sábado, 5 de noviembre de 2016

LAS CAUSAS DE LAS DOLENCIAS – VISIÓN ESPÍRITA

                               AUTOREALIZACIÒN
...Amor, perdón y servicio constituyen métodos de fácil aplicación en la actividad diaria de la existencia corporal, a fin de de­sarrollar las potencialidades divinas que yacen en todos los seres, y conducirlos a la realización personal, a la plenitud.
Joanna de Ângelis/Divaldo Franco -Libro Despierte y sea feliz - Editora LEAL
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ALGO SE MUEVE EN EL ENTORNO DE LA HUMANIDAD
   En la actualidad, se produce uno de esos movimientos generales, destinados a promover una reorganización de la humanidad.
La multiplicidad de las causas de destrucción constituye una señal característica de los tiempos, pues apresura la eclosión de los nuevos gérmenes. Son como las hojas que caen en el otoño, reemplazadas por otras hojas plenas de vida, puesto que la humanidad tiene sus estaciones, al igual que los individuos tienen sus diversas edades. Las hojas muertas de la humanidad caen impulsadas por las ráfagas violentas y por las sacudidas del viento, pero con el fin de que renazcan más vigorosas, por obra del mismo aliento de vida, que no se extingue, sino que se purifica.
*. Para el materialista, los flagelos destructores son calamidades sin compensación, sin resultados útiles, puesto que, según su opinión, esos flagelos aniquilan a los seres definitivamente. En cambio, para aquel que sabe que la muerte sólo destruye la envoltura,
esos flagelos no tienen las mismas consecuencias, ni le causan el mínimo temor; comprende su objetivo, y sabe también que los hombres no pierden más por el hecho de que mueran en masa que por morir aislados, pues de una manera o de otra todos habrán de llegar a lo mismo.

Los incrédulos se burlarán de estas cosas, y las calificarán de quimeras. No obstante, digan lo que digan, no escaparán a la ley general; en su momento caerán, como los demás, y entonces, ¿qué les sucederá? Ellos dicen: ¡nada! Pero vivirán, a pesar de sí mismos, y un día se verán obligados a abrir los ojos.

EL GÉNESIS
ALLAN KARDEC.


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                NADIE ES PROFETA EN SU TIERRA


“Había salido de Nazaret como un simple “Tekton” (carpintero). Y había vuelto siendo otro. Su transformación creo una profunda distancia entre él y su comunidad. Les costaba reconocer al predicador ambulante que había reaparecido en la aldea..” (Reza Aslan)” .”Hasta sus hermanos y su madre estaban escandalizados por lo que las gentes decían de él y trataban de silenciarlo…. “
(Marcos 3:21)

Transcurría el año 29 de nuestra era cuando Jesús de Nazaret regresaba de Judea a Galilea. Había decidido volver a su tierra de nacimiento después de pasar varios años en compañía de Juan el Bautista y sus discípulos; el apresamiento de este último por sedición le animó a volver a su Nazareth natal, la pequeña aldea galilea, y junto a él le acompañaban algunos discípulos de Juan, como Andrés y Felipe que, una vez tuvieron noticias del ajusticiamiento de su maestro, siguieron a Jesús.

Hasta entonces nadie conocía a Jesús; pues no había comenzado su vida pública, es a partir de este momento cuando, equipado con las enseñanzas recibidas en la comunidad de Juan (históricamente es bastante probable que se tratara de una comunidad esenia*) y con la sabiduría y lucidez de su espíritu angélico, se determinó a comenzar su actividad pública, creyendo que el mejor sitio donde podrían comprenderle y escucharle sería allí dónde nació (el Jesús histórico nació en Nazaret, no en Belén) y se crió durante los primeros años de su vida.

