CONTENIDO DE ESTE BLOG EN EL DIA DE HOY:
- Necesidad del trabajo.
- El estudio razonado del Espiritismo.
- Disciplina y amor.
- ¿ Hablamos de la Obsesión?
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NECESIDAD DEL TRABAJO
674-¿La necesidad del trabajo es una ley de la Naturaleza?
El trabajo es una ley natural por lo mismo que es una necesidad y la civilización obliga al hombre a trabajar más porque aumenta sus necesidades y sus placeres.
675-¿Sólo debe entenderse por trabajo las ocupaciones materiales?
No, el Espíritu trabaja como el cuerpo. Toda ocupación útil es un trabajo.
676-¿Por qué es impuesto el trabajo al hombre?
Es una consecuencia de su naturaleza corporal. Es una expiación y al mismo tiempo, un medio de perfeccionar su inteligencia. Sin el trabajo, el hombre permanecería en la infancia de la inteligencia y por esto sólo a su trabajo y actividad debe su subsistencia, su seguridad y su bienestar. Al que es débil de cuerpo Dios le da, en cambio, la inteligencia, pero siempre es trabajo.
677-¿Por qué la Naturaleza provee por sí misma a todas las necesidades de los animales?
Todo trabaja en la Naturaleza. Los animales trabajan como tú, pero su trabajo, como su inteligencia, está limitada los cuidados de su conservación, y he aquí por qué, entre ellos, el trabajo no conduce al progreso, mientras que en el hombre, tiene un doble objeto: la conservación del cuerpo y el desarrollo del pensamiento, que también es una necesidad, y que le eleva por encima de sí mismo. Cuando digo que el trabajo de los animales está limitada los cuidados de su conservación, entiendo hablar del objeto que se proponen al trabajar; pero ellos son, inconscientemente, y al mismo tiempo que proveen sus necesidades materiales, agentes que secundan los designios del Creador, y su trabajo no deja de concurrir al objetivo final de la Naturaleza, aunque con mucha frecuencia, no descubráis el resultado inmediato.
678-En los mundos más perfeccionados, ¿el hombre está sometido a la misma necesidad del trabajo?
La naturaleza del trabajo es relativa a la naturaleza de las necesidades. Cuanto menos materiales son las necesidades, menos material es el trabajo. Pero no creáis con eso que el hombre permanezca inactivo e inútil: la ociosidad sería un suplicio en vez de ser un beneficio.
679-El hombre que posee bienes suficientes para asegurarse la existencia, ¿está exento de la ley del trabajo?
Del trabajo material, tal vez, pero no de la obligación de hacerse útil según sus posibilidades, de perfeccionar su inteligencia o la de otros, lo que también es trabajo. Si el hombre a quien Dios ha confiado bienes suficientes para asegurarse la existencia, no está obligado a mantenerse con el sudor de su frente, la obligación de ser útil a sus semejantes es tanto mayor para él porque su desahogo le da más oportunidad de hacer el bien.
680-¿No hay hombres que son incapaces de realizar cualquier tipo de trabajo y cuya existencia es inútil?
Dios es justo y no condena más que aquel cuya existencia es voluntariamente inútil y vive dependiente del trabajo de los demás. Quiere que cada uno se haga útil, según sus facultades. (643).681-¿La ley natural impone a los hijos la obligación de trabajar por sus padres?
Ciertamente, como los padres deben trabajar por sus hijos, y por esto Dios ha hecho del amor filial y del amor paternal un sentimiento natural, con el fin de que por medio de este afecto recíproco los miembros de una misma familia fuesen inducidos a ayudarse mutuamente, lo cual se desconoce con mucha frecuencia en vuestra sociedad actual. (205).
Allan Kardec
“El libro de los Espíritus”
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" Es indispensable mantener el Espiritismo, cual fue entregado por los Mensajeros Divinos a Allan Kardec: sin compromisos políticos, sin profesionalismo religioso, sin personalismos deprimentes, sin pretensiones de conquista de poderes terrestres transitorios."
- Bezerra de Menezes -
(psicografía de Chico Xavier en reunión mediúmnica el 24-04-63 en Uberaba
Revista Reformador dic.1975)
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EL ESTUDIO RAZONADO DEL ESPIRITISMO
que sufren, porque no hay ningún ideal religioso o filosófico que dé contestación
satisfactoria a las preguntas que le hacen los desgraciados.
