Contenido de este Blog en este día:
- El Más Allá de la vida.
- El Periespíritu
- El bienestar que viene de Dios
- La otra Primavera
- El bienestar que viene de Dios
- La otra Primavera
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El Más Allá de la vida
¿Que nos espera después de la muerte física?
Esta es una pregunta que muchos se hacen. Ante el desconocimiento de lo que nos aguarda, alimentan el terror a la muerte.
Hay personas que ni tan siquiera osan mencionar la palabra, como si eso fuese a atraer el hecho para sí o para los suyos. Pero eso no impide que la muerte llegue.
El miedo a morir esta muy en función del desconocimiento de que más allá de la vida corporal, existe la verdadera, la vida espiritual.
Aunque algunos todavía duden, es una certeza. El Doctor Raymond Moody Jr., con residencia en la Escuela de Medicina de la Universidad de Virginia, en los Estados Unidos, posee una larga experiencia en este asunto.
Con varios libros publicados, él relata los casos de pacientes que tuvieron Experiencias de Casi Muerte, esto es, personas que sufrieron problemas graves que casi les señalaron la muerte y regresaron, contando lo que les aconteció en aquel periodo.
Aunque algunos traten tales relatos como alucinación, no se puede concebir que, al retornar al cuerpo después de la muerte aparente, tales criaturas relaten hechos, situaciones, casi siempre confirmados.
Mas recientemente, el Dr. Moody pasó a analizar el caso de niños que sufrieron una muerte aparente.
Porque, dice él, si el adulto tuvo tiempo para ser influenciado y modelado por las experiencias de su vida y sus creencias religiosas, los pequeños no están profundamente influenciados por el ambiente cultural y en ellos la experiencia adquiere un cierto frescor.
Es el caso de la pequeña de siete años que, al atravesar un trecho congelado de un río, cayó y se golpeó en la cabeza. Se desmayó y permaneció inconsciente durante doce horas.
Durante ese tiempo, el médico no sabía su ella iba a morir o a vivir.
La pequeña se vio en un jardín extraordinariamente bello, con flores semejantes a dalias enormes.
Miró y vio a un ser a su lado. Se sintió amada y reconfortada por su presencia. Fue una sensación deliciosa, como jamás había experimentado en su vida.
El ser entonces le dijo: Vas a regresar. Y ella respondió: Si.
Él le preguntó por qué ella quería regresar a su cuerpo y ella dijo: Porque mi madre me necesita.
Después de eso, se sintió descendiendo por un túnel. Despertó en la cama, se levantó y dijo: ¡ Hola mamá !
Esa es una buena evidencia de que hay vida después de la muerte.
Proseguiremos viviendo, porque el Espíritu es inmortal y habrá de retornar, muchas veces aún, al escenario de la Tierra, hasta su completa depuración.
* * *
Cuando los niños relatan sus Experiencias de Casi Muerte, se constata que un número sorprendente de ellos, se ven en cuerpos espirituales adultos.
Tal hehco está llevando a exponentes de la Psiquiatría, de la Psicología y del Psicoanálisis, a la conclusión de que el hombre no es un ser físico viviendo experiencias espirituales, sino un ser espiritual, temporalmente ligado a un cuerpo físico.
Es la Ciencia llevando al hombre a reconocer las verdades ya propagadas desde la remota Antigüedad y divulgadas por Cristo.
Redacción de Momento Espírita, con base en el cap. 3,del libro La luz del Más Allá, de Raymond Moody, Jr.,ed. Nórdica- 2013.
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EL PERIESPÍRITU
Los espíritus, según hemos dicho tienen su cuerpo fluídico al que se da el nombre de
«periespíritu». Su substancia es tomada en el fluido universal o cósmico que lo forma y
alimenta, como el aire forma y alimenta el cuerpo material del hombre.
