ETICA Y MORAL:
NECESIDAD IMPRESCINDIBLE
Sistemas éticos hay multitud, pueden ser científicos, políticos, religiosos, empresariales, etc. Pero en lo que atañe a la conducta humana, la definición del bien y el mal es compleja y difícil. Desde antiguo se han explicado que las normas o leyes morales, si se está dentro de una religión o sistema espiritual, emanan de Dios, y que de éste último, se trasladan al ser humano.
En este caso concreto las personas que mantienen y abogan por este sistema ético lo tienen más fácil; pues, independientemente de su veracidad o equivocación, las leyes que contienen sus principios morales son buenas en esencia para todo creyente, ya que al provenir de un creador, una divinidad perfecta y bondadosa es la que define con claridad lo que atenta contra sus leyes o lo que está de acuerdo con ellas.
Para todos los sistemas que no son de índole trascendente, espiritual o religioso, definir lo que está bien o está mal, lo que es correcto o incorrecto, puede suponer una auténtica odisea; sin saber con exactitud si la perspectiva con que se observa la situación es subjetiva y por tanto errónea. La ética tiende a teorizar sobre lo correcto o incorrecto dentro del sistema ético al que pertenece, mientras que la moral debe diferenciar lo que es bueno de lo que es malo en sí mismo, para uno o para los demás.
La ignorancia, los prejuicios y la falta de conocimientos sobre el tema, categoriza la moral como algo estrictamente religioso; sin embargo no es así; pues es la capacidad de discernir el bien del mal. Existen muchos tipos de moral, tantas como concepciones sociales, culturales, filosóficas o religiosas podamos entrever. Existe una moral social, propia de las sociedades y que va evolucionando en paralelo según las leyes y costumbres de la sociedad que se trate.
Pero la moral no es sólo algo externo al ser humano, sino que forma parte intrínseca e indisoluble de su forma de ser; de su concepción personal, psicológica y consciente de la vida y del mundo que le rodea.
En el occidente, y en el campo filosófico, una de las referencias más importantes es sin duda Aristóteles, con su ética de la virtud, la cual sostiene que “la bondad es el resultado de las virtudes”. Algunos siglos más tarde otro gran pensador como Emmanuel Kant ponía el acento en la importancia del deber y la ética como paradigma del comportamiento humano (El imperativo Categórico) (*). Suya es la frase: “Dos cosas llenan mi mente de creciente admiración y respeto: el cielo estrellado que hay sobre mí y la ley moral que hay en mi interior”
Y respecto a su naturaleza, la moral humana no sólo es real, sino que acompaña al ser humano desde sus inicios evolutivos, desde que aparece en el mundo. En oriente el gran maestro Lao Tzi decía:
“Cuando todo el mundo entiende que la belleza es bella, es porque existe la fealdad. Cuando todos comprenden que la bondad es buena, es porque existe el mal”
Las tradiciones hindú y budista explican las consecuencias de hacer daño mediante las repercusiones de la ley del Karma (causa y efecto).
Esto supone que aquello que hacemos o pensamos tiene consecuencias; y creer en ello, es sin duda una gran motivación para actuar correctamente. Se sea ateo o partidario de una o ninguna religión.
Así pues, la moral y la ética son imprescindibles en la sociedad y en la conducta humana, pues vienen regulando el discernimiento sobre la conducta del hombre desde el principio de los tiempos y bajo todo tipo de formas y sistemas.
Desde la cuna es conveniente dentro de la educación de los hijos, implementar la moral que consideremos han de tener de acuerdo a nuestros principios. El desarrollo del sentido moral prepara al individuo para alcanzar la madurez personal y social; pues si no les ayudamos desde pequeños a desarrollar la capacidad de pensar moralmente sobre sus actos, las normas que les demos les parecerán reglas arbitrarias.
Un pequeño vistazo a la educación que se ofrece en el mundo occidental; nos hace comprender que el futuro no es muy esperanzador, si únicamente ponemos el acento en el desarrollo de las habilidades y capacidades intelectuales, despreciando la educación moral que debe acompañar principalmente el crecimiento del niño hasta la adolescencia.
