros compañeros en el gran viaje de excursión por la  tierra.  Hemos centrado nuestra atención en aquellos que amamos, que nos son simpáticos, aquellos que sentimos hacia ellos una cierta atracción, afinidad, y cariño, olvidando y dejando como barcos a la deriva, a aquellos que consideramos rebeldes y que no conseguimos comprender.
Ellos hablaran de nosotros, al otro lado de la vida, y muchos dirán que no les escuchamos, que no supimos comprenderles, que les desdeñamos  y que los problemas que presentaban eran para que nosotros les ayudásemos a resolverlos, que presentan sus tareas sin resolver, porque no les prestamos el debido concurso, la constancia en nuestras lecciones, y son alumnos que hablan del mal profesorado.
Si reconocerán  haber sido conflictivos, rebeldes y desconsiderados, pero nosotros lejos de potenciar las lecciones oportunas a su alrededor, y repetirlas para que emitirán  un sonido en sus corazones, apenas les miramos con desinterés dejándoles seguir su curso,  en confundida dirección.
Nada nos gusta más, que ser tomados en cuenta por los poderosos, no sentimos la misma sensación  en un saludo que dirigimos , depende de a quien  valla dirigido, si por ejemplo, en un gran evento, somos saludados con atención por el anfitrión, nos sentimos importantes, henchimos nuestro corazón de satisfacción, porque nos sentimos importantes, destacados, no es lo mismo que si nos saludase el sirviente que sirve la mesa, que a veces no prestamos atención, y al que apenas recordamos, cuando contamos la anécdota donde le conocimos.
Hemos venido a la Tierra para aprender y no podemos dejar de ser a su vez en ella profesores, siempre hay hermanos por debajo de nosotros, que necesitan y merecen ser escuchados, atendidos, no podemos ser dictadores, tratando con desdén a aquellos que no hacen lo que queremos, o lo que creemos es lo mejor, porque podemos estar equivocados, solo, veremos los resultados aplicando nuestro concurso desinteresado en las causas perdidas, que son las de más difícil solución, pero que ofrecen las mayores glorias en la patria Celestial.
Nos olvidamos que Jesús nos dijo, que hay que dar de beber al sediento, posada al peregrino, vestir al desnudo, y esos hermanos siempre que no se comporten con la naturalidad de un buen cristiano, necesitan de nosotros delicada atención, muchos se convertirán  en nuestros sicarios, denunciando la poca atención que les prestamos, nosotros lo podemos entender, en el ejemplo del enfermo, cuando  acude obsesado en la búsqueda  del médico, y este al observar un enfermos conflictivo, no le presta la debida atención, trata de relegar su trabajo a otro compañero  para que le atienda, le ve como un caso perdido, sin solución. En ese ejemplo no solo vemos al enfermo obsesado de difícil tratamiento, también vemos al médico mediocre, inexperto, y perezoso, además de otras calificaciones que se negó al trabajo, que teniendo la experiencia de la medicina para los casos de difícil solución, no los lleva a la práctica, lava sus manos dejando al enfermo sin solución.
Todos venimos a aprender, y a enseñar, siempre hay hermanos por encima de nosotros que nos pueden ayudar y siempre hay hermanos por debajo de nosotros a los cuales debemos de ayudar, lo que no debemos nunca es ignorar a nadie, por insignificante que nos parezca, por muy ignorante que le veamos siempre hay un punto en el que podemos conseguir conectar con el, y sensibilizarle, ayudarle, todo menos ignorarle, porque eso les  duele más, la indiferencia y el desdén siempre hicieron corazones resentidos, que hablan de nuestra desconsideración.
Amigos  como siempre os deseo un lindo  día, que la paz de Dios sea entre nosotros, procuremos amar, el amor siempre nos hará merecedores de las glorias celestiales, que nos proporcionarán el bienestar al otro lado de la vida. Merchita 

