sábado, 20 de septiembre de 2014

No bastan las palabras


SOLO PALABRAS NO BASTAN


Cuando estudiamos la Doctrina Espírita aprendemos, entre muchas otras cosas, las razones por las cuales existe tanta diferencia en la distribución de las riquezas entre los seres humanos.
Ellas extrapolan aquellas aceptadas normalmente, que podríamos sintetizar en: nacimiento, trabajo, capacidad y suerte.
Son innumerables los casos conocidos de personas que nacen en medio de familias, tanto con posesiones como de extrema pobreza, y que después de algunos años se encuentran en situación económica totalmente desigual.
Existen también muchos ejemplos de que el trabajo y capacidad no son sinónimos de vida abundante.
Suerte, en el sentido literal en que es usada la palabra, no existe.
Nadie gana el premio de la lotería (en todos aquellos juegos de azar) si no está previsto que debe pasar por la difícil prueba de la riqueza.
Las verdaderas razones están en el campo del espíritu.
La Ley de Causa y Efecto, para os que hicieron mal uso anteriormente, de bienes materiales, la necesidad de desarrollar el sentimiento de humildad, combatiendo, de esta forma, el orgullo y la vanidad, verdaderos flagelos de la humanidad, son algunos de los motivos reales de la desigualdad.
Pero, esos esclarecimientos no significan, que el espírita deba aceptar pasivamente el verdadero enfrentamiento entre el lujo, la ostentación, de un lado y, de otro, la miseria, la condición inhumana, en que viven millones de hermanos nuestros en Dios.
El espiritismo no concuerda con tamaña desfachatez.
Jesús nos enseñó “buscad y encontraréis”, es preciso, pues, luchar para solucionar el problema.
Cuando dentro de la orientación cristiana, pregonamos la resignación, no pregonamos acomodación.
Resignación para con los designios de Dios significa no perder la fe, no ir hacia el materialismo ateo, que a nada conduce.
Acomodación frente el cuadro de la miseria existente es anticristiano, es apatía, es omisión.
Pero, nada de eso justifica que procuremos resolver los problemas sociales a través de actos de violencia.
Hay que ser tiernos y pacíficos.
Hoy, muchas personas se dedican a solucionar las injusticias sociales. Mientras, lo que se ve es atacar los efectos, totalmente ajenos a la causa.
El resultado es tan solo medidas paliativas.
La enorme diferencia de condiciones de vida existente no está en la legislación o forma de gobierno. Está en el hombre.
Aplaudimos a la científica Thelma Moss, PHD en Filosofía y catedrática de Neuropsiquiatría de la Universidad de California, Estados Unidos de América, cuando declara: “Creo en la reforma íntima como solución a los problemas humanos, tal como es enseñado por Allan Kardec”. (LA REVELACIÓN Jul/Ago 87).El espiritismo, al pregonar la reforma íntima del ser humano, ataca justamente la causa de los problemas sociales.
El Jefe evangelizado no explota a sus trabajadores. El gobernante evangelizado no participa de la corrupción y distribuye justicia social.
Si estas ideas son capaces de salvar el mundo de injusticias y consecuente convulsión social, ¿cómo difundirlas?
¿A través de conferencias en plazas públicas? ¿Llamando de casa en casa? No. Esto también es una forma de violencia. Tenemos que respetar el libre albedrío de cada uno.
No debemos obligar a las personas a escuchar lo que no quieren.
Entonces, ¿Cómo hacerlo?
Actuando de la misma forma que los primeros cristianos.
Pregonar a los que nos buscan espontáneamente. Pero, sobre todo, pregonar a través del ejemplo.
Cuándo nos aumentan el sueldo, ¿aumentamos, por lo menos, EN LA PARTE PROPORCIONAL, el sueldo de nuestra empleada doméstica?
¿No tendrá ella más necesidad que nosotros?
El ama de casa, el empresario, en fin, cualquier espírita que posea empleados o subalternos, no tan sólo puede sino que tiene la  obligación de actuar cristianamente.
No podemos quedarnos pregonando y esperando que LOS DEMÁS hagan justicia social.
Empecemos nuestra parte, aunque sea con una sola persona. El ejemplo será comentado.
Todos van a querer saber qué Doctrina, es esa que hace ser justas a las personas, viviendo en un mundo donde impera el abuso, la injusticia, la explotación.
¿No fue así como el Cristianismo fue difundido en el mundo?
¿Cómo reclamamos de los demás actitudes que nosotros mismos no tomamos?
Basta de palabras bonitas y pregones vacíos de obras.
Lo del haga lo que yo digo, pero no haga lo que yo hago.

Tomado del libro “Ya estaba escrito” de  Helio Rocha da Silveiria Pinto
 Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta,
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El Espiritismo y la Responsabilidad Social


El ejercicio de nuestra responsabilidad en el orden social y ambiental implica, tan sólo, llevar a la acción la filosofía y la moral espíritas. 

Hace ya un tiempo que venimos hablando de estos temas y siempre que lo volvemos a estudiar, nos encontramos con un panorama más amplio y más complejo, enriquecido por aportes cada vez más diversos y complementarios que nos permiten comprender con mayor profundidad, los alcances y posibles consecuencias de la crisis planetaria que vivimos. Hoy trataremos de enfocarla con la claridad que nos brinda el cristal espírita y la posibilidad de valorar nuestro aporte de acción y conocimiento. 

Indagando a los pensadores espíritas he podido encontrar gran cantidad de conceptos que nos ayudan a comprender el rol del Espiritismo en este momento histórico de la humanidad. El cual le da mayor sentido a nuestra existencia y nos compromete al liderazgo consciente del cambio de paradigma social contemporáneo. 

Entre los autores que citaremos están: Allan Kardec, Gabriel Delanne, Gustavo Geley y un grupo de pensadores argentinos de principios del siglo 20 como: Manuel Porteiro, Humberto Mariotti, Cosme Mariño y el Italiano: Ernesto Bozzano, por sólo nombrar algunos. 

También analizaremos la necesidad de rescatar los valores básicos de la construcción social y la revalorización de nuestros actos como aporte al cambio socio-económico ambiental que reclama nuestro planeta. 

