sábado, 3 de mayo de 2014

¿ Milagros Sí?; ¿Milagros nó?


¿Hay mayor milagro?
¿ Los “Milagros” existen o existieron ?.-

Los evangelistas, en su papel de cronistas narradores de la historia de Jesús, no fueron , salvo Juan, testigos directos de los hechos narrados. Sin embargo todos pretendieron agrandar la figura del Maestro, que ya era suficientemente grande por si misma , sin necesidad de las exageraciones de sus entusiastas seguidores, tal como eran ciertos milagros que cuentan que obró Jesús, planteados como hechos extraordinarios y maravillosos. Con su ardiente fe , entusiasmo y deseos de engrandecer más al “Maestro” , los relatos sobre su vida y obras lo han mitificado en exceso.
Hay que dejar muy claro que Jesús durante toda su misión en este mundo, NO alteró ni transgredió ninguna Ley Natural.
En ningún lugar de los evangelios Jesús afirma que Él es Dios, lo que sí dijo es que Él era hijo de Dios, al que llamaba Padre, y para mostrarnos su gran afinidad y Amor que le unía a su Padre Celestial, sí dijo que quien lo veía a Él, veía al Padre.
Realmente Jesús por su gran poder magnetizador y por sus propias capacidades propias de su naturaleza espiritual de elevado rango divino que le facultaban un poder extraordinario sobre la materia y sobre los espíritus de rango inferior a El, así como por estar permanentemente asistido por otros Seres espirituales ,también de elevada jerarquía y poder, protagonizó hechos que a los ojos de la ignorancia popular parecían salir del ámbito de la naturaleza conforme esta es conocida e interpretada normalmente en el mundo, por lo que al no encontrarles una explicación lógica y salirse del ámbito de lo habitual, no podían ser sino “milagros”. Estos se entendían como una especie de intervención “mágica” o “sobrenatural “ de Dios, consistente en modificar lo considerado como normal y establecido dentro de la Naturaleza . Consecuentemente, si según las creencias comunes Dios es Todopoderoso, lo normal es creer que puede hacer caprichosamente lo que quiera cuando quiera y como quiera en medio de su creación, eso es el “milagro”, y claro está, como Jesús se proclamó “Hijo de Dios”, también es Dios..... pues también puede hacer los milagros que quiera si le place.
Muchos “milagros” atribuidos a Jesús de Nazaret, tienen una explicación desde un enfoque de conocimiento parapsicológico y espírita. Así por ejemplo, cuando se le vio caminar sobre las aguas, en efecto era El, pero no en su cuerpo carnal sino en su cuerpo astral, pues por ley física natural, el cuerpo sólido y pesado de una persona de pie sobre el agua, se hunde , por mucha densidad salina que tenga este agua.
Igualmente todas las “apariciones” de Jesús que tras su muerte testifican los evangelistas, no son sino eso: apariciones de Jesús en su cuerpo espiritual materializado, no en el cuerpo físico que naturalmente abandonó con la muerte. En este sentido sí es cierto que protagonizó todos los milagros que cuentan los evangelios así como otros muchos que no se relatan, porque Jesús no tenía interés alguno de que su presencia en este mundo pasase a la historia como gran taumaturgo o “milagrero” y una mayor abundancia de atención a estos hechos hubiese entorpecido aún más si cabe, la comprensión de su verdadera misión que era de carácter puramente doctrinal y moral.
Precisamente por ser Todopoderoso, Dios se manifiesta mediante unas leyes justas, sabias y perfectas , como reflejo y consecuencia de El mismo, por lo que toda Su Obra es Perfecta y eterna, no necesitando ni pudiendo ser modificada.
Dicho esto , no cabe en ninguna mente racional la concepción de un Dios que se Enmienda caprichosamente a Si mismo en Su Obra, o que lo hace solamente para demostrar al orgulloso Ser humano, lo poderoso y superior que le es, pues esto lo acreditaría como un Dios más orgulloso que el propio ser humano, con lo que creer esta falacia supondría atribuir a Dios una connotación negativa.
Los “    Los cronistas evangélicos “ a los que arriba aludía, admirados por los fenómenos extraños
pero naturales que protagonizó el Maestro, y que no comprendían, exageraron los relatos tal como el de la presunta “resurección” de Lázaro, a la que para añadir más mérito y mayor asombro, describen la situación del cadáver como ya en descomposición , diciendo que “ya olía”. De este modo resaltaban que Jesús no era un hombre como los demás hombres – y desde luego que no lo era- ; pero tampoco comprendieron quien fue realmente. Por eso, primero lo exaltan como “el Hijo único de Dios”, y mas tarde como Dios mismo, pues solamente el mismísimo Dios podría hacer aquellos prodigios. La realidad fue que Lázaro estaba en estado de catalepsia y Jesús con su gran poder magnético lo volvió al estado normal. En el Evangelio de S.Juan, cap. 11, se puede comprobar que cuando avisan a Jesús para que fuese a curar a Lázaro, él les contesta que esta enfermedad no es de muerte, sino para gloria de Dios”, y mas adelante añade: “nuestro amigo Lázaro duerme, pero voy a despertarlo”. Es de resaltar este detalle: dice que va a despertarlo porque duerme, pero en ningún momento dice que va a resucitarlo porque ha muerto.
En el caso de la resurección de la hija de Jairo, Jesús nuevamente afirma que solo
duerme, tal como se puede comprobar en el Evangelio de Mateo 18-26, y añade: “no lloréis, no ha muerto: está dormida.”. Aquí tenemos la misma explicación y evidencia que en la “resurección” de Lázaro.
Otro indicio que nos sugiere que cuando Jesús habló de resurección, no se refería a la del cuerpo, sino a la del alma, lo encontramos en el Evangelio de S.Marcos cap. 12, cuando los Saduceos plantean a Jesús el problema de la resurección en el matrimonio de personas que se casaron varias veces por haber enviudado, preguntándole quién sería de todos el cónyuge después de la resurección, y Jesús contesta que “en la resurección, ni ellos tomarán mujer, ni ellas marido, sino que serán como ángeles en el Cielo”, o sea espíritus sin cuerpo físico.
Otro tipo de milagros, como el de la multiplicación de panes y peces, o el del vino en la boda de Canaa, etc, se explican modernamente por el conocimiento del fenómeno de los “Aportes” constatado por la Parapsicología ; o el milagro de andar sobre las aguas, que se comprende solamente como la manifestación de Jesús con su cuerpo espiritual sobre las mismas, y que se dejó ver a sus discípulos durante el episodio de la “pesca milagrosa” ; mientras tanto su cuerpo físico dormía fuera del lugar del “prodigio”. Cualquier parapsicólogo hoy en día conoce el fenómeno de los “desdoblamientos astrales” que explican lo que sucedió en el episodio de la citada pesca milagrosa, así como el citado de los “aportes”, aunque no encuentren una explicación racional a cómo suceden los mismos.
Si no conociésemos Sus leyes, Dios nos podría parecer a veces injusto, o que no existe, porque creeríamos que todo sucede según el azar o la suerte, pero si las
El milagro de la vida
conocemos, debemos transitar por la senda del Amor que es la principal Ley moral . Así vamos comprendiendo los engranajes de la Justicia Divina y como es necesario aceptar siempre Su Voluntad, que no siempre coincidirá con nuestra voluntad humana.
No esperemos milagros a capricho o a medida del Ser humano, como si de maravillosos juegos de magia se tratasen. Si somos así de ingenuos, no tardaremos en desengañarnos del dios de nuestra particular creencia, que nada tiene que ver con el auténtico Dios Universal, tan desconocido aún a pesar de que nos acompaña siempre interiormente..
Dios es inmutable y no cambia el orden natural de las cosas al gusto particular de cada uno, y lo que desde una óptica humana puede parecer un mal, este viene impuesto por unas leyes perfectas y justas establecidas y ese aparente mal puede ser necesario para acceder a un bien espiritual.

