sábado, 25 de junio de 2016

Infancia espiritual





     CARTA RECIBIDA POR ALLAN KARDEC

      Una cuestión de prioridad en materia de Espiritismo 
 
Uno de nuestros suscriptores, el Sr. Ch. Renard, de Rambouillet, nos ha dirigido la siguiente carta: «Señor y digno hermano en Espiritismo: leo o, mejor dicho, devoro con un placer indecible los números de vuestra Revista, a medida que los recibo. Esto no es sorprendente de mi parte, considerando que mis padres eran adivinos de generación en generación. Una de mis tías abuelas había incluso sido condenada a la hoguera por contumaz en el crimen de Vauldrie y por asistente al sabat; ella sólo evitó la hoguera refugiándose en la casa de una de sus hermanas, abadesa de religiosas de clausura. Esto hizo que yo heredase algunas migajas de Ciencias ocultas, lo que no me ha impedido de pasar por la creencia en el materialismo – si es que ahí existe fe – y por el escepticismo. 

En fin, cansado, enfermo de negación, las obras del célebre extático Swedenborg me condujeron a la verdad y al bien; al volverme también extático, me aseguré ad vivum de las verdades que los Espíritus materializados de nuestro globo no pueden comprender. He tenido comunicaciones de toda especie: hechos de visibilidad, de tangibilidad, de aportes de objetos perdidos, etc. Buen hermano, ¿tendríais 
la bondad de insertar la siguiente nota en uno de vuestros números? Ciertamente no es por amor propio, sino debido a mi condición de francés. 

«Las pequeñas causas producen a veces grandes efectos. Aproximadamente en 1840 conocí al Sr. Cahagnet, tornero ebanista, que había venido a Rambouillet por razones de salud. En mi aprecio a este obrero – fuera de lo común por su inteligencia –, lo inicié en el magnetismo humano; un día le dije: Tengo casi la certeza de que un sonámbulo lúcido está apto para ver las almas de los que han fallecido y con ellas entablar conversación; él se quedó sorprendido. Lo estimulé a que hiciera esta experiencia cuando encontrase un sonámbulo lúcido; tuvo éxitos y publicó un primer volumen de experiencias de necromancia, seguido de otros volúmenes y opúsculos que en América han sido traducidos con el título de Telégrafo Celestial (Télégraphe céleste). Después el extático Davis publicó sus visiones y averiguaciones sobre el mundo espírita. Franklin hizo investigaciones que desembocaron en manifestaciones y en comunicaciones más fáciles que en otros tiempos. En los Estados Unidos, las primeras personas de las que él se sirvió como mediadoras fueron la señora viuda de Fox y sus dos hijas. Hay una coincidencia demasiado singular entre este nombre y el mío, ya que la palabra inglesa fox significa en francés renard (zorro). 

«Hace mucho tiempo que los Espíritus me habían dicho que era posible comunicarse con los Espíritus de otros globos y recibir de ellos dibujos y descripciones. Expuse esto al Sr. Cahagnet, pero él no fue más lejos que nuestro satélite. 

«Estoy a vuestra disposición, etc.» 

Ch. Renard 

Nota – La cuestión de prioridad en materia de Espiritismo es, indiscutiblemente, una cuestión secundaria; pero no es menos notable que desde la importación de los fenómenos americanos, una multitud de hechos auténticos – ignorados por el público – han revelado la producción de fenómenos semejantes, tanto en Francia como en otros países de Europa, en una época contemporánea o anterior. Es de nuestro conocimiento que muchas personas se ocupaban de comunicaciones espíritas bien antes de que fuera tratada la cuestión de las mesas giratorias, y nosotros tenemos prueba de esto con fechas precisas. 

El Sr. Renard parece ser de este número, y según él sus ensayos no habrían sido ajenos a los que han sido hechos en América. Registramos su observación como interesante para la historia del Espiritismo y a fin de probar, una vez más, que esta ciencia tiene sus raíces en el mundo entero, lo que quita toda posibilidad de éxito a los que desearían oponerle una barrera. Si la sofocan en un punto, renacerá más vivaz en otros cien, hasta el momento en que – ya no siendo más posible la duda – ha de ocupar su lugar entre las creencias usuales; entonces, será realmente preciso que sus adversarios, quiéranlo o no, se resignen. 