Por último trataremos de comprender cómo la puesta en práctica de la moral espírita y su doctrina nos prepara especialmente para el ejercicio de la Responsabilidad y el Compromiso Social. 

 EL DETERMINISMO HISTÓRICO Y LA CAUSALIDAD DEL ESPIRITISMO

Todos conocemos el contexto histórico en el que las ideas de Kardec hicieron mella en la sociedad europea del siglo XIX y la necesidad de producir por parte de los espíritus, el despertar de las conciencias adormecidas por el mecanicismo y el materialismo ortodoxo. 

En palabras de Kardec, La Génesis, Cap. XVIII – Nº 25: 
“No es el Espiritismo el artífice de la renovación social, sino la madurez de la humanidad la que convierte a esta renovación en una necesidad. Por su fuerza moralizadora, por sus tendencias progresistas, por la amplitud de miras, por la generalidad de los temas que abarca, el Espiritismo, más que ninguna otra doctrina, es apto para secundar al movimiento regenerador. Por tal motivo, ambos son contemporáneos. Llegó el momento en que podía resultar de utilidad, ya que también para él los tiempos han llegado; antes, hubiera chocado con obstáculos insuperables, inevitablemente sucumbiría, debido a que los hombres, satisfechos con lo que poseían, no sentían aún la necesidad de gustar lo que él les trae. Hoy, nacido el movimiento de ideas que fermentan, encuentran el terreno preparado para recibirlo; los espíritus, cansados de la duda y la incertidumbre y aterrorizados por el vacío que se abre ante ellos, lo acogen como un áncora de la esperanza y un supremo consuelo”. 

También existió otro momento oportuno para el surgimiento de la Sociología Espírita alrededor de 1930, que vino a fijar posición frente al embate materialista y el capitalismo de la época, que encuentra al argentino Manuel Porteiro como uno de sus más lúcidos fundadores. Nuestro querido amigo Jon Aizpúrua lo eleva a su real valor en su obra: “El Pensamiento Vivo de Porteiro”. 

En sus propias palabras Porteiro nos dice: 
“Sostener, desde el punto de vista espiritista, que el hombre debe adaptarse al medio social, convivir con los intereses creados, con los egoísmos, con las vilezas, los prejuicios e inmoralidades, y no combatir las injusticias sociales, los males de la sociedad, ni tratar de aliviar los dolores y las miserias de sus semejantes, suprimiendo las causas inmediatas que los producen; decir que cada uno ocupa el lugar que le corresponde en la sociedad y, que por consiguiente, hay que dejarlo en ese lugar; asegurar que el que sufre es porque hizo sufrir anteriormente a los demás y necesita el sufrimiento para purgar el mal hecho; dar por originados en existencias anteriores todos los males, todos los abusos, desmanes, crímenes, desigualdades e iniquidades que se contemplan en este mundo, tratar de justificarlos y pensar que la condenación de los mismos es contraria al espíritu y a la moral de la doctrina espiritista; significa más que una falsa interpretación, una falta de lucidez en la conciencia de los que tal creen o suponen. 
No es pues, mirando hacia atrás sino hacia delante, como debe conducirse el espiritista.” 

Ya situados en el presente, avizoramos también otro momento oportuno para el florecimiento de la filosofía espírita frente a la crisis global que nos afecta tanto en el ámbito socio-económico como ambiental. Para hacer un rápido recorrido podemos nombrar: La Crisis económica Global, La Pérdida de la confianza en el Sistema Financiero y en la Ética Empresaria (Lehman Brothers, Enron, Nike entre otros ej.), El Calentamiento Global, El Aumento de la Pobreza y la Indigencia, El Círculo Perverso de la: Discriminación -> Segregación -> Violencia -> Miedo, (como lo describe Zygmunt Bauman en “Tiempos Líquidos”) que se está viviendo en el mundo desarrollado (deportaciones masivas en Italia, Francia, España, Estados Unidos etc.). 

Hemos arribado a un estado de situación límite que sumado a la conducta individualista y egocéntrica que nos propone el capitalismo, está produciendo un aumento de las enfermedades mentales tales como la angustia, la depresión y ciertos tipos de esquizofrenia, además del resurgimiento de movimientos de extrema derecha que promueven la mixofobia y la discriminación étnica y de clases. 

Frente a este complejo panorama el ser humano se debate entre la pérdida de valores fundamentales para la vida social y el rescate de la familia como ámbito privilegiado para el desarrollo de los mismos, como lo son: la tolerancia, el respeto, la generosidad y el amor en el ejercicio de la convivencia. 

Coherentes con la filosofía espírita, hoy tratamos de comprender cual es nuestra contribución a la problemática mundial y qué engranajes internos deberemos poner en marcha para promover nuestro desarrollo personal en el camino de la Evolución Conciente, tal como propone este 1er Encuentro Espírita Iberoamericano. 

Luego de haber recorrido sucintamente el panorama actual, haremos foco en nuestro aporte específico. El cual debe ser la expresión externa de nuestras convicciones más íntimas, de la voluntad puesta al servicio del cumplimiento de nuestros objetivos de vida, de nuestro plan evolutivo. 

3. VISIÓN UNIVERSAL

Nuestra visión espírita nos habilita sobremanera para la comprensión del proceso evolutivo general de la humanidad y especialmente a reconocer nuestro aporte individual como determinante para el progreso personal, familiar y social. Más allá de las fronteras que imponen las leyes materiales, conocemos el impacto multidimensional de nuestras acciones, éstas generan un efecto inmediato sobre nuestro entorno y sobre los seres que nos rodean. 

Producen además, junto a nuestros pensamientos y sentimientos, un “ambiente” personal que nos caracteriza y nos hace singulares. Las personas que reciben nuestras acciones pueden dar cuenta de la calidad de las mismas y del sentimiento puesto en su realización. Este sentimiento se percibe como un perfume que acompaña la acción, desde el desdén hasta el amor más sublime tienen su nota y su resonancia. 

