Centros
Espíritas, mediúmnidad y médiums.
La
tierra es una Gran Escuela.
“Cada
planeta evoluciona en la órbita que le es marcada por las leyes del
equilibrio, sin ultrapasar los limites de gravitación que tiene
asignados”
La
Doctrina Espirita, exaltando el esfuerzo propio, dignifica a la
persona humana. La convierte en un ser responsable que,
esclareciéndose, desea y procura poner en movimiento, bajo la egida
santa y bendita del Señor de la Vida, las propias energías, los
propios recursos evolutivos latentes en lo intimo del ser humano.
Pero
los perezosos que van quedándose atrás, como los alumnos de una
escuela poco aplicados, pierden de vista a los más adelantados.
Cuando
hay mucho amor en los que van por delante, “los que progresan”
aunque reciban las mismas clases y estén sometidos a la misma
disciplina, su espíritu de abnegación y renuncia los hace
retroceder en tareas de sacrificio a fin de extender las manos,
plenas de luz, a las almas invigilantes, que se pierden en los
oscuros laberintos de la indolencia.
Esperar,
cómodamente, el amparo al precio de tremendos sacrificios de los
mensajeros del bien, es una reprobable conducta, es como el perezoso
que deja a otros hacer su tarea, sin esforzarse.
Muchos
instructores espirituales se ven obligados a abandonar m temporal o
definitivamente, a sus tutelados, especialmente, a aquellos que
imprimen a su vida, el sellos de la irresponsabilidad y de la mala
voluntad, en el desprecio a los talentos que Jesús le entrego.
Los
médiums , que desean sinceramente enriquecer el corazón con los
tesoros de la fe, con el fin de ampliar los recursos de servir al
Maestro en la Siembra del Bien, no pueden , ni deben perder de vista
el factor “Auto perfeccionamiento”.
No
deben perder de vista los estudios doctrinarios, que es la base de su
esclarecimiento.
El
médium por excelente que sea su asistencia espiritual, no debe
olvidar su propia vigilancia, recordando siempre su condición de
criatura humana, sujeta por eso a oscilaciones vibratorias, a
pensamientos y a deseos inadecuados. Debiendo tener siempre presente
la palabra de Emmanuel:
"Los médiums, en
general, no son misioneros en la acepción común del término; son
almas que fracasan desastrosamente, que contrarían, sobremanera, el
curso de las leyes divinas y que rescatan bajo el peso de severos
compromisos e ilimitadas responsabilidades el pasado oscuro y
delictuoso. Su pasado, en muchas ocasiones, se encuentra manchado de
graves deslices y errores clamorosos. "
Cuando el médium guarda
la noción de fragilidad y pequeñez por la convicción de que es un
alma en proceso de redención y perfeccionamiento, por el trabajo y
por el estudio, se está preparando, con seguridad, para el triunfo
en las lides del Espíritu Eterno.
Entre tanto, cuando
comienza a pensar que es un misionero, un privilegiado de los Cielos
y que los propios Espíritus Superiores se sienten honrados y
distinguidos por asistirlo, es sin duda un compañero en peligro.
Es un gran candidato a la
obsesión y al fracaso.
La vanidad es el primer
paso que el médium da en el camino de la desventura.
La senda del
desequilibrio se abre, larga y seductora, al intermediario encarnado
que entroniza en el altar del corazón no vigilante la importante
figura de Su Majestad -El Egoísmo.
Esforcémonos, por lo
tanto, en el sentido de desenvolver la humildad y el espíritu de
servicio en beneficio de nuestra paz, porque, en verdad, ninguno de
nosotros se venció, todavía, a sí mismo.