El periespíritu es más
o menos etéreo según los mundos y el grado de depuración del espíritu. En los mundos y en
los espíritus inferiores, su naturaleza es más primitiva y se acerca mucho a la materia bruta.
En la encarnación, el espíritu conserva su periespíritu, que es el órgano transmisión de todas
las sanciones. Para las que vienen del exterior puede decirse que el cuerpo recibe la
impresión, el periespíritu la transmite, y el espíritu, el ser sensible e inteligente, la siente.
Cuando el acto parte de la iniciativa del espíritu, puede decirse que éste quiere, el periespíritu
transmite, y el cuerpo ejecuta.
El espíritu no está encerrado en los límites del cuerpo como en una caja. Por su naturaleza
fluídica es expansible; irradia al exterior y forma alrededor del cuerpo una especie de
atmósfera, que el pensamiento y la fuerza de voluntad pueden extender más o menos. De aquí
se sigue que personas que no están en contacto corporal, pueden estarlo por medio del
periespíritu y transmitirse, aun a pesar suyo, las impresiones y a veces hasta la intuición de
sus pensamientos.
Siendo el periespíritu uno de los elementos constitutivos del hombre, desempeña un papel
importante en todos los fenómenos psicológicos, y hasta cierto punto en los fisiológicos y
patológicos. Cuando las ciencias médicas tomen en consideración la influencia del elemento
espiritual en la economía, habrán dado un gran paso y nuevos horizontes se abrirán ante ellas;
muchas causas de las enfermedades serán explicadas entonces y se encontrarán poderosos
medios de combatirlas.
Por medio del periespíritu obran los espíritus en la materia inerte y producen los diferentes
fenómenos de las manifestaciones. Su naturaleza etérea no podría ser obstáculo para ello,
puesto que se sabe que los más poderosos motores se hallan en los fluidos más ratificados y
en los imponderables. No hay, pues, que maravillarse de ver que con ayuda de semejante
palanca, los espíritus producen ciertos efectos físicos, tales como golpes y ruidos de toda
clase; elevación, transporte y lanzamiento de objetos en el espacio, etc. Para explicarse esto,
ninguna necesidad hay de acudir a lo maravilloso o a los efectos sobrenaturales.
Obrando los espíritus en la materia, pueden manifestarse de muchas maneras diferentes; por
medio de efectos físicos, tales como los ruidos y movimientos de objetos; por la transmisión
del pensamiento, por la vista, el oído, la palabra, el tacto, la escritura, el dibujo, la música,
etc., en una palabra, por todos los medios que pueden servir para ponerle en relación con los
hombres.
Las manifestaciones de los espíritus pueden ser espontáneas o provocadas. Las primeras
tienen lugar inopinadamente y de improviso; con frecuencia se producen en las personas más
extrañas a las ideas espiritistas. En ciertos casos y bajo la acción de ciertas circunstancias las
manifestaciones pueden ser provocadas por la voluntad bajo la influencia de las personas
dotadas al efecto de facultades especiales.
Las manifestaciones espontáneas han tenido lugar en todas las épocas y países. Sin duda
alguna que el medio de provocarlas era también conocido en la antigüedad, pero constituía el
privilegio de ciertas castas que no lo revelaban más que a escasos iniciados bajo rigurosas
condiciones, ocultándolo al vulgo a fin de dominarlo con el prestigio de una fuerza oculta.
Se ha perpetuado, empero, a través de las edades, hasta nosotros, en algunos individuos; pero
desfigurado casi siempre por la superstición o confundido con las prácticas ridículas de la
magia, lo que había contribuido a desacreditarlo. Hasta entonces, no habían pasado de ser
gérmenes plantados aquí o allá.
La Providencia había reservado a nuestra época el conocimiento completo y la vulgarización
de esos fenómenos, para purificarlos de la mala liga y hacerlos servir en pro del
mejoramiento de la humanidad, en disposición hoy de comprenderlos y deducir sus consecuencias.
