sábado, 7 de julio de 2018

Los sueños


Lecturas para hoy:

- El Espíritu de Verdad
-Ley de Jerarquía Espiritual
- Mundos de Expiación y Pruebas
- La cosecha de la siembra
- Los sueños





                                                     **************************



                                                                             

El ESPÍRITU DE VERDAD

4. Jesús promete otro Consolador; es el “Espíritu de la Verdad”, que el mundo no conoce aún, porque no tiene la suficiente madurez para comprenderle y que el Padre enviará para enseñar todas las cosas y para recordar lo que Cristo dijo. San Juan, Cap. XIV, vers. 15, 16, 17 y 26.
 Sí, pues, el Espíritu de Verdad debe venir más tarde a enseñar todas las cosas, es porque Cristo no lo dijo todo: si viene a recordar lo que Cristo dijo, es porque lo habrán olvidado o comprendido mal. Allan Kardec, El evangelio según el espiritismo. Capítulo VI.
                  El Espíritu de Verdad, hace entrada de forma gloriosa y pletórica, de la mano de Allan Kardec y de la falange de espíritus colaboradores de la Obra del Maestro Jesús, para dar inicio a la era del esclarecimiento y la comprensión del porqué y para qué estamos aquí. Ha llegado la era de la Luz y el Entendimiento, del Amor y la Caridad. No hay mayor amor y caridad que la de hacernos conscientes de cuál es nuestro porvenir, de iluminar nuestras conciencias para que aceptemos cada uno de nosotros nuestra misión en la Tierra, y como buenos jornaleros acabemos nuestros días con la sana conciencia de haber hecho cuanto estaba en nuestra mano.

         El espiritismo como doctrina, comienza con Allan Kardec, pero no termina con él. El Espíritu de Verdad, sigue con nosotros. El Consolador Prometido, tiene que continuar con su trabajo, que no olvidemos y no descuidemos es como dice el encabezado de este artículo, viene a enseñar todas la cosas. Mucho nos enseñan las obras de Allan Kardec, son la base, son los cimientos y parte de un edificio deslumbrante, no nos cansaremos de beber de esa fuente de conocimiento y razonamientos, pero el espiritismo, como doctrina no termina ahí, muchos otros grandes filósofos, vivos y muertos, tomaron el relevo y continuaron la obra, con la inestimable labor y colaboración de los médiums, de todo tipo, en especial los escritores que han vertido multitud de obras, relatos; ampliando y descorriendo mucho más el velo de lo que estaba oculto.
                  Podemos por tanto distinguir varias fases en el trabajo desarrollado por el espiritismo, y por ende, del espíritu de verdad.
         Primera fase: Sería la de la irrupción de los llamados fenómenos espiritistas en aquellos momentos, que la doctrina clasifica como fenómenos de efectos físicos, los cuales eran tan prominentes y numerosos que llamaron la atención de un gran número de público. Este tipo de mediumnidad con el tiempo se ha ido extinguiendo, cumplió su función en el momento oportuno y era la forma más rápida y apropiada para llamar la atención y dar a conocer que en efecto existe algo más después de la vida física. Una vez cumplido su objeto desaparece casi por completo.
         Segunda fase: Es la de la comprensión y racionalización de dichos fenómenos, entrando aquí de lleno la figura del propio maestro Allan Kardec, el cual se encargó de investigar, estudiar y catalogar los mismos, con su espíritu crítico y de análisis y de llegar siempre a la verdad, hasta las últimas consecuencias. Allan Kardec supo distinguir los fenómenos verdaderos de los que eran puro fraude y mistificación, hechos que siempre han sucedido, supo descartar a los falsos médiums de los auténticos y tuvo la iniciativa de sacarle el máximo provecho a estos fenómenos. Así llegamos a la tercera fase.
         Tercera fase: El Espiritismo como filosofía ya no se ocupa de experimentar y de verificar que tras las manifestaciones de los espíritus, con sus efectos sobre la materia, existe todo un mundo y un sinfín de misterios por descubrir, sino que pone todo su empeño en elaborar con la inestimable colaboración de los espíritus la Codificación, que recorre, en sus diferentes obras, todos los pormenores y conocimientos que nos son necesarios, de acuerdo ya a nuestro nivel intelectual y a las necesidades de evolución. La obra de Allan Kardec es extraordinaria, sin dejar a un lado la aportación de León Denis y otros autores que simultáneamente difundieron y fueron sembrando los conocimientos por doquier, los cuales bebieron todos de la misma fuente, puesto que su compromiso era el mismo.

