sábado, 25 de noviembre de 2017

Temor a la muerte




Para hoy tenemos:

- El Espíritu y su evolución(III)
- Temor a la muerte
- La Tolerancia
- Aflicciones del Alma

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           EL ESPÍRITU Y SU EVOLUCIÓN (III)

(Viene del anterior)


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CONCLUSIONES Y CONSECUENCIAS MORALES
Y como consecuencia de todo lo expuesto hasta aquí, creo sinceramente, que si se es plenamente consciente y se ha entendido en toda su dimensión y transcendencia la auténtica realidad del espíritu, su origen, su destino y las leyes que rigen su evolución, se tiene que extraer de ello una serie de conclusiones y consecuencias morales que, por fuerza, si son llevadas a la práctica, han de servir para una revolución moral y espiritual capaz de transformar al hombre y, por correlación, a toda la humanidad:
1º - Dios como Creador y Causa primera de todas las cosas. Es todo Amor, Justicia y Misericordia. Sin esta premisa, todo lo demás carece de fundamento y de sentido.
2º - El único Determinismo que existe por parte de Dios es que reine el Amor entre todas sus criaturas y de que todos hemos sido creados para alcanzar el mismo destino: la perfección Moral y la Sabiduría.
3º - Si todos somos creados de la misma manera y todos tenemos un mismo origen y un mismo destino, ello quiere decir que todos somos iguales, y que las diferencias que se aprecian entre los hombres, son tan sólo transitorias y debidas únicamente al mayor o menor bagaje espiritual momentáneo de cada uno.
4º - Por tanto, el Espiritismo me ayuda y me enseña a ser más tolerante y condescendiente con los defectos y errores de los demás, porque me hace reflexionar que la falta que ha cometido mi semejante y que yo ahora estoy a punto de juzgar, tal vez sea la misma falta que haya podido cometer yo en el pasado.
5º - Con sus enseñanzas, la Doctrina Espirita me hace reflexionar en lo absurdo de algunos problemas que todavía hoy en día enfrentan a la humanidad, como son el racismo o los nacionalismos mal entendidos y extremistas. Porque con sus aclaraciones sobre la reencarnación, comprendo que las razas, producto de un determinado color de piel o de una determinada situación geográfica, son meramente transitorias y circunstanciales, y que quien hoy se vanagloria de pertenecer a la raza blanca, en el pasado pudo encarnar en un cuerpo de color o en el futuro, si sus necesidades evolutivas así lo exigen, puede nacer en una familia de cualquier otra raza.
Y que quien hoy defiende con apasionamiento la bandera de una determinada nación, mañana puede reencarnar bajo la bandera del país contrario.
Por lo tanto, seamos conscientes de que raza solamente existe una: la raza espiritual, hija toda del mismo Creador, y de que patria también sólo existe una; la patria espiritual universal, sin barreras ni límites de ningún tipo, sólo los que marquen la particular evolución de cada uno.
6º - El Espiritismo me enseña a respetar todo lo que tenga vida, por defectuosa, incompleta o imperfecta que ésta pueda ser en apariencia. Porque todo lo que tiene vida viene de Dios y Dios es, ante todo, Amor. Por lo tanto, tratemos con Amor todo lo que tenga vida.
Sólo Dios sabe cuándo es el momento más adecuado para la desencarnación de un espíritu y su regreso al mundo espiritual. Y que cuando ello tenga que suceder, sucederá, sin que haga falta que la mano del hombre se convierta voluntariamente en ejecutora.
LA FE ESPÍRITA: UNA FE APOYADA EN LA RAZÓN Y EN LA CIENCIA
Una vez hecho este breve resumen de lo que para mí es la esencia de la Doctrina de los Espíritus, y de las principales conclusiones que de ello personalmente extraigo, me gustaría hablar ahora de la fuerza de la Fe Espírita.