Yo bien preguntaba a Jesús la causa de mi infortunio, y uno de sus intérpretes en la Tierra, un pastor evangélico, me decía:
—No te impacientes, no te desesperes, no profundices cuestiones que nunca comprenderás. Ama a Dios, cree en la divinidad de Jesús, resígnate con el peso de tus culpas, y no murmures.*
—Pero señor —decía yo con impaciencia—, ¿qué culpas son éstas? Si a los ocho días de nacer me quedé ciega, ¿qué culpa pagaba yo entonces, si no tenía
tiempo de haber pecado?
—Sería para mortificación o escarmiento de tu madre.
— ¿Y por qué había yo de servirle de tormento sufriendo dolores que no merecía, puesto que aún yo era impecable?
—Nadie hay impecable, puesto que tiene el pecado de origen, originario de sus primeros padres, de Adán y Eva, que no obedecieron los mandatos del Señor.
—Y entonces, ¿por qué si todos son pecadores, no se quedan todos ciegos,
mancos, mudos, cojos o tullidos? Bien hay personas que no sufren el menor
quebranto en su salud durante su larga vida.
—Tienen penas en otro sentido.
— ¿Y el que como yo las ha tenido físicas y morales desde que nací? ¿Por qué para unos la luz y para otros la sombra?
—Hay misterios que el hombre no sabrá jamás. Sigue con tu cruz las huellas de Jesús, y un día entrarás con él en el reino de los cielos.
Este era todo el consuelo y la esperanza que me daba la religión de la Reforma. El ateísmo me ofrecía el suicidio como único puerto de salvación, así es que la religión me dejaba en brazos de la mendicidad sin más porvenir que vivir de limosna, un asilo para la vejez y un hospital para morir. El ateísmo me ofrecía la muerte, la nada, el no ser. El Espiritismo, en cambio, me dijo: “Hasta el último segundo de tu actual existencia podrás trabajar en bien de la Humanidad y en el progreso de tu espíritu. No eres más desgraciada que los otros por pertenecer a la raza de los desheredados. Tal casta no existe más que en la mente calenturienta de las religiones deicidas, que siempre les ha convenido crear siervos degradados para mantenerlos en la ignorancia y en la humillación.
“En ti no hay más vicios ni más virtudes que en la generalidad de los hombres. Tienes como todos los espíritus el tiempo y la eternidad por patrimonio, y tu libre albedrío para buscar el nido de las águilas o las madrigueras de los topos. Puedes llegar a ser asombro de los siglos venideros por tu profunda sabiduría, o permanecer estacionada como los sacerdotes de las religiones. Puedes servir de ejemplo por tus virtudes o ser piedra de escándalo por tu desenfreno. El hombre es hijo de sus obras, sobre ti pesan hoy tus desaciertos de ayer, las espinas te hieren, porque ayer pisoteaste las flores, la luz Te falta porque preferiste vivir en la sombra del vicio, pero la luz existe para ti, como existe para todos los seres que pueblan los mundos.
“Tu pobreza no te condena a la mendicidad, aún puedes trabajar, tu carencia de familia no es una maldición que pesa sobre ti. Puedes creártela espiritualmente, tus tareas literarias de otro tiempo, hoy te pueden facilitar los medios para aceptar la comunicación de los espíritus dando forma a sus revelaciones. No poseerás riquezas, no brillarás entre los grandes sabios, pero trabajarás en tu progreso y serás útil a los que son más desgraciados que tú.
“No te confundirás con los mendigos, no vivirás en la humillación y en el
abandono. Tu trabajo te puede hacer libre, el que quiere trabajar se conquista
un porvenir.”
Esto me dijo el Espiritismo, y así ha sido en realidad. En cambio, los que buscan la comunicación de los espíritus para saber dónde hay tesoros escondidos, qué número deben elegir en los billetes de la lotería para sacar el primer premio, qué medios deben emplear para adquirir tal o cual herencia, qué camino será el más corto para ser maestro en una ciencia determinada sin quemarse las pestañas estudiando, ni pasar malos ratos haciendo cálculos matemáticos, para estos espiritistas de conveniencia no tendrá nunca el Espiritismo ni una sonrisa ni una flor. Antes muy al contrario, pueden ser objeto de burlas terribles que les harán conocer (aunque tarde) que los espíritus elevados no se asocian jamás a las miserias humanas.
Los que crean que el Espiritismo es un arte de hacer fortuna o un modus vivendi como las demás religiones, incurren en un error gravísimo, porque las comunicaciones razonables de los buenos espíritus no son nunca para decir:
Deja tu hacienda y corre, que en tal punto hay un tesoro escondido esperando
tu llegada. No, lo que dicen es: “Trabaja hoy más que ayer, y mañana más que
hoy, y con tu propio esfuerzo encontrarás lo suficiente para vivir.”