No
pueden dejar de nutrirse con el alimento Evangélico, tornándose
humildes y buenos, dedicados y convencidos, con el fin de que los
modestos encargos mediúmnicos de hoy sean, mañana, transformados en
sublimes y redentoras tareas bajo el augusto amparo del Divino
Maestro, que nos afirmo ser “El Pan de la Vida” y la “Luz del
Mundo”
Abnegación
y perseverancia, en el trabajo mediúmnico, mantienen al servidor en
condiciones de sintonizar, de forma permanente, con los Espíritus
Superiores, intercambiando así, con las fuerzas del Bien, las
divinas vibraciones de amor y sabiduría.
La
Doctrina Espirita es eterna pues su carácter progresivo asegura la
continuidad de las noticias del Espacio dando expansividad a la
Codificación, desdoblándola en matices cada vez más bellos y
apasionantes, enriqueciéndola con nuevos y magníficos conocimientos
de la vida más allá de la Tumba.
El
Espiritismo por su contenido evolutivo y universal es un movimiento
en marcha, hacia adelante y para lo alto.
Es
un Sol que busca el cenit de sus gloriosos objetivos de Consolador,
anunciado y prometido por el Divino Amigo.
De
Él fue dicha la primera parábola y jamás se dirá la última,
afirmo incisivamente Allan Kardec.
Kardec,
dio bases inamovibles, dejándose todavía, las más positivas,
ricas y sublimes perspectivas de engrandecimiento, de
desenvolvimiento y de expansividad ilimitadas, en el Tiempo y en el
Espacio.
Por
ejemplo, en el Espacio el Psicoscopio tiene la propiedad de definir
las vibraciones de encarnados y desencarnados; es un aparato
espiritual que caracteriza los más íntimos sentimientos de los
presentes en una reunión mediúmnica, tal como:
- La moralidad
- La Bondad
- La perversidad
- La falta de confianza
- La curiosidad
- La Irresponsabilidad
- Los intereses inferiores.
El
Psicoscopio tiene en el plano espiritual, por analogía la misma
función que tiene en la tierra el Magnetómetro, aparato inventado
por el Abad Fortín para medir la intensidad del fluido magnético,
el Estetoscopio, los Rayos X, el electrocardiógrafo, ,etc., en la
medicina terrestre.
Estos
aparatos dicen el estado del enfermo, en síntesis, son reveladores
de los secretos íntimos del cuerpo humano.
En
el caso del Psicoscopio desempeña en sentido espiritual esta misma
función, descubre y revela a los benefactores espirituales lo que
los médiums ocultan al dirigente de los trabajos y lo que el
dirigente oculta a los médiums.
Gracias
al Psicoscopio pueden clasificar las perspectivas de los servicios
psíquicos que aparecen en el mundo. Analizando la psicoscopia de una
personalidad o de un equipo de trabajadores es posible tomar nota de
sus posibilidades y categorizar su situación. Según las
realizaciones que proyectan planean la obra que pueden desempeñar
en el Tiempo.
Es
muy sabido que muchos grupos espiritas funcionan sin un programa
edificante. Realizan funciones simplemente por hacerlas.
Y
un grupo mediúmnico que funciona sin orientación cristiano
evangélico, sin reflexionar en el problema fundamental de la
elevación moral de todos, mejor es que cierre sus puertas porque, si
no es así, será presa de las sombras.
El
Espiritismo es una cosa y la Mediúmnidad otra.
El
Espiritismo es un cuerpo de Doctrina de elevado tenor espiritual,
consustanciando normas y directrices superiores que buscan
primordialmente, la elevación del ser humano.
La
Mediúmnidad es un don que permite a la criatura humana, de
cualquier religión, recoger el pensamiento y las ideas de los
Espíritus.
Espirita
es, aquel que estudia, acepta y practica con fidelidad los saludables
principios doctrinarios, erigidos por edificante monumento tendente
a operar, con el tiempo, la renovación del espíritu humano.
Médium
puede ser tanto el Espirita como el católico, el protestante e
incluso, el ateo o materialista.
