viernes, 14 de abril de 2017

Todo pasa....(Reflexión)



CONTENIDO DE ESTE BLOG PARA EL DIA DE HOY:

- Los Agéneres
- ¿ Los médiums tienen consciencia mientras canalizan?
- El hombre de bien
- Todo pasa .... (Reflexión)


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LOS AGÉNERES
Allan Kardec
REVISTA ESPIRITA, febrero de 1859

Repetimos muchas veces la teoría de las apariciones, y recordamos en nuestro último número a propósito de los fenómenos extraños que relatamos. A ellos remitimos nuestros lectores, para la inteligencia de lo que sigue a continuación.
Todo el mundo sabe que, en el número de las manifestaciones extraordinarias producidas por el Hombre, está la aparición de manos, perfectamente tangibles, que cada uno puede ver y palpar, que presionada y estrechada, después de repente, no ofrecen sino el vacío cuando las querían agarrar por sorpresa. Ahí está un hecho positivo, que se produjo en muchas circunstancias, y que numerosos testigos oculares dan fe. Por extraño y anormal que parezca, lo maravilloso cesa desde el instante en que se puede de él dar cuenta por una explicación lógica, entra, entonces, en la categoría de los fenómenos naturales, aunque de orden bien diferente de aquellos que se producen bajo nuestros ojos, y con los cuales es preciso guardarse para no confundirlos. Se pueden encontrar, en los fenómenos usuales, puntos de comparación, como aquel ciego que se daba cuenta de la claridad de la luz y de los colores por el toque de la trompeta, más no por la similitudes, es precisamente la manía de querer asimilar todo aquello que conocemos, que causa decepciones a ciertas personas; piensan poder operar sobre esos elementos nuevos como sobre el hidrógenos y el oxígeno. Ahora, ahí está el error; esos fenómenos están sometidos a condiciones que salen del circulo habitual de nuestras observaciones ̧ es preciso, antes de todo, conocerlos y con ellos conformarse, si se quiere obtener resultados. Es preciso, sobretodo, no perder de vista ese principio esencial, verdadera `piedra principal de la ciencia espirita; es que el agente de los fenómenos vulgares es una fuerza física, material, que puede ser sometida a las leyes del cálculo, al paso que en los fenómenos espiritas, ese agente es constantemente una inteligencia que tiene su propia voluntad, y que no podemos someter a nuestros caprichos.
¿En esas manos había carne, piel, huesos, uñas reales? Evidentemente, no, no eran sino una apariencia, más de tal forma que producía el efecto de realidad. Si un espíritu tiene el poder de tornar una parte cualquiera de su cuerpo etéreo visible y palpable, no hay razón que no pueda ser del mismo modo con los otros órganos. Supongamos, pues, que un espíritu extienda esa apariencia a todas las partes del cuerpo, creeríamos ver a un ser semejante a nosotros, actuando como nosotros, al paso que eso no sería sino un vapor momentáneamente solidificado. Tal es el caso del fantasma de Bayonne. La duración de esa apariencia está sometida a condiciones que nos son desconocidas; ella depende, sin duda, de la voluntad del espíritu, que puede producirlas o hacerla cesar a su voluntad, más en ciertos límites que no está siempre libre para transponer. Los espíritus, interrogados en cuanto a ese asunto, así también sobre todas las intermitencias de cualquier manifestación, siempre dijeron que actúan en virtud de un permiso superior.
Si la duración de la apariencia corporal es limitada para ciertos espíritus, podemos decir que, en principio, ella es variable, y puede persistir por un mayor o menor tiempo, que puede producirse en todo tiempo y a todas horas. Un espíritu, cuyo cuerpo fuese así visible y palpable, tendría para todos nosotros toda la apariencia de un ser humano, y podría hablar con nosotros, sentarse en nuestro hogar como una persona cualquiera, porque, para nosotros, sería uno de nuestros semejantes.
Partimos de un patente hecho, la aparición de manos tangibles, para llegar a una suposición que es la consecuencia lógica; y, sin embargo, no nos habríamos dado a entender si la historia de Bayona del niño no había sido puesto en nuestro camino, mostrando su posibilidad. Un espíritu superior, interrogado sobre ese punto, respondió que, en efecto, se pueden encontrar seres de esa naturaleza sin dudarlo; aseguro que es raro, más que eso se ve. Como para entenderse es preciso un nombre para cada cosa, la Sociedad Parisiense de estudios Espiritas los llama ageneres para indicar que su origen no es el producto de una generación. El hecho siguiente, que paso recientemente en parís, parece pertenecer a esa categoría:
Una pobre mujer estaba en la iglesia de Saint-Roch, y pedía a Dios viniera para ayudarla en su aflicción. A la salida de la iglesia en la calle Saint-Honoré, ella encontró a un señor que la abordó diciéndole: ¿“Mi brava mujer, estarías contenta por encontrar trabajo? - ¡Ah! Mi buen señor, dijo ella, pedí a Dios que me ayudase a encontrarlo, porque soy muy infeliz. -¡Pues bien! Id a tal calle, en tal número, llamáis la señora T..., ella te lo dará. Y continuó su camino. La pobre mujer se encontró, si tardar, en la dirección indicada – tengo, en efecto trabajo por hacer, dijo la dama en cuestión, más aun no llame a nadie, como es que venís a buscarlo? La pobre mujer, percibiendo un retrato colgado en la pared, dijo: - Señora, fue ese señor de allí, el que me envió. - ¿Ese señor1 repitió la dama espantada, más eso es imposible; es el retrato de mi hijo, que murió hace tres años. – No sé cómo eso ocurrió, más os aseguro que fue ese señor, que acabo de encontrar saliendo de la iglesia donde fui a pedir a Dios para que me ayudase; el me abordo, y fue muy bueno el quien me envió aquí.
En lo que acabamos de ver, no habría nada de sorprendente en que ese Espíritu, del hijo de esa dama, para prestar servicio a esa pobre mujer, de la cual había, sin duda, oído la oración, se le apareció bajo su forma corporal para indicarle la dirección de su madre. ¿En que se tornó después? Sin duda, en lo que era antes: en un Espíritu, a menos que no haya juzgado oportuno mostrarse a los otros bajo la misma apariencia, continuando su paseo. Esa mujer, así, habría encontrado un ageneres, con el cual converso. ¿Más, entonces, se diría que no se presentó a su madre? En esas circunstancias, los motivos determinantes de los espíritus nos son completamente desconocidos; ellos actúan como mejor les parece, o mejor, como dijeron, en virtud de un permiso sin el cual ellos no pueden revelar su existencia de manera material. ¿Se comprende, de resto, que su visión podría causar una emoción peligrosa a su madre, y quien sabe si no se presentó a ella, durante el sueño, o de otro modo? ¿Y, además de eso, no podría ser una forma de revelarle su existencia? Es más que probable que fue testimonio invisible de la entrevista.
El fantasma de Bayonne nos parece debe ser considerado como un agéneres, por lo menos en las circunstancias en que se manifestó, porque para la familia siempre tuvo el carácter de un espíritu, carácter que él jamás procuró disimular: era su estado permanente, y las apariencias corporales que tomó no fueron sino accidentales, al paso que el ageneres, propiamente dicho, no revela su naturaleza, y no es, a nuestros ojos, sino un hombre común; su aparición corporal puede, si es preciso, tener larga duración para poder establecer relaciones sociales con uno o con varios individuos.
Pedimos al espíritu de San Luis consentir en esclarecernos diferentes puntos, respondiendo a nuestras preguntas.
1. ¿El espíritu del fantasma de Bayonne podría mostrarse en otros lugares y a otras personas que no fueran su familia?- r. Si, sin duda.
2 ¿Eso depende de su voluntad? – R. No precisamente; el poder de los espíritus es limitado; no hacen sino lo que les es permitido hacer.
3. ¿Qué ocurriría si fuese presentado a una persona desconocida?- R. Sería tomado por una persona común. Más os diré una cosa; existen, algunas veces, en la Tierra, Espíritus que revisten esa apariencia, y que son tomados por hombres.
4. ¿Esos seres pertenecen a los espíritus inferiores o superiores? – R. Pueden pertenecer a los dos; esos son hechos raros. De ellos tiene ejemplos la Biblia.
5. Raros o no, basta que sean posibles para merecer atención. ¿Qué ocurriría, tomando semejante ser por un hombre común, si se le hiciese una herida mortal? ¿Sería muerto? – R. desaparecería súbitamente, como el joven de Londres- (ver el número de diciembre de 1858, fenómenos de bi-corporidad.)
6. ¿ellos tienen pasiones? –R. Si, como los Espíritus, tienen las pasiones de espíritus según su inferioridad. Si toman un cuerpo aparente, algunas veces, es para gozar las pasiones humanas; si son elevados, es para un fin útil.
7. ¿Pueden ellos procrear? – R. Dios no lo permitiría, sería contrario a las leyes que estableció para la tierra; ellas no pueden ser eludidas.
8. ¿Si un ser, semejante se nos presentase, habría un medio de reconocerlo? – R. No, apenas por su desaparición que se hace de forma inesperada. Es el mismo hecho del transporte de muebles de un terreno al sótano, hecho que ya leísteis,
Nota. Alusión a un hecho de esa naturaleza reportado en el comienzo de la sesión.
9. ¿Cuál es la finalidad que puede llevar a ciertos espíritus a tomar ese estado corporal; es antes para el mal que para el bien? – R: frecuentemente para el mal; los buenos espíritus disponen de la inspiración; actúan sobre el alma y por el corazón. Vosotros lo sabéis, las manifestaciones físicas son producidas por espíritus inferiores, y estas son de ese número. Mientras tanto, como ya dije, los buenos Espíritus también pueden tomar esa apariencia corpórea con un fin útil; hablo de modo general.
10.¿En ese estado, pueden tornarse visibles o invisibles según su voluntad?- R. Si, una vez que pueden desaparecer cuando lo quisieran.
11. ¿Tienen un poder oculto, superior al de los hombres?- R. No tienen sino el poder que les da su posición como espíritus.
12. ¿Ellos tienen la necesidad de alimentarse? – R. No, el cuerpo no es un cuerpo real.
13. ¿Entretanto, el joven de Londres no tenía un cuerpo real, y todavía almorzó con los amigos, y les apretó la mano. ¿En que se tornó la comida ingerida? – R. ¿Antes de apretar la mano, donde estaban los dedos que la presionan? ¿Por qué no queréis comprender que la materia desaparece también? El cuerpo del joven de Londres no era una realidad, una vez que estaba en Boulogne; era, pues, una apariencia, ocurría lo mismo con el alimento que parecía ingerir.
14. ¿Teniendo a un ser semejante en casa, sería un bien o un mal? – R. Seria antes un mal; de hecho, no se pueden adquirir muchos conocimientos con esos seres. No podemos deciros mucho, esos
hechos son excesivamente raros y no tienen jamás, un carácter de permanencia. Sus desapariciones corpóreas son instantáneas, como las de Bayonne, suelen ser mucho menos.
15. ¿Un espíritu familiar protector, algunas veces, toma esa forma? – R. No; no tiene el las cuerdas interiores? Las toca más fácilmente de lo que lo haría bajo la forma invisible, o si lo tomásemos como uno de nuestros semejantes.
16. Se preguntó si el conde de Saint- German no pertenecía a la categoría de los ageneres? – R. No; era un hábil mistificador.
La historia del joven de Londres, narrada en nuestro número del mes de diciembre, es un hecho de bi-corporidad, o mejor, de doble presencia, que difiere esencialmente de aquel en cuestión. El ageneres no tiene cuerpo vivo en la tierra; solamente su periespiritu toma la forma palpable. El joven de Londres estaba perfectamente vivo; mientras que su cuerpo dormía en Boulogne, su espíritu, envuelto por el periespiritu, fue a Londres, donde tomo una apariencia tangible.
Un hecho casi análogo nos es personal. Mientras estábamos pacíficamente en nuestra cama, uno de nuestros amigos nos vio varias veces en su casa, aunque bajo una apariencia no tangible, sentada a su lado y conversando con el cómo lo hacíamos habitualmente.
Ella fue, en retrospectiva, en relación a nuestras obras favoritas. Para hacer un experimento, nos ofreció un refrigerio, y he aquí nuestra respuesta: “No necesito de ellos, una vez que no es mi cuerpo el que está aquí; vosotros lo sabéis, no hay ninguna necesidad de producir una ilusión. Una circunstancia, bastante bizarra, se presentó en otra ocasión. Sea predisposición natural, sea el resultado de nuestros trabajos intelectuales, serios desde nuestra juventud, podríamos decir desde la infancia, el fondo de nuestro carácter siempre tuvo una extrema gravedad, aun mismo en edad en la que no se piensa nada más que en el placer. Esa preocupación constante nos da un encuentro muy frio, excesivamente frio; al menos es por lo que somos frecuentemente
censurados; más, bajo esa falsa apariencia glacial, el espíritu siente, tal vez más vivamente, como si tuviese más expansión exterior.
Ahora, en nuestras visitas nocturnas a nuestro amigo, este quedo sorprendido por hallarnos diferentes; éramos más abiertos, más comunicativos, casi alegres. Todo respirando, entre nosotros la satisfacción y la calma del bienestar. ¿No está ahí un efecto del espíritu desligado de la materia?
Traducido al español por M. C. R