Allan Kardec 
Revista Espirita 1858
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                         HERIR SUCEPTIBILIDADES 
   
Es muy caprichosa la naturaleza humana y siempre será muy dificil poder decir que conocemos a alguien a fondo. Podemos decir que conocemos determinada persona, hasta donde ella permita que la conozcamos, pero dificilmente alguien abre su alma hasta el punto de mostrarse por entero, siempre dificultando un perfecto conocimiento de su interior,

Es ese el principal punto que puede estropear muchas relaciones, pues ese “ocultar” el interior, podrá llevarnos a ofender a quien estuviera con nosotros.

Aunque lo hagamos involuntariamente, siempre quedará alguna molestia. Que puede provocar una “bola de nieve”, desencadenando ciertos malos entendidos que podrían ser evitados, si hubiese un diálogo franco, honesto y esclarecedor, para dejar claro hasta qué punto se puede llegar sin provocar disgusto.

Algunas veces, por no querer ofender a la pareja, podremos entristecerla justamente por ese cuidado, por más paradoja que pueda parecer tal situación. Intentando ser agradable, ofendemos. Y ahora, ¿qué hacer?

Apenas un conocimiento profundo puede permitir una pareja feliz. Pero para que tal ocurra, se hace necesario que haya aquel diálogo de apertura, en que ambos pudieran colocar las cartas sobre la mesa, dejando claro hasta qué punto se puede llegar, sin causar susceptibilidades, sin provocar resentimientos.

Por otro lado, también nosotros jamás nos mostraremos por entero a nuestra pareja, estando igualmente sujetos para recibir un tratamiento no siempre conducido como desearíamos.

Muchas relaciones, personales o comerciales sufren conmoción o incluso terminan por causa de ese pormenor. Por no haber un buen acierto de cuentas iniciales.

Los problemas siempre existirán, pero los efectos podrán ser minimizados si hubiera por lo menos comprensión de parte a parte. Tendremos que entender que es muy difícil encontrar a alguien con el mismo temperamento, que piense igualito, que sea nuestro clon.

Por tanto, necesitaremos saber suavizar aristas, procurando amoldarnos a la personalidad de nuestra pareja, aceptándola, para que seamos aceptados. Es importante cifrar que ese entendimiento no puede ser unilateral, o sea, no es lícito esperar que apenas una parte ceda.

Tiene que haber reciprocidad en todas las cosas. Ambos necesitan aceptarse. Ambos necesitan ceder en alguna cosa, modificando algo en su personalidad, para que la máquina se adapte y ruede suavemente. Estando ambos imbuidos de ese espíritu de solidaridad, será más fácil limar aristas que surgieran por toda la vida (siempre habrá alguna pequeña fluctuante…), permitiendo así que la relación sea feliz y duradera.

Con buen entendimiento cualquier dificultad podrá ser superada. Pero si una de las partes insistir en llevar todo a hierro y fuego, queriendo siempre hacer prevalecer su manera de pensar, fatalmente la cosa no llegará a buen término. En una hora la paciencia podrá explotar, y será el fin de todo.

Es por factores así, que muchas veces vemos parejas (profesionales o amorosas), que podrían ser muy buenas, simplemente se desmoronan, terminando con algo que parecía prometedor.

Siempre provocando aquel comentario: “Que pena… Parecía que se entendían tan bien…” y el entendimiento podría incluso haber sido perfecto, pero por incomprensión, lo que podría ser apenas un pequeño desorden, vendría un caballo de batalla. Se puede decir cosas irremediables en el calor de una discusión, y como resultado fin de todo.

