sábado, 5 de noviembre de 2016

LAS CAUSAS DE LAS DOLENCIAS – VISIÓN ESPÍRITA

                               AUTOREALIZACIÒN
...Amor, perdón y servicio constituyen métodos de fácil aplicación en la actividad diaria de la existencia corporal, a fin de de­sarrollar las potencialidades divinas que yacen en todos los seres, y conducirlos a la realización personal, a la plenitud.
Joanna de Ângelis/Divaldo Franco -Libro Despierte y sea feliz - Editora LEAL
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ALGO SE MUEVE EN EL ENTORNO DE LA HUMANIDAD
   En la actualidad, se produce uno de esos movimientos generales, destinados a promover una reorganización de la humanidad.
La multiplicidad de las causas de destrucción constituye una señal característica de los tiempos, pues apresura la eclosión de los nuevos gérmenes. Son como las hojas que caen en el otoño, reemplazadas por otras hojas plenas de vida, puesto que la humanidad tiene sus estaciones, al igual que los individuos tienen sus diversas edades. Las hojas muertas de la humanidad caen impulsadas por las ráfagas violentas y por las sacudidas del viento, pero con el fin de que renazcan más vigorosas, por obra del mismo aliento de vida, que no se extingue, sino que se purifica.
*. Para el materialista, los flagelos destructores son calamidades sin compensación, sin resultados útiles, puesto que, según su opinión, esos flagelos aniquilan a los seres definitivamente. En cambio, para aquel que sabe que la muerte sólo destruye la envoltura,
esos flagelos no tienen las mismas consecuencias, ni le causan el mínimo temor; comprende su objetivo, y sabe también que los hombres no pierden más por el hecho de que mueran en masa que por morir aislados, pues de una manera o de otra todos habrán de llegar a lo mismo.

Los incrédulos se burlarán de estas cosas, y las calificarán de quimeras. No obstante, digan lo que digan, no escaparán a la ley general; en su momento caerán, como los demás, y entonces, ¿qué les sucederá? Ellos dicen: ¡nada! Pero vivirán, a pesar de sí mismos, y un día se verán obligados a abrir los ojos.

EL GÉNESIS
ALLAN KARDEC.


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                NADIE ES PROFETA EN SU TIERRA


“Había salido de Nazaret como un simple “Tekton” (carpintero). Y había vuelto siendo otro. Su transformación creo una profunda distancia entre él y su comunidad. Les costaba reconocer al predicador ambulante que había reaparecido en la aldea..” (Reza Aslan)” .”Hasta sus hermanos y su madre estaban escandalizados por lo que las gentes decían de él y trataban de silenciarlo…. “
(Marcos 3:21)

Transcurría el año 29 de nuestra era cuando Jesús de Nazaret regresaba de Judea a Galilea. Había decidido volver a su tierra de nacimiento después de pasar varios años en compañía de Juan el Bautista y sus discípulos; el apresamiento de este último por sedición le animó a volver a su Nazareth natal, la pequeña aldea galilea, y junto a él le acompañaban algunos discípulos de Juan, como Andrés y Felipe que, una vez tuvieron noticias del ajusticiamiento de su maestro, siguieron a Jesús.

Hasta entonces nadie conocía a Jesús; pues no había comenzado su vida pública, es a partir de este momento cuando, equipado con las enseñanzas recibidas en la comunidad de Juan (históricamente es bastante probable que se tratara de una comunidad esenia*) y con la sabiduría y lucidez de su espíritu angélico, se determinó a comenzar su actividad pública, creyendo que el mejor sitio donde podrían comprenderle y escucharle sería allí dónde nació (el Jesús histórico nació en Nazaret, no en Belén) y se crió durante los primeros años de su vida.

Cuando llegó acompañado de los pocos discípulos de Juan el Bautista que se le unieron, pudo comprobar con tristeza que “la mayoría de sus vecinos estaban profundamente perturbados por su presencia y sus enseñanzas, convirtiéndose rápidamente en un marginado de la pequeña aldea de Nazaret; Jesús no fue capaz de hallar seguidores en su aldea, y antes de cambiar ésta por un cercano pueblo de pescadores llamado Cafarnaum dijo: Nadie es profeta en su tierra. Reza Aslan , Dr. en Sociología de las Religiones, Historiador,  por UCLA en su libro: “El Zelote”

¿A qué obedece esta actitud de rechazo hacia personajes que destacan a lo largo de la historia por parte de aquellos que les son próximos o que les conocen desde niños?. Sin duda pueden argumentarse variadas causas, y algunas detalladas por Allan Kardec:

“El principio de esta verdad es una consecuencia natural de la debilidad humana que puede explicarse así: la costumbre de verse desde la infancia, en las circunstancias vulgares de la vida, establece entre los hombres una especie de igualdad material que, a menudo, lleva a rehusar el reconocimiento de superioridad moral en quien fue compañero y comensal, salido del mismo medio y de quien se conocen ciertas debilidades. El orgullo sufre en razón del ascendiente que debe soportar. Quien quiera que se halle por encima del nivel medio siempre está expuesto a los celos y a la envidia.”Allán Kardec – El Génesis . Cap. XVII

Efectivamente, estas son razones de peso que la mayoría de las personas pueden comprender, en base al rechazo que la notoriedad produce en una comunidad cuando de repente aparece alguien con un rol diferente al que se le presuponía. Si a esto añadimos el bajo nivel socio cultural de la Nazaret del siglo I, una pequeña aldea de campesinos y artesanos analfabetos prácticamente en un 95%, es más fácil entender las causas de este rechazo.
Sea como fuere, la incomprensión o el desprecio de las gentes nunca ha preocupado lo más mínimo a la mayoría de hombres ejemplares que han pasado por la tierra ofreciendo un ejemplo a los demás. Si hay una característica que define a todos estos personajes, es la de luchar contracorriente; tanto en el ámbito científico, artístico, filosófico, político o religioso. Los grandes innovadores y paradigmas de la evolución humana a lo largo de la historia, han presentado una determinación y perseverancia excepcional para luchar contra las adversidades, por muy difíciles que estas fueran.