La fe, que es la creencia en los dogmas particulares que constituyen las diferentes doctrinas, cuando es ciega, es decir, que acepta de forma incondicional, sin comprobación, cualquier postulado, admitiendo las afirmaciones más extrañas sin analizarlas y sin someterlas a la razón, esa fe, con toda seguridad, conducirá hacia el absurdo y hacia el fanatismo, y más tarde o más temprano ha de desaparecer, porque este tipo de fe ciega exige la renuncia de la más preciosa conquista del hombre: su capacidad de raciocinio y su libre albedrío.
Por el contrario, la Fe que aporta el Espiritismo es una fe basada en la razón y en la lógica, que sabe juzgar, discernir y comprender. Es fuerte e indestructible, porque descansa sobre la base sólida que ofrece la libertad de pensar. El Espiritismo, no tengo la más mínima duda, hace libre a la persona. En lugar de dogmas, cosas sobrenaturales y misterios, no reconoce más que a principios procedentes de la observación directa y del estudio de las leyes naturales. Porque la Fe, sea cual sea, no puede ir nunca contra las leyes de la Naturaleza y del Universo.
La Doctrina Espírita, además, me estimula y me incentiva para que no me conforme en demostrar mi fe absoluta e incondicional en aquello que el Espiritismo me enseña, sino que me anima a investigar a través de la Ciencia el por qué el Espiritismo afirma esto o aquello. Y si algo de lo que enseña no encaja con mi raciocinio, lo dejo apartado en un rincón, hasta que, con el paso del tiempo y la adquisición de nuevos conocimientos, lo pueda entonces asimilar o rechazar nuevamente.
Y es de esta actitud, cuando nace la Fe firme e inquebrantable de la Doctrina Espírita, se cree porque se está convencido, y no se puede estar convencido si no se comprende aquello que se cree. No existiendo dogmas, desaparece la fe ciega y fanática, dejando paso, repito una vez más, a la fe indestructible que se apoya en el conocimiento.
Y como ya dijera A. Kardec“La Fe sólo es Fe cuando puede encarar la razón cara a cara”
Anteriormente he hecho referencia a la Fe, recalcando, sea cual sea, con ello quiero decir que la Fe Espírita, es al mismo tiempo flexible y tolerante, pues no pretende erigirse como infalible o como privilegiada, no se atribuye ninguna supremacía ni derechos, ni considera sus enseñanzas como únicas; respeta todos los credos y doctrinas ajenas, tolerando los principios adoptados por otras filosofías o doctrinas. Es una Fe abierta a exámenes y discusiones, que no impone nada, sino que propone mucho, que penetra en los corazones de los hombres y los conquista, porque lleva el cuño de la lógica y el esplendor de los hechos racionales, al mismo tiempo que satisface plenamente las ansias del sentimiento.
¡Es una Doctrina que está viva, que progresa evolucionando, que ensancha el pensamiento y que abre nuevos horizontes!
Y como ya dijera también A. Kardec“cuando la Ciencia demuestre que algo de lo que defiende el Espiritismo es erróneo, el Espiritismo automáticamente rectificará”.
EL ESPIRITISMO COMO FILOSOFÍA, CIENCIA Y SENTIMIENTO ESPIRITUAL
  El Espiritismo es una ciencia, la Ciencia del Alma, cuyo fin es la comprobación experimental, por medio de los hechos demostrados y demostrables, de la existencia del espíritu, de su individualidad, de su supervivencia después de la muerte del cuerpo físico y de su evolución a través de la reencarnación.
Es también una filosofía racionalista, que interpreta la vida y al ser humano, aclarando su origen y su destino, proporcionando una respuesta al por qué y para qué estamos en este mundo.
E, indudablemente, es una Doctrina de sentimiento profundamente espiritual, con unas evidentes consecuencias morales, que tiene por fundamento incuestionable los mismos principios establecidos por Jesús en Su Evangelio. Si el Espiritismo, en su parte científica y filosófica satisface plenamente las exigencias del intelecto humano, sólo su parte moral puede iluminar el corazón de los hombres, llenándolos de esperanza y de amor.
Porque el Espiritismo pone de plena actualidad y explica las máximas de “amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”, “haz a los otros como quieras que te hagan a ti”, “no juzgues para no ser juzgado”, “quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”, “perdonad hasta setenta veces siete”, en definitiva: amar a Dios, amar al prójimo, amar a todos los seres, amar a la Vida.
Máximas y principios todos que, por otra parte, están en perfecta armonía con las Leyes que rigen y gobiernan en el Universo, y que no hacen sino que reflejar fielmente en sus normas de conducta los mismos principios de esas Leyes Cósmicas.
Por todo ello, me atrevo a afirmar, que el Espiritismo es una Doctrina integral: es la Moral de la Filosofía, la Filosofía de la Ciencia y la Ciencia de la Moral Universal.