                                                                      **************************

      ORGULLO UN DOLOR DEL ALMA


En la vida nada está perdido; más allá, existe la época cierta para cada uno saber lo que es preciso para desenvolverse.
Despreciar es sentir o manifestar desconsideración por alguien o por alguna cosa; por tanto, es una actitud siempre inadecuada en el camino de nuestra existencia evolutiva. Menospreciar es un sentimiento por el cual nos colocamos por encima de todo y de todos, valorando con arrogancia los acontecimientos y los hechos desde lo alto de la “de la torre del castillo” de nuestro orgullo.
Ninguna cosa o criatura se le debe atribuir el termino despreciable” pues todo lo que existe sobre la Tierra es creación divina; luego, es útil y provechosa, aun mismo que ahora no podamos comprender su real significado.
Tal vez no entendamos de inmediato nuestro papel en la vida, más podemos tener la certeza de que todos somos importantes y todos fuimos convocados para dar nuestra contribución al Universo.
A cada instante, estamos creando impresiones muy fuertes en la atmosfera espiritual, emocional, mental y física de la comunidad donde vivimos. Todo envolvimiento en la vida tiene un propósito determinado cuyo entendimiento más allá de esclarecer nuestro valor personal, favorecerá el amor, el respeto y la aceptación de cada uno de nuestros semejantes.
Frecuentemente, decimos que ciertas personas son indispensables y que muchos individuos son improductivos, y peguntamos al más allá: ¿Cuál es el propósito de la vida para estas criaturas ociosas?
No juzguemos, con nuestros conceptos apresurados, los acontecimientos en nuestro alrededor; antes, aguardemos con calma y hagamos un análisis más profundo de la situación. Actuando así, podremos valorar mejor todo el contexto vivencial.
La cuestión 559 del libro de los Espíritus dice así: ¿También desempeñan una función útil en el Universo los Espíritus inferiores e imperfectos? Y los Espíritus responden: “Todos tienen deberes que cumplir. Para la construcción de un edificio, no trabaja solo el obrero, también lo hace el arquitecto.
Ninguna situación, hecho o pensamiento deberá ser sentido o analizado separadamente, pues el “Gran sistema”, que nos rige, actúa de forma interdependiente.
A pesar de ser únicos, todos fuimos creados para contribuir colectivamente en el mundo y para usar las posibilidades de nuestra singularidad.
Para todo hay un sentido y una explicación en el Universo. Siempre estará implícito un mensaje provechoso para nuestro progreso espiritual, muchas veces, sin embargo, de forma inarticulada y silenciosa.
Nunca nos olvidemos de que la vida siempre actúa en nuestro beneficio, sea en los sectores de la soledad, sea con muchas compañías, o sea, entre encuentros, desencuentros y reencuentros. La aflicción también es un beneficio: “Todo sufrimiento es un acto importantísimo de conocimiento y aprendizaje”.
Si entendiéramos bien, las verdaderas intenciones de las lecciones que se nos presentan, conseguiríamos verdaderos tesoros inmensos de progreso y madurez espiritual.
Las dificultades que la vida nos presenta tienen siempre un carácter educativo. Aun mismo que los veamos ahora como castigo o punición, más tarde tomaremos conciencia de que eran únicamente producto de nuestro limitado estado de comprensión y discernimiento evolutivo.
Descubrir la vida como un todo será siempre un constante proceso de trabajo de los hombres. Efectivamente, la vida es trabajo y movimiento, y para hacer nuestro aprendizaje evolutivo hay un cierto “tiempo de gestación”, si así lo podemos decir.
En la vida nada está perdido; más allá de eso, existe la época cierta para cada uno saber lo que es preciso desarrollar.
Nuestro orgullo quiere transformarnos en súper hombres, haciéndonos sentir “heroicamente estresados”, induciéndonos a ser cuidadores y jueces de los métodos de evolución de la Vida Excelsa y, con arrogancia, nombrar a los otros como despreciables, ociosos, improductivos e inútiles.
Podemos “actuar en el proceso” de formación y progreso de las criaturas, nunca “forzar el proceso” o criticar su forma de actuar.
La pretensión del orgulloso lo lleva a creer que existe una “santidad desvinculada de la realidad humana”, o sea, organizada y estructurada de forma diferente de los principios de la Naturaleza; por tanto, no es de orden divino, más si de mentalidad deturpada de algunos místicos del pasado.
Nada es inútil en el Universo. La Divinidad actúa sin cesar en solicitud y consideración con cada una de sus criaturas y creaciones. El progreso de la humanidad es inevitable. Todos estamos progresando y creciendo, aunque algunas veces, no nos demos cuenta de eso.
El deseo de querer controlar la vida ajena es fruto de nuestro orgullo.
Para ser buen maestro no es preciso hacer seguidores o discípulos, ni aun mismo poseer cortejos o comitivas, más si hacer simplemente que cada ser descubra en si mismo su propio guía. No debemos dictar nuestras reglas a los individuos, más si hacer que ellos tomen conciencia de sus valores internos (sentido, emociones y sentimientos) y pasen a usarlos siempre que sea necesario. Esa es la función de los que quieren ayudar al progreso espiritual de los otros.
Los individuos portadores de una personalidad orgullosa se apoyan en un principio de total sumisión a las reglas y costumbres sociales las que defienden enérgicamente.
Sirviéndose de un impetuoso interés por todo aquello que se convenció llamar de cierto o erado, porque eso les proporciona una ficticia “cartilla del bien” en la que, al manosearla, pasan a encontrar los instrumentos para manipular y dominar, y, así, se sienten ocupando una posición de incuestionable autoridad.
Casi siempre se auto dominan “bien intencionados” y sustentan un aura de personas delicadas, evolucionadas y desprendidas, distrayendo a los individuos para que no perciban las expresiones sintomáticas que denunciarían sus posturas de severo crítico, policial y disciplinador de las conciencias.
En los medios religiosos, los dominadores y orgullosos actúan furtivamente. No solamente representan papeles virtuosos, sino que también creen que lo son, porque aun no alcanzaron la autoconciencia.
Exigen y esperan obediencia absoluta, están súper preocupados con la exactitud, el orden y la disciplina, irritándose con pequeños gestos que fijan los padrones establecidos.
Poseen una inclinación compulsiva al puritanismo, despertando, con eso, simpatía y consideración en las personas sencillas y crédulas. Algunas, no en tanto, por ser más despiertas y conscientes, no se dejan engañar, discerniendo después el desajuste emocional.
El capitulo X de la segunda parte de “El Libro de los Espíritus” dice al respecto de la “Misiones y ocupaciones de los Espíritus”. Dicen los Benefactores que la misión primordial de las almas es la de “mejorarse personalmente” y, más que eso, “concurrir para la harmonía del Universo, ejecutando la voluntad de Dios”.
En la cuestión 558 del Libro de los Espíritus se pregunta: ¿Hay alguna otra cosa que incumba a los Espíritus hacer, que no sea la de mejorarse personalmente? Los Benefactores responden “Concurren para la harmonía del Universo, ejecutando la voluntad de Dios, cuyos ministros ellos son. La vida espirita es una ocupación continua, más nada tiene de penosa, como la vida en la Tierra, porque no hay fatiga corporal, ni las angustias de las necesidades.
La autentica relación de ayuda entre las personas consiste en estimular la independencia y la individualidad, no pidiéndose nada a cambio. Nadie deberá tener la pretensión de ser “salvador de las almas”. La pretensión de querer controlar la vida ajena es fruto de nuestro orgullo.
El ser maduro tiene la habilidad perceptiva de diagnosticar los procesos por los cuales la evolución actúa en el hombre; por tanto, no controla, más si coopera con el amor y con la libertad de las leyes naturales.
Ninguna persona puede realizar la tarea de otra. Las experiencias por las cuales pasamos en nuestra jornada en la tierra son todas aquellas que más necesitamos realizar para nuestro mejoramiento.
Muchos de nosotros convivimos, otros aun conviven, con individuos que intenta de cuidar nuestro desenvolvimiento espiritual, imponiendo un control excesivo y una disciplina perfeccionista, no respetando, sin embargo, los limites de nuestra comprensión y percepción de la vida.
Son “censuradores morales” incapaces de comprender las dificultades ajenas, pues no entienden que cada alma apenas puede madurar de acuerdo con su potencial interno.
No se tiene noticias de que Jesucristo impusiese cobros o hubiese promovido invitaciones insistentes al crecimiento de las almas. Tuvo como misión, en la Tierra, enseñarnos serenidad y harmonía, para poder entrar en comunión con “Dios en nosotros”.
Confiaba plenamente en el Sabio y Amoroso Poder que dirige el Universo y, por tanto, respetaba los objetivos de la Naturaleza, que actúa en el comportamiento humano, desenvolviéndolo de muchas maneras. Sabía que la evolución ocurre de modo inevitable.
El Maestro entendía que, si combatiésemos y luchásemos contra nuestros errores, podríamos “potencializarlos”. Nunca usaba de la fuerza e imposición, más si de una técnica para que pudiésemos desenvolver la “opuesta virtud”.
“¿Mujer donde están aquellos tus acusadores?” Nadie te condeno. Y ella dijo: “nadie Señor.” Y le dijo Jesús: “Yo tampoco te condeno; vete y no peques más.”
No censuró o criticó la actitud inadecuada, más si propició el desenvolvimiento de la autoconfianza, para que ella encontrase por si misma sus valores internos.
Nunca maduraremos, si dejamos a los otros pensar por nosotros y determinar nuestra decisión.
No es la ayuda real, a la que se refería Jesús, la critica moralista, el deseo de reformar a los otros, el control de lo que se debe hacer o no hacer. Antes si, tales comportamientos revelan los trazos del carácter de los individuos orgullosos y aun distanciados de la autentica cooperación en el proceso de la evolución – que no los dejan percibir – que es lo que ocurre naturalmente en la intimidad de las criaturas.
Extraído y traducido al Español por Merchita, del libro “Los Dolores del Alma” Francisco del Espíritu Santo Neto Por el Espíritu Hammed.