- Allan Kardec- ( "Los Fundamentos del Espiritismo")
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EL BIENESTAR QUE VIENE DE DIOS
por Elio Mollo
En el libro "EL SERMÓN DE LA MONTAÑA", el escritor espiritualista Huberto Rohden dice lo siguiente: " Muchos saben hablar de Dios. Algunos hasta saben hablar con Dios. Pero casi nadie sabe callar delante de Dios para que Dios le pueda hablar". Para que podamos tratar de ese asunto, primeramente tenemos que comprender como actúa nuestro pensamiento en el universo en que vivimos y de que forma se mueve.
En la cuestión 27 de " EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS", obra codificada por Allan Kardec, leemos la siguiente respuesta de los Espíritus superiores: "Hay dos elementos generales del universo, la materia y el Espíritu, y por encima de todo Dios, el Creador, el Padre de todas las cosas. Dios, Espíritu y materia, constituyen el principio de todo lo que existe, la trinidad universal. Pero el elemento material se tiene que juntar al fluído universal, que desempeña el papel intermediario entre el Espíritu y la materia".
Es a través del fluído universal como los Espíritus se comunican entre si o con los encarnados, y viceversa. Cuando oramos, o sea, cuando estamos sintonizados con Dios, ocurre lo mismo, pues es a través de ese fluido como nos comunicamos con Él.
La distancia que nuestra prece alcanzará a través de ese fluido dependerá de la intensidad de nuestra fe y de la sinceridad. Así, cuanto más intensas fuesen nuestra fe y nuestra sinceridad, más cerca de Dios llegará nuestra prece.
Dice Allan Kardec en el libro "EL EVANGELIO SEGUN EL ESPIRITISMO" (Cap.XXVII, item 10): "El Espiritismo nos hace comprender la acción de la oración, al explicar la forma de transmisión del pensamiento, sea cuando el ser a quien oramos atienda nuestra llamada, sea cuando nuestro pensamiento se eleva hasta él. Para comprender lo que ocurre en ese caso, es necesario imaginar a todos los seres, encarnados y desencarnados, buceando en el fluido universal que llena el espacio, así como en la Tierra estamos envueltos en la atmósfera. Ese fluido es impulsado por la voluntad, pues es el vehículo del pensamiento, como el aire es el vehículo del sonido, con la diferencia de que las vibraciones del aire son circunscritas, en cuanto las del fluido universal se amplían hasta el infinito. Por tanto, cuando el pensamiento se dirige para algún ser , en la tierra o en el espacio, de encarnado para desencarnado, o viceversa, una corriente fluídica se establece del uno al otro, transmitiendo el pensamiento, como el aire transmite el sonido.
La energía de la corriente guarda proporción con la del pensamiento de la de la voluntad. Es así como los Espíritus oyen la oración que les es dirigida, cualquiera que sea el lugar en donde se encuentren, así que los Espíritus se comunican entre sí; así nos transmiten sus inspiraciones, y es así como las relaciones se establecen a distancia entre los propios encarnados".
Igualmente, a través de ese fluido, Dios nos conforta y nos da energía para enfrentarnos bien a los dolores por los que pasamos en nuestro día a día. La gran mayoría de esos dolores son fruto de nuestra imprevisión, son violaciones que cometemos contra las Leyes Divinas sin darnos cuenta. Entretanto, cuando son trasgredidas. esas leyes actúan de manera que nos llamen la atención en forma de dolor. Si no encontramos los motivos en esta vida es porque las infringimos en otra, pues somos espíritus que tuvimos muchas encarnaciones en el pasado y la reparación de los errores cometidos en encarnaciones pretéritas, es una necesidad natural.
Tenemos diversas especies de dolores : emocionales, sentimentales, dificultades de relacionamiento, pérdida de bienes materiales, de empleo, de seres queridos y por ahí fuera, sin embargo, solamente cuando esos dolores alcanzan un grado insoportable, nuestros pensamientos se vuelven a Dios, en busca de confort. En ese momento, intentamos orar, buscamos una religión, o algún lugar que nos alivie el dolor, que viene a despertarnos y a decir que debemos evolucionar y meditar lo que hacer para librarnos de ella y alcanzar el crecimiento espiritual.
