EL VALOR DEL AUXILIO
El valor del auxilio no está en la intención del que pide, más si en la intención del donador. Quien trabaja en el bien debe dar sin mirar a quien. Ante la Vida Mayor, como enseña Albino Teixeira, lo que vale es lo que hacemos a favor del bien. Si los que nos procuran traen el corazón envenenado, la mente llena de sospechas injustas y el ardid en los labios, es evidente que son los más necesitados. ¿Pues puede haber mayor necesidad de aquella que se ignora a sí misma?
Si los espíritus Superiores no advierten al médium en cuanto a las malas intenciones del consultante, es porque debe ser socorrido y el médium precisa aprender a auxiliar aun mismo cuando sea engañado.
El resultado de las buenas acciones es computado por la evolución. El retozón de hoy evolucionará mañana y acabará por avergonzarse de si mismo.
Precisamos considerar que la Tierra es aun un reducto de la ignorancia. El consultante malicioso ignora la extensión de su maldad. Tanto es así que busca la verdad a través de la mentira. No comprende la importancia del acto mediúmnico es por eso que no puede valorar lo que hace. Actúa inconscientemente en el uso de la propia conciencia. ¿Puede haber mayor alineación que esa? El médium, por el contrario, está en plena posesión de su conciencia volcada para el bien. ¿Puede haber mayor integridad moral en el comportamiento humano?
¿Qué importa si el consultante alardea que engaño al médium? ¿Acaso el médium no es una criatura humana y, por tanto falible? ¿Quiere el médium gozar de la inefabilidad, quiere tener algún privilegio en su condición humana? Mediúmnidad al servicio del bien, es aprendizaje como cualquier otro. Si el médium se sintiese infalible, estaría a la vera de la falencia. Es mejor fallar entre los hombres o delante de los hombres, por amor, que fallar ante la Espiritualidad Superior por vanidad y orgullo.
La obra mediúmnica sincera y noble no es afectada por algunos episodios de prueba. Los beneficios sembrados a través del trabajo digno no son despreciados por la maledicencia y la ignorancia. Los que recibieron el bien de que necesitaban sabrán multiplicarlo a su alrededor. Porque grande es el clamor de los que sufren y mezquino la mueca de los burlones. Proseguir en el buen combate, a la manera de Pablo, es el deber de todos los mediums al servicio del bien.
Por el hermano Saulo – del Libro: Dialogo de los Vivos, Médium: Francisco Cándido Xavier y J. Herculano Pires.
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TU CORAJE
"El verdadero coraje es demostrado por la manera como se enfrenta la batalla de la vida, en el diario vivir.
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Conviene no confundir el coraje con la temeridad.
Aquella es calma y constante, lúcida y creativa, mientras la otra se muestra desesperada, agresiva e irritada.
El coraje nace en la fe que sabe lo que desea y se empeña para conseguirlo.
Enfrenta los obstáculos sin debilitarse y resiste al tiempo sin perder valor.
Razona antes de actuar y permanece iluminado por el ideal mientras se mantiene en el campo de las disputas.
Demuestra tu coraje y actúa siempre con armonía y equilibrio."
Aquella es calma y constante, lúcida y creativa, mientras la otra se muestra desesperada, agresiva e irritada.
El coraje nace en la fe que sabe lo que desea y se empeña para conseguirlo.
Enfrenta los obstáculos sin debilitarse y resiste al tiempo sin perder valor.
Razona antes de actuar y permanece iluminado por el ideal mientras se mantiene en el campo de las disputas.
Demuestra tu coraje y actúa siempre con armonía y equilibrio."
(Vida Feliz -- Joanna de Angelis)
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La vida en la tierra es una escuela valiosa, para todos, todo en ella, constituye piezas valiosas en el engranaje de la evolución. Nada debemos maldecir, por no entender la función de las cosas en el perfeccionamiento de las criaturas. Nadie es culpable de nuestra ignorancia, ni siquiera nosotros mismos. Esta es la ley en todos los espacios del infinito, teniendo a Dios como su hacedor sabio y justo.
