domingo, 27 de abril de 2014

Centros espíritas; Mediumnidad y Médiums


Centros Espíritas, mediúmnidad y médiums.


La tierra es una Gran Escuela.
Cada planeta evoluciona en la órbita que le es marcada por las leyes del equilibrio, sin ultrapasar los limites de gravitación que tiene asignados”
La Doctrina Espirita, exaltando el esfuerzo propio, dignifica a la persona humana. La convierte en un ser responsable que, esclareciéndose, desea y procura poner en movimiento, bajo la egida santa y bendita del Señor de la Vida, las propias energías, los propios recursos evolutivos latentes en lo intimo del ser humano.
Pero los perezosos que van quedándose atrás, como los alumnos de una escuela poco aplicados, pierden de vista a los más adelantados.
Cuando hay mucho amor en los que van por delante, “los que progresan” aunque reciban las mismas clases y estén sometidos a la misma disciplina, su espíritu de abnegación y renuncia los hace retroceder en tareas de sacrificio a fin de extender las manos, plenas de luz, a las almas invigilantes, que se pierden en los oscuros laberintos de la indolencia.
Esperar, cómodamente, el amparo al precio de tremendos sacrificios de los mensajeros del bien, es una reprobable conducta, es como el perezoso que deja a otros hacer su tarea, sin esforzarse.
Muchos instructores espirituales se ven obligados a abandonar m temporal o definitivamente, a sus tutelados, especialmente, a aquellos que imprimen a su vida, el sellos de la irresponsabilidad y de la mala voluntad, en el desprecio a los talentos que Jesús le entrego.
Los médiums , que desean sinceramente enriquecer el corazón con los tesoros de la fe, con el fin de ampliar los recursos de servir al Maestro en la Siembra del Bien, no pueden , ni deben perder de vista el factor “Auto perfeccionamiento”.
No deben perder de vista los estudios doctrinarios, que es la base de su esclarecimiento.
El médium por excelente que sea su asistencia espiritual, no debe olvidar su propia vigilancia, recordando siempre su condición de criatura humana, sujeta por eso a oscilaciones vibratorias, a pensamientos y a deseos inadecuados. Debiendo tener siempre presente la palabra de Emmanuel:
"Los médiums, en general, no son misioneros en la acepción común del término; son almas que fracasan desastrosamente, que contrarían, sobremanera, el curso de las leyes divinas y que rescatan bajo el peso de severos compromisos e ilimitadas responsabilidades el pasado oscuro y delictuoso. Su pasado, en muchas ocasiones, se encuentra manchado de graves deslices y errores clamorosos. "
Cuando el médium guarda la noción de fragilidad y pequeñez por la convicción de que es un alma en proceso de redención y perfeccionamiento, por el trabajo y por el estudio, se está preparando, con seguridad, para el triunfo en las lides del Espíritu Eterno.
Entre tanto, cuando comienza a pensar que es un misionero, un privilegiado de los Cielos y que los propios Espíritus Superiores se sienten honrados y distinguidos por asistirlo, es sin duda un compañero en peligro.
Es un gran candidato a la obsesión y al fracaso.
La vanidad es el primer paso que el médium da en el camino de la desventura.
La senda del desequilibrio se abre, larga y seductora, al intermediario encarnado que entroniza en el altar del corazón no vigilante la importante figura de Su Majestad -El Egoísmo.
Esforcémonos, por lo tanto, en el sentido de desenvolver la humildad y el espíritu de servicio en beneficio de nuestra paz, porque, en verdad, ninguno de nosotros se venció, todavía, a sí mismo.
No pueden dejar de nutrirse con el alimento Evangélico, tornándose humildes y buenos, dedicados y convencidos, con el fin de que los modestos encargos mediúmnicos de hoy sean, mañana, transformados en sublimes y redentoras tareas bajo el augusto amparo del Divino Maestro, que nos afirmo ser “El Pan de la Vida” y la “Luz del Mundo”
Abnegación y perseverancia, en el trabajo mediúmnico, mantienen al servidor en condiciones de sintonizar, de forma permanente, con los Espíritus Superiores, intercambiando así, con las fuerzas del Bien, las divinas vibraciones de amor y sabiduría.
La Doctrina Espirita es eterna pues su carácter progresivo asegura la continuidad de las noticias del Espacio dando expansividad a la Codificación, desdoblándola en matices cada vez más bellos y apasionantes, enriqueciéndola con nuevos y magníficos conocimientos de la vida más allá de la Tumba.
El Espiritismo por su contenido evolutivo y universal es un movimiento en marcha, hacia adelante y para lo alto.
Es un Sol que busca el cenit de sus gloriosos objetivos de Consolador, anunciado y prometido por el Divino Amigo.
De Él fue dicha la primera parábola y jamás se dirá la última, afirmo incisivamente Allan Kardec.
Kardec, dio bases inamovibles, dejándose todavía, las más positivas, ricas y sublimes perspectivas de engrandecimiento, de desenvolvimiento y de expansividad ilimitadas, en el Tiempo y en el Espacio.
Por ejemplo, en el Espacio el Psicoscopio tiene la propiedad de definir las vibraciones de encarnados y desencarnados; es un aparato espiritual que caracteriza los más íntimos sentimientos de los presentes en una reunión mediúmnica, tal como:
  1. La moralidad
  2. La Bondad