- Jose Luis Martín-
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Hay milagros y milagros. En tu país se considera un milagro el que Dios haga la voluntad de alguien. Entre nosotros se considera un milagro el que alguien haga la voluntad de Dios”.
Anthony de Mello ( ¿Quién puede hacer que amanezca?)

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LA CARNE ES DÉBIL
ESTUDIO FISIOLOGICO Y MORAL


Hay inclinaciones viciosas que evidentemente son más inherentes  al espíritu, porque tienen que ver más  con lo moral que con lo físico; otras parecen más consecuencia del organismo y, por ese motivo, la gente se juzga menos responsable. Tales son las predisposiciones  a la cólera, a la maldad, a la sensualidad, etc.
Está hoy perfectamente reconocido por los filósofos espiritualistas que los órganos cerebrales correspondientes a las diversas aptitudes deben su desenvolvimiento a la actividad del espíritu; que ese desenvolvimiento es, así, un efecto y no una causa. Un hombre  no es músico porque tiene el don  de la música, más si tiene el don de la música porque  su espíritu es músico (Revista de julio de 1860 y abril de 1862)
Si la actividad del espíritu reacciona sobre el cerebro, debe reaccionar igualmente sobre las otras partes del organismo.  Así, el espíritu es artífice de su propio cuerpo, por así decirlo, lo modela, con el fin de apropiarlo  a sus necesidades y a la manifestación de sus tendencias. Siendo así, la perfección   del cuerpo en las razas adelantadas  sería el resultado del trabajo del espíritu  que perfecciona su utensilio a la medida que aumentan sus facultades. (La Génesis según el Espiritismo, cap. XI, Génesis Espiritual).
Por una consecuencia natural de ese principio, las disposiciones morales del espíritu deben  modificar  las cualidades de la sangre, darle mayor o menor  actividad, provocar secreción más o menos abundante  de bilis o de otros fluidos.  Es así, por ejemplo, que el glotón siente venir la saliva,  o, como se dice vulgarmente, hacerse la boca agua ante un plato  apetitoso. No es el alimento  el  que puede súper excitar el órgano del paladar, pues no hay  contacto;  es, por tanto,  el espíritu, cuya sensualidad es despertada, que actúa por el pensamiento sobre ese órgano, al paso que, sobre otro espíritu, la visión de aquel plato no produce nada.  Se da  lo mismo en todas las ambiciones, en todos los deseos provocados por la visión. La diversidad de las emociones no puede ser comprendida, en una porción de casos,  sino por la diversidad de las cualidades del espíritu.  Tal es la razón  por la cual una persona  sensible fácilmente derrama lagrimas; no es la abundancia de las lágrimas la que da sensibilidad  al espíritu que provoca la abundante secreción  de lágrimas. Bajo el imperio de la sensibilidad, el organismo se modeló bajo esa disposición normal del espíritu, como se modelo bajo la del espíritu glotón.
Siguiendo este orden de ideas, se comprende que un espíritu  irascible debe tener  un temperamento bilioso, de donde se sigue que un hombre no es colérico porque es bilioso, más si que es bilioso porque es colérico. Así acontece  con todas las otras  disposiciones instintivas; un espíritu tímido  e indolente dejará  su organismo en un estado de atonía en relación con su carácter, al paso que, si el fuera activo y enérgico, dará a su sangre, a sus nervios, cualidades bien diferentes.  La acción del  Espíritu sobre el físico es de tal modo evidente, que muchas veces se ven graves desordenes organizas producidos  por efecto de violentas conmociones morales. La expresión vulgar: La emoción le hace subir la sangre, no es tan carente de sentido como uno podría creer. ¿Ahora, que es lo que puede alterar la sangre  sino las disposiciones morales del espíritu?
Este efecto es sensible sobretodo en los grandes dolores, en las grandes alegrías, en los grandes pavores, cuya reacción puede llegar a causar la muerte.  Vemos personas que mueren de miedo a morir. ¿Ahora, qué relación existe entre el cuerpo del individuo y el objeto que causa pavor, objeto que, muchas veces, no tiene ninguna realidad? Se dice que es el efecto de la imaginación; es decir,  que es la imaginación sino un atributo, un modo de  sensibilidad del espíritu? parece difícil atribuir a la imaginación,  a los músculos  y a los nervios,  pues entonces no comprenderíamos porque esos músculos y esos nervios no tienen imaginación siempre; porque no la tienen después de la muerte; porque lo que a unos causa un pavor mortal, a otros excita el coraje.
Sea cual sea la sutileza que usemos para explicar los fenómenos morales exclusivamente por las propiedades  de la materia, caeremos inevitablemente en un estancamiento, en el fondo del cual se percibe, con toda evidencia, y como única solución posible, el ser espiritual independiente, para quien el organismo no es sino un medio de manifestación,  como el piano es el    instrumento de las manifestaciones  del pensamiento del músico. Así como el músico afina su piano,  se puede decir  que el Espíritu  afina su cuerpo para ponerlo en el diapasón de  sus disposiciones morales.
Es realmente curioso ver el materialismo hablar incesantemente de la necesidad de elevar la dignidad del hombre, cuando se esfuerza para reducirlo a un pedazo de carne que se pudre y desaparece sin dejar cualquier vestigio; de reivindicar  para sí la libertad  como un derecho natural, cuando lo transforma en un mecanismo, marchando  como una marioneta, sin responsabilidad por sus actos.
