¿El feto tendrá conciencia de que va a ser abortado? Parece que sí, según las evidencias. Delante de cualquier duda, una cosa es cierta: en este punto, la ciencia oficial aun usa pañales. ¿Cómo un niño de malos hábitos, no habría casos en que los debería dejar
La vida intrauterina, habla respecto a la vida del bebé antes del parto. Y cuando se decide sobre la muerte de esos seres, o de esas personas a través de la ampliación de la llamada legalización del aborto, sería bueno preguntarles – a esos mismos fetos, – si tienen sentimientos de alegría o dolor, en fin, si tienen conciencia del drama que atraviesan antes, durante y después el aborto.
Hay hechos que dicen que sí, que hay un registro enmarcado por reacciones conscientes.
Preguntar al feto y esperar de él una respuesta, eso no será posible, por lo menos entendido a la letra, ya que él no puede hablar por órganos que aun no están formados. Eso, sin embargo, no quiere decir que él no piense, sienta y tenga mayor o menor conciencia de lo que pasa con su madre y alrededor de ella.
Después de la partida, la telepatía, que según el espiritismo, es independiente de la utilización del cuerpo físico – la transmisión de emociones entre mentes encarnadas o desencarnadas -, es un fenómeno presente. En esas condiciones de ambiente intrauterino hay como una atmósfera telepática recíproca y afín, entre madres e hijos. Este es uno de los datos evidentes, pero sólo de por sí, poco vale.
¡Avión no!
Por donde vale la pena avanzar, es por aquello que permite medir la dimensión de conciencia que el feto tiene, inclusive en el primer mes de gestación.
Esto, a lo mínimo puede parecer inesperado. Estamos hablando, por ejemplo, de los médicos y psicólogos que usan regresión de memoria, para la localización y tratamiento de las causas traumáticas de trastornos actuales.
Este paciente mío – afirma Julio Peres en la entrevista que le hicimos recientemente – es ingeniero. Me buscó por que la firma donde él trabaja, le informó, de que tendría que venir a hacer algunos viajes intercontinentales. Hasta entonces él no necesitaba resolver el problema. Por el compromiso profesional, él decidió buscar una terapia y solucionar esta dificultad, que lo hacía moverse en vehículos públicos, hasta para ciudades distantes, pero nunca en avión.
Mostrando la conciencia del feto ya en la vida intrauterina, él vivía, en una tercera regresión de la terapia, un episodio traumático en el tercer trimestre de la gestación, precisamente cuando la madre se dirigía a los EUA, para poder estar con el marido, que allí concluía un doctorado (estaba viajando solo en el avión).
En un momento dado del viaje, hubo una turbulencia que perturbó a los pasajeros, preocupándolos. Y la madre de mí paciente, por estar sola, tal vez más frágil, ella vivió ese episodio como un evento muy traumático. Vivió pavor, un miedo asociado a momentos catastróficos. Y pensaba, por ejemplo: “yo nunca debería haber hecho este viaje”; “Yo debería haberme quedado en casa”; “Nunca más voy a viajar en avión, si yo sobrevivo a esto”; “¡Dios mío! ¡Mí hijo y yo vamos a morir!”. Estos pensamientos tan catastróficos, en relación a no viajar nunca más en avión, mí paciente los asoció al pavor que ella viviera en aquel momento. Y el feto, en aquella ocasión, registró con intenso contenido emocional, esa experiencia en el propio inconsciente.
Durante un anamnesia* - que hicimos al principio – me llamó la atención él, que desde pequeñito, a los tres años, ya no le gustaba los aviones. Lloraba, se sentía mal. Y, a los cinco años, cuando la familia hizo un viaje al Nordeste brasileño, en avión, él causó problemas tan grandes, que la familia percibió (especialmente la madre): “¡Mira, no tenemos condiciones de viajar con él! Tenemos que respetar esto. Él realmente tiene miedo a los aviones”.