Cuando llegó acompañado de los pocos discípulos de Juan el Bautista que se le unieron, pudo comprobar con tristeza que “la mayoría de sus vecinos estaban profundamente perturbados por su presencia y sus enseñanzas, convirtiéndose rápidamente en un marginado de la pequeña aldea de Nazaret; Jesús no fue capaz de hallar seguidores en su aldea, y antes de cambiar ésta por un cercano pueblo de pescadores llamado Cafarnaum dijo: Nadie es profeta en su tierra. Reza Aslan , Dr. en Sociología de las Religiones, Historiador,  por UCLA en su libro: “El Zelote”

¿A qué obedece esta actitud de rechazo hacia personajes que destacan a lo largo de la historia por parte de aquellos que les son próximos o que les conocen desde niños?. Sin duda pueden argumentarse variadas causas, y algunas detalladas por Allan Kardec:

“El principio de esta verdad es una consecuencia natural de la debilidad humana que puede explicarse así: la costumbre de verse desde la infancia, en las circunstancias vulgares de la vida, establece entre los hombres una especie de igualdad material que, a menudo, lleva a rehusar el reconocimiento de superioridad moral en quien fue compañero y comensal, salido del mismo medio y de quien se conocen ciertas debilidades. El orgullo sufre en razón del ascendiente que debe soportar. Quien quiera que se halle por encima del nivel medio siempre está expuesto a los celos y a la envidia.”Allán Kardec – El Génesis . Cap. XVII

Efectivamente, estas son razones de peso que la mayoría de las personas pueden comprender, en base al rechazo que la notoriedad produce en una comunidad cuando de repente aparece alguien con un rol diferente al que se le presuponía. Si a esto añadimos el bajo nivel socio cultural de la Nazaret del siglo I, una pequeña aldea de campesinos y artesanos analfabetos prácticamente en un 95%, es más fácil entender las causas de este rechazo.
Sea como fuere, la incomprensión o el desprecio de las gentes nunca ha preocupado lo más mínimo a la mayoría de hombres ejemplares que han pasado por la tierra ofreciendo un ejemplo a los demás. Si hay una característica que define a todos estos personajes, es la de luchar contracorriente; tanto en el ámbito científico, artístico, filosófico, político o religioso. Los grandes innovadores y paradigmas de la evolución humana a lo largo de la historia, han presentado una determinación y perseverancia excepcional para luchar contra las adversidades, por muy difíciles que estas fueran.

Tenemos ejemplos como los de Nelson Mandela en política, Newton, Galileo y Pascal en la ciencia, Sócrates o Giordano Bruno en la filosofía, Buda o Madre Teresa en el ámbito religioso, Leonardo Da Vinci o Miguel Ángel en el arte, Gandhi en la justicia social, Martín Luther King en los derechos civiles, etc. Tantos y tantos hombres de bien y de férrea voluntad que, con su determinación y fe en la causa que defendían, lograron cambiar la sociedad y alcanzar sus ideales a pesar de las enormes dificultades; el rechazo de fuerzas adversas, la incomprensión y el escarnio de muchos; siendo con frecuencia los más virulentos, aquellos que más cerca de ellos se encontraban (familiares, amigos, vecinos, etc)

Así pues, la conclusión que podemos extraer de este análisis no es otra que el hecho de que aquellos hombres y mujeres que han contribuido notablemente al desarrollo y progreso de la humanidad han tenido que solventar obstáculos importantes, siendo uno de ellos la incomprensión de sus contemporáneos y el desprecio de muchos de aquellos que les conocían.
Al final, todos ellos abanderaron causas nobles, altruistas e impulsoras del progreso de la humanidad; causas que no sólo permitieron un avance social, de justicia y de igualdad, sino también pusieron de manifiesto que, el ejemplo de esas vidas quedó indeleblemente grabado en la huella de la historia y en el inconsciente colectivo de las generaciones futuras. La auto-realización de estos personajes no vino únicamente por su excepcional fe y voluntad en lo que hacían, sino porque a su determinación y valentía se unió la conciencia clara de que su lucha no era otra cosa que su misión en la vida.