Con el ser espiritual independiente, preexistente  y sobreviviente al cuerpo, la responsabilidad es absoluta. Ahora, para la mayoría, lo primero, lo principal móvil de la creencia en el nihilismo, es el pavor que causa  esa responsabilidad,  fuera de la ley humana, y a la cual cree escapar cerrando los ojos. Hasta hoy esa responsabilidad nada tenia de bien definido; no era sino un medio vago, fundado,  hay que reconocer, en creencias no siempre admisibles por la razón. El Espiritismo lo demuestra con una realidad patente, efectiva,  sin restricción, como una consecuencia natural de la espiritualidad del ser. Es por qué ciertas  personas temen al espiritismo, que las perturbaría en su quietud, irguiendo su frente  al temible tribunal del futuro. Probar que el hombre es responsable por  todos sus actos es probar su libertad de acción, es probar su libertad es revelar su dignidad. La perspectiva de la responsabilidad fuera de la ley humana es  el más poderosos elemento moralizador: es el objetivo al cual conduce al Espiritismo por la fuerza delas cosas.
Por tanto, conforme las observaciones fisiológicas  que preceden, podemos admitir que el temperamento  es, por lo menos en parte, determinado  por la naturaleza del espíritu, que es causa y no efecto. Decimos en parte, porque hay casos en que el físico evidentemente influye sobre la moral: es cuando un estado mórbido o anormal  es determinado  por una causa externa, accidental, independiente del espíritu, como la temperatura, el clima, los vicios hereditarios de  constitución, un malestar pasajero, etc.  La moral del espíritu puede, entonces, ser afectada en sus manifestaciones por el estado patológico, sin que su naturaleza intrínseca sea modificada.
Excusarse de sus malas acciones con la debilidad de la carne  no es sino un subterfugio para eximirse de la responsabilidad. La carne no es débil sino porque el espíritu es débil, lo que derrumba la cuestión y deja al espíritu la responsabilidad de  todos sus actos. La carne, que no tiene si pensamiento ni voluntad, jamás prevalece sobre el Espíritu, que es el ser pensante y voluntarioso. Es el Espíritu el que da a la carne las cualidades correspondientes a los instintos, como un artista  imprime  a su obra material el cuño de su genio. Liberado de los instintos de la bestialidad, el espíritu modela un cuerpo que no es  más un tirano para sus aspiraciones   de espiritualidad  de su ser; entonces el hombre  come para vivir, porque vivir es una necesidad, más no vive para comer.
La responsabilidad moral de los actos de la vida, por tanto, permanece integra. Más,dice la razón que las consecuencias de esa responsabilidad deben ser proporcionales al desenvolvimiento  intelectual del Espíritu, pues cuanto más esclarecido el es, menos excusable será, porque, con la inteligencia y el sentido moral, nacen las nociones del bien y del mal, de lo justo y de lo injusto. El salvaje, aun vecino de la animalidad, que cede al instinto del animal, comiendo a su semejante, es, sin contradicción, menos culpable que el hombre civilizado que comete una simple injusticia.
Esta ley aun encuentra su aplicación en la Medicina y da la razón de su in suceso  en ciertos casos. Considerándose que el temperamento es un efecto, y no una causa, los esfuerzos intentados para modificarlo pueden ser paralizados por las disposiciones morales del espíritu que opone una resistencia inconsciente y neutraliza la acción terapéutica. Es, pues, sobre la causa primera que debemos actuar; si se consigue mudar las disposiciones morales del espíritu, el temperamento se modificará por sí mismo, bajo el imperio de una voluntad diferente o, por lo menos, la acción del tratamiento médico será ayudada, en vez de ser obstaculizada. Si es posible, dé valor al cobarde, y verá cesar los efectos fisiológicos del miedo. Se da lo mismo con las otras disposiciones.
¿Más, preguntaran, puede el médico del cuerpo hacerse médico del alma?  ¿Está en sus  atribuciones hacerse moralizador de sus  enfermos? Si, sin duda, en ciertos límites; es aun mismo un deber que un buen médico jamás negligencia, desde el instante que ve  en el estado  del alma un obstáculo  para el restablecimiento de la salud del cuerpo. Lo esencial es aplicar el remedio moral con tacto, prudencia y convenientemente, conforme las circunstancias. Desde este punto de vista, su acción es forzosamente circunscrita, porque, más allá del tener sobre su enfermo apenas  una ascendencia moral, en cierta edad es difícil  una transformación del carácter. Es, pues, la educación,  y sobre todo  la primer educación, a las que le incumben los cuidados de esa naturaleza. Cuando la educación, desde la cuna, es dirigida en ese sentido; cuando nos aplicamos  en ahogar, en sus gérmenes, las imperfecciones  morales, como hacemos con las imperfecciones físicas, el médico no encontrará más en el temperamento un obstáculo contra el cual su ciencia muchas veces es impotente.
Como se ve, es todo un estudio, más un estudio completamente estéril, mientras no tomemos en cuenta la acción del elemento espiritual sobre el organismo. La participación incesantemente activa del elemento espiritual  en los fenómenos  de la vida, tal es la llave de la mayor parte de los problemas contra los cuales se choca  la Ciencia. Cuando ella tome en consideración la acción de ese principio, verá abrirse  a su frente horizontes completamente nuevos. Es la demostración de esta verdad lo que el Espiritismo trae.