Y habría sido tan fácil de evitar. Bastaría un poco más de comprensión, pensar antes de decir algo definitivo, y un fin de relación habría sido evitado. Pensar antes de hablar. Procurar saber hasta donde se puede llegar en aquello que se habla. Evitar herir susceptibilidades, llevando la situación que entristezca.
Ese es el asunto. Dialogar antes de discutir. Piensa antes de hablar. Saber exlicar. Saber oír. Y principalmente, no amargar. Nada ganamos hiriendo suceptibilidades. Saber oír las explicaciones, incluso que no las queramos aceptar. Todo hecho tiene dos versiones, y no siempre la nuestra es exacta. Vamos a aprender a oír el otro lado. Erraremos menos obrando así, estén seguros…

La misma cosa en la vida. Existen personas que se complacen en perseguir, intentar irritar a alguien de quien no gustan, o que no se gusta. No se conforman cuando encuentran a alguien que no aprecia su presencia, su modo de ser, y parten para la agresión gratuita. Es lamentable, pero realmente existen personas así. La receta es vivir y dejar vivir. Es usar la tecla de la vida. Por qué insistir en intentar polemizar, basta a cada cual que cuide de su espacio.
 Marcial Salaverry
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                                         INFANCIA ESPIRITUAL

Es muy famoso el pasaje evangélico en el cual Jesús afirma: Dejad que vengan a mí los niños..
El Maestro divino aprovechaba los menores hechos de la vida para suministrar sublimes lecciones.

La primera idea que se extrae del pasaje se refiere a la imagen de pureza que los niños presentan.
Siendo todos ellos Espíritus que ya encarnaron numerosas veces, algunos son más bondadosos y puros que otros.

Pero la candidez es inherente a la infancia, a fin de inspirar en los adultos los cuidados necesarios a la atención de su fragilidad.

Justamente de ese aspecto de la fragilidad surge una importante lección de las palabras de Jesús.
Los niños necesitan de orientación y cuidados.

Ellos son frágiles e impresionables.

Quien convive con niños necesita de una cierta dosis de abnegación, a fin de gastar el tiempo necesario enseñándoles y amparándoles en sus dificultades.

Ocurre que la fragilidad material que caracteriza la infancia es bastante breve.

Hay otro género de fragilidad mucho más duradera y penosa..
Se trata de la infancia espiritual de las criaturas.

Los Espíritus que habitan el planeta Tierra no se encuentran todos en el mismo nivel evolutivo.
Muchos de ellos ya comprenden sus deberes esenciales en la fase de la vida.

Saben que es imposible construir la propia felicidad sobre la desgracia ajena.

Entienden que no hay felicidad sin paz y ni paz sin conciencia.

Así, jamás se permiten hacer el mal al prójimo.

Quien ya interiorizó el respeto a la ley divina alcanzó la madurez espiritual.
Mientras tanto, una parcela muy sustancial de los Espíritus vinculados a la Tierra permanece infantil, bajo ese aspecto.

Ellos presentan en el mundo, muchas veces, una imagen odiosa.

No importa la posición social que ocupen, su fragilidad moral siempre se evidencia.

Donde quiera que estén, buscan tener ventaja, a costa de los otros.
Si son poderosos y sofisticados, se envuelven en vergonzosos negocios.

Si son pobres, también hieren al prójimo, aunque en menor grado.
Aunque susciten mucha antipatía, en verdad son lamentables, en su inconsistente moral.
Sus actos apartados de la ética les preparan días de dolor y decepción.
Al final, la Ley Divina es perfecta y nadie jamás la consigue burlar.

*  *  *
Al respecto de esos hermanos infantiles, conviene reflexionar sobre el mensaje de Jesús.

No es digno del espírita el deseo de exterminar a quien sigue por detrás.

Todos somos ovejas del rebaño del Cristo y ninguno de nosotros se perderá.
Es preciso corregir a esos hermanos y detener sus actos, inclusive para que no se degraden en sus desatinos..
Pero nunca debemos odiarlos o abandonarlos.

Aun más que los niños, ellos necesitan de orientación.

Piense en eso.

Redacción  de Momento Espírita


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                             ¿Qué es un médium?


mediumnidadHaga lo mejor que pueda, en cualquier situación, con tanta devoción a la felicidad ajena, que no sufra arrepentimiento o remordimiento en tiempos de crisis.
André Luiz Espíritu.