Por ello, los programas de educación deberían incluir, al margen de concepciones religiosas, una ética dirigida al desarrollo moral, en aquellos aspectos que mejoren al individuo, haciéndole consciente de las repercusiones de sus actos sobre sí mismo y sobre los demás.
Cuando hablamos de desarrollo moral nos referimos no sólo al cultivo de las virtudes, sino también a un conocimiento, una educación de nuestras emociones y pensamientos; a fin de conseguir educar nuestra mente y evitar las aflicciones que el descontrol mental y emocional nos impone.
Una buena salud mental pone las bases de un mayor equilibrio, discernimiento y control personal, lo que unido a una mayor comprensión de la realidad, nos permite un sentido moral más avezado, al adquirir con ello cualidades como la empatía, la compasión, la ecuanimidad y la imparcialidad.
Factores como la socialización, la interdependencia, y la priorización de una sociedad más igualitaria, solidaria y recíproca; sólo pueden abordarse desde la capacidad que tenga el ser humano para comprender el potencial que tiene de hacer daño; siendo cuidadoso con lo que se hace, se dice y se piensa. Y esto solo se adquiere con un sentido moral desarrollado sobre lo que está bien o mal.
Así pues, podemos comprender cómo el hombre, a pesar de haber desarrollado enormemente su capacidad intelectual y tecnológica, debe equilibrar la balanza del progreso con el desarrollo del sentido moral. Alcanzando mayor comprensión de sus propios actos y de la repercusión que estos tienen sobre los demás y sobre uno mismo, ha de esforzarse por evitar el mal y alcanzar el bien. Todo ello desde una perspectiva laica.
Si abordamos el tema desde el conocimiento que nos ofrecen las leyes espirituales; y como bien hemos explicado más arriba, el bien y el mal son consustanciales a la naturaleza humana. Ambos derivan del ejercicio del libre albedrío del hombre, y ambos están sometidos al reajuste y regulación de la ley de causa y efecto: “A cada cual según sus obras”. Esta máxima, evidencia un sentido de la justicia exento de arbitrariedad alguna respecto a las consecuencias de nuestros actos.
Bajo esta perspectiva, se derivan conclusiones importantes, pues sabemos de antemano que somos los dueños de nuestro propio destino, al sembrar las causas de nuestra dicha o infelicidad futura en función de nuestros actos de hoy. Las consecuencias de estos actos se derivan de la naturaleza de los mismos, y recogeremos sus frutos, beneficiosos o perniciosos, en la vida actual o en próximas apariciones en la tierra a través de la reencarnación.
Quizás de esta manera, comprendiendo al mismo tiempo que nada queda impune; y que aquello que pensamos o hacemos repercute sobre nosotros, antes o después, y en nuestro propio beneficio, seremos capaces de dar la importancia que merece al desarrollo del sentido moral en todos los seres humanos. Conseguiremos así una sociedad más justa, solidaria y humana, al ser conscientes de cuáles son los límites que no debemos sobrepasar en perjuicio de nuestros semejantes.
Hoy en día son más necesarias que nunca una ética secular que nos ayude a entender el mundo y la vida desde las perspectivas del bien y de las leyes morales. Albergando los aspectos de la fraternidad y el amor al prójimo como pilares indestructibles que asienten las bases de este nuevo sistema ético. Por nuestro propio beneficio y por el de nuestros semejantes: el género humano.
Caminamos a pasos agigantados hacia un nuevo orden social, que sin duda priorizará la educación moral sin desdeñar la intelectual, y con ello llegaremos a un sentido más justo de convivencia y madurez social y personal.
Antonio Lledó Flor
©2015, Amor, paz y caridad
(*) Imperativo categórico: “Obra siempre de forma que puedas desear que la máxima de tu acción se convierta en ley universal” Emmanuel Kant
Tags:Conducta,cultivo de las virtudes,desarrollo moral,ética secular,ignorancia y prejuicios,Imperativo Categórico,interdependencia,ley del karma,madurez social y personal,sistemas éticos,socialización
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UNA TOMA DE CONCIENCIA
J. Herculano Pires
El apego a lo contingente, a lo inmediato, apaga en la conciencia de nuestros días el sentido de la responsabilidad espiritual. Ni aun mismo la ronda constante de la muerte consigue arrancar al hombre actual de la embriaguez del presente. El problema del espíritu y de la inmortalidad solo se aviva cuando es ligado directamente a cuestiones de interés personal. El católico, el protestante, el espirita son equivalentes en ese sentido. Todos buscan los caminos del espíritu para la solución de cuestiones inmediatas o para garantizar a si mismo una situación mejor después de la muerte.
