miércoles, 8 de noviembre de 2017

¿ Seremos todos espíritas, algún día?




Hoy veremos aquí :

- Reencarnación
-Peligros del Espiritismo
-Frases célebres de Kardec
- Jesús y el mundo
- ¿Algún día seremos todos espíritas?



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                                                                                               REENCARNACIÓN. 

Si observamos a los niños, ¿cómo podemos explicar la diversidad de tendencias, gustos, inclinaciones de bondad, delicadeza, inteligencia, etc., en unos; mientras que en otros, una carencia de estas cualidades positivas, y en cambio apreciamos ruindad, brusquedad y dureza, y hasta maldad en otros? Correspondiendo al alma humana las cualidades positivas y negativas del carácter, ¿podemos admitir, por un momento, que Dios —perfección absoluta— pueda crear almas imperfectas y establecer diferencias? 
Aquellos que, desconociendo las leyes espirituales, argumentan que ello se debe a la ley de la herencia, tendrían un fundamento más lógico que los que sostienen el concepto de la creación del alma con el nacimiento del cuerpo. Pero, en ese caso, tendrían que rechazar la existencia de una Sabiduría y Justicia Universal, de donde emanan esas fuerzas cósmicas y poderosas que rigen la vida en sus múltiples manifestaciones. Denominémosle Dios o como queráis, pero inmanente de toda creación; ya que, en buena lógica NO ES ADMISIBLE UN DIOS SABIO Y JUSTO CREANDO ALMAS DESIGUALES Y DARLES UNA SOLA VIDA A UNOS Y A OTROS PARA QUE SE SALVEN.
Más aún. Observemos a los individuos que componen nuestro conglomerado social: configuración de su cuerpo, ademanes, sentimientos y actuaciones de cada uno; y podremos apreciar fácilmente la notoria diferencia entre unos y otros. Mientras en unos apreciamos una mente despierta y un temperamento dinámico, en otros vemos al individuo tosco, bruto o abúlico. ¿Podremos culpar a Dios de estas diferencias? No; porque éstas son diversas manifestaciones de los diversos estados evolutivos en la etapa humana. 
Dios, esa Fuerza Creadora Universal, el Ser Supremo del Cosmos: AMOR, JUSTICIA Y SABIDURÍA MÁXIMA; que trasciende a toda Su creación a modo de vibraciones o fuerzas PODEROSÍSIMAS que denominamos leyes; nos ha creado a todos iguales. El comienzo de la vida, ha sido igual para todos los seres de la creación, incluyendo el ser humano. Los diferentes aspectos y condiciones intelectuales, dinámicas y morales, son diversos grados en el proceso evolutivo de la «chispa» divina, génesis del Ser espiritual. Y aun las diferentes formas de vida que podemos apreciar, y las no perceptibles a nuestra vista, son diversas manifestaciones o fases de manifestación de la chispa divina (la mónada de algunas filosofías) en las diversas fases de su evolución, antes de alcanzar la etapa humana. 
Sólo la pluralidad de existencias puede explicar el origen de la diversidad de caracteres y las desigualdades humanas tan notorias. Fuera de esta ley, nos preguntamos en vano, ¿por qué algunos poseen talento, los sentimientos nobles, las aspiraciones elevadas; mientras que otros carecen de ellos? Si aceptamos la Ley Palingenésica como la ley de la vida, comprenderemos fácilmente que los primeros son seres más viejos, que han vivido más, trabajado más y, por ende, adquirido mayores experiencias y aptitudes; van más adelante en el camino ascensional de su evolución. 
Aceptada como verdad la eternidad del Espíritu y que su progreso es indefinido, la buena lógica nos llevará a la clara conclusión de que, los que hoy vivimos en la carne, hemos vivido ya esa misma vida innumerables veces: como amos y como siervos, ya nobles ya plebeyos, como ricos 
y como pobres, vidas de placeres y vidas de dolores; y seguiremos volviendo en diversas personalidades y ambientes, a fin de obtener las experiencias necesarias hasta alcanzar la sabiduría, que lo encierra todo. Porque, es en la lucha de la vida donde adquirimos experiencias que van grabándose poco a poco en la memoria espiritual, y son las que producen esas sensaciones que denominamos «voz de la conciencia», que trata de impedir cometer nuevos errores. 