Enviado por el Blog de los espiritas.

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¿Los médiums tienen consciencia mientras canalizan”?

             Hay   médiums  que, con  independencia de  la  clase o  especialidad de  facultad que  posean, esta   se  manifiesta en ellos de diferentes modos según su intensidad. Es de resaltar que  la forma de comunicación entre el espíritu manifestante y el médium, no es de  mente  a mente como  sucede  entre personas que desarrollan   la telepatía,  sino de  periespíritu   a  periespíritu, entre   los que se establece una armonía vibratoria que les permite “acoplarse” con  más  o menos intensidad  en  el  organismo físico del médium.
             A veces la mediumnidad se manifiesta como la irradiación de una energía desde el médium y su alrededor, capaz de mover cosas, de materializar y desmaterializar objetos, etc.
            La mediumnidad en general,  puede  manifestarse de modo Consciente, en la cual el médium sabe lo que se dice o se hace por medio de él, que  permanece relajado con  su  mente  en ondas alfa y  a veces medio adormecida pero muy consciente de todo.  En  esta  modalidad el   trance es superficial y al   terminar   la  manifestación,   el  médium  recuerda  todos  los  detalles de lo que ha transmitido.  Muchas  veces  esta  clase  de  mediumnidad   hace  sufrir  al  médium   por    causarle    cierta    inseguridad  sobre  el auténtico origen de sus   comunicados.   
            En  los  casos auténticos,   las  ideas  de  fondo  no   son  del  médium,   aunque  si   lo  son  las  expresiones   verbales que utiliza  para  manifestarlas.   Las  dos  formas  típicas de la mediumnidad  consciente   son   la   Inspiración y la Intuición. Por la inspiración los seres espirituales comunicantes, hacen recordar alguna cosa conveniente en ese momento entre los archivos mentales del médium, y por la Intuición, comunican ideas nuevas ajenas a los conocimientos conscientes o subconscientes del médium.
             La  mediumnidad también  se  puede  manifestar en un grado más profundo, llevando al médium a un estado de trance leve,  del  modo  llamado Semi- inconsciente,  en  la  que  el  médium   se  da  cuenta  solamente de parte de lo sucedido, acordándose al final de solo algunos aspectos  de   lo  acontecido  durante la comunicación. Aquí  la mente del médium interfiere poco en los mensajes,   causando apenas  alguna leve distorsión en los mismos.
          Por   último   la   Inconsciente,   en   la   que  el  estado  de  trance  es   profundo, tanto si es la mediumnidad parlante o la escribiente,  mientras  el   espíritu   manifestante domina los centros nerviosos del médium. Se le ha llamado también   mediumnidad de  Incorporación;  en esta clase de trance el espíritu  del médium se aparta momentáneamente de su organismo físico, del mismo modo que cuando duerme en sueño profundo. Esta forma de manifestación es en la que menos interferencias del médium  puede sufrir la comunicación, por lo  que sus mensajes suelen ser los más genuinos de los Seres espirituales que se   manifiestan por ella. 
- Jose Luis Martín-                                                                                                                                                                                                                    “Aunque la mediumnidad es de esencia única, posee un extraordinario polimorfismo y se presenta en muy variadas situaciones y categorías”.
- Lic. Jon Aizpurua –