La mayoría absoluta de los espiritualistas están siempre dispuestos a investir (este es el termino exacto) en obras asistenciales, más revela el mayor desinterés por las obras culturales. Se apegan los religiosos de todos los matices a la tabla de salvación de la caridad material, aplicando grandes donaciones en hospitales, orfanatos y viveros, más olvidándose de los intereses básicos de la cultura. Garantizando los intereses de la caridad después de la muerte, más contraen pesadas deudas en lo tocante a la divulgación, sustentación y defensa de principios fundamentales de la renovación de la cultura planetaria.
La prensa, la literatura, la enseñanza, el estudio, la fijación de las líneas maestras de la nueva cultura terrena quedan a dios dirá. Falta una toma de conciencia, particularmente en el medio espirita, de la responsabilidad de todos en la construcción y en la elaboración de la Nueva Era, que es el trabajo de los hombres en la tierra. Nadie o casi nadie comprende que sin una estructuración cultural elevada, sin estudios profundos en el plano cultural, que revelen las nuevas dimensiones del mundo y del hombre en la perspectiva espirita, el espiritismo no pasará de una secta religiosa de fondo egoísta, buscando la salvación personal de sus adeptos, precisamente aquello que Allan Kardec lucho por evitar.
La finalidad del espiritismo, como Kardec acentuó, no es la salvación individual, más si la transformación total del mundo, en un vasto proceso de redención colectiva. Proporcionar a los jóvenes una formación cultural apoyada en la más positiva y completa base espiritual, que muestre la insensatez de las concepciones materialistas y pragmáticas, dándoles la firmeza necesaria en la sustentación y defensa de los principios doctrinarios, no es solo caridad, más si también realización efectiva de los objetivos superiores del espiritismo en esta fase de transición. Sin ese trabajo no podremos avanzar con seguridad y eficacia en la dirección de la Era del espíritu. Hemos de dar a las nuevas generaciones la posibilidad de afirmar, ante el desenvolvimiento de las ciencias y del avance general de la cultura, como dijo Denis Bradley: ¡“Yo no creo, yo sé!” Porque es por el saber, y no por la creencia, por la fe racional y no por la fe ciega, por el conocimiento y no por las teorías indemostrables, que el espiritismo, como revelación espiritual, habrá de modelar la nueva realidad terrena, apoyado en la confirmación científica, por la investigación, de sus postulados fundamentales. La revelación humana confirma y comprueba la revelación divina.
Ese es el problema que nadie parece comprender. Todos sueñan con el momento en el que la ciencia deberá proclamar la realidad del espíritu. Más esa proclamación jamás será hecha, si la ciencia espirita no alcanza la mayoridad, no se confirmara por sí misma, pudiendo enfrentar virilmente, en el plano de la inteligencia y de la cultura, la visión materialista del mundo y la concepción materialista del mundo y la concepción materialista del hombre. Por eso precisamos de universidades espiritas, de institutos de cultura espirita dotados de recursos para una producción cultural digna de respeto, de laboratorios de pesquisa psíquica estructurados con recursos eficientes y orientados por una metodología segura, planeada y testada por especialistas de verdad, capaces de dominar su campo de trabajo y de enfrentar con pruebas irrefutables los sofismas de los negativos sistemáticos. Es una batalla que se traba, el buen combate del que hablaba el apóstol Pablo, ahora desenvuelto con todos los recursos de la tecnología.
Nada de sentimentalismos más religiosos, de palestras sin fin sobre la fraternidad imposible en medio de lobos disfrazados de ovejas. Nada de caridad interesada, de prensa condicionada a la creencia ingenua de palabras emotivas que no pasan de formas de chantaje emocional. Precisamos de la Religión viril que remodela al hombre y al mundo en base a la verdad comprobada. De la caridad real que no se traduce en limosnas, más si en el afecto de la fraternidad humana oriunda del conocimiento de nuestra constitución orgánica y espiritual comunes o sea, de la inevitable igualdad humana. De exposiciones sabias y profundas de los problemas del espíritu, nacidas de la reflexión madura y del estudio metódico y profundo. Tenemos que despertar a los durmientes de la pereza mental y llamar a todos a las trincheras de la guerra sin sangre de la sabiduría contra la ignorancia, de la realidad contra la ilusión, de la verdad contra la mentira. Sin esa revolución en nuestros procesos no llegaremos al mundo mejor que ya está batiendo, impaciente, a nuestras puertas.
