Son
los muchos los casos que nos ofrecen constatación científica de que
la existencia de la reencarnación. Los nuevos terapeutas repiten lo
que ya a finales del siglo 19 se ha investigado y experimentado por
una falange de personajes ilustres cuya aportación original viene
siendo profundizada en las investigaciones que se están realizando
en las ultimas décadas.
Prof. Ian Stevenson |
Según
la tabla estadística creada por el profesor Stevenson, la edad media
en la que aparecen los recuerdos de vidas pasadas en la conciencia es
de 2.3 años; la edad media de duración de dichos recuerdos es de 7
años y a partir de ese momento los recuerdos se van perdiendo poco a
poco. En algunos casos estos quedan difusos y en otros quedan
totalmente olvidados. Hay que tener en cuenta que el profesor no
utilizó la hipnosis ni ningún otro medio para provocar dichos
recuerdos.
Se
podrían narrar, por tanto infinidad de ellos, pero como muestra,
solamente relato resumidamente el siguiente caso, con algunas de las
comprobaciones realizadas en ellos, que sugieren como explicación
más coherente de los mismos , la de la Reencarnación.
Caso de Joana
y Jacqueline.-
En la pequeña ciudad de Hexam Nothumberland
(Inglaterra), durante el año 1957, vivía un matrimonio formado por
John Pallok y Florence.
Este matrimonio tenía dos niñas llamadas Joana y
Jacqueline. Un día las niñas fueron a dar un paseo acompañadas de
otro niño, mientras sus padres quedaban en casa atendiendo faenas
domésticas cotidianas, cuando recibieron la visita de la policía
que les trajo la trágica noticia de la muerte de sus dos hijas que
habían sido atropelladas por un automóvil cuando cruzaban una calle
próxima en compañía del otro niño.
La misma noche del accidente, agotados por tanto dolor,
se durmieron finalmente el uno al lado del otro, cuando poco antes de
amanecer, John se despertó gritando y llamando angustiosamente a sus
hijitas.
Florence ,su esposa, despertó y encontró a John con
los ojos muy abiertos y la cara congestionada, pidiendo a gritos a
sus hijas que volviesen.
Ella encontró esto normal debido al estado de
conmoción y de aflicción en que ambos estaban, pero quedó
intrigada cuando su esposo le contó el extraño sueño que había
tenido lleno de realismo y del que había despertado apenas hacía un
momento.
En algún lugar extraño vió a sus hijitas vestidas de
blanco que se acercaban a él y le decían que no llorasen mas por
ellas porque estaban felices, y que dentro de año y medio volverían
a ellos; después se dieron la vuelta y desaparecieron.
Al cabo de pocos días, aquel extraño sueño apenas se
recordaba como una alucinación.
Por otro lado , el médico que atendió a Florence en el
parto de la segunda hija, pronosticó que debido a las complicaciones
surgidas durante el parto de la misma, ya no podría volver a tener
mas hijos.
Algo mas resignados con su desgracia, el matrimonio
decidió cambiar su residencia a Whidey Bay, un pueblo cercano.
Nueve meses después del accidente, Florence quedó
nuevamente en cinta. La gestación transcurrió con normalidad y
poco antes del parto John tuvo el presentimiento de que venían
gemelos.
Al año y medio del accidente Florence dio a luz a dos
niñas a las que dieron el nombre de Guillian y Jennifer.
Cuando
estas tenían cinco años, las llevaron a la ciudad de Hexam a
visitar a una tía. Caminando por sus calles, las niñas correteaban
con soltura; en un momento dado Guillian dijo: “mamá
en aquella esquina hay una pastelería”.
Su madre no dio importancia a la frase, pero comenzó a sentirse mas
confusa cuando Jennifer le preguntó: “¿nos
dejas ir a jugar al jardín que
está
aquí cerca?”.
Efectivamente allí cerca existía un jardín, pero no se veía desde
el lugar en donde en ese momento estaban. La madre preguntó a
Jennifer: “¿Cómo
sabeis que hay cerca un jardín?”;
contestaron que lo sabían , pero no el por qué.
Dirigiéndose
a Jennifer le preguntó como sabían lo de la pastelería si era la
primera vez que venían a esta ciudad. La niña respondió: “no
sé mamá, pero estoy segura de que en aquella esquina hay una
pastelería”.
Al
regresar a casa, Florence contó a su esposo lo sucedido, y este muy
contento exclamó: “¡ya
sabía yo que mis hijas volverían¡”.
La
frecuencia de más anécdotas análogas llevó a John a buscar en la
Ciencia el esclarecimiento de todo aquello. Un psicólogo de Londres,
le puso en contacto con el profesor Ian
Stevenson,
psicólogo americano, que precisamente por aquellos días estaba en
Londres.
Este se interesó por el caso y acompañó personalmente
al matrimonio a su casa de Whitley Bay. Una vez ganada la confianza
de las niñas, les preguntó todo aquello que juzgó como
interesante, y decidió investigar mediante dos pruebas consistentes
en dar con ellas un paseo y visitar el apartamento en donde vivió la
familia en el anterior pueblo de Hexam, así como visitar con ellas
el lugar en donde murieron en accidente las anteriores niñas Joana y
Jacqueline.
El
profesor, junto con las niñas y el padre, salieron a caminar por
diversas calles de la ciudad, hasta que entraron en la calle donde
estaba la antigua casa. De modo expontáneo Guillian exclamó:
“Nosotras
ya vivimos en esta calle, en aquella casa; ¡yo quiero ver la cueva
de Tigre¡”.