Si fuésemos a un Centro Espírita, obtendríamos orientación, seremos encaminados para una asistencia espiritual adecuada, y recibiremos los fluidos necesarios para nuestro restablecimiento. En las cuestiones 68, 69 y 70 de "EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS", dice Kardec: " Cuando la cantidad de fluido vital se agota, se puede tornar insuficiente para la conservación de la vida, si no fuese renovada por la absorción y asimilación de las sustancias que contienen". Es como si la batería de un coche quedase agotada y con necesidad de ser recargada.
¿ Cómo recargar ese fluido en nuestro organismo?
Si la debilidad no alcanzó el cuerpo físico, podemos comenzar a recargarla a través de la oración dirigida a Dios, hecha por nosotros mismos o por otras personas; de palabras de confort dirigidas a nosotros; de conferencias instructivas (principalmente evangélicas); de pases y de modificación del pensamiento, ( por ejemplo: de pesimista para optimistas)- Todo eso, por tanto, dependerá de como hacemos la prece, asimilamos las palabras que oímos y utilizados los ofrecidos a nosotros por medio del pase, o sea, que todo dependerá de nosotros.
Si el cuerpo físico ya fue asistido, además de los cuidados de la oración, de las palabras amigas y del pase, deberemos también recibir los cuidados que la medicina nos ofrece.
En una nota a la cuestión nº 70 de "EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS", Kardec dice: "El fluido vital se transmite de un individuo a otro. Aquel que lo tiene en mayor cantidad, puede darlo al que tiene poco y, en ciertos casos, restablecer la vida que se está apagando". Podemos deducir que, en habiendo alguna anomalía en nuestro organismo, podremos recibir asistencia a través de la fluidoterapia, generalmente llamada pase. Así podemos ser asistidos en las dolencias de orden físico o de orden espiritual, pero la eficacia de esa asistencia dependerá de la voluntad de quien la recibe.
En el salmo 46:10 encontramos la siguiente frase: " Tranquilízate, yo soy Dios ".
En la mayoría de los momentos de aflicción, solemos hacer mucho barullo, con quejas, murmullos, revueltas, etc., cuando deberíamos tranquilizarnos y ver lo que Dios tiene para nosotros. Nada sucede por casualidad. Todo tiene su razón de ser. Es hora de reflexionar, entonces, tranquilicémonos, sintonicemos con Dios y tengamos la certeza de que Él nos enviará el bienestar necesario. Él es nuestro Padre y nos quiere bien.
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EL PERIESPÍRITU
Los espíritus, según hemos dicho tienen su cuerpo fluídico al que se da el nombre de
«periespíritu». Su substancia es tomada en el fluido universal o cósmico que lo forma y
alimenta, como el aire forma y alimenta el cuerpo material del hombre.
El periespíritu es más
o menos etéreo según los mundos y el grado de depuración del espíritu. En los mundos y en
los espíritus inferiores, su naturaleza es más primitiva y se acerca mucho a la materia bruta.
En la encarnación, el espíritu conserva su periespíritu, que es el órgano transmisión de todas
las sanciones. Para las que vienen del exterior puede decirse que el cuerpo recibe la
impresión, el periespíritu la transmite, y el espíritu, el ser sensible e inteligente, la siente.
Cuando el acto parte de la iniciativa del espíritu, puede decirse que éste quiere, el periespíritu
transmite, y el cuerpo ejecuta.
El espíritu no está encerrado en los límites del cuerpo como en una caja. Por su naturaleza
fluídica es expansible; irradia al exterior y forma alrededor del cuerpo una especie de
atmósfera, que el pensamiento y la fuerza de voluntad pueden extender más o menos. De aquí
se sigue que personas que no están en contacto corporal, pueden estarlo por medio del
periespíritu y transmitirse, aun a pesar suyo, las impresiones y a veces hasta la intuición de
sus pensamientos.