No hagamos del Espiritismo una ciencia de gigantes en manos de pigmeos. El nos ofrece una concepción realista del mundo y una visión viril del hombre. Archivemos para siempre las predicaciones del sacristán, los cursillos de miniaturas de ángeles, a semejanza de las miniaturas japonesas de arboles. Enfrentemos los problemas doctrinarios en la perspectiva exacta de la libertad y de la responsabilidad de seres inmortales. Reconozcamos la fragilidad humana, más no nos olvidemos de la fuerza y del poder del espíritu encerrado en el cuerpo. No encaremos la vida cubiertos de cenizas medievales. No hagamos de la existencia un muro de lamentaciones. Somos artesanos, artistas, operarios, constructores del mundo y hemos de construirlo según el modelo de los mundos superiores que se expanden en las constelaciones.
Estudiemos la doctrina profundizando en sus principios. Remontemos nuestro pensamiento a las lecciones valiosas de Cristo, restableciendo en la Tierra las dimensiones perdidas de Su Evangelio. Esa es nuestra tarea.
Traducido al Español por M. C. R
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HISTORIA DEL ESPIRITISMO EN ESPAÑA
Colavida, el "Kardec español"
Nacido quince años después de Allán Kardec, Jose María Fernandez Colavida, perdió los bienes y la familia, pero encontró consuelo en El Libro de los Espíritus. Alcanzó en la Armada el grado de Capitán.. Se hizo uno de los mayores divulgadores del Espiritismo en España
José Maria Fernandez Colavida nació el dia 19 de marzo de 1819, en Tortosa, en la
Eduardo Carvalho Monteiro
José Maria Fernandez Colavida nació el dia 19 de marzo de 1819, en Tortosa, en la
provincia de Tarragona. Hijo de padres afortunados, recibió en sus primeros años, una formación de las más significativas para su época. Su padre, D. Pío, secretario del gobierno militar y político de Tortosa, tras la muerte del rey Fernando VII, sufrió muchas persecuciones por parte de aquellos que envidiaban su suerte, llegando a ser finalmente destituido de su cargo y exilado.
Estas persecuciones se extendieron a toda la familia, particularmente a Jose María , por ser el primogénito de ocho hijos de D. Pío. Eso lo obligó a abandonar el seno paterno y a su país, antes de los 16 años, y marchar a prestar sus servicios voluntarios al Ejército. El 1º de noviembre de 1.835 se incorporó a la 6ª Compañía del 1º Batallón de Tortosa, bajo las órdenes del Comandante Louis Llagostera. Colavida fué hecho prisionero en Morella,después de la heróica defensa de este lugar, como Teniente Coronel. Fué posteriormente transportado a Cadiz, con otros prisioneros de guerra, recibiendo la noticia , durante el trayecto, de la ejecución de su padre, fusilado el 15 de julio de 1.835.
Todas esas tristezas, sin duda, influyeron en el alma de Fernandez, haciendo que trabajase más tarde por la paz, mucho más de lo que lo hizo por la guerra.
La lucha terminó, y él recobró la libertad el 25 de septiembre de 1.841, volviendo a Barcelona, donde resolvió terminar sus estudios de notario. Colavida no llegó a ejercer la profesión, pero quedó a la cabeza de la promoción en la que terminó sus estudios.
Su iniciación en el estudio del Espiritismo tuvo lugar en un viaje que hizo a Madrid, cuando leyó El Libro de los Espíritus, cedido por el capitán de la Marina Mercante Ramón Lagier y Pomares.
Fernandez Colavida, que siempre se distinguió por su caridad extrema, fue uno de los más entusiastas fundadores de la Sociedad de Amigos de los Pobres. Dfendiendo los intereses de esta Sociedad, que él presidió, se ganó muchos enemigos.
