REENCARNACIÓN Y KARMA
Edgar Cayce |
¿Qué dicen las lecturas de Edgar Cayce sobre la reencarnación y el karma?
Edgar Cayce realizó su primera lectura en 1901, acerca de un problema de salud, que le concernía personalmente. Luego dictó muchas más, pero el concepto de la reencarnación no apareció hasta 1923, en una sesión ejecutada para Arthur Lammers, impresor en Dayton, Ohio. Conviene mencionar que una lectura había abordado la cuestión doce años antes; no obstante, la alusión se ignoró durante mucho tiempo, pues nadie en el entorno de Cayce conocía el concepto en aquel entonces. A fin de cuentas, la reencarnación fue el objeto de casi dos mil lecturas psíquicas, denominadas "lecturas de vida". Constituye el segundo gran tema evocado por Cayce en trance.
En esencia, ¿qué es la reencarnación? Es la creencia de que cada uno de nosotros pasa por vidas sucesivas, con el propósito de crecer en espíritu y de recobrar la plena conciencia de su naturaleza divina. El punto de vista de Cayce excluye la metempsicosis o transmigración de las almas, según la cual los humanos pueden reencarnarse en forma animal. A la vez, provee un marco filosófico para el pasado, poniendo especial énfasis en la manera de asumir nuestra existencia actual: debemos vivir el momento presente, procurando desarrollarnos espiritualmente y ayudarnos los unos a los otros. Las lecturas enseñan que el recorrido que hemos efectuado nos ha traído al punto en que nos encontramos. Sin embargo, lo esencial no es quiénes hemos sido o qué hemos hecho antes, sino cómo reaccionamos frente a las oportunidades y a las pruebas que surgen ahora mismo, dondequiera que nos hallemos. En efecto, nuestras elecciones y conducta del momento, provenientes de nuestro libre albedrío, son las que realmente importan. La perspectiva de Cayce, para nada fatalista, abre horizontes casi ilimitados.
En las lecturas, Cayce señaló también el peligro de comprender incorrectamente la reencarnación. Indicó que ciertas teorías alteraban su verdadero significado. En particular, todas las que no reconocían la libre voluntad creaban lo que llamó "un monstruo kármico", es decir una idea errónea que no tomaba en cuenta los hechos auténticos, ni la estrecha conexión existente entre el karma, el libre albedrío, el destino y la gracia.
Aún hoy en día, mucha gente interpreta, de manera equivocada, la reencarnación como un eslabonamiento o una concatenación ineluctable de experiencias y de relaciones que nos impone nuestro karma. Si así fuera, nuestras decisiones anteriores nos obligarían a seguir una trayectoria marcada con acontecimientos específicos, y nuestro porvenir ya estaría fijado. Esta visión difiere totalmente de la de Cayce, pues las lecturas destacan que el pasado no proporciona sino una coyuntura posible o probable. Muestran que, lejos de ser meros espectadores, a veces reticentes, desempeñamos un papel dinámico en el desenvolvimiento de nuestra propia existencia.
La palabra "karma" es un término sánscrito que significa "obra, hecho o acto". A menudo se le da el sentido de "causa y efecto". Las lecturas concuerdan con esta acepción, pero añaden la noción filosófica inédita y exclusiva de que el karma puede definirse como una memoria. Por ende, no se trata de una "deuda" que tenemos que pagar conforme a algún criterio universal, ni de una serie de experiencias determinadas por nuestras previas acciones, buenas o malas. El karma es sólo una memoria, una fuente de información que incluye elementos 'positivos' y otros aparentemente 'negativos', en la cual el subconsciente busca los datos que utiliza en el presente.
Esto explica, por ejemplo, las afinidades o las animosidades espontáneas que sentimos por ciertas personas. Aunque esa memoria subconsciente se refleja en nuestra fisonomía e influye en nuestros pensamientos, reacciones y decisiones, siempre podemos recurrir al libre albedrío para orientar nuestra vida.
Las lecturas de Cayce mencionan que cuando fallecemos, no nos reencarnamos de inmediato. Puesto que lo que llamamos subconsciente en el plano físico viene a ser nuestro consciente en el más allá, el alma recapitula todo lo que ha atravesado y escoge, entre las lecciones que debe aprender, las que se siente capaz de asumir ahora a fin de seguir su evolución. Entonces aguarda el momento propicio para renacer en la tierra. Ordinariamente, elige un entorno que ha conocido antes. En cada nueva vida, opta por un cuerpo masculino o femenino, según el objetivo de su encarnación. Además, selecciona el ámbito y las condiciones (padres, familia, lugar, época, etc.) que le permitirán perfeccionarse y cumplir con lo que espera realizar. Sin embargo, sus experiencias dependerán de la forma en que emplee su libre albedrío dentro de ese contexto. En efecto, podemos considerar nuestras tribulaciones como obstáculos e impedimentos o, por el contrario, transformarlas en situaciones beneficiosas, en oportunidades de elevar nuestro nivel de conciencia. El proceso de reencarnación continúa hasta que logremos personificar el amor universal en el mundo y expresar nuestra esencia divina en todos los aspectos de la vida terrenal.
