Para ver:
-¿Cómo es el casamiento espírita?
- La Reencarnación en las obras literarias clásicas.
- La verdad de la Reencarnación
- Desigualdad de las riquezas
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¿COMO ES EL CASAMIENTO ESPÍRITA?
En un casamiento espírita no hay ceremonia religiosa, hay solamente casamiento civil, pues el Espiritismo, siguiendo el precepto evangélico de "dad al Cesar lo que es del Cesar", recomienda obediencia a las leyes humanas que rigen el orden social. En ningún centro espírita o sociedad verdaderamente espírita se deberían realizar casamientos, pues elespiritismo no instituyó sacramentos, rituales o dogmas.
En un local elegido para realizafr la ceremonia civil, una plegaria puede ser hecha por un familiar de los novios ( no es necesario invitar para esto a un presidente de Centro, o a un orador espírita, un médium, ni es preciso que un espíritu se comunique para "dar la bendición". De preferencia, que sea todo sencillo, sin exageraciones, excesos y demás desperdicios. Deberá haber una intensa participación espiritual de los novios, de los familiares y de los invitados, así como la hay de los amigos desencarnados.
Los novios que sean verdaderamente espíritas, deberán saber que se casan delante de la sociedad y de la espiritualidad, respetando las convicciones de los familiares "no espíritas", pero intentando hacer prevalecer las suyas. Porque el espírita precisa ayudar a la renovación de las ideas religiosas, y no conseguirá esto si oculta siempre lo que ya conoce y si cede siempre a las costumbres religiosas tradicionales. Además de que el espírita tiene el derecho de no quedar preso de las fórmulas religiosas que para él nada significan.
Veamos como fue el casamiento de Mario y Antonina, que se encuentra en el libro "Entre el Cielo y la Tierra", narrado por André Luiz y psicografiado por Chico Xavier: " Mario y la viuda esperaban efectuar el matrimonio en breves días. Visitamos a los futuros casados diversas veces, antes del enlace que todos esperábamos contentos.
Amaro y Zulmira, agradecidos por los gestos de amistad y cariño que recibían constantemente de los novios, ofrecieron su hogar para la ceremonia que, en el día señalado, se realizó como un acto civil, en la más acentuada simplicidad.
Muchos compañeros de nuestro plano acudieron a la residencia del ferroviario, inclusive las monjas desencarnadas que dedicaban al enfermero su particular estima. La casa de Zulmira, inundada de rosas, rebosaba de gente amiga.
La felicidad se dibujaba en todos los semblantes. A la noche, en la sencilla casita de Antonina, se reunieron casi todos los invitados nuevamente.
Los recién casados querían orar en compañía de los lazos afectivos, agradecienco al Señor la ventura de aquel día inolvidable. El humilde cobertizo estaba repleto de entidades afectuosas e iluminadas, inspirando entusiasmo y esperanza, júbilo y paz. Quien pudiese ver el pequeño hogar, en toda la expresión de la espiritualidad superior, afirmaría estar contemplando un risueño ambiente de alegría y de luz.
En la salita, estrecha y llena de gente, un viejo tío de la novia se levantó y se dispuso a la oración. Clarencio se separó un poco de él y le frotó la cabeza que los años habían encanecido, y sus arrugados labios, en el bendito calor de la inspiración con la que nuestro orientador le envolvía el alma, pronunciaron una conmovedora rogativa a Jesús, suplicándole que los ayudase a todos en la obediencia de sus divinos designios."
Entonces, el espírita que estudia y busca entender la doctrina de los espíritus, sabe que la orientación comienza por comenzar a deshacernos de la materialidad. El mayor empeño no debe ser la ceremonia, sino los compromisos conyugales del día a día, que envuelve la responsabilidad de ambos con la educación de los hijos que Dios les confíe.
Cuando entendemos que Dios bendice toda unión, con o sin ceremonia religiosa, nuestra preocupación será la de invitar a Jesús a vivir en nuestro hogar. No con cuadros, crucifijos o imágenes, sino aplicando SUS enseñanzas todos los días, como " HACER A LOS DEMÁS LO QUE NOS GUSTARÍA QUE LOS DEMÁS NOS HICIESEN". Ejemplo: Si no queremos ser traicionados, no traicionaremos; si queremos tolerancia con nuestras faltas, seremos tolerantes con las faltas de otros, etc. Solo así la unión será duradera y pasará por la riqueza y la pobreza, la salud y la enfermedad, la alegría y la tristeza, hasta que la muerte (del cuerpo), nos separe "TEMPORALMENTE".