     UNA DOCTRINA DE CARÁCTER UNIVERSAL

 Porque el Espiritismo es una Doctrina de índole universal, sus enseñanzas no están dirigidas exclusivamente a unos pocos elegidos o a un determinado pueblo, sino que, por el contrario, son perfectamente válidas para toda la humanidad, porque, precisamente, lo que busca y pretende es la solidaridad fraterna y la comunión entre todos los hombres, sin distinción de razas o creencias.
  Por la simplicidad, por la lógica y por la pureza de sus explicaciones, puede ser comprendido tanto por el hombre sabio como por el hombre vulgar. Los conocimientos “del más allá” que antes estaban reservados sólo para unos pocos iniciados, gracias al Espiritismo, son presentados a todo el mundo a través principios sencillos y acordes con el sentido común, a la vez que atrayentes y llenos de sentimiento.
EL ESPIRITISMO COMO RECUPERACIÓN DEL CRISTIANISMO
El Espiritismo enseña a todo el mundo que esa búsqueda de Dios, ese intento universal de unirse a Él que siempre ha existido en el hombre, debe hacerse a través de las obras y de los hechos, sin esclavizarse a credos, ceremonias o dogmas. Con ello, logra recuperar la simplicidad del Cristianismo primitivo, porque tiene como único culto el culto interno del espíritu en su sublime intimidad, sin los aspectos materiales de los rituales, ni fórmulas rígidas, ni representantes ni intermediarios, sino que simplemente utiliza la oración como el idioma universal que puede hablar toda la humanidad para dirigirse a su Creador, enseñando que para que ésta sea eficaz necesita solamente de la convicción de la Fe, de la seguridad de que no hay oración sincera sin respuesta y de que siempre alcanza su destino.
Sin embargo, aunque la oración no pueda modificar las cosas, si es que ello no nos conviene, sí que siempre puede modificar nuestra actitud, ayudándonos a ver y entender los acontecimientos por el ángulo correcto a través del cual deben ser examinados. Por la oración, el hombre apela y busca la ayuda de los buenos Espíritus, que vienen a sostenerlo en sus resoluciones y a inspirarle buenos pensamientos, adquiriendo de ese modo la fuerza moral necesaria para vencer las dificultades que se nos puedan presentar.
Porque, tengámoslo claro, la comunicación e interpenetración entre el mundo espiritual y el mundo físico, es un hecho constante y cotidiano. Los Espíritus nos rodean, viven entre nosotros, envolviéndonos con sus caricias o con sus maledicencias, inspirándonos al bien o al mal, nos ayudan o nos persiguen de acuerdo con nuestras actividades mentales y con nuestra conducta moral.
HOMBRE ESPÍRITA
Ser Espírita, significa, haber comprendido y tener plena certeza de la auténtica realidad del ser espiritual, de su origen, de su destino final y de las Leyes que rigen este camino entre el inicio y el glorioso final al que estamos destinados todos, siendo conscientes de que en el trabajo y esfuerzo personal de cada uno está el hacer este trayecto lo más rápido posible y lo más armónico posible con estas Leyes.
  Pero ser Espírita no quiere decir, ni mucho menos, ser mejor que otra persona que abrace cualquier otra creencia o, incluso, que otra persona que no crea en nada, si como consecuencia de esta certeza adquirida, automáticamente no se impone una transformación moral que nos lleve a una constante lucha por tratar de vencer y dominar todas las bajas pasiones que impiden nuestro progreso, atándonos a las cosas efímeras y transitorias de la materia, como son el orgullo, la vanidad, el egoísmo, la envidia…
Tengamos bien claro que “La Administración del más allá” no nos preguntará cuáles son nuestras creencias, sino que nos preguntará sobre nuestras obras realizadas.
Cuando se siente el Espiritismo, por lo menos como lo siento yo, o el sentimiento y la razón, el corazón y la cabeza, se dan mano y caminais cuando nace entonces, de enfrentar y de vivir la vida día a día.
Que este nuevo Hombre-Espírita, con su comportamiento, sea el ejemplo de todo un barrio, y que este barrio, a su vez, sirva como foco de luz de toda una ciudad, y que esta ciudad, con su transformación, sea el espejo donde puedan mirarse el resto de las ciudades de una nación.
¿Os podéis imaginar, aunque sea por un momento, si este ejemplo cundiera en todos los países del mundo, lo que podría llegar a significar?
Compañeros espiritistas: Dejemos de imaginar y empecemos a trabajar para que ello pueda ser posible. Porque la creencia en el Espiritismo sólo es beneficiosa y útil para aquél de quien se pueda decir: “Este hoy, sin duda, es mejor que ayer”.
Y a vosotros, si os habéis acercado por primera vez para oír hablar sobre Espiritismo, me daría por satisfecho si os he podido transmitir algo de lo que yo siento.

Gracias, Espiritismo, por tus enseñanzas
que me alientan cada día de mi vida,
por tus consuelos y por tus esperanzas
al mostrarme que morir no es una despedida.
Por la seguridad tan grande que me da tu Fe
que satisface a mi corazón y a mi cabeza
porque yo no simplemente creo, sino que sé
que al llegar la muerte, la vida empieza.
Por esta certeza que siempre me acompaña:
saber que yo ya he existido ayer,
saber que yo también existiré mañana
y saber que tú y yo nos volveremos a ver.
Por decirme que mi destino y procedencia
es igual que la de cualquier ser humano,
que si entre ellos y yo no hay diferencia,
es porque mi semejante es mi hermano.
Y si he cometido contra él algún error
ahora tengo el presente para rectificar,
donde ayer puse odio ahora pongo Amor
y si en su día no amé, hoy me toca Amar.
Y entonces comprendo que ese sentimiento
no puede ser producto del azar o de la suerte,
es imposible que lo que yo pienso y siento
sea casualidad ¡NO! ¡Es algo mucho más fuerte!
Porque es el alma eterna la que siempre ama,
es el espíritu eterno el que piensa y razona,
y es otro espíritu el que a mí me llama
y es otra alma la que a mí me emociona.
Porque mi cuerpo en la tierra desaparece
y con él mi cerebro y mi corazón carnal,
pero la razón y el sentimiento jamás perece
¡Porque es propiedad del espíritu inmortal!

Alfredo (Barcelona)

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                       El temor a la muerte



Allan Kardec

Dentro de nuestra actividad doctrinaria acostumbramos a impartir conferencias y charlas relacionadas con los temas del Espíritu. Cierto día, después de una exposición, una joven, en el tiempo dedicado al coloquio, preguntó: ¿ Porqué tengo tanto miedo a la muerte?


Por el desconocimiento sobre la realidad espiritual – contestamos.


Efectivamente, los pueblos occidentales carecemos en general, por desgracia, del conocimiento suficiente para saber que el alma es inmortal, que la vida continúa después de la muerte física. Si ya desde nuestra más tierna edad nos enseñasen a comprender que el espíritu, no muere, nuestra mente estaría despierta a este acontecimiento irreversible. Aunque lo hayamos oído muchas veces es algo en lo que no nos paramos a meditar, a pesar de su gran importancia.

    Son pocas las personas que en su existencia corporal se esfuerzan por vivir las enseñanzas del Evangelio de Jesús, creyendo que los esfuerzos y sacrificios, así como las vicisitudes soportadas durante su vida en la Tierra, les han de garantizar la liberación del Espíritu cuando pasen al otro lado.

    Existen dos factores muy importantes que perturban a los encarnados en la última hora creándoles serías dificultades, y que les retienen más tiempo del debido junto a su cadáver, después de haberles considerado “muertos”. Uno de ellos es el proverbial “miedo” a la muerte. Y el otro factor, proviene de los lamentos familiares que en su desesperación e ignorancia terminan por imantar al “fallecido” a su lecho de dolor, dificultándole la liberación rápida del espíritu.