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                       El hombre de bien


El verdadero hombre de bien es el que practica la Ley de Justicia, Amor y Caridad en su mayor pureza. Cuando interroga a su conciencia acerca de sus propios actos, se pregunta si no ha violado esa Ley, si no obró mal, si hizo todo el bien que podía realizar, si desaprovechó intencionadamente una oportunidad de ser útil, si alguien puede quejarse de él; en suma, si ha hecho a los demás todo lo que hubiese querido que por él hiciesen ellos.
El verdadero hombre de bien tiene Fe en Dios, en Su Bondad, Justicia y Sabiduría. Sabe que nada ocurre sin Su permiso y se somete en todas las cosas a Su voluntad.
Tiene asimismo Fe en el porvenir. De ahí que coloque los bienes espirituales por encima de los temporales.
Sabe que todas las vicisitudes de la Vida, la totalidad de sus dolores y desilusiones, son pruebas o expiaciones, y las acepta sin quejarse.
El hombre imbuido del sentimiento de Caridad y de Amor al prójimo hace el bien por el bien mismo, sin esperanzas de obtener retribución. Devuelve bien por mal, adopta la defensa del débil contra el fuerte y siempre sacrifica su interés en aras de la justicia.
Halla su satisfacción en los beneficios que esparce, en los servicios que presta, en la dicha que crea en los demás, en las lágrimas que enjuga, en los consuelos que proporciona a los atribulados. Su primer impulso es pensar en los demás antes de pensar en sí mismo, buscar el interés ajeno antes que el suyo propio. Por el contrario, el egoísta hace el cálculo de las pérdidas y ganancias de toda acción generosa.
El hombre de bien es bueno, humanitario y benevolente con todo el mundo, sin distinción de razas ni de creencias, porque en todos los hombres ve a hermanos.
Respeta en sus semejantes toda convicción sincera y no anatematiza a quienes no piensen como él.
La Caridad es su guía en todas las circunstancias. Se dice a sí mismo que el que inflige daño a los demás con palabras malévolas, el que hiere la susceptibilidad ajena con su orgullo y desdén, el que no retrocede ante la idea de ocasionar una pena o contrariedad, incluso leve, cuando podría evitarla, falta al deber del Amor al prójimo y no merece la clemencia del Señor.
   El hombre de bien no tiene odio, rencor ni deseos de venganza. A ejemplo de Jesús, perdona y olvida las ofensas recibidas y sólo se acuerda de los beneficios, pues sabe que le será perdonado en la medida misma en que él perdone.
Es indulgente con las flaquezas de los demás, pues comprende que también él necesita de indulgencia, y no olvida esta máxima de Cristo: “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella”.
No se complace en indagar los defectos de sus semejantes ni en ponerlos en evidencia. Si la necesidad lo fuerza a ello, repara siempre en el bien que puede atenuar el mal.
Estudia sus propias imperfecciones y trabaja sin tregua en combatirlas. Todos sus esfuerzos tienden a poder decirse, al día siguiente, que se ha hecho un poco mejor que la víspera.
No intenta dar pruebas de ingenio ni de talento a expensas de otros. Antes bien, aprovecha toda ocasión para hacer resaltar los ajenos merecimientos.
No se envanidece ni de su fortuna ni de sus ventajas personales, porque sabe que todo lo que se le ha concedido puede serle arrebatado.
Usa, pero no abusa, de los bienes que se le han otorgado, pues sabe que son un depósito del que deberá rendir cuentas, y que el uso más dañino para sí mismo que pueda hacer de ellos es ponerlos al servicio de la satisfacción de sus pasiones.
Si su posición social ha hecho que tenga hombres bajo su dependencia, los trata con bondad y benevolencia, pues ellos son sus iguales ante Dios. Utiliza su autoridad para elevar la moral de sus subordinados y no para agobiarlos con su orgullo. Evita todo aquello que pudiera hacerles más penosa su situación subalterna.
Por su parte, el subordinado comprende los deberes que le caben y se empeña en cumplirlos a conciencia.
En resumen, el hombre de bien respeta en sus semejantes todos los derechos que a éstos conceden las leyes de la Naturaleza, como quisiera que se respetase los suyos propios.
No es ésta la enumeración de todas las cualidades que al hombre de bien distinguen, pero quienquiera que se esfuerce por poseer las mencionadas en los párrafos anteriores está en el camino que conduce a todas las restantes.

Allan Kardec. Espíritu.

( Aportación del hno. Bras - Alborada Espírita Cristiana)

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            TODO PASA... (Reflexión)
Autor: Chico Xavier
Todas las cosas en la Tierra,pasan,
Los días de dificultad pasarán......
Pasarán también los días de amargura y soledad. 
Los dolores y lágrimas pasarán.
Las frustraciones que nos hacen llorar.....Un día pasarán.
La nostalgia por el ser querido que está lejos, pasará.
Los días de tristeza...                                                               Días de felicidad....                                                                   Son lecciones necesarias que, en la Tierra pasan, dejando en el espíritu inmortal las experiencias acumuladas.
Si hoy, para nosotros, es uno de esos días. repleto de amargura, paremos un instante.                                             Elevemos  el pensamiento a lo Alto y busquemos la voz suave de la Madre amorosa  que nos dice cariñosamente: esto también pasará. 
Y guardemos la certeza por las propias dificultades ya superadas, que no hay mal que dure para siempre.
semejante a una enorme embarcación que, a veces, parece que va a zozobrar ante las turbulencias de gigantescas ondas.
Pero eso también pasará, porque Jesús está al mando de esa Nave y sigue con la mirada serena de quien guarda la certeza de que la agitación es parte  del itinerario evolutivo de la Humanidad y que un día también pasará.
El sabe que la Tierra llegará a puerto seguro, porque ese es su destino.
Así, hagamos nuestra parte lo mejor que podamos, sin consternarnos y confiemos en Dios, aprovechando cada segundo, cada minuto que, por cierto, también pasará.
Todo pasa.....                                                                  excepto Dios.                                                                          ¡ Dios es suficiente!
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LA OTRA PRIMAVERA


Contenido de este Blog en este día:

- El Más Allá de la vida.
- El Periespíritu
- El bienestar que viene de Dios
- La otra Primavera


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El Más Allá de la vida 

¿Que nos espera después de la muerte física?