“Mi experiencia coincide con la de Victor Frankl, en que la gente que busca la auto-realización directamente, sin unirla a una misión en la vida, en realidad no llega a alcanzarla.
-Abraham Maslow. Fundador de la Psicología Humanista

La indiferencia ante la incomprensión, y el no ser entendidos por sus contemporáneos, no restó un ápice de fortaleza y convicción en las causas que defendían. Y, aunque como hombres, tuvieran momentos de debilidad o de duda; una fuerza interior basada en el amor a la verdad, la justicia y el bien común, fue siempre el acicate que les permitió superar los momentos de zozobra, calumnias o difamaciones que todos ellos tuvieron que soportar.

No es necesario ser profeta en tu tierra para alcanzar las más altas cotas de sublimación personal, psicológica o espiritual. Lo importante es comprender cuál es el sentido de nuestra vida y, una vez aceptado, abrigar el propósito de llevarlo a cabo a pesar de las dificultades. El significado interior, que represente para nosotros los pasos dados en ese fin superior, nos dará la medida del acierto de nuestras decisiones.

“Por el fruto se conoce el árbol”
      Jesús de Nazaret

Y al mismo tiempo, si el propósito final se concreta en una causa superior de beneficio al prójimo, nos ayudará sobremanera a alcanzar la plenitud y el cumplimiento del deber, estado psicológico que nos llenará de felicidad interior.

“Primero te ignoran, después se ríen de ti, luego te atacan; entonces ganas”
      Ghandi
Nadie es profeta en su tierra por: Redacción- 2016, Amor,paz y caridad

(*) Esenios: Comunidad judía de monjes alejados de los postulados de la clase sacerdotal judía; abogaban por la austeridad, la castidad y el recogimiento interior como vía de iluminación hacia Dios.
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VALORES EN EL ALMA HUMANA

Mercedes Cruz Reyes

Hay más grandeza en el ángel que desciende al infierno, para salvar a los hijos de Dios, desviados y sufrientes, que en el mensajero espiritual que se da prisa en comparecer, ante el Trono Eterno, para alabarlo, con el olvido de sus propios benefactores. Abandonar a quien nos sirvió de escalón, en plena ascensión divina, es una de las más horrendas formas de ingratitud. El Señor no puede bendecir una ventura recogida al precio de angustias para aquellos que nos las dieron.
La riqueza espiritual proviene del alma humana, de los dones del hombre, como su capacidad de soñar, de imaginar, de amar, de dar, de ser. El ser es una cualidad del alma, y su abundancia de dones es lo que hace a ésta inmensamente rica. La riqueza del alma está relacionada con las cualidades metafísicas del hombre, como lo son la verdad, la bondad, la belleza, que son tan distintivos del ser humano. A través de estos elementos, el hombre encuentra el significado por la vida. Son estas cualidades y virtudes precisamente lo que le otorga al individuo una institución para apreciar la existencia. Al tener riqueza espiritual, se tiene sentido por la vida, amor por la existencia.
El Señor nos enriquece para que enriquezcamos a otros, nos da algo para ensayar la distribución de beneficios que le pertenecen, nos ayuda a fin de que auxiliemos, por nuestra parte, a los más necesitados. Más recoge quien más siembra….
Los genios malditos, los demonios de todos los tiempos, somos nosotros mismos - cuando nos desviamos de la Ley. Por esta razón, al igual que por razones educativas, deambulamos por sitios sombríos s inquietantes, donde es forzoso observar que el pantano, invariablemente, es una zona de la naturaleza, pidiendo socorro de los siervos más fuertes y generosos, donde cualquier constreñimiento intimo, es requerido por la oración. Es el único recurso para movilizar las reservas mentales superiores, en nuestras necesidades de restablecimiento psíquico. Hemos de tener calma, y energía, dulzura y resistencia, con el ánimo vuelto hacia Cristo. Pues hemos de educar y servir.
Millones de personas, después de la muerte, encuentran peligrosos enemigos en el miedo  y en la vergüenza de si mismas. Nada se pierde, en el círculo de nuestras acciones, palabras y pensamientos. Cuando perdemos el vehículo de la carne comprendemos que no se puede ocultar, por más tiempo, la desecha   mascara del cuerpo bajo la cual se escondía a la manera de tortuga dentro del caparazón. Se siente tal cual es y recela la presencia de los hijos de la Luz, cuyos dones de penetración, le identifican las malezas indeseables.
Cada mente vive en la compañía que elige. Es un principio que prevalece para quien respira en el cuerpo o fuera de él. El remordimiento es una bendición, sin duda, por llevarnos a la corrección, pero, también es una brecha, a través de la cual el acreedor se insinúa, cobrando débitos. La dureza nos coagula la sensibilidad durante cierto tiempo; sin embargo, siempre llega un minuto en que, el remordimiento, nos abre la vida mental a los choques de retorno de nuestras propias emisiones.
La corona de la sabiduría y del amor es conquistada por la evolución, por el esfuerzo, por la asociación de la criatura a los propósitos del Creador. La marcha de la civilización es lenta y dolorosa. Formidables atritos se hacen indispensables para que el espíritu consiga desenvolver la luz que le es propia.
El hombre encarnado vive, simultáneamente, en tres planos diferentes, el cuerpo denso de carne, organización periespiritual, en tipo de materia más enrarecida, y mente, representando tres expresiones distintas de base vital, con vistas a los mismos fines. El hombre para sustentarse exige, en el cuadro evolutivo, relativa seguridad en el campo biológico, alimento de las emociones que le son propias, en las esferas de la vida psíquica que se afinan con el, y base mental, en el mundo intimo.
La vida es patrimonio de todos, pero,  la dirección pertenece a cada uno. La inteligencia caída se precipita, despeñadera abajo, encontrando siempre, en los círculos inferiores que elige morada, millares de vidas inferiores, junto a las cuales es aprovechada, por la Sabiduría Celestial, para mayor glorificación de la obra divina. En la Economía del Señor, ninguna cosa se pierde y todos los recursos son utilizados en la química del Bien infinito.
Tomemos la dirección de nuestro barco el “yo” y procuremos avanzar, elevarnos por encima de cualquier circunstancia, sin desviarnos de la senda común por donde caminan los equilibrados, siguiendo a Jesús porque es El Camino la Verdad y la Vida, con el no nos perderemos.
Aceptemos con humildad el  concurso sagrado de aquellos  que se constituyen como nuestros benefactores en las Esferas Más  Altas, y extendamos a nuestros  hermanos más necesitados que  nosotros mismos, los brazos fraternos que el Espiritismo envuelve  en bendiciones de revelación y de amor.