Conviene notar que talentos y cualidades nunca se pierden, de modo que las facultades cultivadas en cada encarnación se suman al capital del futuro. Por ejemplo, el don de los niños prodigios es el resurgimiento de un talento ejercitado en una o varias existencias previas. Asimismo, un excelente profesor de literatura podría haber sido escritor, historiador y copista en vidas anteriores. De hecho, nuestras aptitudes se manifiestan en función del motivo de nuestra encarnación actual.
Las lecturas revelan que el karma no se instaura entre los individuos, sino únicamente con uno mismo. En otras palabras, "uno siempre se enfrenta a sí mismo" [1]. En consecuencia, el curso de nuestra existencia se basa en las decisiones que tomamos a fin de responder a la coyuntura que nosotros mismos hemos suscitado. No obstante, la noción más difícil de entender es que, en general, se nos brinda la posibilidad de resolver nuestros propios problemas kármicos a través de nuestras interacciones con los demás. Por esta razón, en lugar de aceptar la plena responsabilidad de nuestros fracasos y decepciones, tendemos a imputárselos a otros.
Así nuestro karma nos es personal, pero nos sentimos constantemente atraídos, por la gente o los grupos que nos ofrecen ocasiones favorables de asumirlo. De manera similar, ellos se acercan a nosotros en su recorrido individual para satisfacer su memoria kármica. Por lo tanto, nuestras relaciones con los demás nos permiten enfrentarnos a nosotros mismos y vivir sucesos que nos enseñan y nos ayudan a avanzar en el sendero espiritual. Con frecuencia, los episodios vividos en grupo reaparecen, en encarnaciones posteriores, como vínculos familiares, profesionales, culturales o étnicos. Las lecturas subrayan que nunca nos encontramos con alguien accidentalmente, porque las coincidencias no existen. Del mismo modo, no experimentamos de entrada una profunda simpatía o antipatía sino hacia personas que hemos conocido antes.
Debemos atenernos a las consecuencias de nuestras decisiones y actitudes previas, ya que cosechamos inevitablemente lo que hemos sembrado. La Biblia dice: "Todo lo que sembrare un hombre, eso mismo cosechará". [2] Los adeptos de la reencarnación suelen afirmar: "Atraemos lo que es semejante a nosotros". Esto implica que, algún día, tendremos experiencias análogas a las que nuestras elecciones han producido en la vida de otros.
A diferencia de las doctrinas fatalistas que nos reservan una suerte inmutable, la teoría de Cayce asevera que somos dueños de nuestro destino. En efecto, podemos controlar nuestros pensamientos, palabras y acciones, y escoger nuestro comportamiento ante las circunstancias que nosotros mismos hemos engendrado. Comprendamos que todo lo que acontece en nuestra existencia es el fruto de nuestra propia creación, y que nuestras tribulaciones siempre contribuyen a nuestro desarrollo cuando las consideramos como oportunidades de corregir los errores del pasado o de adquirir sabiduría y entendimiento.
Descubrir por qué nos hallamos en una u otra situación no es necesariamente fundamental: lo primordial es cómo nos disponemos a hacerle frente, pues de nuestras reacciones nacen nuestras experiencias futuras. Así, dos personas podrán adoptar una actitud muy distinta en casos comparables, por ejemplo con respecto a la pérdida de un empleo. Mientras que una se angustiará y amargará, la otra verá una ocasión inesperada de reconstruir su vida y de dedicarse a alguna actividad que le apasiona desde hace mucho tiempo.
La reencarnación es un concepto que figura en las grandes religiones del mundo y no se limita a las filosofías orientales. Profesa la tolerancia y la compasión, contesta numerosos interrogantes y da sentido hasta a los más mínimos aspectos de la existencia. Algunos la encuentran provechosa, otros controversial. De cualquier forma, lo que los demás opinan no es pertinente. Los adeptos serios saben que todos hemos experimentado varios ámbitos, condiciones y circunstancias en el transcurso de nuestras vidas sucesivas. Ellos se sirven de la reencarnación, no para detenerse en el pasado o enorgullecerse de quizás haber gozado de notoriedad anteriormente, sino para crecer en espíritu y contribuir a mejorar el mundo en el que vivimos. Cayce ilustra esta idea en la siguiente lectura:
"Determine por qué razón está buscando esa información. Si es a fin de oír que ha vivido, fallecido y ha sido enterrado, al pie del cerezo al fondo del jardín de su abuela, ¡esto no le hará un mejor vecino, ciudadano o padre! En cambio, si es para saber que ha pronunciado palabras hirientes, de lo cual se ha sentido culpable, y que ahora puede redimirse actuando de manera justa, ¡entonces sí, vale la pena!" [Lectura 5753-2]
Libros recomendados:
· "Múltiples moradas" ("Many Mansions" ) - Gina Cerminara
"Reencarnación: Conociendo su pasado, Creando su futuro" ("Reincarnation: Claiming Your Past, Creating Your Future" ) - Lynn Elwell Sparrow
Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta
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SOÑAR POSITIVAMENTE
Si pudiera tener la capacidad de llevar a los que sufren, una palabra adecuada que actúe siempre en el punto exacto de cada problemática.