Sebastián de Arauco.

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           PELIGROS DEL ESPIRITISMO 

     Algunos experimentadores del espiritismo, al querer fijar ellos mismos, con el fin de hacer comprobaciones, las condiciones de la producción de los fenómenos, acumulando los obstáculos y las exigencias, no han obtenido ningún resultado satisfactorio, y, en cambio, se les han tornado hostiles las experiencias. 


   Debemos recordar que los mensajes de los espíritus no han podido ser asimilados a las experiencias de física y química. Estas quedan sometidas a leyes fijas, fuera de las cuales todo resultado es imposible. 


   En las manifestaciones espiritistas, nos encontramos en presencia, no ya de fuerzas ciegas, sino de seres inteligentes dotados de voluntad y de libertad que, a veces, leen en nosotros, disciernen nuestras malévolas intenciones y, si son de un orden elevado, se cuidan poco de prestarse a nuestros caprichos. 


   El estudio del mundo invisible exige mucha prudencia y perseverancia. Sólo después de algunos años de reflexión y observación se adquiere la ciencia de la vida que enseña a conocer a los hombres, a juzgar sus caracteres y a liberarse de las trampas de que el mundo está sembrado. Más difícil aún de adquirir es el conocimiento de la humanidad invisible que nos rodea y se cierne por encima de nosotros. El espíritu desencarnado vuelve a encontrarse más allá de la muerte tal y como se hizo a sí mismo durante su estancia aquí abajo. No es mejor ni peor. Para dominar una pasión, corregir un defecto o atenuar un vicio, se necesita a veces más de una existencia. 


   Resulta, pues, que, entre la multitud de los espíritus, los caracteres serios y reflexivos como en la tierra, están en minoría; los espíritus ligeros, prendados de las cosas pueriles y vanas, forman numerosas legiones. El mundo invisible, es, pues, en mayor escala, la reproducción, la copia del mundo terrestre. Allí, como aquí, la verdad y la ciencia no son patrimonio de todos. La superioridad intelectual y moral no se obtiene sino mediante un trabajo lento y continuo y por la acumulación de los progresos realizados en el transcurso de una larga serie de siglos. 


Después de la muerte. 
LEÓN DENIS. 


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   FRASES CÉLEBRES DE ALLAN KARDEC

" Nacer, morir, renacer todavía y progresar siempre, tal es la ley"

“Fe inavalable, solo es la que puede encarar frente a frente a la razón, en todas las épocas de la Humanidad "

“Fuera de la caridad no hay salvación" 

- Allan Kardec-

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                        JESÚS Y EL MUNDO 

Si Jesús no tuviese confianza en la regeneración de los hombres y en el perfeccionamiento del mundo, naturalmente, no habría venido al encuentro de las criaturas y no habría caminado en los oscuros caminos de la Tierra. 

No podemos por eso, perder la esperanza Y no nos cabe el desánimo, delante de las pequeñas y benditas luchas que el Cielo nos concedió, entre las sombras de las humanas experiencias. 

De la escuela del mundo salieron diplomados en santificación espíritus sublimes, que hoy se constituyen en benditos patrones de la evolución terrestre. 

No nos compete menospreciar el plano de aprendizaje que nos alimenta y nos abriga, que nos instruye y nos perfecciona.. 

Si el mejor no auxilia al peor, en balde aguardaremos la mejoría de la vida.. 

Emmanuel 
Francisco Candido Xavier 

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¿SEREMOS TODOS ESPÍRITAS,                                  ALGÚN DÍA?
Joamar Zanolini Nazareth