 Allan Kardec
Enviado por el blog de los Espiritas
Revista Espirita, marzo de 1869
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Humberto de Campos
El Médium Espírita

Cuando el Médium Espírita apareció en la asamblea doctrinaria, sinceramente decidido a la tarea que le había sido designada, abrazó el servicio con ardor; sin embargo, de las pequeñas multitudes que lo acompañaban salían voces: “está por demás verde, no tiene experiencias”.
El sembrador del Bien asumió aires de adulto y adoptó costumbres austeras y se mostró entusiasta, pero oyó un nuevo concepto: "es un temperamento peligroso, dado  a la grosería". Buscó entonces adicionar vehemencia al optimismo y los presentes hicieron coro: “es explosivo, dado a la violencia”
El servidor al arreciar  los impulsos , comenzó a usar textos esclarecedores para fundamentar las propias afirmaciones, leyendo pareceres de autoridades, y escuchó un nuevo informe: "es un burro que no sabe hablar, sino recurriendo a notas ajenas”.
Abandonó, de ahí en delante, el sistema de citaciones y pasó a dar solamente respuestas rápidas sobre los problemas que le venían a la esfera de acción, y  después exclamaron : "es un perezoso, sin ninguna atención para el estudio”. A esa altura, el obrero de la Espiritualidad juzgó más razonable servir a la Causa de la Luz en el propio hogar; y también oyó: “es un cobarde, no enfrenta responsabilidades delante del pueblo”.
 El Médium regresó a las actividades públicas y entró a colaborar en la siembra del conocimiento superior, donde fue llamado, y surgió otra sentencia: "es un maniquí de la vanidad, maniobrado por agentes de las tinieblas”.
 El atormentado trabajador buscó evitar discusiones y escogió una actitud de reserva, hablando sólo en torno a las cuestiones más simples de la edificación espiritual, y comentaron: "es demasiado malo, sin ninguna fibra moral para los testimonios de fe”. Registrando eso, esposó  la mente ventilada con el verbo franco, y anotaron, de inmediato: "es un obsesado, entregado a la mistificación".
 Intentó acomodarse, haciendo únicamente aquello que consideraba como  de  su propio deber, y clamaron: "es un vagabundo, nada quiere con el trabajo". Él volvió a inflamarse de buena voluntad, ofreciendo el máximo de las propias fuerzas en la construcción de la Espiritualidad Mayor, y lo acusaron: “es un revolucionario, debe ser vigilado…”
Afligido, el medianero buscó al Mentor Espiritual que le propiciaba amparo constante, y lloró:
- ¡Ah! Benefactor mío, ¿qué hago si no satisfago?
 - ¿De quién recibiste la tarea del bien? – preguntó el amigo. - ¿Del Señor o de los hombres?
 - Del Señor – sollozó el Médium.
- Entonces – replicó el abnegado compañero -, llevaré tú indagación al Señor y mañana traeré la respuesta.
Al día siguiente, al amanecer, cuando el servidor oraba, rogando fuerza e inspiración, le surgió al frente el instructor espiritual y habló, sereno:
 - El Señor mandó decirte que, nombrándote para colaborar en la Obra de redención, lo hizo porque confiaba en tu amor para con los hermanos de la familia humana, y que, por eso , aún no te solicitó el inventario de las criticas que por ventura te fueron hechas, y sí te recomiendó tan solamente servir y trabajar.
En ese instante, la primera claridad diurna paró, de frente, a la vidriera. El medianero, de alma súbitamente beneficiada por una nueva comprensión, miró el hilo de luz que había vencido las tinieblas para calentarlo en silencio... Enseguida, pensó y pensó, poco a poco invadido de un extraño júbilo… Desde entonces, el Médium Espírita se olvidó de sí mismo y aprendió con el rayó del Sol que su fuerza venía del Señor y que su felicidad se resumía en servir y servir, trabajar y trabajar.
-Roberto Silveira- del Libro: Residente de la Vida - 5
Humberto de Campos & Chico Xavier
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viernes, 2 de mayo de 2014

Jesús, ¿ Exagerado por los evangelistas, o Taumaturgo ?