   No basta que el ser humano haya sido educado brillantemente o que posea una cultura adelantada, acumulada a través de los muchos años de estudio, ya que generalmente valoran las cosas del mundo material y confunden el verdadero sentido de la vida del espíritu inmortal con los efectos transitorios de la existencia física. Cuando se enfrentan con el terrible momento de la “muerte”, en donde la vida corporal se escapa sin posibilidad alguna de retención, el miedo domina su cerebro y se apegan desesperadamente a los últimos resquicios de vitalidad, solicitando más tiempo para desatar los lazos de la existencia terrena. Incluso algunos por su tremendo temor y mostrando su disconformidad, terminan por encarcelar su espíritu en el cuerpo agonizante. En vez de predisponer la mente hacia la invitación libertadora del espíritu, prefieren el apego al instinto animal que lucha encarnecidamente para impedir que su espíritu se libere.

    También la aflicción, la desesperación y el rechazo de la familia y amigos que le rodean producen filamentos densos de magnetismo que imantan al espíritu desencarnante a su cuerpo material como si fuesen gruesas cuerdas vivas que sostienen el alma en agonía. Entonces, al estar presos en las mallas esclavizantes de la poderosa red magnética, se ven obligados a presenciar los lamentos, gritos y desesperaciones que vibran alrededor de él. Y es tan perjudicial esa afectiva misión, establecida a través de los lazos magnéticos de sus seres queridos, que en muchos casos, algunos espíritus de reconocida elevación espiritual, llegan a programar para que su desencarnació n se produzca durante el sueño o alejados de la familia, con el fin de que los individuos puedan “morir” sosegados. Así, como los desenlaces súbitos ocurridos fuera del hogar en donde la desesperación de los parientes no les puede afectar el espíritu, que ya está liberado de los lazos que le ataban a la vida física.

   Es conveniente reflexionar que si para los encarnados la muerte de un familiar significa una tragedia insuperable y a su vez un drama doloroso, el mismo acontecimiento para sus parientes ya desencarnados, se transforma en un hecho jubiloso, pues en realidad se trata del retorno de un ser querido a su verdadero hogar, a la “Patria Espiritual”.

No hay separación absoluta; lo que realmente existe es que el espíritu devuelve a la tierra su vestimenta carnal, usada e inservible, que le fuera prestada para el rápido aprendizaje a través de algunos años terrenales.


La desencarnación tiene características muy particulares; cada uno recoge aquello que siembra, en el tiempo exacto y previsto de la Ley Divina.


   Cierto es que en el momento de desencarnar aparecen junto a nosotros espíritus amigos o de familiares que nos asisten en la hora crítica. De eso no tenemos duda. Pero también podremos encontrarnos con dificultades que se anteponen a la mayoría de los desencarnados, principalmente a causa de su comportamiento con otros seres a los que perjudicaron, cuyas influencias amenazan a los recién llegados de la Tierra.


   Podremos tener la protección de la asistencia benefactora que nuestros amigos invisibles nos prestan, pero esa defensa dependerá mucho del caudal de virtudes que posea el espíritu desencarnante y del modo como haya vivido en la materia, porque es común, que los encarnados obedecen más a los instintos de las pasiones animales que a la razón espiritual; poco a poco se dejan envolver por las sugestiones maléficas de los malhechores de las sombras, que desde el Más Allá les preparan anticipadamente para que sintonicen mejor con sus vibraciones inferiores.

 Es por ello que aún, todavía, estamos a tiempo de preparar el camino de nuestras buenas acciones, pues serán lo único que nos llevaremos cuando esa hora llegue para nosotros. Porque recordemos que la muerte es un fenómeno biológico que transfiere al ser de una realidad hacía otra, sin extinción de la vida.


Juan Miguel Fernández Muñoz


“ Después de mis investigaciones, he llegado a la conclusión de que morir no es otra cosa que expandir la conciencia ”.

- Dr. Raymond Moody - 


                                                 (Ver el Blog   inquietudesespiritas.blogspot.com)



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                          Tolerancia

La mayor fuerza de la humanidad no consiste en las armas de fuego, puños, ni en un poderío militar, sino en la capacidad de tolerancia.

Todo tipo de fuerza debe inclinarse delante de quien tolera.Hay cuatro principios para la tolerancia :


1. No responder a las blasfemias

Cuando somos insultados, provocados o acusados injustamente debemos responder con el silencio. Si respondemos de la misma forma cuando somos víctimas de la blasfemia, nos igualamos con aquellos que nos insultan, rebajando nuestro nivel. Si nos mantenemos en silencio usándolo como arma contra las blasfemias, evocando la conciencia de quien las pronunció, esta fuerza es, naturalmente, mayor.


2. Mantenerse calmo frente a los infortunios

Cuando nos encontramos con personas que nos quieren incomodar derrumbar u oprimir, debemos enfrentarlas con calma, evitando cualquier confrontación. Si la intención es buscar venganza de un odio momentáneo, no alcanzará el éxito de grandes hazañas.

3. Compasión frente a la envidia y el odio

Frente a la envidia y el odio de otros no responder igualmente con odio y envidia, sino con corazón abierto y alma compasiva, ofrecer nuestra amistad y mostrarles nuestra intención pacífica, demostrando así, con educación, nuestra superioridad.