                                                                        **************************
                                           
                                                      NUESTROS DESTINOS

Nuestros destinos son idénticos.
No hay privilegiados ni desheredados.
Todos recorren el misma vasto camino, a través de mil obstáculos, todos son llamados a realizar los mismos fines.
Somos libres, es verdad, libres para acelerar o para aflojar nuestra marcha, libres para gastar en gozos groseros, para retardarnos durante vidas enteras en las regiones inferiores; pero pronto o tarde, recobra el sentimiento del deber, viene a sacudirnos la apatía, y forzosamente, proseguiremos la jornada.
( León Denis )

martes, 27 de mayo de 2014

Médiums escribientes



200. Nos ocuparemos especialmente aquí de los médiums escribientes, porque es la clase de mediumnidad más extendida y además porque es, a la vez, la más sencilla, la más cómoda, la que da los resultados más satisfactorios y más completos; es, también, la que todos ambicionan. Desgraciadamente no hay hasta ahora ningún diagnóstico que pueda indicar siquiera aproximadamente que se posee esta facultad; las señales físicas en las cuales ciertas personas han creído ver indicios, no tienen nada de cierto. Se la encuentra en los niños y en los ancianos en los hombres y en las mujeres, cualquiera que sea su temperamento, el estado de salud y el grado de desarrollo intelectual y moral. Sólo hay un medio de acreditar la existencia, que es el ensayo. Se puede obtener la escritura, como lo hemos visto por medio de cestitas y tablitas, o directamente con la mano; siendo más fácil este último modo, y se puede decir el único empleado hoy día, es el que aconsejamos con preferencia. El procedimiento es de los más sencillos; consiste únicamente en tomar un lápiz y papel y colocarse en la posición de una persona que escribe, sin otra preparación; pero para tener un buen éxito son indispensables muchas recomendaciones.

201. Como disposición material recomendamos el evitar todo lo que pueda molestar el libre movimiento de la mano, siendo preferible que ésta no descanse del todo sobre el papel. La punta del lápiz debe apoyarse suficientemente para trazar, pero no tanto que pruebe resistencia. Todas estas precauciones vienen a ser inútiles cuando se ha conseguido escribir corrido, porque entonces ningún obstáculo podría detenerla; estos sólo son los preliminares del discípulo.

202. Es indiferente servirse de la pluma o del lápiz; ciertos médiums prefieren la pluma, pero esto sólo puede
convenir a los que están formados y que escriben pausadamente. Los hay que escriben con tal velocidad que el uso de la pluma sería casi imposible o al menos incómodo; lo mismo sucede cuando la escritura es salteada e irregular, o cuando se comunican Espíritus violentos que golpean con la punta y la rompen destrozando el papel.

203. El deseo natural de todo aspirante a médium es el poderse comunicar con el Espíritu de las personas que le son queridas, pero debe moderar su impaciencia, porque la comunicación con un Espíritu determinado ofrece muchas veces dificultades materiales que la hacen imposible para el principiante. Para que un Espíritu pueda comunicarse, es preciso que entre él y el médium haya relaciones fluídicas, que no se establecen siempre instantáneamente, sino a medida que la facultad se desarrolla y que el médium adquiere poco a poco la aptitud necesaria para entrar en relación con el primer Espíritu que se presenta. De consiguiente puede suceder que con aquel con quien uno desea comunicarse no esté en condiciones propicias para hacerlo, a pesar de su presencia, así como puede también suceder que no tenga la posibilidad ni el permiso de venir al llamamiento que se le hace. Por esto conviene en un principio no obstinarse en evocar a un Espíritu determinado con exclusión de cualquier otro, porque acontece muchas veces que con aquél no se establecen las relaciones fluídicas con tanta facilidad, por simpatía que se tenga por él. Antes, pues, de pensar en obtener comunicaciones de tal o cual Espíritu, es necesario dedicarse al desarrollo de la facultad, y para esto es preciso hacer un llamamiento general y dirigirse sobre todo a su ángel guardián. En esto no hay fórmula sacramental; cualquiera que pretendiera dar una, puede tacharse resueltamente de falsa, porque los Espíritus no atienden a la forma sino al fondo. La evocación debe hacerse siempre en nombre de Dios, y se la puede hacer en los términos siguientes o parecido: Ruego a Dios Todopoderoso permita a un buen Espíritu comunicarse conmigo y hacerme escribir; ruego también a mi ángel guardián tenga la bondad de asistirme y apartar a los malos. Se espera entonces que un Espíritu se manifieste haciendo escribir alguna cosa. Puede que se presente el que se desea, así como puede ser un espíritu desconocido o el ángel guardián; de todos modos, generalmente, se da a conocer escribiendo su nombre; pero entonces se presenta la cuestión de la identidad, una de las que requieren más experiencia, pues hay pocos principiantes que no estén expuestos a ser engañados. Trataremos de ella más adelante en un capítulo especial. Cuando quieran evocarse Espíritus determinados es muy esencial dirigirse primero a los que se sabe que son buenos y simpáticos y que pueden tener un motivo para venir como son los parientes o amigos. En ese caso la evocación puede formularse de este modo: En nombre de Dios Todopoderoso ruego al Espíritu de tal que se comunique conmigo; o bien: Ruego a Dios Todopoderoso permita al Espíritu de N. el comunicarse conmigo; o cualquiera otra fórmula respondiendo al mismo pensamiento. No deja de ser conveniente el que las primeras preguntas se hagan de tal modo que simplemente requieran la respuesta de sí o no, como por ejemplo: ¿Estás aquí? ¿Quieres responderme? ¿Puedes hacerme escribir? etc. Más tarde esta precaución viene a ser inútil; en un principio sólo se trata de establecer una relación; lo esencial es que la pregunta no sea frívola, que no tenga relación con cosas de interés privado y, sobre todo, que sea la expresión de un sentimiento benévolo y simpático para el Espíritu al cual se dirige. (Véase más adelante el capítulo especial sobre las “Las Evocaciones”).