¿ Jesús de Nazaret, en verdad  pudo resucitar muertos ?.-

En la persona de Jesús de Nazaret encarnó el Espíritu del Cristo Planetario de la Tierra, de la que fue y es su Guía, que tutela desde sus comienzos todo el proceso evolutivo del género humano en este planeta. Es por tanto, el Ser espiritual más elevado y altamente evolucionado que ha encarnado alguna vez en la Tierra.
Precisamente el Espíritu de Cristo, encarnó en la persona de Jesús de Nazaret, para impulsar nuestra evolución enseñándonos el camino a la perfección y a la felicidad cerca del Padre, con Su mensaje ético y moral que tanto impulsó la evolución espiritual en la Tierra, además de mostrarnos nuestra filiación Divina haciéndonos comprender que somos hermanos procedentes de un mismo Padre común y que juntos nos debemos elevar a El por ese camino del Amor que nos acerca a una felicidad incomprensible todavía para los seres humanos que habitamos este pequeño mundo de Expiación y Pruebas.
De otra parte, un Ser Crístico de su nivel, no actúa aislado y en solitario en un mundo tan inferior como lo es el nuestro y mas aún como lo era la Tierra en aquella época, sino que lo hace asistido por la enorme energía mental y la gran capacidad espiritual vibratoria de muchos otros evolucionadísimos Seres del Plano Espiritual o de otras dimensiones, que nunca dejaron de acompañarle, ayudarle y servirle en su misión redentora.
Los prodigios de Jesús estuvieron basados en el dominio natural y la autoridad que Su Espíritu tenía como magnetizador y manejador de las energías cósmicas, además de su enorme ascendiente y poder sobre todos los seres espirituales que ante Su sola presencia le quedaban sometidos. Jesús realizó sus prodigios mediante ese gran poder mental y magnetizador que irradiaba, así como por la potente energía sanadora que dirigía y controlaba desde la mente mediante Su voluntad. El tenía estas capacidades de modo natural, sin tener que hacer con ellas esfuerzos extraordinarios, debido a su elevadísimo nivel de evolución en todos los sentidos. De hecho, el único “secreto” que Él podía tener para mantener y aplicar esas capacidades, era su permanente conexión espiritual con el Padre y con todo el cortejo de grandes Seres espirituales que lo acompañaban permanentemente. Él no vino a este mundo para hacer mágicos y maravillosos milagros que pareciesen trastocar el orden Divino de la Creación, de la vida y de la muerte, establecidos por el Padre, derogando la Ley Natural establecida, ni ninguna otra ley divina, porque estas leyes fueron establecidas por el mismo Dios Creador, infinitamente superior en Jerarquía a todas sus criaturas, incluidos los “Arcángeles” y los “Cristos”.
Jesús fue un profundo conocedor del espíritu humano y sabía como despertarlo al interés por una comprensión espiritual y guiarlo por el camino para realizar una reforma moral que nos impulsase en el proceso evolutivo. Por eso, a veces obró prodigios de sanación con su gran poder Divino , cuando las leyes de Causa y Efecto lo permitían, pero lo que no hizo nunca, a pesar de las apariencias, fue resucitar cadáveres en el literal sentido de su significado, derogando así una ley natural establecida por el Padre, ni menos aún pretendiendo impresionar a nadie haciendo que ningún espíritu ya libre de la materia regresara a la misma materia abandonada con la muerte, desde el otro lado de la Vida, pues además para ser creído y llegar al corazón de los que le escuchaban, no necesitaba ejercer de mago prestidigitador , sino que lo lograba llegando al corazón de quienes le seguían por la pureza y elevada irradiación mental que le caracterizaba. Tenemos por ejemplo, el episodio evangélico de la “resurección” de su amigo Lázaro, de la que el evangelista señala, para remarcar más el hecho en sí mismo, que el cadáver ya olía, para dejar claro que no había otro sentido en el cuadro descrito, que el de la verdadera y auténtica muerte, y que Jesús, impresionado ante la muerte de su amigo, sollozó, lo que vendría a señalar que el mismo Jesús lo tuvo por muerto y no sabía lo que poco después acontecería con el amigo por su mediación. Sin embargo, este caso, como tantos otros conocidos o desconocidos que se han dado a lo largo de la historia humana, bien pudo ser un estado de catalepsia o muerte aparente, del que Cristo lo saco con su gran poder de magnetismo y sus capacidades naturales.
Por estos poderes hizo también otros muchos “milagros”, pero discretamente,de modo que no transcendieron y por eso no han pasado a la historia a través aquellas ancestrales crónicas escritas que fueron los seleccionados relatos Evangélicos, pues queda claro que a Jesús no le interesaba captar la atención de ese modo, no era esa su misión, porque además esto hubiera sido mas bien una rémora para cumplir con su misión de llegar a despertar el verdadero sentimiento y el corazón de las personas.

- José Luis Martín -

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Se puede decir que en la naturaleza no hay milagro, pero también se puede decir que todo es milagro”
-Pío Baroja(1872-1956),escritor español-

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¿Que es la caridad? 

Es un sentimiento íntimo, profundo y grande, que emana del amor fraternal elevado a su grado más culminante. Es una manifestación espontánea de ternura que, brotando de lo más recóndito del alma, irradia como una blanca llama en torno de los seres a quienes presta auxilio, comunicándoles calor, vida, alegría y alumbrando su senda con celeste claridad. Es el supremo goce del espíritu emancipado ya de las miserias terrenales; es la ambrosía que liban los ángeles en su mansión de gloria y que en la cárcel que llamamos tierra apenas conocemos sus pobres moradores. 

Es el puesto más alto en el progreso espiritual, pues el que posee esta virtud sublime no sólo está redimido, sino que puede redimir a un mundo. Aquí, en nuestra pequeñez, no podemos comprender la caridad nada más que en sus rudimentarios actos; una insignificante moneda de cobre que pongamos en la mano del infeliz menesteroso, nos parece una acción brillantísima. 

Un donativo corto, un socorro, un consejo o una expresión de cariño, nos hacen
creernos, cuando los prodigamos, unos gigantes del bien, unos mensajeros de Dios, que sembramos la dicha en los humanos y pensamos que somos buenos y merecemos recompensa. ¿Es esto caridad? No; la verdadera caridad es la que apareja el sacrificio, la abnegación y muchas veces las lágrimas del sufrimiento moral y material que causan los ajenos infortunios; aquélla que se practica sin recordar que existe el Ser Omnipotente; que no piensa en recibir galardones ni espera aquí ni allá compensación. 