4. Gratitud frente a las difamaciones

Si alguien lo insulta y difama, acuérdese de los beneficios que esa persona le proporcionó en el pasado y sea agradecido por eso. Cuanto más oscuro es el lugar, mayor es la necesidad de mantener encendida la luz del alma. Por lo tanto, ante las difamaciones, aquellos que nos difaman deben ser influenciados con ética, compasión y misericordia; solamente así la superaremos, con moralidad y tolerancia.

  El verdadero vencedor tiene la fuerza de la tolerancia y el coraje de asumirla frente a los insultos y opresiones.

Maestro Hsing Yun

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" Felizmente nos conforta el testimonio de innumerables héroes del trabajo; los permanentes ejemplificadores de la  caridad, la constancia en el bien por los vanguardistas en el servicio dignificante, los activos operarios de la mediumnidad ennoblecida y dedicada al socorro espiritual, los incansables divulgadores de la verdad, sin jactancia ni prepotencia, que continúan con el ministerio abrazado, en perfecta sintonía con las Esferas Elevadas de donde proceden".

- Eurípides Barsanulfo (espíritu)- a través de Divaldo Pereira Franco    



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                               AFLICCIONES DEL ALMA

Juan C: Mariani

   Es natural, en este mundo, con sus numerosas peculiaridades, que las preocupaciones de nuestro alrededor consuman buena parte de nuestras energías. 

   Son los compromisos financieros que hay que pagar, las actividades profesionales que hemos de realizar, la educación propia y la de los hijos que hay que realizar.En fin son muchos y muy variados los compromisos en el día da día que hemos de realizar en este mundo.

   Sumados a todos esos compromisos, que hacen el compromiso individual de la persona, asumimos otros, que nos son traídos por el barco de la ilusión, y consentimos que se instalen en las playas de nuestras vidas.

      Siendo así, nos permitimos ocupar el tiempo en la lucha sin gloria contra los años, en la ilusión de no envejecer, olvidándonos de que cuidar del cuerpo se hace necesario, si, pero sin exageraciones.

       En la búsqueda del bienestar físico, del salario que nos permita la vida confortable, nos dejamos llevar por el querer ganar más, por el exceso de la codicia, utilizando las horas para almacenar, juntar monedas, tener fortuna.

     Y, cuando nos damos cuenta, toda nuestra vida está volcada para las cosas materiales. Vivimos todas las horas de nuestros días, para el mundo exterior, y solo para él.
     Nos dejamos lentamente olvidar del lama que somos, del Espíritu que habita en un cuerpo y pasamos a vivir como si fuésemos un cuerpo solamente, sin alma.

      Como consecuencia de ese comportamiento, surgen las aflicciones del alma avasalladoras.
     Descuidada y casi siempre olvidada, ella adolece por el abandono y descaso, surgiendo luego las aflicciones como consecuencia. 
     Irrumpen así las distonías mentales, la depresión, la melancolía profunda, el desinterés por la vida. 
     Muchos afirman que todo eso surge de la nada, de repente, sin causa externa o aparente que pueda ser identificada.
      Sin embargo, las aflicciones que toman el alma son apenas el resultado de largo periodo de descuido al que nos entregamos.
      Carentes de valores y estructuras nobles para enfrentar los desafíos del mundo moderno, nos aturdimos y nos afligimos.
    Como los momentos de reflexión, meditación, autoanálisis no se hacen presentes y, aun, el comportamiento generoso, de solidaridad y gratitud a la vida no se tornó hábito, el alma resecada del investimento en el amor, fácilmente se perturba.
    De ese modo, si el alma se presenta afligida es porque clama cambios en sus parajes íntimos.
    Si la mente, es reflejo del alma, si se perturba, es porque carece del investimento ineludible de nobles valores.
    Por tanto, anticiparse a los momentos de desasosiego, buscando evitarlos a través de las actitudes nobles, del buen pensamiento y del auto análisis, es la actitud de sabiduría y madurez ante la vida.
    Como enseñaba el dulce Chico Xavier, “El Cristo no pidió mucha cosa, ni exigió que las personas escalasen el Everest o hiciesen grandes sacrificios. El solo pidió que nos amasemos unos a los otros. “
    Precisamos desalojar el odio, los celos, la discordia de nosotros mismos, para que podamos llegar a una solución en materia de paz, de modo que podamos sentir que los tiempos son llegados para la felicidad humana.
  ¿Deseas salir de la depresión, del desanimo? ¡Mira a tu alrededor y sal de ti mismo!
  Cuantos aguardan un concurso amigo, buscando una esperanza…
  ¿Deseas paz en tu vida? ¡Permite que tu corazón se llene de amor y distribúyalo incondicionalmente!...
  ¿Deseas salud? Cultiva la alegría, los buenos hábitos y buenos pensamientos…
   O sea, no hay camino para la paz; la paz es el camino.
   No hay camino para el amor; el amor es el camino.