Amalia Domingo Soler.
Memorias de una mujer
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DISCIPLINA Y AMOR
“Dos excesos deben evitarse en la educación de la juventud; demasiada severidad, y demasiada dulzura”
Platón (427 AC-347 AC) Filósofo griego
Sin duda ninguna, estos dos conceptos -disciplina y amor- son las bases de la educación humana desde el principio de los tiempos. Todas las culturas, sociedades e imperios que han transcurrido en la historia de la humanidad han procurado educar a sus generaciones bajo estas premisas, porque entendían que en ellas se encontraba el germen de la fortaleza por un lado y de la virtud y bondad por el otro.
Es desilusionante comprobar cómo, en una sociedad donde se supone haber alcanzado las mayores cotas de conocimiento y evolución tecnológica, la educación humana ha experimentado un retroceso tan notable desde las primeras etapas del niño. Ya no se educa para ser buena persona el día de mañana; ni tan siquiera para adquirir la preparación necesaria que permita desarrollar los recursos y la fortaleza del niño ante las pruebas de la vida.
En esta sociedad alienada y materializada hasta la náusea, lo importante, lo prioritario, lo único que parece que nuestros hijos deban tener es alcanzar posición social, dinero, fama o satisfacer sus deseos, maximizando la comodidad al máximo, exaltando su nivel de competitividad (que no de competencia) de lucha, ante todo y ante todos, aunque para ello deban saltar por encima de los derechos y libertades de los otros.
Esta visión realista, -que no catastrofista-, de lo que está ocurriendo en muchas sociedades del planeta no es más que el reflejo del predominio del egoísmo y el materialismo de una sociedad enferma y carente de aquellos valores que elevan al ser humano a su verdadero lugar.
Es tan pueril “confundir lo que somos con lo que tenemos” que esto nos lleva directamente al desastre social, como seres humanos obligados a convivir y compartir en sociedad. Esta patología social no es sólo actual, y sino se corrige a tiempo la heredarán las generaciones venideras; pues la educación es la base de las estructuras sociales del futuro, y si nuestros jóvenes están siendo educados en este ambiente -que desprecia los valores humanos- para concentrarse únicamente en la acumulación de bienes materiales, y en el triunfo del personalismo y el narcisismo, están sembrándose las bases de la desigualdad, el egoísmo, la violencia y el odio.
Se puede pensar que estamos exagerando; pero nada más lejos de la realidad; ya son muchas las voces que se levantan contra el sin sentido de educar de esta forma. Curiosamente muchos padres, víctimas de su propio egoísmo, creen que “ser padres” es “tener hijos”. Ambas premisas pueden ser enormemente contradictorias.
El egoísmo de muchos de ellos les lleva a entender, que la educación de los hijos apenas les corresponde, y que ha de ofrecerse en los colegios e institutos, cuando lo correcto es que la educación se lleve a cabo por los padres desde el mismo momento del embarazo; dejando a las instituciones la formación y las costumbres como base de su trabajo.
Una extravagante deriva de la psicología educativa, todavía predominante en algunos programas de formación, minusvalora la disciplina porque “exige esfuerzo”, y ningunea el amor paterno-filial al confundirlo con “el afecto” y no darle apenas la importancia que merece. Esta tendencia psicológica, heredada del pensamiento materialista y escéptico, apenas concede importancia a las cuestiones de orden moral (merecimiento, solidaridad, disciplina, empatía, generosidad,etc.) que han sido las bases de toda buena educación de los pueblos y de las sociedades a lo largo de la historia.
Conceptos como la ética, la virtud, el ejemplo, la moral, la honestidad, la justicia, la bondad, etc. son ninguneados a menudo por muchos de estos programas de formación; dando lugar a adoctrinamientos basados en el libertinaje, el individualismo, el egoísmo y el materialismo, donde “el fin justifica los medios”; y para estas tendencias educativas el fin y el éxito educativo se basa en “el triunfo material de la persona; la fama, el prestigio, la riqueza, la posición social, etc. “Se educa para destacar y diferenciarse de los demás, no para servir de ejemplo de valores y comportamiento humano”.