La caridad es la más alta expresión de Amor; es el heroísmo de este sentimiento santo; con el mismo cuidado aparta a la inocente mariposa de la viva lumbre, que separa al ciego del abismo, cura al infeliz leproso y ampara al desvalido huérfano, que da su vida por defender un pueblo víctima del egoísmo y vasallaje, como se inmola en un patíbulo afrentoso, para legar a un mundo un código de leyes redentoras. La caridad es humilde, modestísima, como que ignora ella misma su valer. Ella no enumera los beneficios, no anota sus actos; ejerce, solamente ejerce su misión santa sin que le rinda el cansancio jamás, sin que el número de los que reclaman su amparo le cause espanto, porque le impele el fuego purísimo en que se inflama; brota de sí esa potente luz.

La caridad no es deber, la caridad es Amor. ¿Queréis un ser más caritativo que la madre? Ese cuidado, ese desvelo, ese afán de consolar, acariciar, educar, dirigir, vigilar y hacer buenos, y felices a sus hijos; de dar su vida en beneficio de ellos, de sufrir los martirios más crueles, los odios, las vejaciones, venganzas, desprecios, hambre, sed, que muchas veces tales tormentos cuesta el ser madre, y esto a menudo por unos seres ingratos. Tormentos que se sufren sin esperanza de gloria, sin pensar en laureles; prefiriendo su perdición eterna (si este absurdo fuera realidad) por hacer la dicha de esos pedazos de su alma. 

Ahora bien: preguntadle a esa débil mujer, si tanto trabajo no la rinde, si tales dolores no abaten su energía, si no siente decaimiento y extenuación y anhela poner término a su misión penosa, y os mirará con asombrados ojos, sin comprender vuestro egoísmo, pues concebir no puede que se sienta de otro modo; y aun si el mismo Dios bajara y le ordenara no amar a sus hijos, tal vez se declararía en rebelión. Pues bien; ese amor, esa caridad de las madres, es la caridad que sienten las almas verdaderamente superiores; no como ellas, para los hijos solos de su cuerpo, sino para todos los seres que pueblan los mundos y que hermanos son, pues son hijos de Dios. 

Por eso vuelvo a repetir que la caridad es el grado más culminante de amor fraternal. ¿Hay verdadero amor de hermanos en la Tierra? Sabido es que no impera éste en la humanidad; sólo hay ensayos de afecto, remedios de amores, vislumbres de hermanía, aleteos de ternura, amagos de compasión y átomos de caridad. Necesitamos amar, pero amar con vivo sentimiento; sacudir el egoísmo, avasallar el orgullo, dominar la soberbia, crucificar la carne con el dominio de nuestras bastardas pasiones.

Si no podemos aún, trabajemos poco a poco y en silencio; no alardeemos; no esperemos recompensas por ninguna buena obra ejecutada; no nos creamos mejor que los demás citándonos como modelo de virtudes que solamente están en embrión. Procuremos elevarnos en alas del bien hasta que irradiemos como soles de Amor; igual que irradia Jesús, nuestro hermano celestial; el que cumple la divina ley, el que purificado ya de toda mancha, con abnegación sin límite, guiado de fraternal ternura, nos lleva a las regiones de la dicha por medio de la ciencia, el Amor y la caridad. 

Lola Baldoni
Aportado por Claribel Díaz
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GUÍAS 

ESPIRITUALES


1 -¿Todas las reuniones mediúmnicas cuentan con dirigentes espirituales?
Sí, si son organizadas bajo la orientación espírita, considerados los propósitos de edificación y aprendizaje que deben caracterizarlas
2 - Si esos cuidados no existen, si tenemos mera curiosidad o interés, ¿no hay presencia de los mentores?
Si, incluso pueden manifestarse, pero no serán Espíritus evolucionados, en condiciones de conducir con eficiencia la reunión. Ellos tienen asuntos más importantes que tratar
3 - El factor determinante, entonces, ¿es la motivación del grupo?
Exactamente. No tan sólo la condición de los mentores, sino también de los Espíritus que serán adoctrinados.
Cuando era adolescente, frecuenté reuniones de un grupo empeñado en desenmascarar mistificadores, por mero gusto, sin propósitos edificantes.
Ningún mentor de condición elevada compareció. Fue una pérdida de tiempo, y si pretendiese alertar al grupo, corría el riesgo de ser recibido como un mistificador más.

4 - ¿Puede un grupo estar orientado por Espíritus obsesores?

Sí, si está organizados en función de meros intereses. Médiums que están acostumbrados a dar consultas mediante pagos, comercializando su don, son frecuentemente obsesados.
No es raro que transmitan orientaciones que, de supuestos guías espirituales, son de los propios obsesores de los consultantes, engañándolos
5 - ¿Qué decir de los grupos mediúmnicos, en que todos los médiums deben recibir a su guía?
Favorecen el animismo. Los guías tienen asuntos más importantes. No se limitarían a un simple hola, declinando su condición, o quedar al lado como instrumento.
6 - Si los grupos mediúmnicos están orientados por mentores espirituales, ¿no sería interesante tener su palabra?
Sin duda alguna, sobre todo si hay médiums en condiciones de recibir su manifestación. Lo que exigirá experiencia, estudio y disciplina, a lo largo del tiempo.
Principalmente los grupos iniciantes no deben preocuparse con ello, dejando que ocurra de forma natural, en la medida en que los médiums estén preparados‘’‘
7 - Hay grupos en que los médiums reciben la manifestación de sus guías, al final, para «limpieza psíquica». ¿Es una práctica saludable?
¿Y si el guía no se manifiesta, el médium quedará impuro? Es otro condicionamiento a evitar. Después de la reunión los médiums deben estar muy bien, conscientes del deber cumplido, sintiéndose saludables y en paz?