En el momento del apogeo de la última guerra carlista, él luchó empeñando todos sus esfuerzos en conseguir la paz, con su genio y sus eminentes sacrificios. Colavida reunió, para hacer llegar a las manos armadas de los carlistas, millares de proclamas por la paz. Tuvo la felcidad de ver su empresa coronada de éxito y rechazó todas las recompensas, inclusive cuando le fue ofrecido el ascenso a Coronel.
Apostol del Espiritismo
Por los grandes proyectos que lideró en su trayectoria de divulgador y practicante del Espiritismo, por sus renuncias y dedicación a los más necesitados, Colavida, uno de los apóstoles del Espiritismo en España, fué considerado el "Kardec español". Su fortuna y la de su familia fueron reducidas por los azares de la guerra civil y todo lo que ganaba por su trabajo, lo daba a los miserables o lo consagraba a la propaganda espírita, ya que perdiera a su padre, como se ha señalado, y también a la madre, en muerte violenta. Pero su caracter era por todos reconocido, debido a su humildad y modestia.
El Congreso Espírita de 1.888 se reunió en Barcelona, ocasión en la que Colavida fue aclamado con entusiasmo, como presidente honorífico; justa recompensa por sus méritos.
Emprendimientos de Colavida
Aconsejado por los espíritus, comenzó la traducción y la publicación de las obras fundamentales del Espiritismo. Pero no contento solamente con estas publicaciones, fundó el primer Centro de Estudios Espíritas en Barcelona y la Sociead Barcelonesa Propagandista del Espiritismo, que sustentó de la misma forma que la Revista Espírita- Journal de Estudios Psicológicos de Allan Kardec. El primer número apareció en mayo de 1.869.
Colavida era el alma del Journal y de la Sociedad que en 1.875 ya había publicado las obras fundamentales de la Doctrina, los resúmenes de Allan Kardec, además de La Verdadera Doctrina Espírita, Armonía de la Ley y de la Razón, El Espiritismo en la Bíblia, Armonía Universal, dos ediciones de la Colección de Oraciones, Melodía para el Espíritu de Isem, Celeste y Ensayos de un Cuadro Sinóptico para la Unidad Religiosa del Espíritiu Romano Leila. Todo esto hizo de Fernandez Colavida el más importante divulgador del Espiritismo en la España de su época.
Propagación del Espiritismo
Durante un periodo de treinta años, se dedicó asiduamente al estudio y la propagación del Espiritismo. Los estudios profundos de los libros de Allan Kardec y de la Revista Espírita, y las observaciones directas de los espíritus en las sesiones de los centros qeu fundó y dirigió, le dieron un gran conocimiento de la ciencia espírita, haciéndose consejero de los hermanos más experimentados.
Reunió numerosa y extensa correspondencia, enfajada en volúmenes de enseñanzas. También uno de sus más importantes trabajos fueron los estudios sobre magnetismo, subordinados a las observaciones y a los fines propuestos por el Espiritismo. Fué un gran magnetizador y desarrolló a un gran número de médiums sonámbulos. Realizó notables experiencias y obtuvo prodigiosos resultados en sonambulismo lúcido, aplicado al Espiritismo. Se apoyaba en su esposa, Ana de Campos, médium de excepcionales dotes, fallecida el 5 de mayo de 1.882 y con la que estuvo casado durante 16 años.
Tal vez, por su amor excesivo a la ciencia, abusó insensiblemente de sus poderosas facultades, usando su energía vital y minando sus fuerzas en su última dolencia. Fernandez Colavida también editó: Leila o Pruebas de un Espírita(2ª parte); Catecismo Espírita de Joseph Henri Turck; Lecciones de Espiritismo para los niños; El Espiritiso y la Moral; Oscuridad y Luces, de Navarro Murillo; Contra los Cursos de Tarot, del mismo autor. El romance oído y ejecutado al piano por los médiums sonámbulos, señoritas Avelina Colom y Pilar Ráfecas Cassy, inspiradas por el espíritu protector del grupo La Paz, y por último, la obra de Gabriel Delanne, El Espiritismo ante la Ciencia, traducido del francés por D. Juan Juste.