La conexión entre
Espiritismo y Mediúmnidad y que lleva a la mayoría de la gente a
considerarlos la misma cosa, confundiéndolos erróneamente, resulta
de la circunstancia de tener, el Espiritismo, en sus admirables
líneas doctrinarias, establecidas normas seguras para el ejercicio
de la Mediúmnidad, clasificándola convenientemente.
La
Doctrina Espírita encara la mediúmnidad como un medio del que se
sirve Dios para auxiliar a la humanidad en su esfuerzo evolutivo.
Los
Centros Espíritus, en general, hacen suya la tarea de orientar, en
bases cristianas, el desarrollo mediúmnico. No invitan a nadie, pero
abren sus puertas a todos aquellos que buscan el amparo de la hora
precisa.
Tales
hechos llevan, por tanto, a los menos advertidos, a considerar el
Espiritismo como responsable de toda expresión fenoménica, lo que
escapa, sustancialmente, a la realidad de los hechos.
Hay
Espíritus y médiums en todas partes: en los centros, en las
iglesias y en los templos protestantes.
Así
como existen espíritus que no cultivan la Mediúmnidad, hay médiums
que hasta odian el Espiritismo.
Espiritismo,
por tanto, no es Mediúmnidad, ni Mediúmnidad quiere decir
Espiritismo.
La
Mediúmnidad, ejercida en nombre y bajo la responsabilidad del
Espiritismo Cristiano, será siempre un instrumento de edificación
para su poseedor, ya que por ella, los afligidos serán consolados,
los enfermos curados y los ignorantes esclarecidos.
Podemos
y debemos distinguir la Mediúmnidad de la siguiente forma:
a) -
Aquella que se ejerce en función de objetivos superiores
(Mediúmnidad con Jesús).
b) -
Aquella que se ejerce en función de intereses inferiores
(Mediúmnidad sin Jesús).
Donde
la mediúmnidad se ejecuta en función de objetivos inferiores, como
arreglos de bodas, solución de negocios materiales, obtención de
empleos etc., sólo la mala fe o la liviandad podrían identificar la
presencia y la responsabilidad del Espiritismo.
Grupos
que exploren a los espíritus, tratando de estos asuntos, no son
"grupos espíritus".
La
reunión de personas con el objetivo de influir malvadamente, en la
salud y en la vida del prójimo, no es "reunión espíritu".
El
Espiritismo como Doctrina Codificada, estableció normas para el
ejercicio de la Mediúmnidad.
Toda
práctica mediúmnica que escapa a tales normas, no puede ni debe
recibir la denominación "práctica espíritu".
La
Mediúmnidad que se orienta por el Espiritismo es sencilla,
sin rituales de ninguna clase; su finalidad es, exclusivamente, el
bien y la elevación espiritual de los hombres.
Consultar
y explorar a los Espíritus sobre asuntos materiales, es una práctica
que la Doctrina Espíritu no acepta.
Que
se den a estas prácticas la denominación que más agrade a sus
seguidores, menos la de "prácticas espíritus".
La
exploración de los espíritus no suficientemente esclarecidos,
además de constituir una degradante y anti fraterna actividad,
representa un lastimoso abuso por el cual los responsables
responderán oportunamente, sean en la presente
encarnación, como víctimas de terribles obsesiones, sea
en el Espacio o en el porvenir, en futuras reencarnaciones.
De
forma general, los que actúan lívidamente con los Espíritus,
esclavizándolos a sus caprichos, sufrirán su asedio,
transformándose en criaturas obsesados.
O,
entonces, serán obligadas a enfrentarse con estos Espíritus,
después de la desencarnación, o a recibirlos en futuras
reencarnaciones como hijos, para que les den en el porvenir, aquello
que ahora les niega: orientación, amor y respeto.
La
Mediúmnidad es una actividad sagrada. Gracias a ella es que viene
la Renovación, que es la palabra de Dios para los hombres.
Por
los conductos mediúmnicos, a través de la inspiración o de la
escritura es que el Cielo ha enviado a la Tierra, en todos los
tiempos y lugares, abundantes chorros de luz y constelación.