Esta es una pregunta que muchos se hacen. Ante el desconocimiento de lo que nos aguarda, alimentan el terror a la muerte.
Hay personas que ni tan siquiera osan mencionar la palabra, como si eso fuese a atraer el hecho para sí o para los suyos. Pero eso no impide que la muerte llegue.
El miedo a morir esta muy en función del desconocimiento de que más allá de la vida corporal, existe la verdadera, la vida espiritual.
Aunque algunos todavía duden, es una certeza. El Doctor Raymond Moody Jr., con residencia en la Escuela de Medicina de la Universidad de Virginia, en los Estados Unidos, posee una larga experiencia en este asunto.
Con varios libros publicados, él relata los casos de pacientes que tuvieron Experiencias de Casi Muerte, esto es, personas que sufrieron problemas graves que casi les señalaron la muerte y regresaron, contando lo que les aconteció en aquel periodo.
Aunque algunos traten tales relatos como alucinación, no se puede concebir que, al retornar al cuerpo después de la muerte aparente, tales criaturas relaten hechos, situaciones, casi siempre confirmados.
Mas recientemente, el Dr. Moody pasó a analizar el caso de niños que sufrieron una muerte aparente.
Porque, dice él, si el adulto tuvo tiempo para ser influenciado y modelado por las experiencias de su vida y sus creencias religiosas, los pequeños no están profundamente influenciados por el ambiente cultural y en ellos la experiencia adquiere un cierto frescor.
Es el caso de la pequeña de siete años que, al atravesar un trecho congelado de un río, cayó y se golpeó en la cabeza. Se desmayó y permaneció inconsciente durante doce horas.
Durante ese tiempo, el médico  no sabía su ella iba a morir o a vivir.
La pequeña se vio en un jardín extraordinariamente bello, con flores semejantes a dalias enormes.
Miró y vio a un ser a su lado. Se sintió amada y reconfortada por su presencia. Fue una sensación deliciosa, como jamás había experimentado en su vida.
El ser entonces le dijo: Vas a regresar. Y ella respondió: Si.
Él le preguntó por qué ella quería regresar a su cuerpo y ella dijo: Porque mi madre me necesita.
Después de eso, se sintió descendiendo por un túnel. Despertó en la cama, se levantó y dijo: ¡ Hola mamá !
Esa es una buena evidencia de que hay vida después de la muerte.
Proseguiremos viviendo, porque el Espíritu es inmortal y habrá de retornar, muchas veces aún, al escenario de la Tierra, hasta su completa depuración.
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Cuando los niños relatan sus Experiencias de Casi Muerte, se constata que un número sorprendente de ellos, se ven en cuerpos espirituales adultos.
Tal hehco está llevando a exponentes de la Psiquiatría, de la Psicología y del Psicoanálisis, a la conclusión de que el hombre no es un ser físico viviendo experiencias espirituales, sino un ser espiritual, temporalmente ligado a un cuerpo físico.
Es la Ciencia llevando al hombre a reconocer las verdades ya propagadas desde la remota Antigüedad y divulgadas por Cristo.
Redacción de Momento Espírita, con base en el cap. 3,del libro La luz del Más Allá, de Raymond Moody, Jr.,ed. Nórdica- 2013.

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                                                EL PERIESPÍRITU 


     Los espíritus, según hemos dicho tienen su cuerpo fluídico al que se da el nombre de «periespíritu». Su substancia es tomada en el fluido universal o cósmico que lo forma y alimenta, como el aire forma y alimenta el cuerpo material del hombre. 
   El periespíritu es más o menos etéreo según los mundos y el grado de depuración del espíritu. En los mundos y en los espíritus inferiores, su naturaleza es más primitiva y se acerca mucho a la materia bruta. 
      En la encarnación, el espíritu conserva su periespíritu, que es el órgano transmisión de todas las sanciones. Para las que vienen del exterior puede decirse que el cuerpo recibe la impresión, el periespíritu la transmite, y el espíritu, el ser sensible e inteligente, la siente. Cuando el acto parte de la iniciativa del espíritu, puede decirse que éste quiere, el periespíritu transmite, y el cuerpo ejecuta. El espíritu no está encerrado en los límites del cuerpo como en una caja. Por su naturaleza fluídica es expansible; irradia al exterior y forma alrededor del cuerpo una especie de atmósfera, que el pensamiento y la fuerza de voluntad pueden extender más o menos. De aquí se sigue que personas que no están en contacto corporal, pueden estarlo por medio del periespíritu y transmitirse, aun a pesar suyo, las impresiones y a veces hasta la intuición de sus pensamientos. 
      Siendo el periespíritu uno de los elementos constitutivos del hombre, desempeña un papel importante en todos los fenómenos psicológicos, y hasta cierto punto en los fisiológicos y patológicos. Cuando las ciencias médicas tomen en consideración la influencia del elemento espiritual en la economía, habrán dado un gran paso y nuevos horizontes se abrirán ante ellas; muchas causas de las enfermedades serán explicadas entonces y se encontrarán poderosos medios de combatirlas.
       Por medio del periespíritu obran los espíritus en la materia inerte y producen los diferentes fenómenos de las manifestaciones. Su naturaleza etérea no podría ser obstáculo para ello, puesto que se sabe que los más poderosos motores se hallan en los fluidos más ratificados y en los imponderables. No hay, pues, que maravillarse de ver que con ayuda de semejante palanca, los espíritus producen ciertos efectos físicos, tales como golpes y ruidos de toda clase; elevación, transporte y lanzamiento de objetos en el espacio, etc. Para explicarse esto, ninguna necesidad hay de acudir a lo maravilloso o a los efectos sobrenaturales. 
       Obrando los espíritus en la materia, pueden manifestarse de muchas maneras diferentes; por medio de efectos físicos, tales como los ruidos y movimientos de objetos; por la transmisión del pensamiento, por la vista, el oído, la palabra, el tacto, la escritura, el dibujo, la música, etc., en una palabra, por todos los medios que pueden servir para ponerle en relación con los hombres. 
        Las manifestaciones de los espíritus pueden ser espontáneas o provocadas. Las primeras tienen lugar inopinadamente y de improviso; con frecuencia se producen en las personas más extrañas a las ideas espiritistas. En ciertos casos y bajo la acción de ciertas circunstancias las manifestaciones pueden ser provocadas por la voluntad bajo la influencia de las personas dotadas al efecto de facultades especiales. Las manifestaciones espontáneas han tenido lugar en todas las épocas y países. Sin duda alguna que el medio de provocarlas era también conocido en la antigüedad, pero constituía el privilegio de ciertas castas que no lo revelaban más que a escasos iniciados bajo rigurosas condiciones, ocultándolo al vulgo a fin de dominarlo con el prestigio de una fuerza oculta. Se ha perpetuado, empero, a través de las edades, hasta nosotros, en algunos individuos; pero desfigurado casi siempre por la superstición o confundido con las prácticas ridículas de la magia, lo que había contribuido a desacreditarlo. Hasta entonces, no habían pasado de ser gérmenes plantados aquí o allá. La Providencia había reservado a nuestra época el conocimiento completo y la vulgarización de esos fenómenos, para purificarlos de la mala liga y hacerlos servir en pro del mejoramiento de la humanidad, en disposición hoy de comprenderlos y deducir sus consecuencias. 
- Allan Kardec- ( "Los Fundamentos del Espiritismo")

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      EL BIENESTAR QUE VIENE DE DIOS

por Elio Mollo

 En el libro "EL SERMÓN DE LA MONTAÑA", el escritor espiritualista Huberto Rohden dice lo siguiente: " Muchos saben hablar de Dios. Algunos hasta saben hablar con Dios. Pero casi nadie sabe callar delante de Dios para que Dios le pueda hablar". Para que podamos tratar de ese asunto, primeramente tenemos que comprender como actúa nuestro pensamiento en el universo en que vivimos y de que forma se mueve. 

En la cuestión 27 de " EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS", obra codificada por Allan Kardec, leemos la siguiente respuesta de los Espíritus superiores: "Hay dos elementos generales del universo, la materia y el Espíritu, y por encima de todo Dios, el Creador, el Padre de todas las cosas. Dios, Espíritu y materia, constituyen el principio de todo lo que existe, la trinidad universal. Pero el elemento material se tiene que juntar al fluído universal, que desempeña el papel intermediario entre el Espíritu y la materia".