Por poner un ejemplo del mundo antiguo, hace ahora dos mil quinientos años la educación en la Grecia de Pericles tendría muchos valores que enseñar a la actual; tanto es así que el propio Sócrates se manifestaba así en sus diálogos con Alcibíades:
“Todas las ciudades, repúblicas y todos los poderes; si están privados de la virtud, su ruina es infalible. Y si gobernáis injustamente, y en lugar de suspirar por la verdadera luz, os fijáis en lo que está sin Dios y lleno de tinieblas, no haréis, sin que pueda ser de otra manera, sino obras de tinieblas, porque no os conoceréis a vosotros mismos.”
No es más que un ejemplo de cómo la conducta humana se traslada a la conducta social, y por ello, la base de una educación sin valores morales, sin justicia, y sin la virtud necesaria de los gobernantes, conduce al desastre en todas las sociedades y los imperios que han transcurrido por la historia, por muy fuertes y poderosos que se crean así mismos.
La conducta humana tiene su base en la educación; de ahí que sea tan importante no sólo aprender conceptos sino adquirir actitudes y para ello, la mejor disciplina prepara mejor que ninguna otra cosa al individuo para los retos presentes y del porvenir.
En la mejor de las escuelas de inteligencia emocional ya se prioriza, por encima del coeficiente intelectual del alumno las habilidades emocionales; las capacidades de resistencia ante el deseo, la perseverancia, la disciplina emocional, etc. Este es un camino válido para no crear futuros ciudadanos desnortados por la frustración, al no poder enfrentar con fortaleza los reveses que la vida les presenta porque no han sido educados ni preparados para ello.
“La eterna lucha entre deseo y autocontrol refleja el carácter y permite determinar la probable trayectoria que el niño seguirá en su vida. Aquellos cuya disciplina les permite resistir al impulso (deseo) y refrenar sus emociones, serán más emprendedores y más capaces de afrontar las frustraciones de la vida.” Dr. Daniel Góleman
El valor disciplina -bien aplicada- es enorme, es un forjador del carácter que el niño llevará consigo toda su vida y que le ayudará sobremanera a salir airoso de las dificultades que se le presenten. Pero este valor está cojo sino es acompañado por el ejemplo del amor que todo padre debe brindar a sus hijos en todo momento. Es responsabilidad paterna de aquellos que se sienten padres y que no han buscado hijos únicamente para satisfacer sus propios egos.
El amor es sin duda la piedra angular de la educación, no sólo por el ejemplo que el hijo aprende de los padres, sino porque las cualidades que de él se desprenden: generosidad, honestidad, caridad, fraternidad, perdón, empatía, virtud, etc. son la base educacional más completa que podamos dar a nuestros hijos.
Y el amor sin valores morales no presenta contenido alguno, pues el hombre es un ser moral; con capacidad de distinguir el bien y el mal porque para ello tiene libre albedrío y es responsable de sus actos. Aquellos que creen poder prescindir de la moral se equivocan notablemente; pues aunque sean ateos, agnósticos o escépticos, es de suponer que querrán lo mejor para sus hijos, y una buena educación carente de sentido y disciplina moral es nefasta para el desarrollo psicológico, emocional y espiritual del ser humano.
Las leyes morales se encuentran en la conciencia del ser humano, por lo que nadie puede renunciar a ellas, ya que forman parte de su acervo y herencia biológico-psicológico-espiritual. Como decía el gran filósofo Imanuel Kant:
“Dos cosas merecen mi mayor admiración y respeto; el cielo estrellado que hay sobre mí y la ley moral que se encuentra en mi interior”
Así pues, la educación en valores morales es la base del desarrollo equilibrado de la persona humana; y si priorizamos la misma en la disciplina y el amor, el éxito está asegurado no sólo para nuestros hijos, sino también para la sociedad de la que formamos parte ahora y las nuevas generaciones que vendrán.
Disciplina y amor por: Antonio Lledó Flor
©2017, Amor, paz y caridad************************************
¿Hablamos de la obsesión?
La obsesión es el resultado de una imperfección moral que atrae a los espíritus inferiores. En cierto modo es un término genérico por el cual se designa esta clase de fenómeno cuyas principales variedades son: Obsesión simple, fascinación y subyugación. Es una enfermedad de difícil erradicación, ya que es la acción persistente que un espíritu ejerce sobre otro individuo mediante la transmisión de cerebro a cerebro, siendo un síndrome alarmante. Presenta caracteres muy diferentes, desde la simple influencia moral, sin signos exteriores, hasta el desequilibrio completo del organismo y de las facultades mentales.
El obsesado, que es un Espíritu enfermo, es importunado, atormentado, perseguido. El verdugo del pasado, a veces, se convierte en víctima del presente.