Podemos distinguirlos con absoluta claridad. Es por ello que, concientes de nuestro aporte personal, no podemos “masificarnos”, perder nuestra identidad y nuestra impronta específica. Son tiempos de cambio, de concientización social, de crisis y es en estos momentos donde más nos necesitan. Nuestra palabra podrá llevar alivio a las personas que lo soliciten, pero nuestros actos solidarios son indispensables, tienen la fuerza de nuestra fe y la calidez de nuestro corazón, llevan, si así nos predisponemos, energía e impulso de progreso. 

El acto solidario, el acto de amor, nos conecta con fuerzas de bien universales que nos transforman en instrumentos de la Ley de Amor Universal, generando una corriente afectiva sanadora que nos revitaliza a su paso y produce un efecto de rescate y alivio en el ser que la recibe. Concientes o no, este proceso se verifica si nos guía un verdadero sentimiento de bien y solidaridad hacia el prójimo. Dentro de este marco es que entendemos al ser social, al espíritu encarnado en un medio social que le sirve para su progreso y que le ofrece continuamente posibilidades de ejercer el amor, en definitiva de ser parte de la red solidaria que nos mantiene conectados a todos los seres humanos. Esta red da sentido a nuestras vidas y posibilita la experiencia encarnatoria del espíritu en este planeta. 

Como responden los espíritus a Kardec en el Libro de los Espíritus: Cap.VII, pregunta 768: “El hombre, al buscar la sociedad, ¿obedece tan sólo a un sentimiento personal, o hay en ese sentimiento un objetivo más general de la Providencia?” 
“Ningún ser humano tiene facultades completas. Mediante la unión social los hombres se complementan recíprocamente a fin de asegurar su bienestar y progresar. De ahí que, por necesitarse los unos a los otros, estén hechos para vivir en sociedad y no aislados.” 

En concordancia con estos conceptos encontramos la necesidad humana de trascender, de darle sentido a la vida, a la existencia. El Dr. Víctor Frankl en su libro: “El Hombre en busca del Sentido Último” analiza la fenomenología del vacío existencial en la sociedad actual, producto del agotamiento del viejo paradigma del consumismo y el egocentrismo. El hombre ya no encuentra satisfacción duradera en el consumo, ni en la satisfacción de necesidades cada vez más superfluas. Necesita alcanzar la felicidad a través de comportamientos sublimes, actos solidarios que lo sensibilizan y lo transforman íntimamente. Dice Frankl: “Como fruto de la industrialización, la urbanización tiende a desligar al hombre de sus tradiciones y a apartarlo de los valores que transmitían las tradiciones. Es comprensible que sea la juventud la más afectada por el sentimiento resultante que es esa falta de sentido, tal y como lo demuestran las evidencias empíricas. Concretamente, fenómenos como la adicción, la agresión y la depresión son debidos, en último término, a la sensación de futilidad.” 

Nosotros tenemos la responsabilidad, (y me van a escuchar varias veces decir este término), de transmitir en la familia, en nuestro trabajo o en ámbitos sociales en los que nos desenvolvemos, los valores que sostenemos y que este conocimiento nos amplía. La comprensión holística del sentido de la existencia humana, nos capacita para llevar un mensaje esperanzador a las personas que lo necesitan y si a este mensaje le acoplamos la acción, tendremos una fuerza de transmisión mucho más amplia y profunda. Al mismo tiempo nutriremos nuestra vida de mayor sentido y felicidad. 

Nuestros hijos esperan esta entrega en nosotros para impulsar sus propias acciones conscientes, tendremos fieles seguidores en ellos y disfrutaremos aún más del acto solidario en su compañía. No somos conscientes de la trascendencia de nuestras acciones y en especial del efecto contagio que generan en los demás. 

Las buenas acciones muchas veces tienen un efecto catalizador sobre las voluntades y/o el despertar de las conciencias. También es posible que promovamos en otros mejores ideas y que juntos podamos producir mayores y mejores efectos sobre los problemas de nuestras comunidades. 

Muchos autores están proponiendo visiones más “ecológicas” de nuestro sistema de vida, basándonos más en la “simplicidad voluntaria”, término que acuñó el filósofo Richard Gregg y que transcribimos a continuación: “La simplicidad voluntaria pone en juego tanto la situación interior como la exterior. Significa tanto unidad de propósito, sinceridad y honestidad en lo interior, como necesidad de evitar, en lo exterior, la acumulación, el exceso de posesiones que nada tienen que ver con el propósito principal de la vida. Significa un ordenamiento y una orientación de nuestra energía y de nuestros deseos, una restricción parcial en cierta dirección con el fin de asegurar mayor abundancia de vida en otras direcciones. Implica una organización deliberada de la vida en función de un propósito.” 

El educador y escritor estadounidense Duane Elgin, en su artículo: “El Tao de la Transformación Personal y Social” en la Obra: “Mas allá del Ego”, agrega: “Aunque la simplicidad voluntaria pueda ser una respuesta práctica a la nueva escasez (de recursos naturales) a la que nos enfrentamos, pocas razones hay para pensar que tal simplicidad sería voluntariamente adoptada sin un propósito compulsivo que motivara aceptarla.” Hoy podemos decir que la realidad nos está golpeando duro y está acelerando procesos que en aquellos años 80´ se veían como muy lejanos todavía: tales como el calentamiento global y sus consecuencias sobre la pobreza, el agotamiento de las reservas de petróleo, la aceleración del consumo en el mundo industrializado y como consecuencia de todo esto, el aumento de la pobreza y la indigencia en el mundo. 

El autor sigue con extrema claridad y actualidad: “La necesidad material coincide, aparentemente, con la posibilidad evolutiva, de modo que podríamos restringir el aspecto material de la vida para explorar más a fondo las dimensiones no materiales de la existencia humana. Más que una moda pasajera o una actitud escapista frente al mundo real, este planteamiento parece una respuesta racional ante una situación de urgencia” Nosotros podemos agregar a este razonamiento, la necesidad de comprometernos cada uno de nosotros con los problemas sociales dentro de nuestra familia primeramente, luego en nuestras comunidades y también en nuestras naciones. Seguros que nuestro aporte individual transformará poco a poco la realidad que nos rodea. Los espíritas estamos llamados a esta sublime tarea dado que contamos con los argumentos evolutivos y con la convicción de la transformación moral como motor de nuestras acciones. 