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                                 LOS ESPÍRITUS BUENOS

Al igual que no se encuentran dos personas exactamente iguales en  todos los aspectos, tampoco hay dos espíritus desencarnados que lo sean, pues todos somos entidades individualizadas, inteligentes en diversos grados y con diferentes cualidades y defectos adquiridos en su particular caminar evolutivo.
Allan Kardec, el Codificador de la doctrina Espírita, catalogó a los diferentes grupos de  espíritus , y dentro de los buenos o bondadosos, determinó que se  encuentran varias  categorías  o grados  en los que se pueden agrupar   dependiendo de su estado de adelantamiento  evolutivo..
      Los hay en un grado de imperfección o atraso evolutivo, que les hace aparecer como más atrasados que los demás, o en la cola de las escalas evolutivas. Generalmente mucho más cerca de la animalidad y de la materia, que los demás grupos más avanzados en los diversos planos espirituales. Al ser mayores sus necesidades evolutivas, estos reencarnan con mayor frecuencia que los demás situados  en grados evolutivos más avanzados.
  Entre los buenos,  los hay Benévolos, que se complacen en proteger y prestar servicio a los Seres humanos,  siendo mayor su nivel moral que el  nivel de sus conocimientos generales que son  muy limitados, por lo que en su aspecto evolutivo presentan cierto  desequilibrio entre ambos aspectos.
          Asimismo  los hay Sabios, que son el contrapunto de los anteriores: sus conocimientos  científicos y filosóficos son superiores a su nivel moral, por lo que también se encuentran con cierto grado de desequilibrio evolutivo. Se diferencian de los imperfectos en que los conocimientos científicos los consideran sin apasionamientos y sólo desde un punto de vista práctico.
        La siguiente  categoría en orden de perfección, sería la de los  Prudentes, que presentan un mayor equilibrio entre el grado de sus conocimientos y su nivel de bondad;  se distinguen por sus juicios rectos y equilibrados.
       Hay otra categoría que en nuestro mundo son  muy escasos, y son los Espíritus Superiores, que son los exponentes de la máxima perfección a que puede aspirar alcanzar en este mundo el Ser humano. Estos están libres de la necesidad de la reencarnación y cuando extraordinariamente lo hacen, solamente es para llevar a cabo muy importantes  misiones de ayuda y progreso de la Humanidad.  Cuando alguna vez se han obtenido comunicados mediúmnicos con esta clase de Seres, lo han hecho con un lenguaje digno, elevado y sublime.
           Aún  por encima de estos están los Espíritus Puros, totalmente libres de la reencarnación en mundos físicos. En nuestro planeta el  mayor  y  más perfecto  que nació y que puede servir al hombre de ejemplo y meta, es el Espíritu Crístico encarnado en el personaje histórico que fue Jesús de Nazaret.
       Y así sucesivamente, la escala de evolución o pureza espiritual, se eleva hasta grados inimaginables para el Ser humano, hasta alcanzar a conocer y participar de cerca con nuestra Sagrada Fuente de Origen que llamamos Dios al que representan en los mundos planetarios y son sus brazos ejecutores en la Creación y administración de los mundos y de las humanidades.
- Jose Luis Martín-