Es esta una pregunta que a veces nos puede ser planteada por personas que no están relacionadas con el Mundo Espiritual, o que inclusive dentro de él, no lo tienen demasiado claro y desearían que con la explicación de unas pocas palabras pudieran adquirir el conocimiento de algo tan complejo que todo ser humano tiene en grados distintos, según nos enseña El Espiritismo.  Siendo éste un fenómeno psíquico de origen orgánico, pero con la manifestación espiritual.
Indudablemente estudiando “El Libro de los Médiums” de la Codificación Espírita,  encontraríamos amplia documentación informativa a este planteamiento que es desconocido en su profundidad por una inmensa mayoría de seres. Ellos han tenido la referencia a través de los medios de comunicación o de terceras personas de forma ambigua, que no representa formalmente la realidad, formándose así un concepto confuso y nada esclarecedor del tema que nos ocupa.
Hace unos días visionando una grabación en vídeo del programa de TV “Otra Dimensión” de Tele5, realizado en España por el médium brasileño José Medrado, conocido en Alcázar de San Juan por sus trabajos “Psicopictóricos” pudimos advertir la contestación tan sencilla y al tiempo tan aclaratoria que él mismo dio al presentador de la serie Félix Gracia, que inició la entrevista precisamente con esta pregunta que encabeza este comentario: “ ¿Qué es un médium?”
“El médium es una persona que tiene la capacidad de estar entre dos mundos. El mundo de los Espíritus y el mundo físico. El médium es una especie de punto de ligación entre esas dos existencias de una única vida, que es la vida del Espíritu”.
Analizando la respuesta de José Medrado, tan concreta y precisa, apreciamos en su contenido la gran responsabilidad que el médium adquiere. Responsabilidad en su comportamiento del día a día. Tanto físico como espiritual. Así como en el esfuerzo de su formación basado en el estudio que le llevará a su progreso intelectual y moral. Dedicación constante, pues recordemos que la ignorancia es el alimento de los oportunistas.
Frecuentar un Centro Espírita serio, bien orientado, que esté bien capacitado y armonizado para que el médium pueda adquirir una preparación adecuada y se desarrolle, teniendo siempre presente que es el instrumento de interconexión entre los dos mundos, y que cuanto más “afinado” se encuentre más fácilmente podrán utilizarlo los buenos Espíritus para hacernos llegar sus comunicaciones.
Entre las normas a seguir, nuestros amigos espirituales nos recomiendan, que el alimento a ingerir el día de trabajo mediúmnico ha de ser sólo el necesario. Procurar apartar el uso del tabaco, alcohol, etc. Pensamiento elevado. Si se puede, debido a las obligaciones del día, recogimiento y oración. Y sobre todo, evitar frecuentar lugares donde se agrupen gran cantidad de personas, almacenes, hospitales, reuniones de cualquier tipo, etc., ya que suelen aportar a través de sus estados psíquicos y físicos, vibraciones que no benefician la labor a realizar. Pues el médium, es la fuerza de un imán inimaginable y capta atrayendo hacia sí, lo mejor e inferior de su entorno.
Vigilancia continua es una de las obligaciones fundamentales de un buen médium para no verse sorprendido en sus funciones. Aquellas con las que se comprometió en el Mundo Invisible, cuando se programó con sus “Mentores Espirituales” una nueva reencarnación de su vida física aquí en la Tierra, reparando errores del pasado.
Juan Miguel Fernández Muñoz
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197 – ¿El Espíritu de un niño, muerto en edad temprana, está tan adelantado como el de un adulto?
– A veces mucho más, porque puede haber vivido más y tener mayor experiencia, sobre todo si progresó.
– ¿El Espíritu de un niño puede, pues, estar más adelantado que el de su padre?
– Esto es muy frecuente; ¿acaso no veis muchas veces eso en la Tierra?

198 – ¿Pertenece a una categoría superior el Espíritu de un niño que por haber muerto a tierna edad, no pudo hacer mal?
– Si no hizo mal, tampoco ha hecho bien y Dios no le libra de las pruebas que debe soportar. Si es puro no se debe a que sea un niño, sino a que progresó mucho.