4. EL TRABAJO SOLIDARIO

Es necesario comprendamos la necesidad de aliarnos a otras voluntades, a otros credos y comunidades, que más allá de sus convicciones religiosas o políticas, podrán aportar su esfuerzo y su trabajo para el cambio social que los tiempos actuales nos reclaman. 

Superar las diferencias y prejuicios y buscar lo que nos une. El trabajo solidario es una herramienta formidable con la que contamos para unificarnos, para compartir. Estaremos generando un ámbito de intercambio natural que nos acercará al prójimo necesitado y a la vez a nuestro compañero de tareas. Es maravilloso poder observar este proceso en la realidad, todos podemos lograrlo, está a nuestro alcance acercarnos y trabajar por objetivos superiores a nuestras mezquinas pujas de poder y dominio. Son tiempos de cambio, de relegar nuestras vanidades y prejuicios y unirnos para solucionar problemas reales y urgentes de nuestra comunidad. 

Estamos viendo muchas iniciativas desde diferentes grupos de interés, desde ONG´s internacionales como la ONU, Unicef, Greenpeace, Médicos sin Frontera, hasta Universidades de todo el mundo, grandes pensadores, científicos, representantes de todas las disciplinas del arte. Incluso algunos líderes mundiales han comenzado a reconocer la necesidad de actuar diferente, de buscar soluciones creativas a estos nuevos problemas, tratando de crear una conciencia social más amplia e inclusiva, respetando los derechos humanos y revalorizando la acción individual. 

En el contacto personal con los seres más necesitados, revalorizando la educación y destinando recursos de los países más ricos hacia las naciones más pobres y de menor desarrollo, encontraremos la senda como planeta, para hacer de la nuestra una sociedad más justa y solidaria. 

Deberemos comprender e internalizar lo que nos dice nuestra doctrina espírita, que no es posible el progreso de unos en desmedro de otros. Esta circunstancia de escasez nos impone un límite a nuestro egoísmo y nos ubica en el camino correcto de ayudar para ayudarnos, del compartir. En definitiva, este nuevo desafío que la humanidad enfrenta, engrandecerá nuestra conciencia llevándonos a un nuevo estadio evolutivo. 

5. RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIA (RSE)

Como consecuencia de esta pérdida de credibilidad de las Empresas y las Instituciones, de una mayor conciencia ecológica y del desarrollo de la Internet y en general de las comunicaciones, se ha visto favorecido el desarrollo de un movimiento ético dentro del ámbito empresario con el nombre de Responsabilidad Social Corporativa o Empresaria. 

La Responsabilidad Social Empresaria constituye una serie de acciones concretas que, a través de una gestión ética y transparente, pueden contribuir a mejorar la calidad de las relaciones de la empresa con el ambiente y con sus diferentes grupos de interés: accionistas, empleados, proveedores, clientes y gobierno. 

Hoy se trata no sólo de ser ecológicos en los negocios, sino de encontrar soluciones comerciales en verdad sustentables. Se trata de generar productos y servicios cuyo balance sea positivo entre beneficio y daño para el ambiente. 

Pero volvamos al ámbito de nuestro:

Accionar Individual 

Dentro de las implicancias de una actitud Responsable Socialmente distinguimos: 
Factores sociales, Factores Ambientales y Factores Económicos. 

6. FACTORES SOCIALES

Ya hablamos del Ser Social y sus consecuencias como espíritus en el proceso encarnatorio, entremos ahora en el análisis de los valores que promueven el ejercicio de la responsabilidad social, entendiendo por ésta, el compromiso que tienen todos los ciudadanos/as, las instituciones públicas y privadas y las organizaciones sociales, en general, para contribuir al aumento del bienestar de la sociedad local y global. 

Es importante destacar que existen una serie de virtudes asociadas a la práctica de la Responsabilidad Social, las cuales describiremos a continuación: 

Responsabilidad

La palabra responsable deriva del verbo latino respondió, que significa “responder”; a su vez el sufijo: abilis, indica la condición de ser “capaz”. Por lo tanto ser responsable significa que se tiene la capacidad de respuesta. Concluyendo: Responsabilidad es, la capacidad de respuesta como hábito. Etimológicamente se ha enriquecido con connotaciones morales por lo que entendemos que la persona es responsable cuando responde pero al mismo tiempo lo hace correctamente, o sea: 

Responde Bien

Ser responsable es también tener la capacidad de previsión de las consecuencias y la elección certera de los actos de los que derivan las mejores consecuencias. Esto nos permite entender por qué la responsabilidad es parte de la prudencia, dado que la prudencia también implica la previsión de las consecuencias. 

Coherencia 

Esta virtud refiere a la capacidad de poder llevar un comportamiento ético en todas nuestras actividades y corresponder con nuestras acciones nuestras prédicas, en otras palabras avalar nuestras palabras con nuestros actos. Parece sencillo pero todos sabemos lo complicado que por momentos se torna alinearse a esta virtud ya que nuestras debilidades nos impulsan en sentido contrario a lo que sabemos es lo correcto. Es más fácil opinar sobre acciones ajenas que sobre las propias, en los demás vemos rápidamente la incoherencia a la que hacemos referencia.

Nuestros hijos muchas veces nos delatan cuando caemos en incongruencias, ya que a ellos sí les pedimos que apliquen lo que les enseñamos en cuestiones morales, que sean coherentes con sus convicciones. Mientras nosotros por otro lado, nos damos “permisos” que exponen nuestro error y nos quitan fuerza en la tarea formativa. La coherencia nos obliga a un comportamiento correcto en línea con nuestra conciencia, es una de las virtudes claves que respaldan nuestra acción en la sociedad. 