Vean: él ya trajo para esta vida un registro en relación a esa dificultad. Entonces, en un momento de la vida intrauterina, asoció una decisión de la madre, como si fuera de él mismo (porque la madre más tarde volvió en avión con el padre, y supo que ella no llevo a cabo las decisiones – “Nuca más voy a viajar en avión” - , eso fue sólo en el momento de desesperación; pero cuando ella estaba más protegida con el marido, viajó tranquilamente, hasta olvidó ese episodio traumático; (sin embargo, el feto quedó allí con aquel registro)”.
Entre muchos otros, este es un ejemplo de la vida, que los bebés tienen antes de nacer. Ellos registran, ellos sienten, ellos perciben los eventos. “Este paciente observó la etiología de este patrón de comportamiento, que venía repitiendo, quiere decir, todo eso nació en la vida intrauterina: “¡Yo no puedo viajar en avión, porque es peligroso!”.
Después, él trabajó la redecisión y utilizó el puente aéreo (que son vuelos rápidos San Pablo/Río de Janeiro – de unos 40 minutos) y fue un proceso gradual de desensibilización, empleando las redecisiones hasta vencer esa dificultad de viajar en avión.
Él me dijo después: “¡Mira! ¡Eso viene de mí vida intrauterina!...”. En aquel momento confirmó ese hecho con la madre, porqué él no lo sabía. Tenía 28 años, la madre nunca había hablado de eso. Preguntó a la madre, y ella se acordó: “Me acuerdo, estaba sola”, y relató la experiencia traumática de la ida, que no ocurrió en la vuelta, con el marido.”.
Querían una niña...
¿A partir de que día o mes, el feto se vuelve sensible y consciente? “No sé decir a partir de cuándo existe conciencia en el feto”, afirma el psicólogo.
¿A partir de que día o mes, el feto se vuelve sensible y consciente? “No sé decir a partir de cuándo existe conciencia en el feto”, afirma el psicólogo.
Pero de repente me acordé de un caso más: “Estoy acordándome de otro paciente que estaba trabajando un trastorno sexual. La queja inicial de él, era una dificultad de relacionarse con las personas más próximas, especialmente los padres.
Él sabía que era hombre, tenía conciencia de eso, pero, por otro lado, él sentía que a las otras personas, les gustaría que él fuese mejor mujer.
Y era un conflicto increíble en la cabeza de él, que se desdoblaba en el día a día.
En la regresión, él vivía una situación también traumática en la vida intrauterina, en que, con poco más de un mes de gestación, cuando la madre descubre que estaba embarazada, ella dice al padre: “¡Nosotros vamos a tener una hija, la niña que siempre quisimos tener!”.
Y, desde el inicio, la expectativa de tener un hijo de sexo opuesto a él fue muy marcada por los padres: “Nuestra hija se va a llamar así…”. Ellos tenían tanta seguridad de que nacería una hija, que no hicieron alguna ecografía. Habían creado una expectativa tan grande que, para ellos, era un hecho consumado tener a una niña.
Y él vivía esa expectativa equivocada: “¡Pero yo no soy una niña! ¡Yo soy un niño! ¿Y cómo va a ser, si ellos están esperando una niña y yo soy un niño?”. “Mí sexo, no es lo que ellos esperarían que fuese”. “A ellos les gustaría yo más si fuese una niña”.
Ese patrón quedó fijado. Él tuvo esa impresión en relación a las personas hasta en la infancia, en la adolescencia y en la edad adulta. Aquella sensibilidad – “¿Será que las personas me van a aceptar, cuando ellas sepan que soy un niño?” – pasaba también en la edad adulta, incluso que eso no existiese concretamente, pero él tenía la impresión de que, si fuese mujer, a las personas les gustaría más él.
Entre tanto, “mí paciente trabajó otras dificultades relacionadas con los padres. Entonces él notó, en otras vidas, situaciones en que él fue verdugo, no fue la víctima, e hizo a los padres sufrir.
Claro que no podemos atribuir la culpa a los padres. Existen causas. Varias causas para el mismo efecto.
Pero este es un ejemplo más de un episodio traumático vivido por el feto. Esa regresión a la vida intra-uterina, mostró que él registró, los sentimientos de los padres”.
Porque en la vida intrauterina pueden suceder acciones que causen traumas o que refuercen patrones de comportamiento definidos en el pasado remoto, y que viertan más tarde como trastornos psíquicos en la fase adulta de la persona en causa.