Tenemos ejemplos como los de Nelson Mandela en política, Newton, Galileo y Pascal en la ciencia, Sócrates o Giordano Bruno en la filosofía, Buda o Madre Teresa en el ámbito religioso, Leonardo Da Vinci o Miguel Ángel en el arte, Gandhi en la justicia social, Martín Luther King en los derechos civiles, etc. Tantos y tantos hombres de bien y de férrea voluntad que, con su determinación y fe en la causa que defendían, lograron cambiar la sociedad y alcanzar sus ideales a pesar de las enormes dificultades; el rechazo de fuerzas adversas, la incomprensión y el escarnio de muchos; siendo con frecuencia los más virulentos, aquellos que más cerca de ellos se encontraban (familiares, amigos, vecinos, etc)

Así pues, la conclusión que podemos extraer de este análisis no es otra que el hecho de que aquellos hombres y mujeres que han contribuido notablemente al desarrollo y progreso de la humanidad han tenido que solventar obstáculos importantes, siendo uno de ellos la incomprensión de sus contemporáneos y el desprecio de muchos de aquellos que les conocían.
Al final, todos ellos abanderaron causas nobles, altruistas e impulsoras del progreso de la humanidad; causas que no sólo permitieron un avance social, de justicia y de igualdad, sino también pusieron de manifiesto que, el ejemplo de esas vidas quedó indeleblemente grabado en la huella de la historia y en el inconsciente colectivo de las generaciones futuras. La auto-realización de estos personajes no vino únicamente por su excepcional fe y voluntad en lo que hacían, sino porque a su determinación y valentía se unió la conciencia clara de que su lucha no era otra cosa que su misión en la vida.

“Mi experiencia coincide con la de Victor Frankl, en que la gente que busca la auto-realización directamente, sin unirla a una misión en la vida, en realidad no llega a alcanzarla.
-Abraham Maslow. Fundador de la Psicología Humanista

La indiferencia ante la incomprensión, y el no ser entendidos por sus contemporáneos, no restó un ápice de fortaleza y convicción en las causas que defendían. Y, aunque como hombres, tuvieran momentos de debilidad o de duda; una fuerza interior basada en el amor a la verdad, la justicia y el bien común, fue siempre el acicate que les permitió superar los momentos de zozobra, calumnias o difamaciones que todos ellos tuvieron que soportar.

No es necesario ser profeta en tu tierra para alcanzar las más altas cotas de sublimación personal, psicológica o espiritual. Lo importante es comprender cuál es el sentido de nuestra vida y, una vez aceptado, abrigar el propósito de llevarlo a cabo a pesar de las dificultades. El significado interior, que represente para nosotros los pasos dados en ese fin superior, nos dará la medida del acierto de nuestras decisiones.

“Por el fruto se conoce el árbol”
      Jesús de Nazaret

Y al mismo tiempo, si el propósito final se concreta en una causa superior de beneficio al prójimo, nos ayudará sobremanera a alcanzar la plenitud y el cumplimiento del deber, estado psicológico que nos llenará de felicidad interior.

“Primero te ignoran, después se ríen de ti, luego te atacan; entonces ganas”
      Ghandi
Nadie es profeta en su tierra por: Redacción- 2016, Amor,paz y caridad

(*) Esenios: Comunidad judía de monjes alejados de los postulados de la clase sacerdotal judía; abogaban por la austeridad, la castidad y el recogimiento interior como vía de iluminación hacia Dios.
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VALORES EN EL ALMA HUMANA

Mercedes Cruz Reyes

Hay más grandeza en el ángel que desciende al infierno, para salvar a los hijos de Dios, desviados y sufrientes, que en el mensajero espiritual que se da prisa en comparecer, ante el Trono Eterno, para alabarlo, con el olvido de sus propios benefactores. Abandonar a quien nos sirvió de escalón, en plena ascensión divina, es una de las más horrendas formas de ingratitud. El Señor no puede bendecir una ventura recogida al precio de angustias para aquellos que nos las dieron.
La riqueza espiritual proviene del alma humana, de los dones del hombre, como su capacidad de soñar, de imaginar, de amar, de dar, de ser. El ser es una cualidad del alma, y su abundancia de dones es lo que hace a ésta inmensamente rica. La riqueza del alma está relacionada con las cualidades metafísicas del hombre, como lo son la verdad, la bondad, la belleza, que son tan distintivos del ser humano. A través de estos elementos, el hombre encuentra el significado por la vida. Son estas cualidades y virtudes precisamente lo que le otorga al individuo una institución para apreciar la existencia. Al tener riqueza espiritual, se tiene sentido por la vida, amor por la existencia.
El Señor nos enriquece para que enriquezcamos a otros, nos da algo para ensayar la distribución de beneficios que le pertenecen, nos ayuda a fin de que auxiliemos, por nuestra parte, a los más necesitados. Más recoge quien más siembra….
Los genios malditos, los demonios de todos los tiempos, somos nosotros mismos - cuando nos desviamos de la Ley. Por esta razón, al igual que por razones educativas, deambulamos por sitios sombríos s inquietantes, donde es forzoso observar que el pantano, invariablemente, es una zona de la naturaleza, pidiendo socorro de los siervos más fuertes y generosos, donde cualquier constreñimiento intimo, es requerido por la oración. Es el único recurso para movilizar las reservas mentales superiores, en nuestras necesidades de restablecimiento psíquico. Hemos de tener calma, y energía, dulzura y resistencia, con el ánimo vuelto hacia Cristo. Pues hemos de educar y servir.
Millones de personas, después de la muerte, encuentran peligrosos enemigos en el miedo  y en la vergüenza de si mismas. Nada se pierde, en el círculo de nuestras acciones, palabras y pensamientos. Cuando perdemos el vehículo de la carne comprendemos que no se puede ocultar, por más tiempo, la desecha   mascara del cuerpo bajo la cual se escondía a la manera de tortuga dentro del caparazón. Se siente tal cual es y recela la presencia de los hijos de la Luz, cuyos dones de penetración, le identifican las malezas indeseables.
Cada mente vive en la compañía que elige. Es un principio que prevalece para quien respira en el cuerpo o fuera de él. El remordimiento es una bendición, sin duda, por llevarnos a la corrección, pero, también es una brecha, a través de la cual el acreedor se insinúa, cobrando débitos. La dureza nos coagula la sensibilidad durante cierto tiempo; sin embargo, siempre llega un minuto en que, el remordimiento, nos abre la vida mental a los choques de retorno de nuestras propias emisiones.
La corona de la sabiduría y del amor es conquistada por la evolución, por el esfuerzo, por la asociación de la criatura a los propósitos del Creador. La marcha de la civilización es lenta y dolorosa. Formidables atritos se hacen indispensables para que el espíritu consiga desenvolver la luz que le es propia.
El hombre encarnado vive, simultáneamente, en tres planos diferentes, el cuerpo denso de carne, organización periespiritual, en tipo de materia más enrarecida, y mente, representando tres expresiones distintas de base vital, con vistas a los mismos fines. El hombre para sustentarse exige, en el cuadro evolutivo, relativa seguridad en el campo biológico, alimento de las emociones que le son propias, en las esferas de la vida psíquica que se afinan con el, y base mental, en el mundo intimo.
La vida es patrimonio de todos, pero,  la dirección pertenece a cada uno. La inteligencia caída se precipita, despeñadera abajo, encontrando siempre, en los círculos inferiores que elige morada, millares de vidas inferiores, junto a las cuales es aprovechada, por la Sabiduría Celestial, para mayor glorificación de la obra divina. En la Economía del Señor, ninguna cosa se pierde y todos los recursos son utilizados en la química del Bien infinito.
Tomemos la dirección de nuestro barco el “yo” y procuremos avanzar, elevarnos por encima de cualquier circunstancia, sin desviarnos de la senda común por donde caminan los equilibrados, siguiendo a Jesús porque es El Camino la Verdad y la Vida, con el no nos perderemos.
Aceptemos con humildad el  concurso sagrado de aquellos  que se constituyen como nuestros benefactores en las Esferas Más  Altas, y extendamos a nuestros  hermanos más necesitados que  nosotros mismos, los brazos fraternos que el Espiritismo envuelve  en bendiciones de revelación y de amor.