A pesar de las grandes pérdidas, él no quiso dejar su sueño de hacer nuevas publicaciones espíritas, cuando la muerte vino a sorprenderlo. Uno de sus deseos, el último y mayor, fue el de ver continuar su obra de propaganda y, principalmente, su querida revista.
Desencarnó en Barcelona el uno de diciembre de 1.888
( Procedencia: Blog Historia del Espiritismo)
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¿ De dónde
procedemos ?
Todos
somos Espíritus, y cada uno somos Energía Divina que se ha ido
forjando e individualizando tal vez durante millones de experiencias
en la materia por la que ha pasado a través de los los distintos
reinos de la Naturaleza, sumidos en un largo proceso de desarrollo
continuo,
evolucionando y aprendiendo desde tiempo inmemorial a través de las
edades,
pasando por tantas y tantas experiencias como ofrecen nuestros pasos
por los diversos mundos, alternadas con otros tantos periodos de
existencia y permanencia en planos espirituales, en donde nuestro
Espíritu con la ayuda de otros que le fueron superiores, nunca
dejó de aprender y comprender lo que iba necesitando conquistar para
iluminarse, perfeccionándose y aproximándose cada vez más, de
grado en grado, a su Fuente de Origen o Meta Divina.
Por
lo tanto todos somos espíritus , unos encarnados y otros
desencarnados, que existimos por Voluntad del Ser Supremo que nos
creó de Sí mismo, siendo desde nuestro comienzo Seres
Espirituales .
Podríamos
ser comparados con una semilla : En nuestra Esencia está el
germen que contiene todos Sus atributos, pero en estado latente,
con la misión que tenemos de desarrollarlos mediante nuestro
esfuerzo y voluntad, para perfeccionarnos gradualmente y así
aproximarnos a nuestro Origen, a lo largo de cuantas vidas precisemos
para ello.
Venimos
a partir de la Esencia Divina que impregna la Creación de la
materia, a través de tantas y tantas experiencias en la materia.
El
desarrollo de nuestro Ser aun antes de que existiese como tal,
comenzó a formarse gradualmente, a partir de las experiencias que
fue acumulando durante su paso por los tres reinos de la Naturaleza
por este orden: Reino Mineral, Reino Vegetal, Reino Animal ya como
almas grupales en diferentes grados evolutivos, según especies, y
por fin llegamos al Reino Hominal como Espíritus sencillos e
ignorantes, pero con un potencial infinito de Perfección por
desarrollar.
Cuando
el alma animal que un día fuimos pasando por diversas especies del
mundo animal ya estuvo lo suficientemente evolucionada en cuanto a
instintos e inteligencia, esta fue sometida en el Plano Espiritual a
un especial proceso de unión con la Energía Pura de nuestra Fuente
Creadora , y a continuación comenzó a desarrollar la conciencia de
su Yo en una nueva etapa de su evolución en la experiencia humana.
Esa“Chispa
Divina” o Espíritu creado de la Esencia
misma de Dios, constituye un Ser individual a semejanza del mismo,
con todos sus atributos en estado latente. Con esa unión
adquirimos el rango de Alma humana y de Hijos de Dios , y a partir
de ahí comenzó nuestro largo periplo evolutivo como Seres
espirituales y humanos, atravesando tantas vidas como nos han sido y
aún serán necesarias para alcanzar etapas superiores de nuestra
evolución espiritual.
Por
tanto, en cuanto nuestra parte humana física, ciertamente procedemos
de una especie animal evolucionada , seleccionada y acondicionada
para albergar el Espíritu humano desde su comienzo evolutivo, siendo
este espíritu con su cuerpo espiritual el que en el transcurso de la
evolución le ha ido configurando el aspecto humano actual que
tenemos cada persona. Pero lo que de verdad y en realidad somos
todos los Seres humanos, - Espíritus inmortales- , que como antes
dije, nos creó el Padre Eterno que lo ha hecho mediante el
mecanismo de la evolución a través de las edades en pos de un
retorno a la Divina Perfección.
- Jose Luis Martín-
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“Persevera
pacientemente en tus estudios, no con el fin de que los hombres te
consideren sabio, y ni aún por la felicidad de ser sabio, sino
porque tan solo el hombre que sabe puede ayudar sabiamente”.
- Krishnamurti-******************************