domingo, 28 de septiembre de 2014

Religión

                       
                      RELIGIÓN
¿Es necesaria la religión?
 La religión, bien entendida, debería ser un vinculo para unir a los hombres entre si y los estrechase con un mismo pensamiento al principio superior de todas las cosas.
 Existe en el alma un sentimiento natural que la orienta hacia un ideal de perfección en el cual identifica el Bien y la Justicia.
 La verdadera religión no es una manifestación exterior; es un sentimiento, y es  en el corazón humano donde está el verdadero templo de lo Eterno. La verdadera religión no  puede ajustarse a reglas  ni ritos estrechos. No necesita formulas ni imágenes; se preocupa poco de los simulacros y de las formas de adoración, y no juzga a los dogmas sino por su influencia en el perfeccionamiento de las sociedades.
 La verdadera religión abarca a todos los cultos, a todos los sacerdocios; se eleva por encima de ellos y les dice: ¡La verdad está más alta!
 Todos los hombres no están en el estado de alcanzar esas cimas intelectuales. Por eso es por lo que se imponen la tolerancia y la benevolencia. Si el deber nos incita a separar a los buenos espíritus de las manifestaciones vulgares de la religión, es preciso abstenerse de arrojar la piedra a las almas dolientes, desconsoladas, incapaces de asimilar las nociones abstractas  y que encuentran  en su fe ingenua un sostén y una conformación.
 Hoy en día el número de creyentes sinceros a disminuido, la idea de Dios, antes sencilla y grande en las almas, ha sido desnaturalizada por el temor al infierno; ha perdido eficacia. En la imposibilidad de elevarse a lo absoluto, algunos hombres han creído necesario adaptar a su forma y a su medida todo lo que quisieran concebir. De esta forma han rebajado a Dios hasta su propio nivel, atribuyéndole sus  pasiones y sus debilidades, reduciendo la Naturaleza y el Universo, y, a través de su prisma de ignorancia, han descompuesto en diversos colores el puro rayo de la verdad.
 Las claras nociones de la religión han sido oscurecidas adrede. La ficción y la fantasía han engendrado el error, y este, condensado en el dogma, se a urgido como un obstáculo en el camino de los pueblos.
 La Luz ha sido velada por aquellos que se consideraban  como los depositarios de ella, y las tinieblas en que se querían envolver a los demás se han producido en ellos y alrededor de ellos. Los dogmas han pervertido el sentido religioso, y el interés de casta ha falseado el sentido moral. De aquí un cúmulo de supersticiones, de abusos, de prácticas idolatras cuyo espectáculo ha lanzado a tantos hombres a la negación.
 Las religiones son manifestaciones temporales, aspectos parciales de la eterna verdad,  deben transformarse en cuanto han hecho su obra y no responden ya a los progresos y a las necesidades de la humanidad. A medida que esta avanza en su camino, necesita nuevas concepciones, un ideal más elevado, y los encuentra en los descubrimientos  de la ciencia y en las instituciones grandiosas del pensamiento.
 Las religiones envejecidas se derrumban en sus bases y una renovación filosófica y social se prepara. El progreso intelectual y material llaman al progreso moral. Un mundo de inspiraciones se agita  en las profundidades de las almas y se esfuerza por adquirir forma  y nacer a la vida. El sentimiento y la razon , esas dos grandes fuerzas imperecederas como el espíritu, tienen por fin, el aproximarse.
 La religión debe perder  su carácter dogmático y sacerdotal para mostrarse científica; la ciencia se separa  de lose escollos materialistas para iluminarse con un rayo divino. Va a surgir una doctrina idealista en sus tendencias, positiva  y experimental  en su método y apoyada sobre hechos innegables.  Síntesis poderosa, abarcará y acumulará todas las concepciones variadas del mundo y de la vida, radiaciones interrumpidas, fases diversas de la verdad.
Está será la resurrección, bajo una forma más completa, accesible para todos, de la doctrina secreta que conoció el pasado; el advenimiento de la religión natural, que renacerá sencilla y pura. La religión  pasará a los actos, al deseo ardiente del bien; el holocausto será el sacrificio de nuestras pasiones, el perfeccionamiento del espíritu humano. Tal será la religión superior, definitiva, universal, en cuyo seno desaparecerán, como los ríos en el Océano, todas las religiones pasajeras, contradictorias, frecuentemente causantes  de la división y de rompimiento para la humanidad.
 La religión es necesaria e indestructible porque tiene  su razón de ser en la naturaleza misma  del ser humano, del cual resume y expresa las aspiraciones elevadas. Es también la expresión de las leyes eternas, y, desde ese punto de vista, debe confundirse con la filosofía, a la que hace pasar el dominio de la teoría de la ejecución y la torna viva y activa.
 Trabajo extraído por Merchita del libro “Después de la Muerte  de León Denis
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" LA ÚNICA DIFERENCIA ENTRE UNA PERSONA FELIZ Y OTRA DEPRIMIDA, ES QUE LA PERSONA DEPRIMIDA ESTÁ PENSANDO EN LO QUE LE FALTA Y LA PERSONA FELIZ ESTÁ AGRADECIDA POR LO QUE TIENE."
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        SIEMPRE FELIZ 


Procure comprender las dificultades del prójimo.
No conserve resentimientos.
Desculpe ofensas, sean cuales sean, colocando los asuntos desagradables en el  olvido.
Trabaje cuanto pueda, tornandose útil cuanto sea posible.
Mobilice el tiempo de que disponga al servicio de los Semejantes.
Adopte la simplicidad como clima de Paz.
Continúe aprendiendo siempre.
Olvídese de usted  mismo, creando alegria para los demás.
Viva en Paz con la propia conciencia y deje que los Compañeros vivan su propia existencia.
Cultive la paciencia sin ansiedad y, procediendo con los Semejantes, como usted estime que ellos procedan con usted y estará siempre en el camino de la verdadera Felicidad.