Es a través del fluído universal como los Espíritus se comunican entre si o con los encarnados, y viceversa. Cuando oramos, o sea, cuando estamos sintonizados con Dios, ocurre lo mismo, pues es a través de ese fluido como  nos comunicamos con Él. 
La distancia que nuestra prece alcanzará a través de ese fluido dependerá de la intensidad de nuestra fe y de la sinceridad. Así, cuanto más intensas fuesen nuestra fe y nuestra sinceridad, más cerca de Dios llegará nuestra prece. 

Dice Allan Kardec en el libro "EL EVANGELIO SEGUN EL ESPIRITISMO" (Cap.XXVII, item 10):  "El Espiritismo nos hace comprender la acción de la oración, al explicar la forma de transmisión del pensamiento, sea cuando el ser a quien oramos atienda nuestra llamada, sea cuando nuestro pensamiento se eleva hasta él. Para comprender lo que  ocurre en ese caso, es necesario imaginar a todos los seres, encarnados y desencarnados, buceando en el fluido universal que llena el espacio, así como en la Tierra estamos envueltos en la atmósfera. Ese fluido es impulsado por la voluntad, pues es el vehículo del pensamiento, como el aire es el vehículo del sonido, con la diferencia de que las vibraciones del aire son circunscritas, en cuanto las del fluido universal se amplían hasta el infinito. Por tanto, cuando el pensamiento se dirige para algún ser , en la tierra o en el espacio, de encarnado para desencarnado, o viceversa, una corriente fluídica se establece del uno al otro, transmitiendo el pensamiento, como el aire transmite el sonido. 

La energía de la corriente guarda proporción con la del pensamiento de la de la voluntad. Es así como los Espíritus oyen la oración que les es dirigida, cualquiera que sea el lugar en donde se encuentren, así que los Espíritus se comunican entre sí; así nos transmiten sus inspiraciones, y es así como las relaciones se establecen a distancia entre los propios encarnados".

Igualmente, a través de ese fluido, Dios nos conforta y nos da energía para enfrentarnos bien a los dolores por los que pasamos en nuestro día a día. La gran mayoría de esos dolores son fruto de nuestra imprevisión, son violaciones que cometemos contra las Leyes Divinas sin darnos cuenta. Entretanto, cuando son trasgredidas. esas leyes actúan de manera que nos llamen la atención en forma de dolor. Si no encontramos los motivos en esta vida es porque las infringimos en otra, pues somos espíritus que tuvimos muchas encarnaciones en el pasado y la reparación de los errores cometidos en encarnaciones pretéritas, es una necesidad natural.

Tenemos diversas especies de dolores : emocionales, sentimentales, dificultades de relacionamiento, pérdida de bienes materiales, de empleo, de seres queridos y por ahí fuera, sin embargo, solamente cuando esos dolores alcanzan un grado insoportable, nuestros pensamientos se vuelven a Dios, en busca de confort. En ese momento, intentamos orar, buscamos una religión, o algún lugar que nos alivie el dolor, que viene a despertarnos y a decir que debemos evolucionar y meditar lo que hacer para librarnos de ella y alcanzar el crecimiento espiritual.

Si fuésemos  a un Centro Espírita, obtendríamos orientación, seremos encaminados para una asistencia espiritual adecuada, y recibiremos los fluidos necesarios para nuestro restablecimiento. En las cuestiones 68, 69 y 70 de "EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS", dice Kardec: " Cuando la cantidad de fluido vital se agota, se puede tornar insuficiente para la conservación de la vida, si no fuese renovada por la absorción y asimilación de las sustancias que contienen". Es como si la batería de un coche quedase agotada y con necesidad de ser recargada. 

¿ Cómo recargar ese fluido en nuestro organismo? 

Si la debilidad no alcanzó el cuerpo físico, podemos comenzar a recargarla a través de la oración dirigida a Dios, hecha por nosotros mismos o por otras personas; de palabras de confort dirigidas a nosotros; de  conferencias instructivas (principalmente evangélicas); de pases y de modificación del pensamiento, ( por ejemplo: de pesimista para optimistas)- Todo eso, por tanto, dependerá de como hacemos la prece, asimilamos las palabras que oímos y utilizados los ofrecidos a nosotros por medio del pase, o sea, que todo dependerá de nosotros.

Si el cuerpo físico ya fue asistido, además de los cuidados de la oración, de las palabras amigas y  del pase, deberemos también recibir los cuidados que la medicina nos ofrece.

En una nota a la cuestión nº 70 de  "EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS", Kardec dice: "El fluido vital se transmite de un individuo a otro. Aquel que lo tiene en mayor cantidad, puede darlo al que tiene poco y, en ciertos casos, restablecer la vida que  se está apagando". Podemos deducir que, en habiendo alguna anomalía en nuestro organismo, podremos recibir asistencia a través de la fluidoterapia, generalmente llamada pase. Así podemos ser asistidos en las dolencias de orden físico o de orden espiritual, pero la eficacia de esa asistencia dependerá de la voluntad de quien la recibe.

En el salmo 46:10 encontramos la siguiente frase: " Tranquilízate, yo soy  Dios ".


En la mayoría de los momentos de aflicción, solemos hacer mucho barullo, con quejas, murmullos, revueltas, etc., cuando deberíamos tranquilizarnos y ver lo que Dios tiene para nosotros. Nada sucede por casualidad. Todo tiene su razón de ser. Es hora de reflexionar, entonces, tranquilicémonos, sintonicemos con Dios y tengamos la certeza de que Él nos enviará el bienestar necesario. Él es nuestro Padre y nos quiere bien.


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       LA OTRA PRIMAVERA

          ¡Primavera! La más hermosa estación del año. La renovación de la vida; la Naturaleza en todo su esplendor, con el emparejamiento de los animales para la procreación, y con la brotación de la gran mayoría de las especies vegetales, que nos ofrecen su magnificencia, su inagotable belleza a través de la infinita variedad de formas, colores y aromas.
           ¡Primavera! Estación homenajeada por mil y un artistas de todo tiempo y lugar; recitada por infinidad de poetas, retratada por un sinnúmero de pintores; es la inspiración hecha arte.
          Sin embargo, hay otra primavera que pasa más desapercibida, que solo pocas personas (a mi modesto entender) son capaces de apreciar. Es la que podríamos llamar “primavera del alma”; porque, tal y como yo lo veo, cuando el espíritu humano se vuelca hacia los demás, es como si explotase en una primavera interior. Con cada demostración de amor al prójimo, nuestro ser florece; tenemos ejemplos notorios que han dejado sus semillas después de haber florecido y fructificado en buenas obras. Me viene a la memoria el personaje de Teresa de Calcuta: paradigma del tesón y la entrega; a pesar de las dificultades y contrariedades para llevar a cabo su labor, nunca dejaba de abonar y regar sus campos, y acababa por recoger ricas cosechas… y entonces, su sonrisa también volvía a florecer.
          Y qué decir de las madres, en general. Se podría decir que todas las mamás están floreciendo de manera permanente: cada expresión de cariño hacia sus hijos, cada cuento leído en el borde de la cama, cada noche velando una enfermedad, es una corola abierta, exhalando su sutil perfume; tan sutil, que muchas veces solo es capaz de percibirlo el pequeño que está recibiendo la atención materna.
          Lamentablemente, aún son muchos los que mantienen sus espíritus en las tinieblas, en ventiscas y borrascas causadas por las propias actitudes y emociones negativas, y no saben sembrar ni una flor en su jardín interno.
          ¿Qué vas a hacer, Humanidad, con tu alma? ¿Vas a labrarla y a cultivarla con parterres, o la vas a dejar en barbecho por siempre jamás?
          Cierto es que, en determinadas fechas como la Navidad, las personas parecen despertar algo sus instintos jardineros, aflorando sentimientos de fraternidad, lo cual les lleva a formular nuevos propósitos para realizar de ahí en adelante. Pero, no más queda atrás el seis de enero, tales propósitos se guardan en el archivo del olvido, y los humanos vuelven (volvemos) a la oscuridad, a la cueva del egoísmo y la indiferencia. Y el jardín queda yermo un año más.
          Es tiempo ya del cambio; es hora ya de abrir las ventanas para que entren en nosotros el sol de marzo y la lluvia de abril; porque, amigos míos, cada demostración de afecto, cada sonrisa, cada buena acción realizada  a favor de un semejante, es una flor primaveral que se abre en  nuestra alma.
  Jesús Fernández Escrich  GRUPO VILLENA

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miércoles, 12 de abril de 2017

¿ Hablamos de la Obsesión?