199 – ¿Por qué se interrumpe con frecuencia la vida, en la infancia?
– La duración de la vida de un niño puede ser para el Espíritu 
que está encarnado en él, el complemento de una existencia interrumpida antes del tiempo marcado, y su muerte, la mayor parte de las veces, es una prueba o una expiación para los padres.
– ¿Qué le sucede al Espíritu de un niño que murió en edad temprana?
– Vuelve a empezar una nueva existencia.
Si el hombre tuviese una sola existencia y si después de esa existencia su suerte futura quedase decidida para la eternidad, ¿cuál sería el mérito de gran parte de la especie humana que muere en edad tierna, para disfrutar, sin esfuerzos, de la felicidad eterna y con qué derecho quedaría eximida de las condiciones, tan duras a veces, impuestas a la otra mitad? Semejante orden de cosas no podría estar conforme con la justicia de Dios. Por la reencarnación, la igualdad es para todos; el futuro pertenece a todos sin excepción y sin favoritismo para nadie; los que llegan de último no pueden culpar por ello sino a sí mismos. El hombre debe tener el mérito de sus actos, como tiene la responsabilidad de ellos.
Por otra parte, no es racional, considerar a la infancia como un estado normal de inocencia. ¿No se ven niños dotados de los peores instintos en edad en la cual la educación no ha podido aún ejercer su influencia? ¿No les vemos que parecen haber traído desde la cuna la astucia, la falsedad, la perfidia y hasta los instintos de robo y asesinato, no obstante los buenos ejemplos dados por los  que conviven con él? La ley civil les absuelve de sus acciones porque dicen que actúan sin discernimiento, y tienen razón, porque, en efecto, actúan más por instinto que por su propia voluntad. Pero, ¿de dónde pueden provenir esos
instintos tan diferentes en niños de la misma edad, educados en las mismas condiciones y sometidos a las mismas influencias? ¿De dónde procede esa perversidad precoz, sino de la inferioridad del Espíritu, puesto que la educación no contribuyó para ello? Los que son viciosos, lo son porque sus Espíritus han progresado menos, y sufren entonces las consecuencias, no de sus actos de niño, sino de los de sus existencias anteriores. Es así como la ley es la misma para todos y a todos alcanza la justicia de Dios.

EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS. ALLAN KARDEC.
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Jesús, Kardec y nosotros




Naturaleza de las comunicaciones.


Comunicaciones groseras, frívolas, formales o instructivas.

Todo efecto que revela en su causa un acto de libre voluntad, por insignificante que sea este acto, acusa por esto mismo una causa inteligente. 

De este modo, un simple movimiento de una mesa que responde a nuestro pensamiento, o presenta un carácter intencional, puede considerarse como una manifestación inteligente. 
Si el resultado se limitara a esto solo, tendría para nosotros un interés muy secundario; sin embargo, algo sería ya el habernos dado una prueba de que hay en estos fenómenos otra cosa más que una acción puramente material; pero la utilidad práctica que sacaríamos de eso sería para nosotros nula, o al menos muy restringida; otra cosa sucede cuando esta inteligencia adquiere un desarrollo que permíte un cambio regular y seguido de pensamientos; entonces ya no son simples manifestaciones inteligentes, sino verdaderas comunicaciones. 

Los medios de que disponemos hoy día permiten el obtenerlas tan extensas, tan explícitas y tan rápidas como las que nos comunicamos con los hombres. 

Si nos penetramos bien, según la "escala espiritista" (Libro de los Espíritus, núm. 100), de la variedad infinita que existe entre los Espíritus, bajo el doble aspecto de la inteligencia y de la moralidad, se concebirá fácilmente la diferencia que debe haber en sus comunicaciones; en las que debe reflejarse la elevación o la bajeza de sus ideas, su saber y su ignorancia, sus vicios y sus virtudes; en una palabra no deben parecerse las unas a las otras, ni más ni menos que las de los hombres, desde el salvaje al europeo más ilustrado. 
Todos los matices que presentan pueden agruparse en cuatro categorías principales; según sus caracteres más marcados, son, pues, "groseras, frívolas, formales e instructivas". 