El obsesor, es un hermano también enfermo y desdichado dominado por una idea fija de vengarse. Se olvida de todos los demás y pasa a vivir en función de quien es blanco de sus planes.
Los Espíritus obsesores obran al principio de manera sutil, interfiriendo gradualmente y progresivamente en la mente del Espíritu encarnado, pudiendo alcanzar situaciones extremas de completo dominio. Es una inspiración que luego se torna intempestiva con el tiempo y su alteración obsesora incide en la mente encarnada. Esa acción puede ser reconocida, al comienzo, como una fuerza psíquica que interfiere en los procesos mentales, una voluntad dominada por otra voluntad o una inquietud creciente sin motivo aparente. Esta interferencia, lo apreciamos en la radio, cuando una emisora clandestina pasa a utilizar una determinada frecuencia, operada por otra, perjudicando su transmisión.
Al considerar que los hombres son los mismos, que cargan con sus vicios y pasiones, sus conquistas y experiencias donde quieran que estén, favorecen la obsesión, siendo las causas para este grave problema, porque constituyen un daño para el cuerpo físico y para la mente, principalmente centrándose en el alcoholismo, vehículo de obsesores crueles, en la sexualidad, obsesiones degradantes, en los estupefacientes que actúan en sus centros nerviosos permitiendo que afloren impresiones del pasado, que mezclados a los frustrantes del presente desequilibra la emotividad ofreciendo un amplio campo a los encarnados con desesperación emocional. Sin olvidarse del tabaquismo que provoca graves enfermedades, como bien sabemos. Así también cómo el móvil de la venganza de un Espíritu, que generalmente se originó en las relaciones que ambos mantuvieron en una existencia anterior. Ellos se encuentran imantados por la Justicia Divina, manteniendo una prolongada conjugación.
El obsesor toma el cuerpo del obsesado que no tiene fuerza moral para resistir. Lo hace por maldad hacia él, a quién tortura y martiriza de todas las formas posibles. A veces sirviéndose de los miembros y órganos del desdichado, blasfemando, injuriando y maltratando a los que le rodean, mostrándose protagonista de actos excéntricos con todos los caracteres de la locura. Los tratamientos médicos en estos casos son impotentes en tanto subsista la causa generadora.
Hemos de recordar también que la glotonería, la ira, los celos, la envidia, la soberbia, la avaricia, el miedo, el egoísmo, son carreteras de acceso para mentes desvinculadas del vehículo somático, que viven en una tormentosa y vigilante búsqueda en el mundo espiritual y que continúan sedientos del placer perdido.
Encontramos en ese binomio las más variadas relaciones y tipos de obsesiones comenzando desde la influencia de encarnado al encarnado: siendo en la familia los padres que reciben en sus brazos a anteriores obsesores. El obsesor de ayer que acoge a su víctima de antaño. El marido posesivo que subyuga a la esposa, y la esposa que tiraniza y limita su libertad al marido, son expresiones de tal tipo de obsesión reciproca. De espíritu a espíritu en la erraticidad: Enemigos en la Tierra. De encarnado a desencarnado y a la inversa: Amor de seres egoístas que se encuentran en el sueño físico. No es raro que el hombre sea el obsesor de sí mismo, convirtiéndose en un enfermo imaginario, con molestias fantasmales, que los médicos no detectan en sus consultas.
¿Cómo actuar ante el obsesado y el obsesor? la Doctrina Espírita nos enseña que ca una causa física, se opone una fuerza física, a una causa moral se opone una fuerza moral. iPara preservarse de las enfermedades se fortifica el cuerpo, para prevenir la obsesión hay que robustecer el alma; razón por la cual el obsesado necesita trabajar en su propio mejoramiento, lo que puede bastar para liberarse. Aplicar el pase terapéutico es un buen método de auxilio. Ante ellos y en todos los casos debemos practicar fundamentalmente la plegaria. Sería bueno, tener la oportunidad de establecer contacto, en una casa espírita, con el obsesor que está dominando mentalmente a la víctima, para actuar sobre el ser inteligente y bajo la influencia moral hacerle comprender el atraso de su comportamiento, haciéndole llegar a un pacto de amor para superar su enfrentamiento. Naturalmente, esta situación nos demoraría en el tiempo, dependiendo de la dureza del Espíritu que está dominando, pero el resultado esclarecedor sería una prueba más de la Misericordia de Dios para con todos nosotros, al permitirnos trabajar hacía el bien.
- Juan Miguel Fernandez Muñoz-
Publicado en el Blog "El Ángel del Bien"
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