Compilación de Rudymara
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La Reencarnación en las obras literarias clásicas
Además de aparecer esta idea en muchos episodios de la Biblia, la misma queda también reflejada en “El Libro Tibetano de los Muertos”, o “Bardo Thodol”, en el “Papiro Ananá”, y en
“El Libro de los Muertos” de los egipcios. Este último se remonta a la Dinastía XI o XII, y en él se explican diversos hechizos que hay que recitar para encarnarse en varias formas.
En la más remota antigüedad, unos tres mil años antes de Cristo, durante la época de la civilización Indo – Aria, los Vedas enseñaron aspectos primitivos sobre esta idea que formó parte de su cultura y de su religión. Esta civilización fue la primera en transmitir su cultura mediante la comunicación oral antes de aparecer los primeros escritos sobre el año ciento sesenta antes de Cristo.
Los Vedas, dejaron su doctrina plasmada en “El Libro de los Vedas”, dejando sus textos sagrados escritos en sánscrito, que se remontan a unos dos mil años antes de Cristo. Veda en Sánscrito, significa Conocimiento, y son cuatro los Libros Vedas que lo componen y que contienen la tradición y las bases de las religiones
indias. Estos fueron compilados por un sabio brahman de la India llamado Vyasa, al que también se atribuye el Mahabarata, el Bhagavad Gita y Los Puranas, que son un conjunto de escritos cosmológicos donde aparece la idea de la reencarnación.
Posteriormente Krisna –siglo X antes de C. en la India- y posteriormente Buda- unos 500 años antes de C. en Nepal- continuaron y ampliaron los estudios de Vyasa.
Asimismo este concepto lo sostuvo Patanjali,- 600 años antes de C, autor del Yoga-Sutra,- así como Bodhidharma- siglo VI antes de C - autor del Budismo Zen
También aparece en “Las Leyes de Manú”, de unos dos mil seiscientos años de antigüedad, así como en las “Obras Herméticas” de Hermes Trismegisto,-3.000 años antes de Cristo-. Hermes fue llamado el tres veces grande, siendo una figura destacada y un gran Iniciado que vivió en Egipto unos tres mil años antes de Cristo; el mismo fue el autor de la “Tabla Esmeraldina de la Iniciación” y del “Libro de los Muertos”, obra legendaria cuyas escenas representan el viaje del alma después de la muerte. En la religión que estableció, tal Hermes Trimegisto como muestra la moderna egiptología, en los “Misterios de Isis”, “Osiris” y “Horus”, que formaban su trinidad divina, la comunicación con los espíritus de los muertos formaba parte de la iniciación a esos “misterios”.
En la legendaria China, con sus ancestrales conceptos del Ying y su opuesto, el Yang, que han
llegado al conocimiento y aceptación a nuestra actual época, tuvieron a dos personajes extraordinarios llamados Lao Tse y Confúcio (Kung Fu Tseu) -algo más de 500 años antes de nuestra era- . Este adoctrinó una filosofía profundamente espiritualista. Enseñaron el Tao o moral de iniciación por el que había que anular todo deseo para anular también la personalidad y así fundirse con el Alma de Lo Absoluto.
Confúcio predicó una doctrina basada en el culto íntimo a los antepasados, sin dogmas ni cultos externos; con su doctrina se estableció una especie de religión laica que ha presidido el destino espiritual del pueblo chino.
En la antigua Persia, se mantenía un culto al fuego y al sol, y parece ser que su doctrina les llegó de las corrientes indostánicas de los Vedas.
Su Enviado o Profeta fue Zoroastro o Zaratustra, que vivió unos novecientos años antes de Cristo, y fue el dios de los Persas. Este adoptó fundamentalmente la doctrina de los Vedas que es conocida como Mazdeismo o Zoroastrismo, y enseñaba la transmigración de almas y su recompensa o castigo según sus actos. Asimismo recomendaba que la mejor oración era la de trabajar por el prójimo. El concepto de la reencarnación aparece en obras como “Los Upanisad”, “Los Brahamanes”, y “El Zend Avesta” del mismo “dios” Zoroastro de los Persas.
Y posiblemente también se detecte esta idea en “El Corán” islámico, y en “El Talmud” judío. (El que suscribe todavía no ha estudiado lo suficientemente estas dos obras).
- Jose Luis Martín-
“Antes de nacer, el niño ha vivido ya y la muerte no termina en la nada. La vida es un devenir que transcurre semejante a un día de sol, que recomenzará”
- Egipcios- 3000 a.a.C.
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LA VERDAD DE LA REENCARNACIÓN
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