¡¿Aborto? ¿No aborto?
De la experiencia clínica del psicólogo que entrevistamos, a pesar de la hora somnolienta, de después del almuerzo, van surgiendo memorias, como las cerezas que siempre que coges una, otra viene detrás.
Incluso aunque el aborto no llegue a ocurrir, la duda de la madre, al desearlo o no, puede ser traumática: “Una madre descubría su embarazo, antes de estar casada y en la regresión, el feto vivía la duda de la madre: “¿Haré el aborto? ¿Será que no lo haré? ¿Me casaré o no?” y el feto registra eso... pidiendo a la madre telepáticamente (él no podría comunicarse de otra forma) que no hiciese el aborto, que él quería esa oportunidad de vivir…
¡Este caso fue muy interesante! Mire lo que ocurre: ella intenta hacer el aborto a través de un té, de unos medicamentos. No lo consigue. Esa criatura lucha por vivir, resiste cuanto puede a esos tés (infusiones).
La criatura, el feto, con sentimiento, dice en plena regresión: “Yo necesito vivir. ¡Yo necesito vivir!”. Y se comunicaba telepáticamente con la madre para que ella no abortase, que era importante esa experiencia para los dos, incluso que no hubiese padre; que ambos tenían una experiencia importante. Y él vivía, al regresar al origen del trauma, esa duda materna, sin que pudiese hacer algo por interferir – lo que podía era comunicar emocionalmente con la madre.
Y es interesante que, más tarde, esa criatura nace. Ese niño viene para equilibrar una vida absolutamente desajustada que la madre tenía, como si a través de ese hijo la progenitora hubiese con eso, tenido un aprendizaje muy importante que reformulasen la calidad de vida de ella.
El feto en aquella ocasión sabía eso. Era importante que él viviese, para que ambos pudiesen tener una experiencia positiva, juntos. Solo, que la madre no lo sabía.
En otras palabras, el feto, el hijo, era un espíritu más evolucionado que la madre y que optó por nacer en esa condición para enseñar a la madre algunas cosas importantes.
En otras vivencias de otras vidas, mí paciente percibió algunos contextos diferentes, viviendo él, como la madre del hijo, quien en esa vida, era la actual madre de él.
En ese caso, en la anamnesia me dijo este paciente: “Yo, con siete años de edad, cuidaba de mí madre. Le preparaba la comida, la lavaba”, una cosa que no es peculiar en los hijos. El, obraba como si fuese el padre.
Esta persona vivió una angustia muy grande por la duda de la madre, y por estar entregado a la decisión de la madre: “¿Hago el aborto o no?”. Cuando esa decisión no la envolvió sólo a ella, sino también a la vida que ya se manifiesta dentro de ella”.
Hay que amar al feto
El feto graba sobre todo las emociones maternas. Si la gestante produce sentimientos felices, el bebé se siente apoyado en el proceso de nacer: “Cultivar la relación cariñosa desde el inicio de la gestación, hablar con el bebé. Él comprende a la madre, comprende al padre. Es posible que los padres hicieran experiencias.
Es muy común que las madres digan: “Cuando el padre llega del trabajo, el bebé se agita en mí barriga, como si lo reconociese: ¡El padre está por llegar!”.
Existe un reconocimiento de la criatura en la vida intrauterina, con relación a los padres.
Mi consejo, especialmente a las madres (pero también los padres), es establecer una relación afectuosa a través de conversaciones cariñosas: “Estás siendo muy bien esperado; vas a llegar aquí para una vida en conjunto, y tenemos mucho que aprender y disfrutar juntos, tenemos mucho que vivir”, a través de un contacto amoroso, cariñoso, para que esa misma dinámica de la relación se pueda propagar en la primera infancia, en la adolescencia, en la edad adulta, porque esa relación puede ser estimulada, ejercitada desde el inicio de la gestación”.
Resumiendo.
Bueno, dejémosnos de rodeos: el espiritismo afirma que abortar es prácticamente, aplicar la pena de muerte al espíritu reencarnante, indefenso.
En casos extremos, recomienda la hipótesis, de abortar cuando la vida de la madre tuviese que ser sacrificada.