“– ¿De qué manera puede contribuir el Espiritismo al progreso?
– Destruyendo el materialismo, que es una de las llagas de la sociedad y haciendo comprender a los hombres donde estsu verdadero interés…” \
Allan Kardec –“El Libro de los Espíritus” –
Libro Tercero – Capítulo VIII – Número 799.
 Los desafíos para construir una nueva sociedad son muy grandes y requieren del esfuerzo de todas las criaturas humanas que deseen permanecer habitando en nuestra escuela planetaria.
Para que edifiquemos una nueva sociedad precisamos enfrentar una serie de obstáculos, que necesitamos encarar de frente, en vez de huir de nuestras responsabilidades adoptando una posición de extremo pesimismo, donde muchos se hacen propagadores de la extinción del planeta y de la Humanidad, o de extremado optimismo, donde imaginan  que muchos ángeles descenderán de los cielos, trayendo la fórmula lista y decretando la nueva comunidad humana.
Nosotros creemos que ninguna de estas opciones representa el camino real que los emisarios superiores han trabajado a lo largo de los siglos y milenios de civilización humana.
 Preguntando en cierta ocasión a nuestro querido médium Francisco Cándido Xavier, sobre si existían riesgos de que la Humanidad se auto destruyese, por abrazar aún posiciones dudosas de pasión por las guerras, por las conquistas salvajes de incesante agresión a la Naturaleza, por el egoísmo avasallador de nuestra sociedad materialista, por el personalismo que aparta e irrita en lugar de unir y congregar, por la vanidad corrosiva que nos invade y atrasa,por la violencia que aún abrigamos en el corazón y por tantas imperfecciones que caracterizan al “hombre viejo” que aún habita la Tierra, el noble médium respondió que estamos dotados del libre albedrío, de la responsabilidad sobre nuestros actos, y que por más amor que Nuestro Creador nos consagre, en la condición de espíritus eternos estamos obligados a cosechar lo que sembramos. Si destruyésemos el planeta, Dios nos conduciría a otras casas planetarias. Lo importante es la educación que alcanzaremos dentro de la ley de acción y reacción, aprendiendo los caminos del amor y de las demás virtudes y nobles sentimientos en proceso de construcción dentro de la ley de merecimiento, de necesidades y de responsabilidades sobre nuestros actos.
 Pero, resaltó Chico que tenemos un torrente de Espíritus Superiores trabajando por la elevación de la condición espiritual de nuestro mundo, instruyéndonos para el bien y para las grandes construcciones del espíritu.
Quiere decir que tenemos todas las herramientas y los auxilios necesarios para que la Tierra alcance, verdaderamente, la condición de Mundo de Regeneración que tanto soñamos, pero que tal promoción se dará por el esfuerzo de toda la colectividad, y no como un regalo del Creador, aunque tercamente abracemos la pereza o la oposición.
Lógicamente que hay procedimientos disparados por los mecanismos naturales de la Ley de Progreso, en que los más perversos y crueles están siendo enviados a otros mundos, después de haber recibido las últimas oportunidades de adherirse al nuevo compromiso de transformación de la sociedad y aun así insisten en conductas altamente perniciosas al espíritu de trabajo, fraternidad y esfuerzo.
 Pero, incluso viéndose la colectividad libre de la influencia de los más perversos, asidos aún al orgullo destructor e inflexible, hay mucho por hacer para que edifiquemos la nueva sociedad.
No basta aislar el mal más agudo para pensar que todos los problemas están resueltos.
Recordando la sentencia de “El Evangelio según el Espiritismo”,no basta una virtud; es preciso que ella sea activa.
Simplemente no hacer el mal no significa que se esté haciendo el bien.
Hay una larga lista de prioridades que precisamos abrazar para movilizar la maquinaria social en el rumbo correcto.
Nosotros, los espíritas, no podemos estacionarnos en la ilusión de que no ejercitando grandes vicios, leyendo media docena de páginas con lecciones edificantes, haciendo algunas oraciones por semana, trasmitiendo regular número de pases, conversando mansamente con espíritus sufridores en las reuniones mediúmnicas, sirviendo una determinada cantidad de platos de sopa, abrazando a un pequeño grupo de niños carentes o conquistando la fama y el reconocimiento de los hermanos y hermanas del Movimiento Espírita, estemos dando nuestra “inmensa” contribución al nuevo mundo.
El Espiritismo no es un rótulo salvador o un pasaporte para privilegios ante la Nueva Era…
No basta creer en el Espiritismo y adherirse a una decena de obligaciones mecánicas, para hallarse relacionado en la “selección” de los bendecidos del Padre Celestial.
Precisamos tener actitudes profundas y verdaderas en el medio social, pues el Espiritismo se tornará una creencia común, no en el sentido de que todos se vuelvan espíritas, sino en el sentido de que las ciencias irán descubriendo las leyes de la Naturaleza, y todos los principios que hoy se encuentran restringidos a la interpretación espírita estarán universalizados en la comprensión humana.

