La Tierra es un campo de pruebas. La vida humana es un estado en ese campo. Tenemos las pruebas y los ensayos, que son cosas diferentes. Las pruebas son medios de aprendizaje y los ensayos son consecuencias del pasado, expiaciones de faltas cometidas en vidas anteriores. Si estamos aquí, es porque necesitamos de ellas. Y sabemos que nuestras pruebas y expiaciones fueron pedidas por nosotros mismos, en el mundo espiritual, debemos comprender que las pedimos porque nuestra necesidad era grande.
El espíritu encarnado ve con precisión, auxiliado por los buenos espíritus, los motivos de su situación inferior en el mundo espiritual; sabe que su verdadero mundo y definitivo es aquel y no la tierra. Comprende que la existencia terrena es pasajera y solo tiene por finalidad prepararlo para la verdadera vida y permanente.
- Susana Gómez -
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Acción de la oración
Transmisión del pensamiento
9. La oración es una invocación; por ella nos ponemos con el pensamiento en relación con el ser a quien nos dirigimos. Puede tener por objeto suplicar, dar gracias o glorificar. Se puede orar para sí mismo, para otro, para los vivos y para los muertos. Las oraciones dirigidas a Dios son oídas por los espíritus encargados de la ejecución de su voluntad, y las que se dirigen a los buenos espíritus son transmitidas a Dios. Cuando se ruega a otros seres que a Dios, sólo es con el titulo de intermediarios, de intercesores, porque nada puede hacerse sin la voluntad de Dios.
10. El Espiritismo hace comprender la acción de la oración, explicando el modo de transmitir el pensamiento, ya sea que el ser a quien se ruega venga a nuestro llamamiento, o que nuestro pensamiento llegue a el. Para formarse una idea de lo que sucede en esta circunstancia, es menester representar a todos los seres, encarnados y desencarnados, sumergidos con un fluido universal que ocupa el espacio, como aquí lo estamos en la atmósfera. Ese fluido recibe una impulsión de la voluntad; es el vehículo del pensamiento, como el aire lo es del sonido, con la diferencia de que las vibraciones del aire están circunscritas, mientras que las del fluido universal se extienden hasta el infinito. Luego, cuando el pensamiento se dirige hacia un ser cualquiera que está en la tierra o en el espacio, del encarnado al desencarnado o del desencarnado al encarnado, se establece una corriente fluídica entre los dos, la cual transmite el pensamiento como el aire transmite el sonido. La energía de la corriente está en razón con la del pensamiento y de la voluntad. Así es como la oración es oída por los espíritus en cualquier parte que se encuentren, como los espíritus se comunican entre sí, como nos transmiten sus inspiraciones y como se establecen relaciones a distancia entre los encarnados.
Esta explicación, es sobre todo, para aquellos que no comprenden la utilidad de la oración puramente mística; no es con objeto de materializar la oración, sino con el fin de hacer comprensible su efecto, manifestando que puede tener una acción directa y efectiva, sin que por esto deje de estar menos subordinada a la voluntad de Dios, juez supremo de todas las cosas y el único que puede hacer eficaz su acción.
11. Por la oración el hombre llama el concurso de los buenos espíritus que vienen a sostenerle en sus buenas resoluciones y a inspirarle buenos pensamientos, adquiriendo de este modo la fuerza moral necesaria para vencer las dificultades y volver a entrar en el camino derecho si se ha desviado, así como también puede desviar de sí los males que se atrae por sus propias faltas. Un hombre, por ejemplo, ve su salud deteriorada por los excesos que ha cometido, arrastrando hasta el fin de sus días una vida de sufrimientos; ¿tiene acaso, derecho a quejarse si no consigue la curación? No, porque en la oración hubiera podido encontrar la fuerza necesaria para resistir las tentaciones.
12. Si los males de la vida se dividen en dos partes, una compuesta de aquellos que el hombre no puede evitar y la otra de las tribulaciones cuya primera causa es él mismo por su incuria y sus excesos (capítulo V, número 4), se verá que ésta sobrepuja de mucho en número a la primera. Es, pues, evidente, que el hombre es el autor de la mayor parte de sus aflicciones, y que se las ahorraría si obrase siempre con moderación y prudencia. No es menos cierto que estas miserias son resultado de nuestras infracciones a las leyes de Dios, y que si las observásemos puntualmente seríamos felices. Si no traspasáramos el límite de lo necesario en la satisfacción de nuestras necesidades, no tendríamos las enfermedades que son consecuencia de los excesos y las vicisitudes que conducen a ellos; si pusiéramos límite a nuestra ambición, no temeríamos la ruina; si no quisiéramos subir más alto de lo que podemos, no temeríamos caer; si fuésemos humildes, no sufriríamos los desengaños del orgullo rebajado; si practicára- mos la ley de caridad, no maldeciríamos ni seríamos envidiosos, ni celosos, y evitaríamos las querellas y las disensiones; si no hiciéramos mal a nadie, no temeríamos las venganzas, etc., etc.