Siendo el periespíritu uno de los elementos constitutivos del hombre, desempeña un papel
importante en todos los fenómenos psicológicos, y hasta cierto punto en los fisiológicos y
patológicos. Cuando las ciencias médicas tomen en consideración la influencia del elemento
espiritual en la economía, habrán dado un gran paso y nuevos horizontes se abrirán ante ellas;
muchas causas de las enfermedades serán explicadas entonces y se encontrarán poderosos
medios de combatirlas.
Por medio del periespíritu obran los espíritus en la materia inerte y producen los diferentes
fenómenos de las manifestaciones. Su naturaleza etérea no podría ser obstáculo para ello,
puesto que se sabe que los más poderosos motores se hallan en los fluidos más ratificados y
en los imponderables. No hay, pues, que maravillarse de ver que con ayuda de semejante
palanca, los espíritus producen ciertos efectos físicos, tales como golpes y ruidos de toda
clase; elevación, transporte y lanzamiento de objetos en el espacio, etc. Para explicarse esto,
ninguna necesidad hay de acudir a lo maravilloso o a los efectos sobrenaturales.
Obrando los espíritus en la materia, pueden manifestarse de muchas maneras diferentes; por
medio de efectos físicos, tales como los ruidos y movimientos de objetos; por la transmisión
del pensamiento, por la vista, el oído, la palabra, el tacto, la escritura, el dibujo, la música,
etc., en una palabra, por todos los medios que pueden servir para ponerle en relación con los
hombres.
Las manifestaciones de los espíritus pueden ser espontáneas o provocadas. Las primeras
tienen lugar inopinadamente y de improviso; con frecuencia se producen en las personas más
extrañas a las ideas espiritistas. En ciertos casos y bajo la acción de ciertas circunstancias las
manifestaciones pueden ser provocadas por la voluntad bajo la influencia de las personas
dotadas al efecto de facultades especiales.
Las manifestaciones espontáneas han tenido lugar en todas las épocas y países. Sin duda
alguna que el medio de provocarlas era también conocido en la antigüedad, pero constituía el
privilegio de ciertas castas que no lo revelaban más que a escasos iniciados bajo rigurosas
condiciones, ocultándolo al vulgo a fin de dominarlo con el prestigio de una fuerza oculta.
Se ha perpetuado, empero, a través de las edades, hasta nosotros, en algunos individuos; pero
desfigurado casi siempre por la superstición o confundido con las prácticas ridículas de la
magia, lo que había contribuido a desacreditarlo. Hasta entonces, no habían pasado de ser
gérmenes plantados aquí o allá.
La Providencia había reservado a nuestra época el conocimiento completo y la vulgarización
de esos fenómenos, para purificarlos de la mala liga y hacerlos servir en pro del
mejoramiento de la humanidad, en disposición hoy de comprenderlos y deducir sus consecuencias.
- Allan Kardec- ( "Los Fundamentos del Espiritismo")
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EL BIENESTAR QUE VIENE DE DIOS
por Elio Mollo
En el libro "EL SERMÓN DE LA MONTAÑA", el escritor espiritualista Huberto Rohden dice lo siguiente: " Muchos saben hablar de Dios. Algunos hasta saben hablar con Dios. Pero casi nadie sabe callar delante de Dios para que Dios le pueda hablar". Para que podamos tratar de ese asunto, primeramente tenemos que comprender como actúa nuestro pensamiento en el universo en que vivimos y de que forma se mueve.