Tantos dolores, tantas dudas, tantas incomprensiones..
Si pudiera yo tener luz para todos los problemas tantas tristezas, tantas angustias
¡ Oh Dios mío !. Las dificultades y los sufrimientos son tantos !
Si pudiera visualizar un mundo sin guerras, sin odios, un mundo en que todos se amasen, se respetasen y dignificasen al Creador con acciones dentro del mas puro sentimiento de alegría, felicidad y amor.
Ya que yo no tengo capacidad, creo que existe un camino: Amarse sin distinción de razas, creencias y sin todo aquello que el hombre inventó para vivir en conflictos y desunión.
Hagan siempre el bien sin mirar a quien.
¿Se imaginan si todos procurasen ser buenos?.
Tengo la certeza de que seríamaravilloso y no tendríamos tanta tristeza que asola este mundo.
Creo que vale la pena soñar con el lado positivo de los echos, ¿no creen ustedes?.
(Un espíritu de luz). ( Adaptación del site RUNARE
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¿Existen los fantasmas?
Existen Seres invisibles, sin una realidad física, que un día fueron seres humanos y tras el fenómeno de la muerte, pueden acreditar de alguna forma su existencia aunque aparezcan solamente como energía sin soporte físico.
Un fantasma en todo caso siempre se presenta como una aparición “vaporosa” e impalpable del cuerpo fluidico del Ser, que se puede encontrar encarnado o desencarnado. Popularmente también se les ha designado como “Espectros”.
Algunos diccionarios los definen como “la figura de una persona muerta que aparece a los vivos”. Esta explicación es incompleta, pues también es posible la aparición fantasmal de personas que están vivas y en ese momento duermen, y aparecen, tal vez, en otro lugar bastante alejado del lugar de la aparición.
La palabra “fantasma” deriva de un verbo griego que significa “aparecer” o “mostrarse”. Este fenómeno es básicamente sensorial, y suele causar una impresión acompañada de reacciones y emociones traumáticas a quienes se muestra.
Hay visiones fantasmales que pueden aparecer solamente en el plano mental del que lo percibe, siendo en este caso un fenómeno de carácter absolutamente subjetivo, aunque no por ello es menos real para el que lo experimenta..
La presencia visible y hasta “tangible” del Ser espiritual , con las mismas formas y apariencias de cuando era una persona viva, con el propósito de poder ser reconocido por personas de este mundo , es no solamente posible, sino evidente, tal como se acredita en cientos de casos habidos por todo el mundo, de la realidad de su existencia y de su presencia ante muchos y muy diversos testigos, y que han sido fotografiados y vistos totalmente o en parte, o que incluso después de su desaparición súbita tras haberse materializado, han dejado huellas físicas de su presencia real en moldes de escayola o parafina.
Los fantasmas se pueden dejar ver y a veces incluso hasta tocar, porque hasta cierto grado, pueden condensar por un acto de su voluntad, la energía de que está formada su envoltura espiritual, y la materializan hasta hacerla no solamente visible, sino hasta palpable. Sin embargo también suelen proporcionar pruebas claras de su naturaleza no física, pues por ejemplo pueden dejarse ver atravesando paredes u otras materias sin la menor dificultad.En este caso no es un cuerpo sólido atravesando otro cuerpo sólido,no; es un cuerpo semimaterial (cuerpo espiritual o periespíritu), cuya densidad es tan sutil que la materia bruta de nuestro plano la atraviesa como la luz atraviesa un vidrio.
A veces en la aparición, también pueden llegar a verse animales u otros objetos espectrales, aunque en este caso, bien puede ser debido a mostrarse el “escenario” normal que tenía en vida el presunto fantasma, que de este modo se hace reconocer, o también se puede deber , según la Parapsicología, a estar plasmadas estas imágenes en los llamados “Archivos Akásicos”, de los que más adelante hablaremos, y que por un mecanismo todavía desconocido, se dejan ver en un momento determinado para luego volver a desvanecerse.