 ¿HABRÁ AÚN DIVERSIDAD DE INTERPRETACIONES?
La criatura humana trae en sí misma una de las leyes más asombrosas de la Creación: la individualidad de todos los seres.
No existen dos espíritus iguales en toda la obra de la Creación.
Entre los infinitos mundos, en el Universo sin fin, en la incalculable presencia del principio espiritual, Dios acuñó un sello individual para cada uno. No somos producidos en serie, hemos nacido del puro amor divino, con un camino totalmente particular.
Entonces, incluso con la aceptación por la sociedad de los llamados hoy principios espíritas, como la eternidad de la vida, la ley de evolución, la reencarnación, la individualidad del ser, la comunicación con los llamados muertos, con la mediumnidad siendo comprendida como sentido natural del ser humano, aún existirá diversidad de interpretaciones sobre el funcionamiento y la aplicación de tales principios en la vida de todos nosotros.
Traduciendo: los principios espíritas se universalizará n, naturalmente harán parte de la vivencia social, serán discutidos y explicados por la Ciencia, reflexionados y profundizados por la Filosofía, y manifestados y practicados por la Religión, pero no serán espíritas todos.
Tal cual hoy varias corrientes religiosas acatan la existencia del Cristo, pero lo personifican de diversas formas; tal cual muchas corrientes sociológicas discuten el concepto de la sociedad moderna, pero divergen sobre cual sería el rumbo exacto que debería seguir la comunidad humana; tal cual hoy diversas corrientes de la Economía identifican fórmulas para sanar las dificultades económicas de las naciones, sin embargo, se crean embates divergiendo sobre los principios que deben ser implantados en los países; tal cual hoy las innumerables corrientes filosóficas comprenden la existencia de Dios, no obstante los nombres y formas como es entendida la presencia del Creador varían a centenares de interpretaciones; tal cual hoy las corrientes médicas estudian gran cantidad de enfermedades, mientras existen discusiones sobre los mejores hábitos para que tengamos salud… Por ejemplo, para unos el huevo es un villano, para otros es un elixir…
 Por tanto, lo que importa no es homogeneizar ideas o interpretaciones; lo importante es que la Humanidad vaya madurando para abrazar nuevos conceptos, comprender hechos que antes no entendía, abarcar con mayor apertura explicaciones acerca de la vida, destruir  prejuicios que le velaban la visibilidad, cesar de negar conceptos por simple orgullo y vanidad, incorporar informaciones que amplíen la visión y nos hagan entender lo que nos intrigaba en el pasado…
Y todo esto sin dejar de haber diversidad…
Precisamos fijarnos en los puntos comunes que congreguen al ser humano y no en los puntos que aún representen diferencias interpretativas.
Como ejemplo, podemos citar algunos aspectos de conductas y paradigmas que pueden ser absorbidos por la nueva sociedad, respetando las diferencias.