Fortaleza

Es la capacidad de ser constante en la tarea, consiste en la firmeza necesaria para permanecer en las decisiones tomadas frente a los eventuales obstáculos que puedan hacernos desviar de lo que prudentemente hemos elegido. Esta virtud nos mantiene en nuestros deseos de bien y progreso a través del tiempo y las circunstancias de nuestras vidas, cuando las vicisitudes nos hacen dudar o cuando nuestra ansiedad por los resultados, nos hace perder de vista que los tiempos sociales son tiempos más extensos. A través de la historia podemos corroborar que los procesos sociales requieren décadas o generaciones, y que muchas veces no alcanza el tiempo de una encarnación para ver los frutos de nuestra siembra. 

La fortaleza es una conquista que podemos medir a través de la certeza y la convicción con la que obramos en función de lo que el espiritismo nos propone. Demostrado entre otras cosas, por cierto desapego a lo material, condición necesaria para abocarnos y llegar a sentir la felicidad propia de la tarea solidaria. 

Compromiso

Esta virtud nos habla de la necesidad de ser fieles con nuestros propósitos de bien, con las personas que esperan de nosotros y con las instituciones que conformamos. Comprometerse significa cumplir, enrolarse, ser agentes de cambio personal y colectivo, promover la solidaridad, dar el ejemplo, priorizar los intereses del grupo a los personales, estar atentos a las necesidades de los demás. 

El compromiso social ha dado origen a instituciones como Rotary, Club de Leones, Cáritas, también las organizaciones de ayuda solidaria de nuestras instituciones. Ha guiado a grandes personalidades como Ghandi o Luther King, ha motivado que numerosos científicos consagren su vida a la investigación en salud y también su carencia, ha corrompido a grandes líderes elegidos por su pueblo. 

Esta virtud amigos, nos ha traído hoy a este Congreso con el objeto de fortalecernos en nuestras convicciones de bien, actualizarnos y confraternizar, y en definitiva, renovar nuestro compromiso con el Espiritismo. 

Actitud Proactiva

Esta es una capacidad asociada a nuestra conducta, es una actitud en la que el sujeto asume el pleno control de su conducta de modo activo, lo que implica la toma de iniciativa en el desarrollo de acciones creativas y audaces para generar mejoras, haciendo prevalecer la libertad de elección sobre las circunstancias de la vida. Este modo de enfrentar la vida, nos lleva a adelantarnos a los problemas, atacándolos en su origen o inicio para que no tomen dimensiones incontrolables. 

Poniendo en práctica el conocimiento espírita seremos proactivos a los ojos de los demás, pero nosotros sabemos que sólo estamos aplicando lo que sabemos, contamos con cierta ventaja al poder predecir las consecuencias de ciertos actos. De ahí nuestra mayor responsabilidad en la acción. 

Nuestro Rol en la Sociedad

En función de todo lo expuesto podemos concluir que nuestro rol social es mucho más importante de lo que creemos, debemos valorar nuestra acción individual, que sumada a otras generará el cambio global que estamos necesitando. El progreso en consonancia con las Leyes Divinas, es el camino que estamos recorriendo como seres humanos a nivel planetario.

La conservación de este medio es prioritaria, porque ya ha afectado el hábitat, conjuntamente se dan otros factores que hacen necesarias la solidaridad y la equidad para una convivencia pacífica. Algunos seres despiertan por la conciencia, otros por la necesidad y la realidad del planeta, pero todos estamos construyendo un futuro que debe ser superador. Todos somos elementos valiosos, desde el lugar en que nos encontremos podremos determinar un proyecto que tome cuerpo en la sociedad. 

Sólo debemos mantener el pensamiento, la preocupación atenta y procurar formar grupos que afines, coordinen la tarea. No es un trabajo más que nos agregamos, sino que en reuniones con amigos o familiares, podremos ir divulgando y promoviendo esta preocupación por la solidaridad, para que pueda llegar a concretarse algún proyecto determinado en nuestra ciudad. Pero este proyecto debe nacer del corazón y la mente de cada uno, para que de ese modo tome fuerza propia y pueda adquirir el impulso que se necesita. (Ej: Incluirse-CCIR) Necesitamos valorar la experiencia del espíritu encarnado en sectores necesitados como una misión de progreso dolorosa, sin juzgamientos, con un sentimiento piadoso y solidario. 

7. FACTORES AMBIENTALES

Ecosistema

Es el conjunto de elementos bióticos (especies) y abióticos (no biológicos) en constante interacción. Un ecosistema será más estable cuanto mayor sea su diversidad. Este concepto es de vital importancia en el éxito evolutivo de todas las especies. Nos muestra la trascendencia que tiene el aporte individual y singular al todo, ampliando la variedad de los geno y fenotipos y dando lugar a una interacción más rica y productiva. Esta interacción nos permitirá el aseguramiento de la continuidad de nuestra especie sobre el planeta. Hecho que se demuestra científicamente en ecosistemas más rudimentarios. 

Sustentabilidad o Sostenibilidad

Es la capacidad de satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras para atender sus propias necesidades. 

Cuidado del Medio Ambiente

Es la necesidad que tenemos de preservar nuestro planeta como medio evolutivo para nuestro espíritu. Así como cuidamos nuestro cuerpo y nuestra salud para poder desarrollar la existencia, debemos cuidar nuestro planeta para que cumpla la finalidad de brindar el medio material necesario en esta etapa evolutiva del espíritu. 

8. FACTORES ECONÓMICOS

En realidad todos los factores se entrelazan conformando un todo coherente, que nos demuestra una vez más la sabiduría de las Leyes que gobiernan nuestra evolución. 
Dentro de esta clasificación, encontramos: 
– Necesidad de reducción de costos de producción y logística 
– Producción más eficiente y sustentable 
– Competencia, Globalización de la economía 
– Legislación vigente y en vías de concreción 
– Presión social, Consumidor Responsable, Accionistas Responsables 
– Políticas Globales tendientes al Cuidado del Medio Ambiente 
– Transparencia Radical 
– Consumidor Consciente – Consumidor Compasivo 
– Huella de Carbono 
– Eficacia ecológica: Proporción de valor económico agregado en comparación con los efecto ecológicos adversos. (Joseph Stiglitz) 
– “La tierra no necesita sanar, somos nosotros los que lo necesitamos” (Ian McCollum, médico y naturalista sudafricano) 

Conceptos a tener en cuenta: Si todos los productos que compramos exhibieran el daño que han producido al medio para su fabricación y pagáramos por ello, cambiaríamos sustancialmente nuestro modo de comprar. (Transparencia Radical) 

9. EL ROL DE LA EDUCACIÓN

Después del panorama que hemos presentado, vemos la necesidad de ubicarnos dentro del proceso evolutivo de nuestro planeta y comprender nuestro rol como espíritas. En este aspecto podemos afirmar que no habrá transformación social ni transformación planetaria si no nos transformamos a nosotros mismos. 