Admitamos que el hombre no pueda nada sobre los otros males y que todas las oraciones sean superfluas para preservarse de ellos; ¿no sería ya bastante el que pudiera evitar todo lo que proviene de sus propios hechos? Pues aquí la acción de la oración se concibe perfectamente, porque tiene por objeto solicitar la inspiración saludable de los buenos espíritus, pidiéndoles fuerza para resistir a los malos pensamientos, cuya ejecución puede sernos funesta. En este caso “no desvían el mal, sino que nos desvían a nosotros mismos del pensamiento que puede causarlo; en nada embarazan los decretos de Dios ni suspenden el curso de las leyes de la naturaleza; “sólo nos impiden infringir estas leyes dirigiendo nuestro libre albedrío”; pero lo hacen sin saberlo nosotros y de una manera oculta, para no encadenar nuestra voluntad. El hombre se encuentra entonces en la posición de aquél que solicita buenos consejos y los pone en práctica, pero siempre es libre de seguirlos o dejarlos de seguir; Dios quiere que así suceda para que tenga la responsabilidad de sus actos dejándole el mérito de la elección entre el bien y el mal. Esto es lo que el hombre siempre está seguro de obtener si lo pide con fervor, y a lo que sobre todo pueden aplicarse estas palabras: “Pedid y se os dará”.
La eficacia de la oración, aun reducida a esta proporción, ¿no tendría, acaso, un resultado inmenso? Estaba reservado al Espiritismo el probarnos su acción por la revelación de las relaciones que existen entre el mundo invisible y el mundo visible. Pero no se limitan únicamente a éstos sus efectos. La oración está recomendada por todos los espíritus; renunciar a la oración es desconocer la bondad de Dios; es renunciar para sí mismo a su asistencia y para los otros al bien que puede hacérseles.
13. Dios, accediendo a la súplica que se le dirige, tiene la mira de recompensar la intención, la sinceridad y la fe del que ruega; por este motivo la oración del hombre de bien tiene más mérito a los ojos de Dios y siempre más eficacia que la del hombre vicioso y malo, porque éste no puede rogar con el fervor y la confianza que sólo se adquiere por el sentimiento de la verdadera piedad. Del corazón del egoísta, de aquél que ruega sólo con la articulación de la palabra, no pueden salir los impulsos de caridad que dan a la oración todo su poder. De tal modo así se comprende, que, por un movimiento instintivo, nos recomendamos con preferencia a las oraciones de aquellos cuya conducta se cree ser agradable a Dios, porque son más escuchados.
14. Si la oración ejerce una especie de acción magnética, podría creerse que su efecto está subordinado al poder fluidico; pero no sucede así: puesto que los espíritus ejercen esta acción sobre los hombres, suplen cuando es necesario la insuficiencia del que ora, ya obrando directamente “en su nombre”, ya dándole momentáneamente una fuerza excepcional, cuando se le juzga digno de este favor o cuando la cosa puede ser útil. El hombre que no se cree bastante bueno para ejercer una influencia saludable, no por esto debe abstenerse de rogar por otro, con el pensamiento de que no es digno de ser escuchado. La conciencia de su inferioridad es una prueba de humildad siempre agradable a Dios, que toma en cuenta la intención caritativa que le anima su fervor y su confianza en Dios, son el primer paso de la vuelta al bien, y los buenos espíritus se felicitan de poderle alentar. La oración que no se escucha es la del “orgulloso que sólo tiene fe en su poder y en sus méritos, creyendo poder substituirse a la voluntad del Eterno”.
15. El poder de la “oración” está en el pensamiento; no se concreta a las palabras, ni al lugar, ni al momento que se hace. Se puede, pues, rogar en todas partes y a todas horas, estando solo o acompañado. La influencia del lugar o del tiempo está en relación de las circunstancias que pueden favorecer el recogimiento. “La oración en común tiene una acción más poderosa cuando todos aquellos que oran se asocian de corazón a un mismo pensamiento y tienen un mismo objeto”, porque es como si muchos levantasen la voz juntos y unísonos; pero ¡qué importaría estar unidos en gran número, si cada uno obrase aisladamente y por su propia cuenta personal! Cien personas reunidas pueden orar como egoístas, mientras que dos o tres, unidas en una común aspiración, rogarán como verdaderos hermanos en Dios, y su oración tendrá más poder que la de los otros ciento. (Cap. XXVIII, números 4 y 5).