¿ACEPTARÁ LA CIENCIA LOS PRINCIPIOS ESPÍRITAS?
Cuando un científico dice que Dios no existe, él no está practicando Ciencia; él está exponiendo un punto de vista personal, vertiendo el orgullo que le corre por las venas del alma.
La verdadera postura de un científico sería decir que él no obtuvo una prueba de que Dios exista, pero tampoco consiguió obtener una prueba de que Dios no existe.
La Ciencia de la nueva sociedad deberá proseguir su andadura,desprovista de vanidad y orgullo. Es obvio que no debe aceptar, crédula,tesis nacidas de la creencia popular o de las interpretaciones de las corrientes religiosas, y sí, debe la Ciencia investigar, pesquisar, indagar, profundizar, buscar explicaciones, formular conceptos, y encontrar respuestas racionales a las cuestiones presentadas a ella.
Pero la Ciencia no puede reflejar los prejuicios de mentes con un elevado CI, (coeficiente intelectual) pero vacías de buen sentido y de sentimientos, en que es preferible explicaciones absurdas para negar evidencias superiores a nuestra condición humana.
Así como, por ejemplo, hay científicos que defienden la idea de que el Universo se originó de una partícula, que no se explican de dónde vino, cómo surgió, dónde estaba, cuál es el origen de su esencia, y que tal partícula comenzó a expandirse dando origen a todo lo que   conocemos, pero no aceptan ni siquiera examinar la tesis de una inteligencia superior que haya dado origen a tal elemento, y de ahí, sí  que se haya expandido.
 El otro día leía la interpretación de un grupo de investigadores intentando negar la existencia de la mediumnidad. Observando la manifestación de un espíritu a través de un médium, que describía informaciones muy por encima del nivel de conocimiento del referido médium, inclusive manifestándose, en determinada comunicación, en otra lengua, preferían tales investigadores decir que en realidad el médium era una persona dotada de un talento para absorber y/o captar el pensamiento de las personas a su alrededor, de modo inconsciente.
Sin embargo, entre los asistentes, nadie hablaba la lengua por la cual se expresó el espíritu en un momento determinado o conocía ciertos asuntos abordados en algunos de los textos.
 Entonces buscaron otra explicación: probablemente alguien tenía un antepasado que hablaba aquella lengua, y así, se podría justificar el hecho.
    Algo semejante sucedió con el médium Chico Xavier, cuando psicografió su primer libro, “Parnaso de Além Túmulo”, muchos prefirieron decir que un joven que tan sólo cursara hasta el cuarto año de primaria tenía un talento especial de imitar cualquier especie de estilo literario. Años más tarde, cuando trabajos serios basados en técnicas de pericia grafológicas identificaron la autenticidad de la firma de varios espíritus que escribieron cartas a sus familiares a través de la psicografía de Chico, muchos prefirieron decir que ese era otro talento del médium.
 No queremos decir que la Ciencia deba aceptar cualquier explicación sin realizar todo un trabajo de profunda investigación.
Queremos decir que también la Ciencia no debe negar cualquier hecho sin realizar también todo un trabajo de profunda investigación. El científico puede decir que no ve explicaciones racionales para aceptar determinado hecho, pero debe usar lógica y buen sentido para no negar cualquier hecho sin antes conocerlo y estudiarlo.
 Por eso, la Ciencia del Tercer Milenio quebrará resistencias y barreras del orgullo humano y expandirá ampliamente las fronteras.
Por eso, el insigne codificador aseveró (en “El Evangelio según el Espiritismo”) “sólo es inquebrantable aquella fe que puede encarar frente a frente a la razón, en todas las épocas de la Humanidad.”
La Ciencia comprobará toda la riqueza de los fenómenos espíritas, trayendo a la colectividad la comprensión de que son fenómenos naturales de la vida, sin ninguna connotación de milagros o hechos sobrenaturales.

DESEO DE LA UNIVERSALIZACIÓN DEL ESPIRITISMO:  ¿ALEGRÍA DE LA COMPRENSIÓN DE LA VIDA POR LA HUMANIDAD U ORGULLO DE SENTIRNOS MÁS ESCLARECIDOS?
 Muchos espíritas defienden la tesis de que todos, un día, sean espíritas, como una forma de decir que son más perspicaces por abrazar tales principios antes que la mayoría.
 ¡Gran engaño! El gran camino de elevación del espíritu se llama
AMAR.
El conocimiento espírita es importante, pero tendrá muy poca efectividad para nuestra vida si no aprendemos a hacer de tal conocimiento un derrotero seguro de transformación y progreso moral.
No importa quien haya aprendido primero acerca de la eternidad de la vida o de la ley de reencarnación; lo que importa es quien haya iniciado todo un proceso de renovación íntima y modificación de hábitos, transformando al “hombre viejo” en el “hombre nuevo”, o sea,  promoviendo edificar un nuevo rumbo para sí mismo.
 Por eso el Cristo siempre resaltó que no interesa la hora en que el trabajador fue convocado para el servicio, lo importante es que esté dispuesto para el momento en que fuere llamado. Podrá ser un trabajador convocado en la última hora del día, pero recibirá lo mismo que elprimero en ser empleado siempre que desarrolle su labor con la misma buena voluntad y entusiasmo.
 Jesús destacó la sinceridad de intenciones, el verdadero deseo de servir, el esfuerzo de transformarse, sin preguntar quien haya abrazado primero su palabra o atendido en primer lugar a su convite.
Precisamos desprendernos del viejo vicio de las instituciones humanas, en el que insistimos en virtud del criterio de la antigüedad para tener privilegios, en vez de adoptar el criterio de la lealtad al servicio, de la productividad espiritual y del aprovechamiento del tiempo.