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                                 LOS ESPÍRITUS BUENOS

Al igual que no se encuentran dos personas exactamente iguales en  todos los aspectos, tampoco hay dos espíritus desencarnados que lo sean, pues todos somos entidades individualizadas, inteligentes en diversos grados y con diferentes cualidades y defectos adquiridos en su particular caminar evolutivo.
Allan Kardec, el Codificador de la doctrina Espírita, catalogó a los diferentes grupos de  espíritus , y dentro de los buenos o bondadosos, determinó que se  encuentran varias  categorías  o grados  en los que se pueden agrupar   dependiendo de su estado de adelantamiento  evolutivo..
      Los hay en un grado de imperfección o atraso evolutivo, que les hace aparecer como más atrasados que los demás, o en la cola de las escalas evolutivas. Generalmente mucho más cerca de la animalidad y de la materia, que los demás grupos más avanzados en los diversos planos espirituales. Al ser mayores sus necesidades evolutivas, estos reencarnan con mayor frecuencia que los demás situados  en grados evolutivos más avanzados.
  Entre los buenos,  los hay Benévolos, que se complacen en proteger y prestar servicio a los Seres humanos,  siendo mayor su nivel moral que el  nivel de sus conocimientos generales que son  muy limitados, por lo que en su aspecto evolutivo presentan cierto  desequilibrio entre ambos aspectos.
          Asimismo  los hay Sabios, que son el contrapunto de los anteriores: sus conocimientos  científicos y filosóficos son superiores a su nivel moral, por lo que también se encuentran con cierto grado de desequilibrio evolutivo. Se diferencian de los imperfectos en que los conocimientos científicos los consideran sin apasionamientos y sólo desde un punto de vista práctico.
        La siguiente  categoría en orden de perfección, sería la de los  Prudentes, que presentan un mayor equilibrio entre el grado de sus conocimientos y su nivel de bondad;  se distinguen por sus juicios rectos y equilibrados.
       Hay otra categoría que en nuestro mundo son  muy escasos, y son los Espíritus Superiores, que son los exponentes de la máxima perfección a que puede aspirar alcanzar en este mundo el Ser humano. Estos están libres de la necesidad de la reencarnación y cuando extraordinariamente lo hacen, solamente es para llevar a cabo muy importantes  misiones de ayuda y progreso de la Humanidad.  Cuando alguna vez se han obtenido comunicados mediúmnicos con esta clase de Seres, lo han hecho con un lenguaje digno, elevado y sublime.
           Aún  por encima de estos están los Espíritus Puros, totalmente libres de la reencarnación en mundos físicos. En nuestro planeta el  mayor  y  más perfecto  que nació y que puede servir al hombre de ejemplo y meta, es el Espíritu Crístico encarnado en el personaje histórico que fue Jesús de Nazaret.
       Y así sucesivamente, la escala de evolución o pureza espiritual, se eleva hasta grados inimaginables para el Ser humano, hasta alcanzar a conocer y participar de cerca con nuestra Sagrada Fuente de Origen que llamamos Dios al que representan en los mundos planetarios y son sus brazos ejecutores en la Creación y administración de los mundos y de las humanidades.
- Jose Luis Martín-

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        LAS CAUSAS DE LAS DOLENCIAS – VISIÓN ESPÍRITA

¿ Cómo surgen las dolencias?

¿ Al sintonizar con energías y actitudes negativas, no estamos abriendo el camino para quedar como dolientes ?.
En el libro Manos de Luz, la curadora norteamericana Bárbara Ann Brennan presenta un razonamiento muy interesante: "Toda dolencia es un mensaje directo dirigido a usted, diciéndole que no ha querido a quien es usted y ni se ha tratado con cariño, a fin de ser quien es usted". De hecho, todas las veces que nuestro cuerpo presenta alguna "dolencia", esto debe ser tomado como una señal de que alguna cosa no está bien.
La dolencia no es una causa, sino una consecuencia proveniente de las energías negativas que circulan por nuestros organismos espiritual  y material. El control de las energías es hecho a través de los pensamientos y de los sentimientos, por tanto, poseemos energías que nos causan dolencias porque somos indisciplinados mentalmente  y emocionalmente. En Los Dominios de la Mediumnidad, André Luiz explica que "así como el cuerpo físico puede ingerir alimentos venenosos que le intoxican los tejidos, también el organismo periespiritual absorbe elementos que le degradan, con reflejos sobre las células materiales".
Permanentemente recibimos energía vital que viene del cosmos, de la alimentación, de la respiración y de la irradiación de las otras personas y para ellas imprimimos la energía generada por nosotros mismos. Así, somos responsables por emitir buenas o malas energías a las otras personas. La energía que irradiamos a los otros estará impregnada con nuestra carga energética, esto es, cargada de las energías de nuestros pensamientos y de nuestros sentimientos, siendo necesario que vigilemos lo que pensamos y sentimos.