CONTENIDO DE ESTE BLOG EN EL DIA DE HOY:

- Necesidad del trabajo.
- El estudio razonado del Espiritismo.
- Disciplina y amor.
- ¿ Hablamos de la Obsesión?

                                                                   
                                                                   
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                     NECESIDAD DEL TRABAJO

674-¿La necesidad del trabajo es una ley de la Naturaleza? 
El trabajo es una ley natural por lo mismo que es una necesidad y la civilización obliga al hombre a trabajar más porque aumenta sus necesidades y sus placeres. 
675-¿Sólo debe entenderse por trabajo las ocupaciones materiales? 
No, el Espíritu trabaja como el cuerpo. Toda ocupación útil es un trabajo. 
676-¿Por qué es impuesto el trabajo al hombre? 
Es una consecuencia de su naturaleza corporal. Es una expiación y al mismo tiempo, un medio de perfeccionar su inteligencia. Sin el trabajo, el hombre permanecería en la infancia de la inteligencia y por esto sólo a su trabajo y actividad debe su subsistencia, su seguridad y su bienestar. Al que es débil de cuerpo Dios le da, en cambio, la inteligencia, pero siempre es trabajo. 
677-¿Por qué la Naturaleza provee por sí misma a todas las necesidades de los animales? 
Todo trabaja en la Naturaleza. Los animales trabajan como tú, pero su trabajo, como su inteligencia, está limitada los cuidados de su conservación, y he aquí por qué, entre ellos, el trabajo no conduce al progreso, mientras que en el hombre, tiene un doble objeto: la conservación del cuerpo y el desarrollo del pensamiento, que también es una necesidad, y que le eleva por encima de sí mismo. Cuando digo que el trabajo de los animales está limitada los cuidados de su conservación, entiendo hablar del objeto que se proponen al trabajar; pero ellos son, inconscientemente, y al mismo tiempo que proveen sus necesidades materiales, agentes que secundan los designios del Creador, y su trabajo no deja de concurrir al objetivo final de la Naturaleza, aunque con mucha frecuencia, no descubráis el resultado inmediato. 
678-En los mundos más perfeccionados, ¿el hombre está sometido a la misma necesidad del trabajo? 
La naturaleza del trabajo es relativa a la naturaleza de las necesidades. Cuanto menos materiales son las necesidades, menos material es el trabajo. Pero no creáis con eso que el hombre permanezca inactivo e inútil: la ociosidad sería un suplicio en vez de ser un beneficio. 
679-El hombre que posee bienes suficientes para asegurarse la existencia, ¿está exento de la ley del trabajo? 
Del trabajo material, tal vez, pero no de la obligación de hacerse útil según sus posibilidades, de perfeccionar su inteligencia o la de otros, lo que también es trabajo. Si el hombre a quien Dios ha confiado bienes suficientes para asegurarse la existencia, no está obligado a mantenerse con el sudor de su frente, la obligación de ser útil a sus semejantes es tanto mayor para él porque su desahogo le da más oportunidad de hacer el bien. 
680-¿No hay hombres que son incapaces de realizar cualquier tipo de trabajo y cuya existencia es inútil? 
Dios es justo y no condena más que aquel cuya existencia es voluntariamente inútil y vive dependiente del trabajo de los demás. Quiere que cada uno se haga útil, según sus facultades. (643).681-¿La ley natural impone a los hijos la obligación de trabajar por sus padres? 
Ciertamente, como los padres deben trabajar por sus hijos, y por esto Dios ha hecho del amor filial y del amor paternal un sentimiento natural, con el fin de que por medio de este afecto recíproco los miembros de una misma familia fuesen inducidos a ayudarse mutuamente, lo cual se desconoce con mucha frecuencia en vuestra sociedad actual. (205). 

Allan Kardec 
“El libro de los Espíritus”

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"  Es indispensable mantener el Espiritismo, cual fue entregado por los Mensajeros Divinos a Allan Kardec: sin compromisos políticos, sin profesionalismo religioso, sin personalismos deprimentes, sin pretensiones de conquista de poderes terrestres transitorios."
                          - Bezerra de Menezes -
(psicografía de Chico Xavier en reunión mediúmnica el 24-04-63 en Uberaba
Revista Reformador dic.1975)



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EL ESTUDIO RAZONADO DEL ESPIRITISMO

El estudio razonado del Espiritismo es de imprescindible necesidad para los
que sufren, porque no hay ningún ideal religioso o filosófico que dé contestación
satisfactoria a las preguntas que le hacen los desgraciados.
Yo bien preguntaba a Jesús la causa de mi infortunio, y uno de sus intérpretes en la Tierra, un pastor evangélico, me decía:

—No te impacientes, no te desesperes, no profundices cuestiones que nunca comprenderás. Ama a Dios, cree en la divinidad de Jesús, resígnate con el peso de tus culpas, y no murmures.*
—Pero señor —decía yo con impaciencia—, ¿qué culpas son éstas? Si a los ocho días de nacer me quedé ciega, ¿qué culpa pagaba yo entonces, si no tenía
tiempo de haber pecado?
—Sería para mortificación o escarmiento de tu madre.
— ¿Y por qué había yo de servirle de tormento sufriendo dolores que no merecía, puesto que aún yo era impecable?
—Nadie hay impecable, puesto que tiene el pecado de origen, originario de sus primeros padres, de Adán y Eva, que no obedecieron los mandatos del Señor.
—Y entonces, ¿por qué si todos son pecadores, no se quedan todos ciegos,
mancos, mudos, cojos o tullidos? Bien hay personas que no sufren el menor
quebranto en su salud durante su larga vida.
—Tienen penas en otro sentido.
— ¿Y el que como yo las ha tenido físicas y morales desde que nací? ¿Por qué para unos la luz y para otros la sombra?
—Hay misterios que el hombre no sabrá jamás. Sigue con tu cruz las huellas de Jesús, y un día entrarás con él en el reino de los cielos.
Este era todo el consuelo y la esperanza que me daba la religión de la Reforma. El ateísmo me ofrecía el suicidio como único puerto de salvación, así es que la religión me dejaba en brazos de la mendicidad sin más porvenir que vivir de limosna, un asilo para la vejez y un hospital para morir. El ateísmo me ofrecía la muerte, la nada, el no ser. El Espiritismo, en cambio, me dijo: “Hasta el último segundo de tu actual existencia podrás trabajar en bien de la Humanidad y en el progreso de tu espíritu. No eres más desgraciada que los otros por pertenecer a la raza de los desheredados. Tal casta no existe más que en la mente calenturienta de las religiones deicidas, que siempre les ha convenido crear siervos degradados para mantenerlos en la ignorancia y en la humillación.
“En ti no hay más vicios ni más virtudes que en la generalidad de los hombres. Tienes como todos los espíritus el tiempo y la eternidad por patrimonio, y tu libre albedrío para buscar el nido de las águilas o las madrigueras de los topos. Puedes llegar a ser asombro de los siglos venideros por tu profunda sabiduría, o permanecer estacionada como los sacerdotes de las religiones. Puedes servir de ejemplo por tus virtudes o ser piedra de escándalo por tu desenfreno. El hombre es hijo de sus obras, sobre ti pesan hoy tus desaciertos de ayer, las espinas te hieren, porque ayer pisoteaste las flores, la luz Te falta porque preferiste vivir en la sombra del vicio, pero la luz existe para ti, como existe para todos los seres que pueblan los mundos.
“Tu pobreza no te condena a la mendicidad, aún puedes trabajar, tu carencia de familia no es una maldición que pesa sobre ti. Puedes creártela espiritualmente, tus tareas literarias de otro tiempo, hoy te pueden facilitar los medios para aceptar la comunicación de los espíritus dando forma a sus revelaciones. No poseerás riquezas, no brillarás entre los grandes sabios, pero trabajarás en tu progreso y serás útil a los que son más desgraciados que tú.
“No te confundirás con los mendigos, no vivirás en la humillación y en el
abandono. Tu trabajo te puede hacer libre, el que quiere trabajar se conquista
un porvenir.”
Esto me dijo el Espiritismo, y así ha sido en realidad. En cambio, los que buscan la comunicación de los espíritus para saber dónde hay tesoros escondidos, qué número deben elegir en los billetes de la lotería para sacar el primer premio, qué medios deben emplear para adquirir tal o cual herencia, qué camino será el más corto para ser maestro en una ciencia determinada sin quemarse las pestañas estudiando, ni pasar malos ratos haciendo cálculos matemáticos, para estos espiritistas de conveniencia no tendrá nunca el Espiritismo ni una sonrisa ni una flor. Antes muy al contrario, pueden ser objeto de burlas terribles que les harán conocer (aunque tarde) que los espíritus elevados no se asocian jamás a las miserias humanas.
Los que crean que el Espiritismo es un arte de hacer fortuna o un modus vivendi como las demás religiones, i
ncurren en un error gravísimo, porque las  comunicaciones razonables de los buenos espíritus no son nunca para decir:
Deja tu hacienda y corre, que en tal punto hay un tesoro escondido esperando
tu llegada. No, lo que dicen es: “Trabaja hoy más que ayer, y mañana más que
hoy, y con tu propio esfuerzo encontrarás lo suficiente para vivir.”

Amalia Domingo Soler. 
Memorias de una mujer


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                           DISCIPLINA Y AMOR


Dos excesos deben evitarse en la educación de la juventud; demasiada severidad, y demasiada dulzura
Platón (427 AC-347 AC) Filósofo griego
Sin duda ninguna, estos dos conceptos -disciplina y amor- son las bases de la educación humana desde el principio de los tiempos. Todas las culturas, sociedades e imperios que han transcurrido en la historia de la humanidad han procurado educar a sus generaciones bajo estas premisas, porque entendían que en ellas se encontraba el germen de la fortaleza por un lado y de la virtud y bondad por el otro.
Es desilusionante comprobar cómo, en una sociedad donde se supone haber alcanzado las mayores cotas de conocimiento y evolución tecnológica, la educación humana ha experimentado un retroceso tan notable desde las primeras etapas del niño. Ya no se educa para ser buena persona el día de mañana; ni tan siquiera para adquirir la preparación necesaria que permita desarrollar los recursos y la fortaleza del niño ante las pruebas de la vida.
En esta sociedad alienada y materializada hasta la náusea, lo importante, lo prioritario, lo único que parece que nuestros hijos deban tener es alcanzar posición social, dinero, fama o satisfacer sus deseos, maximizando la comodidad al máximo, exaltando su nivel de competitividad (que no de competencia) de lucha, ante todo y ante todos, aunque para ello deban saltar por encima de los derechos y libertades de los otros.
Esta visión realista, -que no catastrofista-, de lo que está ocurriendo en muchas sociedades del planeta no es más que el reflejo del predominio del egoísmo y el materialismo de una sociedad enferma y carente de aquellos valores que elevan al ser humano a su verdadero lugar.
Es tan pueril “confundir lo que somos con lo que tenemos” que esto nos lleva directamente al desastre social, como seres humanos obligados a convivir y compartir en sociedad. Esta patología social no es sólo actual, y sino se corrige a tiempo la heredarán las generaciones venideras; pues la educación es la base de las estructuras sociales del futuro, y si nuestros jóvenes están siendo educados en este ambiente -que desprecia los valores humanos- para concentrarse únicamente en la acumulación de bienes materiales, y en el triunfo del personalismo y el narcisismo, están sembrándose las bases de la desigualdad, el egoísmo, la violencia y el odio.
Se puede pensar que estamos exagerando; pero nada más lejos de la realidad; ya son muchas las voces que se levantan contra el sin sentido de educar de esta forma. Curiosamente muchos padres, víctimas de su propio egoísmo, creen que “ser padres” es “tener hijos”. Ambas premisas pueden ser enormemente contradictorias.
El egoísmo de muchos de ellos les lleva a entender, que la educación de los hijos apenas les corresponde, y que ha de ofrecerse en los colegios e institutos, cuando lo correcto es que la educación se lleve a cabo por los padres desde el mismo momento del embarazo; dejando a las instituciones la formación y las costumbres como base de su trabajo.
Una extravagante deriva de la psicología educativa, todavía predominante en algunos programas de formación, minusvalora la disciplina porque “exige esfuerzo”, y ningunea el amor paterno-filial al confundirlo con “el afecto” y no darle apenas la importancia que merece. Esta tendencia psicológica, heredada del pensamiento materialista y escéptico, apenas concede importancia a las cuestiones de orden moral (merecimiento, solidaridad, disciplina, empatía, generosidad,etc.) que han sido las bases de toda buena educación de los pueblos y de las sociedades a lo largo de la historia.
Conceptos como la ética, la virtud, el ejemplo, la moral, la honestidad, la justicia, la bondad, etc. son ninguneados a menudo por muchos de estos programas de formación; dando lugar a adoctrinamientos basados en el libertinaje, el individualismo, el egoísmo y el materialismo, donde “el fin justifica los medios”; y para estas tendencias educativas el fin y el éxito educativo se basa en “el triunfo material de la persona; la fama, el prestigio, la riqueza, la posición social, etc. “Se educa para destacar y diferenciarse de los demás, no para servir de ejemplo de valores y comportamiento humano”.
Por poner un ejemplo del mundo antiguo, hace ahora dos mil quinientos años la educación en la Grecia de Pericles tendría muchos valores que enseñar a la actual; tanto es así que el propio Sócrates se manifestaba así en sus diálogos con Alcibíades:
“Todas las ciudades, repúblicas y todos los poderes; si están privados de la virtud, su ruina es infalible. Y si gobernáis injustamente, y en lugar de suspirar por la verdadera luz, os fijáis en lo que está sin Dios y lleno de tinieblas, no haréis, sin que pueda ser de otra manera, sino obras de tinieblas, porque no os conoceréis a vosotros mismos.”
No es más que un ejemplo de cómo la conducta humana se traslada a la conducta social, y por ello, la base de una educación sin valores morales, sin justicia, y sin la virtud necesaria de los gobernantes, conduce al desastre en todas las sociedades y los imperios que han transcurrido por la historia, por muy fuertes y poderosos que se crean así mismos.
La conducta humana tiene su base en la educación; de ahí que sea tan importante no sólo aprender conceptos sino adquirir actitudes y para ello, la mejor disciplina prepara mejor que ninguna otra cosa al individuo para los retos presentes y del porvenir.
En la mejor de las escuelas de inteligencia emocional ya se prioriza, por encima del coeficiente intelectual del alumno las habilidades emocionales; las capacidades de resistencia ante el deseo, la perseverancia, la disciplina emocional, etc. Este es un camino válido para no crear futuros ciudadanos desnortados por la frustración, al no poder enfrentar con fortaleza los reveses que la vida les presenta porque no han sido educados ni preparados para ello.
“La eterna lucha entre deseo y autocontrol refleja el carácter y permite determinar la probable trayectoria que el niño seguirá en su vida. Aquellos cuya disciplina les permite resistir al impulso (deseo) y refrenar sus emociones, serán más emprendedores y más capaces de afrontar las frustraciones de la vida.” Dr. Daniel Góleman
El valor disciplina -bien aplicada- es enorme, es un forjador del carácter que el niño llevará consigo toda su vida y que le ayudará sobremanera a salir airoso de las dificultades que se le presenten. Pero este valor está cojo sino es acompañado por el ejemplo del amor que todo padre debe brindar a sus hijos en todo momento. Es responsabilidad paterna de aquellos que se sienten padres y que no han buscado hijos únicamente para satisfacer sus propios egos.
El amor es sin duda la piedra angular de la educación, no sólo por el ejemplo que el hijo aprende de los padres, sino porque las cualidades que de él se desprenden: generosidad, honestidad, caridad, fraternidad, perdón, empatía, virtud, etc. son la base educacional más completa que podamos dar a nuestros hijos.
Y el amor sin valores morales no presenta contenido alguno, pues el hombre es un ser moral; con capacidad de distinguir el bien y el mal porque para ello tiene libre albedrío y es responsable de sus actos. Aquellos que creen poder prescindir de la moral se equivocan notablemente; pues aunque sean ateos, agnósticos o escépticos, es de suponer que querrán lo mejor para sus hijos, y una buena educación carente de sentido y disciplina moral es nefasta para el desarrollo psicológico, emocional y espiritual del ser humano.
Las leyes morales se encuentran en la conciencia del ser humano, por lo que nadie puede renunciar a ellas, ya que forman parte de su acervo y herencia biológico-psicológico-espiritual. Como decía el gran filósofo Imanuel Kant:
“Dos cosas merecen mi mayor admiración y respeto; el cielo estrellado que hay sobre mí y la ley moral que se encuentra en mi interior”
 Así pues, la educación en valores morales es la base del desarrollo equilibrado de la persona humana; y si priorizamos la misma en la disciplina y el amor, el éxito está asegurado no sólo para nuestros hijos, sino también para la sociedad de la que formamos parte ahora y las nuevas generaciones que vendrán.
Disciplina y amor por:  Antonio Lledó Flor
©2017, Amor, paz y caridad