El investigador G.N.M. Tyrell, en su libro “Apparitions”, publicado en 1.943, identifica varios grupos de fantasmas en base a las conductas mostradas por los mismos:
El primero está formado por las apariciones que frecuentan sistemáticamente un lugar determinado; se caracterizan por que no provocan miedo, son inofensivos y a veces incluso llegan a ser tratados por los humanos con los que conviven habitualmente, como un miembro más de la familia. De esta clase de Entidades existen numerosas pruebas fotográficas de su existencia.
La segunda categoría, es la de las apariciones “post mortem” que tienen lugar casi siempre inmediatamente después de la muerte de la persona, y no suelen estar relacionadas con algún lugar o acontecimiento concreto.
En tercer lugar están los casos “críticos”, como es el de la aparición de alguien que está viviendo una situación crítica, como lo es un accidente grave, una enfermedad, o la misma muerte.
La aparición y materialización directa del Espíritu también es posible y se da más frecuentemente que la anterior, recibiendo el nombre de Fantasmogénesis . En estos casos la energía de un médium no interviene en su formación.
Estas materializaciones espirituales, cuando se producen lo hacen con solidez, siendo capaces de reflejarse en espejos y de producir ruidos de pisadas etc, dando la impresión de ser tan reales y tangibles como en las personas vivas, aunque solo durante un periodo de tiempo bastante limitado.
No se sabe muy bien el por qué, las apariciones o presencias fantasmales, suelen provocar en las personas presentes en el lugar de la aparición, una súbita sensación de frío, como si se notara una corriente de aire helado que hiciese estremecer a estos testigos. Parece probable que su manifestación en nuestro plano absorbe energía calorífica y de ahí la sensación de frío que queda tras su presencia en un lugar .
No siempre los fantasmas son espíritus de personas fallecidas, porque a veces también pueden proceder del alma de una persona viva que así se manifiesta durante el sueño o durante estados de trance, o bien porque tiene la capacidad de “desdoblarse” y de producir fenómenos de bilocación llegando a materializar su periespíritu. Allan Kardec en “El Libro de los Médiums”, dedica todo un capítulo al estudio de las apariciones de los vivos.
En definitiva, los fantasmas, tanto si son humanos como si no lo son, tanto si son animados como inanimados, demuestran que existe otra esfera de la realidad diferente a la nuestra.
Las materializaciones de Seres incorpóreos se denominan Ideoplastias cuando son provocadas por la energía psíquica del médium, que la exterioriza plasmándola en una forma física. Esta consiste en la formación de cuerpos materializados formados por el Ectoplasma o Energía Biótica que es una materialización o condensación de energía vital y orgánica, expelida por un médium(principalmente por boca, nariz y oídos), a través del cual se manifiestan Seres desencarnados que aprovechaban esta especie de materia sutil y moldeable puede tomar formas físicas. Estas formas ectoplásmicas se dieron con frecuencia en los comienzos del Espiritismo, y dieron pie a muchos fraudes; sin embargo la realidad de su existencia quedó patente tras haber sido analizado y observar en su composición, abundancia de glóbulos rojos procedentes del médium ,teniendo esta extraordinaria clase de materia de un carácter transitorio y breve, porque al cabo de pocos minutos tras ser expelida desde el cuerpo del médium, se “volatilizaba” y desaparecía sin más ante la vista de los observadores. Las materializaciones ectoplásmicas fueron abundantes en una época concreta y posteriormente, creo que por razones evolutivas de la propia mediumnidad, ya no se hace necesaria esta forma de manifestación, aunque no ha dejado de producirse raramente . Actualmente son muy raras estas formas de materialización espiritual y en algún raro caso , que se ha dado en el seno de algún “Centro Espírita”, se ha mantenido en secreto y no ha transcendido a la opinión pública por expreso deseo del Ser espiritual manifestante.
En tercer lugar están los casos “críticos”, como es el de la aparición de alguien que está viviendo una situación crítica, como lo es un accidente grave, una enfermedad, o la misma muerte.
Como ya hemos apuntado anteriormente, a veces los fantasmas también pueden proceder del alma de una persona viva que así se manifiesta durante el sueño o durante estados de trance, o bien porque tiene la capacidad de “desdoblarse” y de producir fenómenos de bilocación llegando a materializar su periespíritu. Allan Kardec en “El Libro de los Médiums”, dedica todo un capítulo al estudio de las apariciones de los vivos.
En definitiva, los fantasmas, tanto si son humanos como si no lo son; tanto si son animados como inanimados, con su sola presencia, demuestran que existe otra esfera de la realidad diferente a la nuestra.
- Jose Luis Martín-
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“Si pudiéramos vernos como realmente somos, nos encontraríamos inmersos en un mundo de naturalezas espirituales; con la certeza de que no empieza cuando nacemos, ni termina con la muerte del cuerpo”
- Kant -
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¿Existen los fantasmas?
Existen Seres invisibles, sin una realidad física, que un día fueron seres humanos y tras el fenómeno de la muerte, pueden acreditar de alguna forma su existencia aunque aparezcan solamente como energía sin soporte físico.