204. Todavía debe tenerse presente otra cosa más importante que el modo de hacer la evocación, y es la calma y el recogimiento unidos a un deseo ardiente y a una firme voluntad de obtener buen éxito, y no queremos hablar aquí de una voluntad efímera que tiene intervalos, interrumpiéndose a cada minuto por otras preocupaciones, sino la voluntad formal, perseverante, sostenida, sin impaciencia ni deseo febril. La soledad, el silencio y el alejamiento de todo lo que puede causar distracciones favorece el recogimiento. Entonces sólo queda una cosa por hacer, que es renovar todos los días las tentativas durante diez minutos o un cuarto de hora, todo lo más cada vez, por espacio de quince días, un mes, dos meses, y más si es necesario; conocemos médiums que no se han formado hasta después de seis meses de ejercicio, mientras que otros escriben corrientemente desde la primera vez.

205. Para evitar tentativas inútiles, se puede interrogar por otro médium a un Espíritu formal y adelantado; pero debe notarse que cuando se pregunta los Espíritus si uno es médium o no, responden casi siempre afirmativamente, lo que no impide que los ensayos sean muchas veces infructuosos. Esto se explica naturalmente. Se hace al Espíritu una pregunta general y responde de una manera general; ya se sabe que nada es tan elástico como la facultad mediúmnica, puesto que puede presentarse bajo las formas más variadas y en grados muy diferentes. Se puede, por lo tanto, ser médium sin apercibirse de ello, y en un sentido diferente del que uno cree. Si hacemos una pregunta vaga, verbigracia: ¿Soy médium? El Espíritu puede responder: “sí”; pero si se la hacemos precisa: ¿Soy médium escribiente? Puede responder: “no”. También es preciso tomar en cuenta la naturaleza del Espíritu a quien se pregunta, pues los hay tan ligeros e ignorantes que responden a tontas y a locas como verdaderos calaveras atolondrados; por esto aconsejamos dirigirse a los Espíritus ilustrados, que generalmente contestan gustosos a estas preguntas e indican la mejor marcha que debe seguirse si ven posibilidad de tener buen resultado.

206. Lo que muchas veces da muy buenos resultados es el auxilio momentáneo de un buen médium escribiente flexible y formado. Si éste pone la mano o los dedos sobre la mano que debe escribir, raras veces deja de hacerlo inmediatamente; se comprende el efecto de esta acción; la mano que tiene el lápiz viene a ser de cierto modo un apéndice de la mano del médium, como lo sería una cestita o una tablita; pero esto no impide que este ejercicio sea muy útil cuando se puede emplear, pues, regularizado y repetido a menudo, ayuda a vencer el obstáculo material y provoca el desarrollo de la facultad. Basta también algunas veces magnetizar fuertemente con la misma intención el brazo y la mano de aquel que quiere escribir. El magnetizador muchas veces se limita a poner la mano sobre la espalda, y nosotros hemos visto escribir prontamente bajo esta influencia. El mismo efecto puede igualmente producirse sin ningún contacto y por el solo hecho de la voluntad. Se concibe sin trabajo que la confianza del magnetizador en su propia potencia para producir este resultado, debe hacer aquí un gran papel, y que un magnetizador incrédulo tendría poca o ninguna acción. El concurso de un guía experimentado es, también, algunas veces, muy útil para hacer observar al principiante una porción de pequeñas precauciones que desprecia con frecuencia en detrimento de la rapidez de los progresos; sobre todo para ilustrarle sobre la naturaleza de las primeras preguntas y de la manera de hacerlas. Su tarea es la de un profesor que deja de ser necesario cuando el médium es bastante hábil.

207. Otro medio que puede igualmente contribuir poderosamente al desarrollo de la facultad consiste en reunir cierto número de personas, animadas todas del mismo deseo y por la comunidad de intención; simultáneamente, en un silencio absoluto y con un religioso recogimiento, que se ensayen todas a escribir haciendo cada una evocación a su ángel de la guarda o a un Espíritu simpático. Una de ellas puede igualmente hacer, sin designación especial y por todos los miembros de la reunión, un llamamiento general a buenos Espíritus, diciendo, por ejemplo: En nombre de Dios Todopoderoso, rogamos a los buenos Espíritus tengan la bondad de comunicarse con las personas aquí presentes. Es raro que entre el número no haya alguno que dé luego señales de mediumnidad, o que escriba corrido en poco tiempo. Se comprende fácilmente lo que pasa en esta circunstancia. Las personas unidas por comunidad de intención, forman un todo colectivo, cuya potencia y sensibilidad se aumenta por una especie de influencia magnética que ayuda al desarrollo de la facultad. Entre los Espíritus atraídos por este concurso de voluntades los hay que hallan en los asistentes el instrumento que les conviene; si no es el uno, es el otro, y se aprovechan. Este medio debe, sobre todo, emplearse en los grupos espiritistas que tienen falta de médiums o que no los tiene en número suficiente.

208. Se han buscado procedimientos para la formación de los médiums, como se han buscado diagnósticos; pero hasta ahora no conocemos otros más eficaces que los que hemos indicado. Persuadidos de que el obstáculo para el desarrollo de la facultad es una resistencia enteramente material, ciertas personas pretenden vencerla por una especie de gimnástica casi dislocante de los brazos y de la cabeza. No queremos describir este procedimiento, que nos viene de la otra parte del Atlántico, no sólo porque no tenemos ninguna prueba de su eficacia, sino porque estamos convencidos que puede ofrecer peligro para las complexiones delicadas por la conmoción del sistema nervioso. Si los rudimentos de la facultad no existen nada podría darlos, ni siquiera la electrización, que se ha empleado con el mismo fin, pero sin resultado.

209. La fe en el médium principiante no es una condición de rigor; secunda, sí, los esfuerzos, sin contradicción, pero no es indispensable: la pureza de intención, el deseo y la buena voluntad bastan. Se han visto personas enteramente incrédulas quedarse del todo admirados al escribir a su pesar, mientras que creyentes sinceros no lo pueden conseguir; lo que prueba que esta facultad depende de una predisposición orgánica.