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        LAS CAUSAS DE LAS DOLENCIAS – VISIÓN ESPÍRITA

¿ Cómo surgen las dolencias?

¿ Al sintonizar con energías y actitudes negativas, no estamos abriendo el camino para quedar como dolientes ?.
En el libro Manos de Luz, la curadora norteamericana Bárbara Ann Brennan presenta un razonamiento muy interesante: "Toda dolencia es un mensaje directo dirigido a usted, diciéndole que no ha querido a quien es usted y ni se ha tratado con cariño, a fin de ser quien es usted". De hecho, todas las veces que nuestro cuerpo presenta alguna "dolencia", esto debe ser tomado como una señal de que alguna cosa no está bien.
La dolencia no es una causa, sino una consecuencia proveniente de las energías negativas que circulan por nuestros organismos espiritual  y material. El control de las energías es hecho a través de los pensamientos y de los sentimientos, por tanto, poseemos energías que nos causan dolencias porque somos indisciplinados mentalmente  y emocionalmente. En Los Dominios de la Mediumnidad, André Luiz explica que "así como el cuerpo físico puede ingerir alimentos venenosos que le intoxican los tejidos, también el organismo periespiritual absorbe elementos que le degradan, con reflejos sobre las células materiales".
Permanentemente recibimos energía vital que viene del cosmos, de la alimentación, de la respiración y de la irradiación de las otras personas y para ellas imprimimos la energía generada por nosotros mismos. Así, somos responsables por emitir buenas o malas energías a las otras personas. La energía que irradiamos a los otros estará impregnada con nuestra carga energética, esto es, cargada de las energías de nuestros pensamientos y de nuestros sentimientos, siendo necesario que vigilemos lo que pensamos y sentimos.