En la cuestión 27 de " EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS", obra codificada por Allan Kardec, leemos la siguiente respuesta de los Espíritus superiores: "Hay dos elementos generales del universo, la materia y el Espíritu, y por encima de todo Dios, el Creador, el Padre de todas las cosas. Dios, Espíritu y materia, constituyen el principio de todo lo que existe, la trinidad universal. Pero el elemento material se tiene que juntar al fluído universal, que desempeña el papel intermediario entre el Espíritu y la materia".
Es a través del fluído universal como los Espíritus se comunican entre si o con los encarnados, y viceversa. Cuando oramos, o sea, cuando estamos sintonizados con Dios, ocurre lo mismo, pues es a través de ese fluido como nos comunicamos con Él.
La distancia que nuestra prece alcanzará a través de ese fluido dependerá de la intensidad de nuestra fe y de la sinceridad. Así, cuanto más intensas fuesen nuestra fe y nuestra sinceridad, más cerca de Dios llegará nuestra prece.
Dice Allan Kardec en el libro "EL EVANGELIO SEGUN EL ESPIRITISMO" (Cap.XXVII, item 10): "El Espiritismo nos hace comprender la acción de la oración, al explicar la forma de transmisión del pensamiento, sea cuando el ser a quien oramos atienda nuestra llamada, sea cuando nuestro pensamiento se eleva hasta él. Para comprender lo que ocurre en ese caso, es necesario imaginar a todos los seres, encarnados y desencarnados, buceando en el fluido universal que llena el espacio, así como en la Tierra estamos envueltos en la atmósfera. Ese fluido es impulsado por la voluntad, pues es el vehículo del pensamiento, como el aire es el vehículo del sonido, con la diferencia de que las vibraciones del aire son circunscritas, en cuanto las del fluido universal se amplían hasta el infinito. Por tanto, cuando el pensamiento se dirige para algún ser , en la tierra o en el espacio, de encarnado para desencarnado, o viceversa, una corriente fluídica se establece del uno al otro, transmitiendo el pensamiento, como el aire transmite el sonido.
La energía de la corriente guarda proporción con la del pensamiento de la de la voluntad. Es así como los Espíritus oyen la oración que les es dirigida, cualquiera que sea el lugar en donde se encuentren, así que los Espíritus se comunican entre sí; así nos transmiten sus inspiraciones, y es así como las relaciones se establecen a distancia entre los propios encarnados".
Igualmente, a través de ese fluido, Dios nos conforta y nos da energía para enfrentarnos bien a los dolores por los que pasamos en nuestro día a día. La gran mayoría de esos dolores son fruto de nuestra imprevisión, son violaciones que cometemos contra las Leyes Divinas sin darnos cuenta. Entretanto, cuando son trasgredidas. esas leyes actúan de manera que nos llamen la atención en forma de dolor. Si no encontramos los motivos en esta vida es porque las infringimos en otra, pues somos espíritus que tuvimos muchas encarnaciones en el pasado y la reparación de los errores cometidos en encarnaciones pretéritas, es una necesidad natural.
Tenemos diversas especies de dolores : emocionales, sentimentales, dificultades de relacionamiento, pérdida de bienes materiales, de empleo, de seres queridos y por ahí fuera, sin embargo, solamente cuando esos dolores alcanzan un grado insoportable, nuestros pensamientos se vuelven a Dios, en busca de confort. En ese momento, intentamos orar, buscamos una religión, o algún lugar que nos alivie el dolor, que viene a despertarnos y a decir que debemos evolucionar y meditar lo que hacer para librarnos de ella y alcanzar el crecimiento espiritual.
Si fuésemos a un Centro Espírita, obtendríamos orientación, seremos encaminados para una asistencia espiritual adecuada, y recibiremos los fluidos necesarios para nuestro restablecimiento. En las cuestiones 68, 69 y 70 de "EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS", dice Kardec: " Cuando la cantidad de fluido vital se agota, se puede tornar insuficiente para la conservación de la vida, si no fuese renovada por la absorción y asimilación de las sustancias que contienen". Es como si la batería de un coche quedase agotada y con necesidad de ser recargada.