210. El primer indicio de una disposición para escribir es una especie de estremecimiento en el brazo y en la
mano; poco a poco la mano es arrastrada por un impulso que no puede dominar. Muchas veces en un principio sólo traza rasgos insignificantes; luego se dibujan los caracteres poco a poco, haciéndose cada vez más claros y la escritura acaba por adquirir la rapidez de la escritura corrida. En todos los casos es precio abandonar la mano a su movimiento natural y no hacer ni resistencia ni propulsión. Ciertos médiums escriben de corrido y con facilidad desde el principio, algunas veces desde la primera sesión, lo que es bastante raro; otros hacen, durante largo tiempo rayas y verdaderos ejercicios caligráficos; los Espíritus dicen que esto es para soltarles la mano. Si estos ejercicios se prolongan demasiado o degeneran en signos ridículos, no podría dudarse que se ha introducido un Espíritu atrasado o ligero que se divierte, porque los buenos Espíritus nunca permiten que se haga nada inútil; es este caso será preciso redoblar el fervor para llamar su asistencia. Si a pesar de esto no hay cambio, es preciso detenerse desde que uno se apercibe que no obtiene nada formal. Cada día puede repetirse la tentativa, pero conviene cesar a las primeras señales equívocas para no dar esta satisfacción a los Espíritus burlones. Además de estas observaciones un Espíritu añade lo siguiente: Hay médiums cuya facultad no puede pasar de estos signos: cuando al cabo de algunos meses no se obtienen sino cosas insignificantes, como sí o no o letras sin sentido, es inútil persistir ensuciando papel; estos son médiums, pero médiums improductivos. Por lo demás las primeras comunicaciones que se obtienen no deben considerarse sino como ejercicios que se confían a Espíritus secundarios; por lo mismo sólo se las debe dar una mediana importancia, en razón a que los Espíritus que se emplean en esto son, por decirlo así, como maestros de escritura para desbastar al médium principiante; porque no creáis nunca que sean Espíritus elevados los que se ocupan en estos ejercicios preparatorios que hace el médium; puede suceder que si el médium no tiene un objeto formal, estos Espíritus permanezcan y se adhieran a él. Casi todos los médiums han pasado por este crisol para desarrollarse; a ellos, pues, corresponde hacer todo lo posible para conseguir la simpatía de los Espíritus verdaderamente superiores.

211. El escollo de la mayor parte de los médiums principiantes está en tener comunicaciones con Espíritus inferiores y deben tenerse por dichosos cuando sólo son Espíritus ligeros. Toda su atención debe fijarse en no dejarles tomar pie, porque una vez han echado el áncora no siempre es fácil desembarazarse de ellos. Este punto es tan capital, sobre todo al principio, que sin las precauciones necesarias puede perderse el fruto de las más bellas facultades. Lo primero que debe hacerse es ponerse con una fe sincera bajo la protección de Dios y reclamar la asistencia del ángel de la guarda; éste es siempre bueno, mientras que los Espíritus familiares, simpatizando con las buenas o las malas cualidades del médium, pueden ser ligeros y también malos. Después es preciso dedicarse con un cuidado escrupuloso a reconocer por todos los indicios que suministra la experiencia, la naturaleza de los primeros Espíritus que se comunican, y de los cuales es siempre prudente desconfiar. Si estos indicios son sospechosos, debe hacerse una evocación ferviente al ángel de la guarda, y rechazar con todas sus fuerzas al Espíritu malo, probándole que uno no es su juguete, a fin de desanimarle. Por esto es indispensable el previo estudio de la teoría si se quieren evitar los inconvenientes inseparables de la inexperiencia; sobre este asunto se encontrarán instrucciones muy extensas en los capítulos de “La Obsesión” y de la “Identidad de los Espíritus”. Limitándonos ahora a decir que además del lenguaje se pueden tener como pruebas infalibles de la inferioridad de los Espíritus, todos los signos, figuras, emblemas inútiles o pueriles, toda escritura extravagante, truncada y torcida con intención, de dimensiones exageradas o afectando formas ridículas e inusitadas; la escritura puede ser muy mala, aun poco legible, lo que depende más bien del médium que del Espíritus, sin tener nada de insólito. Hemos visto médiums de tal modo engañados, que medían la superioridad de los Espíritus por la dimensión de los caracteres, dando gran importancia a las letras de molde como caracteres de imprenta, puerilidad evidentemente incompatible con una superioridad real.

212. Es muy importante no caer sin quererlo bajo la dependencia de los Espíritus malos, pero lo es más aún el hacerlo voluntariamente, y es preciso evitar que un deseo inmoderado de escribir haga creer que es indiferente el dirigirse al primero que se presenta, del que no se podrá desembarazar más tarde, si no conviene, porque nadie pide asistencia a un mal Espíritu impunemente, pues éste hace pagar caro sus servicios. Algunas personas, impacientes por ver desarrollarse en ellas la facultad mediúmnica, demasiado lenta a su parecer, han tenido la idea de llamar en su ayuda a un Espíritu cualquiera, aunque fuese malo, contando con poderlo despedir en seguida. Muchos han sido servidos a su gusto y han escrito inmediatamente; pero el Espíritu, haciendo poco caso de que le llamasen porque no podían escribir, no ha sido tan dócil en irse como en presentarse. Conocemos algunos que han sido castigados con obsesiones de años y de todas clases, por las más ridículas sofisticaciones, por una fascinación tenaz y aun por desgracias materiales, y las crueles decepciones por creerse bastante fuertes para alejarles cuando quisieran. El Espíritu se muestra, desde luego, abiertamente malvado, después hipócrita a fin de hacer creer o en su conversión o en la pretendida potencia de subyugado, para echarle a su voluntad.

213. La escritura es algunas veces muy legible; las palabras y las letras perfectamente destacadas; pero con ciertos médiums es difícil descifrarla por otro que no sea el mismo que escribe: es preciso acostumbrarse a esto. Muchas veces su forma es a grandes rasgos; los Espíritus son poco económicos de papel. Cuando una palabra o una frase es poco legible, se ruega al Espíritu que tenga la bondad de volverla a poner, lo que hace generalmente con gusto. Cuando la escritura es habitualmente ilegible, aun para el médium, éste consigue casi siempre obtenerla más clara por medio de ejercicios frecuentes y sostenidos, poniendo una fuerte voluntad y suplicando con ardor al Espíritu el ser más correcto. Ciertos Espíritus adoptan muchas veces signos convencionales que quedan en uso en las reuniones habituales. Para indicar que una pregunta les desagrada y que no quieren responder a ella, harán por ejemplo una larga raya o alguna cosa equivalente. Cuando el Espíritu ha concluido lo que tenía que decir o que no quiere responder más, la mano queda imóvil, y el médium, cualquiera que sea su potencia y su voluntad, no puede obtener una palabra más. Al contrario, hasta que el Espíritu haya acabado, marcha el lápiz, sin que sea posible a la mano detenerse. Quiere decir espontáneamente alguna cosa, la mano coge convulsivamente el lápiz y se pone a escribir sin poder hacer oposición. Por otra parte el médium siente casi siempre en él alguna cosa que le indica si sólo hay suspensión o si el Espíritu ha terminado. Es raro que no sienta cuando éste se ha marchado. Tales son las explicaciones más esenciales que tenemos que dar tocante al desarrollo de la psycografía; la experiencia hará conocer, en la práctica, ciertos detalles que sería inútil el referir aquí, y para los cuales se guiará según los principios generales. Si muchos los ensayan encontraremos más médiums de lo que creen.