Todos tenemos cualidades que debemos despertar pues Cristo nos llama a todos para la operación urgente en los campos del perfeccionamiento. Él llama a la puerta de aquellos que tienen en las manos el secreto de cómo abrirlas, deseando que la Iglesia sea sustentada por la fe y por la gracia del Señor para que nos compenetremos de nuestros deberes ante Dios, la familia, los semejantes, respetando los derechos del prójimo, repartiendo con alegría aquello que tengamos para dar.
Sin olvidar nunca que “Hay un solo Dios sobre todas las cosas, al cual debemos amar con todas nuestras fuerzas y nuestro interés. Las regiones inferiores están para aquellos que no tienen responsabilidad y prefieren la inercia al trabajo.
La santidad cristiana es contraria a la corrupción, cuya ignorancia segrega y abriga los poderes del espíritu, desorientando igualmente, los sentimientos más elevados. Fue en este sentido que Cristo vino a encender el fuego y tiene prisa para que arda. Se aproxima el tiempo de la quema de la cizaña en medio del trigo de Dios. Nosotros somos las plantas nacientes en la labor del Maestro y Él el jardinero, de la Creación. Es necesario que nos despojemos del hombre viejo, para que la juventud nos cubra de ánimo en los servicios del bien; que la belleza envuelva toda nuestra figura , principalmente en lo que atañe a la moral y a las actitudes, y que nunca seamos insensibles a las necesidades de los otros, al dolor ajeno y a los infortunios ocultos. Busquemos pues la santidad; ella es la pureza que nos conmueve hasta el alma, porque es el Amor invitándonos a la serenidad constante.
Trabajar en beneficio de los otros, es ciertamente ayudarnos a nosotros mismos, porque estamos unidos unos a los otros por lazos indestructibles, y el Amor de Dios para con nosotros corre por esos hilos vitales que hacen de la humanidad una constelación; el cumulo de estrellas humanas se interliga por ley de justicia y necesidades de unos para con los otros.
Pablo de Tarso dice que aquel que roba no debe hacerlo más; el que desprecia el trabajo honesto, se revista de honestidad; aquel que se enoje por cualquier motivo, que se esfuerce por perdonar, y quien cultiva la melancolía desde el amanecer, que haga como el sol, desprendiendo rayos de alegría al terminar la madrugada. No dejemos que los pensamientos se desprendan de los labios, sin que antes hayan sido analizados, para que el escándalo no se procese por nosotros y perturbe a los otros. Es imprescindible que el que se decide a seguir a Cristo, que imite a los santos, que imitaron a Cristo, que imitó a Dios. La codicia nos engaña y la transitoriedad de la falsa virtud nos desanima ante la vida. Toda adquisición duradera requiere tiempo y el tiempo busca espacio y este apura las cosas para que ellas sean permanentes.
Por eso abandonemos las tinieblas que oscurecen nuestros sentimientos, que desanima la razón, que incentivan la tristeza. No es necesario que abandonemos todo para seguir a Cristo; esto sería salirnos de un extremo para ir al otro y quedarnos del mismo modo que antes. Es sensato que utilicemos todo con nobleza de sentimientos, teniendo al Maestro como filtro, con el fin de que todo llegue con pureza y dignidad.
Todos debemos amarnos unos a los otros como Jesús nos amó, por lo menos, lo tenemos que intentar sin interrupción, hagamos eso en nombre de la paz. Esta es la mayor coraza que nos protege contra cualquier envestida de la ignorancia o de los enemigos que quieran apoderarse de nosotros, procedentes del exterior, u oriundos del corazón. Aceptemos a Cristo como un verdadero Dios, que vino a la tierra por misericordia, que lejos de olvidar a sus hermanos, se detuvo con ellos, para mostrarles el Camino la Verdad y la Vida, si le seguimos no nos perderemos. Para que Cristo descendiese a la Tierra, fue necesario que los ingenieros siderales limpiasen la atmosfera del planeta, para que los atentados contra la Buena Nueva del reino de Dios no generasen alteraciones.