Allan Kardec
Extraído del libro “El evangelio según el espiritismo”
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Estigmatizados; ¿ Fenómeno o milagro ?
Hay sujetos que protagonizan una extraña clase de fenómeno, ciertamente inquietante. Se trata de la aparición de estigmas o llagas sangrantes sin una explicación física. Este es un antiguo fenómeno que se ha relacionado siempre con los “milagros” a imitación de las llagas de la crucifixión de Jesucristo, y con lo “sobrenatural” debido a desconocerse otra explicación para los mismos.
Su manifestación consiste en la aparición en el cuerpo físico de una persona, de llagas, quemaduras o señales rojizas, así como exudaciones sanguíneas de las mismas. Generalmente se supone que reproducen las heridas que sufrió Jesucristo en su pasión y muerte.
La moderna Psiquiatría y la Parapsicología sin embargo, han llegado a la conclusión de que se trata de un fenómeno natural, aunque raro, provocado desde la propia mente del sujeto, que fuertemente sugestionado o impresionado con una imagen, tiene suficiente energía psíquica y poder mental, generalmente inconsciente, como para plasmar sobre su propio organismo físico los rasgos de dicha imagen. Esta puede estar en su mente impresionada profundamente, por la que mentaliza conscientemente que van a aparecer los estigmas, o debido a la enorme sugestión inconsciente de su intenso fervor religioso, o bien porque una sugestión externa se ha implantado en su mente, como ya ha sido comprobado en algún caso de hipnotismo. Se han visto experimentadores que mediante un acto directo de su voluntad, hacen aparecer llagas y estigmas en el cuerpo de ciertas personas, haciendo salir por ellos sangre y otros humores, para después curarlos enseguida por un nuevo acto de voluntad contrario al anterior. Este extraordinario e infrecuente suceso viene a demostrar como la sola voluntad humana es capaz de actuar sobre la materia, hasta el punto de poder destruir o reparar tejidos vivos.
Una prueba de que no se trata de “milagros” propiamente dichos, tal como se admiten como una derogación de las normas de la naturaleza, es por ejemplo, el que los estigmas de carácter religioso que reproducen en los estigmatizados las llagas de la crucifixión de Cristo, suelen aparecer en las palmas de las manos , tal como están en las imágenes, en los crucifijos de las Iglesias y en las estampas, y sin embargo se sabe por los estudios de la Sábana Santa y por la Medicina Forense, que los clavos de Cristo realmente penetraron las muñecas a nivel del metacarpo. En las palmas de las manos, el propio peso del cuerpo, lógicamente las hubiese desgarrado y no hubiesen sujetado su peso colgado del madero.
Entre los más famosos estigmatizados en la Historia, y han sido bastantes, tenemos por ejemplo a Teresa Neuman y al P.Pío de Pietralclina.
- Jose Luis Martín-
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INFLUENCIA DE LOS ESPÍRITUS EN LOS ACONTECIMIENTOS DE LA VIDA
525. ¿Ejercen los espíritus alguna influencia en los acontecimientos de la vida? «Ciertamente, puesto que te aconsejan». ¿Ejercen esta influencia de otro modo que por los pensamientos que sugieren, es decir, tienen una acción directa en la realización de las cosas? «Sí; pero nunca se apartan de las leyes de la naturaleza».
Nosotros nos figuramos equivocadamente que la acción de los espíritus no debe manifestarse más que por fenómenos extraordinarios; quisiéramos que nos ayudasen por medio de milagros, y siempre nos los representamos provistos de una varita mágica. No hay tal cosa. y he aquí por qué su intervención nos aparece oculta y lo que con su concurso se verifica nos parece muy natural.
Así, por ejemplo, provocarán el encuentro de dos personas que creerán encontrarse por casualidad; inspirarán a alguien la idea de pasar por un lugar determinado; llamarán su atención sobre tal cosa, si ha de conducir al resultado que quieren obtener, de modo, que creyendo el hombre seguir su propio impulso, conserva siempre su libre albedrío.
526. Teniendo los espíritus una acción directa en la materia, ¿Pueden provocar ciertos efectos con objeto de que se realice un acontecimiento? Por ejemplo. Un hombre debe morir: sube una escalera, ésta se rompe y el hombre muere. ¿Son los espíritus quienes han hecho que se rompiese la escalera, para cumplir el destino de aquel hombre?
«Es muy cierto que los espíritus tienen una acción en la materia, pero para el cumplimiento de las leyes de la naturaleza y no para derogarías, haciendo surgir a un punto un acontecimiento inesperado y contrario a aquellas leyes. En el ejemplo propuesto se ha roto la escalera; porque estaba corroída o no era bastante fuerte para resistir el peso del hombre. Si el destino de éste era el de perecer de semejante modo, los espíritus le inspiraron la idea de subir la escalera que había. de romperse con su peso, y su muerte será un efecto natural sin que haya sido preciso un milagro para lograrlo».