Tipos de dolencias

Podemos clasificar las dolencias en tres tipos: físicas, espirituales y atraídas o simbióticas. Las dolencias físicas son disturbios provocados por algún accidente, exceso de esfuerzo o alimentación abusiva, entre otros, que hacen que uno o más órganos no funcionen como deberian, creando una indisposición orgánica.
Las dolencias espirituales son aquellas provenientes de nuestras vibraciones. El acúmulo de energías nocivas en nuestro perispíritu genera la auto-intoxicación fluídica. Cuando estas energías descienden para el organismo físico, crean un campo energético propicio para la instalación de dolencias que afectan todos los órganos vitales, como corazón, hígado, pulmones, estómago etc., arrastrando un rosario de sufrimientos.
Las energías nocivas que provocan las dolencias espirituales pueden ser oriundas de reencarnaciones anteriores, que se mantienen en el periespíritu enfermo en cuanto no son drenadas. En cada reencarnación, ya al nacer o incluso durante la vida intrauterina, podemos traer los efectos de las energías nocivas presentes en nuestro periespiritu, que se agravan a medida que acumulemos más energía negativa en la reencarnación actual. En cuanto persistan las energías nocivas para el periespíritu, la cura no se completará.
  Y las dolencias atraídas o simbióticas, son aquellas que llegan por medio de una sintonía con fluídos negativos. ¿ Qué será lo que una criatura colérica vibrando siempre maldades y pestilencias puede atraer, sino las mismas cosas?. Esa atracción genera una simbiosis energética que por vía fluídica, causa la percepción de la dolencia que está afectando el organismo del periespíritu que está imantado energéticamente en la persona, provocando la sensación de que la dolencia está en ella, pues pasa a sentir todos los síntomas que el espíritu siente. De ahí cuando la persona va al médico y este nada encuentra.
André Luiz afirma que "si la mente encarnada no consiguió aún disciplinar y dominar sus emociones y alimenta pasiones (odio, envidia, ideas de venganza), ella entrará en sintonía con los hermanos del plano espiritual, que emitirán fluídos maléficos para impregnar el periespíritu del encarnado, intoxicándolo con esas emisiones mentales y pudiendo llevarlo hasta la dolencia".
El surgimiento de las dolencias
A cada pensamiento, emoción sensación o sentimiento negativo, el periespíritu inmediatamente adquiere una forma más densa y su color queda más oscuro a causa de la absorción de energías nocivas. Durante los momentos de indisciplina, el hombre moviliza y atrae fluídos primarios y groseros, los cuales se convierten en un resíduo denso y tóxico.
Debido a la densidad, estas energías nocivas no consiguen descender de inmediato al cuerpo físico y se van acumulando en el perispíritu. Con el paso del tiempo, las cargas energéticas nocivas que no  fueron disueltas  no descendieron al cuerpo físico, forman manchas y placas que se adhieren a la superficie del periespìritu, comprometiendo su funcionamiento y agravándose cuando la carga deletérea acumulada es aumentada con desatinos en la existencia actual.
En sus tratados didácticos, la medicina explica que en el organismo del hombre, desde su nacimiento físico, existen microbios, bacilos, vírus y bacterias capaces de producir varias dolencias humanas. Gracias a la cantidad ínfima de cada tipo de vida microscópica existente, ellos no causan molestias, dolencias o afecciones mórbidas, pues quedan impedidos de tener una proliferación más allá de la "cota mínima" que el cuerpo humano puede soportar sin enfermar. Sin embargo, cuando esos gérmenes traspasan el límite de seguridad biológica fijado por la sabiduría de la naturaleza, motivados por la presencia de energías nocivas en el cuerpo físico, ellos  se proliferan y destruyen los tejidos de su propio "hospedero".
Partiendo de las estructuras energéticas del periespíritu en la dirección del cuerpo, en ondas sucesivas, esas radiaciones nocivas crean áreas específicas en las cuales se pueden instalar o se desenvuelven las vidas microscópicas encargadas de producir los fenómenos compatibles con los cuadros de necesidades morales para el indivíduo. Ellas se alimentan de estas energías nocivas que llegan al físico, consiguiendo multiplicarse más rapidamente y, en consecuencia, causando las dolencias.
La recuperación del espíritu enfermo solo podrá ser conseguida mediante la eliminación de la carga tóxica que está impregnada en su perispíritu. Aunque el pecador ya arrepentido esté dispuesto a una reacción constructiva en el sentido de purificarse, él  no puede sustraerse a los imperativos de la Ley de Causa y Efecto. Para cada actitud corresponde un efecto de idéntica expresión, imponiendo una corrección de mejoramiento en la misma proporción, o sea, la persona tiene que dispensar un esfuerzo para reponer las energías positivas de la misma manera que dispensa esfuerzos para producir las energías negativas que se acumulan en su periespíritu. 

Eliminando as energías tóxicas

Así, como consecuencia de tal determinismo, el cuerpo físico que viste ahora u otro, en una reencarnación futura, tendrá que ser justamente el drenaje o válvula de escape para expulsar los fluidos deletéreos que lo  intoxican e impiden afirmar su marcha en el camino de la evolución. Durante la purificación periespiritual, las toxinas psíquicas convergen para los tejidos, órganos o regiones del cuerpo, provocando disfunciones orgánicas que conocemos como dolencia.
Cuando el espiritu no consigue expulsar todo el contenido venenoso de su periespìritu durante la existencia física, él despierta en el más allá sobrecargado de energía primaria, densa y hostil. En tal caso, debido a la propia "ley de los pesos específicos", él puede caer en las zonas umbralinas pantanosas, donde es sometido a la terapia obligatoria de purgación en el lodo absorbente. Así, poco a poco se va liberando de las excrecencias, manchas, venenos y "costras fluídicas" que nacieron en su tejido periespiritual por efecto de sus actos de indisciplina vividos en la materia.
Los charcos pantanosos del umbral inferior son del mismo nivel vibratorio de las manchas y placas, por es sirven para drenar esas energìas nocivas. Aunque sufran tanto en esos locales, eso los alivia de la carga tóxica acumulada en la Tierra, así como su psiquismo enfermo, después de sufrir por el dolor horroroso, despierta y se corrige para vivir existencias futuras más educativas o menos animalizadas.
Los espíritus socorristas sol retiran de los charcos purgatoriales a los "pecadores" que ya están en condiciones de una permanencia soportable en los puestos y colonias de recuperación periespiritual, adyacentes a la costra terrestre. Cada uno tiene cierto límite que puede aguantar en medio de estos charcos, entonces son rescatados aunque aún no hayan purgado todas las placas, reencarnando en cuerpos donde permanecerán purgando y drenando esas energías a través de las dolencias que manifestaron en el cuerpo físico.