EL HOMBRE DE BIEN
 El honorable espíritu San Agustín, en la célebre respuesta a la pregunta 919 de “El Libro de los Espíritus”, en que indagado sobre cual es el medio más eficaz para mejorarse en esta vida y resistir a las corrientes del mal, expuso: Un sabio de la antigüedad os lo dijo:
‘Conócete a ti mismo’.
 Siempre vamos a observar en las respuestas de los espíritus más iluminados y esclarecidos una exaltación al proceder del hombre, y no al nivel de su conocimiento.
 Entonces, no es preponderante la adhesión de todos a la Doctrina Espírita, pero, sí, que la conducta superior exigida por nuestra amada doctrina sea absorbida por el ser humano.
La pregunta 918, de la misma obra, corrobora tal posición: ¿Por qué señales se puede reconocer en un hombre el progreso real que debe elevar su Espíritu en la jerarquía espírita? –El Espíritu prueba su elevación cuando todos los actos de su vida corporal son la práctica de la ley de Dios, y cuando comprende por anticipado, la vida espiritual.
 Allan Kardec complementa la pregunta en el comentario: El verdadero hombre de bien es el que practica la ley de justicia, de amor y de caridad en su mayor pureza.
 Es imposible una mayor claridad. Los propios espíritus que trabajaron en la codificación del Espiritismo indicaron de manera transparente, que lo importante es la revolución interior que precisamos promover.
 Esta debe ser la preocupación primordial cuando divulgamos la Doctrina Espírita: la construcción del nuevo ser y de la nueva sociedad.
 Antes de todo importa que contribuyamos para el surgimiento del hombre de bien dentro de cada uno de nosotros, y no preocuparnos en demasía por la conversión de quien quiera que sea.
 Este es el verdadero trabajo del Espiritismo: renovar el ser.
Así, resulta innecesario que todos se tornen espíritas, siempre que sean grandes espíritus, adhiriéndose a la propuesta del Cristo.
 ÉTICA Y MORAL
 Se hace necesario que contribuyamos, como espíritas, al engrandecimiento de la ética y de la moral vigente en la sociedad.
En todas las ramas del conocimiento humano, en todas las instituciones y agrupaciones humanas, edifiquemos la nueva ética y la nueva moral, con base en la ampliación del conocimiento humano, de modo que la colectividad pueda comprender la grandeza del mundo espiritual que nos rodea, la relación de todos nosotros con los espíritus desprovistos del cuerpo de carne, la ley de acción y reacción funcionando en el aspecto moral, la reencarnación, el fortalecimiento de los lazos afectivos, el equilibrio entre las pruebas y sufrimientos que debemos experimentar y las nuevas experiencias a ser vividas, etc.
Desechemos la pretensión de que todas las demás personas piensen como nosotros.
 Tenemos que acabar con esa manía, que arrastramos de nuestro pasado, de decir que estamos en lo cierto, que todos deben volverse espíritas, que la salvación del mundo está con los espíritas, y que fuera del conocimiento espírita no habría “salvación”.
 Uno de los pilares del Espiritismo reside en la expresión “fuera de la caridad no hay salvación”.
 Sustituyendo cualquier especie de rótulo por la necesidad de la práctica del bien, el maestro francés captó la esencia del propio Espiritismo, que jamás debería ser utilizado como instrumento de vanidad o de búsqueda de evidencias y, sí, como camino seguro de la iluminación íntima que debemos emprender.
 Busquemos la ética del Cristo y la moral del Evangelio como indicativos seguros del camino que debemos seguir.
 SER ESPÍRITA
 No nos aflijamos por el hecho de que no todos serán espíritas en el sentido formal de la palabra.
Preocupémonos en trabajar para que la Humanidad sea espírita, en el sentido de la vivencia cristiana, aunque no lo sea en el sentido exterior.
 Porque el verdadero espírita será siempre el cristiano verdadero “pues uno y otro son lo mismo”.
 Reproduciendo lo expuesto por Allan Kardec, “el Espiritismo no instituye ninguna moral nueva; apenas facilita a los hombres la inteligencia y la práctica de la del Cristo, facultando una fe inquebrantable y esclarecida a los que dudan o vacilan”.