214. Todo lo que acabamos de decir se aplica a la escritura mecánica; esta es aquella que todos los médiums quieren obtener con razón; pero el mecanismo puro es muy raro y se mezcla en él muy a menudo más o menos intuición. Teniendo el médium la conciencia de lo que escribe; éste, naturalmente, se inclina a dudar de su facultad; no sabe si esto viene de él o de un Espíritu extraño. No debe inquietarse por ningún concepto y sí continuar en su obra; que se observe a sí mismo con cuidado, y reconocerá fácilmente en lo que escribe una porción de cosas que no estaban en su pensamiento, y aunque son contrarias a su opinión; prueba evidente que no vienen de él. Que continúe, pues, y la duda se disipará con la experiencia.

215. Si no le es permitido al médium el ser exclusivamente mecánico, todos los ensayos para obtener este resultado serán infructuosos, y sin embargo haría mal en creerse desheredado por esto; si sólo está dotado de la mediumnidad intuitiva, es preciso que se contente con ella y no dejará de prestarle grandes servicios si sabe aprovecharla y no rechazarla. Si después de inútiles ensayos continuados durante algún tiempo no se produce ningún indicio de movimiento involuntario, o si éstos movimientos son demasiado débiles para dar resultados, no debe vacilar en escribir el primer pensamiento que le sugiere, sin cuidarse si viene de él o de un origen extraño; la experiencia le enseñará a distinguirlo. Sucede también algunas veces que el movimiento mecánico se desarrolla ulteriormente. Hemos dicho más arriba que hay casos en que es indiferente el saber si el pensamiento viene del médium o de un Espíritu extraño; sobre todo cuando un médium puramente intuitivo o inspirado hace un trabajo de imaginación por sí mismo; poco importa que se atribuya un pensamiento que le fuera sugerido; si las ideas son buenas, que dé gracias por ello a su buen genio y le serán sugeridas otras. Tal es la inspiración de los poetas, de los filósofos y de los sabios.

216. Supongamos que la facultad mediúmnica esté completamente desarrollada; que el médium escriba con facilidad y que sea, en una palabra, lo que se llama un médium hecho, le sería muy perjudicial si se creyera dispensado de adquirir otras instrucciones; sólo ha vencido la resistencia material, pero entonces es cuando empiezan para él las verdaderas dificultades y cuando más necesita los consejos de la prudencia y de la experiencia sin no quiere caer en los mil lazos que se le preparan. Si quiere levantar demasiado el vuelo con sus propias alas, no tardará en ser juguete de los Espíritus mentirosos que procurarán explotar su presunción.

217. Una vez desarrollada la facultad en el médium es esencial que no haga de ella un abuso. La satisfacción que procura a ciertos principiantes excita en ellos un entusiasmo que es importante moderar; deben pensar que se les ha dado para el bien y no para satisfacer una vana curiosidad; por esto es útil servirse de ella en los momentos oportunos y no a cada instante; como los Espíritus no están constantemente a sus órdenes, corren el riesgo de ser chasqueados por mixtificadores. A este objeto es conveniente adoptar días y horas determinadas, porque de este modo hay mejores disposiciones y más recogimiento, y los Espíritus que quieran presentarse están prevenidos y se disponen en consecuencia.

218. Si a pesar de todas las tentativas no se revela la mediumnidad de ningún modo, será menester renunciar a ella, como se renuncia a cantar cuando no se tiene voz. El que sólo sabe una lengua se sirve de un traductor; debe, pues, hacer lo mismo, es decir, recurrir a otro médium. Nadie debe creerse privado de la asistencia de los Espíritus por falta de médium. La mediumnidad es para ellos un medio de expresarse, y no un medio exclusivo de atracción; los que no tienen afecto están al lado nuestro, seamos o no médiums; un padre no abandonará a su hijo porque sea sordo y ciego y no pueda verle ni oírle; le rodea con solicitud como lo hacen los buenos Espíritus con nosotros; si no pueden transmitirnos materialmente su pensamiento, nos ayudan por medio de la inspiración.

Allan Kardec

Extraído del libro "El libro de los médiums"


                                                       ****************************

DEJAR AL ESPÍRITU AMADO EN SOSIEGO

 Muchos parecen olvidar que Dios nos dio, a cada uno de nosotros, un espíritu protector perfectamente capaz de ayudarnos.
No evoquemos a nuestros entes queridos para resolver nuestros problemas.
A parte de ser una ingratitud hacia nuestro protector, que nos acompaña desde el vientre materno, la evocación puede afligir al espíritu amado, por sentirse sin medios para atendernos.
Es un engaño pensar que hay bastante con estar en vida espiritual, para tener poderes y conocimientos que no se poseían aquí.
Pedir ayuda otros, que no fuere el designado por Dios para atendernos, no solo es dudar de la competencia de la elección de Dios, sino que puede incluso apartarse de nosotros, por absoluto desinterés nuestro, el protector espiritual, como puede, también, retardar la recuperación del ente querido, que se anticipó a nosotros en la vuelta a la espiritualidad.
Tan solo oremos por ellos.
 Adaptación: Oswaldo E: Porras Dorta
                                           **********************
COMUNICACIÓN MEDIÚMNICA