Tipos de dolencias

Podemos clasificar las dolencias en tres tipos: físicas, espirituales y atraídas o simbióticas. Las dolencias físicas son disturbios provocados por algún accidente, exceso de esfuerzo o alimentación abusiva, entre otros, que hacen que uno o más órganos no funcionen como deberian, creando una indisposición orgánica.
Las dolencias espirituales son aquellas provenientes de nuestras vibraciones. El acúmulo de energías nocivas en nuestro perispíritu genera la auto-intoxicación fluídica. Cuando estas energías descienden para el organismo físico, crean un campo energético propicio para la instalación de dolencias que afectan todos los órganos vitales, como corazón, hígado, pulmones, estómago etc., arrastrando un rosario de sufrimientos.
Las energías nocivas que provocan las dolencias espirituales pueden ser oriundas de reencarnaciones anteriores, que se mantienen en el periespíritu enfermo en cuanto no son drenadas. En cada reencarnación, ya al nacer o incluso durante la vida intrauterina, podemos traer los efectos de las energías nocivas presentes en nuestro periespiritu, que se agravan a medida que acumulemos más energía negativa en la reencarnación actual. En cuanto persistan las energías nocivas para el periespíritu, la cura no se completará.
  Y las dolencias atraídas o simbióticas, son aquellas que llegan por medio de una sintonía con fluídos negativos. ¿ Qué será lo que una criatura colérica vibrando siempre maldades y pestilencias puede atraer, sino las mismas cosas?. Esa atracción genera una simbiosis energética que por vía fluídica, causa la percepción de la dolencia que está afectando el organismo del periespíritu que está imantado energéticamente en la persona, provocando la sensación de que la dolencia está en ella, pues pasa a sentir todos los síntomas que el espíritu siente. De ahí cuando la persona va al médico y este nada encuentra.
André Luiz afirma que "si la mente encarnada no consiguió aún disciplinar y dominar sus emociones y alimenta pasiones (odio, envidia, ideas de venganza), ella entrará en sintonía con los hermanos del plano espiritual, que emitirán fluídos maléficos para impregnar el periespíritu del encarnado, intoxicándolo con esas emisiones mentales y pudiendo llevarlo hasta la dolencia".
El surgimiento de las dolencias
A cada pensamiento, emoción sensación o sentimiento negativo, el periespíritu inmediatamente adquiere una forma más densa y su color queda más oscuro a causa de la absorción de energías nocivas. Durante los momentos de indisciplina, el hombre moviliza y atrae fluídos primarios y groseros, los cuales se convierten en un resíduo denso y tóxico.
Debido a la densidad, estas energías nocivas no consiguen descender de inmediato al cuerpo físico y se van acumulando en el perispíritu. Con el paso del tiempo, las cargas energéticas nocivas que no  fueron disueltas  no descendieron al cuerpo físico, forman manchas y placas que se adhieren a la superficie del periespìritu, comprometiendo su funcionamiento y agravándose cuando la carga deletérea acumulada es aumentada con desatinos en la existencia actual.
En sus tratados didácticos, la medicina explica que en el organismo del hombre, desde su nacimiento físico, existen microbios, bacilos, vírus y bacterias capaces de producir varias dolencias humanas. Gracias a la cantidad ínfima de cada tipo de vida microscópica existente, ellos no causan molestias, dolencias o afecciones mórbidas, pues quedan impedidos de tener una proliferación más allá de la "cota mínima" que el cuerpo humano puede soportar sin enfermar. Sin embargo, cuando esos gérmenes traspasan el límite de seguridad biológica fijado por la sabiduría de la naturaleza, motivados por la presencia de energías nocivas en el cuerpo físico, ellos  se proliferan y destruyen los tejidos de su propio "hospedero".
Partiendo de las estructuras energéticas del periespíritu en la dirección del cuerpo, en ondas sucesivas, esas radiaciones nocivas crean áreas específicas en las cuales se pueden instalar o se desenvuelven las vidas microscópicas encargadas de producir los fenómenos compatibles con los cuadros de necesidades morales para el indivíduo. Ellas se alimentan de estas energías nocivas que llegan al físico, consiguiendo multiplicarse más rapidamente y, en consecuencia, causando las dolencias.
La recuperación del espíritu enfermo solo podrá ser conseguida mediante la eliminación de la carga tóxica que está impregnada en su perispíritu. Aunque el pecador ya arrepentido esté dispuesto a una reacción constructiva en el sentido de purificarse, él  no puede sustraerse a los imperativos de la Ley de Causa y Efecto. Para cada actitud corresponde un efecto de idéntica expresión, imponiendo una corrección de mejoramiento en la misma proporción, o sea, la persona tiene que dispensar un esfuerzo para reponer las energías positivas de la misma manera que dispensa esfuerzos para producir las energías negativas que se acumulan en su periespíritu. 