  3. La perversidad
  4. La falta de confianza
  5. La curiosidad
  6. La Irresponsabilidad
  7. Los intereses inferiores.
El Psicoscopio tiene en el plano espiritual, por analogía la misma función que tiene en la tierra el Magnetómetro, aparato inventado por el Abad Fortín para medir la intensidad del fluido magnético, el Estetoscopio, los Rayos X, el electrocardiógrafo, ,etc., en la medicina terrestre.
Estos aparatos dicen el estado del enfermo, en síntesis, son reveladores de los secretos íntimos del cuerpo humano.
En el caso del Psicoscopio desempeña en sentido espiritual esta misma función, descubre y revela a los benefactores espirituales lo que los médiums ocultan al dirigente de los trabajos y lo que el dirigente oculta a los médiums.
Gracias al Psicoscopio pueden clasificar las perspectivas de los servicios psíquicos que aparecen en el mundo. Analizando la psicoscopia de una personalidad o de un equipo de trabajadores es posible tomar nota de sus posibilidades y categorizar su situación. Según las realizaciones que proyectan planean la obra que pueden desempeñar en el Tiempo.
Es muy sabido que muchos grupos espiritas funcionan sin un programa edificante. Realizan funciones simplemente por hacerlas.
Y un grupo mediúmnico que funciona sin orientación cristiano evangélico, sin reflexionar en el problema fundamental de la elevación moral de todos, mejor es que cierre sus puertas porque, si no es así, será presa de las sombras.
El Espiritismo es una cosa y la Mediúmnidad otra.
El Espiritismo es un cuerpo de Doctrina de elevado tenor espiritual, consustanciando normas y directrices superiores que buscan primordialmente, la elevación del ser humano.
La Mediúmnidad es un don que permite a la criatura humana, de cualquier religión, recoger el pensamiento y las ideas de los Espíritus.
Espirita es, aquel que estudia, acepta y practica con fidelidad los saludables principios doctrinarios, erigidos por edificante monumento tendente a operar, con el tiempo, la renovación del espíritu humano.
Médium puede ser tanto el Espirita como el católico, el protestante e incluso, el ateo o materialista.
La conexión entre Espiritismo y Mediúmnidad y que lleva a la mayoría de la gente a considerarlos la misma cosa, confundiéndolos erróneamente, resulta de la circunstancia de tener, el Espiritismo, en sus admirables líneas doctrinarias, establecidas normas seguras para el ejercicio de la Mediúmnidad, clasificándola convenientemente.
La Doctrina Espírita encara la mediúmnidad como un medio del que se sirve Dios para auxiliar a la humanidad en su esfuerzo evolutivo.
Los Centros Espíritus, en general, hacen suya la tarea de orientar, en bases cristianas, el desarrollo mediúmnico. No invitan a nadie, pero abren sus puertas a todos aquellos que buscan el amparo de la hora precisa.
Tales hechos llevan, por tanto, a los menos advertidos, a considerar el Espiritismo como responsable de toda expresión fenoménica, lo que escapa, sustancialmente, a la realidad de los hechos.
Hay Espíritus y médiums en todas partes: en los centros, en las iglesias y en los templos protestantes.
Así como existen espíritus que no cultivan la Mediúmnidad, hay médiums que hasta odian el Espiritismo.
Espiritismo, por tanto, no es Mediúmnidad, ni Mediúmnidad quiere decir Espiritismo.
La Mediúmnidad, ejercida en nombre y bajo la responsabilidad del Espiritismo Cristiano, será siempre un instrumento de edificación para su poseedor, ya que por ella, los afligidos serán consolados, los enfermos curados y los ignorantes esclarecidos.
Podemos y debemos distinguir la Mediúmnidad de la siguiente forma:
a) - Aquella que se ejerce en función de objetivos superiores (Mediúmnidad con Jesús).
b) - Aquella que se ejerce en función de intereses inferiores (Mediúmnidad sin Jesús).
Donde la mediúmnidad se ejecuta en función de objetivos inferiores, como arreglos de bodas, solución de negocios materiales, obtención de empleos etc., sólo la mala fe o la liviandad podrían identificar la presencia y la responsabilidad del Espiritismo.
Grupos que exploren a los espíritus, tratando de estos asuntos, no son "grupos espíritus".
La reunión de personas con el objetivo de influir malvadamente, en la salud y en la vida del prójimo, no es "reunión espíritu".
El Espiritismo como Doctrina Codificada, estableció normas para el ejercicio de la Mediúmnidad.
Toda práctica mediúmnica que escapa a tales normas, no puede ni debe recibir la denominación "práctica espíritu".
La Mediúmnidad que se orienta por el Espiritismo es sencilla, sin rituales de ninguna clase; su finalidad es, exclusivamente, el bien y la elevación espiritual de los hombres.
Consultar y explorar a los Espíritus sobre asuntos materiales, es una práctica que la Doctrina Espíritu no acepta.
Que se den a estas prácticas la denominación que más agrade a sus seguidores, menos la de "prácticas espíritus".
La exploración de los espíritus no suficientemente esclarecidos, además de constituir una degradante y anti fraterna actividad, representa un lastimoso abuso por el cual los responsables responderán oportunamente, sean en la presente encarnación, como víctimas de terribles obsesiones, sea en el Espacio o en el porvenir, en futuras reencarnaciones.