Ayuda de la medicina

La doctrina espírita no se pliega al conformismo, por eso es lícito procurar la medicina terrena, que puede aliviar mucho y curar donde sea permitido. Si la misericordia divina colocó los medicamentos a nuestro alcance y porque podemos y debemos utilizarlos para combatir las energías nocivas que migraron del periespíritu para el cuerpo físico, pero no debemos olvidar que los medicamentos alopáticos combaten solamente los efectos de la dolencia.
Esto quiere decir que, cuando las dolencias están presentes en el cuerpo físico, debemos combatirla, buscar alivio. Muchas veces necesitamos de la cirugía, pero todo es parte de la "Ley de Causa y Efecto", que intenta despertar para la reforma moral a través de este proceso doloroso. Cualquier medida profiláctica en relación a las dolencias tiene que comenzar en la conducta mental, exteriorizándose en la acción moral que refleja el viejo concepto latino: "mens sana in corpore sano".
Estados de indisciplina son los mayores responsables por la convocación de energías primarias y dañinas que acometen al hombre por las reacciones de su periespíritu en contra del cuerpo físico. Sentimientos como orgullo, avaricia, envidia, vanidad, celos, calumnia, odio, venganza, lujuria, cólera, maledicencia, intolerancia, hipocresía, amargura tristeza, amor propio ofendido, fanatismo religioso, bien como las consecuencias nefastas de las pasiones ilícitas o de los vicios perniciosos, son también generadores de las energías nocivas.
 O sea, la causa de las dolencias está en la propia liviandad en el trato con la vida. Analizando con criterio el comportamiento, se verá que los males que atormentan a las personas persistirán en cuanto no fueren destruidas las causas. Por tanto, soluciones superficiales son engañosas. Es preciso luchar contra todas las aflicciones, pero jamás de forma milagrosa. Procuremos siempre pensar y actuar dentro de las enseñanzas cristianas, a fin de alcanzar la cura integral.
FUENTE: Revista Cristiana de Espiritismo (website)
Prof. Ft. Zadro Jornada Monteiro

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viernes, 4 de noviembre de 2016

Los falsos profetas


                               

        MUNDOS REGENERADORES

Entre esas estrellas que resplandecen en la bóveda azulada, ¡cuántos mundos hay como el vuestro designados por el Señor para expiación y p...ara prueba! Pero los hay también más miserables y mejores, así como los hay transitorios que pueden llamárseles regeneradores. Cada torbellino planetario, corriendo en el espacio alrededor de un foco común, arrastra con él sus mundos primitivos, de destierro, de prueba, de regeneración y de felicidad. Se os ha hablado de esos mundos en donde es colocada el alma naciente, cuando ignorante aún del bien y del mal, puede marchar hacia Dios, dueña de si misma, en posesión de su libre albedrío; se os ha hablado de cuán amplias facultades ha sido dotada el alma para hacer el bien; pero ¡ah! las hay que sucumben y no queriendo Dios anonadarlas, las permite ir a esos mundos en donde, de encarnaciones en encarnaciones, se purifican, se regeneran y se harán dignas de la gloria que se les ha destinado.

17. Los mundos regeneradores sirven de transición entre los mundos de expiación y los mundos felices; el alma que se arrepiente encuentra allí la calma y el reposo acabándose de purificar. Sin duda en esos mundos el hombre está aun sujeto a las leyes que rigen la materia; la humanidad experimenta vuestras sensaciones y vuestros deseos, pero está dispensada de las pasiones desordenadas de las que sois esclavos; allí no existe el orgullo que hace callar el corazón, la envidia que lo tortura y el odio que lo ahoga; la palabra amor está escrita en todas las frentes, y una perfecta equidad arregla las relaciones sociales; todos reconocen a Dios y procuran ir a El siguiendo sus leyes.

Con todo, allí no se encuentra aún la perfecta felicidad, pero sí su aurora. El hombre aun es carnal y por lo mismo está sujeto a vicisitudes de las que no se eximen sino los seres completamente desmaterializados; aun quedan pruebas que pasar, pero no tienen las punzantes amarguras de la expiación. Esos mundos, comparados con la tierra, son muy felices y muchos de entre vosotros estaríais satisfechos de quedaros allí porque es la calma después de la tempestad, la convalecencia después de la cruel enfermedad; pero el hombre menos entregado a las cosas materiales, entrevé mejor el porvenir que vosotros,comprende que hay otros goces que el Señor promete a aquellos que se hacen merecedores de ellos, cuando la muerte ha segado de nuevo sus cuerpos para darles la verdadera vida. Entonces será cuando el alma libre dominará todos los horizontes; ya no tendrá sensaciones materiales y groseras, sino los sentidos de un espíritu puro y celeste, aspirando las emanaciones de Dios, bajo los perfumes de amor y de caridad que se derraman de su seno.

18. Pero ¡ah! en esos mundos el hombre es aún falible, y el espíritu del mal no ha perdido en ellos completamente su imperio. No avanzar es retroceder, y si no está firme en el camino del bien, puede volver a caer en los mundos de expiación en donde le esperan nuevas y más terribles pruebas.
Contemplad, pues, esa bóveda azulada por la noche, a la hora del descanso y de la oración, y en esas innumerables esferas que brillan sobre vuestras cabezas, dirigid vuestras súplicas a Dios y rogadle que un mundo regenerador os abra su seno después de la expiación de la tierra. (San Agustín. Paris, 1862.)

EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO. ALLAN KARDEC

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SEMEJANZAS FÍSICAS Y MORALES.
207 – Con frecuencia los padres transmiten a los hijos una semejanza física. ¿Les transmiten también una semejanza moral?
– No, puesto que tienen almas o Espíritus diferentes. El cuerpo procede del cuerpo, pero el Espíritu no procede del Espíritu. Entre los descendientes de razas no existe más que consanguinidad.
– ¿De dónde proceden las semejanzas morales que existen a veces entre padres e hijos?
– Son Espíritus simpáticos, atraídos por la semejanza de inclinaciones.
208 – Los Espíritus de los padres, ¿no ejercen influencia en el del hijo, después del nacimiento?
– Una influencia muy grande, pues, como hemos dicho, los Espíritus deben contribuir a su progreso recíproco. Pues bien: Los Espíritus de los padres tienen la misión de desarrollar los de sus hijos, por medio de la educación; es para ellos una tarea. Si fallan serán culpados.