El padre aclaró a Stevenson,
que Tigre era un gatito que tuvieron y que estaba sepultado en el
jardín de la casa; también explicó que ni él ni su esposa habían
hablado nunca de Tigre a las niñas.
Al llegar a la casa les preguntaron el cómo conocían
la casa, a lo que Jennifer contestó describiendo las partes
interiores de la misma, que fueron confirmadas por su padre.
Continuaron con el paseo, y las niñas iban alegres y
despreocupadas; durante el mismo observaron como estas hablaban entre
sí de personas del pueblo que no habían visto ni conocido antes.
Al llegar al lugar del accidente, el carácter de las
niñas experimentó un cambio total, pues después de caminar hasta
ese momento tan normales y alegres, se pararon con caras de miedo.
Les preguntaron qué les pasaba, pero ellas con caras de pavor se
negaron rotundamente a cruzar por el lugar del accidente.
La investigación estaba finalizada, y las pruebas no
podían ser más positivas.
La
opinión del Dr. Stevenson fue:
“Creo que bajo hipnosis se podría hacer volver a las gemelas al
tiempo del accidente y de los acontecimientos ocurridos antes de la
muerte de las niñas anteriores, pero dada
su
corta edad, no me atrevo a efectuar esta experiencia por el momento.
Cuando cumplan doce o más años, podemos tener una prueba notable de
este extraordinario caso de reencarnación”.
- Jose Luis Martín -
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“El
proceso de la reencarnación y la desencarnación viene a ser algo
así como un contínuo ir y venir en ambas direcciones de la Vida
Una”.
- Autor desconocido –
17. La aptitud de ciertos médiums para escribir una lengua que le es extraña, ¿acaso no sería el resultado de que esta lengua les fue familiar en otra existencia, de la que pueden conservar la intuición?
Ciertamente puede suceder de este modo, pero esta no es una regla; el Espíritu puede, con algunos esfuerzos, sobrepujar momentáneamente la resistencia material que encuentra; esto es lo que sucede cuando el médium escribe en su propia lengua palabras que no conoce.
18. Una persona que no supiese escribir, ¿podría escribir como médium?
Sí; pero se concibe que aun en esto hay una grande dificultad mecánica que vencer, no teniendo la mano la costumbre del movimiento necesario para formar las letras. Lo mismo sucede con los médiums dibujantes que no saben dibujar.
19. Un médium muy poco inteligente, ¿podría transmitir comunicaciones de un orden elevado?
Sí, por la misma razón que un médium puede escribir en un idioma que no conoce. La mediumnidad propiamente dicha, es independiente de la inteligencia, así como de las cualidades morales, y a falta de un instrumento mejor puede el Espíritu servirse del que tiene a mano; pero es muy natural que para comunicaciones de cierto orden prefiera el médium que lo ofrece menos dificultades materiales. Hay, además, otra consideración: el idiota muchas veces sólo es idiota por la imperfección de sus órganos, pero su Espíritu puede estar más adelantado de lo que vosotros creéis; tenéis la prueba por ciertas evocaciones de idiotas muertos o vivos.
Observación. — Este es un hecho probado por la experiencia; nosotros hemos evocado varias veces a idiotas vivientes que han dado pruebas patentes de su identidad y respondían de un modo muy sensato y aun superior. Ese estado es un castigo para el Espíritu que sufre por el embarazo en que se encuentra. Un médium idiota puede, pues, algunas veces, ofrecer al Espíritu que quiere manifestarse más recursos de los que se cree.
(Véase La Revista Espírita, julio de 1860, artículo sobre la “Frenología” y la “Fisonomía”.
Ciertamente puede suceder de este modo, pero esta no es una regla; el Espíritu puede, con algunos esfuerzos, sobrepujar momentáneamente la resistencia material que encuentra; esto es lo que sucede cuando el médium escribe en su propia lengua palabras que no conoce.
18. Una persona que no supiese escribir, ¿podría escribir como médium?
Sí; pero se concibe que aun en esto hay una grande dificultad mecánica que vencer, no teniendo la mano la costumbre del movimiento necesario para formar las letras. Lo mismo sucede con los médiums dibujantes que no saben dibujar.
19. Un médium muy poco inteligente, ¿podría transmitir comunicaciones de un orden elevado?
Sí, por la misma razón que un médium puede escribir en un idioma que no conoce. La mediumnidad propiamente dicha, es independiente de la inteligencia, así como de las cualidades morales, y a falta de un instrumento mejor puede el Espíritu servirse del que tiene a mano; pero es muy natural que para comunicaciones de cierto orden prefiera el médium que lo ofrece menos dificultades materiales. Hay, además, otra consideración: el idiota muchas veces sólo es idiota por la imperfección de sus órganos, pero su Espíritu puede estar más adelantado de lo que vosotros creéis; tenéis la prueba por ciertas evocaciones de idiotas muertos o vivos.
Observación. — Este es un hecho probado por la experiencia; nosotros hemos evocado varias veces a idiotas vivientes que han dado pruebas patentes de su identidad y respondían de un modo muy sensato y aun superior. Ese estado es un castigo para el Espíritu que sufre por el embarazo en que se encuentra. Un médium idiota puede, pues, algunas veces, ofrecer al Espíritu que quiere manifestarse más recursos de los que se cree.
(Véase La Revista Espírita, julio de 1860, artículo sobre la “Frenología” y la “Fisonomía”.
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-Thomas
Carlyle -
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