De forma general, los que actúan lívidamente con los Espíritus, esclavizándolos a sus caprichos, sufrirán su asedio, transformándose en criaturas obsesados.

O, entonces, serán obligadas a enfrentarse con estos Espíritus, después de la desencarnación, o a recibirlos en futuras reencarnaciones como hijos, para que les den en el porvenir, aquello que ahora les niega: orientación, amor y respeto.

La Mediúmnidad es una actividad sagrada. Gracias a ella es que viene la Renovación, que es la palabra de Dios para los hombres.
Por los conductos mediúmnicos, a través de la inspiración o de la escritura es que el Cielo ha enviado a la Tierra, en todos los tiempos y lugares, abundantes chorros de luz y constelación.
Los Centros Espíritas no deben escatimar armas en el esfuerzo de recomendar sesiones reservadas, de amparo a los sufrientes, con el fin de que las tareas mediúmnicas cumplan su legítima finalidad.
Allan Kardec lo recomendó y León Denis advirtió sobre ello.
Los Espíritus menos esclarecidos acostumbran a destruir los centros espiritas y grupos mediúmnicos, provocando confusiones, desanimando a unos y sembrando la cizaña en otros.
Nadie puede alegar que esto no es cierto. Los Espíritus han deshecho, muchos Centros e indudablemente continuaran haciéndolo, hasta que sus actividades en su plenitud, se dé, el sentido y la forma superior por los que lucha el Espiritismo Cristiano a través de las instituciones bien orientadas.
La practica mediúmnica sin Evangelio, sentido y vivido y sin Doctrina estudiada y comprendida, constituye una puerta abierta a la infiltración de los desencarnados que todavía no fueron congratulados con la luz del esclarecimiento.
Otro peligro son los dirigentes intratables y groseros, destituidos completamente de ese sentido psicológico indispensable de quien dirige y por encima de todo, sin poseer la abnegación por el trabajo y la bondad sincera, para con los compañeros que en la posición de médiums comparten sus tareas.
Hay muchos dirigentes de Centros o simplemente cooperadores que ayudan a los Espíritus inferiores a acabar con las actividades, o sino a estacionarlas en el tiempo en una improductividad lastimosa.
Son aquellos que nunca tienen una palabra amiga, de consuelo y estimulo para los médiums. No teniendo los más elementales recursos de paciencia para con los sufrientes o endurecidos, traídos, gracias a la dedicación de los guías, al servicio de consolación o esclarecimiento, según el caso.
Aquellos exagerados e insufribles en su entusiasmo, que no saben dosificar la palabra estimulante al médium que comienza, debilitado por el elogio indiscriminado e inconsecuente, preguntando, como los funcionarios del catastro, el nombre del comunicante , donde nació y en que archivo será encontrado su registro de nacimiento. Y todos los datos, colaborando, por falta de comprensión de los deberes de fraternidad preceptuados por el Evangelio, que poderosamente organizados en el Espacio asedian a núcleos espiritas de esclarecimiento.
Olvidando que, devoción a la fraternidad, corrección en el cumplimiento de los deberes, puntualidad, fe ardiente, comprensión, buena voluntad, equilibrio, prudencia y mucho amor en el corazón son las apreciables cualidades que adornan la personalidad.
Simbolizando al trabajador sincero y bien intencionado.
Representa el tipo ideal de dirigente de las reuniones mediúmnicas o de presidentes de instituciones espiritas.
Aficionémonos, paulatinamente, a la conducta evangélica y veremos, innegablemente, el progreso cada vez mayor de los núcleos que el Señor Jesús confió a los corazones necesitados de Luz y elevación.
Recordando aquí al Sublime Maestro cuando le pregunto a Pedro:
¿Pedro tú me amas? Y ante la respuesta afirmativa del venerable pescador le recomienda, lleno de júbilo, con el alma inundad de esperanza:
Si me amas, Pedro, apacigua mis ovejas”.
Un grupo mediúmnico es, en miniatura, un rebaño de ovejas.
Si el dirigente no ama lo suficiente, con el fin de “equilibrar al grupo en la onda de la comprensión y buena voluntad”, nunca podrá apaciguarlas ni conducirlas al redil de paz y de trabajo, dejándolas desamparadas a merced de los temporales y de las sorpresas del mundo de las sombras.