         Cuarta fase: Una vez asentada la nueva doctrina, se necesita que tenga continuidad, que nuevos actores entren en escena y se comprenda que no ha sido flor de una época, ni que han significado hechos aislados en el tiempo, sino todo lo contrario. El espiritismo con el paso del tiempo ha ido expandiéndose por todos los rincones de nuestro mundo, han aflorado facultades de mediumnidad, ya no tan rústicas o elementales como aquellas de los primeros tiempos, sino que han dado lugar a facultades de tipo artístico e intelectual,  las de escritura  que van poco a poco dándonos a conocer con más detalle cómo es la vida en los planos espirituales, haciendo mención especialmente las que van ampliando la doctrina, haciéndonos cada día más conscientes de cuál es nuestra responsabilidad en la vida.
         Luego podemos comprender que ha habido una ampliación y desarrollo constante, el espiritismo no está parado, como no puede ser de otra forma. Sino fuese así diríamos que los espíritus nos han abandonado, que el Espíritu de Verdad no tiene nada más que ofrecernos, ¿Acaso ya nos ha enseñado todo? No, ni mucho menos, apenas estamos comenzando, El Espíritu de Verdad ya nunca se va a marchar porque será a través de la mediumnidad y por medio de sus espíritus de orden elevado que continuamente nos irá transmitiendo y lanzando nuevas nociones de entender la vida y el progreso. A medida que la humanidad evoluciona, más contacto con las esferas superiores y más conocimientos llegarán hasta nosotros.

         Quinta fase: Transición Planetaria; es en la que nos encontramos ahora, y es la culminación del trabajo del Consolador Prometido en la Tierra como mundo de expiación y prueba. Es la hora de que sepamos en qué momento de la evolución nos encontramos. Todas las etapas anteriores han servido para llegar aquí.

