“¿Existe la vida después de la muerte?¿Entramos en otra
dimensión u otro nivel de existencia una vez que concluye nuestra vida
física?¿Nos reunimos con nuestros familiares y amigos fallecidos?¿Pueden
comunicarse con nosotros nuestros seres queridos tras morir?”.
Los siguientes relatos pertenecen al libro
“Saludos desde el cielo”, escrito por Bill Guggenheim y Judy Guggenheim
(Editorial Océano, Barcelona, 2009).
“Jacqueline trabaja como recepcionista en Washington.
Tuvo una experiencia conmovedora dieciocho años después de que su padre
muriera de cáncer.
Entre nuestros regalos de boda había una cajita de música que nunca
funcionó. Nos la regaló una vecina, porque le pareció preciosa. Sin
embargo, el vendedor le había advertido que no funcionaba porque tenía
roto el mecanismo.
En el primer aniversario de nuestra boda, decidimos cenar en casa.
Acabábamos de sentarnos cuando, de repente, de la cajita empezó a oírse
el vals de la película El padrino. Entonces, ¡vi a mi padre!¡Allí mismo,
a mi lado, tan claro como la luz del día! Parecía rejuvenecido, de unos
cuarenta años, incluso treinta y cinco. Tenía el pelo negro otra vez.
Me miraba con ojos brillantes y estaba sonriendo de oreja a oreja. Se
quedó allí un instante y luego desapareció. Me puso a llorar como una
niña. Lo más raro es que, hasta hoy, ¡la cajita sigue funcionando como
si nunca hubiera estado estropeada!”
“Tricia es diseñadora textil y vive en Florida. A los dieciocho años,
intentó contarle a su familia que había visto a su madre, pese a que
ésta había muerto de cáncer.
Yo estaba en mi habitación, justo después de la muerte de mamá. De
repente, sentí una presencia. Me di la vuelta para encender la lamparita
de la mesa de noche.
¡Y vi a mi madre! Llevaba puesto un vestido de terciopelo azul que yo
nunca le había visto. La víspera, apenas pesaba cuarenta kilos a causa
de la enfermedad. ¡Pero ahora estaba preciosa, saludable, feliz!
Recuerdo que di un brinco y solté un grito. Luego corrí al cuarto de al
lado para contarles a todos que mamá seguía viva. Pensaron que tenía un
ataque de histeria y que había tenido alucinaciones. Finalmente,
lograron calmarme y yo misma empecé a pensar que tenían razón.
Al cabo de un tiempo, mi tía y yo nos reunimos para vaciar los cajones
de mi madre. Encontré en uno de ellos el vestido de terciopelo. Y empecé
a llorar como una loca.
– ¿Qué te pasa?¿Qué tienes? – me preguntó mi tía.
– ¡Éste es el vestido que mamá llevaba puesto cuando la vi!
– Es el vestido con el que se casó tu madre. Como no tenía
dinero para comprar un vestido de boda, hizo éste ella misma.”
“Becky tiene treinta y seis años, es escritora y trabaja como
secretaria de un abogado de Virginia. En otra época, fue empleada de una
sucursal de McDonald’s. Allí se hizo amiga de Amira, una niña africana
de diez años que murió poco después de cáncer de médula.
Dos meses después de la muerte de Amira, soñé que estábamos juntas en el
parque. Hacía un día espléndido, muy soleado. Amira llevaba puesto un
vestido ceremonial africano blanco y violeta, con el turbante y todo lo
demás.
Parecía encantada de verme. No dejaba de reír y, en un momento dado, se
levantó el vestido y me dijo: “Mira, ahora tengo otra vez la pierna”.
Le habían amputado la pierna derecha poco antes de morir. Ahora quería mostrarme que su cuerpo estaba otra vez completo.
Amira me pidió que le dijera a su madre que era feliz y estaba
aprendiendo un montón de cosas nuevas. Y que un día las dos volverían a
verse. Luego me dijo adiós con la mano, y la experiencia llegó a su fin.