Una falange de Ángeles apareció en la Tierra, retirando de ella dos billones de espíritus inferiores, cuya animalidad rayaba hasta lo imposible. Ellos mismos se organizaron, por haber en medio de aquella multitud seres de alto prestigio intelectual, grandes magos, diseñadores habilidosos, artistas consagrados, no faltaban en la gran metrópolis de las sombras, especialistas en todas las aéreas del conocimiento. Sin embargo la justicia de Dios, su inmensurable bondad, organiza y organizo trabajos indescriptibles para educarnos y educar a aquellos seres depravados, almas desviadas de la Paz y del Bien, en su aspecto de Amor, pues ese es el derrotero por el cual no se perderá ni un tilde, en todos los hechos, en las acciones y reacciones de todos los seres.
Siempre grandes misioneros, han equilibrado el mundo doctrinario, no dejando desaparecer la fe en Dios y los ejercicios espirituales en busca de los sentimientos altruistas. Los grandes místicos son como los altavoces unidos en el amplificador divino, por cuyo micrófono habla Cristo, en nombre de Dios, procurando despertar en los hombres de buena voluntad, la esperanza.
La sabiduría del Padre Celestial cura la obstinación de las almas envenenadas en la venganza y en el odio, utilizando espíritus de la misma escala evolutiva, con los mismos sentimientos en decadencia, y, por impactos, ambos despiertan con el tiempo, por la terapia milagrosa del dolor. El espacio es utilizado como medicamento en garantía de la verdad en la que nadie se pierde, porque todos somos hijos de Dios, con los mismos derechos y deberes compatibles. Lo que llamamos Mal es, en el fondo, un Bien nacer.
Este trabajo ha sido extraído por Merchita del libro Francisco de Asís.
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Sobre el perdón... El perdón a quien beneficia? De forma inmediata es a nosotros mismos. Sin embargo haber sido los afectados también nos ha beneficiado porque no tendríamos compasión sino conociéramos el dolor de haber sido ofendidos… y tampoco sabríamos lo que cuesta perdonar de no ser así. Tampoco sabríamos lo que se siente tener que pedir perdón si jamás ofendimos a nadie ni cuán humillante puede resultar para alguien el aceptar una grave falta y encima enfrentar a su víctima con el arrepentimiento. El beneficio es mutuo. Perdonar nos sirve de mucho, no
dejando de nuestra parte residuos de odios inconclusos que se alarguen, incluso por existencias. Nadie es un diamante que todos quieran tener, así que todos tenemos nuestros defectos y virtudes, amores, y temores, errores y aciertos. Todos tenemos obsesores en nuestra existencia, algunos mas otros menos pero nadie está exento de esta situación. Y si están a nuestro lado es porque de alguna forma Dios lo ha permitido y si lo ha permitido no es para torturarnos sino para que tanto ese hermano como nosotros en algún momento lleguemos al punto donde las manecillas del reloj del perdón y el arrepentimiento se encuentren y se logre romper el circulo del odio. Parte de esos trabajos que se realizan en los centros espiritas es precisamente ese, esa reconciliación entre dos hermanos que no se toleran, que en el fondo no es más que un profundo dolor que ha sido causado por el otro, y ese hermano no sabe canalizarlo sino como una posible venganza . Pero no estamos solos en esta tarea, sino que nuestros guías de hacer falta los tranquilizan o hacen para que se mantengan al margen, no excediendo así la verdadera Justicia Divina. Los que hoy se odian, mañana pueden llegar a ser grandes amigos. No olvidemos que el perdón es una beneficio grande para quien lo ejerce, pues gana para sí mismo y para el otro, que al ver el arrepentimiento podría ablandar su corazón y llegar a la reconciliación que tanto se desea. Pidamos muchas veces perdón a Dios por lo que
sabemos y lo que no sabemos, pero siempre confiemos en la justicia divina que no da ni más ni menos, sino lo que en justicia nos corresponde. De nuestra parte está poner en práctica el tan conocido pensamiento: “Sin caridad no hay salvación.”
Claribel Diaz
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