Algo que agrava el drama de quien práctica el aborto y de quien lo sufre, es el dolor de conciencia que deja marcas, y mucho más cuando se sabe que, quien no quiere hijos, tiene otras soluciones, siendo la más fácil de todas, sin duda, el uso sensato de anticonceptivos. Está al alcance de todos los bolsillos, son bastante seguros y, si no lo fuera, la vida apoya a quien la recibe con amor.
Vivimos tiempos de mentes oscurecidas, ocupadas de sí mismas, en que el tamaño de su ego les impide de ver los derechos de otros, cualquiera que sea su edad. El dogma materialista que afirma: que sin cerebro no hay dolor, cada vez más deja de tener sentido. Menos sentido tiene cuando se sabe que el cuerpo, es el efecto de un cuerpo espiritual, sensible e inteligente, que no es más que el molde etéreo del espíritu reencarnante.
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*- La anamnesia es una fase del tratamiento psicoterapéutico en que se recoge datos exhaustivos sobre la historia del paciente, sus antecedentes familiares, etc.
El aborto en la óptica espírita
Según la cuestión 344 de “El Libro de los Espíritus” - ¿En qué momento se une el alma al cuerpo? – el Espíritu de Verdad informa que la unión comienza en la concepción, pero sólo queda completa en el momento del nacimiento, dándonos a entender que a partir de ese momento, el espíritu designado para habitar el cuerpo, se une a este, por un lazo fluídico definitivo.
Mientras, la cuestión 357 - ¿Cuáles son para el espíritu las consecuencias del aborto? – nos dice que “es una existencia nula, que él, tiene que recomenzar”.
Como respuesta a la cuestión 358, el Espíritu de Verdad informa: “Hay siempre crimen en la trasgresión de la ley de Dios. La madre o cualquier otra persona, cometerá siempre un crimen, al quitar la vida al feto antes de su nacimiento, porque impide que un alma pase por las pruebas de que su cuerpo debía ser instrumento”.
No obstante, en caso de peligro de la vida de la madre, conforme nos esclarece la cuestión 359 de “El Libro de los Espíritus”, es preferible sacrificar al ser que aun no existe, a lo que ya existe.
Se sabe que poseemos el libre albedrío, y aunque también se sepa que ese mismo libre albedrío es relativo, esa libertad de obrar responsabiliza a cada uno por sus actos, además como dice el Maestro: “La siembra es libre, sin embargo la cosecha es obligatoria”.
Texto conjunto de Manuel Rego, José Antonio y José Augusto elaborando durante el minicurso de periodismo que deriva en la FEP en Junio.
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EL HÁBITO DE ORAR
Haz de la oración un hábito y deja que la luz y el entendimiento te fortalezcan en la vida diária, a medida que te dediques a todas las tareas que te hacen sentir respeto, jovialidad y felicidad.
Importante es pensar que no solo tendremos lo que damos, pero igualmente viviremos en aquello que proporcionamos a los otros. De ahí el impositivo de darnos tan solamente en el bien, integralmente en el bien.
(Emmanuel – Chico Xavier).
NOTA: debido a la enfermedad que atravieso y a su tratamiento, algunos días no he podido publicaros nada, pero mi propósito es seguir haciéndolo cada dia, según vaya pudiendo.
Los lunes, miércoles y jueves a las 22,30 podéis participar en el chat de la Federación Espírita Española.
Los viernes en la misma sala de chat a las 23,00 horas podéis asistir a una conferencia impartida por el grupo "Estudios espíritas sin fronteras", dirigido por Cárlos Campetti.
Los domingos a las 21,30 horas comienzan las clases de estudio de la Doctrina Espírita, a las que estáis todos invitados.
Recomiendo ver también:
Inquietudes espíritas- inquietudesespiritas.blogspot.com.es
El espirita albaceteño.- elespiritadealbacete.blogspot.com.es
kardeciano.blogspot.com
marinamiesdeamor.blogspot.com
soyespirita.blogspot.com
boletin-nuevaesperanza.blogspot.com
ade-sergipe.com.br
elblogdeazucena.blogspot.com
espiritistas. es
Revista virtual: www.amorpazycaridad.com