En resumen: En los planos del universo, los Espíritus que los habitan pueden influir sobre todos sin distinción, a las personas que somos Seres encarnados, como a otros desencarnados, pues es necesario que así sea ya que todos somos Espíritus. Algunos con cuerpo físico que nos desenvolvemos en un plano físico y otros sin cuerpo material se desenvuelven en planos espirituales diversos. Es bien sabido que en el universo hay una pluralidad de mundos habitados, cada uno con diversos niveles de superioridad o inferioridad más o menos que la tierra. La forma de comunicación es el pensamiento. Los Espíritus que ocupan el mismo grado en la escala evolutiva espiritual se comunican entre sí más fácilmente porque se encuentran en mutua sintonía permanente y son afines unos a otros en pensamiento. Esta sintonía vibratoria parte del Perispíritu que es de naturaleza fluídica y sutil, de baja densidad, que se transmite mediante las ondas de pensamiento y este es traducido o comprendido inmediatamente por otros espíritus que sintonizan en la misma vibración, así como por los médium que los pueden percibir cuando su propia tónica vibratoria mental y espiritual . Todos los Espíritus nos pueden influir, unas veces con ternura, lo que ya es un premio, y otras con malicia, lo que siempre es una prueba, según sean ellos, pero siempre contrapesa sobre nosotros la responsabilidad de nuestras acciones ya sean buenas o malas. Hay muchos obstáculos en este plano, pero uno como ser humano debe tener presente que siempre estamos en constante comunicación con seres reales del universo. No olvidar la Moral, El bien Común, la verdadera relación espiritual haciendo el bien. Continuemos aprendiendo, observando a conciencia los cambios de esta existencia, para que dejen frutos de verdad y no de confusión. Leamos los libros codificados de Allan Kardec, que fue todos los mensajes de los espíritus elevados anunciando la palabra dictada por Dios.
Hay señales que un espíritu envía para comunicarse contigo: El sentimiento de ser observado Muchos de nosotros tenemos la habilidad de sentir la energía espiritual de vez en cuando. A veces les atrae a los espíritus el trabajo o la actividad que el ser humano está haciendo, existe una afinidad con esa persona y el o los espíritus, fácilmente pueden ser también espíritus de toda índole, pero es fácil de distinguir, si uno presiente el miedo es porque nada hay de bueno en el ambiente, pero si hay paz y tranquilidad es que no hay nada que temer. A veces hay espíritus traviesos que se presentan votando cosas o tocando como queriendo jugar solamente con la o las personas que habitan el estado material. Pero es allí cuando la persona debe estar atenta, y decirles, tranquilos que nosotros no somos juguetes de nadie y que se calmen.
Objetos que se mueven Los espíritus tienen la energía para mover un objeto frente a tus ojos. Sin embargo, esto es muy inusual porque ellos no quieren asustarnos, solo pueden hacerlos aquellos espíritus que por su ascendencia moral están aun previstos de lo material y los bajos sentimientos.
Apariciones Cuando vemos apariciones de gente que no conocemos, existen dos posibles explicaciones: es un ESPÍRITU BUENO O UNO MALO? Un hecho importante es que es claro cuando es un buen espíritu, nunca querrá asustarte, mas bien prevenirte, pero lo hace de una manera más sutil, mientras que un espíritu bajo no le importa si ocasiona pánico, miedo o dolor.
Voces De hecho, cuando la gente escucha voces en una circunstancia inexplicable, le echan la culpa a un fantasma. Los espíritus se pueden hacer presente por medio del sonido, quizás aparentando la voz humana o de algún animal, sonidos que a nosotros nos parezcan familiares.
Olores Ésta es otra señal que puede ser confusa. Debido a que los espíritus quieren hacerse presente a través de sus olores. Y esto es para identificarse como en la vida encarnada, por el trabajo que hacían. Sus esencias, perfumes, el olor a tabaco y alcohol. A veces es para que lo recuerden y otras veces para sugestionar a la persona que se le presentan... Vale decir que es dependiendo su elevación y sus ascendencia moral que tuvo en la tierra. Pero esta forma no es muy común.
Luces parpadeantes Ésta es una de las señales más comunes. Los espíritus tienen la habilidad de interferir con la luz y la electricidad porque son energía pura. Vale decir que es posible que los espíritus quieran comunicarse atreves de esas interferencias. Sin embargo hay una forma de saber si es una comunicación o es una falla de material o eléctrico. Si revisando todos los medios que se extrae la energía de la corriente eléctrica y los focos o luces aun se resisten es porque hay presencia espiritual en el ambiente .
LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
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