Llamé a su madre por teléfono y le conté el sueño. También le hablé del
vestido ceremonial de su hija. Por lo visto, Amira tenía un vestido
exactamente igual, que yo nunca le había visto puesto. Era blanco y
violeta, y se lo habían traído de regalo de África. Según la madre de
Amira, ¡era su vestido preferido!”
Bill Guggenheim nos cuenta al comienzo de su libro cómo llegó a
escribirlo. Bill era corredor de Bolsa y analista de inversión en dos
despachos de Wall Street, y vivía con su mujer Judy en Sarasota, en
Florida (Estados Unidos), cuando conoció en trabajo de Elisabeth
Kübler-Ross en 1976.
La doctora Elisabeth Kübler-Ross era una psiquiatra suiza, que
trabajaba con pacientes terminales. Fuera de lo que era habitual,
comenzó a hablar con ellos y a escucharles. Así conoció sus experiencias
cercanas a la muerte convenciéndose de que la vida continuaba.
Elisabeth se dedicaba a escribir y dar conferencias para ayudar a vivir y
a morir con serenidad y plenitud.
El conocimiento de este trabajo llevó a Bill Guggenheim a buscar
respuestas a las nuevas preguntas que se le planteaban: “¿Existe la vida
después de la muerte?¿Entramos en otra dimensión u otro nivel de
existencia una vez que concluye nuestra vida física?¿Nos reunimos con
nuestros familiares y amigos fallecidos?¿Pueden comunicarse con nosotros
nuestros seres queridos tras morir?”.
Junto con su mujer empezó a profundizar en estos temas y a conocer de
personas que habían tenido experiencias con familiares y amigos
fallecidos que se habían puesto en contacto con ellos, a este tipo de
experiencias les llamaron “contactos después de la muerte”. En 1988
iniciaron una investigación, que les llevó 7 años y en la que reunieron
más de 3.300 testimonios de contactos después de la muerte en Estados
Unidos y Canadá.
El libro “Saludos desde el cielo”, está repleto de de testimonios de
personas que cuentan sus experiencias y comparten sus historias
personales, como los tres relatos de arriba. Estas experiencias las
tenían personas de todo tipo, de cualquier origen, religión o formación.
Pero, ¿cuánta gente ha tenido un contacto después de la muerte? Según
esta investigación, han calculado que el 20 % de la población de los
Estados Unidos, han tenido uno o más contactos después de la muerte. Es
decir, una de cada cinco personas. Y el porcentaje aumenta entre las
personas que han perdido a un ser querido cercano, los padres que han
perdido un hijo, los viudos o los huérfanos.
Entonces, ¿cuánta gente de nuestro entorno ha tenido experiencias
como éstas? Pensemos en las diferencias que puede tener nuestro entorno
con Estados Unidos, pero si consideramos que son más las similitudes
podemos llegar a la conclusión de que una de cada cinco personas de las
que conocemos, de nuestros vecinos, compañeros de trabajo, amigos o
familiares, ha podido tener un contacto después de la muerte. ¿Son estas
experiencias tan habituales? ¿Por qué si esto es tan habitual hay tanto
miedo a compartir estas experiencias?¿Por qué cuesta tanto hablar sobre
estos temas?
En la clase presencial un compañero nos comentaba que él hablaba con
naturalidad de todos estos temas. Quizá deberíamos reflexionar si
también nosotros podemos compartir estas experiencias con naturalidad o
si tenemos reparos. Y también pensar en esto: quizá alguien cercano a
nosotros ha tenido alguna experiencia y por esos mismos reparos no nos
lo ha contado.
A veces, vivimos en espacios que favorecen que seamos más abiertos
sobre estos temas porque culturalmente son más aceptados. La gente es
más receptiva y se siente con más confianza para hablar.
Lamentablemente, en estos momentos, es más fácil encontrarse con
ambientes más escépticos, o incluso hostiles, a este tipo de relatos.
Hay muchas experiencias personales por compartir. Esta fue la experiencia personal que una compañera nos contó en la clase:
“Una noche soñé que estaba en la cama acostada y entraba en mi habitación mi abuela.