         No hay nada casual. Como ya podemos entender por los conocimientos que nos han traído autores como Emmanuel, André Luiz, y tantos otros,  por intermedio de los médiums especializados. Los espíritus comprometidos con la obra de Dios no dejan nada al azar, nada escapa a sus objetivos; ellos van siempre por delante y saben cómo elaborar un programa de desarrollo y progreso para la humanidad; saben cómo ir dándonos poco a poco aquello que podemos asimilar y que se ajusta a las necesidades evolutivas de la mayoría de la humanidad. La labor de Allan Kardec y la pléyade de colaboradores, unos en la Tierra y otros en el espacio, fue perfecta, pero no pudieron decirlo todo, dejaron entrever un halo de nuevos conocimientos destinados para una próxima etapa, y por eso advirtieron que el Espíritu de Verdad permanecería siempre con nosotros, para ir abriendo camino y ofrecernos nuevas orientaciones. Véase en este sentido los contenidos que vierte Allan Kardec en la obra El Génesis, cap. XI, “Emigraciones e inmigraciones de los espíritus.”
         Todavía hoy, muchos de los conocimientos más básicos que nos aportó la doctrina gran parte de la humanidad no ha sido capaz de asimilar y entender. ¿Cómo pretender entonces que Allan Kardec se hubiera adelantado a su tiempo aclarando completamente los misterios que aluden directamente a la “transición planetaria”, al fenómeno ovni-extraterrestre, por ejemplo y a otras cuestiones? No era posible en ese momento, hubiera sido muy prematuro, y la obra hubiera tenido muchos más impedimentos y detractores de los que ya tuvo, más que de sobra.
         Era necesario que la ciencia adelantara un poco más, y que se vislumbrara un porvenir como el que ahora acontece, y por supuesto que nuestras mentes estuvieran mejor preparadas a fin de poder aceptar el ocaso de esta humanidad y la bienaventuranza del mundo de regeneración, en donde efectivamente, los pobres, los mansos, los humildes, los que tienen hambre y sed de justicia, puedan contemplar por fin el cumplimiento de tales aseveraciones de Jesús.
         No es sino en el mundo de regeneración en donde se cumplen al cien por cien las prédicas del Maestro en el Sermón de la Montaña, y ahora, por fin, es nuestro deber anunciarlo sin recortes y sin miedo, pues sin duda esta es una de las misiones que tenemos los espiritistas del siglo XXI.
         Todos aquellos obreros de la última hora, deben aguzar sus sentidos, pues de arriba nos están indicando que llega el “fin de ciclo”, se conjugan ahora nuevos conocimientos, nuevas necesidades, nuevos desafíos, nuevas experiencias, es la hora del trabajo. Estemos preparados y no rechacemos al Espíritu de Verdad que trae nuevas informaciones, ni menospreciemos a todas aquellas personas y grupos que transmiten nuevas ideas que están aflorando en este sentido.
         Con todo ello, recordamos lo dicho al principio, El Espíritu de verdad sigue con nosotros, no se ha marchado y su misión sigue siendo la misma, la  de enseñar nuevas cosas, y recordar lo que hemos olvidado, por lo tanto debemos hacernos la siguiente pregunta, ¿Estamos dispuestos a aprender conocimientos nuevos? ¿Estamos dispuestos a admitir nuevas ideas? ¿Estamos dispuestos a admitir que hemos olvidado conceptos importantes o que al menos no le habíamos prestado la suficiente atención?
         Si no somos un poco humildes será difícil que El Espíritu de Verdad pueda transmitir por nuestro intermedio y perderemos la oportunidad de estar al día tanto en conocimientos, como en ofrecer a la sociedad aquello que necesita y que puede ayudarle sobremanera a entender todo lo que está pasando en el mundo.
G.H.M.
© Grupo Villena 2013
RECOMENDAMOS LA LECTURA DE LA OBRA “TRANSICION PLANETARIA” DE DIVALDO PEREIRA FRANCO, POR SU EXTRAORIDNARIA CLARIDAD EN MUCHOS DE ESTOS CONCEPTOS.


                                                                  *****************************************



                                                                                                       

        LEY DE JERARQUÍA ESPIRITUAL 

Su acción en el plano espiritual y en el plano humano 

En muchas mentes ansiosas del conocimiento de la Verdad de la Vida surge este interrogante: ¿Qué hay más allá del hombre? 
Desde el ser más ínfimo dotado de vida, hasta el hombre más perfecto, hay una larguísima escala de ascensión, cuyos límites no podemos comprender los humanos dada nuestra limitada capacidad intelectiva y conceptual. 
Pero, como necesario es ir penetrando en el amplio campo del conocimiento espiritual, daremos a conocer algunos aspectos que os lleven a comprender que, en ese espacio que vemos vacío por la incapacidad de nuestro sentido visual humano de ver más allá de lo físico, hay vida grandiosa en diversas dimensiones, hay otras inteligencias inmensamente desarrolladas, seres espirituales que han llegado a la perfección, en la cual están implícitas: sabiduría, pureza y amor. 
Y esos seres espirituales, libres ya de las ataduras físicas, están palpitando en amor y ansiosos de colaborar y colaboran en la Obra Divina del progreso de los mundos y sus humanidades. Seres espirituales de gran evolución, Luz y Poder, que fueron también seres humanos como nosotros en épocas pretéritas, y que han ido evolucionando, subiendo y subiendo gradualmente en la escala ascensional del progreso, en el transcurso de las edades, hasta llegar a la unificación con la Mente y el Amor Divino, esa Eterna Luz que se proyecta a todos los mundos del espacio infinito del vasto Universo. 
Múltiples son las graduaciones que por ley van adquiriendo esos seres espirituales de gran Luz y Poder y diversas sus manifestaciones en el vasto programa del progreso de los mundos y sus humanidades; y que son los que componen las jerarquías espirituales colaboradoras en la Obra Divina del progreso. 
Desde el punto de mayor jerarquía espiritual que es DIOS, máxima Sabiduría, Amor y Poder de todo el Cosmos, hay una escala descendente hasta llegar a los planos críticos de las múltiples constelaciones, en donde moran los cristos o espíritus reintegrados, que son los mentores y guías de las humanidades planetarias. 
Más, entre esos dos “puntos” siderales, hay seres elevadísimos de una magnitud tal, potencias cósmicas y que como humanos no podemos comprender; tales como los encargados del mecanismo por medio del cual se inicia la vida en los planetas, o sea el origen de las especies y formación de las razas; otros, de la formación de sistemas planetarias; otros, de la renovación; otros, de la conservación, etc., etc.. 
Muy posible es que, para alguno de vosotros, esta síntesis de la Ley de Jerarquía Espiritual parezca una fantasía o un concepto de dudosa veracidad. Libres sois de aceptar o rechazar éste u otros conceptos nuevos para vosotros. Pero, como ha sido explicado en la primera lección de este curso, al tratar el tema sobre la búsqueda de la Verdad; no debemos rechazar concepto alguno porque no pueda ser entendido en el momento, ya que sería limitar a nuestra capacidad intelectual ciertas verdades grandiosas. 
Sebastian de Arauco.