Un fantasma en todo caso siempre se presenta como una aparición “vaporosa” e impalpable del cuerpo fluidico del Ser, que se puede encontrar encarnado o desencarnado. Popularmente también se les ha designado como “Espectros”.
Algunos diccionarios los definen como “la figura de una persona muerta que aparece a los vivos”. Esta explicación es incompleta, pues también es posible la aparición fantasmal de personas que están vivas y en ese momento duermen, y aparecen, tal vez, en otro lugar bastante alejado del lugar de la aparición.
La palabra “fantasma” deriva de un verbo griego que significa “aparecer” o “mostrarse”. Este fenómeno es básicamente sensorial, y suele causar una impresión acompañada de reacciones y emociones traumáticas a quienes se muestra.
Hay visiones fantasmales que pueden aparecer solamente en el plano mental del que lo percibe, siendo en este caso un fenómeno de carácter absolutamente subjetivo, aunque no por ello es menos real para el que lo experimenta..
La presencia visible y hasta “tangible” del Ser espiritual , con las mismas formas y apariencias de cuando era una persona viva, con el propósito de poder ser reconocido por personas de este mundo , es no solamente posible, sino evidente, tal como se acredita en cientos de casos habidos por todo el mundo, de la realidad de su existencia y de su presencia ante muchos y muy diversos testigos, y que han sido fotografiados y vistos totalmente o en parte, o que incluso después de su desaparición súbita tras haberse materializado, han dejado huellas físicas de su presencia real en moldes de escayola o parafina.
Los fantasmas se pueden dejar ver y a veces incluso hasta tocar, porque hasta cierto grado, pueden condensar por un acto de su voluntad, la energía de que está formada su envoltura espiritual, y la materializan hasta hacerla no solamente visible, sino hasta palpable. Sin embargo también suelen proporcionar pruebas claras de su naturaleza no física, pues por ejemplo pueden dejarse ver atravesando paredes u otras materias sin la menor dificultad.En este caso no es un cuerpo sólido atravesando otro cuerpo sólido,no; es un cuerpo semimaterial (cuerpo espiritual o periespíritu), cuya densidad es tan sutil que la materia bruta de nuestro plano la atraviesa como la luz atraviesa un vidrio.
A veces en la aparición, también pueden llegar a verse animales u otros objetos espectrales, aunque en este caso, bien puede ser debido a mostrarse el “escenario” normal que tenía en vida el presunto fantasma, que de este modo se hace reconocer, o también se puede deber , según la Parapsicología, a estar plasmadas estas imágenes en los llamados “Archivos Akásicos”, de los que más adelante hablaremos, y que por un mecanismo todavía desconocido, se dejan ver en un momento determinado para luego volver a desvanecerse.
El investigador G.N.M. Tyrell, en su libro “Apparitions”, publicado en 1.943, identifica varios grupos de fantasmas en base a las conductas mostradas por los mismos:
El primero está formado por las apariciones que frecuentan sistemáticamente un lugar determinado; se caracterizan por que no provocan miedo, son inofensivos y a veces incluso llegan a ser tratados por los humanos con los que conviven habitualmente, como un miembro más de la familia. De esta clase de Entidades existen numerosas pruebas fotográficas de su existencia.
La segunda categoría, es la de las apariciones “post mortem” que tienen lugar casi siempre inmediatamente después de la muerte de la persona, y no suelen estar relacionadas con algún lugar o acontecimiento concreto.
En tercer lugar están los casos “críticos”, como es el de la aparición de alguien que está viviendo una situación crítica, como lo es un accidente grave, una enfermedad, o la misma muerte.
La aparición y materialización directa del Espíritu también es posible y se da más frecuentemente que la anterior, recibiendo el nombre de Fantasmogénesis . En estos casos la energía de un médium no interviene en su formación.
Estas materializaciones espirituales, cuando se producen lo hacen con solidez, siendo capaces de reflejarse en espejos y de producir ruidos de pisadas etc, dando la impresión de ser tan reales y tangibles como en las personas vivas, aunque solo durante un periodo de tiempo bastante limitado.
No se sabe muy bien el por qué, las apariciones o presencias fantasmales, suelen provocar en las personas presentes en el lugar de la aparición, una súbita sensación de frío, como si se notara una corriente de aire helado que hiciese estremecer a estos testigos. Parece probable que su manifestación en nuestro plano absorbe energía calorífica y de ahí la sensación de frío que queda tras su presencia en un lugar .
No siempre los fantasmas son espíritus de personas fallecidas, porque a veces también pueden proceder del alma de una persona viva que así se manifiesta durante el sueño o durante estados de trance, o bien porque tiene la capacidad de “desdoblarse” y de producir fenómenos de bilocación llegando a materializar su periespíritu. Allan Kardec en “El Libro de los Médiums”, dedica todo un capítulo al estudio de las apariciones de los vivos.