Los
Centros Espíritas no deben escatimar armas en el esfuerzo de
recomendar sesiones reservadas, de amparo a los sufrientes, con el
fin de que las tareas mediúmnicas cumplan su legítima finalidad.
Allan
Kardec lo recomendó y León Denis advirtió sobre ello.
Los
Espíritus menos esclarecidos acostumbran a destruir los centros
espiritas y grupos mediúmnicos, provocando confusiones, desanimando
a unos y sembrando la cizaña en otros.
Nadie
puede alegar que esto no es cierto. Los Espíritus han deshecho,
muchos Centros e indudablemente continuaran haciéndolo, hasta que
sus actividades en su plenitud, se dé, el sentido y la forma
superior por los que lucha el Espiritismo Cristiano a través de las
instituciones bien orientadas.
La
practica mediúmnica sin Evangelio, sentido y vivido y sin Doctrina
estudiada y comprendida, constituye una puerta abierta a la
infiltración de los desencarnados que todavía no fueron
congratulados con la luz del esclarecimiento.
Otro
peligro son los dirigentes intratables y groseros, destituidos
completamente de ese sentido psicológico indispensable de quien
dirige y por encima de todo, sin poseer la abnegación por el
trabajo y la bondad sincera, para con los compañeros que en la
posición de médiums comparten sus tareas.
Hay
muchos dirigentes de Centros o simplemente cooperadores que ayudan a
los Espíritus inferiores a acabar con las actividades, o sino a
estacionarlas en el tiempo en una improductividad lastimosa.
Son
aquellos que nunca tienen una palabra amiga, de consuelo y estimulo
para los médiums. No teniendo los más elementales recursos de
paciencia para con los sufrientes o endurecidos, traídos, gracias a
la dedicación de los guías, al servicio de consolación o
esclarecimiento, según el caso.
Aquellos
exagerados e insufribles en su entusiasmo, que no saben dosificar
la palabra estimulante al médium que comienza, debilitado por el
elogio indiscriminado e inconsecuente, preguntando, como los
funcionarios del catastro, el nombre del comunicante , donde nació y
en que archivo será encontrado su registro de nacimiento. Y todos
los datos, colaborando, por falta de comprensión de los deberes de
fraternidad preceptuados por el Evangelio, que poderosamente
organizados en el Espacio asedian a núcleos espiritas de
esclarecimiento.
Olvidando
que, devoción a la fraternidad, corrección en el cumplimiento de
los deberes, puntualidad, fe ardiente, comprensión, buena voluntad,
equilibrio, prudencia y mucho amor en el corazón son las apreciables
cualidades que adornan la personalidad.
Simbolizando
al trabajador sincero y bien intencionado.
Representa
el tipo ideal de dirigente de las reuniones mediúmnicas o de
presidentes de instituciones espiritas.
Aficionémonos,
paulatinamente, a la conducta evangélica y veremos, innegablemente,
el progreso cada vez mayor de los núcleos que el Señor Jesús
confió a los corazones necesitados de Luz y elevación.
Recordando
aquí al Sublime Maestro cuando le pregunto a Pedro:
¿Pedro
tú me amas? Y ante la respuesta afirmativa del venerable pescador
le recomienda, lleno de júbilo, con el alma inundad de esperanza:
“Si
me amas, Pedro, apacigua mis ovejas”.
Un
grupo mediúmnico es, en miniatura, un rebaño de ovejas.
Si
el dirigente no ama lo suficiente, con el fin de “equilibrar al
grupo en la onda de la comprensión y buena voluntad”, nunca podrá
apaciguarlas ni conducirlas al redil de paz y de trabajo, dejándolas
desamparadas a merced de los temporales y de las sorpresas del mundo
de las sombras.