                                    - Juan C. Mariani -



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viernes, 24 de noviembre de 2017

Dios- Familia espiritual



Sumario de temas para hoy :

- El Espíritu y su evolución(II)
- Dios- Familia espiritual
- Mediumnidad
-Perdonad para que Dios os perdone



                     EL ESPÍRITIU Y SU  EVOLUCIÓN (II)

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   EL HOMBRE ES EL AUTOR DE SU PROPIO DESTINO
Y si hasta llegar a su condición de espíritu, esta chispa divina, este principio espiritual ha tardado milenios, a partir de ahora su evolución no será distinta, porque el espíritu no podrá, en una sola existencia como hombre, conquistar esa perfección en el Amor y la Sabiduría, sino que, por el contrario, necesitará de muchas existencias físicas, de todas las que sean necesarias.
Y como la vida eterna es una sucesión de existencias entrelazadas y relacionadas todas entre ellas, es lógico y justo que en una vida se tenga que arreglar lo que en otra vida se ha estropeado, y, por el contrario, de lo que se ha obrado hoy correctamente, es justo que se reciba su beneficio en un futuro. Es decir, que con el libre albedrío, aparece también la Ley del Karma o Ley de causa y efecto, que será la encargada de regularizar estas acciones del hombre.
Por lo tanto, el hombre, con su libre albedrío, tendrá libertad para obrar, pero fatalidad para recoger sus resultados, es decir, que el hombre es el autor de su propio destino y personalmente responsable por los efectos buenos o malos que resulten de sus acciones. Dicho de otro modo: la siembra es libre, pero la cosecha será obligatoria.
Seamos conscientes de que cada espíritu trae al reencarnar un programa de vida establecido, donde están previstas sus metas mínimas y máximas, dentro de un tiempo determinado, siendo cada vida trazada por lo Alto, bajo el más elevado sentido de Justicia, y que detrás de cada existencia hay todo un trabajo de estudio, preparación y seguimiento desde el mundo espiritual, con el único fin de que el hombre pueda reparar sus errores, reestablecer el equilibrio roto y progresar en su evolución.
Y a partir de ahí, nada sucede por casualidad, pues los acontecimientos o hechos importantes que le ocurran al hombre, no serán más que la consecuencia de sus actos y conducta pasada.
Y que estos acontecimientos o sucesos que nosotros no desencadenamos conscientemente, por muy lamentables que sean, es porque los merecemos, y que, esto que ahora juzgamos como malo o perjudicial, podemos estar bien seguros de que es lo que necesitamos para nuestro aprendizaje y lo mejor para nuestro proceso evolutivo.
Dios nos ha dado el libre albedrío y nosotros hemos creamos la fatalidad, por eso, esos sucesos que normalmente se atribuyen al destino o a la mala estrella de cada uno, no son sino “artimañas” de las que se sirve la Justicia Divina para alcanzar a aquellos que han infringido sus normas y proporcionar al espíritu trasgresor de las Leyes Divinas, la posibilidad de integrarse de nuevo a ellas.
Sepamos, pues, aceptar con optimismo esas pruebas que se nos puedan presentar, sufriendo sus cargas con esperanza en el futuro, sin aumentar sus efectos con la desesperación y con la rebeldía. 

Pero no nos confundamos, porque esta aceptación o resignación, no debe entenderse como un conformismo absoluto que lleve al hombre al abandono y a la renuncia de intentar hacer cualquier acción para mejorar la situación en la que se ha encontrado, porque el peor de los sufrimientos siempre es temporal y provisorio, y durará solamente hasta que se agote la causa que lo originó, y nosotros no sabemos cuál es el alcance real de esta situación, y en cualquier momento ésta puede cambiar.
Confiemos en Dios, por que Él sabe siempre lo que es mejor para cada una de sus criaturas y estemos convencidos de que no cae una sola hoja de un árbol sin que Él lo sepa y lo permita.
Pero para entender bien todo ello, es imprescindible considerar todos los hechos y acontecimientos desde el punto de vista espiritual y contemplar la presente existencia sólo como un eslabón más en la cadena de toda la trayectoria del espíritu, ya sea como encarnado en sus sucesivas vidas o como desencarnado. Y que con la muerte o desencarnación (que no es más que la separación del espíritu del cuerpo carnal), el espíritu vuelve al mundo espiritual con todas las características particulares que le son propias, con los mismos sentimientos y con las mismas pasiones, con las mismas virtudes y con los mismos defectos que tenía mientras estaba encarnado, formando ambos estados, el físico y el espiritual, un conjunto armónico, donde las experiencias vividas en una parte, repercuten en la otra y viceversa.
En consecuencia, juzgar algo teniendo en cuenta sólo esta presente vida es un enfoque erróneo, desvirtuado e incompleto, que nos llevará a no entender nada, a caer en la incredulidad y la negación de la Justicia y Misericordia de Dios.
( Continúa y finaliza en el siguiente).....

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           DIOS - FAMILIA ESPIRITUAL 

Existe Un plan que engloba a todos los seres de la Creación y a todo lo que existe. Aunque para cada espíritu existe un plan concreto de evolución, porque cada ser de la creación es amado, y está destinado a ser feliz. En ese plan de evolución personal participan multitud de seres en diversos grados de evolución, ayudando a cada espíritu a recorrer ese camino. 


Tenéis una familia espiritual. Todos y cada uno de vosotros sois queridos por multitud de seres espirituales. Empezando por Dios, y continuando por vuestro guía espiritual, que jamás os abandona y otro buen número de espíritus. Muchos son amigos, familiares ya fallecidos, de esta y de otras vidas. Además, por si fuera poco, todos y cada uno de vosotros tenéis un espíritu perfectamente afín a vosotros mismos, el compañero perfecto por el que empezar a sentir lo que es el amor verdadero. Algunos de ellos pueden estar encarnados al mismo tiempo que vosotros y pueden formar parte o no de vuestra familia carnal, o ser simplemente personas amigas. 