                                                   ******************************




                                                                     
                                                           
        
                                                            
         MUNDOS DE EXPIACIÓN Y PRUEBAS

         Qué queréis que os diga de los mundos de expiación que vosotros no sepáis 
ya, puesto que os basta el considerar la tierra que habitáis? La superioridad de la 
inteligencia, entre un gran número de sus habitantes, indica que no es un mundo 
primitivo destinado a la encarnación de espíritus recién salidos de las manos del Creador. 
       Las cualidades innatas que llevan consigo son prueba de que han vivido ya y de que han realizado cierto progreso; pero también los numerosos vicios a que se inclinan, son 
indicio de una gran imperfección moral; por esto Dios los ha colocado en una tierra 
ingrata para expiar en ellas sus faltas por medio de un trabajo penoso y por las miserias 
de la vida, hasta que hayan merecido ir a un mundo más feliz. 

14. Sin embargo, todos los espíritus encarnados en la tierra no han sido enviados por expiación. Las razas que vosotros llamáis salvajes son espíritus apenas salidos de la   infancia, y que están, por decirlo así, educándose, y se desarrollan por el contacto de 
espíritus más avanzados. Luego vienen las razas medio civilizadas, formadas de los 
mismos espíritus que están progresando. Estos son, hasta cierto punto, las razas indígenas de la tierra, que se han desarrollado poco a poco después de largos períodos 
seculares, algunas de las cuales han podido alcanzar la perfección intelectual de los 
pueblos más ilustrados. 

       Los espíritus en expiación son en ella, si podemos expresarnos así, exóticos; han 
vivido ya en otros mundos, de los que han sido excluidos a consecuencia de su 
obstinación en el mal, y porque serían causa de turbación entre los buenos; han sido 
relegados por un tiempo entre los espíritus más atrasados y tiene por misión hacerles adelantar, porque han llevado consigo la inteligencia desarrollada y el germen de los conocimientos adquiridos; por esto los espíritus castigados se encuentran entre las razas menos inteligentes: son también aquellos para quienes las miserias de la vida tienen más amargura, porque hay en ellos más sensibilidad y son más probados por el contacto de las razas primitivas, cuyo sentido moral es más obtuso. 

15. La tierra es, pues, uno de los tipos de los mundos expiatorios, cuyas variedades son infinitas; pero que tienen por carácter común el servir de lugar de destierro a los espíritus rebeldes a la ley de Dios. Ahí estos espíritus tienen que luchar, a la vez, contra la perversidad de los hombres y contra la inclemencia de la naturaleza, doble trabajo penoso que desarrolla al mismo tiempo las cualidades del corazón y las de la inteligencia. Así es como Dios en su bondad, hace que el castigo redunde en provecho del progreso del espíritu. (San Agustín. París, 1862.) 

EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO. ALLAN KARDEC.

                                                     ********************************


                          

                                                                    

                      LA COSECHA DE LA SIEMBRA

El bien sentido y practicado protege de las influencias de las fuerzas negativas, de las entidades maléficas, y va generando las condiciones creadoras de felicidad, mientras que el mal, atrae a las fuerzas negativas y va generando las condiciones causantes de infelicidad y dolor. 

Sebastian de Arauco.

                                   ***************************







                         LOS SUEÑOS



El sueño, para el cuerpo físico, es una muerte de todos los días, aparente e incompleta, durante la cual el espíritu no pierde  su integridad, cesando solamente la actividad de los órganos de relación con el mundo exterior; más en compensación, el Espíritu, el sueño le abre  las puertas de los sueños, hendijas más o menos grandes hacia la visión de extrañas escenas del mundo extraño del Más Allá, sus paisajes,  de coloridos bizarros , sus luces intensas y maravillas, sus misteriosos habitantes.

El sueño en si mismo, es un fenómeno físico, un estado de transición que conduce a los sueños – que son fenómenos de lucidez.

Todo el mundo duerme, seres y cosas, por lo menos aparentemente. Un tercio de nuestra vida, como mínimo lo pasamos durmiendo.




Durante el día y por la influencia del Sol, cuya luz destruye las emanaciones fluídicas maléficas, predomina el dinamismo de las fuerzas materiales, regidas por la inteligencia; más, cuando el Sol se va y cae la noche, pasan a imperar las fuerzas negativas del Mundo Espiritual inferior y el cuerpo humano se adormece, entonces, bajo su dominio.

El sueño adviene para unos por una congestión cerebral (hiperemia de los vasos sanguíneos del cerebro)

Para otros, es justamente lo contrario: ocurre una anemia  cerebral (isquemia  de los mismos vasos) lo que quiere decir que durante el sueño los vasos se dilatan y desagotan la sangre del cerebro.

Al lado de estas explicaciones está la teoría de las neuronas, células nerviosas cuyas prolongaciones  retraen durante el sueño interrumpiendo el paso de la corriente vital, la que restablecen al despertar, distendiendo las referidas prolongaciones y poniéndolas de nuevo en contacto.
El sueño puede resultar también de una asfixia periódica del cerebro y, para el viejo Aristóteles, adviene de la acción de las tomaínas  existentes en los residuos digestivos.
En contraposición, hay otros que afirman que, justamente dormimos para desintoxicarnos, siendo el sueño una función  defensiva del organismo.
El organismo  físico, en la vigilia, gasta energías, que recupera en el reposo del sueño. La ciencia descubrió que en el momento del sueño ocurre una inversión de las ondas cerebrales, del cerebro posterior hacia el anterior.
 
El sueño, se da, con el abandono provisorio del cuerpo por el Espíritu, de la misma forma que en la muerte, cuando el abandono es definitivo.
Veamos diversas teorías científicas sobre los sueños:
Freud dice que los sueños se originan  en los deseos reprimidos: no pudiendo el hombre satisfacerlos en la vida normal, se esfuerza en vivirlos cuando se duerme.
Mauri dice que los sueños resultan de los automatismos psicológicos; de cerebraciones  inconscientes o de asociaciones de ideas que, como es natural, originan imágenes mentales.
Según Saint – Denis en los sueños existe  el desenvolvimiento natural y espontaneo de una serie de reminiscencias.
Delboeuf admite  la conservación indefinida de impresiones que Richet bautizó con el nombre de pantomnesia (reminiscencia universal)
Conan Doyle admite solamente dos especies de sueños: los resultantes de experiencias hechas  por el Espíritu libre y las provenientes de la acción confusa  de las facultades inferiores, que permanecen  en el cuerpo cuando el Espíritu se ausenta.
Flammarión, Rosso de Luna, Dunne, Lombroso, Materlink y muchos otros estudiaron también el fenómeno y dejaron a cerca de él interesantes pero no concluyentes teorías.
Podemos clasificar los sueños en dos categorías: los sueños subconscientes y los sueños reales.