 Nuestro mayor desafío es la realización de la nueva sociedad,en la que los valores morales y los sentimientos nobles sean la búsqueda constante de la mayoría de las criaturas humanas, independientemente de rótulos o de ideologías exteriores.
 La preocupación de muchos compañeros y compañeras en indagar si el Espiritismo será la doctrina abrazada por la mayor parte de los hombres y mujeres denota una forma de pensar de la cual debemos liberarnos, que es la generalizació n de los patrones de comportamiento.
 No importan las variaciones naturales de gustos, de deseos, de rótulos que las personas adopten; pues lo más importante es que aprendamos a respetarnos, a comprender y por encima de todo, a amar a los semejantes.
La diversidad es una de las reglas naturales de la vida. Dios crea incesantemente, usando la diversidad para demostrar que la individualidad es un atributo inherente a cada ser.
 Preocupémonos en reflejar a través de nuestro comportamiento, lo que significa ser espírita.
Ser espírita es:
• Establecer la fraternidad como regla de convivencia con nuestro semejante independientemente de sus conceptos acerca de la vida.
• Perdonar a las personas cuyas faltas nos alcancen, incluso cuando nos valgamos de los mecanismos sociales para recibir la reparación correspondiente al mal recibido.
• Ser indulgentes con las actitudes de otros, que aunque no nos alcancen directamente, nos incomodan. Aquí aprendemos a respetar a las minorías, a las diversas “tribus” y el modo particular de comportarse de cada persona, incluso discrepando de tales maneras de proceder.
• Mantener la gentileza como regla usual de comportamiento en el trato ajeno.
• No devolver las ofensas recibidas con igual conducta, aprendiendo a disculpar buscando responder dentro de principios civilizados y equilibrados.
• Comportarse en el tránsito con urbanidad y buen sentido, sin disputar una guerra con los demás conductores, aunque estos demuestren extrema impericia.
• Respetar y proteger la Naturaleza, contribuyendo para la conservación de especies y no agredir el medio ambiente.
• Invertir en la sublimación de nuestras relaciones afectivas, valorando nuestros afectos y reduciendo nuestra tendencia al egocentrismo.
• Pensar más en el bienestar de los hermanos que en nuestro propio bienestar.
• Cultivar amistades, colocándonos a su disposición para colaborar con su éxito y confort.
• Auxiliar a los hermanos del camino, con buena voluntad y alegría cristiana.
• Cumplir con fidelidad nuestro papel de padres, madres,cónyuges, hijos, hermanos, trabajando incesantemente por la victoria del Hogar.
• Hacer más que pedir, oír más que hablar, perdonar más que ser perdonado, y servir más que ser servido.
• No desperdiciar recursos naturales ni alimentos.
• Participar de la vida de la comunidad, dando importantes contribuciones para la solución de los problemas de la colectividad.
• Actuar en nuestra profesión con absoluta honestidad, honradez, ética y sinceridad.
• Usar nuestros talentos naturales colaborando para que la vida sea mejor para todos.
• Trabajar por amor al trabajo, sin colocar la ganancia material en primer lugar, sino la utilidad de nuestra labor.
• Valorar más el ser que el tener.
• Respetar las creencias ajenas, sean ellas cuales fueren.
• Ser un individuo que se transforme en un foco que irradie paz, armonía social, constituyéndose en ejemplo de civismo y  respeto.
 Podríamos relacionar mayor cantidad de puntos, pero lo más esencial es que comprendamos que tales actitudes son independientes de rótulos exteriores.
 Cuando los hombres y mujeres adoptan un comportamiento digno y superior ante la vida y los semejantes, están siendo espíritas “de alma” y cristianos auténticos, pues lo que caracteriza al verdadero espírita es ser el verdadero hombre de bien, aunque por fuera se presente como ateo.
 Pues por encima de todo, ser esencialmente espírita es AMAR a Dios, AMAR al prójimo, AMAR la vida, AMAR a todo y a todos, y PERFECCIONARNOS CONSTANTEMENTE.
¡De ese modo, sí, podemos decir que, un día, todos seremos espíritas!

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