Yo me giraba y le preguntaba: “Abuela, ¿qué haces aquí si no estás
muerta?” Ella me contestaba muy serena y muy firme: “Sí, pero lo voy a
estar, y va a ser por esta pierna”, y con la mano se señalaba la cadera
derecha. Al despertarme por la mañana llamé a mi madre y le pregunté
como estaba la abuela. Ella me contestó que se había golpeado la pierna y
pensé: “oh, no” y me quedé muy preocupada. Pero no fue de ese golpe que
murió, sino que un año después se le rompió la cadera derecha y no
salió de la operación. Ella vino a avisarme.”
Tanto en la clase de iniciación y en este blog queremos crear un
espacio para poder compartir y dialogar abiertamente y sin reparos estas
cuestiones:
¿Habéis tenido vosotros este tipo de experiencias?¿Conocéis a alguien
que las haya tenido?¿Sentís que podéis hablar con libertad de estos
temas?
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Familia más amplia
…¡tantas veces nos referimos a los problemas de la familia en el mundo!
¡Hijos difíciles, padres-problemas, parientes que nos erigen en la
condición de antagonistas, compañeros del hogar que nos relegan al
abandono!. Y, en consecuencia, las luchas aparecen, agresivas y
contundentes. Es ahí en el instituto doméstico que somos llamados a
practicar la paciencia y a ejercitar comprensión.
Muchos de
nosotros nos hallamos detenidos en ese taller de perfeccionamiento y
mejoría, incapaces de traspasar la órbita de la consanguineidad para la
construcción del amor a que las Leyes del Señor nos destinan. Entre
tanto, a nosotros, los espíritas, compete la obligación de mirar más
lejos y reconocer más amplios los deberes que nos unen a la experiencia
comunitaria.
No solamente soportar los conflictos de casa con
denuedo y serenidad, abrazando los entes queridos con la certeza de que
os amamos, libres de nosotros, si así lo desean, para ser más cautivos a
los designios de Dios. No sólo eso. Entender también en los grupos en
que nos movilizamos a nuestra familia mayor. ¡Y amar, auxiliar, apoyar
constructivamente y servir siempre a todos los que nos comparten el
trabajo y la esperanza!.
… la independencia existe únicamente
en base de la interdependencia. Las Leyes Divinas crearon con tamaña
sabiduría los mecanismos de la evolución que todos nosotros, de algún
modo, dependemos unos de los otros. No se renace en la Tierra, sin el
concurso de los padres o de los valores genéticos que suministras. No se
adquiere cultura sin profesores o recursos que ellos se decidan a
formar. No se obtiene alimento sin esfuerzo propio, ni bajo el amparo
del esfuerzo ajeno. Y no se alcanza experiencia por ósmosis, ya que
todos nosotros somos conducidos a la arena de la existencia, unos frente
a los otros, a fin de que aprendamos amarnos y comprendernos
mutuamente. Nos reportamos a eso para deciros que las tareas en nuestras
manos constituyen núcleos de servicio y unión, dentro de las cuales,
por devoción a las realizaciones que nos corresponden efectuar, es
necesario nos inclinemos a la fraternidad auténtica, bendiciendo y
ayudando a cuantos nos rodean.
…hay familias de orden material y
aquellas otras de orden espiritual –nos afirma el Evangelio, en la
Doctrina Espírita. Atendamos, por eso, nuestro concepto de familia más
amplia… grande es la lucha, entre tanto, eso se verifica a fin de que
nuestra victoria sea igualmente mayor.
Conduzcamos nuestro
mensaje de paz y amor a cuantos nos compartan el camino del día a día.
Ese es más fuerte y puede ofrecernos apoyo en cierto sentido, mas aquél
que se revele más débil es el compañero que espera de nosotros el
auxilio necesario para fortalecerse. Aquí, encontramos alguien que se
armoniza con el modo de pensar y de ser transformándosenos en fuente de
estímulo, no obstante, allí surge otro alguien que aún no edificó en sí
los valores espirituales que le deseamos, aguardándonos abnegación y
entendimiento para armonizarnos con las aspiraciones y los ideales de
más alta expresión.