Los sueños del subconsciente  son reproducción de pensamientos, ideas e impresiones que afectan  nuestra mente  en la vigilia; hechos comunes de la vida normal que se registran en los recovecos de la memoria  y que durante el sueño, continúan preocupando al Espíritu, con mayor o menor intensidad. Esos elementos, subiendo del subconsciente se empujan  los unos a los otros, si se puede decir así, y forman verdaderos  enredos con reminiscencias  presentes y pasadas, tornando tales sueños casi siempre de difícil comprensión, justamente por ser confusos, complejos extravagantes.
En esos sueños subconscientes entran también otros factores, como: el temperamento imaginativo o emocional del individuo, sus resabios, mayormente los de naturaleza sexual, perturbaciones fisiológicas momentáneas, etc. Los durmientes  ven, en tales sueños, solo cuadros formados en su propia mente subconsciente, puesto que tales sueños son únicamente producto mental inferior de ellos mismos.
Finalmente, lo que define  y caracteriza, además de su aspecto confuso  y neblineo, es la incoherencia, la falta de nitidez, de luz, de colorido.
Los sueños reales mientras el cuerpo físico reposa, el Espíritu pasa a actuar en el plano espiritual, en el cual tiene más o menos libertad de acción, según su propia condición evolutiva. Unos se conducen libremente, otros quedan en la dependencia de terceros, más todos son atraídos hacia lugares que les son afines o correspondientes.

Son, por tanto, aquello que ve, oye o siente; los contactos que hace con personas o cosas de esos lugares o esferas de acción y que constituyen los sueños reales que, como bien se comprende, no son mas elaboraciones de la mente subconsciente individual sino perfectas visiones, directas y objetivas de esos mundos, verdaderos desdoblamientos, exteriorizaciones involuntarias del Espíritu.
Los encarnados, sujetos como están a las leyes que rigen el piano material, no se liberan de ellas sino con la desencarnación y, por eso, así cuando están exteriorizados durante el sueño, las leyes prevalecen manteniendo los velos de oscuridad vibratoria entre los dos mundos.
Esa es la razón porque los sueños, incluso los reales, son normalmente indistintos, nebulosos, de difícil recordación. Por eso también es que cuando hay necesidad de obviar ese estado de cosas, haciendo que los sueños sean más fácilmente recordables, los agentes de lo invisible lanzan en la mente del durmiente poderosas sugestiones, fácilmente transformables al despertar, en forma de imágenes mentales y cuadros alegóricos representativos de las enseñanzas, advertencias o experiencias que el durmiente debe recordar.
Acostumbran también conducir al adormecido a regiones o instituciones del Espacio, proporcionándole contactos y experiencias necesarias a su aprendizaje espiritual, de los cuales el recuerdo, por el referido procedimiento, siempre en alguna forma permanece.