Las "comunicaciones groseras" son aquellas que se traducen por expresiones que hieren la decencia. No pueden emanar sino de Espíritus de baja clase, manchados todavía con todas las impurezas de la materia, y no difieren en nada de las que podían dar los hombres viciosos y groseros. Repugnan a toda persona que tiene la menor delicadeza de sentimientos; porque son, según el carácter de los Espíritus, triviales, deshonestas, obscenas, insolentes, vanidosas, malévolas y aun impías. 

Las "comunicaciones frívolas" emanan de los Espíritus ligeros, burlones y traviesos, más maliciosos que malvados, y no dan ninguna importancia a lo que dicen. Como no tienen nada de indecentes, gustan a ciertas personas que se divierten con ellas y encuentran placer en estos entretenimientos fútiles en que se habla mucho para no decir nada.
Estos Espíritus dicen de vez en cuando agudezas espirituales y satíricas, y en medio de sus chistes vulgares dicen algunas veces duras verdades que tocan casi siempre en el blanco. Estos Espíritus ligeros pululan alrededor de nosotros y aprovechan todas las ocasiones para mezclarse en las comunicaciones; la verdad es el menor de sus cuidados; por eso tienen el pernicioso placer de mixtificar a aquellos que tienen la debilidad y algunas veces la presunción de creerlos bajo su palabra. 
Las personas que se complacen con esta clase de comunicaciones dan, naturalmente, acceso a los Espíritus ligeros y mentirosos; los Espíritus formales se alejan de ellos como sucede entre nosotros, que los hombres formales se alejan de las reuniones de los atolondrados. 

Las "comunicaciones formales" son graves en cuanto al objeto y a la manera como se hacen. Toda comunicación que excluye la frivolidad y la grosería, y que tiene un fin útil, aunque fuese de interés privado, es por lo mismo formal; pero no por esto está siempre exenta de errores. 
Los Espíritus formales no todos tienen igual ilustración. Hay muchas cosas que ellos ignoran y sobre las cuales pueden engañarse de buena fe; por eso los Espíritus verdaderamente superiores nos aconsejan sin cesar, que sometamos todas las comunicaciones al examen de la razón y de la más severa lógica. 

El preciso, pues, distinguir las comunicaciones "verdaderamente formales" de las "falsas formales", y esto no es siempre fácil, porque es a favor de la misma gravedad del lenguaje ciertos Espíritus presuntuosos o falsos sabios procuran hacer prevalecer las ideas más falsas y los sistemas más absurdos; y para hacerse más verídicos y darse más importancia no tienen escrúpulo en adornarse con los nombres más respetables y más venerados. 

Ese es uno de los grandes escollos de la ciencia práctica; volveremos a tratar de ello más adelante, con toda la extensión que necesita un objeto tan importante, al mismo tiempo que daremos a conocer los medios de precaverse contra el peligro de las falsas comunicaciones. 

Las "comunicaciones instructivas" son las comunicaciones formales que tienen por principal objeto alguna enseñanza dada por los Espíritus sobre las ciencias, la moral, la filosofía, etc. Son más o menos profundas, según el grado de elevación o de "desmaterialización" del Espíritu. Para sacar de estas comunicaciones un fruto real, es preciso que se regularicen y se continúen con perseverancia. Los Espíritus formales se interesan por aquellos que quieren instruirse y los secundan, mientras que dejan a los Espíritus ligeros el cuidado de divertir a los que sólo ven en estas manifestaciones una distracción pasajera. 

Por la regularidad y la frecuencia de estas comunicaciones es como se puede apreciar el valor moral e intelectual de los Espíritus con los cuales uno se comunica, y el grado de confianza que merecen. Si la experiencia es necesaria para juzgar a los hombres, mayor se necesita para juzgar a los Espíritus. 

Dado a estas comunicaciones la calificación de "instructivas", nosotros las suponemos "verdaderas", porque lo que no fuese "verdadero" no podría ser "instructivo", aunque se dijera con el lenguaje más imponente. 