En definitiva, los fantasmas, tanto si son humanos como si no lo son, tanto si son animados como inanimados, demuestran que existe otra esfera de la realidad diferente a la nuestra.
Las materializaciones de Seres incorpóreos se denominan Ideoplastias cuando son provocadas por la energía psíquica del médium, que la exterioriza plasmándola en una forma física. Esta consiste en la formación de cuerpos materializados formados por el Ectoplasma o Energía Biótica que es una materialización o condensación de energía vital y orgánica, expelida por un médium(principalmente por boca, nariz y oídos), a través del cual se manifiestan Seres desencarnados que aprovechaban esta especie de materia sutil y moldeable puede tomar formas físicas. Estas formas ectoplásmicas se dieron con frecuencia en los comienzos del Espiritismo, y dieron pie a muchos fraudes; sin embargo la realidad de su existencia quedó patente tras haber sido analizado y observar en su composición, abundancia de glóbulos rojos procedentes del médium ,teniendo esta extraordinaria clase de materia de un carácter transitorio y breve, porque al cabo de pocos minutos tras ser expelida desde el cuerpo del médium, se “volatilizaba” y desaparecía sin más ante la vista de los observadores. Las materializaciones ectoplásmicas fueron abundantes en una época concreta y posteriormente, creo que por razones evolutivas de la propia mediumnidad, ya no se hace necesaria esta forma de manifestación, aunque no ha dejado de producirse raramente . Actualmente son muy raras estas formas de materialización espiritual y en algún raro caso , que se ha dado en el seno de algún “Centro Espírita”, se ha mantenido en secreto y no ha transcendido a la opinión pública por expreso deseo del Ser espiritual manifestante.
En tercer lugar están los casos “críticos”, como es el de la aparición de alguien que está viviendo una situación crítica, como lo es un accidente grave, una enfermedad, o la misma muerte.
Como ya hemos apuntado anteriormente, a veces los fantasmas también pueden proceder del alma de una persona viva que así se manifiesta durante el sueño o durante estados de trance, o bien porque tiene la capacidad de “desdoblarse” y de producir fenómenos de bilocación llegando a materializar su periespíritu. Allan Kardec en “El Libro de los Médiums”, dedica todo un capítulo al estudio de las apariciones de los vivos.
En definitiva, los fantasmas, tanto si son humanos como si no lo son; tanto si son animados como inanimados, con su sola presencia, demuestran que existe otra esfera de la realidad diferente a la nuestra.
- Jose Luis Martín-
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“Si pudiéramos vernos como realmente somos, nos encontraríamos inmersos en un mundo de naturalezas espirituales; con la certeza de que no empieza cuando nacemos, ni termina con la muerte del cuerpo”
- Kant -
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SOCIOLOGÍA ESPIRITA
El 28 de junio de 1872, durante una sesión mediúmnica que se celebró en la Sociedad Espiritista Española de Madrid, se solicitó a los espíritus una fórmula que permitiera resolver lo que entonces se denominaba la “cuestión social“, eso que hoy denominamos “la crisis”. Tal como recoge el secretario de la Sociedad, Diodoro de Tejada, los espíritus respondieron lo siguiente:
“¿Una fórmula pedís? ¿Una fórmula que establezca para el porvenir la felicidad humana? Sólo puede plantearse el resultado, la solución del problema. La fórmula sólo es dada encontrarla a la humanidad, porque en ella misma está la fórmula la busca, puesto que harto presienten vuestros espíritus cuál será su glorioso porvenir, porque lo sienten. Todos producir con arreglo a la aptitud de cada cual y todos participar del producto de los demás. He aquí la aspiración que una vez alcanzada, el cielo bajará a la Tierra, o mejor dicho, la Tierra se elevará hasta el cielo”.(“Sociedad Espiritista Española, Sesión Inaugural del año 1873-1874. Memoria y Discurso”, Folleto editado por la misma Sociedad. Imp. de D. J. M. Alcántara, C/ Fuencarral, nº 81. 16 páginas.)
He aquí, en tan breve texto, la clave de todo lo que venimos exponiendo, el hilo conductor que nos lleva tanto al corazón del problema como a las puertas de su resolución. Tengan bien presentes estas palabras y su significado, en relación con lo que pasaremos a exponer en adelante.
Uno de los autores espíritas que más avanzó en la clarificación y síntesis de los nuevos conceptos sociológicos derivados de la doctrina de los espíritus, fue el argentino Manuel S. Porteiro (1881-1936). Según podemos extraer de manera muy resumida de su trabajo, los principios fundamentales de esa nueva Sociología, que servirían de base a la sociedad del porvenir, formada por seres humanos de sanos ideales, son:
- El reconocimiento del derecho natural.