209 – ¿Por qué de padres buenos y virtuosos nacen hijos de naturaleza perversa? O mejor dicho, ¿por qué las buenas cualidades de los padres no atraen siempre, por simpatía, a un buen Espíritu que anime al hijo?
– Un Espíritu malo puede pedir buenos padres con la esperanza de que sus consejos le llevarán por el buen camino y con frecuencia Dios lo concede.
210 – ¿Pueden los padres con sus pensamientos y oraciones atraer al cuerpo del hijo a un Espíritu bueno con preferencia a un Espíritu inferior?
– No, pero pueden mejorar el Espíritu del hijo que han engendrado y que les ha sido confiado, y este es su deber. Los hijos malos son una prueba para los padres.
211 – ¿De dónde proviene la semejanza de carácter que existe muchas veces entre hermanos, sobre todo si son gemelos?
– Son Espíritus simpáticos que se atraen por la semejanza de sus sentimientos y que son felices estando juntos.
212 – ¿Hay dos Espíritus, o mejor dicho, dos almas en los niños cuyos cuerpos están unidos y que tienen ciertos órganos comunes?
– Sí; pero, con frecuencia, su semejanza hace que no os parezcan sino uno.
213 – Puesto que los Espíritus encarnan como gemelos por simpatía, ¿de dónde procede la aversión que a veces se nota entre éstos?
– No es regla invariable que los gemelos sean Espíritus simpáticos, pues también los Espíritus malos pueden querer luchar juntos en el teatro de la vida.
216 – ¿Conserva el hombre en sus nuevas existencias vestigios del carácter moral de sus anteriores existencias?
– Sí, eso puede suceder, pero mejorándose cambia. Puede también no ser la misma su posición social y si de amo pasa a ser esclavo, sus gustos serán diferentes y tendréis dificultad en reconocerlo. Siendo el mismo el Espíritu en las diversas encarnaciones, sus manifestaciones pueden tener de la una a la otra, ciertas analogías modificadas, empero, por las costumbres de su nueva posición, hasta que un perfeccionamiento notable cambia
completamente su carácter. De orgulloso y malo, puede, si se arrepiente, trocarse humilde y humano.
217 – En sus diferentes encarnaciones, ¿conserva el hombre vestigios del carácter físico de las existencias anteriores?
– El nuevo cuerpo no guarda ninguna relación con el antiguo, que está destruido. No obstante, el Espíritu se refleja en el cuerpo.
Sin duda que el cuerpo es tan sólo materia, pero, a pesar de eso, está modelado de acuerdo con la capacidad del Espíritu, que le imprime cierto carácter, especialmente en el rostro, por lo que se dice con fundamento que los ojos son el espejo del alma. Quiere esto decir, que el rostro particularmente refleja el alma. Por eso, una persona excesivamente fea cuando anima un Espíritu bueno, prudente y humano, tiene algo que agrada, mientras que existen rostros muy bellos que nada hacen sentir y por los que se tiene incluso repulsión.
¿Podrías creer que solo los cuerpos bien formados sirven de envoltura a los Espíritus más perfectos, aunque encuentres todos los días hombres de bien a pesar de su apariencia deforme? Sin tener, pues,una semejanza pronunciada, la similitud de gustos e inclinaciones
puede dar lo que se llama “un aire de familia”.
No teniendo ninguna relación necesaria el cuerpo que reviste el alma en una nueva encarnación con el que ha abandonado, puesto que puede haber tenido una procedencia muy diferente, sería absurdo admitir una sucesión de existencias de un parecido que no pasa de ser fortuito. Sin embargo, las cualidades del Espíritu modifican, muchas veces, los órganos que sirven a su manifestación e imprimen en el rostro y hasta al conjunto de los gestos, un sello distintivo. Así bajo la más humilde envoltura puede descubrirse la expresión de grandeza y de dignidad,mientras que en el traje de un gran señor se ven, a veces, expresiones de bajeza e ignominia. Ciertas personas procedentes de la más ínfima posición, adquieren sin dificultad las costumbres y modales de la alta sociedad, y parece que en ella vuelven a encontrar su elemento, mientras otras, a pesar de su nacimiento y
educación, están siempre en ella como fuera de su centro. ¿Cómo explicar este hecho sino como un reflejo de lo que fue el Espíritu?
EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS. ALLAN KARDEC.
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"La grandeza de un hombre se puede medir por su capacidad de servicio al prójimo, por su humildad y su amor. "
-Juana de Ángelis -
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Control de Refugiados
                                              AMOR SOLIDARIO
El Amor, como fuente de vida, de sentimientos y emociones, es una fuerza imparable, es una emoción mucho más fuerte y amplia de lo que alcanzamos a imaginar. Carece de fronteras. Está en continua expansión. Crece y se engrandece sin límite. Cuando despierta en el individuo de forma limpia y espontánea es como un río caudaloso que busca su cauce para crecer y llegar al mar. Es la chispa divina creciendo en busca de su Creador.
Nuestro amor se reviste de infinidad de ropajes que le impiden manifestarse en plenitud, está limitado por nuestras propias imperfecciones y por el egoísmo que nos acompaña desde tiempos inmemoriales. Afortunadamente, poco a poco, vamos tomando conciencia de nuestra propia naturaleza espiritual y, con fe, trabajo y entusiasmo, vamos progresando lentamente, desprendiéndonos de ese incómodo lastre y, en cada nueva vida, mejoramos nuestra capacidad de manifestar el auténtico amor, aquel que enseño el más grande Avatar, Jesús.
Venimos evolucionando de modo imperceptible, siempre gracias a las pruebas y expiaciones que vamos recibiendo. En el pasado ese proceso venía produciéndose de forma inconsciente y hoy, gracias a las experiencias que la Ley de Causa y Efectos (También denominada Ley del Kama) nos plantea cotidianamente, vamos revalidando las lecciones aprendidas. Pero llega un momento en la vida de todo individuo en el que algo eclosiona interiormente. Es la chispa divina que nos impele a la búsqueda de la verdad, de la libertad y la felicidad tanto personal como colectivamente.
Evolucionamos individual y colectivamente, todo lo que nos rodea se transmuta, los tiempos y las percepciones cambian y surgen nuevas pruebas, nuevas necesidades y nuevas lecciones que aprender; es ésta la vía única de progreso y el camino que la Humanidad necesita. A medida que el ser humano desarrolla sus capacidades, surgen nuevas necesidades y desafíos. Es la Ley del Progreso que nos impele a una constante renovación.
Durante estos dos últimos siglos la Humanidad ha experimentado incontables cambios y avanzado mucho más que en los últimos dos mil años. El individuo actual está tomando conciencia de que no hay meta fuera de su alcance, gracias al desarrollo de la inteligencia y los avances en Ciencia y Tecnología. Tenemos la sensación de que el Universo se nos está quedando pequeño pero, nada más lejos de la realidad, tan sólo estamos vislumbrando la inmensidad que queda por descubrir. Somos párvulos en el camino de la evolución.