No podríamos, pues, colocar en esta categoría ciertas enseñanzas, que no tienen de formal sino la forma, a menudo pomposa y enfática, con ayuda de la cual los Espíritus más presuntuosos que sabios, que las dictan, pretenden hacer ilusión; pero estos Espíritus, no pudiendo suplir el fondo que no tienen, no podrían sostener mucho tiempo su papel; pronto descubren su flanco débil, por poco que continúen sus comunicaciones o se sepa acosarlos hasta sus últimos atrincheramientos.

Los medios de comunicación son muy variados. 
Los Espíritus obran sobre nuestros órganos y sobre todos nuestros sentidos; pueden manifestarse a la vista en las apariciones, al tacto por impresiones tangibles, ocultas o visibles, al oído por ruidos, al olfato por olores sin causa conocida.

Este último modo de manifestarse, aunque muy real, es sin contradicción el más incierto por las numerosas causas que pueden inducir en error, por lo que no nos ocuparemos de ello. Lo que debemos examinar con cuidado son los diversos medios de obtener comunicaciones, es decir, un cambio regular y continuado de pensamientos. Estos medios son: "los golpes", la "palabra y la escritura".(*) 

(*) Desarrollados en "El Libro de los Médiums" de Allan Kardec 

Extraído de: "El Libro de los Médiums" de Allan Kardec


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JESUS ,KARDEC Y NOSOTROS 

Si Jesús se considerase tan puro,al punto de no tolerar el contacto con las debilidades humanas,si admitiese que todo debe ser exclusiva obra de Dios.si nos reconociese irremediablemente perdidos en la rebeldía y la delincuencia,si condicionase el desempeño de su apostolado al solo apoyo de los hombres mas cultos,si aguardase el poder del dinero o de las influencias políticas o si retrocediese frente al al sacrificio para el cumplimiento de su misión,con seguridad que no conoceríamos la luz del Evangelio que nos aclara el camino de nuestra emancipación espiritual. 

Si Allan Kardec sobrestimase la elevada posición que ocupaba en el círculo de la aristocracia intelectual,colocando sus merecidos títulos y honra por encima de sus propias convicciones,si permaneciese a la expectativa de la adhesión de personalidades ilustres al mensaje de que fue portador,si esperase la ayuda financiera para lanzarse a la tarea,si evaluase sus dificultades de educador,con escaso tiempo para dedicar a otros compromisos que los de su magisterio,o si s detuviese frente a las calumnias e injurias que se le interpusieron en su camino,no tendríamos la codificación de la doctrina espiritista que complementa al evangelio y nos brinda el conocimiento de responsabilidad frente a la vida. 

Reflexionando en Jesús y Kardec,quedamos sin comprender nuestra incompetencia cuando nos declaramos demasiado virtuosos,ocupados,instruídos,tímidos,incapaces o decepcionados paa atender nuestras obligaciones para con la Doctrina Espiritista.Tanto es asi que si ellos-el Maestro y el Apóstol-pasaron entre los hombres sufriendo dilaceraciones y ejemplificando el bien por amor a la verdad,mientras nosotros,conciencias endeudadas,eludimos el aprender y el servir en nuestro propio provecho,indiscutiblemente estaremos,sin percibirlo,bajo la hipnósis de una obsesión oculta que se manifiesta con sensatez por fuera y locura por dentro. 
EMMANUEL
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Pérdida de seres queridos.

