miércoles, 19 de noviembre de 2014

Mocedad y vejez

Humbreto de Campos
La caridad mayor
Al hombre que alcanzó el Cielo, pidiendo orientación sobre las tareas de beneficencia social  que pretendía ejercer en la Tierra, el Ángel de la Caridad habló compasivo:
-¡Vuelva al mundo y cumple, de buena voluntad, las obligaciones que el destino te señaló!
“Para que te pongas de pie, cada día, millones de vidas microscópicas se esfuerzan en tu carne, garantizándote el bienestar…
“Cada órgano y cada miembro de tu cuerpo te emparan, abnegadamente, para que te hagas  bendecido discípulo de la civilización.
“Los ojos identifican las imágenes que ya puedes percibir, librándote del desorden interior.
“Los oídos seleccionan sonidos y voces para que no vivas desorientado.
“La lengua  te auxilia para expresar  los pensamientos, enriqueciéndote  de sabiduría.
“Las manos  realizan tus sueños, engrandeciéndote  el camino en la ciencia y en el arte, en el progreso en la industria.
“Los pies  te sustentan  la maquina física para que no te arrojes en la inercia.
“La boca mastica los alimentos  para que no te  condenes a la inacción.
“Los pulmones te procuran el aire puro contra la asfixia.
“El estomago digiere las piezas  con que nutrirás la propia sangre.
“El hígado genera fuerzas  vitales  que te entretienen  la harmonía orgánica.
“El corazón  se mueve sin parar, coronándote la existencia.
Vives de la caridad de innumerables vidas inferiores  que obedecen tu mente.
“¡Torna pues, al lugar en el que el Señor te situó  y satisface las tareas inmediatas que el mundo te reserva!...
“Caridad es servir sin descanso, aun mismo cuando  la enfermedad sin importancia  te convoque al reposo;
Es cooperar espontáneamente  en las buenas obras, sin aguardar la invitación de los otros:
Es no incomodar a quien trabaja;
Es perfeccionarse  alguien en aquello que hace para ser más útil;
Es soportar sin rebeldía la bilis del compañero;
Es auxiliar a los parientes, sin reprobación;
Es alegrarse con la prosperidad del prójimo;
Es resumir la conversación de dos horas en tres o cuatro frases;
Es no afligir a quien nos acompaña;
Es ensordecerse para la difamación;
Es guardar el buen humor, cancelando la queja de cualquier procedencia;
Es respetar a cada persona y a cada cosa en la posición que les es propia;
Y porque el hombre ansiase inoportunas indagaciones, el Ángel concluyó:
-Vuelve al cuerpo y actúa incesantemente en el bien!... No pierdas un minuto en consultas razonables. Conduce los problemas que te atormentan el espíritu  a tu propio trabajo y tu propio trabajo los liquidará… La experiencia aclara el camino de cuantos  adquieren su tesoro de luz. Recoge  a las criaturas desvalidas, ampara a los enfermos, consuela a los infelices y socorre a los necesitados. No olvides, pues, que la ejecución de tus deberes para con el prójimo siempre será tu mayor caridad.
HERMANO X
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