Estamos tomando conciencia también de que para convivir y mantener una buena relación en la sociedad, necesitamos guardar un permanente estado de Paz y de Armonía. Este estado requiere un enorme esfuerzo pues, constantemente nos encontramos inmersos en guerras y enfrentamientos fratricidas en cualquier lugar del Orbe. Mantenemos una evidente desproporción entre nuestro desarrollo “moral” e intelectivo-tecnológico. Somos incapaces de convivir en paz, de llevar a la práctica el respeto y la tolerancia entre los pueblos y, esta carencia no la puede suplir la diplomacia, que no llega a resolver los conflictos entre los diferentes países.
¿Porque sucede así? Simple y llanamente, son más fuertes los intereses propios que los del conjunto de la Humanidad. Aún no alcanzamos a comprender que “Somos uno”, que todos compartimos un mismo hogar y destino. Aquello que afecta a la parte, influye en el todo. De ahí la imperiosa necesidad de cuidar por igual a todos y cada uno de los componentes de esta casa planetaria.
Este es el mensaje que traemos a la palestra y lleva como título: Solidaridad Universal. No es tema baladí, se trata del inicio de una nueva era en la que aprenderemos que somos todos iguales, todos hermanos, sin importar color, raza, religión o país del que procedamos. Nos hemos adentrado plenamente en la Era del Espíritu y, el Espíritu, no tiene color ni distinciones, todos somos espíritus hermanos. Compartimos un mismo origen, somos hijos de un mismo padre Universal. La Ley de Solidaridad nos exige respetarnos, tolerarnos y algo más trascendente… tratarnos fraternalmente, como hijos del mismo Creador que somos. Es algo que conseguiremos con el tiempo, en la medida que vayamos asimilando que esta es la Única Verdad.
Por la Ley de Reencarnación todos pasamos por vivencias similares, pobreza y riqueza, fealdad y belleza, enfermedad y salud. Todo ello forma parte de las pruebas y experiencias que este mundo de Expiación nos propicia. Nacemos, bien en África, en Asia o en Europa y, quien ahora se fanatice en el racismo y menosprecie a otra persona por el hecho de ser diferente, está sembrando la simiente de su próxima encarnación con esas mismas experiencias. Y es que “El espíritu, sopla hacia donde quiere y no sabemos de dónde viene ni a dónde va”, como explicó Jesús a Nicodemo en el célebre pasaje del Evangelio, ¿Tú eres doctor en la Ley y no sabes esto?
Observemos bien la frase del Maestro a Nicodemo: ¿Tú eres doctor de la Ley y no sabes esto?”. A nosotros nos sucede algo similar, hemos aprendido mucho pero, no queremos saber o no queremos utilizar lo aprendido. Más, el tiempo señalado para poner en práctica las enseñanzas recibidas durante innumerables siglos está tocando a su fin.
Cada aprendizaje tiene un tiempo marcado por la Ley y, quien no supere el examen está obligado a repetirlo. Nacemos y renacemos una y otra vez, para aprender, superar pruebas, lecciones y expiaciones consecuencia de numerosos equívocos del pasado. Cometemos errores en numerosas ocasiones, más bien por falta de valores morales que por propia maldad. Es por ello que la Ley de Evolución nos entrega pruebas y más pruebas, experiencias y más experiencias, siempre con el único fin de que limpiemos nuestra conciencia de viejos prejuicios y costumbres fruto del egoísmo y la ignorancia espiritual. Se trata simplemente, de conocer y asumir la razón del por qué y para qué estamos aquí.
Como hemos citado en el párrafo anterior, no es fruto de la casualidad que converjan ahora determinadas circunstancias, (En mí limitada opinión fruto de los cambios producidos en la sociedad) consecuencia de los incontables avances tecnológicos conseguidos. Hace un siglo una persona ubicada en una región remota, prácticamente no salía de ella en toda su vida. Ahora vivimos un acercamiento de alcance mundial, cualquier persona puede viajar al otro lado del planeta en cuestión de veinticuatro horas. Con la globalización han llegado nuevos retos a la sociedad. En estos momentos, es de imperiosa necesidad compartir nuestro bienestar con otras personas que no detentan nuestra cultura, idioma, raza y posición social.
Este fenómeno, sin el respaldo de un espíritu de fraternidad y solidaridad universal se nos queda muy grande. No estamos capacitados para tratar con igualdad a todos los habitantes del planeta pues esta equiparación requiere también facilitar los mismos derechos y obligaciones para todos y, cualquier muro o barrera que interpongamos no hará desaparecer este acuciante problema.
Resulta necesario ponerse al día espiritualmente, aceptar este hecho como algo natural y como una prueba más, necesaria para nuestro aprendizaje espiritual. Se trata de una experiencia que necesitamos superar y que nos permitirá desarrollar nuevos valores de la Ley del Amor.
Es una prueba colectiva de índole internacional: Los refugiados. Analicemos por un momento, en qué modo nos gustaría ser tratados si nos viésemos en la necesidad de abandonar nuestro país, pueblo, hogar y familia para sobrevivir. Sin embargo giramos la cabeza hacia otro lado, les rechazamos y les negamos sistemáticamente el asilo que necesitan. Rehusamos pensar en los ancianos, niños, padres y madres que sufren amargamente por no disponer de lo más básico.
¡¡Despertemos de una vez, dejemos de pensar como individuos aislados!! Comencemos a percibir a la Humanidad de nuestro Planeta como un Ente. Estamos llamados a crear una Sociedad única, libre de fronteras y sin divisiones geográficas. Este planeta es el hogar de todos y cada uno de los componentes de esta Humanidad y nos pertenece a todos por igual. Debemos enfocar nuestro pensamiento hacia la protección de la vida, de las personas y de este hábitat que nos da cobijo. Aparquemos el ansia de oro y vanidades humanas, nos estamos poniendo en peligro por pensar egoístamente en sólo unos pocos.
Como citó el Sr. José Mújica, expresidente de Uruguay “Europa carece de memoria histórica”. Durante y tras la segunda guerra mundial, toda América Latina acogió a millones de refugiados europeos que tuvieron que huir de sus países para salvar la vida. Esta misma Europa, rica y desarrollada, que ahora es incapaz de acoger a los refugiados que huyen de la guerra y la miseria, procedentes de países del Medio Oriente y de África.
¡El Pueblo que no aprende de sus errores está condenado a repetirlos!
Estamos viviendo una época de grandes y constantes cambios que no son casuales, se nos está poniendo a prueba en materia de solidaridad universal, de fraternidad, de capacidad de diferenciar entre materia y espíritu, entre amor y egoísmo, entre unión y división, guerra y paz.
Venimos a progresar, más no como nos apetezca, sino afrontado con espíritu de lucha y amor las pruebas que la Providencia Divina nos pone en el camino. “Sepamos pues aprovecharlas”.
Amor solidario por:   Fermín Hernández Hernández
©2016, Amor, Paz y Caridad
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                             LOS FALSOS PROFETAS. 