André Luiz
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  CONSIDERACIONES DE MERCHITA

 El gran objetivo de la vida del hombre es crecer para Dios, todos caminamos en dirección a El, porque  el fin primordial es alcanzar la perfección, para poder comulgar con las altas esferas, la sede del Padre.
Es necesario conseguir un criterio concluyente acerca de la necesidad  que todos tenemos  establecernos en la Tierra con fundamentos  en solidas bases racionales de entendimiento cristiano.
Siempre se dice y se repite, que vivir todos vivimos, más que es muy difícil saber vivir, nos olvidamos  que para vivir bien, existe la necesidad de que instauremos en la vida normas y principios. Principios  de intachable conducta  que no siempre  son introducidos  en las relaciones diarias, y que no permiten el que le demos un cuño macizo de imperiosa cristalización.
Acontece que por haber infringido la moral cristiana, muchos se sienten desacreditados para asumir, más tarde, actitudes de mayor responsabilidad. Para desviarse  del camino de las sombras, en el que se sumergieron, para seguir el camino  con paso firme  en el amplio camino de la iluminada vida, pues siempre  hay tiempo.
Otros en cambio por estar sumergidos en la sociedad, en grupos profanos, se habituaron a la frívola convivencia, a las  conversaciones vanas, a las diversiones perniciosas, y se dejan arrastrar por el curso de la vida, sin protestar, sin reaccionar, por el mero comodismo.
Entre esos, hay almas  que podrían sacudir el polvo de la indolente resignación, para dar a la propia conciencia la satisfacción, que ella espera, de la compenetración al buen uso que deberían hacer de sus reservas morales.  Tal vez, lo que les falta es el estimulo, una palabra amiga, una expresión inspirada  para que caigan en sí, desarrollando fuerzas adormecidas, a favor de una alborada redentora.
Para que surja el esclarecimiento, los libros Racionalistas Cristianos claman, en sus enseñanzas, por la utilización del raciocinio, por la investigación apasionada, por la sinceridad en la apreciación de los hechos y argumentos.
La espiritualidad es la fuente emanante de la verdad en la que se reflejan la ciencia y la sabiduría, sabido cómo es que sin la presencia de esos dos atributos espirituales en la composición de la vida terrena, la espiritualidad no se manifestaría.
En estas condiciones, nadie, se exima de procurar la Verdad para con ella afirmarse, retener la sabiduría y, aun con ella, penetrar en el dominio de la ciencia. En el sector de la filosofía, procurar el racionalismo cristiano haciendo prevalecer la Verdad sobre todos los embustes en los que se ve envuelta la humanidad explorada.
Esta es una de las conclusiones a que deberían haber llegado los estudios, pues cada cual  deberá seguir el camino que más le agrade, sin recelo de que pueda haber condenación eterna.
Todo mensaje ofrecido por la Doctrina Espirita es de fraternidad, de amor cristiano, y es ofrecido sin segundas intenciones, sin el mínimo egoísmo, todo es dirigido para el bien del prójimo para la felicidad  del ser  en la evolución universal.
El Espiritismo utiliza un lenguaje franco y sencillo, en el cual se reconoce la igualdad de todos, no pudiendo haber  lugar para un sentimiento que no sea envolvente  y de confraternización.  Reconocida la ley de las reencarnaciones, no se puede, delante de ella, menospreciar la `posición desfavorable de nadie en el mundo, porque todos los que en el se encuentran, hoy, en mejor estado, ya estuvieron, en vidas pasadas, en la mismo o peor situación, y podrán, aun volver, a aquella misma o peor condición, si no sintonizaran con las realidades espirituales.
Los que hayan penetrado en estas enseñanzas, absorbiendo  las lecciones del Racionalismo Cristiano, tendrán que considerar, respetuosamente, a todos los seres en sus variadas experiencias.
Son muchas las obras presentadas en la Doctrina Racionalista Cristiana y, por cierto, en cada una de ellas, nuevos escenarios son revelados al estudioso, y es necesario proseguir investigando, estudiando, hasta alcanzar la satisfacción ansiada. Gracias a ese estudio e investigación encontrarán  explicación sus dudas e  incertidumbres, y una vez iluminados y esclarecidos procurarán las buenas condiciones  para rectificar en sus errores, para dirigir sus vidas por el buen camino, satisfaciendo así sus exigencias. Esta es una recompensa que no tiene precio y puede ser expuesta, con seguridad, como testimonio de la verdad.

- Merche-



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