8 - ¿Cómo podemos tener la certeza de que el Espíritu que se manifiesta, diciendo ser un orientador, está hablando la verdad?
Aquí tenemos que aplicar la sabia orientación de Kardec: es preciso analizar el contenido, observando el lenguaje, la forma, la intención, partiendo del principio elemental de que los Espíritus superiores sólo hablan de lo que es edificante, con palabra clara, objetiva y esclarecedora


Richard Simonetti,,de su obra,
Mediumnidad, todo lo que necesitas saber

jueves, 1 de mayo de 2014

El valor del auxilio

EL VALOR DEL AUXILIO

El valor del auxilio no está en la intención del que pide, más si en la intención del donador. Quien trabaja en el bien debe dar sin mirar a quien. Ante la Vida Mayor, como enseña Albino Teixeira, lo que vale es lo que hacemos a favor del bien. Si los que nos procuran traen el corazón envenenado, la mente llena de sospechas injustas y el ardid en los labios, es evidente que  son los más necesitados. ¿Pues puede haber mayor necesidad de aquella que  se ignora a sí misma?
Si los espíritus Superiores no advierten al médium en cuanto a las malas intenciones del consultante, es porque debe ser socorrido  y el médium precisa aprender a auxiliar  aun mismo cuando sea engañado.
El resultado de las buenas acciones es computado por la evolución. El retozón de hoy evolucionará mañana y acabará por avergonzarse de si mismo.
Precisamos considerar que la Tierra es aun un reducto de la ignorancia. El consultante malicioso ignora la extensión de su maldad. Tanto es así que busca la verdad a través de la mentira. No comprende la importancia del acto mediúmnico es por eso que no puede valorar  lo que hace. Actúa inconscientemente en el uso de la propia conciencia. ¿Puede haber mayor alineación que esa? El médium, por el contrario, está en plena posesión de su conciencia volcada para el bien. ¿Puede haber mayor integridad moral  en el comportamiento humano?

¿Qué importa si el consultante alardea que engaño al médium? ¿Acaso el médium no es una criatura humana y, por tanto falible?  ¿Quiere el médium gozar de la inefabilidad, quiere tener algún privilegio en su condición humana? Mediúmnidad al servicio del bien, es aprendizaje como cualquier otro. Si el médium se sintiese infalible, estaría a la vera de la falencia. Es mejor fallar entre los hombres o delante de los hombres, por amor,  que fallar ante la Espiritualidad Superior por vanidad y orgullo.
La obra mediúmnica sincera y noble  no es afectada por algunos episodios de prueba. Los beneficios sembrados a través del trabajo digno no son despreciados por la maledicencia y la ignorancia. Los que recibieron  el bien de que necesitaban  sabrán multiplicarlo a su alrededor. Porque grande es el clamor de los que sufren y mezquino la mueca de los burlones. Proseguir en el buen combate, a la manera de Pablo, es el deber de todos los mediums al servicio del bien.
Por el hermano Saulo – del Libro: Dialogo de los Vivos, Médium: Francisco Cándido Xavier y J. Herculano Pires.
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TU CORAJE
"El verdadero coraje es demostrado por la manera como se enfrenta la batalla de la vida, en el diario vivir.
Conviene no confundir el coraje con la temeridad.
Aquella es calma y constante, lúcida y creativa, mientras la otra se muestra desesperada, agresiva e irritada.
El coraje nace en la fe que sabe lo que desea y se empeña para conseguirlo.
Enfrenta los obstáculos sin debilitarse y resiste al tiempo sin perder valor.
Razona antes de actuar y permanece iluminado por el ideal mientras se mantiene en el campo de las disputas.
Demuestra tu coraje y actúa siempre con armonía y equilibrio."

(Vida Feliz -- Joanna de Angelis)
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                       REFLEXIONES DEL LIBRO FRANCISCO DE ASÍS                    
                             