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                              ¿Hablamos de la obsesión?

La obsesión es el resultado de una imperfección moral que atrae a los espíritus inferiores. En cierto modo es un término genérico por el cual se designa esta clase de fenómeno cuyas principales variedades son: Obsesión simple, fascinación y subyugación. Es una enfermedad de difícil erradicación, ya que es la acción persistente que un espíritu ejerce sobre otro individuo mediante la transmisión de cerebro a cerebro, siendo un síndrome alarmante. Presenta caracteres muy diferentes, desde la simple influencia moral, sin signos exteriores, hasta el desequilibrio completo del organismo y de las facultades mentales.

El obsesado, que es un Espíritu enfermo, es importunado, atormentado, perseguido. El verdugo del pasado, a veces,  se convierte en víctima del presente.

El obsesor, es un hermano también enfermo y desdichado dominado por una idea fija de vengarse. Se olvida de todos los demás y pasa a vivir en función de quien es blanco de sus planes.

Los Espíritus obsesores obran al principio de manera sutil, interfiriendo gradualmente y progresivamente en la mente del Espíritu encarnado, pudiendo alcanzar situaciones extremas de completo dominio. Es una inspiración que luego se torna intempestiva con el tiempo y su alteración obsesora incide en la mente encarnada.   Esa acción puede ser reconocida, al comienzo, como una fuerza psíquica que interfiere en los procesos mentales, una voluntad dominada por otra voluntad o una inquietud creciente sin motivo aparente. Esta interferencia, lo apreciamos en la radio, cuando una emisora clandestina pasa a utilizar una determinada frecuencia, operada por otra, perjudicando su transmisión.

Al considerar que los hombres son los mismos, que cargan con sus vicios y pasiones, sus conquistas y experiencias donde quieran que estén, favorecen la obsesión, siendo las causas para este grave problema, porque constituyen un daño para el cuerpo físico y para la mente,  principalmente centrándose en el alcoholismo,  vehículo de obsesores crueles, en la sexualidad, obsesiones degradantes, en los estupefacientes que actúan en sus centros nerviosos permitiendo que afloren impresiones del pasado, que mezclados a los frustrantes del presente desequilibra la emotividad ofreciendo un amplio campo a los encarnados con desesperación emocional.  Sin olvidarse del tabaquismo que provoca graves enfermedades, como bien sabemos. Así también cómo el móvil de la venganza de un Espíritu, que generalmente se originó en las relaciones que ambos mantuvieron en una existencia anterior. Ellos se encuentran imantados por la Justicia Divina, manteniendo una prolongada conjugación.

El obsesor toma el cuerpo del obsesado que no tiene fuerza moral para resistir. Lo hace por maldad hacia él, a quién tortura y martiriza de todas las formas posibles. A veces sirviéndose de los miembros y órganos del desdichado, blasfemando, injuriando y maltratando a los que le rodean, mostrándose protagonista de actos excéntricos con todos los caracteres de la locura. Los tratamientos médicos en estos casos son impotentes en tanto subsista la causa generadora.

Hemos de recordar también que la glotonería, la ira, los celos, la envidia, la soberbia, la avaricia, el miedo, el egoísmo, son carreteras de acceso para mentes desvinculadas del vehículo somático,  que viven en una tormentosa y vigilante búsqueda en el mundo espiritual y que continúan sedientos del placer perdido.

Encontramos en ese binomio las más variadas relaciones y tipos de obsesiones comenzando desde la influencia de encarnado al encarnado: siendo en la familia los padres que reciben en sus brazos a anteriores obsesores. El obsesor de ayer que acoge a su víctima de antaño. El marido posesivo que subyuga a la esposa, y  la esposa que tiraniza y limita su libertad al marido,  son expresiones de tal tipo de obsesión reciproca. De espíritu a espíritu en la erraticidad: Enemigos en la Tierra. De encarnado a desencarnado y a la inversa: Amor de seres egoístas que se encuentran en el sueño físico. No es raro que el hombre sea el obsesor de sí mismo, convirtiéndose en un enfermo imaginario, con molestias fantasmales, que los médicos no detectan en sus consultas.

¿Cómo actuar ante el obsesado y el obsesor? la Doctrina Espírita nos enseña que ca una causa física, se opone una fuerza física, a una causa moral se opone una fuerza moral. iPara preservarse de las enfermedades se fortifica el cuerpo, para prevenir la obsesión hay que robustecer el alma; razón por la cual el obsesado necesita trabajar en su propio mejoramiento, lo que puede bastar para liberarse.  Aplicar el pase terapéutico es un buen método de auxilio. Ante ellos y en todos los casos debemos practicar fundamentalmente la plegaria. Sería bueno, tener la oportunidad de establecer contacto, en una casa espírita, con el obsesor que está dominando mentalmente a la víctima, para actuar sobre el ser inteligente y bajo la influencia moral hacerle comprender el atraso de su comportamiento, haciéndole llegar a un pacto de amor para superar su enfrentamiento. Naturalmente, esta situación nos demoraría en el tiempo, dependiendo de la dureza del Espíritu que está dominando, pero el resultado esclarecedor sería una prueba más de la Misericordia de Dios para con todos nosotros, al permitirnos trabajar hacía el bien.

- Juan Miguel Fernandez Muñoz-
Publicado en el Blog "El Ángel del Bien" 

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