Unos no  creen en las comunicaciones de los espíritus, otros creen demás y quieren obtenerlas con la facilidad de una llamada telefónica. ¡Ni tanto en el cielo, ni tanto a la Tierra! ¿Si las comunicaciones entre las criaturas terrenas no siempre son fáciles,  que decir de las que se procesan entre los espíritus y los hombres? mucha gente procura  al médium como si el fuese una especie  de cabina telefónica. Más no siempre el circuito está libre  y muchas veces el espíritu llamado no puede atender.
No hay duda que estamos en la época profetizada por Joel, en que las manifestaciones se intensifican por todas partes. Ni todos los espíritus, sin embargo, están en condiciones de comunicarse con facilidad. Además de eso, la manifestación solicitada puede ser un inconveniente en el momento, tanto para el espíritu como para el encarnado.
La muerte es un fenómeno psicológico que ocurre de varias maneras de acuerdo con las condiciones ideo-emotivas de cada caso, envolviendo al que parte y a los que quedan. La cuestión 155 de El Libro de los Espíritus explica de manera clara la complejidad del proceso de desencarnación. Algunos espíritus se liberan rápidamente del cuerpo, otros se demoran al hacerlo y eso retarda la posibilidad de comunicarse.
Debemos recordar aun que los espíritus son criaturas libres  y conscientes. No estar al sabor de nuestros caprichos y ningún médium o director de sesiones tiene el poder de hacerlos atender a nuestras llamadas. Cuando quieren manifestarse, ellos lo hacen espontáneamente, y no es raro de forma inesperada. Se engañan los que piensan que pueden dominarlos. Ya enseñaba Jesús,  como vemos en los Evangelios, el espíritu sopla donde quiere y nadie sabe de dónde viene ni para donde va.
Es natural que los familiares afligidos procuren obtener la comunicación de un ser querido. Más conviene  que se recuerde la necesidad de respetar las leyes que rigen  las condiciones del espíritu en la vida y en la muerte. El intercambio mediúmnico es un acto de amor que solo debe realizarse cuando es conveniente para los dos lados. El Espiritismo nos enseña  a respetar la muerte como respetamos la vida, confiando en los designios de Dios. Solo la misericordia divina puede regular el dialogo entre los vivos de la Tierra y los vivos del Más Allá. Hagamos nuestras oraciones  a favor de los que partieron y esperemos de Dios la gracia del reencuentro que solo Él nos puede conceder.
Muchos religiosos condenan las comunicaciones mediúmnicas, alegando que ellas violan el misterio de la muerte y perturban el reposo de los muertos. Se olvidan de que los propios espíritus  de las personas fallecidas  procuran comunicarse con los vivos. Fue de esa procura de comunicación de los muertos, tan insistente en el mundo entero, que se iniciaron  es una forma natural las relaciones mediúmnicas entre el mundo visible y el invisible. El concepto erróneo de la muerte, como aniquilamiento o transformación total de la criatura humana, genera y sustenta esas formas de superstición. El espiritismo, reviviendo los fundamentos olvidados del Cristianismo puro, nos muestra que la comunicación mediúmnica es ley de la vida y nos libera  de los errores y temores supersticiosos del pasado.

Por el Hermano Saulo – Del Libro Dialogo de los Vivos, Médium: Francisco Cándido Xavier y J. Herculano Pires.

                                                      **************

lunes, 26 de mayo de 2014

El Consolador Prometido- Espíritu de la Verdad





Con el nombre de Consolador y de Espíritu de Verdad, Jesús anunció la venida de aquel que habría de enseñar todas las cosas y de recordar lo que Él había dicho. Por consiguiente, su enseñanza no estaba completa. Además prevé que su mensaje sería olvidado,y que sus palabras serían desvirtuadas, ya que el Espíritu de Verdad vendría a recordar todo lo que Él dijo y, de común acuerdo con Elías, a restablecer todas las cosas, es decir, a ponerlas de acuerdo con el verdadero pensamiento de Jesús. ¿Cuándo vendrá ese nuevo revelador?
Es evidente que,si en la época en que Jesús hablaba, los hombres no se encontrabanen estado de comprender las cosas que a Él le quedaban por decir, no sería en unos pocos años que podrían adquirir los
conocimientos necesarios para ello. A fin de que se comprendieran ciertas partes del Evangelio, con excepción de los preceptos de moral,se necesitaban conocimientos que sólo el progreso de las ciencias podía otorgar, y que debían ser obra del tiempo y de muchas generaciones.
Por consiguiente, si el nuevo Mesías hubiese venido poco tiempo después de Cristo, habría encontrado el terreno en las mismas condiciones, es decir, poco propicio, y no hubiera podido hacer más de lo que hizo Jesús. Ahora bien, desde aquella época hasta nuestros días, no se ha producido ninguna revelación importante que haya completado el Evangelio y elucidado sus partes ininteligibles,indicio seguro de que el Enviado aún no ha aparecido.


. ¿Quién habrá de ser ese enviado? Al decir: “Rogaré a mi Padre y Él os enviará otro Consolador”, Jesús indicó claramente que ese Consolador no sería Él mismo, pues de lo contrario hubiese dicho: “Volveré para completar lo que les he enseñado”.
Sólo agrega: A fin de que permanezca eternamente con vosotros, y él estará en vosotros. Sería imposible que esta expresión se refiriera a una individualidad encarnada, puesto que no podría permanecer eternamente con nosotros, ni menos aún estar en nosotros; pero se comprende a la perfección si se refiere a una doctrina que, en efecto, cuando la hayamos asimilado podrá estar eternamente en nosotros. El Consolador es, pues, según el pensamiento de Jesús, la personificación de una doctrina soberanamente consoladora, inspirada por el Espíritu de Verdad.
. El espiritismo reúne, como ha quedado demostrado todas las características del Consolador que Jesús prometió. No es una doctrina individual, una concepción humana; nadie puede considerarse su creador. Es el fruto de la enseñanza colectiva de los Espíritus, enseñanza que conduce el Espíritu de Verdad. No suprime nada del
Evangelio,sino que lo completa y lo explica. Con la ayuda de las nuevas leyes que revela, conjugadas con las que la ciencia ya ha descubierto,conduce a la comprensión de lo que era ininteligible y hace que se admita la posibilidad de aquello que la incredulidad consideraba inadmisible. Tuvo sus precursores y profetas que presagiaron su llegada. Por su poder moralizador, el espiritismo prepara el reinado del bien sobre la Tierra.

EL GENESIS 
                                                                  
                                                                *******************

REENCARNACIÓN  Y EVOLUCIÓN DEL PLANETA

"Vivimos en la Tierra y en las esferas espiritales que la circundan, el momento histórico aguardado por todos aquellos que estamos vinculados al Consolador prometido por Jesús. Obreros parten diariamente de la Espiritualidad, comprometidos con la renovación de la humanidad y con la tarea libertadora de las vidas. Bien equipados, reencarnan bajo la vigilante y amorosa custodia de sus Guías espirituales. Son misioneros de la Ciencia y de la Tecnología, del Pensamiento y de las Artes, de la fe religiosa y de la caridad, a fin de modificar la sociedad, instaurando, aun en este siglo, el periodo de belleza, religiosidad y cultra plenificadora. Mientras tanto, a fin de que logren el éxito en la misión audaz, aquellos que permanecemos en nuestros Núcleos de actividades espirituales, deberemos formar grupos de asistencia y de apoyo, auxiliándonos en los combates que trabarán con enemigos del progreso, reencarnados o despedidos de la organización fisiológica".