¿ Cómo recargar ese fluido en nuestro organismo?
Si la debilidad no alcanzó el cuerpo físico, podemos comenzar a recargarla a través de la oración dirigida a Dios, hecha por nosotros mismos o por otras personas; de palabras de confort dirigidas a nosotros; de conferencias instructivas (principalmente evangélicas); de pases y de modificación del pensamiento, ( por ejemplo: de pesimista para optimistas)- Todo eso, por tanto, dependerá de como hacemos la prece, asimilamos las palabras que oímos y utilizados los ofrecidos a nosotros por medio del pase, o sea, que todo dependerá de nosotros.
Si el cuerpo físico ya fue asistido, además de los cuidados de la oración, de las palabras amigas y del pase, deberemos también recibir los cuidados que la medicina nos ofrece.
En una nota a la cuestión nº 70 de "EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS", Kardec dice: "El fluido vital se transmite de un individuo a otro. Aquel que lo tiene en mayor cantidad, puede darlo al que tiene poco y, en ciertos casos, restablecer la vida que se está apagando". Podemos deducir que, en habiendo alguna anomalía en nuestro organismo, podremos recibir asistencia a través de la fluidoterapia, generalmente llamada pase. Así podemos ser asistidos en las dolencias de orden físico o de orden espiritual, pero la eficacia de esa asistencia dependerá de la voluntad de quien la recibe.
En el salmo 46:10 encontramos la siguiente frase: " Tranquilízate, yo soy Dios ".
En la mayoría de los momentos de aflicción, solemos hacer mucho barullo, con quejas, murmullos, revueltas, etc., cuando deberíamos tranquilizarnos y ver lo que Dios tiene para nosotros. Nada sucede por casualidad. Todo tiene su razón de ser. Es hora de reflexionar, entonces, tranquilicémonos, sintonicemos con Dios y tengamos la certeza de que Él nos enviará el bienestar necesario. Él es nuestro Padre y nos quiere bien.
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LA OTRA PRIMAVERA
¡Primavera! La más hermosa estación del año. La renovación de la vida; la Naturaleza en todo su esplendor, con el emparejamiento de los animales para la procreación, y con la brotación de la gran mayoría de las especies vegetales, que nos ofrecen su magnificencia, su inagotable belleza a través de la infinita variedad de formas, colores y aromas.
¡Primavera! Estación homenajeada por mil y un artistas de todo tiempo y lugar; recitada por infinidad de poetas, retratada por un sinnúmero de pintores; es la inspiración hecha arte.
Sin embargo, hay otra primavera que pasa más desapercibida, que solo pocas personas (a mi modesto entender) son capaces de apreciar. Es la que podríamos llamar “primavera del alma”; porque, tal y como yo lo veo, cuando el espíritu humano se vuelca hacia los demás, es como si explotase en una primavera interior. Con cada demostración de amor al prójimo, nuestro ser florece; tenemos ejemplos notorios que han dejado sus semillas después de haber florecido y fructificado en buenas obras. Me viene a la memoria el personaje de Teresa de Calcuta: paradigma del tesón y la entrega; a pesar de las dificultades y contrariedades para llevar a cabo su labor, nunca dejaba de abonar y regar sus campos, y acababa por recoger ricas cosechas… y entonces, su sonrisa también volvía a florecer.
Y qué decir de las madres, en general. Se podría decir que todas las mamás están floreciendo de manera permanente: cada expresión de cariño hacia sus hijos, cada cuento leído en el borde de la cama, cada noche velando una enfermedad, es una corola abierta, exhalando su sutil perfume; tan sutil, que muchas veces solo es capaz de percibirlo el pequeño que está recibiendo la atención materna.
Lamentablemente, aún son muchos los que mantienen sus espíritus en las tinieblas, en ventiscas y borrascas causadas por las propias actitudes y emociones negativas, y no saben sembrar ni una flor en su jardín interno.