En el libro “En los Dominios de la Mediúmnidad” nos esclarece sobre la mediúmnidad en él se marcan directrices a seguir para el buen funcionamiento de la mediúmnidad, los hombres y mujeres con su lectura y análisis pueden dar amparo a los sufrientes del otro lado de la vida.
No es demasiado tarde para aplicarnos y procurar hacerlo mejor en nuestras actividades en el sector mediúmnico.
Y logrando con ello, que la Espiritualidad, examinándonos y observando nuestros sentimientos e intenciones en los trabajos, nos dispense amparo y orientación; trazándonos programas que atiendan sobre todo al elevado espíritu de fraternidad que presidió a todos los actos y palabras, pensamientos y actitudes de Nuestro Señor Jesucristo – El Médium de Dios.
Creemos que una intensificación del estudio de las obras básicas o clásicas, de la llamada "literatura de Pedro Leopoldo" y de tantos libros publicados por esclarecidos compañeros, contribuiría, sencillamente, para que los grupos mediúmnicos desorganizados se ajustasen al servicio superior, a la luz de los postulados doctrinarios.
Época vendrá, estamos seguros, en que los responsables de esos grupos sentirán la necesidad de convertirlos en legítimos "grupos mediúmnicos espíritas", y funcionando con segura orientación dentro de las normas cristianas de la Codificación, cuyo sentido de plena actualidad se consolida más y más en la conciencia de los espíritas de buena voluntad.
Leopoldo Cirne, luchador espíritu de los primeros tiempos, en mensajes transmitidos en Pedro Leopoldo, advierte en cuanto a la necesidad de remontarnos a las fuentes de la Codificación, para que se perseveren la pureza, la cristiandad y el sentido superior de la práctica mediúmnica.
Estimulemos, pues, el trabajo y el estudio.
Hablemos fraternalmente, de la simplicidad de que se debe revestir los trabajos mediúmnicos.
Resaltemos el elevado sentido espiritual que debe nortear el intercambio con los desencarnados.
Evidenciemos el imperativo de renovación moral subsiguiente de nuestra convivencia con las "sombras amigas".
Destaquemos el respeto que debemos a los emisarios del plano espiritual que nos compartieran, fuera del vehículo físico, las experiencias evolutivas.
Acentuemos el imperativo de ayudar, con nuestra amistas y nuestro desinterés, a los que nos precedieron en el "gran viaje".
Dejemos claro, finalmente, que los Espíritus menos esclarecidos no son esclavos nuestros, y sí, hermanos empeñados en la misma lucha redentora, con vistas a la redención de ellos y nosotros.
Colaboremos, en conclusión, para que los que se aficionan a la "Mediúmnidad extraviada" sean, mañana, bajo las bendiciones del Espiritismo, vanguardistas de la "Mediúmnidad con Jesús"...

Trabajo realizado por Merchita

Extraído del libro “Estudiando la Mediúmnidad” de Martins Peralva  



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Instintos Protectores

Charles Richet


Existes, y no es preciso emplear esfuerzos para enérgicamente defender tu existencia, o sea, obedecer a la fuerza que te ha sacado de la nada; esa fuerza se ha asegurado de tu obediencia, por procedimientos bien sencillos: los instintos protectores.
Irresistibles, instintos comunes a todos los seres vivos.
Esos instintos protectores, de modalidades tan diversas, son de tal forma universales, están de tal forma adaptados a una protección eficaz, que sería locura atribuirlos al azar.
¡Cómo! ¡Para asegurar la vida en la superficie terrestre, habría un azar, azar maravillosamente dispuesto, prolongado durante miles de siglos, propagándose sin excepción a todas las especies animales!
 ¡No! No fue el azar lo que ha creado esos instintos casi divinos, sobrehumanos en todos los casos, el miedo, la repulsa, el dolor, el hambre, el horror a la muerte.

Tomado del libro “LA GRAN ESPERANZA”

Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta
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