- ¿Y cómo puede ser que siendo uno tan querido se sienta muchas veces tan solo? 


* Porque vivís desconectados del mundo espiritual, ignorantes de vuestra conexión con otros seres que os son afines, tanto aquellos que están encarnados simultáneamente con vosotros, como los que os apoyan desde el mundo espiritual, inconscientes de vuestra misión en la Tierra, tan entretenidos como estáis en ver sólo lo que vuestros sentidos y lo que vuestra mente os dicen, tan ajenos a lo que podéis percibir desde el sentimiento. Tened clara una cosa, aunque os sintáis solos en el mundo físico, jamás estáis solos de parte del mundo espiritual. A cada uno le corresponde descubrir esa conexión, descubrir esa sutil puerta tras la cual encontrareis vuestra auténtica vida, una puerta que sólo la llave del sentimiento puede abrir. Pedid sinceramente y se os ayudará a despertar vuestra sensibilidad, y se os reconfortará de vuestras penalidades. Pero tendréis que despojaros de vuestras corazas anti-amor para sentirlo. Porque al que quiere estar solo y aislado del mundo, se le respeta su deseo. 

- ¿ Como sabemos que existe Dios, alguien lo ha visto ? 


* ¿Acaso no has visto su obra? El Universo, la vida, tú mismo. Dios no puede estar más cerca de ti de lo que está. Pero él no te obliga a que tú le reconozcas y te abras a él. Hace falta que tú quieras sentirlo, percibirlo. Pero si esperas ver a alguien como tú, de tu tamaño, con ojos, cara, brazos y piernas, entonces jamás lo reconocerás, porque Dios es mucho más que eso. Sería como si una célula de tu cuerpo preguntara: 
“¿Dónde está el cuerpo al que pertenezco, que no lo veo?” “Estás en él, célula ¿No te das cuenta?”. Y la célula diría: “¡Pero si yo lo único que veo son células, células y más células como yo por todas partes!” Pues estudia tu propia naturaleza, tu propio funcionamiento, y las relaciones que estableces con otras células, y las de ellas entre sí, cómo se organizan tan maravillosamente para formar un conjunto, y observa lo que forma ese conjunto. Entonces, célula, podrás conocer y reconocer el cuerpo del que formas parte. 

- ¿Dónde podemos encontrar entonces pruebas de la existencia de Dios? 


* Primero en tu propia existencia y luego en la existencia de lo que te rodea ¿Cuál puede ser el origen de un ser que siente y piensa, consciente de su propia existencia? ¿Y de un 
Universo tan perfectamente engranado? No puede ser la nada, porque la nada no puede crear algo tan complejo y bello a la vez. ¿O acaso alguien puede creer que una bella sinfonía puede ser confeccionada tocando teclas de un piano al azar? Pues de la misma manera no puede ser que algo tan bello y tan complejo a la vez como el Universo, la Vida y el Ser Humano sea fruto de la casualidad, sino que lo es de la causalidad. 

- ¿Pero por qué tiene que ser Dios el que lo haya creado todo? ¿Acaso no existe en la naturaleza un poder de crear? 


* Así es. Pero ¿de dónde viene el poder creador de la naturaleza? ¿De dónde proceden las leyes que rigen el Universo? Reconocéis que en la naturaleza, en el Universo, existe un poder creador, y unas leyes, las leyes de la Física, de la Química, de la Biología, que lo estructuran, que lo ordenan, de manera que los científicos, cuando descubren algún 
fenómeno desconocido, no lo atribuyen a la nada, sino que intentan buscar la causa que lo provocó. Es decir, que vosotros admitís en vuestro día a día que una de las leyes del Universo es que no existe efecto sin causa. Pero a la hora de responder a la pregunta ¿cuál es el origen del Universo, es decir, la primera causa?, vosotros mismos, y en contra de la propia ley de causa-efecto que aceptáis como válida el resto del tiempo, no tenéis problemas en admitir que fue un efecto sin causa, es decir, ¡que surgió de la nada! ¡Esto es un contrasentido! Por tanto, debe existir una primera causa de todo, y esa es Dios. 

- ¿Por qué tiene que ser Dios necesariamente el que lo haya creado todo? ¿Acaso los humanos no somos capaces de crear cosas bellas y complejas? Ahí están la música, etc… 


* Cierto, porque vosotros también tenéis poder creador. Pero si lo tenéis, ¿de dónde procede? En el Universo existen muchos seres en diferentes estadios de evolución, con mayor y menor capacidad de crear que la vuestra, según su grado de avance. Pero habremos de admitir que, si ellos tuvieron un principio, por la ley de causa y efecto, debieron ser creados por algún proceso anterior, y que en realidad el poder creador de los seres creados se ejerce sobre algo ya creado, siguiendo unas leyes ya existentes. Por tanto, llegamos a un punto en el que necesitamos encontrar un principio creador que no haya sido creado, sino que haya existido siempre y que siempre existirá, y que haya 
establecido las leyes y los principios de todo lo que existe, y ese es Dios. 

- Admitamos sólo como mera posibilidad que Dios pudiera existir. En el hipotético caso de que Dios existiera, yo tendría curiosidad por saber quién y cómo es ese supuesto Dios, tan escurridizo que no se deja ver a simple vista. 


* Por la obra conocerás al autor. Conócete a ti mismo y el mundo que te rodea y estarás comenzando a conocer a Dios. Ya que en la criatura están las potencialidades del creador, si imaginas todas las buenas cualidades humanas en el grado más perfecto que puedas, estarás comenzando a dibujar un bosquejo de Dios que, aunque muy imperfecto, será el más avanzado que puedas tener de él, dada tu capacidad actual. 