- El reconocimiento de la igualdad social.
- El reconocimiento de la igualdad económica, proporcional a las necesidades y aptitudes de cada uno.
- El reconocimiento de la igualdad de deberes en la producción útil, o sea en el trabajo material o intelectual.
- La distribución del trabajo social en concordancia con las aptitudes y gustos de cada uno, con libertad en la elección del trabajo y asimismo en su duración.
- La supresión de todo castigo legal e implantación de nuevos métodos correctivos en concordancia con el concepto espiritual de la vida.
- La educación moral fundada en la justicia y en el derecho natural igual para todos.
- El respeto mutuo, sin distinción ni categoría. Libertad, Igualdad y Fraternidad, no solo como meras proclamas constitucionales, sino como hechos sociales, derivados de la justicia económica y social de la nueva moral espírita. (De: “Concepto Espírita de la Sociología”, por Manuel S. Porteiro).
Todo esto incluye, evidentemente, la igualdad de derechos entre la mujer y el hombre; la libertad de conciencia y de ideas, y, por encima de todo, la certeza de nuestra inmortalidad y del progreso indefinido del Ser. La conjugación de todo ello da forma a la más revolucionaria, humana y espiritual concepción que jamás pudiera plantearse.
- Jacobo Grinberg-
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LA RUEDA DE LA VIDA
LA DEPRESIÓN
La depresión es en esencia un problema psicológico-espiritual de los
más importantes de nuestra época. Psiquiatras y psicólogos de todo el mundo se
encuentran con este problema-desafío cuyos márgenes para definirlo y tratarlo a
veces resulta complicado.
Desde el punto de vista biológico se presenta como un disturbio que
afecta a las neuronas cerebrales ante la falta de dopamina, serotonina y la noradrenalina,
entre otras substancias, que son los que afectan directamente al bienestar
psicológico como son la alegría, el equilibrio, el bienestar, etc. Se le atribuyen
factores hereditarios, genéticos, etc. No obstante, afrontar el problema,
como ocurre en otros casos, desde un punto de vista exclusivamente material,
no ayuda a resolver definitivamente un problema que además de muy numeroso
puede llegar a ser grave.
Partimos de dos premisas fundamentales. Desde el punto de vista de la
reencarnación, sabemos que tenemos un pasado, un bagaje de vivencias y experiencias
en contacto con nuestros semejantes. Del mismo modo, actualmente
somos el fruto de una personalidad forjada a lo largo de los siglos. No somos
algo espontáneo que dependa exclusivamente de una organización celular, hereditaria
que nos marca un destino. Esto sería como elevar como causa fundamental
lo que es en realidad, la consecuencia de una manifestación espiritual que es
quien da la verdadera vida al ser. Al mismo tiempo y como consecuencia de ese
13
Amor paz y caridad
trabajo pretérito, con sus aciertos y errores; traemos un compromiso, una tarea
a desarrollar, una serie de desafíos que van a ir marcando el devenir de nuestra
vida, en base al desempeño y uso del libre albedrío del que Dios nos dota. A
mayor evolución, mayor nivel de conciencia para identificar los compromisos
y el desenvolvimiento feliz de las tareas encomendadas. Sin embargo, el atraso
evolutivo que caracteriza a la mayoría de seres que poblamos la Tierra, nos
condiciona ante las imperfecciones que todavía arrastramos. Las mismas que
nos endeudaron en el pasado y que nos indujeron a cometer errores, afectando
nuestra condición humana actual.
La segunda es el poder de la mente. Somos lo que pensamos. Actuamos
según el nivel de conciencia adquirido y condicionado por las circunstancias
que nos envuelven en la actual existencia. El hombre, como ser integral, influye
con sus pensamientos continuos en el organismo vivo que lo sustenta. “Mens
sana in corpore sano” (Mente sana en cuerpo sano) como reza el viejo axioma.
De tal forma que cada pensamiento, sentimiento y emoción impregna positivamente
o negativamente todas las células del cuerpo humano. Por tanto, el pensamiento,
la mente, es un poderoso generador que no actúa sólo. Vive en constante
contacto con otros “generadores” encarnados o desencarnados, que interactúan
mutuamente.
La llave que permite cambiar la naturaleza de dichos pensamientos se
llama “voluntad”. Somos los responsables directos de aquello que pensamos,
somos los forjadores de nuestro destino. Las decisiones que tomamos en cada
momento, marcan el rumbo y el devenir de nuestra vida, sea para bien o para
mal. Formamos parte de una gran escuela de aprendizaje preparada concienzudamente,
para que crezcamos y evolucionemos sin fin, adquiriendo nuevas conquistas,
superando retos, reparando errores del pasado, desarrollando cualidades
innatas, que todos poseemos en estado latente en el camino de la perfección.