Como seres humanos necesitamos recorrer el camino del conocimiento de la realidad circundante (nuestra Tierra) y el conocimiento de nosotros mismos, para detectar cuál es nuestro comportamiento y cuáles son sus consecuencias presentes y futuras. De esta manera asumiremos nuestra verdadera conciencia que abarca sin duda, dos aspectos interrelacionados e interdependientes: uno físico, corporal y terreno y otro espiritual, universal y trascendente. Comprendiendo las implicancias terrestres y espirituales de nuestros actos podremos eliminar lo superfluo, lo vano que hay en nosotros y proyectar un futuro de equidad y justicia. 

La doctrina espírita nos permite acrecentar la comprensión de la vida, de la evolución y de sus objetivos. La preparación integral del ser humano, de cada uno de nosotros, nos formará y nos posibilitará formar a los más jóvenes para desarrollar sus capacidades físicas y espirituales y de esta manera, construir una sociedad mejor. 

Por eso hablamos de educación. Porque como decía nuestro reconocido educador argentino Domingo F. Sarmiento: “todo problema es un problema de educación”, y porque educar no sólo se educa en la Escuela sino en todo ámbito donde lo que se persiga es producir un progreso, un cambio de conducta individual o colectiva. Sabemos que podemos aportar también nosotros al cambio general a través del cambio personal, a través de acciones concretas que generarán en nosotros una retroalimentación positiva y creativa. 

Estas acciones nos comprometerán con personas e instituciones en una tarea que desviará nuestro foco de cuestiones materiales o superfluas, encaminándonos hacia objetivos de progreso personal y social. Al mismo tiempo estas acciones nos permitirán educar con el ejemplo a nuestros hijos que atentamente nos observan a diario. Ellos, con conciencias más despiertas, absorberán rápidamente estos conceptos y nos brindarán su apoyo renovando nuestras fuerzas día a día. 

¿Quién no ha sentido la vergüenza de escuchar a nuestros niños llamarnos la atención por haber arrojado un papel por la ventanilla del automóvil? 

En ocasiones surgen dudas acerca de la efectividad que pueden tener los comportamientos individuales, los pequeños cambios en nuestras costumbres, en nuestros estilos de vida, que la educación puede favorecer. Los problemas de agotamiento de los recursos energéticos y de degradación del medio se afirma, por ejemplo son debidos, fundamentalmente, a las grandes industrias; lo que cada uno de nosotros pueda hacer al respecto es, comparativamente, insignificante. Pero resulta fácil mostrar que si bien esos “pequeños cambios” suponen, en verdad, un ahorro energético per cápita muy pequeño, al multiplicarlo por los muchos millones de personas que en el mundo pueden realizar dicho ahorro, éste llegará a representar cantidades enormes de energía, con su consiguiente reducción de la contaminación ambiental (Furió el al.,2004). 

El futuro va a depender en gran medida del modelo de vida que sigamos y, aunque éste a menudo nos lo tratan de imponer, no hay que menospreciar la capacidad que tenemos los consumidores para modificarlo (Comín y Font, 1999). La propia Agenda 21(Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sustentable) indica que la participación de la sociedad civil es un elemento imprescindible para avanzar hacia la sostenibilidad. No podemos desconocer, para ir más allá de proclamas puramente verbales, la dificultad de desarrollo de las ideas antes mencionadas, ya que comportan cambios profundos en la economía mundial y en las formas de vida personales. Por ejemplo, el descenso del consumo provoca recesión y caída del empleo. ¿Cómo eludir estos efectos indeseados? ¿Qué cambiar del sistema y cómo se podría hacer, al menos teóricamente, para avanzar hacia una sociedad sostenible? 

Se precisa, por tanto, de un esfuerzo sistemático incorporando la educación para la sostenibilidad como un objetivo clave en la formación de los futuros ciudadanos y ciudadanas. Un esfuerzo de actuación que debe tener en cuenta que cualquier intento de hacer frente a los problemas de nuestra supervivencia como especie, ha de contemplar el conjunto de problemas y desafíos que conforman la situación de emergencia planetaria. Ése es precisamente uno de los retos fundamentales que se nos presentan, el carácter sistémico de los problemas y las soluciones: la estrecha vinculación de los problemas, que se refuerzan mutuamente y que han adquirido un carácter global, exigen un tratamiento igualmente global de las soluciones, Dicho con otras palabras: ninguna acción aislada puede ser efectiva, precisamos un entramado de medidas que se apoyen mutuamente y se potencien. 

Se requieren acciones educativas que transformen nuestras concepciones, nuestros hábitos, nuestras perspectivas… que nos orienten en las acciones a llevar a cabo, en las formas de participación social, en las políticas medioambientales para avanzar hacia una mayor eficiencia, hacia una sociedad sostenible… acciones fundamentadas, lo que requiere estudios científicos que nos permitan lograr una correcta comprensión de la situación y concebir medidas adecuadas. 

Es preciso insistir en que las acciones en las que podemos implicarnos no tienen por qué limitarse al ámbito “individual”: han de extenderse al campo profesional y al socio¬político, oponiéndose a los comportamientos depredadores o contaminantes o apoyando, a través de ONGs, partidos políticos, etc., aquello que contribuya a la solidaridad y la defensa del medio ambiente. 