- ¿Cuáles son esas cualidades? 


* Amor, sabiduría, justicia, verdad, humildad, generosidad, sinceridad, sensibilidad, comprensión, compasión... 

- ¿Existen cualidades de Dios que no podemos poseer? 


* Sí. El Creador es inmutable, omnipotente, increado y ha existido siempre. La criatura, aunque no tiene fin, tiene un principio. Es mutable, ya que está en constante perfeccionamiento y aunque su capacidad de progreso no tiene límite, porque aumenta constantemente, no es infinita. 

- Y si ese ser es tan perfecto... ¿Por qué permite que exista el mal en el mundo? 


* Él permite que las criaturas experimenten a su aire, que aprendan de sus errores. El mal del mundo no surge de Dios, sino de las criaturas en proceso de evolución, que debido a su desconocimiento de las leyes espirituales, actúan contra los otros seres de la creación. 

Sebastián de Arauco.



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                          MEDIUMNIDAD

                              ( Transcripción de un comunicado espiritual del Dr. Bezerra )


    Hijos, la mediumnidad es el pábulo espiritual que os sustenta la creencia en la inmortalidad. Pase lo que pase, no os apartéis de vuestros deberes mediúmnicos, procurando el propio fortalecimiento y los de vuestros hermanos. El intercambio con el Mundo Espiritual fue refrendado por el Cristo, que, transfigurándose en el Tabor, mantuvo estrecho contacto con los espíritus de Moisés y Elías. Más tarde, Él mismo, por diversas veces, aparecía redivivo a los ojos de los compañeros, consintiendo, inclusive, que uno de ellos tocase en sus heridas, para certificarse de la realidad de la Vida más allá de la muerte.
     Las alegrías que os serán advenidas del cumplimiento de vuestras obligaciones en la mediumnidad compensaran todos vuestros dolores y sacrificios. Disciplinaos. Creced en Espíritu y veréis vuestras facultades mediúmnicas ampliarse en sus posibilidades. Todo camino de ascensión es repleto de obstáculos. No queráis saltarlos a prisa, mas estad convencidos de que el éxito en cualquier demanda tiempo de preparación.
No dudéis en hora alguna de la acción de los desencarnados sobre vosotros…
Devotad la práctica del bien a los semejantes, creando un ambiente propicio para la Fe. La ociosidad conduce el alma al escepticismo. La indiferencia ante el dolor de quien llora relega al descanso los asuntos pertinentes al alma.
¡Tened la Fe en vosotros mismos! No vaciléis en la tarea que os haya sido confiada en vuestro sencillo círculo de actividades doctrinarias. Elevaos mentalmente y equilibrad vuestros sentimientos para transmitir con la fidelidad posible los recados del Más allá. Sobre todo, preocupaos en ser intérpretes de buenas obras…
Hijos, el ejercicio de la mediumnidad con Jesús no exime al médium de sus pruebas. Verted el amargo llanto de que os  cause  la ingratitud de los hombres, prefiriendo las lágrimas derramadas en el cumplimiento del deber  antes que la satisfacción ilusoria de quien deja de hacer lo que debe por lo que quiere.


Bezerra de Menezes. Espíritu.

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                 PERDONAD PARA QUE DIOS OS 
                               PERDONE

1. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. (San Mateo, cap. V, v. 7). 


2. Porque si perdonareis a los hombres sus pecados os perdonará también vuestro Padre celestial vuestros pecados. -Mas si no perdonareis a los hombres, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestros pecados. 

La misericordia es el complemento de la dulzura, porque el que no es misericordioso no puede ser benigno y pacífico; la misericordia consiste en el olvido y el perdón de las ofensas. El odio y el rencor denotan un alma sin elevación de grandeza, pues el olvido de las ofensas es propio de almas elevadas que están fuera del alcance del mal que se las quiere hacer; la una siempre está ansiosa, es de una susceptibilidad sombría y llena de hiel; la otra está serena, llena de mansedumbre y de caridad. 

    Desgraciado del que dice: yo no perdonaré nunca, porque si no es condenado por los hombres, ciertamente lo será por Dios. ¿Con qué derecho reclamará el perdón de sus propias faltas, si él mismo no perdona las de los otros? Jesús nos enseña que la   misericordia no debe tener límites, cuando dice que debe perdonar-se al hermano, no 
siete veces, sino setenta veces siete veces. 

    Mas hay dos modos muy diferentes de perdonar; el primero, es grande, noble, 
verdaderamente generoso, sin segunda intención, que maneja con delicadeza el amor 
propio y la susceptibilidad del adversario, aunque este último tuviera toda la culpa; el   segundo, es cuando el ofendido, o el que cree estarlo impone al otro condiciones   humillantes y hace sentir el peso de un perdón, que irrita en vez de calmar; si le tiende la 
mano, no es por benevolencia, sino con ostentación, a fin de poder decir a todo el mundo: ¡Mirad si soy generoso! En tales circunstancias, es imposible que la reconciliación sea sincera de una y otra parte. No, ésta no es la generosidad, es uno de los modos de satisfacer el orgullo. En toda contienda, el que se manifiesta más conciliador, el que prueba más desinterés, más caridad y más verdadera grandeza de alma, ese se captará siempre la simpatía de las personas imparciales. 

EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO. ALLAN KARDEC.

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