      Muertes prematuras 


Cuando la muerte viene a segar en vuestras familias, llevándose sin contemplación a los jóvenes antes que a los ancianos, decís con frecuencia: 
Dios no es justo, puesto que sacrifica a éste que es fuerte y lleno de futuro, para conservar a los que vivieron largos años plenos de desengaños; puesto que se lleva a los que son útiles y deja a los que no sirven para nada; puesto que destroza el corazón de una madre, privándole de la inocente criatura que constituía toda su alegría. 
Humanos, en esto es que tenéis necesidad de elevaros por encima de las pequeñeces de la vida terrestre para comprender que el bien está con harta frecuencia, donde creéis ver el mal, la sabia previsión donde vosotros creéis ver la ciega fatalidad del destino. ¿Por qué medir la justicia divina por el valor de la vuestra? 
¿Podéis pensar que el Señor de los mundos quiera, por un simple capricho, imponeros penas crueles? Nada se hace sin un objetivo inteligente, y cualquier cosa que suceda, todas tienen su razón de ser. 
Si escudriñaseis mejor todos los dolores que os atormentan, encontraríais siempre la razón divina, razón regeneradora y vuestros miserables intereses serían una consideración secundaria que relegaríais a un último plano. 
Creedme, la muerte a los veinte años es preferible para la reencarnación a esos desarreglos vergonzosos que desolan familiashonradas, rompen el corazón de una madre y hacen encanecer antes de tiempo los cabellos de los padres. Con frecuencia, la muerte prematura, es un gran beneficio que Dios concede al que se va y que de este modo se encuentra preservado de las miserias de la vida, o de las seducciones que habrían podido arrastrarle a su perdición. El que muere en la flor de la edad, no es víctima de la fatalidad, sino que Dios juzga que le es útil no permanecer por más tiempo en la Tierra. 
Es una terrible infelicidad, decís, que una vida tan llena de esperanza, haya sido tan pronto interrumpida. ¿De qué esperanza queréis hablar? ¿De las de la Tierra, de donde el que se va hubiera podido brillar, hacer su carrera y su fortuna? ¡Siempre esa visión estrecha que no puede elevarse sobre la materia! ¿Sabéis cuál sería la suerte de esa vida tan plena de esperanzas, según vosotros? 
¿Quién os dice que no podría estar llena de amarguras? ¿Entonces, para nada contáis las esperanzas de la vida futura, cuando preferís las de la vida efímera que arrastráis en la Tierra? ¿Acaso pensáis que vale más tener una posición entre los hombres, que entre los Espíritus bienaventurados? 
Regocijaos, en vez de quejaros, cuando Dios quiere retirar a uno de sus hijos de este valle de miserias. ¿No hay egoísmo en desear que permaneciese ahí para sufrir con vosotros? ¡Ah! Este dolor se concibe en el que no tiene fe y que ve en la muerte una separación eterna; pero vosotros, espíritas, sabéis que el alma vive mejor desembarazada de su envoltura corporal; madres; vosotras sabéis que vuestros hijos muy queridos, están cerca de vosotras; sí, están muy cerca; sus cuerpos fluídicos os rodean, sus pensamientos os protegen, vuestro recuerdo los embriaga de alegría, pero también vuestros dolores infundados les afligen, porque denotan falta de fe y son una rebelión contra la voluntad de Dios. 
Vosotros que comprendéis la vida espiritual, escuchad los latidos de vuestro corazón llamando a esos seres muy amados y si rogáis a Dios para bendecirles, sentiréis en vosotros esos consuelos poderosos que secan las lágrimas y esas aspiraciones maravillosas que os mostrarán el futuro prometido por el soberano Señor. 

(SANSÓN, Ex miembro de la Sociedad Espírita de París, 1863). 
“Evangelio según el espiritismo” pág 129

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El alma, antes de su unión con el cuerpo, ¿comprende la ley de Dios mejor que después de su encarnación?
- La comprende, según el grado de perfeccionamiento a que haya arribado, y conserva su recuerdo intuitivo después de su unión con el cuerpo. Pero los malos instintos del hombre hacen que con frecuencia la olvide.
. ¿Dónde está escrita la ley de Dios?
- En la conciencia.*
¿Ha dado Dios a ciertos hombres la misión de revelar su ley?
- Por cierto que sí. En todo tiempo ha habido hombres que recibieron esa misión. Son Espíritus superiores que encarnan con el objeto de hacer adelantar a la humanidad.

EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
ALLAN KARDEC.
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¿Cuál es la característica del auténtico profeta?

- El profeta verdadero es un hombre de bien inspirado por Dios. Se puede reconocerlo en sus palabras y en sus actos. Dios no puede servirse de los labios del mentiroso para enseñar la Verdad.
. ¿Cuál ha sido el arquetipo más perfecto que Dios haya otorgado al hombre para servirle de guía y modelo?
- Ved a Jesús.

EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
ALLAN LARDEC
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