¿Qué vas a hacer, Humanidad, con tu alma? ¿Vas a labrarla y a cultivarla con parterres, o la vas a dejar en barbecho por siempre jamás?
Cierto es que, en determinadas fechas como la Navidad, las personas parecen despertar algo sus instintos jardineros, aflorando sentimientos de fraternidad, lo cual les lleva a formular nuevos propósitos para realizar de ahí en adelante. Pero, no más queda atrás el seis de enero, tales propósitos se guardan en el archivo del olvido, y los humanos vuelven (volvemos) a la oscuridad, a la cueva del egoísmo y la indiferencia. Y el jardín queda yermo un año más.
Es tiempo ya del cambio; es hora ya de abrir las ventanas para que entren en nosotros el sol de marzo y la lluvia de abril; porque, amigos míos, cada demostración de afecto, cada sonrisa, cada buena acción realizada a favor de un semejante, es una flor primaveral que se abre en nuestra alma.
Jesús Fernández Escrich GRUPO VILLENA
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¡Primavera! La más hermosa estación del año. La renovación de la vida; la Naturaleza en todo su esplendor, con el emparejamiento de los animales para la procreación, y con la brotación de la gran mayoría de las especies vegetales, que nos ofrecen su magnificencia, su inagotable belleza a través de la infinita variedad de formas, colores y aromas.
¡Primavera! Estación homenajeada por mil y un artistas de todo tiempo y lugar; recitada por infinidad de poetas, retratada por un sinnúmero de pintores; es la inspiración hecha arte.
Sin embargo, hay otra primavera que pasa más desapercibida, que solo pocas personas (a mi modesto entender) son capaces de apreciar. Es la que podríamos llamar “primavera del alma”; porque, tal y como yo lo veo, cuando el espíritu humano se vuelca hacia los demás, es como si explotase en una primavera interior. Con cada demostración de amor al prójimo, nuestro ser florece; tenemos ejemplos notorios que han dejado sus semillas después de haber florecido y fructificado en buenas obras. Me viene a la memoria el personaje de Teresa de Calcuta: paradigma del tesón y la entrega; a pesar de las dificultades y contrariedades para llevar a cabo su labor, nunca dejaba de abonar y regar sus campos, y acababa por recoger ricas cosechas… y entonces, su sonrisa también volvía a florecer.
Y qué decir de las madres, en general. Se podría decir que todas las mamás están floreciendo de manera permanente: cada expresión de cariño hacia sus hijos, cada cuento leído en el borde de la cama, cada noche velando una enfermedad, es una corola abierta, exhalando su sutil perfume; tan sutil, que muchas veces solo es capaz de percibirlo el pequeño que está recibiendo la atención materna.
Lamentablemente, aún son muchos los que mantienen sus espíritus en las tinieblas, en ventiscas y borrascas causadas por las propias actitudes y emociones negativas, y no saben sembrar ni una flor en su jardín interno.
¿Qué vas a hacer, Humanidad, con tu alma? ¿Vas a labrarla y a cultivarla con parterres, o la vas a dejar en barbecho por siempre jamás?
Cierto es que, en determinadas fechas como la Navidad, las personas parecen despertar algo sus instintos jardineros, aflorando sentimientos de fraternidad, lo cual les lleva a formular nuevos propósitos para realizar de ahí en adelante. Pero, no más queda atrás el seis de enero, tales propósitos se guardan en el archivo del olvido, y los humanos vuelven (volvemos) a la oscuridad, a la cueva del egoísmo y la indiferencia. Y el jardín queda yermo un año más.
Es tiempo ya del cambio; es hora ya de abrir las ventanas para que entren en nosotros el sol de marzo y la lluvia de abril; porque, amigos míos, cada demostración de afecto, cada sonrisa, cada buena acción realizada a favor de un semejante, es una flor primaveral que se abre en nuestra alma.
Jesús Fernández Escrich GRUPO VILLENA
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