Autor: Manoel Philomeno de Miranda (Espíritu)
Psicografia de Divaldo Franco. Libro: Entre dos  Mundos

                                                                      
                                                               *********************
                                       
 CAMINAR DESCALZO SOBRE LAS BRASAS

¿Cómo pueden mujeres, hombres y niños, caminar sobre alfombras de brasas, con los pies desnudos, sin quemarse? La marcha sobre fuego o pirobasia tiene un origen muy antiguo. En la Biblia, está escrito: “Si marchas sobre el fuego, no te quemarás y la llama no te abrasará”.
La resistencia al fuego es conocida desde la más remota antigüedad, en todas las civilizaciones. Esta práctica sería originaria de Asia central. Nacido en Mongolia, el fenómeno se habría transmitido por China hasta Tíbet y la India para alcanzar luego la Europa oriental, Indonesia y Nueva Zelanda.
En Antígona, de Sófocles, se encuentra que el éxtasis religioso protege de los efectos del fuego y en un texto de Plinio el Viejo, se lee esto: “No lejos de Roma, en territorio Falisco, viven algunas familias que se llaman los Hirpi (los lobos). Durante el sacrifico anual a Apolo, sobre el Monte Soratte, marchan sin quemarse sobre leños reducidos al estado de brasas”.
Se dice también que Catalina de Siena, un día mientras se encontraba en estado de éxtasis, perdió el equilibrio y cayó en la chimenea de su padre que era tintorero. Las religiosas presentes la sacaron del brasero y no tenía ningún rastro de quemadura.
Sir William Crookes, en sus textos sobre el célebre médium Daniel Dunglas Home, relata: “Un día, lo vi acercarse a un fuego de leña muy inflamado y tomar una gran brasa ardiente, ponerla en el hueco de una de sus manos, cubrirla con la otra y soplar en este pequeño horno improvisado hasta que la brasa se volvió incandescente y las llamas lamían sus dedos. Nunca se pudieron ver marcas de quemaduras en sus manos”.
De la India a Bulgaria, desde Polinesia hasta Grecia, desde la antigüedad hasta nuestros días, se encuentra este rito asociado a diversos cultos y creencias.
Cada año en San Pedro Manrique, en España, se puede asistir a una pública “marcha sobre fuego”. El brasero tiene tres metros de largo por uno de ancho, con un espesor de quince a veinte cm. Hacia la medianoche, hombres jóvenes, entre dieciséis y dieciocho años, atraviesan descalzos las brasas. Uno de ellos lleva al alcalde de la aldea sobre sus hombros. Si bien durante la travesía, la muchedumbre guarda silencio, a la llegada, aclama ruidosamente a los piróbatas. Cada hombre apoya sus pies sobre las brasas de cuatro a seis veces, con aplicación y firmeza y reteniendo la respiración. Los observadores han relatado que el calor del brasero era tan intenso que no podían acercarse más que a cinco metros de él. Los científicos, intrigados, han estudiado de cerca esta práctica. Han podido comprobar que no aparecía ninguna quemadura o enrojecimiento bajo los pies de los jóvenes piróbatas.
No han encontrado ninguna sustancia protectora bajo sus pies. Es importante subrayar que en San Pedro, la manifestación está desprovista de toda preparación religiosa o mística.
En la India, el místico Kuda Bux marchó sobre una capa de brasas ardientes. Siete toneladas de madera fueron necesarias para preparar el brasero cuya temperatura alcanzaba 800°. Inmediatamente después de su paso sobre las brasas, fue medida la temperatura de sus pies y era normal.
Piróbatas musulmanes caminaron sobre brasas bajo control de los investigadores del Comité de Investigaciones Psíquicas de la Universidad de Londres. Las conclusiones de esta experiencia fueron que ningún trance mágico o espiritual intervenía en los piróbatas. Por otra parte, varios sujetos ingleses pudieron adquirir en poco tiempo la técnica y sin ningún condicionamiento.
Aún hoy en día, en la isla de Reunión, y desde la abolición de la esclavitud en 1848, la marcha sobre fuego es una ceremonia hindú que tiene lugar a principios de enero, en homenaje a la princesa Draupadi, llamada también Pandalié, que habría atravesado un brasero para probar su fidelidad. Antes de esta travesía sobre el lecho de brasas, los caminantes, que esperan diversos beneficios materiales y espirituales, se purifican durante dieciocho días por medio del ayuno y la abstinencia.
Al final de este período preparatorio, reforzado con oraciones y ceremonias religiosas, los caminantes, los “penitentes” participan en el cortejo de carrozas floridas que llevan a las divinidades. Cuando regresan hacia el brasero, éste se extiende en una capa de brasas de nueve centímetros de espesor. Al extremo de la alfombra ardiente, un foso lleno de agua y leche de coco espera a los caminantes a cada salida del brasero. El primero en marchar sobre el fuego será el sacerdote, acompañado por ritmo de tambores. Ciertos caminantes estarán en estado de trance, como poseídos y no sentirán ninguna quemadura. Después de este rito purificador, los penitentes tienen la impresión de haber crecido, llegado al conocimiento, desterrado el orgullo y la envidia y adquirido humildad.
En 1968, el Dr. Glaive de la Facultad de Medicina y Farmacia de Marsella defendió una tesis sobre la pirobasia. Durante un año estudió a la comunidad Tamil en la isla de Reunión. El Doctor Blaise suministró las siguientes medidas de temperatura: - A un metro sobre el brasero, está a 50° al cabo de un minuto - En la superficie, alcanza 50° al cabo de 5 a 6 segundos - En profundidad, es de 250° en 30 segundos - La temperatura de equilibrio es de 700°.Sólo un estado hipnótico explica el fenómeno, concluyó.
En 1973, Anette Beaumanoir, profesora de la Universidad de Ginebra registró por medio de un electroencefalograma las ondas cerebrales de un piróbatas. Su descubrimiento es inquietante: en el momento en que los caminantes se internan sobre las brasas, el cerebro se caracteriza por la aparición de ondas alfa. En cuanto cesa el ritmo alfa, los caminantes recuperan su sensibilidad al fuego.
La ciencia sabe que el cerebro humano genera ondas eléctricas rápidas llamadas beta (estado de vigilia, despierto, actividad mental normal). Un estado alterado de conciencia, EMC, corresponde a una disminución de estas ondas: se baja a alfa (estado de conciencia interna, se está un poco en la luna), luego a theta que corresponde al adormecimiento, y finalmente a delta que corresponde al sueño profundo.
Pero, ¿sabe la ciencia que un cerebro humano sin espíritu no es nada, y que la fuerza del espíritu puede mucho? Mientras ella rechace su presencia, no podrán aclararse muchos misterios. La fuerza del pensamiento no es un don mágico sino una fuerza vibratoria natural que trasciende a la materia.
Patricia Saliba