 La vida en la tierra es una escuela valiosa, para todos, todo en ella, constituye piezas valiosas en el engranaje de la evolución. Nada debemos maldecir, por no entender la función de las cosas en el perfeccionamiento de las criaturas. Nadie es culpable de nuestra ignorancia, ni siquiera nosotros mismos. Esta es la ley en todos  los espacios del infinito, teniendo a Dios  como su hacedor sabio y justo.
Todos tenemos cualidades que debemos despertar pues Cristo nos llama a todos  para la operación urgente  en los campos del perfeccionamiento. Él llama a la puerta de aquellos  que tienen en las manos  el secreto de cómo abrirlas, deseando que la Iglesia  sea sustentada  por la fe y por la gracia  del Señor para que nos compenetremos  de nuestros deberes ante Dios, la familia, los semejantes, respetando los derechos del prójimo, repartiendo con alegría aquello que tengamos para dar.
Sin olvidar nunca que “Hay un solo Dios sobre todas las cosas, al cual debemos amar  con todas nuestras fuerzas y nuestro interés. Las regiones inferiores están para aquellos  que no tienen responsabilidad y prefieren la inercia al trabajo.
La santidad  cristiana  es contraria a la corrupción, cuya ignorancia segrega  y abriga  los poderes del espíritu, desorientando igualmente,  los sentimientos más elevados. Fue en este sentido que Cristo vino a encender el fuego y tiene prisa para que arda. Se aproxima el tiempo de la quema de la cizaña en medio del trigo de Dios. Nosotros somos las plantas nacientes  en la labor del Maestro y Él el jardinero, de la Creación. Es necesario que nos despojemos del hombre viejo, para que la juventud nos cubra  de ánimo en los servicios del bien; que la belleza envuelva toda nuestra figura , principalmente en lo que atañe  a la moral y a las actitudes, y que nunca seamos insensibles  a las necesidades de los otros, al dolor ajeno y a los infortunios ocultos. Busquemos pues la santidad; ella es la pureza que nos conmueve hasta el alma, porque es el Amor invitándonos a la serenidad constante.
Trabajar en beneficio de los otros, es ciertamente ayudarnos  a nosotros mismos, porque estamos unidos unos a los otros por lazos indestructibles, y el Amor de Dios para con nosotros corre por esos hilos  vitales que hacen de la humanidad una constelación; el cumulo  de estrellas humanas se interliga por ley de justicia y necesidades  de unos para con los otros.
Pablo de Tarso dice que aquel que roba no debe hacerlo más; el que desprecia el trabajo honesto, se revista de honestidad; aquel que se enoje  por cualquier motivo, que se esfuerce por perdonar, y quien cultiva la melancolía desde el amanecer, que haga como el sol, desprendiendo rayos de alegría al terminar la madrugada. No dejemos  que los pensamientos se desprendan de los labios, sin que antes hayan sido analizados, para que el escándalo no se procese  por nosotros y perturbe a los otros.  Es imprescindible que el que se decide a seguir a Cristo, que imite a los santos, que imitaron a Cristo, que imitó a Dios. La codicia nos engaña y la transitoriedad  de la falsa virtud nos desanima ante la vida. Toda adquisición duradera requiere tiempo y el tiempo busca espacio y este apura las cosas para que ellas sean permanentes.
Por eso abandonemos las tinieblas que oscurecen nuestros sentimientos, que desanima la razón, que incentivan la tristeza. No es necesario que abandonemos todo para seguir a Cristo; esto sería salirnos de un extremo para ir al otro y quedarnos del mismo modo que antes. Es sensato que utilicemos todo con nobleza de sentimientos, teniendo al Maestro como filtro, con el fin  de que todo llegue con pureza y dignidad.
Todos debemos amarnos unos a los otros como  Jesús nos amó, por lo menos, lo tenemos que intentar sin interrupción, hagamos eso en nombre de la paz. Esta es la mayor coraza que nos protege  contra cualquier  envestida de la ignorancia o de los enemigos que quieran apoderarse de nosotros, procedentes del exterior, u oriundos del corazón. Aceptemos a Cristo como un verdadero Dios, que vino a la tierra por misericordia, que lejos de olvidar a sus hermanos, se detuvo con ellos, para mostrarles el Camino la Verdad y la Vida, si le seguimos no nos perderemos. Para que Cristo descendiese a la Tierra, fue necesario que los ingenieros siderales limpiasen la atmosfera del planeta, para que los atentados contra la Buena Nueva del reino de Dios no generasen alteraciones.
Una falange  de Ángeles apareció en la Tierra, retirando de ella dos billones de espíritus inferiores, cuya animalidad rayaba hasta lo imposible. Ellos mismos se organizaron, por haber en medio de aquella multitud seres de alto prestigio intelectual, grandes magos, diseñadores habilidosos, artistas consagrados, no faltaban en la gran metrópolis de las sombras, especialistas en todas las aéreas del conocimiento. Sin embargo la justicia de Dios, su inmensurable bondad, organiza y organizo trabajos  indescriptibles para educarnos y educar a aquellos seres depravados, almas desviadas de la Paz y del Bien, en su aspecto de Amor, pues ese es el derrotero por el cual no se perderá ni un tilde, en todos los hechos, en las acciones y reacciones de todos los seres.
Siempre grandes misioneros, han equilibrado el mundo doctrinario, no dejando desaparecer la fe en Dios y los ejercicios espirituales  en busca de los sentimientos altruistas. Los grandes místicos  son como los altavoces unidos en el amplificador divino, por cuyo micrófono habla Cristo, en nombre de Dios, procurando despertar en los hombres de buena voluntad, la esperanza.
La sabiduría del Padre Celestial cura la obstinación de las almas envenenadas  en la venganza y en el odio, utilizando espíritus de la misma escala evolutiva, con los mismos sentimientos en decadencia, y, por impactos, ambos despiertan con el tiempo, por la terapia milagrosa del dolor. El espacio es utilizado como medicamento en garantía  de la verdad en la que nadie se pierde, porque todos somos hijos de Dios, con los mismos derechos y deberes compatibles. Lo que llamamos Mal es, en el fondo, un Bien nacer.
 Este trabajo ha sido extraído por Merchita del libro Francisco de Asís.
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    EL PERDÓN
 Sobre el perdón... El perdón a quien beneficia? De forma inmediata es a nosotros mismos. Sin embargo haber sido los afectados también nos ha beneficiado porque no tendríamos compasión sino conociéramos el dolor de haber sido ofendidos… y tampoco sabríamos lo que cuesta perdonar de no ser así. Tampoco sabríamos lo que se siente tener que pedir perdón si jamás ofendimos a nadie ni cuán humillante puede resultar para alguien el aceptar una grave falta y encima enfrentar a su víctima con el arrepentimiento. El beneficio es mutuo. Perdonar nos sirve de mucho, no
dejando de nuestra parte residuos de odios inconclusos que se alarguen, incluso por existencias. Nadie es un diamante que todos quieran tener, así que todos tenemos nuestros defectos y virtudes, amores, y temores, errores y aciertos. Todos tenemos obsesores en nuestra existencia, algunos mas otros menos pero nadie está exento de esta situación. Y si están a nuestro lado es porque de alguna forma Dios lo ha permitido y si lo ha permitido no es para torturarnos sino para que tanto ese hermano como nosotros en algún momento lleguemos al punto donde las manecillas del reloj del perdón y el arrepentimiento se encuentren y se logre romper el circulo del odio. Parte de esos trabajos que se realizan en los centros espiritas es precisamente ese, esa reconciliación entre dos hermanos que no se toleran, que en el fondo no es más que un profundo dolor que ha sido causado por el otro, y ese hermano no sabe canalizarlo sino como una posible venganza . Pero no estamos solos en esta tarea, sino que nuestros guías de hacer falta los tranquilizan o hacen para que se mantengan al margen, no excediendo así la verdadera Justicia Divina. Los que hoy se odian, mañana pueden llegar a ser grandes amigos. No olvidemos que el perdón es una beneficio grande para quien lo ejerce, pues gana para sí mismo y para el otro, que al ver el arrepentimiento podría ablandar su corazón y llegar a la reconciliación que tanto se desea. Pidamos muchas veces perdón a Dios por lo que
sabemos y lo que no sabemos, pero siempre confiemos en la justicia divina que no da ni más ni menos, sino lo que en justicia nos corresponde. De nuestra parte está poner en práctica el tan conocido pensamiento: “Sin caridad no hay salvación.” 
Claribel Diaz