Más allá, identificamos la presencia de
aquellos que consiguen equipararse con nosotros en el mismo nivel de
trabajo, incentivándonos a servir, más adelante, observamos la acción de
aquellos otros que nos afligen o nos perturban, exigiendo, sin embargo,
de nuestra comprensión el auxilio preciso para tornarse simpáticos y
productivos en la obra en la que fuimos unidos por el Señor.
…¡familia y familia! ¡familia del corazón entre algunas paredes y
familia mayor del espíritu explayándose en todos los dominios de la
Humanidad!.
Sigamos, al frente de nuestras tareas, amando y
bendiciendo por amor a la construcción que nos fue confiada lo que, en
la esencia, quiere decir por amor a nuestra propia felicidad. …¡hijos
queridos!.
Recordemos: cada criatura, que nos disfruta el
camino o la experiencia, es semejante a la planta que si ayudamos nos
ayuda. Somos todos clientes unos de los otros en el trabajo en el que la
vida nos situó. Agradezcamos la oportunidad de entender eso y el
privilegio de trabajar por un Mundo Mejor con nuestro Espíritu Mejorado
siguiendo hacia la Vida Mejor.
Mensaje recibido el 24.02.1973
Espíritu Bezerra de Menezes
Médium Francisco Cândido Xavier
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LA PROVIDENCIA DIVINA.
La Omnisciencia Divina establece sus Códigos Soberanos de forma perfecta y sin ninguna improvisación, teniendo en cuenta los acontecimientos que se deberán desarrollar a medida que el progreso señale las conquistas que van siendo conseguidas.
Programando el ministerio de Jesús y la difusión de su doctrina de amor, hizo que Espíritus nobles se sumergiesen en la indumentaria carnal en diferentes períodos del pensamiento histórico, para que las criaturas pudiesen ampliar la percepción en torno a la futura gesta liberadora para las conciencias humanas. Desde tiempos inmemoriales, en los diversos países y culturas, misioneros sabios trajeron, por determinación divina, fragmentos de la Verdad que deberían facilitar el entendimiento de las Leyes de la Vida preparando el advenimiento del Mesías de Nazaret.
De ese modo, jamás faltaron a las criaturas terrestres las directrices de seguridad y las luces del entendimiento que les facultasen generar criterios capaces de despertar los valores eternos que se encontraban adormecidos en el germen del ser. De acuerdo con el nivel de conciencia de cada nivel de la evolución, así como de la dimensión del pensamiento, leyes rigurosas y orientaciones severas abrieron los espacios mentales del ser humano para comprender lentamente los objetivos existenciales y percibir su propia inmortalidad en cuyo océano de bendiciones se encuentra sumergido.
A medida que el perfeccionamiento moral se fue estableciendo, esos códigos de regencia de los destinos se fueron tornando amenos y más compatibles con los procesos naturales de la evolución. Se salía del primitivismo de los instintos para la ética de las costumbres, atenuando la belicosidad salvaje, de forma que la cultura y la civilización se inscribían en los compartimentos emocionales y mentales, purificando el carácter y el sentimiento, aunque en la actualidad aún se ostenten algunos remanentes de la brutalidad y de la sistemática vinculación con la violencia.
Conociendo como prevalecen las manifestaciones primarias sobre la naturaleza espiritual del ser en evolución, el Creador generoso facultó que los Genios del Bien y del Progreso insistentemente trabajasen las facultades de la razón y de la emoción humana, para poder asimilar el Mensaje incomparable del Maestro, dilatándole, al mismo tiempo, la capacidad de comunicación entre los diferentes pueblos perdidos en el laberinto de sus complejos dialectos e idiomas que les dificultaban la aproximación y la transmisión de los conocimientos.
Lentamente se fueron ampliando los horizontes de la Humanidad a través de las guerras, único camino para aquellos patrones de comportamiento del pasado, en los cuales predominaban la fuerza y la dominación arbitraria.
Los burgos, aparentemente autosuficientes, se dieron cuenta entonces de la necesidad de que cada uno buscase la hegemonía sobre los demás, al tiempo en que se pudiesen fortalecer contra los enemigos comunes, ampliando de esa forma sus fortificaciones y pasando a invadirse recíprocamente unos a otros, estableciendo mecanismos de defensas para sobrevivir en los períodos de caos, relacionándose, así, entre ellos y adoptando lenguas que les facultasen la convivencia.