En
el libro “En los Dominios de la Mediúmnidad” nos esclarece sobre
la mediúmnidad en él se marcan directrices a seguir para el buen
funcionamiento de la mediúmnidad, los hombres y mujeres con su
lectura y análisis pueden dar amparo a los sufrientes del otro
lado de la vida.
No
es demasiado tarde para aplicarnos y procurar hacerlo mejor en
nuestras actividades en el sector mediúmnico.
Y
logrando con ello, que la Espiritualidad, examinándonos y
observando nuestros sentimientos e intenciones en los trabajos, nos
dispense amparo y orientación; trazándonos programas que atiendan
sobre todo al elevado espíritu de fraternidad que presidió a todos
los actos y palabras, pensamientos y actitudes de Nuestro Señor
Jesucristo – El Médium de Dios.
Creemos
que una intensificación del estudio de las obras básicas o
clásicas, de la llamada "literatura de Pedro Leopoldo" y
de tantos libros publicados por esclarecidos compañeros,
contribuiría, sencillamente, para que los grupos mediúmnicos
desorganizados se ajustasen al servicio superior, a la luz de los
postulados doctrinarios.
Época
vendrá, estamos seguros, en que los responsables de esos grupos
sentirán la necesidad de convertirlos en legítimos "grupos
mediúmnicos espíritas", y funcionando con segura orientación
dentro de las normas cristianas de la Codificación, cuyo sentido de
plena actualidad se consolida más y más en la conciencia de los
espíritas de buena voluntad.
Leopoldo
Cirne, luchador espíritu de los primeros tiempos, en mensajes
transmitidos en Pedro Leopoldo, advierte en cuanto a la necesidad de
remontarnos a las fuentes de la Codificación, para que se perseveren
la pureza, la cristiandad y el sentido superior de la práctica
mediúmnica.
Estimulemos,
pues, el trabajo y el estudio.
Hablemos
fraternalmente, de la simplicidad de que se debe revestir los
trabajos mediúmnicos.
Resaltemos
el elevado sentido espiritual que debe nortear el intercambio con los
desencarnados.
Evidenciemos
el imperativo de renovación moral subsiguiente de nuestra
convivencia con las "sombras amigas".
Destaquemos
el respeto que debemos a los emisarios del plano espiritual que nos
compartieran, fuera del vehículo físico, las experiencias
evolutivas.
Acentuemos
el imperativo de ayudar, con nuestra amistas y nuestro desinterés, a
los que nos precedieron en el "gran viaje".
Dejemos
claro, finalmente, que los Espíritus menos esclarecidos no son
esclavos nuestros, y sí, hermanos empeñados en la misma lucha
redentora, con vistas a la redención de ellos y nosotros.
Colaboremos,
en conclusión, para que los que se aficionan a la "Mediúmnidad
extraviada" sean, mañana, bajo las bendiciones del Espiritismo,
vanguardistas de la "Mediúmnidad con Jesús"...
Trabajo
realizado por Merchita
Extraído
del libro “Estudiando la Mediúmnidad” de Martins Peralva
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Instintos Protectores
Charles Richet
Existes, y no es preciso emplear esfuerzos para enérgicamente defender tu existencia, o sea, obedecer a la fuerza que te ha sacado de la nada; esa fuerza se ha asegurado de tu obediencia, por procedimientos bien sencillos: los instintos protectores.
Irresistibles, instintos comunes a todos los seres vivos.
Esos instintos protectores, de modalidades tan diversas, son de tal forma universales, están de tal forma adaptados a una protección eficaz, que sería locura atribuirlos al azar.
¡Cómo! ¡Para asegurar la vida en la superficie terrestre, habría un azar, azar maravillosamente dispuesto, prolongado durante miles de siglos, propagándose sin excepción a todas las especies animales!
¡No! No fue el azar lo que ha creado esos instintos casi divinos, sobrehumanos en todos los casos, el miedo, la repulsa, el dolor, el hambre, el horror a la muerte.
Tomado del libro “LA GRAN ESPERANZA”
Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta
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