Efectivamente, con la voluntad orientamos el barco de nuestros pensamientos,
de aquello que interpretamos respecto a las situaciones que nos asaltan,
nos envuelven. Debido a nuestra niñez espiritual, todavía no hemos sido capaces
de salir del “hombre fisiológico” hacia el “hombre integral”, consciente, lúcido,
asumiendo las riendas de su progreso, aceptando y esforzándose por comprender
el sentido superior de aquello que le acontece, como elemento educador y
ascensional.
Amor paz y caridad
14
Joanna de Ângelis reflexiona al respecto: “Una importante mayoría
de individuos solo abrigan ideas negativas, elucubran pesimismo, sustentan
malestar. Como resultado, se debilitan sus resistencias morales, debilitándose
también los valores espirituales y se alimentan de la propia insania.”
Como nos comenta la Mentora Joanna de Ângelis, la mente mal orientada
actúa como un poderoso factor de perturbación; el pesimismo, la retroalimentación
de experiencias desagradables, la visión negativa de aquello que nos
rodea, bombardea la mente, muchas veces descontroladamente, en caída libre,
generando perturbación psíquica de consecuencias anímicas y orgánicas.
La falta de un ideal superior, ciñéndose exclusivamente a ciertas aspiraciones
materiales genera frustración cuando no se consiguen los objetivos inmediatistas,
y un vacío interior cuando se pasa de “poseedor de riqueza ha poseído
por la misma”, dejándose dominar por la ambición y las ansias de notoriedad.
Por lo tanto, el materialismo, el pesimismo, los pensamientos negativos
consecuencia de nuestras imperfecciones morales, pueden desembocar fá-
cilmente en rebeldía interior, insatisfacción o frustración por no conseguir los
objetivos inmediatistas anhelados. Además el odio, rencor, etc. hacia nuestros
semejantes, encuentran rápidamente sus análogos que los refuerzan, de mentes
tanto encarnadas como desencarnadas que sintonizan rápidamente, potenciando
los estados depresivos y autodestructivos.
No obstante, dentro de las causas de la depresión existen otros factores
más o menos sutiles que también pueden degenerar en esta problemática. Por
ejemplo, la pérdida de seres queridos, pasando de una tristeza natural por la
“ausencia” convirtiéndola en un “apego” injustificable que puede durar muchos
años. La falta de fe, la autocompasión, la falta de autoestima, también son elementos
que arrastran, cuando no se dispone de recursos o de voluntad firme,
hacia estados de desequilibrio, alimentados por ley de afinidad y como hemos
comentado, por espíritus obsesores que potencian dicho estado.
Otro factor muy importante como posible causa del problema es la “obsesión”.
Es decir, enemigos del pasado que vuelven para cobrarse los agravios
de situaciones vividas generalmente en otras vidas. Espíritus inferiores que vie-
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Amor paz y caridad
nen con la intención de desestabilizar lo máximo posible a su víctima de hoy,
tomándose la justicia por su mano. Estos son los casos más difíciles y delicados
pues requieren de un tratamiento espiritual adecuado. Tratando a dos bandas
tanto al intruso como al afectado.
Sin duda, la mejor terapia, además de las ya conocidas llevadas a cabo
por especialistas y por personas con un amplio conocimiento espiritual para que
nos puedan orientar, es la oración, ya que nos sintoniza con la Fuente Suprema,
de donde parten todas las esencias de amor y sabiduría, regenerando, reorientando,
fortaleciendo en una palabra, aquellas defensas que quedaron disminuidas,
erosionadas por las luchas diarias. No existe mejor terapia, más poderosa. Del
mismo modo, cuando esa oración es colectiva, con otras personas que buscan
unos mismos objetivos superiores, las fuerzas no se suman sino que se multiplican.
Esa es la gran tarea, buscar el verdadero sentido de la vida, un significado
profundo, superior. Cuando nos apartamos del camino, y sobre todo cuando
persistimos en el error, en la percepción equivocada de la realidad, se encienden
las alarmas, las luces rojas que nos empujan a comprender que no vamos en
la dirección adecuada. Una de esas luces rojas es la depresión; estado interior,
que más pronto o más tarde nos impulsa a buscar soluciones para modificar
la situación incómoda, lamentable, reorientándonos hacia la comprensión del
problema, al cambio de actitud ante la vida, de la percepción de los problemas
saturados de viejos clichés caducos y nocivos.
En la mayoría de los casos, la ciencia moderna ha comprendido el sentido
del problema, explorando y potenciando el valor del pensamiento positivo,
incluso el valor de la oración, como comentábamos anteriormente, como práctica
demostrada de regeneración interior, del ser, con sus innumerables beneficios
terapéuticos. Convergiendo inevitablemente en el cruce de caminos que ya está
uniendo a la ciencia con la visión espiritual de la vida.
José M. Meseguer
©2016, Amor, Paz y Caridad
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