Si alguno os dice: "Cristo está aquí", no vayáis, sino por el contrario, preveníos porque los falsos profetas serán numerosos. Mas, ¿no veis las hojas de la higuera que empiezan a blanquear? ¿No veis sus numerosos renuevos esperando la época de florecer, y acaso no os ha dicho Cristo: Por el fruto se conoce el árbol? Sí, pues, los frutos son amargos, juzgad que el árbol es malo; pero si son dulces y saludables, decid: Nada puro puede salir de un mal tronco. 

Así, hermanos míos, es cómo debéis juzgar; las obras son las que debéis examinar. Si los que dicen estar revestidos del poder divino están acompañados de todas las señales de semejante misión, es decir, si poseen allí más alto grado las virtudes cristianas y eternas: la caridad, el amor, la indulgencia, la bondad que concília todos los corazones; si, en apoyo de las palabras, unen los actos, entonces podréis decir: verdaderamente son éstos los enviados de Dios. 

Mas desconfiad de las palabras melifluas, desconfiad de los escribas y fariseos que ruegan en las plazas públicas vestidos con largos ropajes. ¡Desconfiad de aquellos que pretenden tener el sólo y único monopolio de la verdad! 

No, no; Cristo no está allí, porque los que El envíe a propagar su santa doctrina y a regenerar a su pueblo, serán, a ejemplo del Maestro, dulces y humildes de corazón sobre todas las cosas; aquellos que deben por sus ejemplos y sus consejos, salvar a la humanídad que corre a su pérdida y vaga en las sendas tortuosas, aquellos serán, sobre todo, modestos y humildes. Todo lo que revela un átomo de orgullo, separadlo de vosotros como una lepra contagiosa que corrompe todo lo que toca. Acordaos de que "cada criatura lleva en su frente, sobre todo en sus actos, el sello de grandeza o de su decadencia. 

Id, pues, mi muy amados hijos, marchad sin desviaros, sin segunda intención, por la bendita senda que habéis emprendido. Marchad, marchad siempre sin miedo, alejad con valor todo lo que pudiera poner trabas a vuestra marcha hacia el fin eterno. Viajeros, no estaréis mucho tiempo en las tinieblas y en los dolores de la prueba, si os entregáis de corazón a esta dulce doctrina que viene a revelaros las leyes eternas y a satisfacer todas lás aspiraciones de vuestra alma hacia lo desconocido. De hoy en adelante podéis dar un cuerpo a esas sílfides ligeras que veis pasar en vuestros sueños y que, efmeras sólo podían encantar a vuestro espíritu, pero nada decían a vuestro corazon. Ahora? amados míos, la muerte ha desaparecido para hacer lugar al ángel radiante que conocéis: ¡al ángel de la esperanza y de la reunión! Ahora vosotros, que habéis cumplido bien la tarea impuesta por el Señor, nada tenéis que temer de su justicia, porque es padre y perdona siempre a sus hijos extraviados que piden misericordia. Continuad, pues, y avanzad sin cesar; que vuestra divisa sea la del progreso, la del progreso continuo y en todas las cosas, hasta que lleguéis, en fin, a ese término feliz en donde os esperan todos aquellos que os han precedido. (Luis. Bordeaux, 1861). 

Extraído de: "El Evangelio según el Espiritismo" - Allan Kardec

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         AMALIA DOMINGO SOLER

                                MEMORIAS 

Mi Espíritu ha tenido predilección por encarnar muchas veces en este suelo español; en él he gozado, en él he tenido el orgullo de ser tributado y agasajado por aquellos sencillos espíritus que no comprendían el orgullo del mío; en este suelo he recogido muchas flores, que convertía, por mi jactancia e ingratitud, en espinas para aquellos pobres jardineros que se habían esmerado tanto en presentármelas. ¿Cómo cambiar de lugar? ¿Cómo tomar diferente rumbo, si no es posible coger el fruto sazonado lejos del árbol que lo arroja? A la sombra del mismo árbol; a los rayos del mismo sol, bajo el mismo ambiente es donde se tienen que recoger, una a una, todas aquellas espinas que uno por su orgullo ha hecho brotar de las flores. Aquellas espinas, por justa ley, tienen que penetrar dentro de nuestras carnes, para sentir el mismo dolor que hemos producido a los demás. Así es de la única manera que el Espíritu puede dar el paso más agigantado; y aunque parezca que el Espíritu lo tenga todo vedado en el transcurso de la vida, no es así: en sus momentos de lucidez, se da verdadera cuenta de sus caídas y de sus promesas de quererse regenerar. Cuando el Espíritu empieza una nueva labor, gime el cuerpo y se sonríe el alma y esas dos entidades que al parecer no van unidad, dentro de la realidad funcionan en buena armonía, y poco a poco van cumpliendo esa gran misión llamada progreso. 
La Tierra es un vergel de flores; sólo en sus troncos guarda las espinas, y esos troncos y esas espinas no son confeccionados por Dios, sino que es la obra de vuestra imperfección. Cuando el hombre quiera ser feliz, lo será; su felicidad consiste en el sagrado cumplimiento de sus deberes. Cuando el hombre comprenda que su paso por la Tierra es un trabajo de prueba, empezará su verdadera labor, fatigando el cuerpo y ensangrentándose las manos, para arrancar las espinas del tronco de la inmortalidad, del orgullo, de la envidia, etc., que él mismo ha fabricado.    Es un trabajo rudo, pero para dejar el planeta limpio de  imperfecciones, la obra ha de ser puramente vuestra. El hombre, sólo él es quien ha hecho crecer las espinas; sólo él es el que ha convertido ese jardín en un campo árido y sin placer ninguno. Pero el hombre se cansará de sufrir, sí; se cansará de llorar, y fatigado en la playa de su vida, escuchando el lenguaje de su conciencia, empezará su redención. Después de redimido bendecirá los contratiempos de la vida; bendecirá la tierra ingrata que con el arado en la mano ha ido removiendo, socavando y buscando el fruto de la semilla que él mismo sembró. Entonces es cuando cada Espíritu se encargará de quitar las piedras que ha puesto en su camino; entonces será el planeta Tierra ese vergel que os he mencionado antes. ¡Ah! 
Y entonces ¡Qué hermoso será descender a la Tierra! Todo se regularizará y marchará 
como es debido que marche, porque vuestro mundo también está enlazado con la rueda de otros mundos. También a los otros planetas les ha tocado pasar por la misma rotación que el vuestro, y ahora disfrutan sus moradores de esa plácida calma que necesitan los Espíritus para comprender a Dios.

-Amalia Domingo Soler-

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