Expandiéndose los territorios físicos del mundo terrestre, se fueron tornando conocidos, sus culturas y hábitos, incluso bajo los clangores de las lamentables guerras. En ese momento, fue convocado a la reencarnación el Espíritu Alejandro Magno, de Macedonia, que nació en el año 356 a.C. con la misión de difundir el pensamiento y la lengua griega, habiendo sido discípulo de Aristóteles y admirador de Diógenes, de modo que los diferentes pueblos de la Eurasia pudiesen comprender el mensaje de Jesús, que sería divulgado por el Apóstol Pablo, también en ese idioma.
Poco después, reencarnándose el mismo Espíritu como hijo de Flavia Julia, el futuro Julio César iría a someter los diversos pueblos conocidos a una sola hegemonía, llevándoles el latín, para que al lado del griego, se tornase idioma universal bajo la inspiración de la Divinidad, con el mismo fin de expandir en el futuro por todo el mundo el mensaje de la Buena Nueva. Preparado el suelo de los corazones, Jesús vino a la Tierra, convirtiéndose en el divisor incomparable de la Historia.
Su propuesta de amor, rica de sabiduría, rompió las tinieblas densas de la ignorancia, abriendo claridades jamás alcanzadas antes para la construcción del Evangelio, y fue así porque en el mundo conocido casi todo se encontraba bajo el dominio de Roma, de donde partiría la Revelación que los Apóstoles Pedro y Pablo deberían difundir. Pablo, fascinado por las enseñanzas de Jesús, habiendo nacido en Tarso, (ciudad de Cilicia, que durante el Imperio Romano brilló por sus escuelas de
Filosofía y retórica) donde aprendió el idioma de Atenas, mas sometida al yugo romano, estudió el latín y, descendiente de hebreos, hablaba el idioma de Israel, equipado, por tanto, para el ministerio impar de la diseminación del Reino por todas partes.
Posteriormente, después de la decadencia del Imperio Romano, Carlomagno fue llamado a la lid y volvió a reunir parte del mundo fragmentado, creando las condiciones sociológicas e históricas para el advenimiento del Espiritismo, que llegaría a la Tierra más de mil años después. Las luchas se sucedieron en la estela de los tiempos y la Humanidad se devastó en continuas guerras, cuando Francia fue invadida por Inglaterra, que traía el peso de la cultura anglosajona y amenazaba la ancestral estructura latina del país.
La Sabiduría Divina condujo entonces a la reencarnación a Juana de Arco, nacida, esta vez, en 1412, en la pequeñita Domremy, en Francia, para reunir y conducir a nuevas victorias al desorganizado ejército francés, coronando al débil Carlos VII, en Reims y cayendo víctima de la intolerancia y pusilanimidad de sus coetáneos, dejó el país en equilibrio, de forma que, en el momento oportuno, se pudiese concretar la programación establecida para el futuro. Cansada de los días del terror, con los códigos de los derechos humanos firmados y los ideales de Libertad, Igualdad y Fraternidad desplegados, la vieja Galia recibió a Napoleón Bonaparte, nacido en Ajacio, en Córcega, en el año 1769 para reunir los Estados europeos, para que Allan Kardec pudiese decodificar el pensamiento de Jesús y actualizar el conocimiento espiritual a la luz de las conquistas de la moderna ciencia, así como conducir la investigación de laboratorio a las causas que generan la vida, valiéndose entonces del idioma de la cultura y de la diplomacia para alcanzar enseguida la difusión de la Doctrina a las diferentes Naciones.
Instalados los postulados del Espiritismo en el acervo cultural de la Humanidad, a los hombres, en perfecta y lúcida comunión con los Espíritus, cabe la tarea de hacer resplandecer la Doctrina de Jesucristo, instaurando la Era de la Inmortalidad y triunfando sobre las convenciones vigentes y del materialismo predominante en las Academias y en la conducta de muchos que profesan el Espiritualismo ancestral en sus diversas vertientes.