No siempre se entiende qué es lo que conecta a la solidaridad con el ambiente, es preciso aclararlo: cuando somos cuidadosos del ambiente, estamos cuidando de no derrochar recursos de otros o de generaciones futuras, por lo tanto somos solidarios. Cuando nos ocupamos de los más necesitados, estamos colaborando con el ambiente, pues ocuparnos de sus necesidades básicas nos obliga a replantearnos las nuestras, el grado de superficialidad de las mismas, pues entramos en una valoración distinta de las cosas. Ni hablar si esto mismo lo compartimos con nuestros hijos cuando nos piden el último celular o la última bicicleta o computadora y ven e interactúan con otras realidades socioeconómicas, se derrumban instantáneamente cientos de argumentos. 

La acción solidaria nos centra, nos ubica y nos pone en el correcto camino, sin duda recibimos más, mucho más de lo que damos. De esta forma corregimos nuestra tendencia al consumismo y le damos razón y racionalidad a nuestras necesidades, conscientes que el derroche no sólo afecta nuestra economía sino que estamos consumiendo recursos de otros para satisfacer nuestras vanidades. Para pensar… 

10. CONCLUSIÓN: NUESTRO APORTE

Evidentemente el panorama es preocupante, la situación medioambiental, social y económica requieren tratamiento inmediato para prevenir situaciones más graves en el futuro, cierto daño ambiental es irreversible, pero todavía nuestra acción es determinante. 

Organismos mundiales como la ONU, la OMC (organización mundial de comercio), Universidades de todo el mundo, partidos políticos en varios países, Greenpeace, distintas celebridades y numerosas ONGs están realizando una tarea de concientización que ya está dando frutos. Vemos con entusiasmo que numerosos científicos y pensadores están buscando vías alternativas de desarrollo sostenibles. Numerosos políticos han entendido el mensaje y varios están en vías de hacerlo. 

Tenemos que sentir nosotros también como espíritas el llamado de nuestra conciencia global, de nuestra conciencia universal, de nuestro instinto de supervivencia como especie y accionar en consecuencia. 

Son tiempos de cambio, de despertar y de contribuir desde nuestra humilde posición, aprovechando con perspicacia las oportunidades que se nos presenten para inducir al cambio y la sensibilización sobre el carácter solidario de la Ley de Evolución. 

Favorezcamos el desarrollo de la actitud comprometida con los problemas de los demás, por el interés de lo que ocurre en otros hogares, ciudades o naciones, pensando que la nuestra es una evolución en masa, planetaria y nuestro aporte desde el pensamiento, sentimiento y acción generará un efecto, tal cual nos enseña la física moderna y además producirá un efecto contagio como toda buena acción que es aprobada socialmente. 

Las generaciones de espíritus que están encarnando ya vienen con esta conciencia planetaria. Nos corresponde a nosotros el esfuerzo de concientización y educación para dar cabida a que ese germen espiritual fructifique en acciones concretas en pos de la sostenibilidad y la solidaridad planetaria. 

Deberemos ser un poco soñadores para concretar este objetivo. La historia de la humanidad está minada de genios creativos que llevados por su vocación y sus sueños, aspiraron a más y produjeron un salto cuántico en la evolución de la especie. Un aporte único que significó en muchos casos, un paso mayúsculo de progreso. El espírita está llamado a esta tarea, pues ella no es más que la puesta en marcha de la gran Ley de Amor Universal. 

Sumemos nuestro esfuerzo en esta corriente evolutiva, estimulemos los actos solidarios en nuestros hijos a través del ejemplo y valoremos nuestro planeta como espacio de progreso como espíritus encarnados. Seamos conscientes y racionales en la satisfacción de nuestras necesidades y proveamos a los que menos tienen. 
La verdadera Paz la sentimos cuando Damos. 

Para terminar, unas palabras de Allan Kardec: 
“El espírita no vive en el más allá, en la negación de la realidad física, material y social de su existencia. El espírita, consciente de su eternidad y de la relatividad de sus conocimientos, utiliza el contacto con lo invisible a fin de transformar su conciencia, de compartir su metamorfosis proponiendo una sociedad más justa, de dimensión planetaria”. (Extraído de: Le Journal Spirite, Enero 2008).

Gustavo Molfino

BIBLIOGRAFIA

– “El Libro de los Espíritus”, Allan Kardec, Editorial 18 de Abril, 1999. 
– “La Responsabilidad de la Empresa en al Sociedad”, Marcelo Paladino, Ariel Sociedad Económica, Buenos Aires, 2004. 
– “La Modernidad Líquida”, Zygmunt Bauman, Fondo de Cultura Económica, Argentina, 2003. 
– Diccionario de Ciencias Sociales y Políticas, Torcuato S. Di Tella, Ariel, 2001. 
– “El Hombre en Busca del Sentido Último”, Víctor E. Frankl, Paidós, Argentina 2006. 
– “Inteligencia Ecológica”, Daniel Goleman, 2009, Vergara Ediciones. 
– “Diccionario de Sociología”, Enrique del Acebo Ibáñez y Roberto J. Brie, Editorial Claridad S.A, 2006. 
– “El Pensamiento Vivo de Porteiro”, Homenaje al Fundador de la Sociología Espírita, Jon Aizpúrua, Ediciones CIMA, 1998. 
– “El Malestar en la Globalización”, Joseph E. Stiglitz, Ediciones Taurus, 2006. 
– “Concepto Espírita de la Sociología” y “Origen de las Ideas Morales”, Manuel S. Porteiro, Ediciones CIMA, 1998. 
– “Integridad, un Liderazgo Diferente”, Marcelo Paladino, Patricia Dbeljuh, Paola Delbosco, 2007, Emecé Editores, IAE Press. 
– “Vida de Consumo”, Zygmunt Bauman, 2007, Fondo de Cultura Económica Argentina. 
– “Educación para la Sostenibilidad” y “Pobreza y Educación”, Trabajos de Investigación, Sociedad Espiritismo Verdadero, Ani de Culzoni, Cristina Dubrich, Eliana Granero, Pablo Laorden y Cecilia Culzoni., Agosto 2006. 
– “Allan Kardec: Del Druidismo al Espiritismo”, Nicolaus Hénault y Salvatore Paulino, Le Journal Spirite nº71, Enero 2008. 