Y si eso acontece en relación a los Espíritus buenos, también sucede con los malos que, valiéndose de la ley de afinidades vibratorias se apoderan de los durmientes y los conducen hacia sus antros, inoculándoles o alimentando en sus mentes desprotegidas ideas o tendencias maléficas.
Los médiums, pues, que se guarden de esas infelices posibilidades, purificándose en cuerpo y Espíritu para que su tonalidad vibratoria se eleve orando y vigilando como el Divino Maestro recomendó.
Conforme, empero, a su desarrollo espiritual, puede el Espíritu así desdoblado viajar por varias regiones espirituales, verlas y comprenderlas, instruirse y penetrar acontecimientos pasados o futuros del sector de los llamados sueños simbólicos o proféticos.
En ese mundo diferente, en el cual ingresamos diariamente, muchas cosas están a nuestra disposición, como auxilio a nuestro esfuerzo evolutivo: material de estudio, elementos de investigación, contactos reparadores, consejos e instrucciones de amigos desencarnados o no y de instructores espirituales.
La luminosidad, la nitidez, la claridad, la lógica y el colorido, he ahí las características inconfundibles de esos sueños reales, únicos verdaderos.
Lo que es necesario que tengamos durante esos sueños es una relativa conciencia de lo que sucede, y eso solo podemos conseguirlo, normalmente, por medio de continuados ejercicios de autoeducación y disciplina de la voluntad, los cuales deben ser hechos diariamente, antes de adormecernos, y con un previo entendimiento con el guía espiritual.
Pocos son los que al despertar recuerdan esa vida exquisita que vivieron durante el sueño. En general solo nos recordamos del último sueno, lo que antecedió al despertar, y este mismo es luego borrado de la memoria con la sucesión de los acontecimientos materiales inmediatos.
En el libro Los Mensajeros Espirituales, capitulo XXXVII, André Luiz, refiriéndose a los encuentros que se dan durante el sueño, dice: "Estas ocurrencias se dan todas las noches por millares en los círculos terrestres. En la mayoría de los hermanos encarnados el sueno apenas refleja perturbaciones fisiológicas o sentimentales a las que suelen entregarse; sin embargo, existe un gran número de personas que, con más o menos precisión, son aptas para desenvolver este intercambio espiritual".
Vivimos actualmente en la carne con la pérdida de más de un     tercio de nuestra vida consciente, la cual escapa a nuestro control por entre las brumas y el olvido del sueño.
El problema está, pues, en obtener un poco de ese dominio, viviendo conscientemente, tanto de día como de noche, en la vigilia como en el sueño, para que la luz de la verdad triunfe sobre las sombras de la muerte y para que la vida se manifieste en su realidad  de como es: eterna.
Otro medio de conservar la conciencia al despertar es desarrollando el chacra coronario.
Estas facultades de lucidez, tan bellas y tan útiles, abren al médium educado y consciente un mundo extraordinario de conocimientos y revelaciones espirituales. Transforman al hombre en un ser diferente, dado que le confieren el poder de vivir en dos mundos, incluso estando encarnado. Esto se amplía  para los ilimitados horizontes que abarcan el Universo y le permitirán llegar  a comprender muchas de las grandezas de la Creación Divina.
Mas es preciso educación y desenvolvimiento metódico y progresivo, lo que solo se tornará posible cuando el Espíritu esté en condiciones de merito propio, cuando sea digno de poder merecer la preciosa colaboración indispensable de los asistentes espirituales competentes.
Muchos procedimientos son utilizados para ese desarrollo, siendo los más comunes, para la videncia, por ejemplo, los del grupo de cristal o videncia, esto es: la fijación de superficies lisas y brillantes como sean bolas de vidrio, botellas o copas conteniendo agua, espejos, lentes, objetos de metal pulido, fuentes de agua, etc.
No habiendo mediúmnidad-tarea, ningún procedimiento material o artificial dará resultado si, desde el punto de vista moral, o según las necesidades de su propia evoluci6n, el individuo no fuere digno.
Las superficies brillantes provocan una auto-hipnosis que nada resuelve en definitiva, puesto que si los asistentes invisibles nada proyectan sobre tales superficies nada podrá ser visto; sin embargo, los guías acostumbran aconsejar a veces tales procedimientos con la intención de obligar al estudiante a realizar ejercicios de concentración, familiarizándose con la disciplina mental.
Acostumbran también a actuar directamente sobre los médiums en desarrollo, aumentando sus vibraciones de la glándula pineal y proyectándoles durante el sueño o en el semi-sueño cuadros simbólicos en el campo de la visión. Se valen también del ambiente formado en las sesiones espiritas bien conducidas para producir tales fenómenos, por tener en esas ocasiones, a su disposición, cargas poderosas de fluidos apropiados a las formaciones ideo plásticas.
Mas, repito, para el desenvolvimiento de esas facultades, la condición esencial es la reforma individual del médium con la purificación de sus pensamientos y actos, porque de eso dependerá la elevación de su vibración periespiritual a un nivel compatible con la producción de tales fenómenos, esto es, al nivel de las vibraciones del piano espiritual.

Extraído del libro “Mediúmnidad” Edgard Armond  
TRABAJO realizado por Merchita

                              **********************