Eliminando as energías tóxicas

Así, como consecuencia de tal determinismo, el cuerpo físico que viste ahora u otro, en una reencarnación futura, tendrá que ser justamente el drenaje o válvula de escape para expulsar los fluidos deletéreos que lo  intoxican e impiden afirmar su marcha en el camino de la evolución. Durante la purificación periespiritual, las toxinas psíquicas convergen para los tejidos, órganos o regiones del cuerpo, provocando disfunciones orgánicas que conocemos como dolencia.
Cuando el espiritu no consigue expulsar todo el contenido venenoso de su periespìritu durante la existencia física, él despierta en el más allá sobrecargado de energía primaria, densa y hostil. En tal caso, debido a la propia "ley de los pesos específicos", él puede caer en las zonas umbralinas pantanosas, donde es sometido a la terapia obligatoria de purgación en el lodo absorbente. Así, poco a poco se va liberando de las excrecencias, manchas, venenos y "costras fluídicas" que nacieron en su tejido periespiritual por efecto de sus actos de indisciplina vividos en la materia.
Los charcos pantanosos del umbral inferior son del mismo nivel vibratorio de las manchas y placas, por es sirven para drenar esas energìas nocivas. Aunque sufran tanto en esos locales, eso los alivia de la carga tóxica acumulada en la Tierra, así como su psiquismo enfermo, después de sufrir por el dolor horroroso, despierta y se corrige para vivir existencias futuras más educativas o menos animalizadas.
Los espíritus socorristas sol retiran de los charcos purgatoriales a los "pecadores" que ya están en condiciones de una permanencia soportable en los puestos y colonias de recuperación periespiritual, adyacentes a la costra terrestre. Cada uno tiene cierto límite que puede aguantar en medio de estos charcos, entonces son rescatados aunque aún no hayan purgado todas las placas, reencarnando en cuerpos donde permanecerán purgando y drenando esas energías a través de las dolencias que manifestaron en el cuerpo físico.

Ayuda de la medicina

La doctrina espírita no se pliega al conformismo, por eso es lícito procurar la medicina terrena, que puede aliviar mucho y curar donde sea permitido. Si la misericordia divina colocó los medicamentos a nuestro alcance y porque podemos y debemos utilizarlos para combatir las energías nocivas que migraron del periespíritu para el cuerpo físico, pero no debemos olvidar que los medicamentos alopáticos combaten solamente los efectos de la dolencia.
Esto quiere decir que, cuando las dolencias están presentes en el cuerpo físico, debemos combatirla, buscar alivio. Muchas veces necesitamos de la cirugía, pero todo es parte de la "Ley de Causa y Efecto", que intenta despertar para la reforma moral a través de este proceso doloroso. Cualquier medida profiláctica en relación a las dolencias tiene que comenzar en la conducta mental, exteriorizándose en la acción moral que refleja el viejo concepto latino: "mens sana in corpore sano".
Estados de indisciplina son los mayores responsables por la convocación de energías primarias y dañinas que acometen al hombre por las reacciones de su periespíritu en contra del cuerpo físico. Sentimientos como orgullo, avaricia, envidia, vanidad, celos, calumnia, odio, venganza, lujuria, cólera, maledicencia, intolerancia, hipocresía, amargura tristeza, amor propio ofendido, fanatismo religioso, bien como las consecuencias nefastas de las pasiones ilícitas o de los vicios perniciosos, son también generadores de las energías nocivas.
 O sea, la causa de las dolencias está en la propia liviandad en el trato con la vida. Analizando con criterio el comportamiento, se verá que los males que atormentan a las personas persistirán en cuanto no fueren destruidas las causas. Por tanto, soluciones superficiales son engañosas. Es preciso luchar contra todas las aflicciones, pero jamás de forma milagrosa. Procuremos siempre pensar y actuar dentro de las enseñanzas cristianas, a fin de alcanzar la cura integral.
FUENTE: Revista Cristiana de Espiritismo (website)
Prof. Ft. Zadro Jornada Monteiro

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