Fuente: Ponencia presentada en el Primer Encuentro Espiritista Iberoamericana: "Espiritismo: una contribución a la evolución consciente", que se celebró 19-21 marzo de 2010 en Torremolinos (Málaga), España. También está disponible en la página web de la Asociación Internacional para el Progreso del Espiritismo (AIPE), España.
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   ALEGRIA DE VIVIR

La vida es un poema de belleza, cuyos versos están constituidos de propuestas de luz, escritas en la partitura de la Naturaleza, que exalta su presencia en todas partes. La existencia física es un cuadro aparte de conquistas y encantamiento, mediante cuyo aprendizaje el espíritu se embellece y alcanza los páramos de la realidad. En todas partes hay sol y armonía invitando a la paz y a la participación en su conjunto feliz. Sin embargo, solamente la criatura humana se presenta triste , marcada por las zarzas morales que carga de las actitudes pasadas, de los compromisos mal vividos, de las realizaciones desastrosas, transfiriendo de una etapa a otra lo que podría lograr de una vez, en el caso que resolviera por la solución de las dificultades de dentro para fuera, que es la contribución del esfuerzo bien dirigido.
La alegría de vivir, pues, debe ser parte activa del programa de construcción personal de la criatura inteligente. Disfrutar de toda la magia existente en el panel universal, sacando las maravillosas concepciones de plenitud que está al alcance de todo aquel que desea elevarse, libre de tormentos y de amarras con el pasado.
El destino de la criatura es la libertad, hacia donde sigue con los ojos puestos en el futuro. Ser libre significa no depender, optando por lo que constituye estimulo para la victoria; no tener pasado ni inquietarse por el futuro, viviendo ampliamente el presente en transportes de paz y alegría.
A medida que se madura psicológicamente, la alegría de vivir constituye una razón poderosa para la prosecución de la actividad de iluminación. Tal alegría, ciertamente, no impide episodios de reflexión por el dolor, de ansiedad, por amor, de espera por la salud, de presencia de la enfermedad, de angustias momentáneas, de inquietud delante de lo que esté ocurriendo. Esos fenómenos, que forman parte del curso existencial, no eliminaba la alegría, más bien le dan motivo de presencia, porque a cada desafió sigue una victoria; después de cada testimonio viene una conquista; a cada emprendimiento de dolor se presenta un nuevo peldaño de equilibrio, haciendo que la alegría sea constante y motivadora para la producción de nuevos valores.
La alegría proporciona al cerebro una mayor contribución de enzimas especiales, encargadas de producir la salud, posibilitando la risa que es un estimulante poderoso para la fabricación de inmunoglobulina salivar (sIgA), portadora de factores inmunizantes, que propician el constante equilibrio orgánico, evitando la invasión de varios virus y bacterias perniciosas.
Reír es una forma de expresar la alegría sin que la carcajada estridente, nerviosa, descontrolada, tome parte en su exteriorización. Cuando reímos, estimulamos preciosos músculos faciales y generales, eliminamos toxinas perjudiciales acumuladas, que terminan por intoxicar al individuo.
La risoterapia significa un recurso valioso para evitar determinadas contaminaciones, pero también para auxiliar en el restablecimiento de patologías graves, principalmente infecciosas mutiladoras, las degenerativas de la máquina orgánica y varios disturbios en las áreas emocional y psíquica.
Asevera el Evangelio que raramente Jesús sonreía. Normalmente era visto llorar y casi nunca sonreír. El que se presentaba como el Ser más perfecto que Dios ofreció al hombre para servir de modelo y Guía, como aclararon los espíritus al eminente Codificador Allan Kardec… Que llorase, resulta paradójico… se trata de una contradicción aparente . sus légrimas no eran de sufrimiento, pero si de compasión, ese sentimiento superior y elevado de coparticipación que dirigía a las criaturas, que preferían permanecer en la ignorancia en vez de aprovechar Sus lecciones libertadoras. Era una forma de expresar ternura por los enfermos voluntarios, que en El tendrían la terapéutica eficaz para librarse de los males que los amargaban y no obstante, relegaban a plano secundario, aturdidos por la búsqueda del casi nada inmediato y fugaz.
Esto está demostrado cuando hablaba de Su Buena Nueva de Alegría y se presenta como la Puerta de las ovejas, la Luz del mundo, el Camino, La Verdad, y la Vida, el Pastor, el Mesías, informando que somos la Sal de la Tierra, las ovejas, los necesitados de todo jaez, necesitados de si, de El, como conductor y Psicoterapeuta para nuestra innumerables deficiencias y enfermedades del alma.
El autoconocimiento revela al ser sus posibilidades y limitaciones, abriendo espacios para la renovación y conquista de nuevos horizontes de salud y plenitud, sin conciencia de culpa, sin estigmas.
Las psiconeuroinmunologia viene a demostrar que el estado de salud puede ser conseguido por el propio individuo que resuelve renovarse y creer en si mismo, en sus inmensas reservas de energías, en el valor de sus conquistas. Perfectamente compatibles con la ley de Causa y Efecto, las realizaciones positivas eliminan o disminuyen el peso de las negativas perjudiciales.
La criatura humana es lo que es su psiquismo, conforme el actúa, así se presentan las manifestaciones del mundo de su yo y del Ser.
Por tanto el pensamiento bien construido, actúa en el mecanismo del sistema nerviosos, en el cerebro y estos conjugados, producen enzimas protectoras que tornan inmune el organismo a muchas invasiones de agentes destructivos, propiciando la salud.
La alegría de vivir es una invitación para una existencia rica en producciones morales, espirituales, artísticas, culturales, estéticas, y nobles.
El destino existencial deja de ser vivir bien, que es una de las metas humanas, para bien vivir, que es una conquista personal intransferible, especial, que jamás se altera o se pierde, fomentando la felicidad y trabajando por la paz que todos aspiran.

Trabajo extraído  por Juan C. Mariani del libro “Vida, desafió y soluciones” de Divaldo Pereira Franco

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