La Omnisciencia Divina, que programó el Espíritu para la gloria solar, le propicia, desde los orígenes de la Creación, los recursos adecuados para su autorealización y el desenvolvimiento de los valores adormecidos en lo íntimo, alcanzando, escalón a escalón, los elevados niveles de la sublimación y de la
plenitud.
“Nadie huye al destino que le está reservado, que es la conquista de la paz real y la victoria total sobre las pasiones” Paso a paso, se va superando, incluso bajo las imposiciones del sufrimiento, cuando se niega a los nobles impositivos del amor, y elevándose, sin cesar, rumbo a la espiritualización.
La improvisación no forma parte de esas Leyes Soberanas, encontrándose delineados los objetivos existenciales y los recursos propios para que se torne factible el encuentro con las conciencias personal y divina. Corresponde al ser humano el deber de invertir esfuerzo y sacrificio incesantes, trabajando la conquista de las luces del conocimiento y las bendiciones del sentimiento, para apresurar su propia felicidad. Recordándose que Jesús dirige la nave terrestre y Dios administra el Universo, la marcha es inexorable rumbo a la Gran Luz que a todos nos baña desde ayer.
(Página psicografiada por el médium Divaldo Pereira Franco, en Hofheim, Alemania, el 10 de mayo de 2001).
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En el Universo infinito,
los mundos espirituales que pueblan los espacios se constituyen o agrupan distintos en niveles
o franjas vibratorias, según sus grados de evolución. En estos diversos niveles vibratorios el grado de materialidad de los mismos lo es a diferentes niveles, así como la vibración mental de los que los
habitan, de modo que como agrupación de
innumerables mentes semejantes, vibrando en la misma sintonía, ejercen entre
todas un formidable poder creativo y moldeador de la materia sutil que los
forma, de modo que aun en lo que para nosotros son imponderables, para ellos no
lo son, y así pueden gozar de todo el
decorado que sus mentes creadoras
han forjado a su alrededor.
Los planos espirituales o astrales, vienen a ser las franjas o zonas vibracionales de energía
psíquica que engloban diferentes
dimensiones de existencia que
contienen mundos de
una naturaleza no física.
Estos planos se suceden alrededor de los mundos
físicos en un número indeterminado, aunque desde tiempos
inmemoriables, se cree que se estructuran en siete principales, con diferentes
grados de densidad material que van de más densa a menos densa, comenzando por el plano astral más inmediato y cercano a
nuestra atmósfera material. El más
próximo a la Tierra por afinidad con la baja sintonía psíquica que suele haber
en nuestro mundo, es también conocido
como el Bajo Astral o la Costra; viene
a ser el Infierno de las religiones,
que se mezcla e intercala con personas
de la superficie física; los seres
propios de ese plano se mezclan con los espíritus encarnados en el plano
físico, a donde atraídos por sus mentes, influyéndoles continuamente a nivel telepático. Los demás planos, sucesivamente
conforme se elevan de vibración, son gradualmente más sutiles, con menor densidad
y ganando progresivamente en sutileza, espiritualidad y
belleza, de modo que siguiendo esta progresión, los tres planos más
elevados conforman mundos que son verdaderos paraísos difíciles
de imaginar por nosotros, los humanos de la Tierra.
También se podrían definir los Planos Astrales, como los diferentes
niveles de conciencia o de energía psíquica, en los que existen mundos
habitados por Seres que sintonizan en
frecuencias vibratorias
semejantes entre sí, y así se
agrupan por sintonía.
Desde los mundos que existen en
los planos espirituales más cercanos a la Tierra y a otros mundos físicos
semejantes, llamados “Mundos de Transición”, los espíritus errantes retornan
más tarde a reencarnar de nuevo a la
vida física.
Resumiendo: A más elevada
vibración psíquica, menos densidad de la materia en esos planos y mundos, y a
menor grado de vibración psíquica y
mental, mayor es la densidad de las formas materiales, o sea, que el grado de
vibración psíquica es inversamente proporcional al grado de materialidad.
- Jose Luis Martín-
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“ En la Casa de
mi Padre hay muchas moradas ”
- Jesús de Nazaret-
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